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Desde el fondo de mi ser por Yuki Eiri

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Notas del fanfic:

Hola! Es la primera vez que escribo un song fic, la verdad tenía dos meses planeándolo, pero por cuestiones externas no había podido continuarlo. Espero que lo disfruten y también espero leer sus opiniones. ¡Gracias!

"Desde el fondo de mi ser" (Song fic: “Tanto la quería” – Andy y Lucas)

"¿Por qué eres tan hermosa y a la vez tan difícil?
¿Por qué la vida pasa y pasa y te quiero a mi vera?
Si me trataste como a un juguete sucio y abandonado
Si no comprendes que el amar es algo más que besarnos..."


Había terminado de empacar todo esa tarde, se había decidido a irse desde la noche anterior cuando su koibito lo había tratado como un juguete viejo... A momentos aun se preguntaba si sería posible que tan solo hubiera sido una simple percepción suya como cuando las mujeres tienen su síndrome pre-menstrual y es posible que malinterpreten casi cualquier cosa...
Decidió dar una vuelta por el departamento para ver si el rubio le suplicaba quedarse, pero sabía de antemano que eso no iba a suceder. Efectivamente, no sucedió y tampoco encontró a Eiri por ninguna parte, así que no tuvo más remedio que agachar la cabeza y marcharse. Sentía que la mejor parte de su vida se quedaba en el suelo, aplastada, esparcida, salpicada... Era un desastre que difícilmente podría limpiarse de la alfombra...

-Adiós mi querido Yuki...

Mientras tanto en el estudio de grabación, Hiro y Fujisaki comenzaban a hacer conjeturas sobre la tardanza de Shuichi.

-Que afortunado de tener con quien hacer el amor. -suspiró el pelirrojo.
-Eso no le justifica llegar tarde. -Agregó Fujisaki.
-Ya cállate o Mr. K lo traerá con su querida Magnum...

Y transcurrieron tres horas, por lo que Mr. K salió exasperado a buscarlo a la casa del escritor. Se paró en la puerta y trató de ser gentil, dando solo 5 balazos para llamar la atención, pero nadie atendió a la puerta, primero pensó que dentro estaban los amantes en situaciones intimas, así que dudó en tirar la puerta, pero después le sobrevino la idea de que el rubio había secuestrado al pelirrosa y lo tendría torturado tragando algo que pudiera afectar su garganta y no pudiera cantar, o tal vez lo había asesinado como a su antecesor, así que derribó la puerta del departamento. Miró hacia todos lados y se cubrió con su arma y ahí estaba, sobre la alfombra había una mancha de sangre, sudó frío y corrió a buscar más evidencias, encontró el cuchillo sobre la mesa y eso comprobaba su teoría, ya sólo le faltaba saber dónde había ocultado el cuerpo. Sigilosamente continuó su búsqueda...

Yuki Eiri estaba estacionando su mercedes benz, echó un vistazo a su alrededor y se dio cuenta de que estaba con comportamientos paranoicos desde algunas semanas atrás. Definitivamente las visitas con su psiquiatra no estaban siendo de gran ayuda y tendría que volver para que le surtieran mas ansiolíticos y antidepresivos. Como sea, continuó caminando hacia el departamento y se dio cuenta que la puerta estaba mal puesta...

-Ese chiquillo inútil, le he dicho mil veces que utilice la puerta de modo correcto, pero me va a escuchar... -Entró al departamento molesto y se sentó en la sala... -Esperaré a que vuelva de su trabajo y después prepararé la cena.

Estaba a punto de quedarse dormido, cuando recordó que iba a ducharse, se levanto tranquilamente y vio la mancha sobre la alfombra. Caminó a la regadera y fue desvistiéndose en el camino, un escalofrío recorrió su pálido cuerpo y tuvo la sensación de que no estaba solo.
Abrió despacio las llaves de la regadera y las reguló, de modo que el agua quedara más caliente que tibia y el calor volvió su piel un poco rosada. Dejó que las gotas recorrieran cada surco de su cuerpo y de pronto sintió en el pecho y estómago un ardor al que sobrevenía angustia y una crisis de ausencia.

