Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ayuda demoniaca por Higary

[Reviews - 104]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! El día de hoy les doy la bienvenida a este nuevo y fumado fic, jeje, será corto, sólo cuatro capítulos. Es otra de mis ideas que comenzó como oneshot pero se alargó más de lo que esperaba XD Al momento de escribir esto tengo el cuerpo todo adolorido, sin embargo no dejaré que eso detenga mis actualizaciones X.x Por cierto, ¡¡ya tengo mi Título Profesional y mi Cédula!! (Kyuu: Valió la pena todo el trámite que hiciste y tragarte las ganas de golpear a la asistente del Departamento de Titulación ¬¬0) Grr, no me lo recuerdes, ¡sigue siendo una de las personas que más odio! >.< Cofcof, mejor le corto antes de que mis instintos homicidas salgan a la luz, pasen y que disfruten el fic: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes pertenecen al genial mangaka Kishimoto-sensei. La loca idea para esta historia es producto de mi malévolo cerebro.

1RA. CLÁUSULA

 

Hiroya Sai, alto, de piel blanca, cabello y ojos negros, era un estudiante de Mercadotecnia que, a sus veintiún años, consideraba su vida normal y rutinaria, claro, descontando el hecho de que estaba perdidamente enamorado. En realidad Sai era muy guapo y varias chicas se disputaban el puesto de ser su novia, sin embargo él sólo tenía ojos para su amor platónico: Sabaku no Gaara, un pelirrojo de ojos color aguamarina, estudiante de Arquitectura y la persona más seria, fría y antisocial de la universidad. Muchos le tenían miedo, incluso corrían rumores de que Gaara era un buscapleitos, pero eso a Sai no le importaba, ya que estaba seguro que en el fondo el pelirrojo era alguien muy amable. Algunas veces había intentado acercarse a hablar con él, pero siempre ocurría algo que se lo impedía o bien el propio Gaara simplemente lo pasaba de largo.

 

Aquél día, Sai se encontraba en la biblioteca haciendo su tarea, aunque también miraba discretamente unas mesas más allá donde el Sabaku leía muy concentrado. Un rato después el otro se marchó y el pelinegro soltó un suspiro.

-Parezco un acosador -suspiró de nuevo-. Si él no fuera tan atractivo...

 

Se puso de pie y fue a uno de los estantes para buscar un libro que necesitaba. En la parte más alta miró un libro viejo y polvoriento. Le despertó la curiosidad así que lo tomó y regresó a su mesa. Ya ahí le prestó más atención: la portada era totalmente negra con el dibujo de tres aspas rojas en el centro. Lo abrió y descubrió que sólo la primera página tenía algo escrito, así que decidió leer.

 

Todo lo que deseas es posible siempre y cuando pagues un precio justo. Los demonios escuchan hasta los anhelos más profundos e imposibles de cumplir. Vivir, dominar, matar, desde algo simple a algo complejo. A cambio de un sacrificio, una vida, un alma o un tesoro preciado, aquella frivolidad llamada felicidad es posible. Pero debes pensar bien lo que quieres, ya que en su vida, solo una vez puede un humano llamar a un demonio.

 

Sai detuvo su lectura y rió levemente. ¿Demonios?, ¿deseos a cambio de un precio? Todo aquello sonaba bastante fantasioso. Prefirió ir y dejar el libro donde lo encontró, tenía cosas más importantes y reales de las cuales preocuparse.

 

Salió de la biblioteca y en uno de los jardines miró a Gaara recogiendo unos documentos que al parecer se le habían caído. Viendo una oportunidad perfecta, el pelinegro se le acercó presuroso para ayudarlo.

-Aquí tienes, Gaara-kun -dijo dándole unas hojas

-Gracias... ¿Quién eres? -le preguntó entrecerrando los ojos- ¿Y por qué sabes mi nombre?

-Eh... soy Hiroya Sai y conozco tu nombre porque... bueno...

-¡Sai-kun! -una chica rubia llegó corriendo- ¿Estás bien, Sai-kun?, ¿acaso él te hizo algo?

