Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

A quien más Amo en la Vida por carina_mew12

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este es mi primer fica de KHR, espero que les guste ^^

ESTE FANFIC SÓLO LO PUEDEN ENCONTRAR EN AMOR YAOI Y SÓLO POR ESTA CUENTA, si lo leen en otra página o por parte de otro usuario LOS ESTÁN ENGAÑANDO, denuncien, por favor...

Notas del capitulo:

hola!!! ^^U ettooo... como ya dije, es la primera vez que escribo de esta serie, así q no puedo evitar sentirme algo nerviosa... bueno, sólo espero que alguien disfrute de este fic

Antes de empezar, una aclaración: El fic está narrado en POV (Point of View, o Punto de vista) es decir, que Gokudera nos va a ir narrando su historia ^^

De nuevo, espero les guste, y nos vemos abajo

A quien más Amo en la Vida

_Único Capítulo_

****Octubre 19****

Como siempre hemos hecho desde que nos conocimos, caminamos juntos a casa después de la escuela. Normalmente ese idiota del beisbol también viene, pero hoy, y como todos los jueves, tenía práctica de, precisamente, beisbol. Me agrada mucho más así, pues tengo al décimo sólo para mí... es gracioso, no sé en qué momento comencé a decirle "Décimo", creo que fue cuando me contó que venía de una familia en donde nombraban al primogénito varón  "Tsunayoshi", y él era el décimo en esa larga lista de Tsunas, no pude evitar soltar una pequeña risa, las reuniones familiares debían ser un completo lío.

- ¿qué te ocurre, Gokudera-kun?- me pregunta el décimo, deteniéndose a mirarme. Siento cómo mis mejillas empiezan a arder, y es que no deja de verme, como esperando mi respuesta. Miro atentamente su rostro, es realmente adorable... sí, adorable y... bello... me sonrojo aún más al pensar en eso. Desde que lo conozco me ha parecido la persona más adorable del mundo, por eso terminé enamorándome de él. Es como un pequeño niño a pesar de que recién cumplió los 16 años; amable, algo inseguro y no es muy bueno en los estudios o deportes, pero lo único que necesito saber de él es que lo amo- ¿Gokudera-kun?

- ah, lo lamento- logro responderle al fin- venía pensando en otras cosas

- ¿entonces no me escuchaste?

- eh... ¿dijiste algo?- me pongo de rodillas en el suelo en pose de súplica- ¡lo siento, lo siento, lo siento!- repito apenado, golpeándome la cabeza contra el suelo frenéticamente

- cálmate, Gokudera-kun- me toma del brazo y me ayuda a levantarme. Me duele la frente por todos esos golpes, pero no me importa, ya me pasará- no deberías golpearte así, te lastimarás

- pero no escuché qué dijiste...

- no importa- me sonríe cálidamente, es justo esa sonrisa la que me dejó prendado a él y es la misma sonrisa por la que termino haciendo todo lo que me pida. Simplemente no puedo darle la contraria- puedo repetirlo - comienza a decir mientras retomamos nuestro camino a casa- te pregunté si habías leído el manga que te presté la semana pasada

- ¡ah!- tenía la agenda repleta; la escuela, clases particulares en casa, natación, piano, clases de italiano y francés; cada día terminaba exhausto, y aún así- ¡claro, lo leí completo!- no importa que tan ocupado esté, siempre tengo tiempo para el décimo- ¡estuvo genial!

- ¡¿a que sí?!- exclamó alegre, levantando sus puños al aire- me alegra poder hablar contigo de esto, a Yamamoto no le gusta el manga...

- a Yamamoto no le gusta nada que no sea deporte- digo con fastidio. No importaba si él no estaba, ese friki del beisbol siempre terminaba por arruinar mis momentos con el décimo

- ummm... Gokudera-kun...- su voz sonaba nerviosa, por lo que me viro a verlo; estaba sonrojado y jugaba con sus manos; dios, que hermosa imagen- ¿puedo hablar seriamente contigo un momento?

