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Nadie me echaría de menos por Ixland

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Notas del fanfic:

ARGH! Me está quedando muy mal, ni siquiera me gusta el título y no tengo tiempo para solucionarlo. Bueno, da igual, quité el lemon que pretendía hacer que si no me pasaba de espacio, y lo dividí en dos.(Recuerdenme que les debo un lemon de esta pareja).

Muy romanticón-realista, mi estilo, vamos. A ver si lo próximo que haga lo hago diferente.

 

 

 

Notas del capitulo:

  Primera parte del desafío.

 

  La segunda parte del two shot lo pondré el 10 como decía el desafío, y esa sí que será laaaaarga.

 

 

            Uruha era el último en llegar aquel sábado. Aoi ya estaba realmente nervioso con la guitarra colgando y moviéndose de aquí para allá. Reita lo había llamado varias veces al móvil. No era raro que alguno llegara tarde, pero Uruha no solía hacerlo.

 

            Finalmente apareció tapado como si el invierno se hubiera metido también en el edificio. Pidió perdón por el retraso con una voz tan débil que ninguno de los otros cuatro se atrevió a recriminarle nada. Cuando se destapó se fijaron en la mascarilla que llevaba.

 

–¿Te encuentras mal, Shima-san? –Preguntó Kai con cuidado, el mayor parecía realmente enfermo –¿Estarás bien?

 

–Sí.

 

–¿Tienes que ser siempre tan escueto? –Se indignó Aoi–. Realmente tienes mala cara. ¿Podrás ensayar hoy?

 

–Sí, ya he dicho que sí.

 

–Shima si no puedes no deberías… –Ruki trataba de ayudar, pero se llevó lo peor.

 

–¡He dicho que sí, joder! ¡Estoy bien! Sólo un constipado, no quiero contagiarlo. Mañana descanso todo el día y tan a gusto, ¿ok?

 

            Los otros cuatro lo miraron por unos segundos y afirmaron. Prepararon sus instrumentos y comenzó el ensayo.

 

            Ruki manejó todo el ensayo, tenía mucho que decir sobre algunos cambios en las nuevas canciones, y quería oír el resultado ya. Ése fue un ensayo de los que llamarían duros, con el más joven cambiando cosas a cada momento y sin aceptar opinión de los demás. Pero Kai pudo notar que era especialmente duro para Uruha.

 

            El alto guitarrista se apropió en cuanto pudo de la alta banqueta que normalmente Ruki usaba cuando cantaba, pero se había ido escurriendo hasta tener simplemente el trasero apoyado; parecía que iba a resbalar en cualquier momento. Kai lo vio tambalearse, le pareció que tiritaba.

 

–¡Descanso! –Gritó mientras soltaba sus baquetas.

 

–¿Eh? –Ruki parecía contrariado, en las pocas ocasiones en las que él controlaba el ensayo, los demás solían respetar sus tiempos, incluyendo Kai–. ¿Cómo que descanso? No, espera un rato; vamos a acabar esto.

 

–No –Kai señaló a Uruha que era el único que no se había vuelto a mirarlo. Los demás pudieron apreciar el estado del más alto. Reita soltó rápidamente su bajo y agarró a su amigo hasta llevarlo al sofá–. Aoi, trae un té caliente o una sopa de miso de la máquina del pasillo, por favor –el mayor  corrió a la puerta–. Shima, ¿has tomado alguna medicina?

 

            Uruha ni tan siquiera levantaba la cabeza, Reita no lo soltaba, lo abrazó más fuerte y contestó por él.

 

–No creo que haya tomado nada, nunca toma nada a menos que tenga fiebre muy alta.

 

–Pues parece que ahora la tiene. Ruki, ¿puedes pegarte una carrera hasta la farmacia de la calle de al lado y comprar un paracetamol? No digas nada a nadie, no queremos asustar.

 

            Ruki cogió su cartera y salió a la carrera. Se cruzó en la puerta con Aoi y su caldo caliente.

 

–Shima, tómate esto, vamos –le dijo mientras se acercaba y se colocaba de rodillas delante de él.

