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ORDINARY por 40 rX

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Notas del fanfic:

 

 

Notas del capitulo:

 

Hola~ Este coso es una especie de final alternativo de ESTE one-shot (So Goodbye)

Quería hacer simplemente otro one-shot con un final más feliz, pero creo que la idea se extendió en mi mente y dio para por lo menos dos capítulos XD

Para entenderlo completamente hay que leer el pasado porque… Ahí está el principio de la historia y no tengo ganas de contarla de nuevo (?) Y no lo seguí ahí mismo porque… Es un final alternativo :B
No tengo mucho escribiendo, así que no me odien tanto si no es una gran obra de arte XD

Sin más, disfruten el capítulo :3

(PD: El titulo viene de una cancion de Ryo Nishikido llamada Ordinary... Cuando la escuche parecio encajar con esto...)(<-- Como si a alguien le interesara... XD)

No importa en donde te ocultes. Ni siquiera si vas hasta el fin del mundo y encuentras lo que parece ser el mejor escondite.

Incluso si encuentras algo más a lo que aferrarte, sabes que jamás podrás huir por completo porque los fantasmas jamás desaparecen. Y tampoco los fantasmas del pasado. Estos últimos son los más molestos y harán lo posible por no dejarte vivir tranquilo. No hasta que hagas lo que quieren.

Sabes que por más tiempo que pase no podrás olvidarle. No podrás quitar de tu mente todos sus recuerdos y, aun si logras hacerlos desaparecer, allí estará él para recordártelos, porque están en la misma universidad, a una distancia equivalente a un radio no mayor a un kilómetro, cinco días a la semana, siete horas al día. Vive en tu misma ciudad, en tu mismo país, en tu mismo mundo.

Su “fantasma” es como una especie de tatuaje imaginario. Cada día lo veras, y querrás borrarlo con toda tu alma al darte cuenta de que fue solo un error, pero no hay manera de que este se borre, no por un método normal.

 

Y de hecho, de la misma manera que podrías borrarlo pagando mucho dinero en algún lugar, también podrías olvidar a Lee Taemin, pero no quieres hacerlo.

A veces puedes olvidar que el tatuaje está ahí, pero seguirá estándolo la próxima vez que te mires al espejo.

También sabes más que bien que podrías regresar en cualquier momento  y afrontar de una vez todo eso de lo que siempre has huido, pero eres un completo inútil que ni siquiera es capaz de darse cuenta que eres tu quien siempre lo ha hecho.

Y como siempre, despertaras llorando como sueles hacer por lo menos tres veces a la semana cada que su imagen vuelve a tu mente. ¿Harás algo alguna vez para arreglar eso que tú mismo diste por perdido? ¿Dejaras que las cosas sigan como están, torturándote día con día por lo que pudiste o no haber hecho? Todo eso está en ti Lee Jinki, y no puedes ignorarlo más. Ya no.

 

~~

 

De nuevo había tenido ese estúpido sueño que lo sacaba de juicio.

Ni siquiera se hacía una idea de a quien pertenecía la jodida voz que escuchaba, pero ya no la soportaba. Todo eso ya lo sabía, y odiaba que hubiera alguien dentro de su cabeza tan persistente como para recordárselo cada día.

Y por si fuera poco, no eran suficientes las constantes pesadillas que se acarreaba, no. También los días se habían vuelto más pesados que nunca.

Se extrañaba a sí mismo. Extrañaba a ese Lee Jinki que, de alguna manera, había muerto en su interior. Quería regresar a ser el de antes, pero sencillamente parecía imposible.

No es que algo realmente malo le hubiera pasado, solo que cuando una persona tan débil como el pierde eso a lo que se ha aferrado por tanto tiempo, también pierde las ganas de hacer cualquier cosa que le recuerde a ese alguien que, de alguna manera, rompió su corazón.

Cada vez que tomaba un libro para tratar de estudiar y mantener sus siempre perfectas calificaciones, no podía evitar pensar en aquella plática que aun siendo niños había mantenido con Lee Taemin en la que ambos prometían llegar a ser los mejores de la clase por siempre. Onew mantuvo siempre su palabra, o al menos hasta hace varios días cuando la mando al demonio y dejo de lado los libros para mejor salir de fiesta.

Podía ser un chico algo antisocial de vez en cuando, pero estaba rodeado de amigos populares que al verlo deprimido decidieron sacarlo de un antro a otro. Ir cada noche a algún lugar se había convertido en costumbre para el chico de ojos pequeños.

De esa manera se encontraba Onew desde aquel día en que vio con sus propios ojos los desgraciados estragos que causa el tiempo, desde que vio como la boca de su primer amor era profanada, y desde que la calidez en su corazón pareció esfumarse junto con cualquier rastro de esperanza que le quedaba.

