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Déjà vu por metallikita666

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Notas del fanfic:

“El tiempo que comparto contigo

…Ya lo he visto antes en algún lado

Hasta el amor se ha vuelto obsesionado”

Déjà vu, Luna Sea

 

Dedico este fic muy especialmente a mi amiga Lunita, de Perú. Al igual que yo, ella es una slave consumada, devota X freak, hideísta absoluta y amante de Inoran; una chica sumamente inteligente y vivaz a la cual quiero muchísimo. Linda, espero que te guste esta historia; lo prometido es deuda. Además y como siempre, mis humildes y profundos agradecimientos a Dani, mi querida Mana-chan y a mis papás. Los amo.

Notas del capitulo:

Debido al hecho de que este texto -aunque ya está terminado- no ha sido editado por completo, seguiré acompañando las actualizaciones con otras partes protocolarias que siempre coloco en mis historias n.n

-Te he dicho que me mires, Yune[1]…-

       El hombre de la cabellera negra y enmarañada clavaba sus ojos enfermos en mí, justo como siempre lo había hecho. Siempre, desde aquella noche. Pero al igual que entonces, la urgencia de mi condición no superaba mi rebeldía.

-Y yo te he dicho que no me llames así.-

 

“Podía haber sido más o menos media noche, cuando el auto de lúgubre color aparcó a mi lado. Cubierto con un precario gabán que a duras penas tapaba la parte superior de mi cuerpo, mis piernas blancas y delgadas lucían desnudas, mientras yo intentaba no moverme demasiado. Jamás logré acostumbrarme a los tacones altos. La ventanilla del coche descendió.

-Sube- ordenó un hombre de faz andrógina, cuyos delineados ojos me confundieron por unos segundos. Me pregunté sorprendido qué querría conmigo una mujer, olvidando por completo la extensa gama de gustos que había logrado percibir en los pocos años que llevaba trabajando en las calles. El chico esbozó media sonrisa al ver que yo no decía ni hacía nada, bajando todavía más el vidrio de la portezuela. Alguien más, que de plano sí tendría que ser una chica, volteó y me miró. Era hermosa, con sus ojos oscuros y su boca color rubí. –No lo pienses demasiado. Nos la pasaremos muy bien los tres…-

El sonido de mis entrañas retorciéndose me sacó de mi mutismo, al recordarme que desde el casi inexistente desayuno, no había ingerido nada ese día. La pasaba mal, era cierto, pero al menos no tenía un maldito aprovechado gritándome lo que debía hacer y lo que no. No tenía nadie que me robara el dinero que lograba juntar vendiendo mi cuerpo.

Abriendo la puerta trasera de aquel auto, me introduje en él, alistándome mentalmente para una noche más de arduo trabajo.

-Y bien, querido extraño… ¿Cómo hemos de llamarte?-

-Sugizo- respondí de manera desganada, observando al hombre mayor a los ojos, a través del retrovisor. Su mirada me espinó.

-El real… Que dudo que tus padres te hayan puesto así.-

-Yasuhiro. ¿Quiere mi talla de vestido y saber cuánto calzo, también?-  

La paciencia no era una de mis cualidades, necesariamente; si bien se podía decir que era una persona con aguante. Saberse con un futuro incierto día a día no era precisamente la situación más cómoda del mundo.

-Muy bien, Yasuhiro. Yo soy Ryuichi, y te presento a Inoran. Espero que nos podamos llevar bien, porque de ahora en adelante, vamos a pasar juntos mucho tiempo…-

Me estremecí. Inmediatamente, intenté abrir la puerta del vehículo, pero noté al instante que estaba bloqueada. Mi segunda reacción fue echarme hacia adelante, pues estaba seguro de que el muy maldito no podría conducir con un par de manos aferrándose a su cuello en aras de ahogarlo, pero me detuve. El tal Inoran, con sus labios aún juntos y silentes, me apuntaba con un arma.”

 

       Kawamura ignoró ahora mi mirada, perdiendo la suya en cualquier lugar de la habitación.

-Si no trabajas por ganarte mi consideración, dudo que alguna vez llegue a llamarte por el nombre que prefieres. Como sea. Tengo algo que decirte.-

       Volteó entonces, tomándose una de las largas trenzas que nacían a un costado de su rostro.

-Dentro de unos minutos llegará el chofer para llevarte a casa de Hide, que tiene algo muy importante que proponerte. Eso, sin embargo, no se llevará a cabo si tú te opones férreamente, ya que no pienso obligarte.- Me quedé muy extrañado al no comprender del todo lo que me había dicho, y estaba a punto de abrir la boca para hacérselo saber; sin embargo, él se apuró a aclararme el asunto. –Déjame terminar.-

       Endureció su semblante, dejándome en claro una vez más lo desequilibrado que era. A veces, tras haberle gritado insultos bastante graves, a sabiendas de que probablemente recibiría por ello una paliza, su reacción había sido más bien indiferente. Otras tantas, por el contrario, debido a una simple mirada o silencio, fue capaz de irritarse a tal grado que al día siguiente ni siquiera hice inútiles esfuerzos por levantarme de la cama.

-Es un ofrecimiento que tiene ventajas tanto para mí como para ti, así que yo personalmente te aconsejaría que aceptaras sin mucha traba. Ya entenderás a lo que me refiero. - Sacó su cigarrera plateada del bolsillo, ajustando uno de los albos tabacos a su boquilla fina y alargada. –Eso, además de que hay que aprovechar el enorme interés del cliente, que para ser sinceros, no sé de dónde lo sacó, si sabe muy bien del lugar que provienes tú…-

       El tipo podía burlarse de mí cuanto quisiera, pero en el momento en que acompañaba dichos escarnios con esa maldita expresión de superioridad en su rostro desgraciadamente fino, era para mí el acabose. Me levanté, quedando frente a él, bufando sonoramente.

-¿¡Tuve acaso la posibilidad de escoger!?-

       Se acercó a mí, subiendo su mano para tomarme del cabello por un lado de la cabeza. Estrujó mis mechones rojos y lacios lentamente, hasta que la presión fue verdaderamente dolorosa.

-Si tanto te atormenta esta vida, la puerta está abierta, Sugichan…- Allegó sus filosos labios a mi mejilla, lamiéndola un poco para luego desplazar su odiosa boca hasta mi oído. –Inoran te acompañará.-

 


[1] Yune fue el primer nombre de Sugizo, tras de lo cual se lo cambió por Yasuhiro. Para él, su primer nombre simboliza el oscuro pasado al que decidió sobreponerse una vez que, junto con el mencionado cambio, quedó solo y a su suerte.

Notas finales:

Para Mana y Luna con todo mi cariño. Las quiero como ustedes no se imaginan <3

Gracias por leer. 


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