Mr. K estaba observandolo tras la cortina de humo y cuando tuvo la crisis de ausencia y cayó al suelo acudió rápidamente en su auxilio y lo sostuvo en sus brazos.

-Mr. Yuki ¿Se encuentra bien?
-Yo... -Lágrimas abandonaron los ojos dorados antes de que se desvaneciera por completo.
-Mr. Yuki, este departamento está maldito, usted mató a Shuichi y pagó su karma, ahora usted ha muerto. -lo llevó a la cama. -Lástima que no fui yo quien lo aniquilara, turu ru ru. -Y lo abandonó.

=en el estudio...=

-Mira Nakano, ahí viene Mr. K, pero no trae a Shindou con él.
-¡Shuichi! -Se alteró el pelirrojo y corrió hacia Mr. K -¿Dónde esta? ¿Qué le hiciste?
-Nakano... -le puso la mano enfrente. -Talk to the hand... Entra al estudio ahora mismo.

Entraron juntos y en silencio.

-Fujisaki, Hiro... Cancelaremos la gira. Shindou está muerto y Mr. Yuki también.
-No seas ridículo, eso no es posible. -Hiro sonrió.
-Yo mismo lo comprobé. Mr. Yuki mató a Shindou y después cuando se estaba bañando, Mr. Yuki tuvo un infarto y murió. -Lo lamento, ahora hay que buscar un nuevo vocalista y ver cómo le daremos la noticia al presidente, seguramente esto afectará.

Hiro se había marchado. Iba a buscar a su pequeño amigo, no podía ser que estuviera muerto.

"Envidio a todo aquel que el amor ha encontrado
Que lo mío no es ir de flor en flor que de eso ya me he cansado
Solo quería adornar las noches con tu cara morena
Y decirte que hay corazones que no huyen de la tormenta"


El de los ojos violetas estaba en el parque, columpiándose muy despacio.

-No comprendo en qué momento dejé de interesarle. ¿Qué fue lo que hice mal? O tal vez sea que Yuki ame a alguien más...

Vio correr a los niños, escucho pasar a los autos y de pronto noto que el sol ya se había ocultado. 

-¿Y ahora que voy a hacer? No puedo volver a casa... Yuki... Waaaaaaa -Shuichi rompió en llanto -No entiendo qué fue lo que le hice a mi querido Yuki...

Hiro había ido a buscarlo a casa del escritor y se había encontrado con la misma mancha roja sobre la alfombra, sentía que el corazón se le quería salir y vio al rubio descansando sobre su cama.

-¡Maldición! ¿Por qué mataste a Shuichi? ¿Qué daño podía hacerte él que te amaba tanto? -Se acercó al rubio y le dio una bofetada.

Eiri despertó y quiso reconocer el lugar pero no pudo hacerlo, así que su expresión se tornó pálida y se estremeció.

-¿Qué haces aquí? -miró a Hiro.
-Imbécil... Vine a buscar a mi Shuichi, ¿Dónde lo ocultas?
-No sé de qué hablas.
-¿Ahora vas a negarlo? ¡Tú lo mataste! Al menos dime ¿dónde está su cuerpo?
-No lo sé -lo miró con desconfianza.
-Esto no se va a quedar así. -El guitarrista dio media vuelta y se fue.

Iba caminando por la calle, apenas si había una que otra lámpara encendida, pensaba en su amigo, pensaba en el colegio, en la forma en que se habían conocido, la vez que formaron Bad Luck, la primera cita de Shu chan... Cada momento compartido era un verdadero tesoro y no supo en qué momento el sentimiento se lo comió. De pronto tuvo la impresión de un dejabú y se dirigió hacia donde su corazón le indicaba... A la tienda de souvenirs de la estación, entonces, vio un Shuichi de felpa con una playerita de Bad Luck y lo abrazó, después de todo había encontrado a su pequeño amigo, lo compró y salió del lugar. Estuvo sentado en la estación hasta las cuatro de la mañana, cuando el frío estaba llegándole a los huesos, tenía los ojos irritados por el llanto y no distinguía bien. Decidió irse a su departamento, sabía que el siguiente día sería pesado porque tendrían que dar la desagradable noticia. Entró desanimado y aún suspirando por su amigo que se había ido, puso las llaves sobre la mesita de noche y encendió la lámpara.

