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BeLoved por Mad Lemon

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Notas del fanfic:

bueno... perdon si se siente muy corto puss es todo lo que tengo por ahora, pero seguire trabajando y subire mas fics (wiiii)

Notas del capitulo:

MAD: waaaaa el primero q subo( OwO) excelente pues aclaraciones creo q no necesita pues bueno esta corto pero puede contener spoiler.... recomiento que antes de leerlo, lean los caps 52-53 del manga de loveless /me base en esos caps :D/ asi entenderan a q me refiero supongo aa puss espero q les guste y la pareja en si /no supe comu fuuuuuuuuck ponerlo o3o/ son SoubixSeimei espero lo disfruten...

 

BELOVED

… Nuevamente a esa cabaña… donde “al parecer nadie vendrá”… esa cabaña en medio de un bosque donde hace varios años se marco sobre la piel la lealtad en forma de collar.

—FLASH BACK—

Soubi estaba amarrado de las manos, de una cuerda que colgaba del techo haciendo que sus brazos se mantuvieran arriba, con su mirada baja en una habitación con poca iluminación, si él hubiese querido habría podido soltarse, sin embargo no era una opción, no era su decisión…

-Soubi… ¿porque tienes esa mirada tan triste…? ¿No estás a gusto…?

Pregunta en tono sarcástico Seimei mientras toma aquella cuchilla la cual aun posee el aroma de la sangre de Soubi… Se acerca a él, quien llevaba puesto una camisa blanca de botones, ya que su largo abrigo se lo había quitado al entrar, Seimei lo mira y sonríe.

-Soubi, mírame… ¿acaso has vuelto a pensar en él? ¿No te he dicho ya que  yo soy todo lo que necesitas?

-Perdón, no sé qué me pasa últimamente…- responde aun cabizbajo

- ¿Tengo que recordártelo?- lo mira y se acerca más, y lo toma con delicadeza del mentón para que lo viera a los ojos.                                     

  Los ojos de Seimei eran como un abismo. Oscuros, fríos, profundos… y al igual que un abismo no se sabe que te espera en el fondo y si sobrevivirás… Ese era el temor de Soubi en ese momento, que esa mirada lo consumiera, lo despedazara y no dejara rastro de su ser…

Seimei toma la cuchilla y la pasa cortando la camisa de Soubi, la pasa muy cerca de su piel como para rozarlo, pero con la gentileza de no cortarlo, torturándolo.

- Te aferraste mucho a él ¿no?- sigue cortando mientras lo mira y sonríe.

- Tú me perteneces… Después de este tiempo… ¿Aun lo dudas? No debes preocuparte por nadie más.

-¡No es que lo haga! Es… Que no se qué está pasando por mi mente- defiende.

-¿Ah sí?... – Seimei se abre paso entre la camisa rasgada de Soubi usando su mano, así acaricia su abdomen como si verificara que no hubiesen cortadas - ¿no me estimas? – dice acercándose a su rostro…

 Soubi se mantiene cabizbajo en silencio… entonces Seimei pasa sus dos manos por el cuerpo del mayor envolviéndolo en un abraso frio, acerca su rostro y con una sonrisa sínica, aproxima sus  labios a los de Soubi y en un acto posesivo deposita un beso a media boca en los labios del rubio; un beso rápido, intangible y lúgubre. 

     —END OF FLASH BACK—

El parque… tan tranquilo y cálido como siempre, Seimei leía un libro sentado a la sombra de un árbol. El estaba muy calmado y relajado disfrutando de la bella paz de aquel parque…

Baja un momento el libro y lo coloca sobre su pecho y en un suave suspiro a él viene una pregunta

-¿Donde estará Soubi? Hace unos días no lo veo…

Y después de unos minutos, en una brisa, Soubi aparece casi tímidamente… acercándose suavemente hasta quedar enfrente de Seimei… el cual le responde con una dulce sonrisa, como si su actitud cambiara, se veía noble y bondadoso.

