Bella sabía que el dolor no se iría, por más que lo intentara.
-¿Qué hice mal?- preguntó en un susurró. Alice no respondió, no podía hacerlo. ¿Sería capaz de explicarle que él realmente se había ido para protegerla?
-No es tu culpa- respondió en voz baja, tumbada desde el sillón de casa de Bella. No quería mirarla pero sabía que ella estaba llorando. A Alice le hubiera gustado poder llorar con ella.
-Entonces, ¿por qué…?- la voz de la chica se quebró antes de que pudiera terminar la frase. Alice mordió su labio, luchando contra el deseo de abrazarla y explicarle todo. Lo había prometido pero también deseaba que Bella odiara a Edward… quería ser ella quien la salvara.
-Hay veces, en las que uno no controla lo que pasa… simplemente ocurre
Bella asintió.
-Pero… ¿tú te quedarás?- preguntó temerosa de escuchar una negativa. La vampira sabía que tenía que negarse, sin embargo la tentación de quedarse cada vez era más fuerte.
Bella, al ver que no respondía, se puso de pie y caminó hasta arrodillarse a su lado.
-Te quedarás, ¿verdad Alice? Por favor, quédate- suplicó tomando su mano. Alice sonrió y acarició su cabello.
-Por supuesto Bella- la perspectiva de una vida feliz para Bella brillaba en ese momento frente a los ojos de Alice. Porque ahora ella era parte de él.
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-Los Angeles es demasiado bulliciosa para mí- explicaba Alice una y otra vez- Mamá me dejó volver bajo la condición de que no incendiara la casa.
Bella sonrió. A Alice se le daba muy bien eso de mentir, la prueba estaba en los ojos atónitos de los cinco humanos que estaban sentados con ellas en la cafetería. Bella pudo detectar el leve resplandor de la furia en los ojos de Jessica y no era la única. A su lado, Lauren miraba con los ojos entrecerrados a Alice y la mirada de Mike, aunque distaba de ser furiosa, permanecía recelosa con el temor latente de que su rival volviera a aparecer.
Pero tanto Alice como Bella ignoraron esas miradas, disfrutando el hecho de estar reunidas de nuevo. Ambas hacían el esfuerzo de no mencionar a Edward, el daño no estaba reparado.
-¿Tienes planes para hoy?- preguntó Alice mientras subían al Mercedes negro de Carlisle.
-No realmente, ¿qué propones?
-¿Me dejarías comprarte ropa?- preguntó sin mucha esperanza la vampira. La respuesta de Bella centelló frente a sus ojos un segundo después.
-Está bien
Alice entrecerró los ojos.
-¿Qué quieres a cambio?- los ojos de Alice se fijaron en como Bella bajaba la cabeza.
-Quiero respuestas- murmuró. Alice contuvo la respiración, esperando que Bella continuara- ¿Los demás volverán?
-No
-¿Ni siquiera Jasper?
-Bella, lo prometimos- la voz de Alice sonaba cansada de repetirlo- Nadie sabe dónde estoy
-¿Y no crees que pronto lo descubrirán?
-No lo harán
-Eso no…
-Lo sé- repuso Alice firme- Créeme.
-¿Y por qué no quieres decirles?- preguntó confundida Bella. Alice suspiró.
-Él… se enojaría
-No sería el primero- musito Bella. Alice la miró afligida.
-Cariño, es mejor que te alejes de él…
-No lo entiendes- repuso Bella- es mi mejor amigo. Él jamás me haría daño.
-Es un hombre lobo. Son criaturas inestables…
-No solo ellos- la voz de Bella tenía un timbre molesto. Ninguna de las dos hablo durante un buen rato.
-Entiendo todo lo que has pasado- dijo Alice lentamente- Se lo mucho que te herimos al irnos, pero lo creas o no lo hicimos porque te amamos. No sabes lo difícil que fue sepárame de ti…
-A él… a Edward no parece haberle costado- el rostro triste de Bella era más de lo que Alice podía soportar. Tomó su mano suavemente y la miró a los ojos.
-No me importa que es lo que pienses, si es bueno o malo para él es igual. Yo quiero que entiendas que me importas mucho Bella… mucho más de lo que crees.
Bella frunció el ceño, pero no dijo nada. Cuando pasaron los límites de Port Angeles el sol comenzaba a caer y la luz entraba directamente por la ventana hacia los ojos de Bella, pero Alice sabía que esa no era la razón por la que cerraba los ojos. Isabella había visto la verdad en su mirada.
-No prometas nada Alice- dijo con un ligero temblor en los labios- Él cometió ese error.
-Yo no te fallaré, créeme- afirmó Alice mirando de frente.
-Lo has visto- concluyó Bella. Alice asintió- Las cosas cambian, ¿lo sabes?
-Si… pero si te interesa aun te veo convirtiéndote en vampiro
Bella no pudo ocultar su sorpresa y quiso preguntar más, pero Alice previó una conversación no deseada y bajó rápidamente del auto.
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-Charlie, ¿dónde quieres esto?- preguntó Alice entrando a la habitación de Charlie con un traje negro recién planchado.
