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Desde La Lesión por AkikoYaoi

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Notas del fanfic:

Basado en el manga/anime Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen a él y solo a él.


Por favor dejen sus Review. Me gusta leer sus opiniones y me motiva a seguir escribiendo.

1.- 8 Segundos


«Sígueme con tu vida»

-¿En qué demonios estaba pensando cuando le dije eso?

Faltaban 8 segundos para el final del partido y no había dejado de pensar un solo momento en eso. Corría. Corría como nunca en su vida lo había hecho... y como nunca en su vida, estaba seguro de que sabía lo que pasaría. Él estaría ahí, tal como se lo había pedido, y se encargaría de darles la victoria. Tenía solo unos segundos, pero ya sabía cómo terminaría aquello. Él no lo defraudaría. Era un jugador nato que sabía lo que tenía que hacer aunque no supiera de dónde había sacado ese saber.

«Sígueme con tu vida»

-Si él me hubiese dicho eso, yo lo seguiría... con mi vida.

En 3 meses Hanamichi Sakuragi había alcanzado un nivel que a muchos les costó años en lograr... era un excelente jugador en todo el sentido de la palabra. Hacía rebotes como pocos, aprendía con una facilidad increíble, tenía unas energías inagotables, pero no solo eso. Si ahora jugaban en equipo era en gran parte gracias a él. Mitsui había vuelto al equipo gracias a él que tenía fieles amigos que los cubrieron luego del incidente en el gimnasio. Ryota había descubierto que su historia de amor no era la peor y con ello se ganó un amigo que le enseñó a jugar para algo más que impresionar a una chica. Y Akagi, bueno, él había conseguido el equipo que tanto deseo desde que entrase a la preparatoria, gracias a Sakuragi ahora la responsabilidad no recaía en sus hombros... podía confiar en que sus compañeros terminarían jugadas que él empezaba o en caso contrario, anotar cuando sus compañeros sabían que era el mejor posicionado.

«Sígueme con tu vida»

-¿Me arrepiento de haber dicho eso? No... no es eso. ¿Entonces?

Caso aparte era Kaede Rukawa. Aquel muchacho que ahora corría hacia el tablero sabiendo que el destinatario de sus palabras estaba esperándolo. A él.

-Mi corazón late demasiado rápido... debe ser que estoy agotado, sí, eso debe ser. Pero no importa, él estará ahí... no seré yo quien haga la última jugada. Eso lo sé yo y lo sabe él... nadie más.

Había aprendido a jugar en equipo al verlo a él. No es que Sakuragi fuese de esas personas que delegaban las responsabilidades, de hecho prefería ser él quien hiciera todo para poder así jactarse de ser el mejor, de ser un Genio con todas sus letras. Rukawa era una persona que hablaba poco, pero sabía mucho. Había aprendido quien era Hanamichi Sakuragi en solo un día: aquel día del ataque de Mitsui y sus amigos al equipo de basquetbol.

«Sígueme con tu vida»

-¡Ahí está! Sabía que no me fallaría.

El día del incidente en el gimnasio Sakuragi se había comportado como alguien que llevara años jugando al basquetbol, se había comportado como lo había hecho él. Se habían molestado cuando entraron al gimnasio con zapatos y cuando quemaron el balón. Habían defendido a sus compañeros, aunque en ese momento aun no podían llamarse un equipo. Y se dio cuenta de que era un buen amigo, una persona confiable y fiel cuando llegaron sus amigos a ayudarlos y salvarlos de la expulsión del equipo. Algunas personas tenían algunos buenos amigos con los que compartían su día a día. Si tenían suerte, algunos tenían un muy buen amigo con quien disfrutar buenos momentos y sobrellevar los malos. Pero Sakuragi tenía 4 excelentes amigos, que más bien parecían sus hermanos, personas capaces de hacer lo que su líder les pidiera... alguna muy buena razón debía de haber. 

«Sígueme con tu vida»

-Está listo, ya está en posición de tiro.

