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Manual para damphirs en crisis por LadyHenry

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Notas del fanfic:

En vista de que aún no me recuperan el capítulo que perdí retoqué otro y decidicí ponerlo en una serie por su tématica común: fantasía y parodia.

Notas del capitulo:

Los nombres de los protagonistas son los de dos  personajes de la soap opera Hollyoaks, a la que me enganché y ando tratando de descifrar lo que dicen... aquí una imagen 

 

 


 

Faltaba poco para la llegada del atardecer, John Paul había esperado ese momento todo el día, estaba deseando ver la clase de material que contenía la caja cuya etiqueta rezaba "ciencias ocultas". Era un tema que le interesaba mucho desde que había iniciado su relación con Craig, un vampiro que había desafiado todas las reglas que hasta ahora regían su lógica.

Se lo demostró desde el primer momento en que sus miradas se cruzaron, estaba alimentándose de una chica y al notarse descubierto simplemente sonrió mostrando unos afilados incisivos que goteaban sangre.

John Paul estaba asustado y Craig fascinado, le gustaba que un humano pudiera resistir ante sus habilidades vampíricas. Sin embargo John Paul no era del todo humano, era un damphir, cosa que complicaba aún más su relación. Por eso cuando abrió la caja y leyó en letras escarlata "Manual para Damphirs en crisis"  no dudó en apropiarse del libro para consultarlo.

Era un libro antiguo, sus páginas estaban amarillentas y desprendía ese olor particular de los libros que después de muchos años cerrados vuelven a ver la luz. En la introducción se desarrollaba la naturaleza de los damphirs, las complicaciones que tenía ser el resultado de la unión entre una humana y un vampiro.

A John Paul le parecieron curiosos todos esos planteamientos, afortunadamente él no había tenido que sufrir esas situaciones, ya que había ignorado que era un damphir hasta que conoció a Craig. Pero a partir de ese momento sus dudas se multiplicaron, así que sin más dilación se fue a la parte en la que se trataban las relaciones entre vampiros y damphirs.

No le resultaba muy alentador que en la mayoría de los casos intentaran matarse, ya que constituían una amenaza los unos para los otros, una vez pasado este tipo de relación venían otras más complejas, como la que él mismo mantenía, una de carácter amoroso, con las mujeres la cosa se complicaba por eso de la reproducción. Daba gracias por ser un hombre, aunque al principio le costara asumir su lado homosexual ahora estaba muy a gusto y no tener que preocuparse por tener hijos era un gran alivio, no sabría qué hacer si él y Craig pudieran reproducirse, era algo que le resultaba aterrador, así debía haberse sentido la madre de Demian en esa película de la profecía, pensaba angustiado.

El caso es que ellos eran dos hombres, un vampiro y un damphir, siguió hojeando hasta dar con la parte en la que se abarcaba ese tipo de situación, la encontró dos capítulos después, la maternidad vampírica daba para mucho...

Cuando comenzó a leer se quedó un poco perplejo por la falta de tacto.

"Y si creían que el colmo de la depravación era tener un hijo con un vampiro agárrense porque a estos mamones de los vampiros lo que les interesa es la sangre, y de eso tenemos todos, sí, me refiero exactamente a lo que están pensando, los vampiros son unos degenerados que lo mismo les da dar por la proa que por la popa. No se vayan a creer que son unos machotes por tener poderes y ser unos psicópatas sangrientos. Pues no, la violencia no entiende de sexo, y maricones hay en todos  lados, además les encanta chupar... ya me entienden"

A John Paul no le pareció muy profesional aquel planteamiento de la sexualidad, le restaba seriedad al asunto, y resultaba ofensivo, Craig era todo un machote por muy gay que fuera su relación, la masculinidad no estaba reñida con la homosexualidad. Empezaba a plantearse el rigor de la obra del erudito van der Rohe cuando una tarjeta se desprendió de las avejentadas hojas.

 

Damphirs Anónimos

Porque somos una minoría incomprendida, únete.

Reuniones jueves y sábados de 20'00 a 22'00

Paseo de los caídos  nº 32

 

Era una locura aventurarse en busca de otros congéneres, pero se sentía solo, no conocía a nadie que estuviera en su situación, a medio camino entre los humanos y los vampiros, necesitaba asesoramiento, conocer gente que pudiera comprenderlo y aconsejarle.