- cla... claro- el corazón se me aceleró considerablemente, juro que por un momento pensé que se me saldría del pecho. Decidimos sentarnos a la orilla del camino para conversar

- ¿qué opinas de Yamamoto?- dijo mirándome de reojo

- ¿Que qué opino?- su pregunta me desconcierta, ¿a qué venía esa pregunta?

- sí, es decir... ¿te agrada?

- mmm...- me quedo pensando un momento, ¿qué pensaba de ese tonto? Pues eso, era un tonto... y un obsesivo del beisbol- no es que seamos los mejores amigos...- a decir verdad, siempre termino enfadándome con él, sobre todo porque siempre está demasiado cerca del décimo- ...pero me agrada- completo al fin con una sonrisa

- ¿en verdad?- el rostro pareció iluminársele- entonces... ¿crees que puedas... salir con él?

- ¿qué?- no sé si lo que dijo me causó sorpresa o espanto, pero hizo que se me erizara la piel- ¿salir con Yamamoto?

- sí, bueno... él... me dijo que le gustas...- sentí un nudo formándose en la boca del estómago- no te ha querido decir nada porque teme que lo rechaces, ya sabes, por ser un hombre y... y me pidió no decirte nada, pero yo creo que deberías intentarlo; Yamamoto te quiere mucho y sé que ustedes dos harían una buena pareja

- ¿yo y "él"?- a pesar de que el décimo seguía hablando, hubo un rato que dejé de escuchar sus palabras; ¿me estaba pidiendo que saliera con otro? ¿La persona que amaba me decía que amara a otro?... no, era imposible... yo sólo amaba al décimo, no podría...

- Yamamoto es buena persona, si no lo quieres de esa manera, estoy seguro de que entenderá y...

- está bien- ¿qué rayos estoy diciendo? ¡Claro que no está bien! Yo no siento nada por ese tipo, al que amo es al décimo - supongo que... podría intentar... por lo menos con una cita...- ¿en qué lío acababa de meterme? Tenía que retractarme antes de que...

- ¿en verdad?- de nuevo esa bella sonrisa y encantadora mirada; muy tarde, no podía dar marcha atrás

- lo intentaré...

- ¡Gracias, Gokudera-kun!- se arrojó a mis brazos y yo correspondí; ¿por qué no me negué? Claro, porque no me lo había pedido cualquiera, me lo pidió el décimo- ¡convenceré a Yamamoto para que te invite a salir el fin de semana!- se aparta de mí, acomodándose la mochila y se pone de pie; yo hago exactamente lo mismo- mejor seguimos o se nos hará tarde- asiento y lo sigo en silencio; él se ve radiante, tan alegre... en cambio yo, siento como si me hubieran arrancado el corazón de un solo tajo...

 

****Octubre 20****

Era hora del almuerzo y acordamos de vernos todos en la terraza. Para mi sorpresa, cuando llegué ahí, encontré solamente a Yamamoto, recargado sobre la rejilla mientras bebía un jugo. Pude notar cómo se tensó en cuanto me vio llegar. Caminé sin darle importancia al asunto y me senté a su lado.

- Tsuna dijo que no almorzaría con nosotros- dijo rascándose sus cabellos- olvidó una tarea y tenía que terminarla- seguramente el décimo quería dejarnos a solas, a decir verdad, esperaba que hiciera algo así.

Sin responder nada, empecé a comer. Él también siguió con su desayuno, y sin dirigirnos la palabra, nos quedamos ahí, como si el otro no estuviera. Pasó un largo rato, y en cuanto escuché la campana que indicaba que el almuerzo había terminado, me levanté y me dirigí a la puerta. Justo estaba por girar la manija cuando sentí que alguien me sujetaba del brazo.

- espera, Gokudera- dice para llamar mi atención. Yo doy media vuelta para quedar frente a él; suelta mi mano y pone la suya sobre la puerta, impidiendo cualquier posibilidad de que me vaya. Me quedé sin palabras, pues al ser más alto que yo, sin mencionar la intensidad con la que me miraba, ciertamente me intimidó un poco- hay algo que quiero preguntarte...