Saltó a la vez que dos de sus oponentes lo hacían para impedirle anotar. Quedaban 2 segundos y él seguía estando seguro de que ganarían. Nadie lo vio venir. Nadie más que ellos dos. Rukawa arrojó el balón a un costado, donde unas manos seguras lo esperaban. Sakuragi recibió el pase que sabia no era para otro más que él. Saltó y lanzó. Quedaban 0,1 segundos. Todo estaba dicho.

«Sígueme con tu vida»

-Ganamos.

Rukawa ya lo sabía, confiaba en él. Lo supo en cuanto pronunció esas palabras que se le venían repitiendo desde que salieron de su boca. Siguió la parábola del balón hasta que atravesó el aro, el árbitro dio por finalizado el partido y anunció la victoria de Shohoku. Sabía que ganarían, pero eso no indicaba que estuviera preparado. Aún sentía la adrenalina corriendo por sus venas.

«Sígueme con tu vida»

-Viene hacia acá.

No sabía porque Sakuragi se le acercaba con esa determinación en su mirada. Un día de entrenamiento cualquiera hubiera sospechado de su andar tan seguro en su dirección y pensaría que su intención no era otra que molestarlo, o en su defecto... golpearlo. Pero ahora quería que llegara junto a él YA!

«Sígueme con tu vida»

-¿Qué demonios?

Las palabras que tanto lo atormentaban eran las que leía ahora claramente en la mirada de Sakuragi. Habían confiado uno en el otro. Eran palabras que si bien habían sido pronunciadas solo por uno, eran reciprocas. No supo cuándo ni cómo había chocado las manos con Sakuragi.

«Sígueme con tu vida»

Fue un segundo. Quizás menos que eso. Pero su corazón latía desbocado lleno de emociones de las cuales no podía distinguir una.

-Nunca me había sentido tan bien...

Apostaba su vida a esa afirmación. No sabía que pasaba, no entendía nada, pero había sido el mejor juego que había tenido desde que tomó un balón en sus manos. Sentía que las cosas cambiarían a partir de ahora para él, aunque aun no sabía cómo.

«Sígueme con tu vida»

Un instante de lucidez le hizo darse cuenta de lo absorto que estaba en sus pensamientos... y en su compañero. Se volteó para no darle la cara a su Sakuragi y que este no viera su turbación, apenas si notó que él había hecho lo mismo.

 

˜*˜

 

«Sígueme con tu vida»

-¡Estúpido zorro del demonio! ¿Quién se cree que es para darle instrucciones a un Genio como yo?

Hanamichi Sakuragi llevaba varios minutos pensando en las palabras que escuchó de boca de su rival. No entendía por qué su mente le decía que no hiciera caso a esas palabras y aún así a escasos 8 segundos del final y perdiendo por un punto sabía dónde tenía que ubicarse y el por qué.

«Sígueme con tu vida»

-¿Qué pretendía el Zorro?  Seguramente ganar. Y es obvio que no podría lograrlo sin ayuda de un Genio como yo. Hahaha!

Eso era lo que pensaba Sakuragi, o lo que quería pensar que pensaba. Obligaba a su mente a soltar estas palabras, pero no estaba muy seguro de que ellas expresaran lo que en realidad sentía.

«Sígueme con tu vida»

-Sí, eso es lo que hago... creo.

Su corazón era el que lo había guiado hasta ese lugar en el que esperaba. Y sabía que es lo que esperaba. Lo esperaba a él, a su rival... Kaede Rukawa. En el fondo tenía claro que si le había dicho esas palabras eran por algo... Me necesita... Y lejos de reírse como desaforado, como ocurriría en un día común y corriente, su corazón comenzó a latir más rápido aún.

«Sígueme con tu vida»

-¿Lo hubiera hecho por Ryota?

Se habían hecho amigos en una noche. Sentados en los columpios de una plaza cerca de su casa se confesaron el por qué habían entrado al equipo de basquetbol. Ambos lo habían hecho por una chica y ambos creían que la historia del otro era peor que la suya propia. A partir del día siguiente eran amigos y Ryota comenzaba a ayudar a Hanamichi a aprender ciertas técnicas.

