Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Palabras que dañan por Zafira

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

** Los personajes pertenecen a Tomo Takabayashi

Notas del capitulo:

Bueno, no quería que el año se fuera sin dejar alguna señal de humo de mi existencia... si, aun estoy aquí, y aunque sin mucho tiempo, aún escribiendo...

Muy pronto tendran novedades de mi, en todos mis fics... o sea... actualizaciones...

Pero aqui les dejo uno, solo de entretenimiento...

Un beso...

 

Para quienes conocían la historia de la pareja real, la noticia de la boda les daba clara certeza de que el joven príncipe de la Casa Bielefeld, debía de sentirse feliz, pues su deseo de unirse al joven maou se estaba viendo cumplido… esto no solo era para aquellos que veían a la pareja desde las afueras del castillo, también lo era, para quienes vivían en el castillo.

La boda se celebró por todo lo alto como era de esperarse con la boda del maou, estuvieron presentes todos los personajes más importantes de la sociedad mazoku, y también los líderes de los países aliados. Durante toda la celebración sólo se hablo de la belleza del nuevo consorte y de su radiante felicidad…

Aunque no faltaron los que esperaban que aquella fachada cayese de un momento a otro… después de todo, por todos eran conocidos los prejuicios del rey con respecto al género que debía tener su amor. Es por eso que nadie esperó que sucediera lo que sucedió… pues es cierto... solo trascurrieron tres semanas para que el matrimonio se separara, pero no fue el maou quien dio ese paso… sino fue su consorte.

Como era de esperarse, los rumores corrían del lado de la infidelidad del maou, seguramente con una mujer, y que el ex príncipe no lo toleró y por eso se marchó dejando a su esposo… otros iban más lejos en sus suposiciones alegando que el matrimonio jamás se consumó y era por eso que el tercer hijo decidió darse al fin por vencido… entre algunos nobles, sin embargo, corría la versión de que el niño malcriado solo quería llamar la atención, y el prestigio que conllevaba ser el consorte del rey…

¿Cuál era la verdad?... esa sólo un demonio de fuego lo conocía, y ahora también su ex consorte y sus hermanos… pues sólo tres semanas logro seguir fingiendo, solo tres semanas pudo ser fiel a su deber y a su país…

**

¡No lo amo… y ya estoy arto! – dijo cansado luego de una acalorada discusión con sus hermanos y Gunter - ¡Tener un hijo… es ir demasiado lejos!

Yuuri miraba con los ojos desorbitados, él claro se había metido en la discusión por que la idea de ser el padre del hijo de un hombre era, según él, una estupidez y algo totalmente antinatural; jamás se esperó aquella confesión, por primera vez en su vida, sentía que no conocía a quien había compartido su lecho durante tanto tiempo.

¿Wol… fram? – susurró el peli negro, y aquello logro poner aún más nerviosos a sus asesores.

¡Soy descendiente de Shinou… la única manera de que los nobles te apoyaran era si yo te apoyaba, pero ni aún así logramos que todos te aceptaran… tengo amor propio, ¿sabes?... es solo por eso que acepte tanto rechazo! – murmuró sin levantar la mirada del suelo - ¡al profesar amor por ti, mi familia te acepto, y con ella los nobles antes renuentes… pero un hijo contigo… es ir muy lejos, no quiero… si he de tener un hijo será con alguien que ame, y que sienta lo mismo por mí! – Wolfram había levantado la mirada y ahora enfrentaba desafiante a los mayores - ¡Anula el matrimonio o será un escándalo… destiérrame si quieres, pero ya no me someteré, Gwendal, casarme con él ya fue de por sí, ir demasiado lejos!

Después de aquello Wolfram se había marchado hacia Bielefeld, Yuuri no le dirigió la palabra a ninguno de sus asesores, no quería ver a ninguno… Murata se había mantenido a su lado en todo momento, para apoyarlo. Se había mantenido en total confidencialidad lo acontecido, aunque la anulación no podía darse como era el deseo del rubio de ojos esmeraldas, debido a que, contra todos los rumores, el matrimonio sí se había consumado.

¡Murata, dime… ¿tú lo sabías?! – Yuuri observaba distante hacia las puertas del castillo, no podía borrarse lo acontecido de la mente y de su corazón…

¡Sabía que la unión entre ambos fortalecía los vínculos con los nobles de Shin Makoku… pero no, no sabía que von Bielefeld aceptaba estar contigo solo para conseguir eso… yo pensé que si sentía algo por ti! – hablo el sabio, se sentía un poco frustrado, no entendía cómo se le había escapado algo como eso - ¿Sabes algo de él?

Me mandó una nota disculpándose por haber permitido que todo haya llegado hasta este punto, también que puedo hacer pública sus confesiones para anular el matrimonio… ¡parece desesperado por ser libre! – murmuró lo último con un tono muy ácido - ¡Me dijo que aunque seguramente pienso que él es un gran mentiroso, quería que supiera que como amigo si me apreciaba mucho!

¡Ya veo… ¿y qué piensas… hacer?! –Murata observó a su amigo, notó que estaba sufriendo, que bien podía buscar alguna especie de revancha…

¡Ulrike me dijo que no se puede anular… y según también me explicó, Wolfram sería desterrado si sale a la luz la verdad! – Yuuri había considerado contar todo, deseaba a Wolfram sufriendo, no entendía el porqué dolía tanto aquella verdad…

¡Pues de hecho si se puede anular… debe pasar al menos seis meses, y demostrarse que la consumación no rindió frutos! – comentó el sabio si apartar la mirada de la imagen de su rey.