- ¿qué cosa?- el bochorno sube a mis mejillas, ¡estúpido, deja de verme así!- ¡apresúrate o llegaré tarde por tu culpa, beisbolista de cuarta!

-  mañana... ¿estás libre?- dijo nervioso; estuve a punto de reírme, su expresión no tenía precio- si quieres... podríamos... salir juntos mañana...- tragó saliva- ¡por favor!- juntó sus manos y agachó la cabeza en señal de súplica; ¿en verdad deseaba tanto salir conmigo?

- no tengo planes... así que... supongo que puedo acompañarte un rato...- ladeo mi rostro hacia un lado, intentando que no note mi sonrojo

- ¿eso significa que...?- en cuanto me mira otra vez, asiento para responderle antes de que termine de preguntar- ¡Gokudera!- me abraza fuertemente con una expresión de regocijo en el rostro

- ¡espera idiota! ¡No puedo respirar!- había olvidado lo fuerte que era, realmente no podía respirar; tantos años dedicados a un sinfín de deportes se reflejaban en su ridícula fuerza

- lo siento- se ríe mientras me suelta- sobre mañana...

- mejor vayamos a clase... podemos hablar después...

 

****Octubre 21****

Quedamos de reunirnos a las 2 de la tarde en la estación.

Salí de mi casa antes, nunca me ha gustado hacer esperar a nadie. Odio admitirlo, pero estoy nervioso; era mi primera cita con un hombre, ¿qué se supone que debería hacer? Lancé un suspiro al aire, tratándome de imaginar a mí y a Yamamoto en una escena romántica como cualquier otra pareja... siento un escalofrío... no quiero salir con él, pero el décimo me dijo que lo intentara. Eso haré, sólo lo intentaré, y cuando se haga obvio que lo nuestro no funcionará, me alejaré de él y todo volverá a ser como antes.

Cuando llego a la estación, Yamamoto ya está ahí. Probablemente tampoco me quiso hacer esperar.

- hola, Gokudera- saluda con un ademán, acercándose a mí

- hola- respondí simplemente- ¿tienes mucho esperando?

- no, acabo de llegar

- ¿a dónde vamos primero?

- veamos...- se queda en silencio un momento, pensando- ¡ya sé!- toma mi mano y me arrastra por toda la estación hasta que llegamos al subterráneo. Abordamos el tren y nos quedamos de pie en el pasillo.

- ¿a dónde me llevas?

- ya lo verás- sonríe ampliamente para luego mirar los anuncios de la estación, pasamos unas cinco o seis estaciones antes de bajar del tren y salir de nuevo a las calles- ¡ya llegamos!

- ¿aquí?- mis ojos se abren desmesuradamente al ver hasta dónde me trajo, un club deportivo. Debí suponerlo, es Yamamoto, después de todo. Suspiro derrotado, no tengo otra alternativa más que seguirlo.

Los empleados del lugar lo saludan cordialmente y lo llaman por su nombre, seguramente Yamamoto viene aquí a menudo.  Vamos directo a las cajas de bateo; también me lo esperaba, este tipo no puede estar alejado de un bate ni siquiera 5 minutos... seguramente duerme con uno en mano.

Y así él entra a la caja de bateo mientras lo único que yo hago es ver. Bostezo un par de veces y me siento en el suelo, mirando cómo sus gestos se vuelven más salvajes cada vez que la pelota es lanzada por aquella máquina... sostiene con firmeza el bate y golpea tan fuerte como puede, tensando todos sus músculos.

Pasaron algunas horas y estoy casi seguro de que ese imbécil ya se olvidó que viene conmigo. Bien, por mí puede quedarse con su maldito juego de mierda, yo me voy... abandono el lugar, estoy enojado, ¿no estaba ansioso por salir conmigo? Ese idiota del beisbol, la próxima vez que lo vea lo voy a golpear hasta que me duelan los puños. La tarde ya comienza a menguar; se acaba el horario familiar y empieza el de los amantes... y aún así, estoy solo. Debería llamar al décimo y contarle lo que pasó, quizá así deje de insistir con este asunto de Yamamoto... quizá así pueda notar lo mucho que lo quiero...

