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Aunque no lo acepte...En mi mente estás tú por Kurume Quejicus Black

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Notas del capitulo:

Hola hola a tod@s...aqi les traigo un nuevo capitulo. Creo qe no es tan bueno como qería, pero es muy necesario para la historia y la verdad, el final me ha encantado !

Se los subo hoy por qe estoy feliz, me han mandado muchos reviews y se los agradesco muchisimo, aparte dq me he ganado un boleto para el estreno de Linterna Verde mañana y con esa felicidad termine de escribir el capitulo.

Les agradesco sus reviews y espero les guste el nuevo capitulo, xq dejenme decirles qe ahora si, despues de este viene lo mejor :D

Saludos y qe pasen bonita lectura :D

CAPITULO 7. – ESTUPIDA UMBRIDGE, ESTUPIDO MALFOY, MALDITO MURCIELAGO.

 

 

 

 

 

Ron y Hermione quedaron esperando a su amigo en el Gran Comedor y se preocuparon al notar su ausencia, pero se preocuparon aún más cuando apareció Snape a cenar y él no.

 

-    Seguro que el murciélago con caspa volvió a hacer de las suyas con Harry. – Susurró el pelirrojo cuando el pocionista tomó asiento en la mesa que ocupaban los profesores.

 

-    No lo creo Ron. Probablemente se sentía mal, ya ves que al salir de las clases dice que le duele el cerebro.- Suspiró la castaña dirigiendo una vista de esperanza hacia el profesor.

 

-    Por más que lo veas él no te vera, Mione.

 

-    ¿A qué te refieres? – Preguntó la chica, dirigiendo su ahora sonrojada vista, a su amigo.

 

-    Eres demasiado obvia. Siempre estás viéndolo y hablando de él.

 

-    No sé de que hablas Ron. – La chica desvió la mirada hacia su plato con algunas verduras y se puso a jugarlas con el tenedor.

 

-    No por nada soy tu amigo, y si no lo quieres aceptar es porque no te gusta lo suficiente. – El chico estaba tan rojo que su cabello se confundía en su cara. Lleno de frustración, comenzó a apretar los puños en un intento desesperado por no alzarle la voz a su amiga. – Te podrías enamorar de alguien mejor.

 

-    Ron… ¿Qué dices? ¿Acaso….tú…piensas que me gusta Snape?

 

– Soltó una risa nerviosa mientras se sonrojaba más. – De verdad que no sé de donde sacas esas ideas tan locas, segura ya estás alucinando… ¿Ron?

 

Con aire ofendido, el chico se levanto de la mesa sin haber terminado su ración de comida y salió del lugar dejando a su amiga sola y cabizbaja.

 

 

 

-    ¿Por qué no fuiste a cenar?

 

Ron acababa de entrar en el dormitorio sin previo aviso, encontrando a su amigo tumbado en la cama despierto y con los pijamas puestos.

 

-    Me sentí mal. – Y encogiéndose de hombros, preguntó. - ¿Por qué regresaste tan rápido?

 

-    Porque Hermione se ha puesto insoportable y no pude aguantarla ni un minuto más.

 

Harry notó que su amigo estaba molesto, así que decidió no tocar el tema de Hermione y cuando el pelirrojo se hubo puesto el pijama y acostado en su cama, el ojiverde decidió que aprovecharía su molestia para contarle como le fue con Snape, pues el chico no querría hablar de nada y no haría preguntas.

 

-    Snape está cayendo justo como lo hemos planeado y…

 

-    Bien, – Había rencor en su tono de voz. – asegúrate de que caiga por completo y que el plan se lleve a cabo como quedamos. Quiero que se sienta como una cucaracha y aplastarla. – y con decepción, añadió: – Lo bueno es que tendrá quien lo apoye, hay quienes hacen fila para consolarlo y pedirle una oportunidad como la que tú tienes.

 

Ninguno de los dos volvió a hablar. Dándose las buenas noches, corrieron las cortinas de sus respectivas camas y se durmieron, cada uno atormentado por sus propios demonios.

 

 

 

-    Harry, ya vámonos.

 

-    Pero aún no ha bajado Hermione.

 

-    Seguro que ya se fue.

 

-    Ron, es muy temprano, esperemos un poco.

 

-    Que nos alcance, muero de hambre.

 

-    Unos minutos más y nos vamos.