Los profesores y sus propios padres se asustaron con el nuevo comportamiento que estaba demostrando, pero ninguno de ellos pudo hacer algo, porque el joven mismo no quería hacer nada. Por él, podían tirarlo del mismísimo techo y le hubiera dado igual. En frecuentes ocasiones sentía que nada tenía sentido, y aun si siempre se auto-regañaba por estar siendo demasiado exagerado, nada cambiaba en su interior.

No había nada que cambiar.

Varias veces, mientras caminaba con sus amigos por la escuela, charlando de cosas que antes hubiera considerado como “un conjunto de idioteces sin sentido”, se había topado con esa familiar figura delgada con cabellera rubia al lado de un grandulón de por lo menos 1.80 metros y, aunque a los ojos de cualquiera ellos dos se veían como cualquier par de amigos, él sabía lo que escondían y al pensarlo sentía cada mililitro de sangre burbujear y calentarse. De hecho, al nuevo Onew le daban ganas de ir y golpear a ese tipo enorme que le había quitado su único sueño en la vida, pero en el fondo comprendía que no tenía caso pues seguro su ex mejor amigo ni siquiera lo recordaba. Además, ¿En qué podía compararse un nerd recientemente rebelde con un tipo con cuerpo envidiable y por lo visto popular y con un gran historial de parejas? En nada.

La autoestima de Jinki también se había ido a la basura. Frente a los demás actuaba incluso más arrogante que nunca, sin embargo, en realidad se sentía muy poca cosa por no haber sido apto ni antes ni ahora para poder estar junto a Taemin. Su situación mental no andaba nada bien. Además, ¿Cuál era el punto de querer recuperar algo que, para empezar, nunca tuvo? No había razón.

Un día como cualquier otro, el castaño se encontraba en un lugar parecido al que había estado el día anterior, y el anterior de ese también.

Estaba en una casa enorme rodeado de un montón de personas en su mayoría desconocidas.  Era la fiesta de cumpleaños de uno de sus mejores amigos, Kim Jonghyun, un patán de primera que solo era bueno en… En nada, el tipo no era bueno para nada. Pero ese tipo de personas ahora eran del agrado de Jinki.

Le agradaba la compañía de gente así de tonta con la que podía hablar incluso de la mosca que pasaba y esa persona nunca notaria lo idiota que era el tema de conversación que trataban.

Y ahí estuvo hasta casi media noche, charlando y olvidando toda esa amargura con la que cargaba mientras veía a la gente a su alrededor bailar intensamente, cantar con pasión desenfrenada en el karaoke y haciendo ridiculeces que al día siguiente probablemente ni siquiera recordarían por consecuencia del alcohol.

Todo iba perfecto, la música tremendamente fuerte borraba cualquier pensamiento que pasara por su cabeza, pero esa paz que tenía no duró toda la noche pues de pronto vio como unos cabellos rubios más que familiares entraron por la puerta principal, robándose toda su atención.

Miró con detenimiento el espacio donde el chico se encontraba, y como supuso, también noto al tipo enorme que siempre estaba a su lado. Le molestaba pero, ¿Qué demonios podía hacer? Por supuesto que nada.

Su incomodidad creció al notar como los dos jóvenes se acercaban justo a su mesa y, ¿Cómo no iban a hacerlo si estaba sentado en la misma mesa que el cumpleañero? Joder, sí que tenía mala suerte.

Taemin abrazo con cariño a su amigo Jonghyun probablemente deseándole un feliz cumpleaños, seguido inmediatamente por el grandulón quien le dio un abrazo más agresivo y animado que hizo sonreír a la mesa entera, menos a él. Y como esperaba, a pesar de que sus ojos se encontraron con los del rubio, este no se molestó en dirigirle la palabra y se fue a tomar asiento en la mesa que estaba justo frente suyo. Maldita mala suerte, se repitió.

La verdad, se moría de la envidia al ver cómo cada 5 minutos, Taemin (quien le daba la espalda) tomaba las manos del hombre alto entre las suyas para después reír por sabrá-dios-que-comentarios que no alcanzaba a escuchar por culpa del ruido que provenía de las decenas de bocinas repartidas por toda la casa.

No pudo evitar mirar fijamente en dirección a esos dos “tortolitos”, y no le hubiera molestado seguirlo haciendo hasta que la fiesta terminara, pero de pronto el pelinegro que acompañaba a Taemin notó su mirada y lo vio con una expresión que le dio escalofríos. En pocas palabras, sus ojos reflejaron un tipo de “deja de ver hacia acá o te iré a partir la cara”, pero Onew era demasiado tonto para entenderlo y siguió mirándolos pensando que el tipo tal vez volteaba hacia el buscando a su amigo cumpleañero.

Lo siguiente que notó fue como las facciones del tipo dieron a entender que seguro se había molestado por alguna razón (que para Jinki, quien no tenía sentido común, era desconocida) y sin más se levantó para salir por donde apenas minutos atrás había entrado, eso después de  darle un golpe con las manos a la mesa causando que mucha gente volteara a verlo con sorpresa, especialmente Jonghyun quien denotaba una extraña molestia a en las raras muecas que había hecho al verlo cerrar la puerta tras de sí.

