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¿Tú o yo? por Novata

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Notas del capitulo:

Los personajes de Slam Dunk no son míos, solo los utilizo para entretener a las ávidas fans de mi pareja favorita. 

 

-¡¿Qué va ser lo siguiente?! ¡¿Ponerme tetas de silicona y pasearlas por la playa?!

-Por dios... no hay quien trate contigo... -resopló cansado un joven hombre de ojos color zafiro y de una belleza envidiable.

Se encontraba en uno de los sofás verdes de una famosa cafetería de la ciudad. Encarándole en otro asiento, estaba un joven pelirrojo que parecía más bien ocupado en apretar con fuerza los botones del teléfono móvil que en prestar atención a su compañero que le escudriñaba con la mirada. Les separaba una mesita redonda donde reposaban un ordenador portátil y dos tazas humeantes de café. 

-¿Lo vas a hacer o no? -fue la pregunta seca del pelinegro cansado de la testarudez de su acompañante.

-¡No! -le contestó tajante.

-¿Por qué te haces el difícil? Ahora mismo te estás comportando como un niño mimado.

-¿¡Ah sí?! A ti te gustaría que te preguntara lo mismo. Te gustaría que te obligará a-

-¡Cállate! -le interrumpió sobresaltándole. Este no es lugar para hablar de ello.

-Me da igual. De todas maneras, puedes pedirlo como quieras, pero no pienso hacerlo.

-¿Esta es tu última decisión? ¿No te arrepentirás?

-¡¿Qué?!...Daisuke...¿me estás amenazando?

-No seas idiota Eishi...es que me frustras... Eres tan cabezota y no sé qué hacer para que te convenza. -le respondió el pelinegro al borde de un ataque de nervios.

Cogió la taza de café y la bebió entera sin rechistar y sin apenas inmutarse del ardor que le escocía la garganta. El pelirrojo depositó el móvil encima de la mesita y dirigió la mirada sobre él. Le recorrió de arriba a abajo con un mirada indescifrable, como si se debatiera sobre algo que no le convencía del todo...

-Te propongo un trato...

-A ver, sorpréndeme...

-Lo haré pero tendrás que darme algo a cambio.

-¿Qué quieres? Te daré todo lo que pidas solo dímelo -le contestó Daisuke impaciente.

-¡Corten! -gritó con entusiasmo un señor mayor con una gorra blanca en la cabeza sobre la cual se podía leer "El mejor director de escena".

Salió de detrás de varias cámaras que apuntaban con sus lentes a los dos jóvenes sentados cómodamente en los sillones.

-Muy bien -les dijo mientras se acercaba a ellos- Sakuragi-kun, te has salido un poco del guión pero me ha gustado el resultado final. Rukawa-san en la próxima escena quiero que muestres más emoción en tus facciones... no es que lo hayas hecho mal pero quiero más emoción, más pasión, ¿de acuerdo?

Kaede solo asintió con la cabeza mientras se levantaba al igual que Hanamichi para dirigirse al próximo set.

-¡Muy bien! Vamos a recoger todo esto y nos vamos al siguiente escenario. No tenemos mucho tiempo, ¡Venga! -ordenó a al resto del equipo que empezaron a recoger las cámaras y las luces.

-¡Ey! -llamó el pelirrojo a su compañero de escena que se disponía a salir de la cafetería.

El aludido se paró en seco y encaró al pelirrojo.

-Tengo nombre...

-Sí, obvio...¿Rukawa-san, no? quería hablarte sobre la siguiente escena...mmm...¿Quieres que lo hago yo o tu? -le preguntó con un poco de  malestar y esperando con todo su corazón que aquel hombre se prestara voluntario a hacerlo y así librarse él del marrón...

Rukawa depositó su bolso en el suelo y le miró opresivamente poniendo incómodo a Sakuragi. Desde que lo presentaron el primer día de rodaje, el corazón le latió con fuerza; quedó maravillado y prendado de la belleza de aquel hombre y se sintió afortunado por tener por primera vez a un compañero de reparto cuya apariencia física no le disgustara.

-Prefiero que seas tú...

-¿¡Qué?! -medio gritó Hanamichi sorprendido igualmente por la respuesta del pelinegro.

-No, no, no... A ver, yo nunca lo he hecho y hoy no va a ser el día...

-Yo tampoco...

