Se tardó casi dos meses en estar listo todo para la competencia, a pesar de que se iba a realizar en la hacienda de Robert y que estaba lejos de ser una de las tradicionales competencias del pueblo, con todo lo esplendoroso que eso significaba, tampoco carecía de tan poca organización para parecer una simple riña campestre entre empleados.
Había pasado casi siete semanas y si bien era muchos tiempo, a James no le pareció mucho, atiborrado como estaba de los quehaceres de la hacienda después de una fuerte tormenta que se presentó por la zona, incluso lo comprendía, pues cada veterano tenía su hacienda y seguramente se habían tenido que enfrentar a algún percance.
El que no parecía entender nada de eso era Fred, si bien su amigo tenía un temperamento intranquilo, por no decir desesperado, esos últimos días había estado batiendo el récor, tanto que se había visto en la necesidad de gritarle que parecía una niña malcriada y caprichosa en su última discusión, tan quisquillosos estaba que en vez de tranquilizarse por sus duras palabra (aunque fueran cierta) le había quitado el habla desde entonces y en eso llevaban tres días.
Después de encontrarlo en la hacienda de Robert, las primeras semanas habían pasado con tranquilidad, siempre que no se intentara hablar del tema con él, dos semanas después Fred había contagiado algún virus que lo dejo débil y se le pasaba más en cama que en cualquier otro sitio, a la tercera y cuarta semana empeoro, James quería hacer llamar al médico pero su amigo se negó tajante a que lo hiciera, no lo vio mucho la quinta semana por los problemas de la hacienda, pero estaba pendiente de su estado y sabía que había mejorado, fue después de todo eso que se dio cuenta y fue objeto del tan inestable y pésimo humor del muchacho, que parecía como si lo hubiera concentrado por las cinco semanas anteriores. Robert había intentado ver a su amigo, en más de una ocasión, las mayorías Fred trataba de escaparse, pero las que no logro evitar, terminaron en fuertes discusiones con el gran oso del pueblo, pero eso no parecía importarle al hombre mayor y seguramente si no fuera por el virus que efecto al muchacho y que como le acoto necesitaba reposo, esas tres semanas que duro enfermo, las hubiera pasado en su hacienda, si ya de por si llamaba constantemente para saber de su estado.
El pelirrojo si le ahorro problemas, el nieto del señor Turck se fue la semana siguiente del desafío y James no podía habérselo agradecido más, no porque no quisiese tenerlo cerca o no le agradase el muchacho, sino porque toda el tiempo que se quedaba recibía las constantes visitas del veterano Lucas. El moreno se había planteado seriamente cortejar a Jesús, pero el pelirrojo parecía decidido a desairar cada uno de sus intentos, resultado sin duda en problemas. Sin contar el gran agregado de que el joven se llevó a su abuelo con él, GRACIAS A DIOS!!!, ese señor no le daba ni un minuto de paz con sus constantes insinuaciones.
Pero por fin había llegado el día, Fred se vio obligado a hablarle de nuevo, Jesús, su abuelo y otros familiares volvieron por el desafío y James no dejaba de pensar que demonio se le había metido ese día para hacer semejante estupidez, aunque pensándolo mejor, sí que sabía que demonio lo indujo a esto… George, ese hombre era su demonio, no lograba entender cómo podía montar y desmontar con tanta facilidad su mundo, solo con el recuerdo de esas palabras que le dijo en el pasado logro altéralo tanto como para que aceptara participa en ese estúpido torneo.
El rancho de Rober seguía siendo tan esplendoroso, la vez que había venido a buscar a Fred no se paró a detallarlo, pero ahora sí que notaba las diferencias, habían ampliado mucho más la casa principal, las hectáreas de cosechas estaban duplicadas, había ganado por montón, dos molinos, un silo y tres caballerizas, todo nuevo, muchas más casas para trabajadores, se notaba a leguas la prosperidad del lugar, no era que la finca de su familia no hubiera mejorado, solo que sin las comparaba se verían sus cambios muy insignificantes.
Suspiro dándose cuenta que todavía les faltaba mejorar mucho para ser una de las primeras haciendas del país, sin embargo, apoyaría a su hermano y no se rendiría.
Los veteranos los esperaban en la entrada del lugar donde se llevaría a cabo la contienda. Los tres estaban imponentes vestidos como vaqueros, con jeans, camisas de botones y sobreros de asa larga, los tres estaban sonrientes y más que hacendados parecían modelos de un calendario del oeste.
James contuvo el aliento para que sus emociones no se reflejaran con tanta facilidad, pero para disgusto suyo sintió como los colores empezaban a subirle a la cara.
-Mi petirrojo!!!- exclamo jocosamente Lucas, yendo al encuentro del chico, pero este le lanzo un golpe fuerte que el hombre esquivo por muy poco.
-No tendrás tanta suerte para la próxima- dijo con una gran sonrisa Jesús, nunca lo había visto reír tan abiertamente, parecía que golpear al veterano fuera un gran regalo de navidad y el más esperado por el chico. Pero Lucas no se caracterizaba por ser un hombre fácil de amedrentar.
-Me gusta la idea de complacerte y se me ocurre en este momento más de una forma, pero si lo que quieres es pelea mi petirrojo… no te lo voy a dejar fácil- era un reto y el giño pícaro no hizo más que molestar al muchacho.
-Las reglas son fáciles- explico calmadamente George, centrando la atención en él -Competiremos como grupo, por cada actividad habla un representante- se dirigía más que todo a la familia Krut, pero debes en cuando su miraba buscaba a alguien y a el viejo Krut no se le escapaba nada -Normalmente son siete actividades- volvió a centrar su atención en la familia Krut -Pero en vista que se agregó la pelea, ahora son ocho, como es un numero par en caso de haber empate decidiremos luego por votación cual será la actividad de desempate- y su mirada se desvió de nuevo hacia ese punto –De resto, nos regiremos por todas la normas como si fuera un campeonato-
-Son reglas sencillas, mucho más fáciles de entender que los sentimientos de los participante- comento el viejo Krut –Como se nota que son jóvenes, perdiendo el tiempo en vez de hacer el amor- una cuantas carcajadas se escucharon por parte del resto de la familia Krut y los trabajadores de la hacienda.
James suspiro algo complacido a pesar de estar tan rojo como un tomate, pues por primera vez no había sido el único en sonrojarse, Fred, Jesús y los tres veteranos estaban tan rojos come él. Tomo valor y con la voz más firme que pudo poner agrego.
-Empecemos de una vez-
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