Veo una pequeña cafetería al final de la calle; parece un buen sitio para relajarse y levantar un poco mi ánimo. Suspiro profundo y entro al lugar, hay bastante gente, por lo que me siento frente a una de las mesas y espero a que alguna chica me atienda.

- ¡Gokudera!- esa voz...

- ¡Yamamoto!- realmente es él, parece agitado, seguramente por el juego- ¿qué haces aquí?

- ¿por qué te fuiste así?- se sienta frente a mí, tratando de recuperar su aliento- me preocupaste

- ¿ah? ¿Te preocupé?- frunzo el seño, enfadado ¿cómo puede decir eso si se había olvidado tan fácilmente de mí?- no parecías preocupado mientras jugabas...

- de verdad lo lamento- hizo una sutil reverencia- a veces me dejo llevar- prefiero no responderle, no quiero llamar la atención de los demás clientes- ¿quieres seguir con nuestra cita?

- la cita terminó en cuanto te metiste a esa maldita caja de bateo

- por favor, déjame compensarte, ¿vamos al cine, quieres?

- bien, bien...- me pongo de pie y lo miro severamente- con dos condiciones

- ¿cuáles?

- una, tú pagas...- enumero con una de mis manos- y dos, yo escojo la película

- será como tú quieras- de nuevo me toma del brazo y me jala fuera de la cafetería; vaya que está lleno de energía.

No pensé que realmente fuera a pagar todo, incluso creo que compró golosinas de más. En fin, la película pasó normal; en cuanto terminó regresamos a casa. El tren estaba lleno, pero logramos entrar como pudimos. Íbamos algo apretados, empujándonos unos contra otros cada vez que el tren hacía algún movimiento brusco; y de pronto, algo inesperado pasó... en uno de tantos movimientos repentinos perdí el equilibrio y me sujeté de lo primero que tuve enfrente para no caerme, abracé a Yamamoto.

- perdón- iba a separarme de él cuando me sujetó de la cintura, estrechándome contra su cuerpo.

- descuida, es mejor así- terminé entre él y la puerta de salida. Mi corazón se aceleró desmesuradamente, estamos demasiado cerca... ¿podrá sentir mis latidos, mi respiración...?- hueles muy bien, Gokudera- una extraña sensación me invadió al escuchar sus palabras tan cerca de mis oídos; cerré los ojos, rogando porque llegáramos pronto a nuestro destino- me gustas mucho- sentí un suave roce en mis labios, abrí mis ojos, y al encontrarme con el rostro de Yamamoto, lo único que puedo hacer es sonrojarme... él me... me... está besando...

- Yamamoto- me separo de él, pero vuelve a besarme con la misma dulzura- ¡aparta, idiota!- me sostiene con más firmeza, pasando su lengua por mis labios; sin poder evitarlo, dejo escapar un gemido y él aprovecha para introducir su lengua en mi boca.

Su lengua se movía incansablemente, explorando, degustando cada rincón que podía alcanzar. Hice un nuevo intento por apartarlo, podía sentir las miradas de las personas a nuestro alrededor; y sin embargo, no pude deshacer aquel vehemente contacto, no porque no pudiera, sino porque no quería... no sabía lo bien que besaba este idiota...

Me sostengo de sus hombros y comienzo a responderle tímidamente; es la primera vez que beso a alguien. Nos quedamos sumidos en nuestro propio mundo hasta que escuchamos que ya habíamos llegado a nuestro destino. Lentamente deshicimos el beso y salimos del tren; mis manos aún temblaban y me costaba un poco respirar,... maldito Yamamoto, besaba realmente bien, o al menos así me pareció, después de todo, no había besado a nadie más.