¿Cómo así, Murata… eso qué quiere decir? – el moreno enfrento la mirada de su consejero, sentía una extraña sensación de ira en su ser…

¡Si en seis meses se demuestra que Wolfram no quedó preñado de ti, el matrimonio podrá anularse por pedido tuyo… es por eso que él se fue, para evitar rumores de que entre ustedes pudiera seguir pasando algo… eso también quiere decir que no te será infiel hasta que trascurra ese plazo! – comento el joven intentando leer la imagen de su amigo…

¿Si él estuviera en estado? – preguntó curioso el rey…

¡Él debe volver contigo, y si su deseo de separación aún está en pie, debe irse sin su hijo! – era la primera vez desde que Murata conocía a Yuuri que podía jurar haber visto malicia en los ojos del moreno rey.

¿Dime, mi sabio… qué podría obligar a Wolfram a volver… o a mí, a visitarlo?

¡Su majestad! – un soldado que vestía el emblema de la guardia de Wolfram interrumpió la respuesta del sabio - ¡Disculpe, su majestad… pero no me atrevería a saltar el protocolo si no fuera urgente…!

¡Tranquilo… eres Evans, el segundo de Wolfram… dime que sucede! – Yuuri no se esperaba semejante interrupción, aunque ahora prestaba total atención al soldado.

¡Su alteza ha desaparecido, señor… Lord Bielefeld ha mandado a varios escuadrones en su búsqueda y no han tenido suerte… un día antes un pretendiente salió sumamente enfadado por el rechazo de su alteza, y juró hacerle pagar, creemos que pudo hacerle algún daño! – habló el joven totalmente desesperado, Gwendal y Conrad habían entrado tras él, y habían escuchado todo el relato…

¡Dudo que Wolfram sea fácil de dañar… le puedo asegurar que sabe cuidarse solo! – soltó Yuuri ácidamente al notar que la desesperación del joven se debía evidentemente por que profesaba sentimientos hacia su consorte…

¡Heika… el capitán no se había sentido bien en esos días previos, y lo alarmante es que no podía hacer uso de su maryoku… esperábamos la llegada de Lady Gisela para que lo inspeccionara! – el soldado parecía estar a punto de romper a llorar…

¿Wolfram no tenía poderes? – esta vez Yuuri si se puso serio, aquella novedad él no la sabía - ¿Cómo que no tenía poderes?

¡Habla! – esta vez era Murata el que había ordenado…

¡No señor… su alteza no podía convocar su poder… su salud había estado muy precaria, pero todos pensaron que era solo por haber abandonado Pacto de Sangre y a usted… pero lord Waltorana… sospechaba otra cosa! – dijo un poco mas tímido el joven - ¡Es necesario encontrarlo señor…!

¡Gwendal, ya escuchaste… prepara un equipo… Conrad, habla con Yozak, Murata… ¿Me acompañaras?! – Yuuri se puso de pie y salió de la habitación cuando todos asintieron, su consejero lo seguía silenciosamente… solo una duda carcomía la mente del soberano… “¿Por qué no tiene maryoku?”…

**-**

La palabra “Engendro” era una palabra que no había conocido en todo su significado anteriormente, pero sabía, que aquello solo se usaba hacia monstruos o seres muy despreciables, pero incluso se evitaba hacia ellos, porque era una palabra demasiado fea para referirla hacia un ser vivo… sin embargo, al parecer, en el mundo de Yuuri, que un hombre procree un hijo era una abominación… y un niño nacido de un hombre, era un engendro…

Cuando decidió dejar a Yuuri, lo hizo consiente de las consecuencias… no solo se enfrento a sus hermanos, quienes estaban convencidos de que estaba enamorado de Yuuri y que sería feliz dándole un hijo, solo para gritarles que no solo no lo amaba, sino que estaba harto de anteponer el interés del país por sobre su propio bienestar… jamás borraría la sorpresa y dolor de sus hermanos de su mente, ellos realmente pensaron que él decía la verdad, y que se sintió presionado por ellos para aceptar a Yuuri.

Había decidido no decírselo a nadie, ni a su tío… de qué le servía a él ser el consorte de un rey que no lo amaba y que no amaría a su hijo, que lo vería con repulsión, sus hermanos no lo entenderían, ellos presionarían a Yuuri, y él, como enclenque que era, se dejaría presionar.

Miró una vez más el paisaje, hacía bastante frío… realmente extrañaba su maryoku, cuando todos se dieron cuenta de que no podía invocar su majutsu, supo que debía huir… no podía darse el lujo de esperar los seis meses que exigían las costumbres pues desde antes de aquel día que marcó el fin de su matrimonio con Yuuri, él sabía que esperaba… un engendro, según la opinión de su rey…

¡Lo mejor que puedo hacer es ir a tierras humanas… puedo alegar después que es hijo de alguien más! – miró en dirección al horizontes rogando a sus ancestros solo una cosa… “Por favor, mi amor… hereda los bellos ojos de mi madre y los cabellos de mi padre”…

Aun no estaba seguro de a dónde iba a ir, pero no podía permanecer en el reino… no con tanto pretendiente que deseaba aprovecharse de la situación y sacar fama de ser quien se quedó con el consorte del maou, además… no sabía si iba a tolerar enterarse de que Yuuri al fin rehacía su vida con alguna mujer, que si le diera hijos y no… engendros…

Se cubrió mejor con su abrigo... tenía frío, pero estaría bien… nadie lo volvería a ver, eso era lo mejor para todos… y especialmente para él… para su hijo…

“Te buscaré el mejor de los padres… o quizás, la mejor de las madres… alguna vez, te presentaré a tus tíos… y a tu abuela… y a tu tío abuelo… si… ellos te amaran tanto como yo”…

¡Pero miren nada más, qué belleza tenemos aquí!

