Cubiertas entidades
By Oliv-chan
Y su cuerpo se desvaneció.
Yacido en el gélido suelo de aquella lúgubre torre sólo pudo divisar, en su difuso sueño onírico, como ese ser de hermosas facciones y presencia indeleble se apreciaba en su máximo esplendor. Parado frente a un ventanal, la luz del ocaso contrastaba su figura, haciéndola ver incluso más esbelta.
El ardor en su sangre fluía con furia y la herida en su cuello se sentía anestesiada, casi muerta. Quiso gritar, mas la voz tan sólo era un murmullo gutural desde lo más recóndito de su garganta.
Contorsionándose dolorosamente sintió el tacto frío de una mano sobre su rostro. Intentó fijar la mirada, pero sus ojos desorbitados lo desconectaron de todo. Hasta de sí mismo.
¿Cuánto tiempo había transcurrido? ¿Horas, meses, años? Entonces, ¿por qué aun se veía el último resquicio de luz iluminando su oscuro entorno?
Apretó los dientes cuando el fuego se concentró en su estómago, y su situación le pareció catatónica. Casi hilarante.
Un frío abrasador competía con el ardor, dejándolo en un estado de semiinconsciencia, absorto en la negruzca nebulosa de su mente, logró escuchar una voz suave y reconfortante que lo llamaba de afuera.
Sus manos enardecidas se ciñeron a lo que parecía un brazo enfundado en tela de seda, buscando mitigar el masoquista placer que le recorría el organismo. Gimió al sentir la adrenalina correr por sus venas congeladas.
<<Falta poco…>>
Escuchó el susurro lejos de sí y la piel de fina textura, ahora le parecía tibia. Todo el silencio prolongado en su agonía desaparecía, dejando sus sentidos intensificados el triple.
Con los ojos cerrados lograba oír el motor de los vehículos, los transeúntes caminando apresurados a sus hogares y el casi nulo murmullo de los animales más indefensos. Sus sentidos enajenados retomaban otros rumbos y por inercia su defensa le hizo saltar de su lugar y refugiarse fuera del alcance de aquel que le miraba triunfante desde el otro lado de la habitación.
Miró a su alrededor, todo era más detallado y, de cierta forma, más perfecto. Completamente distinto ha como lo era antes.
Sus reflejos lo hacían fijarse en cada mínimo polvillo del ambiente del que jamás se había percatado y al fin analizando al que frente a él lo miraba entre divertido y serio, pudo darse cuenta de su situación.
-Bienvenido a casa… hermano…- Susurró con elocuencia, llenando el vacío que poseía en su interior.
No hicieron falta más palabras para saber que le debía respeto y obediencia. Se acercó cauteloso y cual felino dejó y disfrutó que esa mano ya conocida se hiciera de su cabello, despeinándolo con afecto.
-Ha pasado mucho tiempo desde que te dejé…- Habló con parsimonia.- Es por ello que ahora nadie nos alejará. Soy tu hermano mayor y como tal yo te protegeré…- Finalizó con una cauta caricia en su tibia nuca.
-Te recuerdo… eres quien velaba mis sueños….- Contestó con simpleza.
Y con un asentimiento de cabeza expresó:
-Tengo toda una eternidad para hacer lo que en vida se me fue negado…-
Y con armoniosa compañía desaparecieron entre las sombras de un hogar oculto, cumpliendo sus roles impuestos, que seres incautos les arrebataron de las manos.
Fin