-Hiro... -Lloriqueó Shuichi.
-¡Shuichi! -Experimento de todo, miedo, alegría, enojo... Emociones encontradas que más bien lo pusieron tan vulnerable que el pelirrosa, solamente lo abrazó.
-¿Qué pasa amigo?
-Pensé que habías muerto. -Rompió en llanto. -No sabía que haría sin ti... Shuichi...
-Baka... Shindou Shuichi nunca muere. Soy como la marihuana. -Sonrió.
-Tonto, se dice "Hierba mala nunca muere".
-¿Ah?
-Olvídalo. ¿Dónde estabas?
-Yuki... Yu... Ki... -Tartamudeó el de los ojos violetas. -¡Ya no me ama!-Y rompió en llanto.
-Olvídalo, es un estúpido, no llores por él.
-Pero Hiro... Yo le di todo de mi... El se llevó mi inocencia...
-Baka, eso fue porque tú quisiste.
-Pero, Hiro... Me fui a vivir con él...
-Eso también fue porque quisiste.
-Pero Hiro... Yo... He estado a su lado y lo he apoyado y el ni siquiera me ha correspondido...
-Eso fue porque... Espera, en eso tienes razón, pero de todas formas has tenido culpa porque eres masoquista y has aguantado sus desprecios y sus dádivas de falso cariño en la cama.
-Lo amo más que a mi vida... -El pelirrosa dejó de lloriquear y bajó la cabeza en señal de pena, lloró en silencio.
-Y ¿Qué piensas hacer? Volverás con él?
-Iré a buscar un poco de ropa y esperaré a que recapacite para ver si en verdad le hago falta, y si es así entonces me buscará.
-Bien Shu chan, tu mundo no debe girar alrededor de un tipo como él.

"A veces la miro y lloro y lloro
Pensando que pudo y no fue el final
Ver a las nubes tapar las estrellas
Estrellas que solo te quieren mirar.
Porque eres la cuna que meces sin nada
Porque eres la lluvia que no has de mojar
Sin ti yo veía tardes de historias
Historias que nunca quise ver acabar..."


A la mañana siguiente, el rubio trató de ponerse de pie, pero simplemente no pudo porque la habitación le daba vueltas, así que volvió a acostarse unos minutos más. 
-¿Dónde demonios estoy? -Se preguntó en voz alta y luego cerró los ojos. 
Su celular sonaba, pero estaba aturdido y no quiso contestar. Se dio la vuelta, se acomodó de lado y se puso la almohada sobre el oído.

-¿Eiri San? ¿Estás enfermo?
-¿Tohma? ¿Dónde estamos? ¿Qué pasa?

Tohma comprendió que algo estaba mal...

-Está bien Eiri San, ya no te preocupes, todo estará bien... -lo levantó y lo recargó contra su pecho, el de los ojos dorados se veía indefenso, triste, enfermo...
-Tohma... - no pudo evitar las lágrimas por la confusión.

De pronto sonó el timbre, Tohma le dijo a Eiri que no se levantara, que se encargaría de todos los pendientes, así que lo dejó en la cama, lo arropó y fue a atender a la puerta.

-Shindou San, este no es un buen momento, no molestes a Eiri San, está enfermo.
-¿Qué? Pues con mayor razón debo verlo...
-Es que él no quiere verte...
-Igual, necesito pasar por algo de ropa, me estoy quedando con Hiro.
-Será mejor que vuelvas con él, no dejaré que le hagas más daño a mi Eiri, siempre le causas problemas y lo haces sufrir.
-Eso no es cierto porque yo... amo a Yuki y él... me...
-No te atrevas a decirlo, ¿Aún no te das cuenta que eres solo su distracción? Mika y yo dejamos que Eiri San estuviera contigo porque vimos que eras su nuevo capricho, pero ahora él mismo ha dicho que se quiere separar de ti.

-Eso no es cierto porque Yuki me lo hubiera dicho…

 

Seguchi estaba a punto de decirle que se fuera, pero el pelirrosa se abrió paso y llegó al cuarto del escritor, quien se encontraba aún de lado con la almohada sobre su oído, reposaba intranquilo e hiperventilaba. Shuichi se acercó sigiloso y se sentó en la orilla de la cama, alcanzó a acariciarle la cabeza y derramó unas lágrimas sobre el cuello del de los ojos dorados.