**-**

¡No pudo haberlo tragado la tierra! – vociferó el gobernante - ¡Encuéntrenlo… o comenzaran a rodar cabezas! – Yuuri salió de la habitación furibundo… tres meses hacía que buscaba a Wolfram y no tenía ni una sola noticia suya… ni Yozak podía averiguar nada, lo único que rogaba era que su consorte estuviera a salvo…

¡Shibuya… tengo novedades! – Murata había llegado justo al momento en que el soberano abandonaba su despacho - ¡Shinou por fin se digno a hablarme!

¿Qué fue lo que dijo? – Yuuri por fin creía ver un rayo de luz frente al túnel…

¡Está en tierras humanas… y al perecer… en compañía de un poderoso mazoku! – soltó entonces el sabio, hacía mucho que Murata no veía ese brillo en el rostro de su amigo.

¡Por supuesto… Adalberto! –Yuuri se dirigió nuevamente a su despacho…

¡Le avisaré que iremos para allá! – dijo al fin el sabio…

¡No! – todos habían guardado silencio al enterarse de la novedad por parte de Murata, mas quedaron asombrados por la negativa del rey… - ¡Adalberto sabía que estábamos buscando a Wolfram, y no dijo nada… eso quiere decir que es su cómplice, iremos sin invitación… es hora de que vea a mi consorte!

Cuando todos abandonaron la habitación y Yuuri se quedó completamente solo comenzó a dejar salir toda la angustia que lo aquejaba…

¿Por qué Wolf…?... ¡es de mí de quien te ocultas… ¿por qué?! – sollozó el peli oscuro… sentía tanta opresión en el pecho que no sabía cómo  liberar…  - ¡Te traeré de vuelta, así sea por la fuerza! – soltó con rabia…

Shibuya… no pienses así… primero debemos saber qué pasó… Shinou me dijo que él debe volver porque no es seguro para él seguir allí… si eso es verdad, debe haber un motivo muy grande para que sir von Bielefeld no haya regresado – Murata estaba realmente preocupado, el primer rey se mostró preocupado y eso en él era muy raro.

**-**

No podía negar que estar ahí era mucho mejor que vagar sin rumbo fijo, Adalberto había llegado justo para salvarlo de aquellos sujetos que querían hacerle daño, desde entonces había cuidado de él, y aunque estar en tierras humanas en su estado no era nada recomendable, prefería estar ahí con ese poderoso mazoku, que en cualquier otro lugar…

El oji azul era muy consentidor con él desde que se percató de su estado, y aunque no le creyó nada aquello de que su hijo era fruto de una infidelidad para con el maou, cuando notó que no iba a sacarle la verdad, dejó de acosarlo con preguntas y empezó a colmarlo de cariño.

Un problema por lo que tuvo que atravesar desde que llego era el frío, sin su maryoku no podía mantenerse caliente, según había leído la función de su pareja debía ser la de protegerlo y mantener a niveles aceptables su cantidad de maryoku a través de la trasmisión de energía… pero como él no tenía pareja,  las noches eran un verdadero infierno. Aquella situación llegó a tal punto que no lo toleró más y se coló en la habitación del único mazoku que tenía cerca…

No pensó que Adalberto lo aceptaría, pero lo hizo, y desde entonces compartía el lecho del mayor, tanto así que para la mayoría, el niño que esperaba era del mazoku de más edad… eso al principio lo asustó, pero como el oji azul no hizo nada para sacar de su error a los ciudadanos, él tampoco lo desmintió.

Le gustaría poder seleccionar partes de sus recuerdos y eliminar aquellos que le hacían daño, cuando estaba despierto podía entretenerse ayudando en cualquier cosa a los ciudadanos de pueblo, pero las noches eran más complicadas, le apenó bastante aquella madrugada que despertó totalmente empapado en sudor frío después de aquella pesadilla en la que Yuuri conocía a su hijo y lo rechazaba de la manera más cruel, Adalberto lo había estrechado entre sus brazos, intentando tranquilizarlo… le costó unos buenos minutos entender que había sido un sueño… lo malo era que ahora el mazoku mayor, si no sabía ya con certeza, tenía una clara idea de quién era el padre de su hijo y cuáles eran los temores del ex príncipe.

Te traje un obsequio – la voz de Adalberto lo saco de sus pensamientos y le obligó a dirigir la mirada hacia la puerta…

¿Me trajiste algo? – dirigió su vista al paquete que Adalberto traía bajo el brazo, este pareció complacido por la curiosidad que demostraba el menor…

¡Si, espero que te guste… y que lo uses! – habló el oji azul, le entregó el paquete a quien de inmediato lo abrió para revisar su contenido… - Me di cuenta que tu ropa parece quedarte muy justa, así que pensé que te gustaría algo más holgado y cómodo.

¡Gracias Adalberto! – Wolfram abrazó sin pensar al mayor, se sentía muy agradecido con él por todo lo que hacía por él… - ¡Prometo que te lo retribuiré todo!

No tienes qué… para mí no es ninguna molestia, además… - Adalberto posó su mano sobre el abultado vientre del más joven, sonrió ante la sensación, logrando sonrojar al oji esmeralda por ese acto – Me gusta tenerte conmigo…

**-**

Sabía que se estaban acercando al lugar en donde se encontraba Wolfram, su corazón latía con mucha fuerza en su pecho, no sabía cómo iba a reaccionar al verlo, sólo sabía que de ese lugar no se iba sin llevárselo con él. Murata de tanto en tanto le preguntaba si se sentía bien, no podía mentirle a su amigo, se sentía ansioso… cuando divisó el fuerte que Adalberto había ayudado a construir.