No nos dirigimos la palabra hasta que fue hora de separarnos. Yamamoto dijo un simple "te llamo luego" y se marchó, yo fui directo a mi casa también. Me di una ducha antes de acostarme; tenía que terminar con Yamamoto antes de que todo se complicándose innecesariamente... quizá saldría con él un par de veces más y luego lo rechazaría... sí, era lo mejor; así complacería al décimo y a Yamamoto al mismo tiempo, y todos felices...

 

****Noviembre 4****

Sé que dije que terminaría con Yamamoto, pero ahora soy oficial y abiertamente su novio. Ni siquiera sé en qué momento pasó... lo único que sé es que un día, cuando iba entrando al salón de clases, todos empezaron a felicitarme por salir con ese tonto fanático del beisbol, y yo no pude desmentirlo porque el décimo se veía muy entusiasmado por la noticia.

Mis momentos con el décimo fueron cada vez más reducidos y menos frecuentes; nuestros viajes a casa los jueves habían pasado a la historia, ahora esperaba a que las prácticas de Yamamoto terminaran para poder irnos juntos. Las prácticas del equipo se me hacían aburridas, por lo que lo esperaba detrás de las gradas, jugando con mi celular o cualquier otra cosa.

- ¡Gokudera!- escucho que me llama, haciéndome apartar mi atención de la pantalla del celular hacia él

- ¿ya terminó la práctica?- le pregunté mientras me ponía de pie, sacudiendo mi ropa con las manos

- aún no. Tenemos un descanso de 5 minutos- se pasa una toalla por la frente y se la cuelga en el cuello

- tardan una eternidad- dije molesto, buscando volver a sentarme, pero Yamamoto me sujetó de las muñecas y me hizo retroceder hasta que quedé de espaldas contra el muro- ¿qué haces?

- me hace falta Gokudera- y sin darme tiempo de reclamar, apresó mis labios con los suyos, fundiéndolos en un desesperado beso.

Soltó mis manos y se concentró en abrazarme. Sus manos paseaban por mi espalda, yendo de arriba hacia abajo, haciéndome estremecer; rodeé su cuello con mis brazos y me entregué de lleno, jugando dentro de su cavidad con mi lengua. Puso una de sus piernas entre las mías, rozándola con mi entrepierna.

- oye...- deshice el beso y traté de apartarlo- fíjate dónde tocas...

- ¿no te gusta?- se pegó más a mí, descansando todo su peso sobre mi cuerpo. Movió su pierna, volviendo a tocar aquella sensible zona

- aquí no, idiota

- ¿por qué?- lamió mi cuello con desesperante parsimonia, colocando una de sus manos sobre mi pecho- te estás excitando, ¿verdad?

- ¿pero qué...?...- desabrocha mi uniforme, dejando mi pecho expuesto ante su mirada- déjame en paz...

- sólo un poco- levantó mis brazos sobre mi cabeza y los sujetó con una sola mano mientras que la otra se dedicaba a pasearse por mi torso, arrebatándome ligeros espasmos. Se detuvo en uno de mis pezones e hizo presión en él con sus dedos

- ahh- ¿ese sonido había salido de mí? Me mordí los labios, intentando reprimir mis gemidos- Ya... Yamamoto...- mi voz se quebraba- ¿qué hay... de tu práctica?

- no importa la práctica- eso sí que me sorprendió, ¿Yamamoto, el amante del beisbol, saltándose una práctica? No pensé que el mundo fuera a acabarse tan pronto.

- ¿te sientes bien?

- mejor que nunca- se inclinó para lamer mi cuello, bajando hasta mis pezones. Delineó la zona con su lengua antes de comenzar a succionar; por más que apretaba los labios, los gemidos no paraban de brotar- baja la voz o se darán cuenta- pidió antes de pasar mi otro pezón, al cual le dedicó la misma atención que el otro

- no... Yamamoto...- mi voz había sido reducida a simples jadeos; aquello se sentía endemoniadamente bien. Al ver que no intentaría escapar, liberó mis muñecas y se concentró en lamer mi pecho mientras su otra mano bajaba cada vez más, hasta llegar a la orilla de mi pantalón. Lo desabrochó poco a poco para luego introducir su mano y acariciar mi hombría- esp... basta...- aquello se me estaba saliendo de control, si no lo detenía...- Yamamoto...- comenzó a masturbarme lentamente, aumentando el calor tanto en mi rostro como en el resto de mi cuerpo. Su mano detuvo sus tortuosos movimientos y bajó más; de improviso, sentí uno de sus dedos entrar en mi ano- es... espera...- su dedo comenzó a moverse dentro de mí, y pronto introdujo otros dos dedos más, todos moviéndose rítmicamente.

