Amor a través del e-mail por Paz

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Notas del fanfic:

Antes que os pongáis a leer quiero disculparme por no haber actualizado los fics que tengo pendientes, creo que he colapsado, llevo demasiados meses sin tomarme las vacaciones y mis neuronas han dicho basta, voy a intentar acabar los capítulos que tengo a medias solo que no cuando será, porque cada vez que me pongo delante del PC mi mente esta en blanco.

Tomaré mis vacaciones y los días personales que tengo durante el mes de diciembre-enero, sin embargo no me gustaría que os olvidarais de mi, por ese motivo voy a tomar en cuenta lo que me pidieron en un comentario, juntar todos mis escritos en una misma Web, por ello, como al parecer mi chica favorita tiene su página medio cerrada, (por no decir del todo) he pensado en ir subiendo aquí lo que tengo allí, sin dejar de agradecerle, con infinitas gracias el favor que me hizo permitiéndome darme a conocer.

Por esto aprovechando que estoy en dique seco, os subiré uno de mis fics del año 2003, no diré que fue el primero, pero si uno de los muchos que escribí ese año. Se titulo “Amor a través del e-mail”, tiene dos capítulos, después de este seguiré subiendo otros de esa misma época.

Notas del capitulo:
Este fic se me ocurrió cuando comenzó a ser de uso común la utlización de enviarse mensajes a traves de Internet.

Amor a través del e-mail

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

Hana X Ru

By Paz

Capitulo I: Lamentos

Rukawa dejaba que el agua caliente relajara sus músculos doloridos, el partido que habían jugado contra sus eternos rivales, fue intenso y como siempre él se entregaba por completo.

El jolgorio de sus compañeros fue cesando a medida que se iba marchando, finalmente quedo en completo silencio, agradeció la tranquilidad que se respiraba en la quietud del vestuario.

Finalmente se decidió a salir, cerró el paso del agua y enrollo en sus caderas una toalla, al pasar junto al estante de la ropa limpia recogió otra para secarse los cabellos que llevaba más largo de lo habitual.

Cuando termino de vestirse y con su bolso al hombro se dirigió hacia puerta del vestuario. Apenas entreabrió la puerta le llego una voz sumamente conocida, su presencia no fue detectada porque el pasillo solo estaba iluminado con las luces de emergencia. No deseaba encontrarse con él, ya tuvo suficiente con enfrentarlo en la duela.

Su voz le llego nítida, estaba a menos de tres metros de ellos.

-Te gustará mi hotel, me han dejado una suite para mi solo, es allí donde tengo un poster con todo el equipo autografiado –presumió el puercoespín, al mismo tiempo que estimulaba al chico con el cebo de entregarle un cartel que no poseía- Te propongo un trato, ven conmigo y te lo enseño, podrás presumir ante tus amigos que Sendoh Akira te llevo a su lujoso hotel, si cuando lleguemos decides que no quieres quedarte a tomar un refresco conmigo, pues no pasa nada, te entrego el afiche y te acompaño hasta donde tu quieras ir.

-No… sé… -la voz sonaba titubeante el cebo del poster era muy tentador.

-No haremos nada que tú no quieras… -La voz de Sendoh se apagó unos segundos, al instante, se escucharon ahogadas exclamaciones y leves protestas.

-No… no… yo no… soy… -un gemido escapó de los labios del ingenuo joven.

Kaede encendió la luz del vestuario y abrió la puerta todo lo largo de su brazo, un haz de luz iluminó a la pareja. Sendoh tenía acorralado contra la pared del pasillo a un muchachito, debió acercarse a pedirle un autógrafo y incautamente cayó en las redes de seducción que el muchacho de la eterna sonrisa solía desplegar con todas sus presas.