Llegamos… ahora sí, Wolfram, vas a tener que explicarme muchas cosas – murmuró el moreno.

Se armó un pequeño revuelo al verlo bajar del carruaje, Adalberto, que en ese momento se hallaba ayudando a transportar heno, se aproximó a los recién llegados con un semblante preocupado…

¡Heika… qué sorpresa tenerlo aquí! – el rubio sintió que algo en su pecho se oprimía, la llegada sin anuncio del soberano de los mazokus a ese lugar solo podía indicar una cosa, ya sabían a quien tenía como huésped en esas tierras.

¡Adalberto…! – comenzó a hablar el peli oscuro - ¡Espero que mi presencia no incomode a nadie!

¡Por supuesto… que no! – el mazoku no pudo evitar dirigir una fugaz mirada en dirección a su cabaña, dejó a Wolfram descansando, pues había tenido un muy mal inicio de mañana debido a las nauseas…

Yuuri dirigió su mirada también hacia la cabaña, su corazón dio un brinco al imaginarse quien estaba seguramente escondido en ese lugar, frunció el ceño con disgusto…

¿Dónde está, Adalberto? – esta vez la voz de Yuuri fue autoritaria…

El mayor supo de inmediato que no tenía muchas alternativas, así que sin pronunciar palabra se dirigió hacia su cabaña, buscó con la mirada a Keenan, si él estuviera por ahí podía ir a avisarle a Wolfram de la llegada del maou, pero ninguno de sus hombres de confianza estaba a la vista, ni siquiera Berma…

Abrió la puerta ingresando  al lugar, Yuuri se disponía a ingresar tras él seguido de Murata y Conrad cuando...

¡AYYY! – un grito desconcertó a todos, Adalberto se dirigió hacia un lugar en particular de la residencia y fue seguido por los visitantes…

¿Está bien su excelencia? – Berma observaba preocupada una de las manos del joven ex príncipe mazoku – ¡Le dije que tenga cuidado, que sea un mazoku de fuego no le exime de quemarse!

Duele… - Wolfram miraba a la mujer con los ojos llorosos…

¿Qué sucedió? – Adalberto se acercó  a los jóvenes y pudiendo observar la situación se aproximo al de cabellera dorada para revisar sus manos…

¡Señor, fue un accidente, su excelencia quería ayudarme en la cocina…! – comenzó a explicar la mujer pero al notar que tenían más público se quedó callada.

Duele… yo solo quería ayudar… - soltó con frustración el joven demonio mirando al mayor, mientras este inspeccionaba su lesión…

¡Debes tener más cuidado, deberías estar descansando…! – Adalberto recordó entonces quienes debían también estar ahí…

¿Eh?... – Wolfram notó entonces el silencio en la cocina, miró a Adalberto y luego a Berma, para entonces dirigir su mirada al lugar en donde la mujer se había quedado observando… y ahora sí se sintió enfermo, intentó retroceder pero su cuerpo no le respondía, hasta que notó la dirección de la mirada de su consorte – Yuu…ri

Quería huir de ser posible, sus manos casi por instinto se ubicaron sobre su vientre, Adalberto se ubicó frente a él, en actitud protectora, nadie había pronunciado palabra alguna…

¿Qué significa esto Wolfram? – aquella pregunta provocó que todo el cuerpo del rubio mazoku comenzara a temblar, a duras penas sus piernas lograban sostenerlo.

¡Pues es muy simple lo que pasa, Heika… Wolfram va a tener un hijo mío, y estamos viviendo juntos por eso! – soltó Adalberto sorprendiendo a todos los presentes, menos a Berma que estaba lista para defender a su líder.

¿Eso es verdad, sir von Bielefeld? – esta vez era Murata quien había hablado – ¡Recuerde que usted sigue siendo el consorte de Shibuya, su maou! – la voz del sabio era firme y severa.

¡Wolfram… responde! – esta vez era Conrad quien hablaba, se notaba que estaba conteniendo su rabia, se juraba a si mismo que mataría al mazoku ex prometido de Susana Julia, si había hozado poner sus manos en su hermanito.

¡Berma, llévate a Wolfram a nuestro cuarto! – ordenó el oji azul, y fue suficiente para encender la reacción del maou.

Una serpiente de agua atacó al mazoku de más edad, mientras otra alejaba a la humana de Wolfram quien aún estaba totalmente petrificado por la impresión… lentamente Yuuri se le fue acercando al oji esmeralda, sin apartar la vista de su vientre…

¿Me fuiste infiel? – pregunto el soberano sin parpadear, aquello puso nervioso al sabio y a Conrad, quienes temían por el bienestar del mazoku menor - ¡Responde!

**-**

Debido a toda la presión emocional, Wolfram perdió el conocimiento, Yuuri lo sostuvo en brazos antes de que cayera de lleno al suelo, sintió que su ánimo se agriaba cuando constató que en efecto Wolfram compartía lecho con Adalberto, aunque Murata se apresuró a decirle el probable motivo.

¿Estas totalmente seguro? – murmuró el moreno observando impávido a su consorte mientras descansaba sobre aquella cama.

¡Si, estoy seguro de que sus niveles de maryoku le hacían imposible mantener su temperatura corporal! – habló el de piel más clara…

¡Eso no explica por qué se atrevió a mentir… por que miente, ¿verdad?! – ahora si Yuuri demostraba su frustración, la idea de Wolfram siéndole infiel, le estaba destrozando el alma.