 Me estaba enloqueciendo; mis piernas temblaban por la excitación, apenas y lograba mantenerme en pie. Sentía mi entrada abrirse y dilatarse cada vez más; mi erección comenzaba a lastimarme y no estaba seguro por cuánto tiempo podría seguir manteniendo mis gemidos en bajo volumen. Sacó sus dedos de mi interior, arrancándome otro suspiro

- Gokudera, date la vuelta- me pidió entre jadeos, creo que estaba igual o más excitado que yo. Lo único que hice fue obedecerle; me di la vuelta y recargué mis manos y mi frente sobre la pared. Bajó mis pantalones y mi ropa interior hasta las rodillas- abre un poco las piernas- con sus manos me ayudó a hacer lo que había pedido, acariciando mis piernas y glúteos en el proceso- voy a entrar...

- no... ¿qu...?... ahhh...- su pene se abrió paso con increíble facilidad, quedando adentro de un solo movimiento. Podía sentir su duro miembro dentro de mí, tan caliente que por un momento pensé que me quemaba. Apreté mis puños y me tensé un poco, no... no podía llorar... tenía que reprimir mis lágrimas como fuera...

- ¿no duele?... ¿Estás bien?- se quedó inmóvil, tratando de acostumbrarse también. Afirmo con la cabeza, como me alegra que no pueda verme a la cara- bien... voy a moverme...- una de sus manos quedó sobre mi pecho; la otra se quedó asida a mi virilidad.

Comenzó a embestir lentamente al mismo tiempo que me masturbaba y pellizcaba uno de mis pezones. Su miembro entraba y salía; algunas veces también sentí sus testículos golpeando mis glúteos. Dios, me dolía horrores, era como si me estuviera desgarrando por dentro... me tomó un tiempo acostumbrarme, pero sus caricias me ayudaron un poco.

- Ya... ahhh... Yamamoto... mmhhh...- ya ni siquiera podía hablar claramente; las estocadas se hacían cada vez más rápidas, pero conforme la velocidad aumentaba, el placer crecía hasta hacer desaparecer el dolor

- tan... estrecho...- le escuché murmurar entre gemidos- Gokudera... voy a... voy a venirme...- y justo como había avisado, momentos después, se corrió dentro de mí... sentí más calor inundándome por dentro y pronto yo también descargué mi orgasmo en su mano, salpicando la pared e el proceso.

Nos quedamos en esa posición un rato, tratando de calmarnos. No podía creerlo, me acababa de entregar a él... esta vez dejé correr mi llanto... ¿qué haría ahora?

 

****Enero 11****

Aunque me había propuesto terminar con Yamamoto hace tiempo, aún no era capaz de hacerlo; pues cada vez que me disponía a decírselo, siempre decía algo que me hacía sentir mal y me retenía a su lado.

Hoy quedamos de salir, pero con la diferencia de que esta vez nos acompañaría el décimo. Sonreí, hace mucho que no lo veía, últimamente ha estado distante. Llegué a la plaza donde acordamos vernos y al poco rato llegó el décimo.

- ¡Gokudera-kun!- exclamó caminando hacia a mí, yo también me acerqué a él- buenos días- saludó con su siempre cálida sonrisa

-buenos días, décimo- le devolví el gesto; me alegraba tanto que hubiera decido acompañarnos hoy

- ¿aún no llega Yamamoto?