-Soubi me alegra verte, ¿Cómo has estado?-  comento con una sonrisa que parecía bastante sincera, casi adorable.

-No importa el cómo me encuentre yo, ¿tu estas bien? – responde

-Si- dice de modo cortante con una sonrisa. –Soubi siéntate conmigo.-

El rubio obedece y se sienta junto a él, recostándose en el árbol. Después de un tiempo de silencio, el sol teñía el cielo de naranja y las nubes deseaban retirarse para darle campo a las estrellas en el firmamento, las madres y sus niños se retiran a sus hogares antes de que se apague el sol… Seimei se cierra aquel libro y se pone de pie, estira su mano hacia Soubi y con una sonrisa gentil y tierna lo invita a retirarse de aquel sitio.      

-Vamos…-

… Nuevamente a aquella cabaña… donde  “al parecer nadie vendrá”… a esa cabaña en medio de un bosque donde la oscuridad lo cubría todo, aquella cabaña con poca iluminación porque desde hace años estaba deshabitada.

Ambos  entran y se quitan sus abrigos, el silencio los rodea.

- Soubi… ¿estás molesto conmigo?- pregunta el menor en un intento de romper la tensión casi visible en el aire.

- Yo no podría molestarme contigo, sin importar nada- responde

-Aahh... -dice en tono en tono juguetón de duda - entonces, ¿Por qué tienes esa mirada desde hace días?

El rubio se rehúsa a contestar  así que Seimei le da la espalda…

-Entonces, ¿si es porque has pensado en él?- reprocha, pero no como celos, sino más bien como intriga.

Como Soubi no respondía Seimei no lo volvió a ver y así de un instante de silencio, el mayor rompió en un impulso y lo abrazo rodeándolo con sus marcados brazos, pero con la delicadeza de no lastimarlo.

-Soubi… ¿a qué viene eso?- pregunta en tono controlado y casi indiferente

 -Yo solo te necesito a ti-  respondió abrazándolo y empezó a besarlo desesperadamente, varios de esos besos sin suerte quedaban en el aire, pero los más afortunados llegaban a las mejillas de Seimei. 

- ¿Qué crees que estás haciendo?-  dice el menor en tono divertido, como si estuvieran jugando, sin tomarle importancia a la expresión de seriedad del mayor, quien se veía muy impaciente y ansioso.

Después de un par de besos fallidos y risillas, Seimei intenta apartarse de Soubi.

-Bueno ya, puedes soltarme.- dice intentando soltarse, sin embargo el rubio lo abraza con más fuerza negándose a dejarlo ir.

-¿Qué te sucede?- recrimina Seimei, el rubio lo besa en los cabellos con desesperación y anhelo mientras con las manos inquietas acaricia la ropa de del menor. Desliza una de sus agiles manos por entre la camisa de Seimei, rozando así la suave piel de su abdomen…

-Ya suéltame- dice el menor con la voz calmada pero parecía empezar a fastidiarse.

 Soubi se mantenía en silencio, simplemente lanzando besos y acariciando, el pelinegro se estaba molestando eh intento alejarse en un paso brusco pero antes de que se alejara demasiado el mayor lo toma de la muñeca y lo hace girar sobre sus talones, Seimei queda frente a él y en un rápido movimiento Soubi lo estrecha entre sus brazos y lo besa con pasión en los labios. Seimei logra separar sus labios de los del rubio por un instante sin embargo Soubi sube su mano por el pecho del menor y roza con sus largos dedos aquellos sensibles puntos que se esconden bajo la camisa.-

- Ya no me toques más- dice en una suerte de escape fallido.

- No te dejare….- responde con una mirada vacía, como si no tuviera conciencia.

Aquel día, cuando Seimei poso sus labios sobre los del mayor, ese día Soubi probo el amargo sabor de un néctar hipnótico, y ahora lo busca nuevamente como una mariposa desesperada en busca de una flor.