¿Por qué otro motivo, tu consorte huiría de la casa de su familia cuando un médico se dirigía a revisar su estado de salud?... – dijo el sabio sin apartar la vista del descendiente de Shinou - Es demasiada casualidad…

Murata… diles que preparen todo para nuestra partida… mándale una misiva a Gisela, quiero que nos espere en el puerto – dijo sin demostrar ninguna emoción, y con un gesto le hizo entender a su amigo que quería que los dejara a solas. Se acercó al durmiente con cuidado… - Compartiste lecho con otro hombre… huiste de mi, para ocultarme tu estado… realmente me desprecias… - susurró el moreno colocando su mano en la frente de su consorte al tiempo de emitir su maryoku curativo para lograr que Wolfram siguiera durmiendo – Te haré pagar esta traición mi hermoso e infiel consorte.

A pesar de la negativa de Yuuri, Adalberto viajó con ellos, según el mazoku oji azul, era para asegurarse de que Wolfram estuviera bien, eso no le cayó en gracia a ninguno, de hecho, el poderoso mazoku primeramente se negó a permitir que el tercer hijo de la ex maou abandonara sus tierras en contra de su voluntad, fue la intervención de Murata lo que consiguió que no interviniese, pues era más que evidente que lo mejor para el rubio oji esmeralda, en su estado, era estar en tierras mazokus.

En ningún momento del viaje Yuuri abandonó la habitación en donde reposaba su consorte. Unos de los motivos eran para asegurarse de que estuviera bien, de que no despertara y de que Adalberto no se acercara a él.

En el puerto, ya los esperaba Gisela, cuando se hubieron instalado en el castillo, Wolfram fue revisado por ella, y esta pudo confirmar que Wolfram ya tenía cuatro meses de embarazo más o menos, Adalberto aún permanecía cerca del menor de los hijos de la ex maou, cosa que crispaba los nervios del maou, quien ahora con la certeza de que se trataba de su hijo, solo quería que se marchase de una buena vez.

Wolfram despertó muy aturdido, al notar en donde se encontraba tuvo una pequeña crisis nerviosa que se calmo, para mayor furia de su esposo, entre los brazos del heredero de la familia von Grantz.

Yo no quiero estar aquí… quiero irme, no me dejes aquí, Adalberto, no lo hagas por favor – susurraba el menor sin apartarse de entre los brazos del mayor.

Dime qué fue lo que pasó, Wolfram, ayúdame a entenderte bien, y prometo llevarte conmigo – el oji azul sabía que aquella promesa le sería difícil de cumplir, pero estaba dispuesto a intentarlo, pues recordaba bien los temores del menor manifestados en pesadillas casi todas las noches, además de conocer los prejuicios de su ahora consorte.

No quiero que mi hijo sea tratado como un engendro… a Yuuri no le parece que un hombre tenga hijos… no voy a soportar eso… mi hijo es inocente, no quiero que sienta el mismo rechazo que siento yo con Yuuri… sácame de aquí… - Wolfram realmente parecía perturbado, estaba tan concentrado en Adalberto que no notó que Murata y Yuuri habían sido testigos de toda aquella confesión…

**-**

La simple amenaza de que jamás podría ver a su hijo, al nacer este, fue suficiente motivación para Wolfram, para pedirle a Adalberto que se retire. La noticia del embarazo del consorte del rey se extendió rápidamente por toda la región, para muchos el solo conocerla fue suficiente para justificar las acciones del tercer hijo de la ex maou, pues era bien conocidos los arranques de los jóvenes demonios en ese estado.

Yuuri mantenía vigilado a Wolfram las veinte y cuatro horas del día, este tenía absolutamente prohibido abandonar la habitación real sin escolta, solo podía ver a Adalberto, que se había quedado en el castillo, estando en compañía de sus hermanos, jamás solo, y le gustara o no, debía volver a compartir el lecho con su consorte.

Por las noches ambos se mantenían callados, especialmente el mazuku de ojos esmeraldas, Yuuri simplemente ingresaba al cuarto, se cambiaba, y se acostaba en la cama; Wolfram por su parte, siempre fingía dormir, su embarazo se estaba empezando a pronunciar más por lo que cualquier idea de huída debía ser realizada lo antes posible.

Aquella noche en particular, era muy fría, Yuuri se había acostado temprano y hacía quince minutos que se había quedado dormido, sin hacer mucho ruido y movimiento, el rubio pudo levantarse de la cama, se quitó su camisón bajo del cual tenía un pantalón holgado y una camisola que le cubría hasta los muslos. Se calzó con unas botas cortas y se dirigió hacia la puerta. Sabía que a esa hora cambiaba la guardia, así que debía aprovechar para escabullirse de la habitación, cuando se dispuso a abrir la puerta, fijó su vista hacia el lecho vigilando que el moreno permaneciere dormido.

¿Por qué no abre? – susurró con angustia al notar que la puerta estaba trancada.

¿Buscas esto? – Yuuri estaba sentado en la cama con una llave en la mano - ¿Pensabas ir a algún lugar en particular, Wolfram?

El rubio simplemente se quedó petrificado en la puerta, se volteó para enfrentar a Yuuri, quien ya estaba de pie cerca de él…

¡Sabes que no puedo lastimarte mientras lleves a mi hijo en tu vientre… solo tendrás que soportarme unos meses más! – el moreno acarició la mejilla de quien parecía comenzar a temblar con el simple tacto - ¡Te quitaré a nuestro hijo, sabes que no podrás llevártelo… no lo verás jamás, si tanto deseas irte… ese será el precio!