-¿Qué? -arqueó una ceja con desconcierto

-¡No molestes a Sai-kun! -le reclamó al pelirrojo

Él se puso de pie sin contestar nada y dio media vuelta para alejarse a paso presuroso.

-¡O-Oye! -intentó detenerlo el ojinegro

Sai lo observó alejarse. Genial, había perdido una excelente oportunidad de hablar con Gaara. Todo se había arruinado por culpa de aquella mujer que le sonreía de manera coqueta.

-Sai-kun, tal vez podríamos ir a...

-Lo lamento, Ino -la interrumpió-, pero tengo mucha tarea pendiente.

 

Se fue de ahí casi maldiciendo a la rubia, aunque también se sentía un poco decepcionado ya que Gaara no tenía idea de quién era él. Por supuesto era algo de esperarse, estaban en carreras distintas, no tenían amigos en común, sólo a veces coincidían en la cafetería o en la biblioteca, y eso porque Sai lo seguía para al menos observarlo.

 

Llegó a su departamento por la tarde, cansado psicológicamente por todos sus intentos frustrados al querer acercarse al pelirrojo. En realidad ya había hecho toda su tarea, mintió a Ino porque no estaba de ánimo para soportarla. Se dio un baño antes de decidirse a preparar algo de cenar. Estaba viendo dentro del refrigerador, pero en realidad sus pensamientos divagaban en torno a su amor platónico e imposible. Apretó los puños y cerró el refrigerador de golpe, desordenándose el cabello.

-No quiero que él sea un imposible toda la vida -murmuró y de pronto recordó lo leído en aquél libro-. A quien sea que me escuche, por favor... pagaré lo necesario, pero por favor... ¡ayúdame a conquistar a Gaara!

Al terminar de decir aquello, soltó una risa cínica y se dejó caer sobre el sillón.

-Ya estoy demasiado desesperado como para pedir la ayuda de un demonio.

-Es una lástima, porque acabo de aceptar tu petición.

Sai volteó alrededor, pero no miró nada. En ese momento el mismo símbolo de la portada de aquél libro apareció en el piso de su departamento y comenzó a brillar. Sorprendido, Sai vio aparecer a un joven de cabello azabache en punta, ojos negros, piel blanca y vestido de una manera muy gótica. Aparentaba unos dieciséis o diecisiete años  y lo observaba con una expresión cínica y burlona.

-T-Tú... ¿Cómo...?

-¿Qué?, ¿acaso no fuiste tú quien me invocó? Hiroya Sai -dijo el desconocido

-¿Invocar? ¡Eres un demonio! -lo señaló y puso cara de espanto- No... Esto tiene que ser una broma o un sueño. Sí, eso es -se puso de pie para encaminarse a su habitación-. Me iré a la cama y seguro que para mañana todo estará normal.

-Oye, idiota, es tu problema si no me crees, pero respondí a tu llamado y no tengo tiempo que perder, hay más peticiones esperando.

-¿Te refieres a mi deseo de que Gaara se enamore de mí?, ¿por eso viniste?

-Así es -contestó cruzándose de brazos y tomando asiento en otro sillón

-Entonces... no es un sueño -lo vio negar-. Vaya, es...más que increíble. Un momento -lo miró con recelo-, ese libro decía que para que cumplieran lo que quisiera, debía pagar un precio. ¿Acaso me quitarás mi vida a cambio del amor de Gaara?

-Ja, claro que no, ese sería un precio demasiado alto para un deseo tan patético.

Patético... Sai ya tenía un tic en el ojo al oírlo expresarse de aquella manera sobre sus sentimientos. Pero no iba a arriesgar su integridad reprochándoselo.

-Supongo que debo explicártelo desde el inicio -habló el azabache de nuevo-. Soy Uchiha Sasuke, demonio de nivel uno, división cuatro, lo que significa que me encargo de deseos cuyo precio sea un objeto con fuerte energía sentimental.

-¿Energía sentimental?