-¿Qué es lo que hablan tanto? Venga en marcha que llegamos tarde -les apresuró el director impaciente por rodar la siguiente escena.

-Anzai-san, tenemos un dilema -empezó a decir el pelirrojo intentando que el director le apoyara pues había rodado varias películas juntos y se sentía con el derecho z pedirle favores...

-Me lo cuentas, cuando estemos en el coche, ¡venga!

Y les arrastró apresuradamente a un todo-terreno negro aparcado delante de la cafetería. El resto del equipo seguía guardando las cámaras y los instrumentos de rodaje  en una gran furgoneta blanca, pero el director no les esperó. Arrancó el coche llevando a sus dos actores al siguiente escenario.

-Anzai-san -llamó Hanamichi que estaba sentado en el asiento contiguo al del conductor.

Rukawa estaba detrás y atento a la conversación que se iba a establecer aunque en su rostro solo se reflejaba indiferencia absoluta a todo lo que le rodea.

-Para la siguiente escena...¿Quién de los dos tiene que-

-¡Ah! -le interrumpió el director divertido al intuir lo que le preocupaba al pelirrojo. Bueno Sakuragi-kun, si te soy sincero todavía no lo he decidido porque los dos me parecéis bastante perfectos para este papel... Lo voy a ir pensando de camino y si al llegar no me haya puesto de acuerdo conmigo mismo os dejaré la decisión a vosotros.

-Gordito -susurró el pelirrojo furioso por lo bajo para que no le oyera Rukawa y tirando de la papada del pobre hombre- no te atrevas a hacerme esto o nunca volveré a rodar otra película contigo, ¡¿meoyes?!

El director solo se limitó a reír divertido.

-¡No te burles maldita sea! No lo pienso hacer.

-Yo tampoco -fue la respuesta del pelinegro que parecía revivir de entre los muertos.

El pelirrojo giró la cabeza para encarar a su compañero. Si las miradas pudieran matar habrían caído los dos fulminados al instante.

-Hohohoho...Ya hemos llegado chicos....

**************************************************

-¡Acción!  -exclamó un joven hombre antes de golpear con fuerza la claqueta produciendo un sonido seco.

Se apartó rápidamente dejando a la vista una amplia cama de matrimonio donde reposaban los cuerpos atléticos de los dos protagonistas. Ataviados cada uno con un albornoz blanco, se dirigían unas miradas cargadas de sentimientos que iban desde un absoluto sentido de superioridad hasta un fastidio de lo más aberrante.

El pelirrojo fue el primero en moverse. Cogió a su acompañante por el cuello del albornoz, sorprendiéndole con el súbito movimiento. No contento de la osadía de aquel mono pelirrojo, le cogió a su vez por el cuello, fulminándole con una mirada fría y furiosa.

-¡Corten! -fue la inmediata respuesta del director ante la desastrosa situación.

Suspiró exasperado y se masajeó las sienes incapaz de mirar por más rato el lamentable desarrollo que aquella escena iba a conllevar.

-A ver chicos... -empezó a decir después de removerse incómodamente en la silla- Por lo visto, no vais a llegar a ninguna parte. ¿Qué tal si lo echamos a suertes?

-¡De ninguna manera! -se exclamó el pelirrojo liberándose del agarre de Rukawa y levantándose de la cama- ¡No pienso hacerlo y punto!

Se acercó rápidamente al director y le agarró de los mofletes ante la sorpresa del personal de rodaje.

-Vaaaaaa dile a este kitsune apestoso que deje de ser tan cabezota, ¡qué no tengo todo el día! -lloriqueó infantilmente, intentando que con su encanto consiguiera persuadir al director.

-¿Qué me has llamado, do'aho? -sonó la voz fría del aludido detrás de su espalda. 

Hanamichi pivoteó ligeramente para encararlo con una expresión de asombro, como si todavía no se creyera que aquel chico le hubiera insultado.

-¿Qué... Qué me has llamado? -le preguntó lentamente sintiendo como empezaba a hervirle la sangre.

-Do'aho... te he preguntado yo primero. 

El pelirrojo le agarró por segunda vez del cuello del albornoz, dispuesto a darle su merecido a aquel engreído pero su oponente le imitó sin dejarse intimidar. 

-¡Chicos, chicos relajáos! Que no es para tanto. Dejad de comportaros como niños mimados y sed un poco profesionales que no sois los únicos que hacéis la película - dijo con una sonrisa en la boca pero con un tono de voz tajante y poco propio de él.