De los ojos del príncipe consorte comenzaron a brotar lagrimas de angustia, instintivamente su mano fue hasta su vientre, su cuerpo entero se helo por aquellas palabras… no supo en qué momento sus labios fueron tomados por los de su consorte, pero sus fuerzas eran nulas para poner algún tipo de objeción…

Se quedó observando a su rubio esposo dormido,  sus mejillas aún tenían un suave rubor, aunque su respiración ya se había normalizado, acarició con una de sus manos  los brazos desnudos y su pecho… hacía tiempo que lo extrañaba en su lecho de esa manera…

¡No voy a dejarte ir… este niño será tu prisión y mi garantía de tu fidelidad, mi hermoso demonio de fuego!

**-**

Su salud había desmejorado en gran medida, tanto sus hermanos como su madre estaban muy preocupados, Yuuri no entendía que le estaba sucediendo, desde aquella noche simplemente Wolfram no era el mismo, parecía cada vez más triste, las palabras que había declarado el día que decidió terminar con él se hacían más fuertes…

¡Quizás si fuera una temporada a Bielefeld…! – comenzó a sugerir Cherry sama…

¡No está en discusión su ubicación, él se queda aquí conmigo! – soltó el moreno con molestia, se sentía realmente alterado pues su esposo estaba en ese justo momento con Adalberto.

¡Heika… es lo mejor para mi Wolfy! – habló nuevamente la mujer con la preocupación pintada en los ojos.

¡Lo siento, Cherry sama… pero mi esposo ha demostrado que debe estar siempre bajo mi atenta vigilancia! – Yuuri se puso de pie y salió de la oficina, a pesar de que se sentía preocupado, no lograba dejar que Wolfram se fuera, si había huido una vez, podía hacerlo nuevamente.

Se acercó sigiloso al estudio en donde su consorte pasaba el tiempo pintando, escuchó las voces de los rubios que estaban en ese momento en compañía de unos soldados de su confianza…

Me gustaría llevarte conmigo, pero hasta que nazca tu hijo, sería una locura exponerte a eso – murmuraba el oji azul, vigilando al guardia asentado en la habitación.

Si nace, no lo volveré a ver… Yuuri ya me lo ha dicho – el más joven a penas y tenía algo de color en el rostro, la preocupación lo estaba apagando rápidamente – No voy a soportarlo, Adalberto, voy a morir sin mi hijo…

Morirás, si sigues en este estado, además enfermaras a tu hijo… debes alimentarte y olvidar esas preocupaciones… no voy a permitir que haga eso, si sale el divorcio, me casaré contigo, y como noble, pediré la indulgencia de Shinou – al mayor le destruía ver así al niño, su situación se podía considerar peor a cuando estaba en tierras humanas, si eso seguía así, ese embarazo no llegaría a buen término – Quizás puedas reconciliarte con él… si quiere al pequeño, es porque no lo desprecia…

La mirada esmeraldina se fijo en él, y le dolió la visión, tan indefensa que parecía obligar a cualquiera a querer defenderlo… Yuuri también lo vio, apretó con rabia su puño, e ingresó a la habitación sin anunciarse.

¡Espero no interrumpir! – el moreno se acercó a los rubios y miró con disgusto al mayor - ¡Gracias por acompañar a mi consorte, Adalberto, ya puedes irte, ahora yo cuidaré de él!

El aludido quiso discutir pero no era conveniente, se puso de pie e hizo una reverencia ante Yuuri, mas antes de retirarse, besó las manos de Wolfram mientras recalcaba que cumpliría lo que le había dicho hacía un instante… a su partida, reinó un silencio sepulcral, cortado por la orden del peli oscuro al soldado para que se retirase.

¡Con su permiso, majestades! – dijo el joven antes de salir…

¿Puedo saber que te dijo Adalberto? – Yuuri se sentó junto a mazoku sin apartar la vista de la imagen enferma del rubio…

Yuuri… - murmuró el oji esmeralda con dificultad - ¡No me quites a mi hijo, por favor! – la voz del rubio se quebró, aquel nudo en su garganta era demasiado fuerte como para soportarlo, la angustia no le dejaba vivir, ni cuidarse…

¡Solo tienes que quedarte para que eso no suceda, Wolfram… por qué te pones así… ¿es eso lo que te tiene en este estado?…! – Yuuri levanto el rostro de su consorte con una de sus manos, acarició su mejilla con delicadeza – soy tu esposo y tu rey… protegeré todo lo mío, y este niño que llevas es mío…

**-**

Aquellas semanas se estaban volviendo un infierno, Wolfram las había pasado en la cama, sin poder levantarse de ella, Waltorana había hecho acto de presencia exigiendo llevarse a su sobrino, pues se evidenciaba que su condición solo empeoraba estando en el castillo.

Yuuri se había mostrado muy reacio, pero no podía evitar preocuparse de sobre manera, su maryoku nada le estaba ayudando ahora a su consorte e inclusive su alter ego se mostraba preocupado. Murata le había aconsejado que lo dejara ir, y que si le daba tranquilidad, él en compañía de Conrad lo acompañarían, por lo menos en esos dos últimos meses de gestación.

Cuando al fin había dado el brazo a torcer, en una noche muy tormentosa la respiración agitada de su rubio consorte lo alertaron…

Gisela le pidió abandone la habitación cuando notó que el noble mazoku solo lograba inquietarse más con su presencia, es más Yuuri casi deja salir a su alter ego al escuchar al oji esmeralda llamar a Adalberto en su delirio, sólo la intervención de Murata logró detenerlo…

Él me desprecia… es demasiado evidente – soltaba con frustración el maou al momento de beber de un solo trago un poco de vino.

Shibuya, has pensado que el problema sea que te teme… teme perder a su hijo – soltó el de gafas observando a su amigo – Von Bielefeld tiene muy presente tus amenazas… aquellas palabras que escuchara sobre lo del embarazo de un hombre de tu parte, y en su estado… solo incremento su paranoia.