 

            Kai se sentó al lado de Uruha y le tocó la frente, estaba caliente, algo de fiebre tenía. Lo abrazó cuando Reita se levantó bruscamente y lo dejó caer en sus brazos. No pudo evitar susurrarle palabras de ánimo al rubio, cuando éste se apoyó en su pecho. Kai estaba realmente asustado, no entendía porqué, estaba claro que el guitarrista tenía un constipado…, pero verlo tan débil le afectaba.

 

            Reita buscaba algo en su mochila. Cuando lo encontró volvió al lado de Uruha, pero lo dejó apoyado en Kai.

 

–Toma –le dijo a Uruha tendiéndole un saquito–. Huélelo; esto te despejará.

 

            El castaño lo miró receloso y se pegó más a Kai, parecía tratar de que éste lo protegiera, el moreno lo hizo.

 

–¿Qué es eso, Akira? –preguntó el batería atrayendo más hacia sí al castaño.

 

–Qué desconfiados. Tomillo, romero, esas cosas de hierbas que despejan la nariz cuando uno está malo. Me lo dio mi madre.

 

–Te lo dio para que oliera bien la mochila, ¡no para curar a tu amigo! –Dijo Aoi mientras le pasaba el bol de sopa a Kai, ya abierto.

 

–Pero seguro que lo despeja.

 

–Olvídalo, Akira. Shima, eh, Shima-san –Kai trataba de que el otro se separara un poco para poder darle la sopa, pero Uruha no parecía dispuesto. Al final Reita tuvo que ayudar a incorporarlo. Kai le llevó el bol caliente a la boca, Uruha fue tragando poco a poco.

 

            Al poco, Ruki apareció con el medicamento y le obligaron a Uruha a tomarlo con un largo sorbo de sopa. Pasado un rato y terminada la sopa, Uruha parecía sentirse mejor. Lo dejaron descansando en el sofá mientras los demás seguían de nuevo los cambios de Ruki.

 

            Cuando llegaron al final del ensayo todos estaban cansados, pero Uruha parecía haber mejorado, estaba erguido en el sofá y en su mundo, como siempre. Comenzaron a recoger los aparatos, entre gracias y comentarios, pero no había atisbos de que llegaran al más alto, que parecía no percatarse de que el mundo seguía a su alrededor.

 

–Shima –dijo Kai mientras se ponía justo delante de la mirada del guitarrista–, ¿cómo te encuentras ahora? ¿Mejor?

 

            Uruha centró su vista en el moreno que le miraba sonriente, había algo en esa sonrisa que era contagioso a todos, pero no a Uruha, que parecía no tener ganas de sonreír nunca más. Kai pensó en eso y dejó de sonreír de golpe. Fue entonces cuando Uruha habló, con voz ronca de enfermo.

 

–Sí, gracias.

 

–Tío –decía Ruki mientras se sentaba a lo indio rápidamente al lado de Uruha–, mejor no vengas cuando estás así de enfermo, ¡das miedo!

 

–¡Taka! ¡No seas desagradable! –Lo riñó Kai.

 

–¿Qué? Es verdad. ¡Mira qué ojeras! Y esa mascarilla le sienta horrible, como el pelo que se le queda así, todo para arriba. ¿Sabes? Creo que enfermo pierdes todo tu glamur femenino.

 

            Aoi y Reita rieron por el comentario y el mohín femenino con el que Ruki lo había acompañado.

 

–Ruki, no seas imbécil; está enfermo, es normal no estar perfecto si uno está así.

 

–Oh, perdóneme –decía Ruki mientras se levantaba del sofá e iba hacia Kai con una mal disimulada sonrisa–, señor “mediador”. Sólo era una broma, algo de humor, para tratar de hacer sonreír a nuestro querido guitarrista… ummm…. ¿cómo dijiste?

 

–“Perfecto” –contestó rápidamente Reita comenzando a reír de nuevo junto con Aoi.