 

Estaban en la vacía sala común de su casa y el chico se encontraba de muy mal humor desde que llegó a su habitación la noche anterior, mientras que el otro estaba ansioso sin razón alguna (según él).

 

-    Buenos días. – La castaña acababa de aparecer por las escaleras y se acerco a ambos varones. – Apenas son las siete, es muy temprano para que ambos estén despiertos, ¿no creen?

 

Ron murmuró algo entre dientes que nadie pudo descifrar mientras volteaba su vista a cualquier cosa que no fuera la chica y Harry se limitó a decir que no pudo pegar el ojo en toda la noche mientras se dirigían al comedor.

 

 

 

Como era demasiado temprano, el Gran Comedor no estaba abarrotado como solía encontrarse habitualmente, al contrario se encontraba casi vacío con excepción de unas 40 personas, entre ellas Ravenclaws, Slytherins, Hufflepuffs, y 4 Gryffindors, (como siempre, súper flojos para levantarse antes de las 7) a los que se les unían estos 3 en la mesa.

 

Harry tomó asiento, mientras que Ron esperaba que su amiga lo imitara. Al ver que tardaba, se desespero y se sentó frente a su amigo, cosa que imitó la chica sentándose a su derecha y dedicándole una linda sonrisa. A decir verdad, al pelirrojo no le hizo ninguna gracia que se sentara tan próxima a él, pues decidió apresurar el vaso con leche que se había servido y se excusó de la mesa diciendo que había dejado una poción al fuego en los baños de Myrttle y tenía que apagarla o se echaría a perder, logrando que la chica se atragantara con su jugo de naranja y se sonrojara.

 

-    ¿A qué se refiere con eso de la poción?

 

-    No sé. O tenía que ir al baño o encontró la excusa más estúpida para irse de aquí. – Ambos se encogieron de hombros mientras la castaña dirigía una vista nada disimulada a la mesa de los profesores. Imitándola, se encontró con un Severus

 

Snape escondido detrás de la versión matutina de “El Profeta” mientras bebía una taza con café. El corazón le comenzó a palpitar a mil por hora mientras sentía que las manos le comenzaban a sudar. ¿Estaba enfermo?

 

 

 

El desayuno pasó sin novedad alguna, y al terminar ambos se pusieron de pie y se dirigieron a sus dormitorios en silencio para recoger sus cosas e irse a clases.

 

-    Ron…

 

-    ¿Qué quieres? – El chico se encontraba tumbado boca arriba en su cama con los ojos cerrados y el estomago rugiendo en plena huelga de hambre.

 

-    Ten. – Extendió un “paquete” envuelto de servilletas a su amigo. El chico se incorporo en la cama y tomó lo que su amigo le ofrecía, para encontrarse con unas cuantas tostadas, mientras su estomago rugía incontrolablemente al sentir el olor de la comida. – Pensé que tendrías hambre.

 

Agradecido por el gesto de su compañero, se llevo las tostadas a la boca para devorarlas en segundos, sin explicar por qué se fue tan repentinamente poniendo por excusa algo sin sentido.

 

Claro que Harry no era ningún idiota como el profesor Snape aseguraba. Se lo imaginaba, más bien lo sabía. Es difícil convivir con alguien que te guste, pero más difícil es hacerlo si esta persona es muy obvia cuando le gusta otra. Ese era el caso de Ron y Hermione. No eran amigos solo por título, y el ojiverde era muy observador.

 

Ron era fácil de descifrar, pero Hermione se volvió un libro abierto cuando se trataba de cierto pocionista. El pelirrojo moría de celos cuando su amiga hablaba, miraba o se encontraba en alguna clase de Severus Snape. Desgraciadamente, se encontraban en una cadena sin final feliz, ya que nadie correspondía a los sentimientos de los demás. Su compañero estaba loco por Hermione (aunque discutieran cada dos por tres), pero ella estaba idiota de amor por Snape, y este solo soñaba con besar a Harry.

 

Después de varios minutos, logró convencer a su amigo de salir de su habitación para juntarse con Hermione y dirigirse a su clase doble de Herbología con los Ravenclaws.

 

 

Al terminar la clase, fueron a DCAO con la detestable Umbridge, que al parecer no estaba de muy buen humor pues los puso a leer mientras ella despotricaba contra las criaturas semihumanas como los centauros, los hombres lobo y su nuevo tema, Sirius Black.