Gisela dijo que es un parto de alto riesgo… todo es culpa mía – soltó entonces el moreno, tapándose el rostro con las manos…

Todo va a salir bien – habló el sabio, aunque rogaba a Shinou que fuera así.

La noche pareció más larga de lo que en realidad era, pero el amanecer trajo el suave llanto de un infante. Yuuri espero ansioso la salida de Gisela del cuarto, ella trajo envuelto a un frágil bebe, demasiado pequeño según la opinión de Yuuri.

Nació prematuro heika, habrá que tener muchos cuidados con él – murmuró agotada la médica – Su alteza no está muy bien… debemos estar preparados…

Aquellas últimas palabras dejaron su mente en blanco… desde aquel día había evitado en lo posible ver tanto a Wolfram como al pequeño… su mente no podía asimilar la posibilidad de perderlos…fue Adalberto, que irrumpiendo en su oficina vociferando que se llevaría a ambos con él, lo que le hizo reaccionar, no sólo a él, sino a su poderoso alter ego.

¡EL NOS PERTENECE… JAMAS DEJAREMOS QUE NOS DEJE! – dicho esto, y mandado a volar al rubio se retiró rumbo a la habitación real…

¿Se encuentra bien, Adalberto? – Murata ayudaba a ponerse de pie al mayor - ¡Gracias por su ayuda, le dije que usted lograría hacer que reaccione!

¡Espero, su eminencia, que tenga razón… y él pueda salvar a Wolfram! – soltó el oji azul - ¡o juro que si me los llevo!

Yuuri ingresó a la habitación y con una mirada exigió que todos salieran, el pequeño, quien dormía sobre el pecho de su rubio despertó al sentir su presencia y la de su maryoku… toda la habitación estaba impregnada de su poder…

Acepta que mi maryoku te cure, Wolfram… o te tendré que obligar a que lo aceptes – su voz era grave, su poder rodeó a ambas criaturas al mismo tiempo… su hijo abría los ojos y parecía verlo con diversión… mientras que el rubio murmuraba en su delirio palabras ininteligibles…

**-**

Aún no se encontraba del todo bien, pero tenía las fuerzas suficientes como para cargar a su hijo y ayudar a alimentarlo, Yuuri solía verlo desde la puerta, no habían hablado desde que despertó luego que el maryoku curativo del moreno le devolviera la suficiente fuerza como para sobrevivir… su hijo se ponía más fuerte con cada día, había ganado peso y dejaba ver claramente una cabellera oscura, mientras que sus ojos se oscurecían más… solo su piel era clara, le parecía evidente que su parecido sería igual que el de su esposo…

Cuando el pequeño se quedó dormido, fue el propio moreno quien lo cargo en brazos y lo depositó en su cuna… Wolfram bajaba la mirada cada vez que eso sucedía… suponía que era cuestión de tiempo para que Yuuri cumpliera todas sus amenazas.

Es hora de su baño alteza – Gisela había entrado justo a la habitación, al ver ahí a Yuuri bajo un poco la cabeza con respeto – Heika, lo siento, no sabía que estaba aquí… vengo a ayudar a su alteza para que tome su baño…

Puedes retirarte Gisela… de ahora en más, yo me encargaré de bañar a mi esposo… - soltó entonces el moreno sorprendiendo a ambos mazokus – Puedes irte…

Eh... claro Heika, permiso – la peli verde salió presurosa, aunque antes de cerrar la puerta dirigió una rápida mirada hacia su amigo.

No me cabe duda… de que la maternidad te sienta bien… juraría que tu piel es más suave ahora – susurró el moreno al momento de enjabonar la piel del rubio con delicadeza… - Cuando logres recuperarte por completo, haremos un viaje… solo nosotros tres… aprenderás a amarme aunque no quieras… nuestro hijo será la cadena que te ate a mí…

¿Qué quieres decir con eso… Yuuri? – el rubio no pudo evitar preguntar, volteo el rostro para observar al moreno…

No puedo permitir que me dejes, aunque no me ames, tenemos un hijo ahora… quizás aprendas a aceptarme, o te resignes a estar conmigo – soltó el peli oscuro, había un cierto tono lastimero en su voz…

Eres tú el que se obligará a estar con un fenómeno, que no amas Yuuri – habló esta vez el rubio de ojos esmeraldinos…

¿Te obligaría a estar a mi lado si no te amara, Wolfram?...  el que tú no me amaras fue el peor golpe           que alguna vez alguien pudiera darme – Yuuri volteó al rubio entre sus brazos… - Yo te amo, y he pagado caro mi obstinación… te he amado desde que te vi luego de caer de mi caballo…

Yuuri… - el mazoku de fuego no lo toleró mas, rodeó con sus brazos el cuello de su esposo y sin dudarlo asaltó sus labios en un impulsivo beso, que rápidamente Yuuri profundizó – Yo te amo, Yuuri… te amo, te amo… créeme, no podría amar a nadie más que a ti…

Esas simples palabras le habían devuelto la alegría al rey de todos los demonios, su energía rodeó por completo al rubio mazoku, este pareció asustarse un poco, mas permaneció inmóvil observando al peli oscuro…

Lentamente la energía y la salud del príncipe consorte fue restableciéndose, sus mejillas recuperaban el color que hacía tantos meses perdiera, aunque sus parpados comenzaron a cerrarse, cuando la energía del maou desapareció, su esposo se hallaba profundamente dormido entre sus brazos…

Al fin, nuevamente me has abierto tu corazón, mi hermoso demonio… me encargaré de que no lo vuelvas a cerrar, y menos a mí – murmuraba el maou, mientras se dirigía a su cuarto, con su esposo en brazos.