- no, pero estoy seguro que no tarda

- se ven muy bien como pareja

- ¡décimo!- el rubor sube a mis mejillas

- no tienes de qué avergonzarte, Gokudera-kun, ¿lo quieres, no?- ¿Que si lo quiero? ¡Claro que no lo quiero! La única razón por la que sigo con él es porque el décimo me lo pidió desde un principio- si se gustan, no importa el género o la edad, ¿cierto?

- supongo... supongo que no...

- ¿sabes? Me alegra que estén juntos; así no se sentirán tan solos cuando no me vaya...

- ¿q... qué...?- debí haber oído mal; por favor, que haya oído mal

- ¿Yamamoto no te lo ha dicho?- me mira sorprendido para luego bajar la mirada- supongo que esperaba el momento oportuno, creo que lo arruiné...

- ¿arruinar qué cosa?

- Gokudera-kun, yo... me voy mudar a Bélgica...- nos quedamos callados un momento; tenía que ser una broma de mal gusto, ¡no podía irse, no él!- no te lo había dicho porque... porque temía tu reacción, así que le pedí a Yamamoto que te lo dijera... pensé que ya te lo había comentado, por eso vine hoy; para pasar mi último día en Japón con ustedes. Me voy mañana...

- ¡chicos!- justo en ese momento, Yamamoto hizo acto de presencia- siento el retraso, pero mi papá quería...- cerré de puño, y de improvisto, lo golpeé con toda mi furia, impidiéndole terminar de hablar.

- ¡bastardo! ¡¿Por qué no me dijiste?!- sin poder evitarlo, unas cuantas lágrimas caen de mis ojos. Él y el décimo me miran entre sorprendidos y consternados

- lo siento, Yamamoto- dice el décimo, tratándole de aclarar las cosas- pensé que ya se lo habías dicho

- Gokudera...- hace un intento por sujetarme, pero me aparto de ellos y huyo de ahí; no quiero verlos, a ninguno de los dos... ¿por qué me habían ocultado algo tan importante?

Choco con algunas personas, pero no me detengo. Me siento muy triste, ¿qué haré sin el décimo? Desde que lo conocí lo hice el centro de mi universo, y ahora que se marchaba, era como si desapareciera una parte de mí... lo amo tanto, ¿por qué no se lo dije? ¿Por qué tuve que ser tan cobarde?

Entré a un callejón y me recargué en la pared, tratando de recuperar el aliento mientras mi llanto seguía fluyendo. Cubrí mi rostro con mis manos y lloré amargamente; lloré como jamás lo había hecho... rogando que todo fuera una pesadilla...

De pronto siento cómo alguien me rodea con sus brazos; aparto mis manos, comprobando que el décimo me abraza tiernamente, intentando calmarme. También lo abracé, apretándolo fuertemente; nunca le dije lo que sentía por él porque estúpidamente asumí que estaríamos juntos siempre... qué equivocado estaba; seguramente esa era la última vez que podía abrazarlo... me concentré en sentir su cálido y pequeño cuerpo, su dulce aroma y su suave respiración...

- perdóname por ser tan cobarde- me dice quedamente, también está llorando- debí decírtelo yo; por favor, no odies a Yamamoto...

- ¡no lo entiendes!- lo aparté suavemente de mi lado para poder verle el rostro- Yamamoto y yo jamás debimos...

- no digas eso...

- déjame terminar- limpié sus lágrimas con mis manos y luego limpié las mías. Suspiré profundo, era mi última oportunidad; si no le decía lo que sentía por él ahora, ya nunca podría hacerlo- eres muy especial para mí...- me miraba atento, parecía no comprenderme- es decir... porque eres especial para mí, no quiero que te vayas- no pensé que fuera tan difícil decir dos simples palabras; ¿cómo podía Yamamoto decírmelas a cada momento?- no quiero que te vayas porque... yo te...

- también eres muy especial para mí, Gokudera-kun- dijo antes de que pudiera terminar- eres de mis mejores amigos- odiaba esa palabra, odiaba ser solamente su amigo- no tienes por qué ponerte tan triste; aún podemos llamarnos por teléfono o vernos en el chat... quizá pueda venir a visitarlos un día; pero no porque me vaya dejaremos de ser amigos... además, tienes a Yamamoto... sé que él te hará olvidar mi ausencia....- ya no pude seguir con mi confesión, no pude decirle que lo amaba.