Tenía dos días para localizar el punto de reunión e inventarse una excusa convincente, no creía que a Craig le hiciera gracia que quisiera conocer a más damphirs, después de todo eso de la lucha y el instinto asesino hacia los de su raza no eran buenas credenciales.

Después de tomar dos autobuses logró dar con el lugar, era un edificio antiguo de estilo victoriano en cuya puerta había varias placas, una pertenecía a la biblioteca espiritual, otra al centro de reuniones de médiums y la última a Damphirs anónimos. Respiró hondo mientras dudaba si entrar o volverse a casa, pero una mano firme lo guió al interior, aconsejándole que se liberara y entrara a formar parte del grupo que reconocía la existencia de lo oculto.

John Paul miró a la mujer de largos cabellos rubio platino, llevaba un turbante y era especialmente alta, lo condujo hasta el salón donde se reunían los damphirs dejándolo extrañado de que supiera exactamente a dónde se dirigía, ella siguió hasta el fondo adentrándose en la de los médiums.

John Paul paseó por la estancia apreciando las pinturas que escenificaban matanzas de vampiros, cosa que le producía un desagradable sentimiento de culpa. Antes de que pudiera darse cuenta varios miembros habían llegado, faltaba un cuarto de hora para las ocho, el tiempo se le había pasado volando.

-Vaya veo que tenemos un nuevo miembro-dijo Charles, el director de la sociedad de damphirs.

-Oh bueno... yo sólo...-balbuceó John Paul.

-No se preocupe amigo, al principio es duro, pero le aseguro que no se arrepentirá de unirse, debemos apoyarnos unos a otros como especie minoritaria que somos.

John Paul empezaba a sentirse como uno de esos monos exóticos en peligro de extinción, pero era demasiado tarde para escabullirse, no le quedó más remedio que leerse el folleto informativo y rellenar el formulario.

La primera pregunta era: ¿cómo conoció nuestra existencia?, John Paul explicó que había estado leyendo el Manual para damphirs en crisis cuando encontró la tarjeta de visita.

La décimo quinta pregunta era algo más compleja, le preguntaban por su situación sentimental, teniendo las siguientes opciones para responder:

a) Soltero

b) Casado en matrimonio

c) Viudo

d) Arrejuntado (viviendo en pecado)

f) En una relación

g) Ninfómano

h) Vampirofílico

* En cualquiera de los casos especifique su orientación sexual:

a)  Normal->   Heterosexual

b) Desviado-> Homosexual

c)  Libertino->  Bisexual 

John Paul dudaba ante tales opciones, sobre todo de su seriedad, decidió preguntar por lo de  la vampirofilia.

-Disculpe-se dirigió hacia Charles.

-Dígame amigo.

-Verá tengo una duda ¿a qué se refieren con vampirofilia?

-Oh es un tema complicado ése... verá a pesar de que nuestra naturaleza está diseñada para ser inmune a los vampiros no lo está para serlo al amor, hay gente que se enamora de psicópatas y nosotros no somos la excepción...

-Entiendo.

-Deberíamos ser armas letales para los vampiros, pero a veces hay alguno que derriba nuestras barreras y se instala en nuestros corazones...

-El amor no tiene límites-sonrió John Paul.

-Cierto... también están esas guarras que sólo se ponen cachondas si les clavan los colmillos, son unas enfermas, pobres...

-Entonces si marcas la opción de vampirofilia ¿puede ser que estés enamorado de un vampiro o que seas una guarra fetichista de los colmillos?

-Sí.

-No le parece que deberían poner la diferencia.

-Hijo hay siete opciones la gente se lía...

-Vale-respondió John Paul poco conforme.

Finalmente tachó las opciones f y h, y la c de la segunda, si Craig se había pasado la eternidad chupándosela a hombres y mujeres él no iba a reducirse, además había tenido una novia en el instituto, aunque no había salido demasiado bien... mejor marcaba la b.

Lo peor llegó cuando le presentaron como nuevo miembro, tuvo que levantarse  delante de todos, decir su nombre, declarase damphir y...

-     Buenas noches a todos.

-     Buenas noches-saludaron los damphirs.

-     Me llamo John Paul y soy un damphir vampirofílico que está en una relación y es libertino... digo bisexual, bueno salí con una chica pero creo que en general me gustan los hombres...

-     Bienvenido John Paul-respondieron los damphirs aturdidos por tanta divagación sexual.

John Paul pestañeó extrañado de que nadie lo mirase mal por salir con un vampiro y porque le trataran con esa familiaridad, supuso que el saber que le iban los vampiros y  le gustaban los tíos, lo hacía más cercano, que no humano.