**-**

Habían vuelto de su viaje muy cansados, el pequeño yacía dormido en los brazos de su moreno padre, mientras que el rubio terminaba de acomodar la cuna para recostarlo, Yuuri lo acomodó con cuidado… sonrió al notar la hermosa criatura que era su primogénito, muy parecido a él, pero de piel más clara…

Wolfram se refresco un rato en el cuarto de baño y luego, ya con su camisón se ubicó en la cama, mientras Yuuri procedía a hacer lo mismo, cuando volvió al cuarto ya traía puesta su piyama…

He estado pensando, que me gustaría llevar a Rufus a Bielefeld una pequeña temporada, mi tío muere de ganas por conocerlo y que todos lo conozcan – comentó casualmente el oji esmeralda.

Iremos todos el próximo mes… así podré hablar con tu tío algunos temas que tenemos pendientes – Yuuri observó detenidamente a su rubio… Wolfram parecía contrariado por aquella respuesta…

Bien… - soltó entonces el consorte real, y se acostó cubriéndose hasta la cabeza con las mantas…

Yuuri comprendía la desazón de su marido, pero aún no podía dejarlo ir, temía demasiado que huyera y que esta vez no pudiera dar con él… la desconfianza se había arraigado a su corazón, y la única manera de sentirse seguro era con las cadenas que había creado alrededor de su consorte a fin de mantenerlo a su lado…

Si pudiera hacerte olvidar mis palabras del pasado… si no te hubiera hecho tanto daño… no temería tanto dejarte ir – murmuró con amargura el rey…

Yuuri… yo te amo… ¿por qué no me crees? – escucho decir al rubio de ojos esmeraldinos… - … yo ya te perdoné… perdóname a mi también…

Puedes ir… pero me harán mucha falta, así que no te sorprenda si me reúno con ustedes rápidamente… - dijo Yuuri dejando sobre su pecho un terrible peso…

¡Gracias, mi amor… prometo compensarte! – Wolfram se había destapado y abrazado a su esposo para darle besos por todo el rostro… - ¡Te amo, te amo, te amo!

¿Y cómo vas a compensarme? – Yuuri levantaba a Wolfram y lo posicionaba sobre sus piernas, colocando las de él a cada lado de sus caderas…

Yo haré lo que tú me pidas… mi rey desea algo en especial – la mirada de Wolfram era pícara al igual que su sonrisa…

Creo… que debemos darle ya una habitación a Rufus – murmuraba  excitado el maou… al tiempo de asaltar los labios de su esposo con ardiente pasión…

----*----

¿Tienen alguna novedad?

Nada su majestad… es como si la tierra se los hubiera tragado – respondía el mejor espía de Shin Makoku…

¿Han pensado que quizás puedan estar en el castillo? – hablaba esta vez la ex maou…

¡El salón de los tesoros! – los presentes se dirigieron a todo prisa hacia aquel lugar… al llegar escucharon las voces de quienes se habían extraviado…

Alteza… entiendo que le han enseñado a respetar a Shinou… pero debe entender, que esconderse de sus padres no es correcto… - aquella era sin duda la voz de Murata… Yuuri con un gesto ordenó a sus soldados que permanecieran afuera mientras que él entraba…

Pero el viejito quería jugar… no me regañes tu también papito… por favor – la voz de su hijo le hizo sonreír, por que no le sorprendía que Shinou tuviera algo que ver, justo en el aniversario de que Wolfram huyera…

No estoy enojado… ven, tu papa debe estar preocupado… - Wolfram cargaba en brazos a su retoño, mientras Murata le dirigía una mirada sospechosa a Shinou mientras negaba con resignación…

Rufus, ven, tú tampoco deberías seguirle el juego a ese espíritu travieso – Murata cargaba al mayor de los príncipes, mientras este sonreía

Yo solo seguí a Shein para cuidarlo… promete tío Murata que papá no nos va a castigar… - el pequeño peli oscuro decía con temor

¿Por qué no le preguntas eso a tú padre? – Yuuri se había dado a conocer al fin…

¡¡PAPIII!! – exclamaban ambos jóvenes demonios…

¡Fue cosa de Shinou, amor… no estés enojado… sabes que Shein siente debilidad por él, ya que lo confunde conmigo! – esta vez era Wolfram quien hablaba…

Tranquilo… no estoy enojado… esto me hizo recordar algo – Murata sonrió cuando se topó con la mirada de su amigo – Ustedes son lo que más amo… y jamás me cansaré de decirlo…

El pequeño rubio saltaba de los brazos de uno de sus padres y corría a los brazos de su otro padre…

Te amo papi…

Cuando la familia se alejaba, fue que el sabio se detuvo…

¿Por qué lo hiciste? – preguntó seriamente el peli oscuro…

¡Solo quería que se asustara un poquito… Shein se queja de que esta demasiado ocupado y que no le presta atención! – Dijo divertido el primer Rey… - Además no está mal que él no olvide como se siente…

Jamás lo olvida, Shinou… es por eso, que a sus espaldas, los vigila tanto – Murata se iba alejando del espíritu…

Aunque la verdad, mi sabio… solo quiero que mis descendientes escuchen que son amados, todas las veces que sean necesarias…

 

Notas finales:

Ojala les haya gustado... aunque no soy mucho de hacer eso, a veces lo hago, y me hace sentir muy bien... por lo que...

No pierdan la oportunidad de decirle a quienes los rodean, lo mucho que los aman... la vida es muy corta para algunos, y es mejor estar prevenidos...

Un beso para todos..

y MUY FELIZ AÑO...

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).