Regresamos con Yamamoto, quien, al verme, me abrazó y me pidió disculpas. Después de desahogarme un poco, pasamos todo el día con el décimo, divirtiéndonos y recordando viejos tiempos; y la mañana siguiente, nos despedimos de él en el aeropuerto...

 

****Diez años después****

Ahora vivo con Yamamoto, jamás pude separarme de él; quizá porque temía quedarme solo o quizá simplemente porque, cada vez que el décimo me llamaba, me pedía ser feliz a su lado.

Sin embargo, aún no soy feliz... pensé que con el tiempo olvidaría al décimo y podría enamorarme de Yamamoto, pero han pasado 10 años, y sigo como al principio. Yamamoto es muy amable conmigo, sé que me ama, es una pena que yo no pueda corresponderle... lo que siento por él es solamente algo físico, no puedo sentirme atraído a él de otra manera.

- Hayato, ¿estás listo?- escucho que me llama desde el piso de abajo; ¿en qué momento empezó a llamarme por mi nombre? No lo recuerdo, siendo sincero, nunca pongo mucha atención a lo que me dice- vamos a perder el vuelo

- en un momento- me miro al espejo, atándome la corbata al cuello. Tomo mis maletas del piso y bajo lentamente las escaleras; vamos a viajar a Bélgica a visitar al décimo. Sé que debería estar más contento, pero...

- déjame ayudarte con eso- le entrego las maletas y dejo que las lleve al taxi. En cuanto subimos al vehículo, veo que su corbata está mal puesta

- inútil- le susurro, acomodándole el cuello y enderezándole la corbata- ni siquiera sabes vestirte tú solo- Yamamoto sólo me sonríe

- ¿qué pasa, Hayato?- me dice de repente- pensé que estarías más feliz por ver a Tsuna

- sólo estoy un poco cansado...- me recargo en su hombro, dejando que me abrace

- aún no puedo creer que Tsuna vaya a casarse- yo tampoco puedo ni quiero creerlo; la razón por la que vamos a Bélgica es por la boda del décimo con una chica que conoció allá. Una cristalina lágrima resbaló por mi rostro; me apresuré a limpiarla antes de que Yamamoto lo note.

- que bien, al fin lo hizo- tengo el corazón destrozado, pero si el décimo había encontrado su felicidad, yo tenía que esforzarme en encontrar la mía

- ¿qué te parece si después de él nos casamos nosotros?

- no bromees

- lo digo en serio- me sujeta por el mentón y deposita un breve beso en mis labios- te amo, Hayato- lo único que puedo hacer es sonreírle y recargarme en su pecho, evitando que vea mi dolido rostro- Hayato... ¿por qué tú no me has dicho que me amas ni siquiera una vez?- tenía razón, jamás se lo había dicho, y eso era porque era incapaz de mentirle en ese aspecto, yo amaba a alguien más

- claro que lo he hecho, sólo que no lo recuerdas

- entonces dímelo ahora- me toma por los hombros y me levanta para verme a los ojos- dime que me amas

- te...- no, no puedo decírselo. Sólo había una persona a la que podía decirle esas palabras

- ya llegamos- nos anuncia el conductor. Ese hombre no tiene idea del gran favor que me ha hecho al interrumpirme.

Una vez que le pagamos al taxista, entramos el aeropuerto y abordamos nuestro avión. Me pregunto qué tanto habrá cambiado el décimo, ¿será más alto? ¿Más atractivo? Lo único de lo que estoy seguro es que aún debe conservar esa bella sonrisa, la que hizo que me enamorara de él...

The End

Notas finales:

espero que hayan disfrutado de mi fic; ojalá alguien pueda decirme dejarme un review con su opinión, quiero saber qué tan buena soy narrando en primera persona y en los fics de esta gran serie ^^

Gracias por leer!! y nos vemos en otros fics!!

bye bye


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).