- Te castigare por esto - dice el menor intentando detenerlo con una inútil amenaza.

-Sí, castígame… hazlo, ¡Has que duela…! – responde en un batir de alas frenético mientras lo acaricia casi deseando arrancarle la ropa y lo besa nuevamente, con sus mismos labios le abre la boca eh introduce su lengua. Seimei mueve su cabeza hacia atrás pero los brazos del rubio lo tienen muy entrelazado ni siquiera puede mover sus propias manos. Soubi acaricia la lengua de Seimei con la suya, mezcla su saliva con la amarga miel de aquella otra boca…

Se separa un momento para respirar, pero procura permanecer unido por un hilo de hiel.

-¿Qué pasa contigo? – logra pronunciar  el pelinegro.

- Te necesito- exclama con más calma el rubio mientras abrazado a Seimei da un par de pasos entrelazando torpemente sus piernas con las del otro joven hasta llegar a una mesa vieja de madera, Soubi arrincona a al chico en el borde de aquella mesa la cual estaba hecha de tablas de madera ya deteriorada llena de polvo y utensilios viejos como vasos, platos y un par de cosas más. Con sus brazos a cada lado del cuerpo del otro, Soubi se inclina rozando con Seimei, quien estaba inmóvil frente al cuerpo del mayor, así que Soubi con sus manos despeja aquella mesa, dejando caer todo al suelo.

-¿Pero qué pasa contigo? - se digna a decir Seimei nuevamente intentando tomar el control apartando al mayor con sus manos. Sin embargo este no retrocede ni un centímetro.

-Seimei…- susurra con la mirada baja.

-¿Qué ocurre?-  mientras el joven baja su guarda por un instante, Soubi sin pensarlo dos veces lo toma de la cadera y con fuerza lo sienta sobre aquella mesa. – ¡ahhhh….!  - pronuncia  mientras es cargado y sentado, el mayor lo mira y lo besa…!-s-suéltame!- insiste, sin embargo no sería obedecido.

-¿Por qué  estás haciendo esto?-  pregunta el menor.

-¿Por qué insistes en mencionar a Ritsu? – dice el rubio de forma cortante y seca, mientras abre el pantalón de Seimei.

-¿Te duele que lo haga?- dice el pelinegro en una sonrisa de prepotencia.

- Es que parece que estuvieras celoso… Pero me gusta que reclames lo que te pertenece- responde finalmente con una leve sonrisa, la cual escondía un poco de malicia… El mayor, astuto, introduce su mano en el pantalón de Seimei, quien no se había percatado del los movimientos  de éste hasta que sintió unos juguetones dedos en su entrepierna.

-¡No me toques!- exclama agresivamente al lanzar una boletada a Soubi, el cual estaba arrodillado frente al él, los lentes del mayor se caen al suelo y éste se queda callado asumiendo el golpe; Seimei lo mira esperando una explicación o algún intento de justificar sus actos. El pelilargo de expresión seria, sin verlo a la cara, vuelve a su cometido colocando una mano sobre la pierna de Seimei y con la otra toma y saca de los pantalones el viril miembro del chico.

-Te mostrare que solo te necesito a ti- dice mientras acaricia la delicada punta del joven que se estremece a sentir las yemas de los dedos haciendo movimientos circulares.

-¿Quién te has creído? ¡Suéltame!- pronuncia Seimei lanzando un par de patadas. Vanos eh inútiles son sus intentos ya que el mayor sostiene con firmeza su virilidad  y hace unos movimientos lentos hacia abajo y vuelve a subir con la misma velocidad, sonriendo casi maravillado…

-Aaahhh….-  Deja escapar Seimei entre escalofríos… -¿no me estas escuchando?-  Soubi sigue con una sonrisa perdida y fascinada.

-No te dejare…. Tu cuerpo ya está reaccionando-  dice sintiendo en su mano el endurecer de Seimei y así, se humedece los labios.