-Los humanos suelen apreciar determinados objetos ya sea porque son un regalo, un recuerdo preciado, una herencia y demás, el punto es que le depositan tanto apego que eso se convierte en energía para nosotros. Es por eso que tu patético deseo no pone en riesgo tu vida ni tu alma -explicó con burla

-Menos mal, pero por favor deja de llamarme patético -dijo tratando de contener su molestia

-Como sea -lo ignoró-, esto ya se está alargando. Vine aquí a cumplir tu petición, no a darte clases sobre demonios, así que hablemos de negocios -señaló una pintura que estaba colgada en la pared de la sala, era el dibujo de una cascada-. A cambio de tu deseo, ése será el pago.

-Es el primer cuadro que pinté.

-Sí, y le has depositado una gran cantidad de energía. Muy bien, todo aclarado, veamos lo de tu deseo.

Sai se estaba arrepintiendo. Claro, quería conseguir a Gaara, pero no forzándolo a que lo amara, sino porque el propio pelirrojo así lo quisiera. El pelinegro reaccionó al ver a Sasuke levantarse nuevamente y quitarse un extraño arete con forma de piedra verde que tenía en la oreja izquierda. Aún en su mano, el arete comenzó a brillar y segundos después un pequeño zorro amarillo de ojos azules se encontraba en brazos del demonio. El animalito movía su cola felizmente, alrededor de su cuello tenía un collar del cual colgaba una piedra igual al arete del moreno.

-¡Finalmente me has llamado, teme! -dijo el zorro con tono alegre

-No me gusta mucho la idea, pero era necesario, dobe.

-... ¡¡Habla!! -gritó Sai señalando al animalito

-Claro que habla, humano idiota.

-Soy Uzumaki Naruto -se presentó el zorro inclinando su cabecita-, mucho gusto.

-Ah, sí. Hiroya Sai, igualmente -contestó también inclinando la cabeza-. <<¿Por qué rayos me estoy inclinando ante un zorro?>> -pensó

-Dobe -llamó Sasuke acariciándole el pelaje-, vas a quedarte aquí y ayudarás a éste humano a que un tal Sabaku no Gaara se enamore de él, ¿entendido?

-Como digas, Sasuke teme.

-U-Un momento -reaccionó el pelinegro-, ¿cómo que él va a ayudarme? Creía que tú harías que Gaara se enamorara de mí.

-No, tú deseaste que se te "ayudara" a conquistarlo, jamás dijiste que yo "hiciera" que se enamorara de ti.

-¿Eh? ¡Esto es una estafa!

-Los demonios somos muy estrictos con los contratos -sonrió con malicia-, deberías tener más cuidado con tus palabras y hablar claramente, jajajaja.

Sai se dejó caer al piso con la cabeza gacha y un aura depresiva. Realmente comenzaba a sentirse patético y hasta timado.

-Oye, no deberías ser tan malo con él -habló Naruto-, después de todo es tu nuevo contratante.

-Es divertido burlarse de este humano -contestó-. Hey, chico idiota, tampoco es para que te pongas así, deberías sentirte honrado -restregó su mejilla con la cabeza del zorrito-. Después de todo voy a dejar contigo a mi valioso ayudante. Eso sí, te lo advierto, como algo le pase a mi precioso Naruto, te mataré.

-No te preocupes, teme -sonrió el zorro, mirando al azabache-. Haré este trabajo exitosamente para obtener nuestra paga. Confía en mí.

-Lo hago, dobe, en quien no confío es en él -respondió besándole la carita

-<<Genial, van a concederme mi deseo un zorro que habla y un demonio zoofílico>> -pensaba con ironía y resignación el pintor

-En fin, ya es hora de irme -habló Sasuke-, hay más humanos esperando por mí -depositó al zorro en el sillón y le acarició la cabeza-. Dejaré todo en tus manos, Naruto. Si hay problemas, llámame y vendré de inmediato.

-Sí. Ten mucho cuidado, Sasuke.

El símbolo volvió a aparecer en el suelo y brilló de nuevo. El demonio le lanzó una última mirada asesina a Sai.