Los dos muchachos miraron a su alrededor y vieron las caras de molestia e impaciencia de casi todas las personas que estaban allí presentes, y que les miraban también cansados de su inmadurez.

-Veis... No nos hagáis perder más el tiempo... -fue el último comentario seco del director. 

Ambos actores carraspearon incómodos ante tantas miradas de desaprobación, se soltaron finalmente y se dirigieron cabizbajos hacia la cama.

Kaede empezó a quitarse el albornoz quedando desnudo frente al pelirrojo que se encontraba en el lado opuesto de la cama. Hanamichi no pudo dejar de observar aquel cuerpo de ensueño sin excitarse, pues eran pocas las veces que tenía la oportunidad de trabajar con una belleza tan exquisita.

Kaede se arrodilló encima de la cama ajeno a los pensamientos libidinosos de su compañero de reparto y estiró su brazo para agarrar al pelirrojo. Lo tiró hacia él casi haciéndole perder el equilibrio. Ambos se encontraban uno frente al otro arrodillados e indecisos, uno desnudo y el otro todavía ataviado por la molesta prenda.

Pero esta cayó rápidamente al suelo bajo las manos expertas del pelinegro, que en medio segundo consiguió aplacar a Hanamichi bajo su cuerpo. 

-¿¡Qué haces?! -siseó Hanamichi por lo bajo para que no le oyera el director y con la excitación anterior totalmente anulada- ¡Soy yo quien tiene que estar encima!

-No te lo crees ni tu... si tienes pinta de pasivo estreñido... Pero no te preocupes te haré llegar al séptimo cielo con esa cosita mágica -le susurró sensualmente agarrando suavemente "la cosita mágica" a la que se refería. 

Hanamichi se ruborizó con fuerza y si uno lo viera pensaría que era por culpa de aquellas palabras ordinarias  pero era por rabia contenida y también un poco por culpa de lo primero. 

-Esto ya lo veremos.

Agarró su cintura con las manos y lo levantó con una fuerza sorprendente. Todo el cuerpo de Kaede levitó encima del de Hanamichi y cayó a cámara lenta a un costado. El pelirrojo aprovechó la oportunidad y saltó encima de él, sentándose encima de su cadera.

Todo el equipo miraba la escena con la boca abierta, uno de los guionistas miraba el guión una y otra vez intentando encontrar alguna similitud entre lo que había escrito y entre lo que se estaba desarrollando delante de sus narices. Miró rápidamente al director para comunicarle que la escena no iba como lo habían planeado, pero solo se topó con una sonrisa de satisfacción que le ordenaba callarse y dejar de molestar. 

-¿Ahora qué? -soltó un orgulloso Hanamichi a su contrincante mientras le oprimía con todo su peso. 

Kaede no le contestó pero hizo algo más atrevido... Deslizó la mano rápidamente hacia la entrepierna del pelirrojo y la agarró con fuerza.

Hanamichi gruñió de dolor y apretó fuertemente los dientes para no darle la satisfación  de verlo sorprendido y levemente adolorido. 

-A... Así me gusta... que... que mi esclavo me dé placer -soltó entrecortadamente ante las caricias sensuales del pelinegro en la parte más sensible de su cuerpo.

-¿Esclavo? mmm... no me importa mientras mi amo -dijo recalcando con fuerza esta palabra-  se esté retorciendo de placer por mi culpa. 

Hanamichi no pudo contestarle pues intentaba sin éxito ahogar un gemido de placer. Se apoyó con las manos en el pecho de Kaede y entreabrió los ojos para observarle. Lucía una media sonrisa cínica y de triunfo como si hubiera ganado la batalla y eso no le gustó ni una pizca al demasiado orgulloso pelirrojo.

Deslizó la mano hasta alcanzar uno de los pezones del pelinegro y en círculos, empezó a acariciarlo lentamente y con esmero. Kaede se estremeció sin esperarlo; era la primera vez que sentía descargas eléctricas recorrerle el cuerpo a causa de  las caricias en aquella zona.

Miró a Hanamichi y no pudo evitar sentir frustración al notar que él se había dado cuenta de su reacción. No pensaba perder ante aquel maldito do'aho que nunca se aprendía las pocas líneas del guión que le pertocaban. Con la mano libre, le agarró el cuello para acercarlo a su rostro. Lo besó lascivamente e intentó franquear la entrada con la lengua pero Hanamichi opuso resistencia pues no estaba dispuesto a ponérselo fácil. Kaede se frustró todavía más y dejó escapar un suspiro de cansancio que aprovechó el pelirrojo para meter la lengua.