-¿Pero qué demonios…? ¡Detente, no sigas!-

-No quiero detenerme- responde hipnotizado eh inmediatamente saca un poco su lengua y acaricia la punta del miembro de Seimei, el chico reacciona con un leve grito que solo es escuchado por los dos…

-Maldita sea…- titubea enfurecido mientras intenta hacer un puño con su mano.

Soubi lame de arriba a abajo el miembro de Seimei, jugueteando con su lengua lo cual provocaba que el joven no se pudiese concentrar en sus amenazas y se contraiga jadeando disimuladamente.

-No te reprimas…- menciona Soubi-

-¿Q-que…? – dice Seimei sosteniendo sus manos sobre la mesa.

-Ya no te pareces al niño pequeño que conocí hace unos años… - Dice el rubio con una leve sonrisa mientras su saliva se deslizaba de entre su boca y sobre el miembro de Seimei… - Ahora tienes cuerpo de hombre…-  Con esas palabras, el mayor abrió su boca eh introdujo lentamente el miembro del chico, lo hizo con cuidado y suavidad porque quería escuchar los gemidos del joven, el cual no pudo evitar exhalar instintivamente…  Soubi, complacido por la entonación de Seimei, inicio unos movimientos completos con su boca empezando lentamente y subiendo la velocidad y la intensidad.

Con forme pasaron los minutos, el mayor seguía sus variaciones de movimientos, lamia la punta, los lados, masajeaba con sus dedos y volvía a introducirlo en su boca.  El menor se estremecía y en su semblante oponía resistencia y molestia, su cola se erizaba y sus orejas se ponían rígidas mientras solo podía clavar sus uñas en la mesa. Pero no se puede mentir, Seimei se estaba excitando y sus jadeos se estaban volviendo gemidos y para Soubi era la más dulce melodía que hubiese podido escuchar jamás.

Seimei se mantenía rígido pero de pronto empieza a mover bruscamente sus piernas para que el pelilargo lo soltara pero este no hizo caso, el menor dio un grito cortado y Soubi solo alcanzo a sacar el miembro de su boca, el cual, inmediatamente disparo un líquido sobre el rostro sorprendido del mayor. 

-Aaahhhh…  - deja escapar Soubi complacido en exhalo.

Seimei agotado se deja caer de espaldas sobre la mesa jadeando suavemente, no estaba acostumbrado a ese tipo de encuentros. Por otra parte el rubio se pone de pie y acaricia su rostro cubierto de una calidez lasciva. Ese liquido le pertenecía a Seimei… posiblemente ha sido lo más humano y tibio que ha sentido Soubi   por parte del menor… y quería mas, lo querida todo…

De esa forma Soubi se deshace de su camisa dejando caer sus rubios cabellos sobre su pecho y su espalda, Seimei sonrojado lo mira… ya no podía hacerse el fuerte, estaba perdiendo el control de Soubi y el de sí mismo. Quizás aun seguía siendo un  niño solamente… El mayor también se deshace de los pantalones del joven aprovechando su debilidad.

-no sigas…- exclamada con dificultad el chico, pero era obvio que no sería escuchado.

La mirada de Soubi era perdida, sin conciencia ni discernimiento, como si estuviera hechizado. Seimei lo mira en un intento de levantarse, el mayor coloca una de rodillas sobre la mesa intentando subir.

La luz era tenue puesto a que el bombillo colgante se balanceaba suavemente.

-¿Por qué tenemos este nombre?- se pregunta el pelilargo acariciando su cuello mientras Seimei recobraba el aliento y cuestionaba  con la mirada la pregunte del otro.

-Quiero amarte…- continúa mientras desabrocha su pantalón y termina de acomodarse sobre la mesa.    

El menor alarmado se inquieta eh intenta alejar al  rubio.

