Se está paseando descaradamente sin camisa por la casa bebiendo una copa de vino tinto… una ironía para Damon ¿no?, la verdad me causa un poco de gracia su frente arrugada, parece que está a punto de hacer una de sus pataletas...
- ¿Cuánto tiempo vas a estar ahí de pie Stef? – Me pregunta tan siquiera sin verme a la cara.
- No se… ¿tal vez el tiempo que se me dé la gana? – En un parpadeo se ha puesto frente a mí para luego lentamente acercarse hasta mi oído.
- Recuerdas que día es hoy ¿no? – Su tono parece burlón, pero noto nostalgia… mucha de ella en su voz.
- ¿Cómo olvidarlo?, llevo ciento cuarenta y siete años con esta maldición encima. – La verdad desde hacía mucho había dejado de ser una maldición, pero no quería que se enterase… aún no.
- Claro, sobre todo conmigo persiguiéndote los últimos ciento cuarenta y seis años ¿no? – Su voz sonaba apagada, se alejó suavemente de mí para mostrarme su sonrisa burlona.
Sin darme oportunidad de decirle nada desapareció de mi vista, realmente me estoy volviendo débil, pero es un precio que debo pagar por no beber más sangre humana, pero que más puedo hacer, durante un siglo mi conciencia me perturbaba con cada humano que cazaba, la verdad no tengo la cuenta exacta de cuantos fueron, pero la cantidad supera fácilmente los diez mil; creo que debo parar de torturarme, además hoy es un bonito día en Mystic Falls… el sol brilla imponente en el cielo, buena música en la radio y por sobre todo hay un motivo para… aún no sé si llamarlo celebrar o conmemorar… pero por lo menos estoy aquí, en esta época y en este lugar con él.
- Vaya, creo que no has sentido mi llegada. – No era cierto, le había notado desde unas cuadras atrás.
- No te creas tan suertuda Elena, puede que no esté en forma, pero a ti siempre te sentiré. – Parece que mi comentario tuvo en efecto perturbador en ella, se ha sonrojado.
- Ese comentario da a entender muchas cosas Stefan, no deberías decirlo tan a la ligera. – Sus palabras salían de una manera un tanto graciosa, ahora que intentaba contener su risa, y yo he captado ya el significado variable de lo que he dicho.
Me cogió del brazo y comenzamos a caminar, por el camino hablábamos de trivialidades, de su hermano Jeremy y la relación que llevaba ya hace unos meses con Bonnie, de lo feliz y realizada que se sentía con Matt en estos momentos; la verdad hacía mucho no le veía tan feliz, ni siquiera cuando estuvimos con ella Damon y yo, parece que su destino realmente es sin nosotros y me alegro por eso.
Sin darnos cuenta ya hemos llegado al lugar de reunión, Bonnie está muy acaramelada con Jeremy, realmente me alegro por él ya que después de que asesinara a Vicki para él todo fue de mal en peor, Matt me dedica una mirada de celos por estar con Elena, cosa que ella nota y sonriendo muy divertidamente camina para sentarse a su lado.
- ¿Al fin que harás esta noche Stefan? – Bonnie siempre tan intuitiva, creo que se ha dado cuenta de que no tengo preparado nada.
- Porque es una fecha muy especial para ti y Damon ¿no? – Matt parece que aún no perdona el hecho de que hubiese salido con Elena, así que sus palabras contenían un poco de odio.
- Si, la verdad es una fecha especial, al menos para mí lo es… - Todos me miran dudosos, parece que esas palabras no son fáciles de entender. – Si, aún no se si Damon piense acerca de ese día como algo para celebrar.
- Si conozco bien a Damon, y claro que lo conozco bien, para él es un día muy importante. – Elena siempre tratando de animarme, su sonrisa siempre ha sido cálida y reconfortante.
- No sé, han pasado tantos años desde ese día y tan pocos desde que estamos juntos. – Creo que todos han notado la nostalgia en mi voz por la forma en que me miran, pero es cierto, han sido largos años de odio.
- No creo que sea algo importante, prácticamente tienen toda una eternidad por delante para compensar ese tiempo ¿no crees? – Bonnie me hace recapacitar con sus palabras, han sido ciento cuarenta y siete años de luchas y odios, pero pueden ser muchos más de amor y comprensión.
- Tienes razón Bonnie, es un día definitivamente que hay que celebrar, y me voy yendo para finalizar los preparativos. – Ya ha pasado más de una hora desde que llegamos con Elena, y creo que el tiempo no va a alcanzarme.