 

-    Ese hombre, ni siquiera llega a ser hombre, es un asqueroso desgraciado. Huyendo de la justicia, ¿quién se cree que es? Debería afrontar las consecuencias de sus actos. Solo un inepto como él podría seguir escondiéndose…

 

-    Pero por más inepto que sea, el hombre escapó de Azkaban  y sigue sin ser encontrado, así que dígame usted ¿Qué tan inepto es un hombre que lleva más de dos años huyendo sin ser encontrado? – Su voz salió lo más fría que pudo, ya estaba arto de escuchar las quejas de esa mujer con cara de sapo y como insultaba a su padrino.

 

-    Señor Potter – La mujer no podía disimular una sonrisa al haber logrado provocarlo. – es de muy mala educación interrumpir a la gente mientras habla y si usted…

 

-    Es cierto, profesora, tiene tanta razón. Pero me gustaría expresarme, y en mi opinión en el ministerio son más ineptos si son tantos y siguen sin atrapar a un hombre, ni siquiera tienen pista de su paradero; – Varios chicos de la clase rieron. – claro que también creo que son idiotas al creer que es culpable, ya que Peter Pettigrew sigue vivo, yo lo vi cuando ayudo a que Voldemort regresara a la vida.

 

Al oír ese nombre prohibido, varios alumnos y Umbridge, torcieron el gesto; otros más lanzaron un gritito ahogado y unos pocos (Neville) cayeron de su silla.

 

-    ¡SEÑOR POTTER! ¡Por decir que el ministerio está repleto de idiotas e ineptos…!

 

-    Eso lo dice usted, yo solo dije que en el ministerio son más ineptos y que creo que son idiotas, más nunca que estaba repleto de ineptos e idiotas.

 

-    ¡LO QUE SEA! – Chilló la mujer, que estaba roja de la ira y sus ojos saltones parecían a punto de salir de sus orbitas. – Por su ineptitud, está castigado hoy; por su idiotez, mañana; por pronunciar su nombre y decir mentiras acerca de su regreso, el viernes. Lo quiero en mi oficina a las 6 de la tarde durante estos tres días y – Sus ojos brillaron de una forma horrible y por su expresión parecía que Harry era una apetitosa mosca y estaba a punto de devorarlo. – De pilón, para que se le quite esa maña de contestón y aprenda la lección, lo quiero el sábado a las 6 de la mañana. Creo que con eso tendrá suficiente para que no olvide levantar su manita antes de hablar.

 

La campana sonó en ese instante y todos se dirigieron directamente a almorzar. En el camino, Hermione iba reprendiendo a Harry sobre su costumbre de darle a Umbridge el poder de castigarle mientras este pensaba que esa estúpida mujer solo quería provocarlo para tenerlo a su merced; pero abruptamente, la chica cerró la boca al divisar entre la marea de alumnos una capa negra ondeante.

 

Ron se dio cuenta y con toda la saña del mundo, le dio un empujón muy fuerte a su amiga y se apresuro a perderse entre la demás gente. Al llegar a su mesa, Ron estaba sentado junto a Neville, Seamus y Dean y al percatarse de la entrada de su amigo, le hizo señas para indicarle que le estaba guardando un puesto. Al acercarse, ambos se sorprendieron que solo hubiera una silla vacía, así que la chica dijo que había divisado a Ginny e iría a sentarse con ella.

 

 

 

Al terminar de comer, los chicos se pararon y se dirigieron a las mazmorras para una hora de clase teórica de pociones con los Slytherin. Al llegar, se toparon con Hermione, y el moreno dejo a los demás chicos para platicar con ella.

 

-    ¿Qué sucede Potter? ¿No puedes sobrevivir un solo instante sin tu novia la rata de biblioteca? – Crabbe y Goyle rieron ante las palabras de su líder.

 

-    Oh, vamos Malfoy, que yo tenga amigos de verdad no debería hacerte sentir celoso. Tú tienes dos monos adiestrados con facha de rinoceronte que te acompañan a todos lados, eso debería sustituir la falta de amistades que tienes. – Ahora todos los Gryffindors rieron, mientras los enormes guardaespaldas del rubio se rascaban la cabeza sin entender que el insulto era para ellos.

 

-    ¡JA! ¿A esas cosas llamas amigos? ¿Una mugrosa sangre sucia y un pelirrojo tan pobre que tiene que hacer su ropa de pedazos de basura? Qué gran consuelo, cara rajada. Pero más bien creo que debería sentir pena por ellos.