Sendoh estaba besando el cuello del chiquillo que indudablemente apartó su rostro cuando fue a besarlo, su cuerpo le impedía moverse, mientras su mano le acariciaba por debajo de la remera, el joven iba a ser otro más en la larga lista de conquistas con que presumía Sendoh ante sus compañeros. Al ser interrumpido tan bruscamente se volvió, sus ojos se posaron molestos en la persona que apareció ante ellos. Le reconoció al instante.

Rukawa con expresión inocente le interpelo.

-¡Vaya Sendoh! Otra vez has plantado a tu novio.

Sendoh le miró perplejo, nunca hablaba y cuando lo hacia era para estropearle un buen plan. Ese chico es un autentico bombón, tan inocente que no le cabía ninguna duda que esa noche le tendría bajo él.

-Novio? –inquirió el muchacho con un hilo de voz. Dándole un empujón salió corriendo, impidiéndole reaccionar a tiempo para impedir su marcha.

-Idiota… -miró con gesto venenoso a Rukawa.

-Otro día tendrás mejor suerte –se volvió con intención de marcharse. Le dio la espalda.

-No, no te iras fan fácilmente –dijo empujándolo contra la pared.

Rukawa aturdido por el golpe, no se esperaba un ataque así, sintió como su frente rebotaba contra la pared dejándole unos minutos aturdido. Cuando reaccionó, Sendoh le había arrastrado al interior del vestuario sentandose sobre sus piernas, sintiendo su mano bajo el jersey y sus dedos presionando sus pezones. Gimió más por dolor que por placer. Ese desgraciado iba a violarlo si se lo permitía, tenía el pantalón medio bajado y su mano se acercaba inexorable hacia su hombría. Debía creer que seguía desvanecido, apretó ambos manos con fuerza y luego alzó el puño cerrado tan rápido que le tomó desprevenido estrellándose contra su cara, salpicando a ambos la sangre que manaba abundantemente de la nariz que tan certeramente había alcanzado.

Sendoh con un grito de dolor cayó hacia atrás, llevándose ambas manos al rostro, en un vano intento de contener la hemorragia.

Rukawa sintió una gran satisfacción al escuchar el crujido, al quedar libre de su peso se incorporó acomodando sus ropas.

-Desgraciado… me has roto la nariz –chillo por el dolor intenso que sentía, arrodillado en el suelo, con el rostro cubierto por sus manos, por entre sus dedos entreabiertos se escurría la sangre que goteaba al piso.

-Así aprenderás a no intentar tomarme por la fuerza. Parece que olvidaste que no soy un chiquillo indefenso.

-Te demandaré…

-Hazlo… -sin contemplaciones le tomó por el cuello de la chaqueta que llevaba y le zarandeó sin importarle que el movimiento repercutiera en su lesión –me ocuparé personalmente de que todas tus aventuras salgan en la prensa, ya estoy viendo los titulares. “Sendoh Akira, violador”.

-No tienes testigos –jadeo, el dolor le estaba matando y él no dejaba de sacudirle.

-Seguro que yo no he sido el primero con quien lo has intentado… -vió temor en su mirada- si se publicará tendré muchos testigos. –le soltó de golpe, Sendoh cayo al piso al resbalar en su propia sangre.

Rukawa se marcho, en el pasillo recogió su bolso y se alejo sin preocuparse si se desangraba o no. Ese tipejo no era asunto que le incumbiera.

Enseguida de llegar a su apartamento, se metió bajo la ducha, queriendo quitarse de su cuerpo el olor de ese desgraciado. Se enjabonó a conciencia y restregó su piel hasta sentirse limpio. Vestido solo con el albornoz paso a la cocina, pues estaba hambriento. En pocos minutos preparó lo necesario para calmar su deseo de comer.

Se dirigía a su dormitorio cuando algo llamo su atención. El bolso que había recogido en el pasillo no era el suyo, se parecía en el color y la forma, en la oscuridad lo había tomado confundido, aquel debía pertenecer a Sendoh. Maldijo su suerte, tendría que llamarle para intercambiar los bolsos.