- De todas maneras, lo importante es que tú seas feliz, ¿no lo crees Stefan? – Jeremy nunca me había dedicado más de dos palabras, estoy un poco sorprendido.
- Si… tienes razón. – Me alejo lentamente, les escucho hablar de trivialidades mientras avanzo, al poco tiempo yo mismo estoy perdido en mis pensamientos.
Ya estoy en casa y aun no sé cómo decorar, quiero que todo sea perfecto, así que brillo la lámpara en el techo, limpio y enciendo la chimenea, un poco de romanticismo no estaría mal, así que pongo las luces tenues, guardo los sofás dejando el centro de la sala vacío, coloco unas cuantas velas aromatizadas y creo que eso es todo, la cena… ni siquiera he pensado que cocinar.
- Vaya, te lo estás tomando muy enserio ¿no crees? – No sentí su presencia, ha arruinado todo.
- No quería que lo vieras, no aun… – No quiero que note mi decepción, pero no creo que haya funcionado.
- Si me hubieras advertido, no hubiera llegado antes. – Su mano helada acaricia mi mejilla, el contacto me eriza la piel.
- Damon… yo… – No pude terminar de hablar, me ha besado y se siente tan bien.
- Calla, me iré por más tiempo, pero dime ¿a qué horas quieres que regrese? – Le miro a los ojos azules, veo anhelo, esperanza y deseo, parece que si es una fecha muy importante para él.
- A las ocho estaría bien, para esa hora ya tendría todo listo. – Lo digo mientras le robo un beso, parece que le divierte un poco.
- Como desees… – Ha desaparecido de mi vista, pero aún le siento y le deseo cerca.
Me siento un poco mareado, aún no me acostumbro a sus besos pero ya me he vuelto adicto a ellos, la suavidad natural de su piel hace que sienta escalofríos recorrer mi cuerpo, con él mis instintos salen a flote… y no necesariamente los de caza… me rio por mi comentario, ya es hora de volver al momento y terminar los preparativos, la cena no se va a cocinar sola.
La cena será la favorita de Damon cuando éramos humanos: “Cerdo en salsa de manzana con repollo agridulce”, una exquisitez que mezcla la pimienta con el vino blanco para dar un sabor celestial, la verdad su preparación es muy sencilla, así que no creo que tarde más de una hora, por lo que podre ir a comprar un poco de ropa para esta noche.
La cena finalmente esta cocinada y en el centro de la sala encima de un tapete rojo, faltan diez minutos para las ocho, aún queda tiempo; en un pestañeo estoy en la tienda ropa de Mystc Falls, recorro rápidamente el establecimiento eligiendo lo que mejor me queda, quiero estar perfecto para la ocasión… para él.
Faltan dos minutos para las ocho, pago mi compra, pero el vendedor esta lento, demasiado para mi gusto, le miro a los ojos, prometí que no lo volvería hacer, pero con mis poderes le convenzo de que ya está todo pago, así que rápidamente me dirijo hacia la casa, no hay tiempo que perder, ya falta un minuto.
Así que ya tiene todo arreglado, no está nada mal la verdad… quien diría que después de todo el tiempo que le hice sufrir estaríamos en esta situación, como una pareja feliz, aún recuerdo el primer momento en que conocimos a Katherine, su belleza deslumbro a Stefan y a mi… a mí me lleno de celos, por eso siempre estaba con ellos, si Stefan no era mío, mucho menos iba a ser de ella… que egoísta de mi parte.
Cuando Katherine transformo a Stefan me horrorice, no porque fuera un vampiro sino porque ella si podría pasar toda una eternidad a su lado, les odie, les odie demasiado a ambos, por eso le pedí a Katherine que también me transformara, y un día como hoy, hace ciento cuarenta y siete años los hermanos Salvatore somos vampiros.
- Feliz aniversario… – Stefan está sorprendido, parece que había ido a comprar ropa como lo hice yo esta mañana.
- Feliz eternidad… – Se abalanzo sobre mí, parece que no aguantaba más sus instintos, su cabello huele a menta, sus manos cálidas las siento a través de la ropa, amo todo de él.
- Te he amado por más de ciento cincuenta años Stefan. – Le beso las lágrimas mientras le digo esas palabras, parece que he traído recuerdos dolorosos. – En un día como hoy nos convertimos en vampiros, ese fue el comienzo de nuestra eternidad juntos.
- Te amo demasiado Damon. – Stefan hunde su rostro en mi pecho, siento su respiración y me hace levitar, realmente podría estar una eternidad de esta manera.