-Ryota es un buen amigo, sí, pero no lo hubiera hecho por él.

«Sígueme con tu vida»

-¿Y por Michi?

Lo conoció en el gimnasio cuando llegó con sus amigos los matones a acabar con el equipo de basquetbol. Habían peleado, pero ya no lo culpaba. De hecho lo entendía. Hace un minuto Hanamichi había tomado la misma decisión de Mitsui: volver a jugar aunque estaba lesionado. El resentimiento había durado poco, luego incluso lo apreciaba y comenzó a sentirse mal cada vez que veía que se culpaba por los dos años que perdió siendo un pandillero.

-Aprecio a Michi y ahora entiendo por todo lo que pasó y las decisiones que tomó... pero tampoco lo hubiese hecho por él.

«Sígueme con tu vida»

-¿Y qué hay del Gori?

El capitán del equipo quiso ganar el campeonato desde que entró a Shohoku. Una meta alta, inalcanzable para algunos, pero él no era mediocre. Saltaba a la vista. Esperó tres años para tener un equipo que estuviera a su altura... y ahora lo tenía. Ahora estaban jugando el campeonato nacional ¿podrían ganarlo? A pesar de conocer mejor que nadie el puño de Akagi, Hanamichi lo respetaba.

-A pesar de todo... no lo hubiese hecho por él.

«Sígueme con tu vida»

-¿Y Haruko?

Era la pregunta del millón. ¿Lo haría por aquella muchachita que lo llevó a ingresar al equipo de basquetbol? Pero ni siquiera tuvo tiempo de pensarlo porque justo en ese momento lo vio venir.

«Sígueme con tu vida»

En realidad no estaba seguro de por quién lo haría y por quién no. Solo una cosa tenía clara...

-Lo estoy haciendo por él.

Estaba en el lugar adecuado y ahora repetía en su cabeza lo que debía de hacer. Rukawa ya había saltado, al igual que sus adversarios para impedirle anotar. Pero Hanamichi sabía que no era él quien tiraría. Lo supo desde que escucho esas palabras que se le repetían incansables en su mente.

«Sígueme con tu vida»

-El Zorro confió en mí.

En ese instante Rukawa lo miraba fijamente, confirmando con su mirada el pensamiento de Sakuragi. Faltaba 1 segundo y solo ellos dos sabían que es lo que pasaría. Sakuragi esperaba el balón que su rival y compañero de equipo le lanzaba. Recibió y lanzó como se lo había enseñado el Gordito.

«Sígueme con tu vida»

Miraba el balón cruzar por el aire y en el fondo de su corazón, y por qué no decirlo, de su cabeza, rogaba porque entrara.

-No quiero fallarle.

Pocas personas confiaban en él aparte de su Gundam. Y más impresionante aún, sabía que Rukawa a pocas personas les daba su confianza.

«Sígueme con tu vida»

El balón entró y el árbitro del partido indicó que la victoria era de Shohoku. Muchas ideas cruzaron por su mente y muchas emociones lo hicieron por su corazón. Estaba tan abrumado por todas ellas que no se dio cuenta por qué caminaba directo a Rukawa... solo sabía que tenía que hacerlo. Llegó frente a él, lo miró por un segundo y lo supo.

«Sígueme con tu vida»

Lo siguió porque Rukawa también lo hubiera seguido si se hubiese dado el caso contrario. Chocó sus manos con Rukawa con esa convicción. Y en el momento del roce las emociones volvieron a bombardearlo. ¿Qué acaso no pensaban darle tregua?

-Fue... mágico.

No podía describirlo de otra manera. Había sido el mejor partido de todos. En el transcurso de éste se habían dado cambios en todos los jugadores... habían madurado. Sentía que su relación con Rukawa había cambiado, aún no sabía cómo.

«Sígueme con tu vida»

La frase se volvió a repetir en su mente y lo trajo de vuelta a la realidad, se sintió observado y se volteó dándole la espalda a Rukawa a la vez que él también se la daba a Sakuragi.

-¿Es mi idea o hace un poco de calor?


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