 

-    Eh.…– Goyle titubeó algo pálido. – Malfoy…

 

-    ¡Cállate, Goyle!

 

-    Pero, Draco…

 

-    ¡¿Tú también, Crabbe?! Cállense los dos. Ahora, creo que ellos son los que deberían avergonzarse de andar contigo Potter. Tú eres un simple huérfano, te aseguro que esos dos que dices tus amigos solo están contigo por tu fama, ¿por qué más podría ser? La sangre sucia, para subir de categoría, y el pobre para obtener dinero, en cambio ¿tú que consigues? No tienes padres, ni un alma que te quiera en realidad, tus tíos te adoptaron por compromiso, ni siquiera ellos te querían. – Sorprendentemente, Malfoy tenía razón. No había quien lo quisiera en verdad aparte de sus amigos, o no estaba tan seguro ahora “Estúpido Malfoy, tal vez tenga razón” pensó. Para deleite de la víbora, unas tímidas lágrimas empañaron la visión del Gryffindor y comenzaron a rodar por sus mejillas. – Oh, la nena Potter está llorando. ¿Ves Potter? Incluso tú sabes que la gente que te rodea está contigo solo por tu fama, y ni siquiera la mereces eres una inmundicia de mago…

 

-    Draco – Susurró Blaise.

 

-    Espera, que ya lo tengo…Potter das asco y…

 

-    ¡MALFOY! ¿Ya ha terminado su monólogo? – Esa voz espanto a todos y voltearon a ver al pocionista que se encontraba detrás del rubio con una vena palpitante en su cuello.

 

Harry no aguanto más, y al oír esa voz dirigió su vista al suelo automáticamente para que no lo viera mientras se ruborizaba, no podía dejar que Snape lo viera llorar.

 

-    50 puntos menos para Slytherin. – Susurro el profesor en una mezcla de enojo y decepción hacia su protegido.

 

-    Pero yo no empecé, fue él.

 

-    No me interesa Malfoy, y queda castigado por el resto de la semana a partir de las 6, y ahora, ¡Todos adentro! – Se notaba furioso, así que sin rechistar, los alumnos entraron apresurados en la mazmorra, todos menos uno. – Potter.

 

Harry se detuvo en el acto, el hombre había dicho su nombre tan bajo que solo él lo había escuchado. Aún se encontraba cabizbajo pues algunas lagrimas recorrían sus mejillas y no quería darle la satisfacción a ese odioso hombre de verlo siendo tan débil y vulnerable.

 

-    Potter, ¿estás bien? – La preocupación se sentía palpable en el tono que usó el profesor, pero no podía contestar pues sentía que a la menor palabra se le rompería la voz. - ¡Te he preguntado si estás bien, Potter! ¡¿O es que acaso, aparte de idiota eres sordo?!

 

-    EL IDIOTA SERÁ USTED. – Le había gritado, ya no había vuelta de hoja, se sintió mal al decirlo, el corazón le dolió y se le estrujo mientras las lágrimas salían más descaradamente de sus ojos, pero se lo merecía, estaba cansado de que le insultara y no demostraría mayor debilidad que la que demostró con Malfoy. Lo hecho estaba hecho, y antes de que dijera algo más decidió que no soportaría verle, comenzó a caminar en dirección contraria al aula con la vista fijada aún en el suelo y Snape le tomó del brazo pero se soltó y se echó a correr mientras se limpiaba la cara con la manga de su túnica.

 

-     “¿Qué diablos hice? ¿Por qué me defendió? ¿Por qué me quiso parar? Maldito murciélago”. – Y con esas preguntas en su mente se fue a su habitación mientras las lágrimas no dejaban de salir.

Notas finales:

Entonces? qe les ha parecido? de verdad qe cada vez se acerca lo mejor y lo mas esperado, y xq ya les he hecho esperar mucho, sera en el siguiente capitulo. Se los prometo :D

Ahora, qiero agradecer por sus cometarios y animarles a qe me dejen mas.

x ahi lei qe mandar Reviews incrementa tu inteligencia, te hace bajar de peso y cura cualqier enfermedad..hhehe xD Asi q no duden en hacerlo, es GRATIS !! :D

Un beso y un abrazo, que les vuelvo a actualizar el Lunes, a menos qe me pidan con sus Reviews qe actualice antes, de uds qeda !! :D


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