 

–Ah, sí, “perfecto” –Ruki se pegó más a Kai, analizándolo de cerca–. ¿Algo te ha hecho sonrojarte, Yutaka? Lo de que Shima es “perfecto” lo dijiste tú, ahora no vale arrepentirse.

 

–No…, ¡no digas idioteces! –Trató Kai de salir del atolladero.

 

–¡Aysh! Pero es que estás tan moooooono todo coloradito –dijo mientras le pellizcaba una de las mejillas–. Casi tan precioso como una chica guapa –se volvió a los otros dos–. ¿No opinan que podría ser el personaje femenino de The GazettE?

 

            Los otros dos reían mientras agarraban sus cosas, Ruki los siguió.

 

–¿Cómo que puedo ser el personaje femenino? ¡¿Tú estás idiota?! ¡¿Personaje femenino?! –Fue aumentando su tono de voz, pero ya era inútil, Ruki salía precedido de los otros dos y sus carcajadas se oyeron nada más cerrar la puerta–. Personaje femenino. Pfff. ¡En serio! –Las risas no ayudaron a que Kai se tranquilizara; de pronto recordó a Uruha, que se había mantenido al margen y aún estaba en su mundo–. Tú no crees que pueda ser el personaje femenino, ¿a que no?

 

            Uruha no levantó ni la mirada, pero comenzó a recoger sus cosas y su guitarra mientras hablaba. Kai ni si quiera podía adivinar la expresión en su rostro porque llevaba la mitad tapado por la mascarilla.

 

–No. Tienes las manos grandes, eres alto, atractivo, tienes la boca de hombre, la mirada perfecta, el cuerpo bien formado, los mejores brazos, el torso más marcado y eres el más fuerte de nosotros; eres muy guapo, con O, y además, el personaje femenino –levantó la mirada hacia Kai– soy yo. Hasta el lunes –dijo mientras salía de la sala.

 

–Hasta… el lunes… –dijo Kai casi sin poder hablar rascándose la cabeza–. … Joder…

 

––––––

 

            El lunes llegó y la estúpida conversación del sábado aún seguía en su cabeza: por un lado cuando pensaba en la conversación con Ruki, lo del “personaje femenino” aún le molestaba, había estado haciendo mucho entrenamiento para tener más músculo, como para que ahora lo confundieran con una chica; pero por otro, cuando recordaba la respuesta de Uruha…, no sabía qué pensar.

 

            Había pasado por todos los estados mentales posibles en tan sólo un día y un par de noches. Pero es que Uruha siempre pecaba de dos cosas: tranquilidad y sinceridad. Lo primero le daba una capacidad increíble de observación y lo convertía en alguien agradable (o desagradable) para todos. Lo segundo…, la sinceridad…., a Kai le asustaba…, sobre todo después de la conversación del sábado.

 

            A lo largo del domingo se había planteado en varias ocasiones si debería haber ido a ver cómo estaba Uruha, por si había empeorado, o necesitaba ayuda, o algo así; sabía que el guitarrista estaría sólo en su apartamento, en otras ocasiones, Kai había ido sin problemas a hacerle las comidas o llevarle medicinas; pero después de esa conversación realmente le daba vergüenza tan siquiera pensar en hablar con él.

 

            Se había cuestionado a sí mismo si tendría que ir a preguntar a Uruha sobre lo que dijo, pero, ¿qué se supone exactamente que iba a preguntarle? “¿En serio te parezco atractivo?”, “¿de verdad crees que soy guapo?”, “¿te gusto?”. Cuando se hacía esas preguntas en su mente ya le sonaban lo suficientemente estúpidas como para decirlas en voz alta.

 

            Uruha siempre era sincero, pero él no se consideraba nada de lo que Uruha había dicho de él. Kai creía que no estaba mal, procuraba ser agradable, tanto de trato como a la vista y era un visual, así que se arreglaba como tal. Pero nada que ver con el mismo Uruha, que siempre iba perfecto fueran donde fueran, era genial con el trato a la gente, aunque un poco tímido al principio y a veces traía problemas, pero era divertido, todos lo querían. Además de ser sin duda el más guapo de los cinco, el que más estilo tenía, el más valiente con sus looks, el más achuchable también, y atractivo, mucho. Kai no podía entender cómo alguien como Uruha podía pensar así de él.