A lo largo de la reunión fue conociendo a más congéneres, escuchando cómo se habían dado cuenta de que eran damphirs y lo que les había costado asumirlo, ellos no podían ir al psiquiatra y contarlo; Rose Mary, una damphir de veintidós años lo había intentado, ella también era vampirofílica y cuando, ante su crisis moral, acudió a un profesional de la salud mental y el sexo, se vio ninguneada.

Le habían recomendado encarecidamente a Norman Connor, su abuela contaba maravillas sobre él, desde que iban a su consulta ella había encontrado la solución a la impotencia de su marido: las orgías.

Rose Mary había ido con la esperanza de solucionar sus dudas y aclarar su identidad como damphir vampirofílica libertina, y así se lo había planteado a un divertido Norman, que sonrió ladinamente durante todo su relato, para luego desviarla hacia otro profesional que según sus palabras la atendería mejor, ya que su problema según él, no era que le molaran los vampiros y fuese libertina. Ella extrañada siguió su consejo y fue a la consulta del doctor Keller, que le inspiró más confianza hasta que llamó a Connor para decirle que se dejara de bromas y se llevara a su ligue porque tenía cosas que hacer.

Días después tenía un mensaje en el contestador donde Keller se disculpaba por la fatídica confusión, invitándola a retomar su terapia. Rose Mary decidió que mejor seguía con su vampiro y se dejaba de loqueros.

John Paul se sentía mejor entre sus congéneres, ahora ya no era tan problemático ser un damphir enamorado de un vampiro, era algo más usual de lo que creía. Decidió seguir yendo a las reuniones para ponerse al día y compartir todas esas dudas que lo habían atormentado desde que descubriera su condición.

Mientras tanto Craig estaba crispado. Primero había pensado que John Paul le era infiel, esas tontas excusas que ponía alternativamente sábados o jueves, le resultaban absurdas. Decidió seguirlo para confirmar sus sospechas, llevándose una sorpresa aún más desagradable al verlo entrar en el edificio donde se reunían los damphirs. Por separado le encantaba  que pudieran resistirse a sus encantos porque era un desafío, pero en congregación no le gustaban nada. A Craig siempre le había parecido peligroso eso de juntarse por tener cosas genéticas en común, él prefería la anarquía, era un acérrimo defensor del individualismo y la libertad, y en esas reuniones lo que solía ocurrir era que les lavaban el cerebro como a borregos.

Estuvo dándole vueltas a la inesperada noticia, y cuanto más lo meditaba más nervioso se ponía, la opción de que John Paul sí le fuera infiel y para más "inri" con un damphir sólo tenía como desenlace su asesinato, le costaba imaginarse a John Paul en plan guerrillero intolerante, pero si apelaban a su sentido de la justicia podrían conseguir que volviera a verlo como un monstruo.

Desolado, Craig acudió a sus hermanos, comentándoles su tormento. Ninguno creyó que John Paul fuera capaz de tal atrocidad, así que hicieron algunas averiguaciones y cuando tuvieron el resultado, más tranquilos al saber que el chico sólo trataba de conocerse, empujaron a Craig a presentarse ante John Paul cuando fuera a una de las reuniones.

-Encararlo es la mejor opción, así no podrá negar nada-afirmó Jase.

-Cierto, no debes retrasarlo más-secundó Yann.

-Está bien, iré allí ahora mismo y le pediré explicaciones.

Una hora más tarde Craig estaba en la puerta frente a un sorprendido John Paul, al que no le dio tiempo de explicar nada, ya que Charles y Rose Mary lo felicitaban, uno por su valentía al traer a su vampiro al día de las parejas, y la otra por su buen gusto para los vampiros.

Los hermanos de Craig lo habían enviado al día de las parejas en damphirs anónimos, una reunión donde los damphirs llevaban a sus partenaires para celebrar que aceptaban su identidad y se comprometían a apoyarlos en su desarrollo personal.

Un rato después John Paul le preguntaba a su confundido novio cómo se había enterado, Craig se limitó a sonreír mientras pensaba en cómo vengarse de sus hermanos, al no obtener respuesta John Paul le abrazó agradeciéndole la maravillosa sorpresa, le parecía un detalle impagable que se hubiera presentado sin avisar para apoyarle, era un alivio que su novio no se hubiese enfadado, y si encima aprobaba que formase parte del grupo D. A. no podía pedir más.

 

 

 


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