-Ponlo en la silla y ven a sentarte- pidió palmeando la cama. Por supuesto, Alice sabía que quería hablar con ella. Charlie lucía incomodó pero ella dejó el traje y se sentó a su lado fingiendo tranquilidad- Alice, cariño, sabes que tanto Bella como yo te adoramos…
-Puedo volver a mi casa si quieres Charlie
-No, no por supuesto que no- negó rápidamente. Respiró profundamente- Solo quiero aclarar que si… tu hermano se atreve a aparecerse por aquí yo…
-Está bien Charlie, lo entiendo- dijo Alice con voz tranquila- nadie desea que Edward se aparezca por aquí.
“Ni siquiera yo” pensó Alice al ver a Charlie asentir y tomar el traje.
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La respiración de Bella se escuchaba acompasada, seguía murmurando un montón de tonterías que hacían a Alice sonreír. La imagen flasheo en su mente unos cuantos segundos antes de que ocurriera.
Cuando Bella comenzó a removerse en el sillón Alice ya estaba de pie a su lado. La respiración de Bella había comenzado a agitarse y no dejaba de murmurar “no te vayas”
-Bella, Bella- intentaba despertarla. La chica había comenzado a gritar, como si alguien la estuviera atacando- Bella, cariño soy yo, Alice. Abre los ojos.
Charlie bajó corriendo las escaleras, pistola en mano, asustado por los repentinos gritos que se habían dejado escuchar después de semanas. Bella despertó asustada, su rostro estaba húmedo por las lágrimas que le había provocado la pesadilla. Parecía que lo único que podía hacer en ese momento era repetir el nombre de Alice.
-Por favor, por favor, no te vayas, no me dejes- murmuraba sin aliento, pero aun así Alice podía escucharla con la misma claridad con que lo hubiera hecho si lo hubiese gritado.
-Claro que no, no me iré a ningún lado- le aseguró acariciando su espalda. Bella, quien aún sollozaba, se aferró a Alice con una fuerza impresionante que hubiera dejado sin aliento a un humano. Alice continuó acariciando su cabello mientras le hacía un gesto con la cabeza a Charlie, indicándole que ella podía encargarse del resto. Aquel comenzó a subir las escaleras sin dejar de mirar sobre su hombro a ambas chicas.
-Si tú te vas, ya no tendré nada…
-Ya te dije que no lo haré- replicó Alice ligeramente divertida- Tienes que dormir, mañana tenemos que ir a la escuela.
Bella asintió pero no hizo el intento de soltar a la vampira. Con cuidado, Alice rodeo la cintura de Bella y la cargó hasta el sillón para después obligarla a recostarse sobre sus piernas, en las que había colocado un cojín para que estuviera más cómoda.
Pasados algunos instantes los sollozos de la chica se habían extinguido completamente pero ella seguía despierta.
-¿Qué estabas soñando?- preguntó recelosa Alice. Bella sonrió levemente.
-Jamás me habían preguntado eso
-Siempre hay una primera vez
-Alice… dijiste que aún me veías convirtiéndome en vampiro, ¿cierto?- la pregunta dejó extrañada a la chica de ojos dorados quien asintió cautelosamente- Pero, no es Edward quien me va a transformar ¿verdad?
Alice guardó silencio un momento, luego negó con la cabeza.
-Lo lamento... Él ya no es parte de tu futuro Bella- respondió en un murmullo.
-Pero tú sí.
-¿Aun quieres ser vampiro?- preguntó sorprendida Alice- ¿Por qué?
-Así ambas estaríamos juntas siempre, no volvería a sentirme sola
La vidente cerró los ojos una milésima de segundo, intentando entender lo que había tras las palabras de la chica humana. ¿Podría ser que ella…?
-Alice-llamó en voz baja- ¿podrías cantarme algo?
-¿Quieres que cante?- preguntó la vampira sorprendida. Bella asintió- Sabes que eso no se me da.
-No importa- le aseguró Bella- solo quiero escuchar tu voz.
Los labios de Alice se curvaron en una suave sonrisa. Comenzó a tararear una de sus canciones favoritas, un viejo éxito de los cincuentas, mitad canción de cuna mitad balada romántica. Al poco tiempo Bella cayó dormida.
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Bella se veía nerviosa.
-Alice, ¿estás hablando enserio?
-¿Alguna vez he bromeado con esto?
Bella no respondió.
-Entonces no volviste porque me haya intentado suicidar…
-Por supuesto que volví por eso- replicó Alice con voz seria- ¿Sabes la angustia que sentí cuando te vi saltar? Pensar que te había perdido…
-Pero tú tienes a Jasper- le interrumpió la chica. Alice ya lo esperaba.
-Lo tengo a él, pero yo te quiero a ti- tomó delicadamente una de sus manos- Bella, entiéndelo, yo sé que no es lo que esperabas pero puedo hacerte mejor que Edward.
Bella trataba de no mirarla a los ojos, todo lo que Alice le decía era cierto. Durante esos dos meses Alice había ayudado a su corazón a curarse. Ahora ni siquiera extrañaba a aquel vampiro de cabello cobrizo ya que su hermana, a quien era bastante similar, la podía hacer sonreír con más facilidad que él.
-Debo de ser una tonta-suspiró Bella- ¿es que nunca aprenderé?
Alice la miró desconcertada.
-¿De qué hablas?
-Olvide a un vampiro para irme a enamorar de otro- dijo suspirando, una leve sonrisa curvaba sus labios. La sonrisa de Alice nunca se había visto más radiante. Rápida y fugazmente deposito un beso en la pálida mejilla de la chica humana.