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Los Veteranos por Mero_Luz

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Notas del capitulo:

 

Disculpen la demora u.u

Espero que les guste y comenten n.n

Habían transcurrido casi dos semanas desde que Fred había sido dado de alta.

 

 

 

Tenerlo de vuelta en el rancho no significaba más que el normal ajetreo que era para James, tener cerca al moreno, y a eso estaba acostumbrado, podía manejarlo, lo que no podía ni siquiera pensar con tranquilidad era en la presencia de los dos vaqueros, que al regreso, su amigo había tenido que traer consigo.

 

 

 

Si, Lucas y George habían sido enviados por Robert a la hacienda de su familia con la intención de vigilar a su amigo a sol y sombra.

 

 

 

El gran oso pardo, parecía más bien un oso feroz cuando se trataba de temas relacionado a Fred, aunque no se sabía con quién estaba realmente molesto, pues ya actuaba con calma cuando estaba junto a su amigo, por lo menos durante el tiempo que duro esas visitas, pues lo había dejado de visitar obligado por la recomendación del doctor.

 

 

 

Cuando estaban juntos ya no se gritaban entre sí, más bien permanecían en un silencio espeluznante, que a pesar de que no agradaba a sus amigos los mantenía en calma, sin embargo, el doctor había notado la atmosfera tensa que se creaba y como esta afectaba, aunque no lo quisiera reconocer, a su moreno amigo y por ende al bebe.

 

 

 

Esa fue la única razón que hizo convencer a Robert de permanecer alejado de Fred, pero con lo que no contaba James es que enviara de guardaespaldas a sus dos amigos.

 

 

 

Fred al principio  se había molestado, había intentado hacer un alboroto y negarse, pero lo bueno del embarazo era que sus euforias no podías extenderse mucho, pues siempre terminaban en desmayos, el medico había dicho que era normal, es mas, era lo único normal de su embarazo pues seguía sin fatigarse por hacer actividades físicas, no tenía nauseas ni mareos normalmente, solo cuando se alteraba “emocionalmente” como había calificado el doctor.

 

 

 

Los veteranos hacían todo lo posible por no incomodarlo, así que Fred había empezado a tolerarlos, pero eso no significaba que no molestara a otros en su lugar.

 

 

 

El pelirrojo primo de su cuñada era una de las víctimas, en vista de una apuesta que había hecho tenía que quedarse en el rancho durante un tiempo y Lucas no parecía querer desperdiciar ni un solo instante, lo abordaba de día, tarde y noche, el frio muchacho empezaba a perder los estribo y su actitud calmada, pero al jovial veterano no le parecía importar o darse cuenta de ello.

 

 

 

Y aunque justo había venido a ese sitio para olvidar todo eso, tenía que reconocer que el otro afectado por los guardaespaldas de su amigo, era él.

 

 

 

Se suponía que George era su pasado, un escandaloso recuerdo que debía estar tres metros bajo tierra, enterrado con lapida y flores marchitas.

 

 

 

Tenía un novio preocupado que le llamaba diariamente, que estaba tratando de reunirse con él a pesar del mucho trabajo que tenía; entonces, ¿por qué demonios no podía dejar de pensar en ese maldito veterano?.

 

 

 

A su ya larga lista de vergüenzas relacionadas con ese hombre, se le sumo la del castigo… el castigo más erótico que pudiera haber imaginado.

 

 

 

-Basta- se dijo a si mismo frenando el rumbo de sus pensamientos, ya bastaba con la tensión sexual que le creaba tener a George todo el día a su alrededor.

 

 

 

Seguro y perfecto como era ese hombre, no tenía que recitar poemas, ir jurando amor eterno o entregando flores para hacer que a alguien se le detuviera el corazón, solo bastaba una de sus intensas miradas,  esa sonrisa sexy o una sutil caricia para hacer que a cualquiera le diera un infarto instantáneo.

 

 

 

Pero no podía volver a cometer el mismo error que en el pasado, cuando había malinterpretado la señales y creído que el gran “Corazón Galopante” estaba interesado en él.

 

 

 

Lo que necesitaba era darse un refrescante baño en el jacuzzi que su hermano habia construido, “un lujo de ciudad que valía la pena” como había dicho con picardía frente a su esposa, que se sonrojo a más no poder.

 

 

 

Estaba ahí para olvidarse de todo eso y relajarse. Se quitó la toalla que estaba atada a su cintura, la única tela que lo cubría y se sumergió en la burbujeante agua, el calor reconforto a su cuerpo inmediatamente.

 

 

 

Sus músculos se destensaron y un alivio general lo recorrió, pero su mente se negaba a dejar de pensar… en alguien en específico.

 

 

 

La imagen de los fuertes y marcados músculos de George no lo abandonaba y era tan buena que hasta él se reusaba a dejarla ir.

 

 

 

Se levantó y miro alrededor, estaba solo, nadie se enteraría si dejaba volar por unos minutos su imaginación, su amiguito reacciono enseguida emocionado con la idea, una idea que lo relajaría y lo ayudaría a poder sobrellavar la estancia de los veteranos en su rancho, lo que no significaba que estaría siéndole infiel a su novio, pues solo era una fantasía, nada más. ¿no es así?.

 

 

 

Paso su mano suavemente y tímidamente por su pecho, rosando intencionalmente su tetillas, una corriente de excitación lo recorrió al imaginarse que era las manos del veterano de sus sueños.

