Muchas veces en la vida pueden pasar cosas inesperadas tantas y muchas veces pueden superar nuestras expectativas tanto como positiva y negativamente.
En este extraño caso los sucesos y hechos en la vida de nuestro querido Suzuki Akira, estaban a punto de comenzar.
Todo comenzó una fría noche en pleno invierno, aquella helada ventolera le daba en todo su rostro y tiritando seguía caminando como quien no puede controlar la temperatura de su cuerpo.
Una y otra y otra vez los recuerdos de nada más que un sueño se le repetían, el deseaba que fueran tan reales como aquella nieve impregnada en sus zapatos pero tan solo eran imágenes creadas por su subconsciente.
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- Somos dos y uno a la vez – tranquilamente aquel chico de baja estatura abraza fuertemente al más alto
- En verdad ¿me amas? – pregunto el mayor con su bandita tapando su nariz
Una pregunta que suavemente fue contestada por un apasionado beso que poco a poco fue uniendo sus cuerpos en el placer y la lujuria de una increíble noche.
El invierno no se sentía pues el calor corporal les llenaba y les era suficiente para mantenerse…
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Sonrió pervertido, aunque fuese un sueño le parecía tan real como un verdadero y real recuerdo; un timbre le alerto y corriendo lo más rápido que pudo se apresuró a llegar a la escuela. Se precipito a saltar la reja, ya cerrada para evitar que os atrasados entren, corrió sin más a su sala que por suerte se encontraba llena de bulla un claro indicio de que el profesor no llegaba.
Abrió la puerta y nadie le hizo caso pero dos claras presencias si, le miraron con interrogante esperando el saludo inicial para comenzar.
- Hola chicos – saludo con su mano y acto seguido se sentó en su pupitre bostezando
- Hola Reita – se llamaba Suzuki Akira pero le decían Reita.
- Como estás iguana porfiada – insulto Uke Yukata o más conocido como Kai.
- ¿y ahora que te dio? – se defendió el más alto
- ¡Que te dije que llegaras temprano! Ahora tenemos prueba y habíamos acordado repasar antes, creo que te quedan en 3…2…1 – entro por la puerta un alegre profesor con una sonrisa que les espanto a todos
- ¡Tenemos prueba! Siéntense bien y saquen un lápiz porque hoy ¡les ira mal! – volvió a sonreír con su endemoniada sonrisa y todos suspiraron enojados.
El profesor antes de entregar los exámenes para comenzar observo a todos a los ojos y con una sonrisa más amplia se excusó con que “para evitar copias” les cambiaria de puesto solo por la prueba, Los revolvió a todos y entrego tranquilamente las tres hojas que duraría el largo y estúpido examen de Matemáticas.
- Señor Takanori Matsumoto, confío en su honestidad, creo que todos sabemos en esta sala a que me refiero cuando le indico que “confío en usted” – claro era que el pequeño chico era conocido por sus increíbles y buenas notas pero sin embargo Reita era todo un “porro” o más bien un perdedor si de notas se trataba.
- No se preocupe sensei – respondió con amabilidad y se sentó al lado de Reita.
La prueba avanzaba con algunas interrupciones por parte del profesor y entonces el más alto callo en la tentación e ingenuamente le golpeo con un suave taponcito en el trasero a Ruki.
- Ruki ¡ayúdame! – susurro con tal discreción que solo fuera escuchada por el que deseaba que fuera su receptor.
- Me niego – contesto el chibi.
- Hago lo que tú quieras ¡tan solo ayúdame! – esta vez el pequeño se lo tomo para pensar y viendo a los lados para que nadie le viera empezó a escribir con tal maestría en un grueso lápiz.
Levanto la mano con rostro de inocencia y le pidió al profesor si podría prestar un lápiz al señor Akira por el simple hecho de que este se le había roto el propio, claro está que lo hizo añicos antes de eso.
El profesor dio el pase y con una sonrisa aliviada Reita tomo el lápiz y empezó a copiar todas las formulas lo mejor que podía, una vez terminado esto dejo el examen y se dio cuenta que el gordo lápiz contenía un mensaje mas
“en el recreo te veo detrás del árbol, quiero que me ayudes en un “pequeño” asuntito”
Reita sonrió y entregó la prueba, tocaron el timbre de salida a recreo y todos se retiraron Reita salió como bala, sus amigos quedaron extrañados pero decidieron seguirlo a escondidas.
El árbol más grande que había en la escuela era bastante grande y con rapidez el más alto se subió en las gruesas ramas espero a Ruki quien no tardo y sorprendiéndolo mientras bajaba de arriba del árbol le saludo.
- Bien que deseas – exigió
- Que me ayudes a confesarme – exclamo mirando al suelo todo sonrojado
- ¿A quién? – un silencio incomodo realmente Reita no quería escuchar aquello
- Yuu… o creo que tú le llamas Aoi ... – el mundo callo ante esa frase pero su gran orgullo le permitió fingir
- Te ayudare pero desde ahora debes ayudarme en las pruebas – suspiró e hicieron el trato.
Un trato el cual Akira despreciaba por completo, detestaba que a quien más amaba estaba enamorado de su mejor amigo. Con tristeza se devolvió a su casa mirando al cielo entre una gota de lagrima botando toda la tristeza.
- Todo se quedara como un sueño – y entre la nieve aquella lagrima fue olvidada.