Y así, los ojos de Jinki siguieron clavados en Taemin. Este último parecía estarse tocando la cara de esa forma en que la gente estresada lo hace, y no tardó mucho en levantarse con pesadez de su asiento.

Onew pensó que seguro iría a perseguir al tipo de cabello obscuro, pero se equivocó.

El chico con peinado de hongo comenzó a acercarse hasta su asiento y para su sorpresa se sentó justo a su lado.

Verdaderamente no sabía si estaba soñando, si estaba alucinando, o si eran las copas de más que lo hacían ver esa imagen… No hasta que este le hablo de la manera más casual posible, poniendo a Jinki de lo más nervioso posible.

-Hola Hyung- Saludó sin más. Y aunque el amante del pollo tenia años practicando que decir cuando el día en que Taemin le hablara llegara, nada coherente llegó a su cabeza y dijo lo primero que se le ocurrió.

-Tu… ¿Me recuerdas?- Ante tan tonta pregunta Taemin sonrió.

-No hay manera en que pudiera olvidarte- Respondió con una expresión que deslumbro al castaño. Jamás pensó poder verlo sonreír tan de cerca y ahora que lo hacía se sentía en el mismísimo paraíso. –Sabes, hace tiempo quería hablar contigo…-

Y a pesar de que el de cabellos castaños sentía como si el corazón se le fuera a salir por la boca mientras le contestaba que el también, continuo hablando con su ahora nuevo amigo.

Su plática fue tan cómoda que lo hacía sentir como si se hubiera convertido de nuevo en un niño. Su conversación no encajaba para nada en el ambiente, en el cual, todos trataban de quedar bien con las demás personas, o con la música que hacía que los demás quisieran bailar sin pudor. No. Ellos hablaron de casi todo lo que quisieron decirse durante esos años en que no se dirigieron la palabra sin razón. Durante esa charla tan amena, Jinki pudo enterarse de que el tipo enorme llevaba por nombre “Choi Minho” pero, por supuesto, Taemin no le dijo que estaba saliendo con él, solo le comento que este se había ido del lugar porque se había molestado gracias a que “Había un idiota mirando fijamente a la mesa donde estábamos”. Onew sonrió nervioso y pidió disculpas porque claramente el otro sabía que había sido el, pero esto solo causo una sonora carcajada por parte de su de nuevamente amigo.

-No te preocupes, supongo que eso estuvo bien. Gracias a eso pude hablarte de nuevo.-

De esa manera transcurrió toda esa noche hasta que ambos tuvieron que irse cada quien a casa, pues era tarde y tal parecía que comenzaría a llover.

Los días siguientes pasaron de un modo similar y muy diferente a la vez.  Durante los descansos entre clases Taemin iba a buscar a Onew porque claro, este último temía que si el buscaba al otro por su cuenta se encontraría con el tal Minho, y no era suficientemente valiente para ello. Ya no, porque el viejo Lee Jinki había regresado y con él su buena conducta y sus buenas calificaciones. Sin embargo, aún no se encontraba bien al 100%. Todavía sentía como si su corazón doliera como el infierno al ver como Taemin lo ignoraba por completo cuando estaba con aquel con pintas de modelo, lo cual era algo más que frecuente.

Pero sus problemas mentales no habían hecho más que comenzar, porque después de meses de haber recuperado la amistad de quien fue su mejor amigo, y después de haber juntado toda su voluntad para evitar un día saltarle encima y confesarle eso que muchos años se había guardado, su cabeza se hizo un lio con tan solo una pregunta. Una pregunta que no debería haber tenido razón de ser, ya no…

-Hyung, ¿Es verdad que yo te gustaba cuando estábamos en primaria?-

 

¿Qué se supone que debería de responder el mayor ante tal pregunta? Normalmente hubiera huido de algo como aquello para no arruinarlo todo, para no meter la pata pero… ¿Y si esta vez ya no quería huir? Si no lo hacía tal vez esas malditas pesadillas terminaran de una vez. Tal vez podría conseguir estar tranquilo consigo mismo. Tal vez podría… ¿Terminar bien?... No, de eso no había posibilidad alguna…

Su pecho dolía, y lágrimas amenazaban derramarse a la vez que sus pensamientos eran un total remolino.

¿Qué harás esta vez Lee Jinki? Solo tú tienes la respuesta… Nadie más que el tonto tú…

Notas finales:

 

Y eso fue lo que salió XD

La idea de lo que sigue ya está en mi cabeza, no niego que pensé en otro final no-tan-feliz, pero no soy tan malvada como para usarlo XD Veré que sale, creo que utilizare mi idea feliz… O quien sabe… ¿Qué harás Onew? :/
Gracias a las personas que comentan *___* Gracias a ellas me dieron ganas de escribir esta continuación~ Realmente aprecio sus comentarios ;_;

¡Nos vemos en el siguiente capítulo! (Ojalá XD)


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