-Soubi, ¿Qué intentas hacer? Aléjate, no me toques. – Aun contra el odio de Seimei, aun así, el mayor no podía detenerse era imposible dejarlo hasta ahí, su alma había dejado su cuerpo que se movía por sí mismo. Seimei estiro con esfuerzo su brazo para tomar lo primero que se pusiera a la mano logrando alcanzar una tabla de madera y con esta, le lanzo un golpe a Soubi en el rostro.

-¡Te estoy hablando! ¡Escúchame! – el mayor recibió indiferente el golpe y luego se deshizo de aquella tabla tomando a Seimei de las muñecas, quien se ruborizo y se inquieto. -¡Déjame!-  Soubi sonriente le lamio la mejilla y lo besó en los labios. 

Seimei sintió como el rubio introducía lentamente la lengua en su boca, con el cuerpo de Soubi sobre el de él, el chico no pudo moverse quedando vulnerable ante el cuerpo del mayor. Soubi acaricio las orejitas erizadas provocando un nuevo exhalo tembloroso.

-Aaahhh… Aahhh…. - se escucho de la boca del joven mientras su cola se movía instintivamente.

- Seimei, aun eres un niño ¿no es así? Aun posees esas adorables orejitas que te hacen ver tan inocente, sobre todo con esa expresión apenada que tienes ahora mismo. - Dice Soubi ajeándose un poco del menor  para apreciar más su rostro.

- No digas estupideces, el tener o no orejas no te hace adulto.- responde el menor sonrojado y sometido. Seimei solía decir que no importaba si alguien tenía orejas o no, porque para él incluso su hermanito menor le parecía mucho más adulto que cualquier otra persona que haya perdido sus orejas.

Soubi sonríe eh inesperadamente toma las piernas del menor y las abre.

-Te vez tan adorable - dice mientras prepara una embestida salvaje.

-¡Aaaaaaahhh…..! – es lo único que le deja pronunciar el mayor a Seimei en su sorpresivo ataque. Sin piedad, Soubi se mueve estimulado por la vulnerabilidad que mostraba el chico en ese momento frente a algo que, por las orejas sobre su cabeza, aun no conocía. El mayor se movía, sus rubios mechones de cabello danzaban en el aire con el canto de Seimei-

- Soubi… Soubi… ¡Soubi!- era lo único que podía salir de su boca, aquel nombre y las exhalaciones de su agitado respirar. El rubio le acariciaba las piernas y lo sostenía de la cadera.

- Respira con calma- aconseja el mayor sonriente mientras baja la intensidad de sus movimientos, se inclina y con sus manos acaricia el abdomen de Seimei y  levanta más la camisa dirigiéndose y acariciando los pezones el menor, ya que los había dejado de lado por ya vario rato. Seimei se arqueaba y suspiraba excitado mientras cerraba y abría sus manos en cada exhalo con forme Soubi lo acariciaba y se movía.

…La luz era tenue… los respirares de ambos se volvieron unísonos, la saliva, es sudor y el libido flotaban en el aire como pequeñas gotas que eran atravesadas por los escurridizos rayos de luz. El más fuerte combatiente y el mejor sacrificio unieron sus almas y sus cuerpos provocando que el tiempo se detuviese, que las mariposas pararan a pleno vuelo y que sus voces superaran el canto de los ángeles exclamando tan solo simples suspiros de anhelo y deseo… ese era parte del poder que poseían, eran insuperables, con una fuerza casi inimaginable, solo los dos en su propio mundo con un solo nombre…

El mayor  acelero el ritmo, volviendo a tomar al chico de las caderas…. Se movían al mismo tiempo en una unión sincronizada. Parecían inconscientes ambos con la misma expresión en el rostro, Seimei sonrojado pero con la misma mirada en la esencia de un solo ser. Sus jadeos eran bajos y rápidos, a veces dejando escapar exhalares alargados y recobrando el aliento en fracciones de segundos. Por el movimiento la espalda de Seimei se estaba raspando contra la mesa puesto a que ésta estaba astillada y deteriorada. El mayor coloca una pierna del chico sobre su hombro y lo acomoda de medio lado, casi boca abajo, y éste se sostiene de la mesa clavando las uñas, pero ahora parte del pecho de Seimei era el que enrojecía por la fricción de la madera sin embargo parecía no importar, el calor del momento y el deseo que emanaban controlaba sus sentidos, el dolor y el placer se hicieron uno sin poderse  diferenciar…