En el otro lado de la habitación, el director susurró impaciente a uno de los cámaras que plasmara aquel momento en su lente pues en lugar de estar concentrando en su trabajo parecía observar la escena con entretenimiento. El técnico de sonido le acompañó hasta alcanzar a los dos muchachos que no se inmutaron de su presencia y tragó saliva con dificultad. Estaba acostumbrado a rodar escenas de sexo pero aquella en particular era demasiado fogosa. Tenía que controlar sus impulsos como la mayoría de los allí presentes para el bien de la película.

Después de eternos minutos intercambiando flujos salivales, Hanamichi se apartó para recuperar el aliento. Además la posición semi postrada en la que se encontraba empezaba a resentirle en la espalda. Kaede que todavía tenía agarrado su miembro, apartó la mano cansando de la posición incómoda de la muñeca. 

-Escucha... Si seguimos así nunca vamos a acabar la escena.

-Eso digo yo -contestó Hanamichi que se sentó más cómodamente sobre la pelvis de su compañero pero antes de decir algo más, le sorprendió notar el miembro duro del pelinegro pulsar contra su muslo.

-No seas tan cabezota y déjate penetrar.

-¡No, déjate tu! -le gritó enfadado y haciendo saltar de susto al equipo de rodaje.

-¡Corten!  -exclamó el director levantándose con dificultad del asiento- A ver chicos, os voy a dar una última oportunidad. Os vamos a dejar solos media horita, y cuando vuelva quiero... mejor dicho, os ordenó que hayas solucionado este problema, ¿entendido?

Acto seguido, se dirigió hacia la puerta seguido muy de cerca de todo el equipo que empezaba a respirar con alivio después de largos momentos de tensión. Al final, dejaron solos a Kaede y a Hanamichi que, después de levantarse de la cama, se miraban de pie con desafio y rencor como eternos rivales aunque se conocieran de bien poco.

Coincidieron pocas veces en el set de rodaje para actuar en una o dos escenas lo que tampoco les permitió conocerse a un nivel más profundo. La primera impresión que se llevó Hanamichi de aquel chico era que era increíblemente atractivo y que poseía unos ojos azules impresionantes.

Cuando fueron intercambiando alguna que otra palabra, aparte de las que venían en el guión, notó que no era especialmente parlanchín, más bien lo contrario, en los descansos, se encerraba en sí mismo, evitando al máximo posible el contacto con los demás. Hasta ese día.

-¿Qué miras tanto con esa cara de embobado?

-O dejas de insultarme, zorro mezquino, o te doy un cabezazo -le amenazó mientras se levantaba el flequillo para enseñarle su reluciente y dura frente.

-Primero, deja tu de llamare zorro y puede que deje de insultarte... estúpido...

-¡ARGH! -vociferó de rabia- ¡Yasta, te lo has buscado! 

Le agarró con fuerza de los brazos y arqueó la espalda para coger impulso antes de propinarle un cabezazo, pero Kaede que conocía alguna que otra llave de artes marciales, metió el pie detrás del de Hanamichi, lo que le hizo perder el equilibrio y caer de espaldas contra la moqueta.

Inevitablemente, el pelinegro le cayó encima porque el pelirrojo todavía lo tenía agarrado. Aunque el tapiz tenía bastante grosor, lo que pudo amortiguar parte de la caída, Hanamichi se dio en la cabeza lo que le aturdió por un momento.

Además, al caerle encima, le privó durante largos segundos del precioso oxígeno. Kaede alarmado al verlo tosiendo e intentando recuperar el aliento, se arrodilló a su lado y lo levantó. Lo acomodó entre sus brazos, de forma que su espalda estuviera apoyado cómodamente contra su pecho. Y después de acurrucarlo entre sus brazos le masajeó el pecho. 

-Tranquilo -le susurró al oído- shhh... ahora inspira...y expira, bien. Otra vez, inspira... expira... ¿Mejor?

Hanamichi asintió con la cabeza después de conseguir que sus pulmones rindieran con normalidad y se sonrojó levemente al sentir la mano del pelinegro todavía acariciándole el pecho. 