Lo recogió dejándolo encima de la mesa, dándose cuenta en ese instante que estaba más pesado que el suyo. Llevado por la necesidad de buscar su teléfono o tal vez por curiosidad, abrió la cremallera y miró en su interior. Se sorprendió al encontrar un ordenador portátil entre la ropa de deporte que contenía el bolso.

Lo saco.

Lo miró.

Sabía que no debía hacerlo.

Lo conectó.

Pasaron los minutos.

Se decidió.

Levantó la tapa. La pantalla parpadeó encendiéndose.

-¡Que me importa lo que tenga ese desgraciado! -pensó alejándose hacia la cocina. Empezó a preparar lo necesario para hacerse un té. Cuando lo tuvo hecho se sentó en la cocina, a través de la puerta abierta veía la mesa donde estaba apoyado el ordenador. El resplandor de la pantalla encendida le llamaba- Tal vez lleve ahí un registro de sus conquistas. Nombres y todo eso. –sus ojos entrecerrados volvieron hacia el portátil, como sopesando las posibilidades de arriesgarse a ver el contenido- No debo hacerlo. No es correcto. –se dijo- Tampoco me quedaré con los brazos cruzados, esperando que él dé el primer paso, según el dicho hombre prevenido vale por dos. Le haré saber que tengo su portátil, y que se cuide de mí. Tendrá algo de interés en el disco duro? Lo sabré investigando que tiene ahí.

Se levantó decidido. Sentándose enseguida delante del ordenador, comprobó que en el escritorio tenía cinco iconos de accesos directos, al explorador, al procesador de textos, a una base de datos, la conexión a Internet y el correo. Tecleó Inicio, más no vio ningún otro programa que fuera interesante. Al abrir la carpeta de sus documentos encontró un archivo con una relación de las compras que iba hacer para practicar su deporte favorito, la pesca, siguió abriendo distintos archivos sin dar con algo que valiera la pena. Allí no había nada que le fuera útil. Estaba cerrando los archivos abiertos cuando de pronto en mitad de la pantalla apareció un mensaje. Acababa de entrar un e-mail.

Durante diez minutos estuvo mirando el aviso, sin atreverse a dar el paso. Viendo como un sobre animado se abría y cerraba constantemente, al tiempo que le advertía que tenía un e-mail, las letras titilaban delante de sus ojos.

Una vez más apartó sus escrúpulos, y arrastró el cursor hasta el sobre y dio un par de clicks. El programa se abrió y pudiendo ver un nuevo mensaje avisándole que tenía quince correos sin leer.

Comó era posible que mantuviera su correo tan olvidado?

Llevado por la curiosidad, pinchó para ver el nombre del remitente, cuando lo tuvo ante sus ojos se quedo tan atónito que tardo más de una hora en reaccionar. Cuando lo hizo fue para bajar la tapa del ordenador y levantarse, era muy tarde y necesitaba dormir decidió.

Se acostó pero ese nombre repetido en toda la página le quitaba el sueño. Sorprendentemente estaba desvelado.

-Hanamichi y Sendoh juntos, no era posible. Se negaba a creer algo así, pero si siempre decía que le iba a ganar, que era su rival. Era en lo único que estaban los dos de acuerdo, en su odio hacia el puercoespín, en su deseo de ser mejores que el jugador del Ryonan. Tranquilo, seguro que estas sacando conclusiones erróneas. Tal vez le escriba por otro motivo. No necesariamente tiene que ser lo que crees.¡Quince correos! No tiene otra justificación. –dió nuevas vueltas en el lecho, golpeó la almohada buscando un mejor hueco para su cabeza, finalmente se decidió- Tengo que saber.

Se levantó. Se puso su bata y descalzo dirigió sus pasos hacia la mesa de comedor. Levantó la tapa y enseguida vió los mensajes, ni siquiera había apagado el ordenador. Los ordenó para empezar con el más antiguo.