-Como se te ocurra meterle mano, te haré sufrir tanto que hasta me suplicarás porque te mate -dicho eso desapareció

Sai se quedó ido unos segundos hasta que pudo reaccionar.

-¡¿Cómo rayos voy a meterle mano?! ¡No me compares contigo, demonio zoofílico!

-¡Muy bien! Tienes mucha energía, Sai, eso es bueno.

El pelinegro reparó en esos ojitos azules que lo miraban con alegría. Se agachó hasta él y le tocó una orejita, inspeccionándolo cuidadosamente.

-¿De verdad eres un zorro? Eh...

-Naruto. Sí, al menos en este momento. Soy el asistente de Sasuke desde hace más de doscientos años.

-¡¿Qué?! Si él lucía tan joven... Entonces, ¿cuántos...? No, mejor no me lo digas -se sobó la sien-, creo que ya fue suficiente por hoy. Ni siquiera he cenado.

-¿Cena? -sus ojitos brillaron- ¿Puedo cenar contigo?, ¿tienes ramen? ¡Me fascina el ramen!

Sai lo observó, contrariado, pero decidió ignorar sus divagaciones porque todo lo que estaba sucediéndole era demasiado insólito y sólo le provocaría dolor de cabeza. Mejor evitaba eso.

-Únicamente instantáneo, ¿está bien?

-¡Sí!

 

Se preparó algo rápido y sencillo e hirvió agua para el ramen instantáneo. Una vez listo, lo vació en un plato y lo colocó en la mesa. Apenas reparó en lo poco higiénico que era aquello cuando el zorrito ya se había subido a la mesa y olfateaba su plato.

-¡Gracias por la comida! -y comenzó a devorar

El pelinegro no pudo evitar reír levemente al ver lo emocionado que el pequeño comía esos fideos. Para qué negarlo, debía admitir que era un animalito bastante lindo y curioso.

-No creí que los demonios necesitaran comer -le comentó

-Pueden ingerirla pero no lo ocupan -contestó Naruto-, se alimentan de la energía emitida por los objetos valiosos para los humanos o bien de sus almas.

-¡Entonces sí comen almas!

-Claro que no, comer un alma es imposible, únicamente le absorben su energía, sin embargo el alma sigue intacta en el Inframundo. Ah, y creo que debo aclarártelo de una vez: yo no soy un demonio, así que no tengo poderes muy fuertes o algo semejante, pero eso sí, ¡te aseguro que pondré todo mi empeño en hacer que ese chico corresponda a tus sentimientos!

Por alguna razón que no comprendía, Sai se sintió reconfortado con aquellas palabras. En realidad ahora también sentía más curiosidad por Naruto, pero decidió que ya era suficiente información por un día. Lo mejor sería descansar.

 

¿Qué pasará ahora?, ¿podrá Naruto realmente ayudar a Sai?, ¿o el pintor se arrepentirá de haber pedido ayuda a un demonio? Esto y más en el siguiente capítulo.

Notas finales:

HIGARY-NOTAS:

Jajajaja, ahora le toca a mi pintor y violinista oficial ser atormentado XD (Kyuu: Dijeron el mocoso Uchiha, el Hyuuga y Yuki Eiri que ya era hora de que torturaras a otro personaje ¬¬) Esta idea... la verdad no recuerdo cuándo ni por qué se me ocurrió, sólo que un día me puse a escribirla y no me detuve hasta terminarla, jeje (Kyuu: Y por eso se atrasó tanto en sus otros proyectos). Espero que también me acompañen en esta fumada historia, como siempre me sentiré honrada y agradecida si envían sus saludos, pedradas, flores, cebollazos, golpes, felicitaciones, jitomatazos, amenazas, bombas y demás n.n En dos semanas les traigo la continuación de este nuevo fic y la próxima semana nos leemos en Tsuki no Hikari... ¡¡buuuuaaaaaaaaaa!! (se va corriendo mientras llora) (Kyuu: ... ¬¬0 Cofcof, cuídense mucho, sobrinas, y nos leemos luego)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).