 

-Entonces es verdad que estás enfermo Yuki…

-¿Qué? –El rubio lo miró con desconfianza. -¿A caso tienes un asunto pendiente conmigo?

-Pero Yuki… vivimos juntos ¿no recuerdas la noche anterior? –Lloriqueó Shuichi.

-Para ser honesto, no me interesa.

-Pero Yuki… ¿Por qué no me amas?

 

El de los ojos violáceos se levantó y tomó un poco de ropa en su mochila, desde la cama el rubio lo miraba extrañado. Shuichi cerró su mochila y salió de la habitación. Llegó a la sala y Seguchi fue a despedirlo, pero éste no advirtió su presencia, salió abrumado del departamento.

 

-¿Por qué Yuki? ¿Por qué eres tan impredecible? ¿Por qué siento que me amas y no me amas? ¿Por qué siempre haces como si fueras un maldito si en realidad sé que tienes un corazón bondadoso? Solo quiero mirarte una vez más… abrazarte y decirte que por siempre te amaré…

 

=En casa de Hiro=

 

-Te digo que no le intereso… me lo dijo fríamente.

-Shu chan, olvídalo ya… yo estaré contigo. –Dijo el pelirrojo mientras lo abrazaba.

-No puedo Hiro… ¿cómo puedo hacer para enamorarlo para siempre?

 

Tanto la quería, tanto que yo, 
por ella moría, eso bien lo sabe dios, 
ella es la reina de mi inspiración, 
por la que yo sufro, la musa de mi amor. 

 

=Departamento de Eiri Yuki=

 

-Eiri San, necesito llevarte a ver a la doctora…

-¿Quién?

-Por favor, confía en mi.

-¿Y después de eso me sentiré bien?

-Créeme que si…

-Bien… llévame.

 

Subieron al auto de Tohma Seguchi y partieron hacia el consultorio de la doctora. Eran apenas las tres de la tarde, el sol estaba aún fuerte y había suficiente ruido en la ciudad como para querer salir corriendo. En efecto, Eiri quería correr, quería ir más aprisa, más aún porque no recordaba bien qué estaba pasando en su realidad, lo intranquilizaba el recuerdo del muchacho de ojos violáceos preguntando por qué no lo amaba y lo inquietaba el recuerdo pulsátil de las lágrimas de aquél chiquillo cayendo sobre su cuello y también el saber que por alguna razón esa figura bajita y ese rostro frágil, le hacían sentir algo, le aceleraba la frecuencia cardíaca y no comprendía bien por qué. Antes de bajar del auto, sufrió otra crisis de ausencia y posteriormente se desvaneció, por lo que Tohma tuvo que esperar a que reaccionara para poder pasarlo al interior del consultorio. Cuando el rubio recuperó la consciencia, entraron…

 

-Doctora, buenas tardes, el señor Uesugi San se encontraba mal esta mañana y me pidió que lo trajera con usted.

-Gracias por traerlo, por favor, recuéstelo en la cama y por favor espere afuera.

-Por supuesto. –El de los ojos verdes salió.

-Eiri San ¿cómo te sientes?

-Confundido

-¿Qué te confunde?

-No lo sé, desperté esta mañana y no sabía dónde estaba…

-¿Hay algo que relaciones con todos estos sucesos?

-No lo sé…

-Bien, vamos a hacer una sesión de hipnosis, necesito que te relajes, respira profundo y trata de dormir. Dime ¿qué ves en tu mente?

-Solo luces que me molestan.

-¿Sientes dolor en tus ojos?

-Sí, en la cabeza también.

-¿Qué otra cosa ves?

-Veo manchas… son luminosas y molestan mi vista… y él está muerto…

-¿De nuevo el recuerdo de ese hombre?

-Yo lo maté…

-Uesugi San, despierte.

-Yo lo maté… -El de los ojos dorados no pudo contener las lágrimas. Posteriormente sobrevino otra crisis de ausencia que duró pocos segundos y recuperó la consciencia.

-Señor Uesugi ¿cuántas veces en este día ha sentido que se va por segundos?

-¿Qué?