-Si no me hubieras aplastado, nada de esto habría pasado, kitsune.

-¿Te comportas así de idiota cuando alguien te ayuda o es solo conmigo?

No le contestó. En realidad Hanamichi no tenía la intención de decirle aquello, pensaba darle las gracias, pero hasta no haber acabado la frase no se dio cuenta realmente de lo que había dicho. 

-...Solo contigo...

Kaede estaba a punto de mandarle a tomar por saco si no fuera por el tono... casi meloso e insinuante de aquella contestación...¿Acaso le estaba seduciendo? No estaba seguro porque no le podía ver el rostro pero observó como sus orejas se tornaban del color de su pelo.

Sonrió divertido y excitado por aquella reacción inesperada.A riesgo de perder la mano bajo un mordisco mortal del pelirrojo, se atrevió a bajarla lentamente del pecho hacia el estómago para acariciar juguetonamente el ombligo del sorprendido Hanamichi.

-¿Qué... qué haces?

-¿Tu que crees?

-Tocarme el ombligo... y deja de hacerlo que me da cosquillas...-le contestó con voz baja sin saber como reaccionar ante el obvio coqueteo.

-¿En serio?... que aguafiestas eres -suspiró frustrado mientras apartaba la mano- ¿puedes levantarte?

Hanamichi se sintió un poco dolido. Intentó erguirse pero al hacerlo se mareó y cayó pesadamente contra el pecho de Kaede. Cerró los ojos con fuerza y se dejó rodear por los brazos fuertes de Kaede.  

-No seas idiota... si te levantas así de brusco, después del golpe en la cabeza, es lógico que te marees.

-De... deja de llamarme "idiota"...

-Lo haré cuando dejes de comportarte como tal...

No le respondió, estaba concentrado en disipar el poco mareo que le quedaba y aunque no lo admitiera, aquellos medios insultos dejaban de sonar tan ofensivos cuanto más tiempo pasaban juntos.

-¿Quieres que diga al director que lo dejemos para otro día? -preguntó Kaede preocupado al ver su cabeza agachada y al notar su respiración agitada.

-No, estoy bien. Tenemos que acabar con esto...

-Ya te he dicho lo que pienso al respeto.

-... Yo tampoco me hace mucha ilusión que me deje follar por el trasero pero intentemos hacerlo de manera civilizada. Juguemos al piedra, papel y tijeras para determinar al ganador.

-¿Esta es tu proposición civilizada?

-Sí... ¿o qué prefieres? pasarnos toda la tarde peleando como perros y gatos.

-No... A mi me da igual...

Kaede le soltó para liberar a Hanamichi que se sentó arrodillado frente a él y se puso rápidamente un cojín encima de su entrepierna como un puritano. Kaede, que estaba igual de desnudo, no pudo evitar una sonrisa divertida al verlo sonrojarse y hacer como si nada hubiera pasado. 

-Venga, empezamos...

Ambos escondieron la mano detrás de la espalda y al contar hasta tres, las sacaron rápidamente a la vista. La mano temblorosa de Hanamichi formaba un perfecto puño mientras que la de Kaede estaba totalmente abierta.

 

-No... -susurró atónito incapaz de comprender la situación.

-He ganado -le contestó el pelinegro satisfecho por el resultado.

-No, solo estábamos calentando -le dijo impaciente mientras escondía por segunda vez la mano detrás de la espalda- venga, esta es la buena.

-No hemos hablado de ningún calentamiento. He ganado y punto, no seas mal perdedor -resopló cansado reusando una segunda "partida".

-Venga kitsuneee, no seas mala persona, dame una última oportunidad, por favoooor -lloriqueó encantadoramente mientras suplicaba con las manos. 

Se le formó un nudo en la garganta al ver la manera adorable en la que actuaba el pelirrojo, Su cuerpo empezó a percibir descargas de adrenalina, el corazón empezó a bombardearle el pecho y la sensación de mariposas bailando en su estómago se hacia cada vez más fuerte.

Escondió a su vez la mano detrás de la espalda incapaz de denegarle su petición y volvieron a contar hasta tres. 

-He vuelto a ganar -dijo el pelinegro al ver el puño de Hanamichi empapelado por su mano. 