 

 

 

Poco a poco dejo que sus manos recrearan todo lo que su mente deseaba y se había prohibido pensar.

 

 

 

-James- el chico reconocería ese acento profundo y sensual en cualquier lugar.

 

 

 

“Oh Dios mío” la vergüenza le erizó la piel, quería morirse por la humillación de ser capturado masturbándose, por el mismo hombre con el que había estado fantaseando.

 

 

 

Se ocultó abajo del agua hasta los hombros, quedando oculto por las burbujas.

 

 

 

El veterano se acercó y se agachó al lado del jacuzzi y empujó su sombrero con un dedo. James podía ver claramente sus pícaros ojos azules.

 

 

 

-Sigue adelante, cariño-

 

 

 

James tragó, con la garganta muy seca.

 

 

 

-¿Quieres que yo... frente a ti?- Él extendió la mano y corrió el pulgar por su labio inferior.

 

 

 

-Oh, sí- Su sonrisa sensual y la forma en que lo estaba tocando casi lo hicieron llegar al clímax en el acto. -Quiero que te toques hasta llegar mientras te miro, pero primero subirás un poco más para darme una mejor visión-.

 

 

 

Con la cara ardiente negó, alejándose de su toque.

 

 

 

George atrapó su barbilla con la mano y lo obligó a mirarlo -Lo harás-.

 

 

 

James tembló, pero consiguió preguntar -¿Y si no lo hago?-

 

 

 

Sus ojos brillaron con oscura sensualidad. -Te sacaré de esa piscina, te pondré sobre mis rodillas y te pegaré en ese sexy trasero, ya lo hice una vez y me muero por repetirlo-

 

 

 

-Oh Dios mío- el recuerdo de las grandes y calientes manos del veterano en su cuerpo lo hicieron hervir de excitación.

 

 

 

Temblando por nerviosismo y deseo, James se levantó hasta que estuvo sentado en la orilla de la piscina, sus pezones fríos estaban tan duros como piedritas y tenía la piel caliente por el toque de George que pasaba por su espalda.

 

 

 

-Abre las piernas-, dijo con ese acento que le hacía latir el cuerpo.

 

 

 

James abrió sus muslos, era como si no tuviera más remedio que hacer lo que le mandaba, no tenía voluntad propia.

 

 

 

-Tócate-

 

 

 

Temblores corrieron a través de su cuerpo mientras deslizaba los dedos por todo el tronco de su masculinidad.

 

 

 

-Sí, eso es- su voz retumbaba mientras le acariciaba el pezón con el pulgar.

 

 

 

El se estremeció, estaba muy exitado y cerca de correrse. Sólo un poco más…

 

 

 

-Detente- A su mando sus dedos se detuvieron y quiso gritar.

 

 

 

-No hemos hecho más que empezar- Movió su mano  todo  su pecho.

 

 

 

-Oh Dios, no deberíamos...-

 

 

 

-No te preocupes pequeño James - Se inclinó hacia delante y acarició su oreja.

 

 

 

Eso era todo lo que el hombre tenía que hacer “hablar con ese acento profundo y sensual, y el haría cualquier cosa”.

 

 

 

Lo rodeo en un fuerte abrazo y lo llevo fuera del agua, se movió a su pezón y arrastró su barba de días sobre la carne sensible.

 

 

 

La respiración de James se volvió rápida y desigual mientras llegaba al climax

 

 

 

George movió una mano a la parte posterior de su cabeza y lo llevó hacia él, probando su cálido aliento en los labios.

 

 

 

James intento continuar, pero George lo detuvo -Tengo que irme- lo interrumpio

 

 

 

-¿Qué?- James levantó la cabeza para mirarlo, pero él lo agarró por la cintura con sus grandes manos, lo movió a un lado y se incorporo -¿Qué estás haciendo?"-

 

 

 

-Tengo que irme antes de perder lo que queda de mi control-

 

 

 

Se quito la camisa mojada y James pudo detallar su espectacular pecho y abdomen, lo vio como tomó una toalla de la silla y la frotó sobre su cuerpo. Incluso mientras estaba confundido por sus repentinas acciones, no podía dejar de admirar su musculoso cuerpo.

 

 

 

-¿Por qué te vas?- le reclamo molesto, pues la idea de que había vuelto a caer en su juego y había sido rechazado nuevamente no le agradaba.

 

 

 

-Si me quedo a tu alrededor por más tiempo te hare el amor, cariño- casi gruñó y eso si llamo la atención del joven.

 

 

 

-Y que esperamos- susurró descaradamente James sin pensar en otra cosa sino en lo que su cuerpo le pedia.

 

 

 

James soltó una fuerte carcajada y se acercó al joven, tomó una bata de la tumbona, se la puso, luego ató el cinto con un tirón brusco.

 

 

 

-Cuando haga el amor contigo- dijo finalmente, su voz todavía con el deseo bruto, -no habrá ningún hombre entre nosotros- Él acarició sus mejillas con sus manos callosas y lo obligó a mirarlo. -No habrá dudas. Ni temores. No te arrepentirás. ¿Entendido?-

 

 

 

James asintió, incapaz de hablar. Apenas capaz de pensar.

 

 

 

George le dio un rápido y feroz beso, y se dirigió a la casa sin mirar hacia atrás.


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