-¿Ha tenido crisis de ausencia repetidas?

-No lo sé. ¿Cómo puede preguntarme eso en un momento como este? Maté a la persona que más quería en este mundo… ¿Por qué él y no yo? ¿Cómo pude haberle hecho eso? –El escritor sintió que perdía el control, estaba comenzando a sentirse nervioso, mareado, con frío…

-Uesugi San, voy a tener que aplicarle un medicamento para tranquilizarlo, por favor, permítame hacerlo.

 

Eiri comenzó a gemir y a jadear, lloraba inconsolablemente, sentado en la cama, cubriéndose el rostro con ambas manos y temblaba de frío… Tohma lo escuchó y no pudo evitar entrar, lo hizo justo en el instante en que la doctora le aplicaba una benzodiacepina que poco a poco hizo calmar el sentimiento.

 

-Lo lamento señor Seguchi, pero el señor Uesugi va a tener que quedarse por unas horas más.

-Esperaré aquí con él.

-Está bien, estaré en la habitación de al lado.

-Gracias doctora.

-¡Shuichi! –Gritó el de los ojos dorados.

-Uesugi San ¿está despierto? –La doctora atendió rápidamente a Eiri.

-¡Shuichi! No te vayas… Shuichi… Shu chan…

-¿Shuichi Shindou? Alguna vez Uesugi San lo ha mencionado. Señor Seguchi, necesito que me diga algo ¿El señor Uesugi tuvo una pelea con su amante?

-No lo sé doctora, esta mañana cuando lo vi, estaba solo.

-Por favor, necesito que localice a Shindou San.

-No creo que Shindou San sea la mejor opción para Eiri San, siempre le causa malestares.

-¡Localícelo ahora!

 

 

Busco en el recuerdo y no encuentro mi pasado 
las campanas y más campanas que mi alma ha escuchado 
tu sabes bien que a la última frontera te hubiera llevado 
que los senderos de la vida hay que cogerlos con dos manos.

 

=En el departamento de Hiro=

 

El vocalista de Bad Luck, por fin había logrado conciliar el sueño y Nakano San se encontraba en el balcón llamando a Mr. K desde su móvil.

 

-¡Ah Nakano San! ¿Dónde has estado?

-Estoy con Shuichi.

-No puede ser, a menos que te hayas muerte y me estés llamado del más allá.

-No seas ridículo, te llamo desde mi móvil. Shuichi está dormido y no podrá ir a trabajar.

­-Mmm que se lo diga a mi Magnum.

-Está cansado, desnutrido y decepcionado.

-Talk to the hand.

 

Mr. K le había colgado el teléfono al guitarrista, por lo que éste ya sabía que en cualquier momento iría a buscarlos con una pistola para que fueran al estudio. Le parecía increíble que Mr. K fuera insensible a los sentimientos del pequeño vocalista y se molestó.

 

-Shu chan, despierta…

-Hiro… quiero a Yuki… -dijo el pelirrosa despertando. –No sé quién soy sin él, no encuentro nada de mi si no estoy con él… ¿Quién era yo antes de estar con él?

-Baka, tu siempre has sido el mismo Shuichi, no lo necesitas.

 

Shuichi estaba lloriqueando en el hombro de su amigo cuando Tohma tocó el timbre del departamento. Hiroshi abrió la puerta y lo invitó a entrar y tomar asiento, ya que se notaba que estaba alterado, pero éste se negó y le comentó a Shuichi que debía acompañarlo a ver a la psiquiatra por la salud de Eiri. Shuichi no dudó ni un segundo y salieron hacia el consultorio.

 

=En el consultorio de la doctora=

 

-Shindou San, que bueno que llega. –Dijo la doctora dirigiéndole una sonrisa.

-Doctora, ¿dónde está Yuki?

-En estos momentos se encuentra descansando.

-Quisiera verlo por favor. –Shuichi miró a la doctora por unos segundos y luego miró el suelo.

-Pasa, le hará bien verte cuando despierte, pero sé cuidadoso, podría estar enfadado, confundido o sensible. Adelante.

 

El pelirrosa entró sigilosamente al cuarto en donde reposaba el de los ojos dorados, desde la puerta lo observaba y dormía tranquilo, su pecho se elevaba con armonía y su rostro se veía relajado.