No fueron necesarias palabras de amor, ni gestos de cariño, tan solo la lealtad que los unía, toda esa desesperación y manipuladora ambición que ocultaba Seimei bajo su bondadosa apariencia y que consumía a Soubi en cada mirada, las cadenas que los ataban y quemaban la piel con cada rose se fundían ahora en pasión y delirio…

El rubio en sus movimientos podía apreciar todo el cuerpo de Seimei, el movimiento de sus orejas inquietas y su cola oscilante, su marcada espalda de la cual se deslizaba aquella camisa oscura, apreciaba cuando el menor lo volvía a ver y fruncía sus labios húmedos solamente para volverse a dejar ir en un exhalo por el movimiento.

Seimei era casi tan alto como Soubi,  pero el rubio tenía un cuerpo más fuerte, hombros  marcados, espalda amplia… incluso virilidad imponente, todo su cuerpo estaba moldeado perfectamente, mientras el cuerpo del menor era más fino, delicado, no era el de un niño, pero aun tenía que madurar mas.      

- ¡Aaaahhh… Soubi…! – el menor se inquieta al predecir el siguiente movimiento. El mayor, sin dejar la calidez del cuerpo de Seimei, hace un esfuerzo más y se prepara para terminar, el chico mueve su cola y sus orejas asustado e impaciente y vuelve a ser colocado nuevamente boca arriba, Soubi deseaba ver su rostro por completo.

Los labios húmedos de Soubi  los podía saborear Seimei tan solo viéndolos. Sin más preámbulo el rubio en un infinito exhalo alargado y melodioso da todo de su cuerpo y se deja “venir” dentro del menor.

 - ¡…Aaaaaaahhhh….! – se escucho en un eco, Seimei había respondido y de él, nuevamente, surgió el libido espeso de su cuerpo. Había sido un estallido de éxtasis, el pelilargo finalmente deja el cuerpo del menor; aquel cuerpo ardiente, agotado bañado en deseo diluido en sudor, aquel cuerpo sonrojado que oscilaba muy quietamente una cola mientras jadeaba profundamente.

La mirada de Soubi cambio, volvió el brillo a sus ojos acompañado de una sonrisa de alivio e inmensa paz  en un dulce suspiro como si hubiese roto una dura crisálida y renaciera.

 Se pone de pie sobre el suelo y acomoda sus pantalones mientras Seimei permanecía en reposo sobre aquella resistente mesa mirando la cálida y suave luz colgante. El mayor aun jadeante se acerca al rostro del menor y se arrodilla junto a él acariciándole el cabello.

-Seimei, ¿te encuentras bien? – pregunta el mayor algo angustiado. El menor mueve un poco sus piernas y reacciona mirando levemente a Soubi, suspira y exclama aquel nombre.      

- Soubi… - pronuncia mientras vuelve su conciencia.

- Seimei, lo lamento, no volveré a flaquear – dice tomándole la mano. – te pertenezco, mi devoción y anhelo son solo para ti, cumpliré tus deseos sin importar lo que me impongas, lo hare por nuestro nombre.-

   Seimei, aun agotado, mueve por completo su cabeza viviendo a Soubi a los ojos y deja escapar una gentil sonrisa, suelta su mano izquierda de entre las manos del mayor, y le acaricia el rostro.

-Se que lo harás…- dice suavemente y deja bajar su mano hasta el cuello del rubio, acariciando aquel collar. - …Después de todo, yo te puse ese nombre …-       

Notas finales:

:D wii~~


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