Estaba en shock, no podía creer que hubiera vuelto a perder con la misma jugada. Se levantó lentamente del suelo, guardando un silencio pesado que incomodó a Kaede. Se sentó encima de la cama y fijó su mirada en el suelo. Intentaba concienciarse de lo que iba a ocurrir. Era su primera vez, y por lo que sabía, las primeras veces siempre eran dolorosas.

Sin embargo, no era tanto el miedo al dolor que le tenía petrificado, sino el desconocimiento de aquella forma de placer que pensó que nunca probaría porque no era de su estilo. Siempre había sido el activo en sus relaciones y nunca concibió la idea de ser el pasivo para nadie.

-¿A qué esperas? -dijo finalmente cansado de la mirada opresiva que le lanzaba Kaede, que todavía se encontraba estirado en la moqueta.

-Creía que ibas a oponer más resistencia... al menos hasta mañana... ¿qué te ha hecho cambiar de parecer?

-No quiero perder el sueldo por esta estúpida pelea de orgullo... tampoco creo que sea tan duro rebajarse de vez en cuando...

Kaede no pudo evitar sentir un pinchazo de dolor al oír aquello. Tampoco se esperaba que le dijera que se dejaba hacer porque fuera alguien especial (no se conocían desde tanto tiempo) pero tampoco esperaba la aspereza de sus palabras. 

-Ser pasivo no es cuestión de rebajarse... No es algo negativo.

-¡Ja! -soltó con sorna- Tus palabras contradicen tus actos... ¿Y por qué ponías tanto esmero en no hacer de pasivo si no es algo negativo?

Kaede recibió su respuesta como una puñalada. Incluso le impresionó un poco la corta elocuencia de aquel mono pelirrojo. Y por unos segundos no supo que responder.

-Nunca lo he hecho antes. Siempre he sido activo...

-Yo también... Es... mi primera vez... -declaró tímidamente.

Ruwaka se levantó con las piernas temblorosas por los nervios y se sentó al lado de Hanamichi pegándose a su hombre.Apoyó las manos en las rodillas y se quedó quieto al igual que Hanamichi. Después de debatirse con él mismo durante largos segundos, respiró hondo y lo tomó de la barbilla. Le giró la cabeza para verle los ojos. Se quedaron ensimismados, cada uno impresionado por el atractivo del otro.

Se acercaron lentamente hasta quedar conectados por un beso que parecía casto e inapropiado teniendo en cuenta que se trataba de dos estrellas del porno gay. 

-Oye, si de verdad no te apetece, lo puedo hacer yo.

-¿De verdad? -respondió ilusionado.

Kaede solo asintió con la cabeza intentando hacer caso omiso a la vocecita enfadada que le gritaba en la cabeza.

-... No sería justo. He perdido al piedra, papel, tijera. Así que soy yo quien va a hacer de pasivo.

-Idiota, te estoy diciendo que te cambio el sitio.

-Maldito Kitsune deja de insultarme, y no pienso cambiar de idea por que sería de muy mal perder obligarte a hacerlo.

Kaede rodó los ojos y suspiró con fuerza casi llevándose las manos al cielo ante la increíble terquedad de su compañero de trabajo.  

-Oye, ni hemos empezado con la faena... esto ya se verá... pero no sé si te has dado cuenta, llevó como media hora con esto empinado- le dijo mientras le señalaba la fuerte erección que le empezaba a molestar. 

Hanamichi que sí se había percatado, se sonrojó levemente. Al ver la excitación latente de su compañero, no pudo evitar que su cuerpo reaccionara del mismo modo, solo que su entrepierna estaba resguardada bajo un cojín. Y no por mucho tiempo, pues el pelinegro retiró la molesta prenda y la tiró contra el suelo.

Empujó a Hanamichi contra la cama y se colocó encima su cadera, intercambiando así la posición que habían adoptado momentos atrás. 

-Aunque me haya pasado medio día discutiendo tontamente por tu culpa... Tengo que confesar que me ha excitado verte enojado.

-Lo mismo digo- le contestó seductoramente el pelirrojo antes de agarrarlo por la nuca para darle un  apasionado beso.

**************************************************

-¿Has dejado la cámara rodando?

-Sí director, como usted me lo ha ordenado.

El director Anzai se acercó a la puerta y la abrió lentamente y por la estrecha ranura, metió el ojo para ver lo que estaba sucediendo.

-Bien... Creo que tenemos película -dijo con satisfacción mientras soltaba una risa parecida a la de Santa Claus.

 

 

The end


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