 

-Siempre he pensado que te ves muy tierno cuando duermes, bueno, también cuando comes, cuando te enojas, cuando me gritas, cuando te excitas, cuando... –Se le quebró la voz –Tu siempre eres tierno Yuki… por favor… despierta… quiero saber por qué ya no me amas…

-¿Shuichi? –Murmuró el escritor aún adormilado. -¿Eres tú? –Sintió que su corazón se aceleraba.

-Yuki –La cara infantil de Shuichi demostraba alegría. -¿Por qué te enfermaste? ¿Qué tienes?

-¿Estoy soñando? ¿Por qué puedo verte? ¿Vienes a reclamarme tu muerte? –La voz del rubio tembló.

-¿Cuál muerte?

-¿No lo recuerdas? La mancha en la alfombra… Nakano San dijo que te había matado… y luego… no estabas… y… -El llanto no lo dejó hablar más.

-Yuki… no llores… -El de los ojos violetas lo abrazó. –Incluso aunque te llevaras mi vida Yuki, en el más allá no podría olvidarte y mucho menos odiarte… Yuki… te amo… ¿Sabes? Siempre he pensado que cuando la vida te da una oportunidad de amar no debes dudar, ese será tu camino a la felicidad… -Shuichi sonrió y sus ojos violetas brillaron con vida y brindaron un poco de calor al de los ojos dorados.

 

Eiri no pudo decir más, lloró en silencio, era muy difícil de creer que alguien lo amara así. Shuichi besó cada una de sus lágrimas y acarició su cabeza en señal de entendimiento.

 

-Yuki… todo estará bien.

-Baka… no entenderías… es demasiado complicado para ti.

-No lo sé, solo sé que quiero verte sonreír ¿puedo?

-Baka…

-Yuki… tu sonrisa es mi sol.

-Baka… -El rubio sonrió. –No podía creer que hubiera matado al ser que me hace más feliz en este mundo…

-Yuki ¿lo dices en serio?

-…

-¿Yuki?

-¿Qué dices? Creo que tuve una crisis de ausencia.

-Ahhh Yukiiiiii

-Bésame Baka.

 

El pelirrosa se lanzó a la cama del rubio, y se abrazaron como si fuera la última vez que se verían, Eiri lo sostuvo en sus brazos y se fundieron en un beso tierno, al que sobrevino otro y luego otro más. Las caricias iban aumentando de tono, los dedos recorrían surcos anatómicos y texturas de la piel, la sensibilidad en ambos se había multiplicado por mil y la excitación los hacía respirar un poco más fuerte… La piel contra la piel del otro producía calor y entre suspiros y abrazos fueron adentrándose en el acto hasta culminar juntos. Ese hecho era: hacer el amor.

 

Unos días después, el pelirrosa volvía del trabajo, entró al departamento y se encontrón con una cena preparada, una rosa sobre la mesa y una carta que recitaba así:

 

“Shuichi:

 

Debo ofrecerte una disculpa por mis cambios de humor, sé que muchas veces no soy quien tú quisieras y que te he hecho daño. Lo lamento. Quiero que sepas que aún en mis idas y vueltas en mi mente sigues existiendo, aún entre mis sueños, entre mi agonía y mi locura estás tú. Tuve miedo de haberte perdido, desde el fondo de mi ser te lo digo que sinceramente no podía imaginar cómo podría vivir sin la persona más importante de mi vida… cómo podría haber vivido sin el sol que me da fuerzas… Aunque muchas veces no parezca… te amo… eres mi fragilidad… y eres quien me trae de vuelta siempre a la realidad… Eres mi noche, mi sueño, mi tiempo, mi espacio, eres mi motor, mi angustia, mi preocupación… Te ofrezco mis sinceras disculpas y… también mis felicitaciones… Shuichi… feliz aniversario”.

 

Los ojos violetas del vocalista de Bad Luck brillaron, se emocionó, gritó de alegría, saltó por toda la sala, tiró los cojines, tarareo una canción mientras se dirigía a buscar a su amante, y de pronto lo encontró en la habitación, sobre la cama, esperándolo desnudo y con una botella de vino sobre la mesa de noche…


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