 

 

            Entró en la sala de ensayos aún aturdido. Afortunadamente, Uruha fue el último en llegar junto con Aoi y el manager, que había pasado a recogerlos. Kai se dio cuenta al verlo entrar de dos cosas: una, Uruha ya no estaba enfermo, pero su rostro no reflejaba alegría; y dos, no sabía cómo enfrentarse a él, ni si quiera podía mantener la mirada en alto por si se cruzaba con la del guitarrista. ¿Tanto le había afectado esa conversación?

 

            La semana pasó sin pena ni gloria, como cualquier otra de ensayos. Con la variedad de que Kai evitaba el trato con Uruha lo más posible. Aunque no podía evitar fijarse en que el castaño parecía más callado y depresivo que de costumbre.

 

            Para el martes siguiente, Kai ya no aguantaba más ver así al guitarrista. Quería averiguar porqué el guitarrista estaba mal. Aunque no habían vuelto a hablar desde ese sábado, Uruha siempre había estado ahí para él cuando había estado mal.

 

–Shima-san, ¿te pasa algo? –el aludido, preparando aún su guitarra desde el sofá, levantó la cabeza para mirar a Kai– Últimamente pareces de bajón.

 

–No, nada –dijo poniendo la que creía la mejor de sus sonrisas–. No te preocupes, Yuta-kun.

 

–Puedes tener una sonrisa bella, pero sigue siendo una sonrisa con una inmensa tristeza.

 

            Durante los dos segundos siguientes, nadie dijo nada, ni tan siquiera se movieron ni las miradas. Hasta que Kai se giró para preparar su batería para el ensayo, no soportaba ver como Uruha perdía además la sonrisa por su comentario.

 

            Aoi miró a los dos implicados alternativamente, creando una sonrisa satírica en sus labios.

 

–¿Y esa frase de dónde salió, lidercito? Todo romántico que nos salió hoy el líder.

 

–Cállate, Aoi –Kai habló con un tono tan serio que nadie se atrevió a seguir la broma, el mayor bajó la cabeza a modo de disculpa y se dirigió a su guitarra al ver la mirada que le echaba Kai, que no dejaba opción a réplica.

 

––––

 

            Ese día, Uruha, como todos los días desde hacía un tiempo, se quedó a comer sólo en la sala, declinando la invitación de los demás de comer juntos donde siempre. Kai decidió quedarse a comer con él con la escusa del trabajo.

 

            Mientras el más alto sacaba su bento de la mochila, Kai se colocó delante de él, forzando que lo mirase.

 

–¿Qué pasa, Yutaka?

 

–Vas a decirme qué te pasa –ni si quiera era una pregunta.

 

–¿No querías quedarte a hacer papeleo, pues hazlo.

 

–No me trates así de mal, tú nunca me tratabas así de mal.

 

–¿Y qué pasa? ¿Qué yo no puedo hacer lo que quiera como el resto de vosotros?

 

–Shima, en serio. Tú no eres así. ¿Qué te pasa?

 

–¡No me pasa nada!

 

–¡Y una mierda! Siempre te dan bajones, te deprimes, pero realmente desde hace más de una semana no levantas cabeza. ¿Por qué?

 

–… –Uruha pareció contrariado, quizás porque el otro se había dado cuenta de cómo estaba y desde cuándo–. ¿Tan evidente soy?

 

–Te observo mucho –dijo Kai mientras se sentaba en la mesa enfrente del guitarrista–. ¿Te puedo ayudar?

 

–No me hagas reír –contestó el otro con una mirada sarcástica.

 

–No soporto verte así ¡¿qué te pasa?!

 

–¡No quiero estar aquí! ¡No puedo estar aquí! ¡No puedo…!

 

–No puedes… ¿qué?

 

–¡No puedo seguir adelante, sólo eso!

 

–¡¿Pero no puedes seguir con qué?! ¿Con la banda? ¿Con la vida? ¡¿De qué narices estás hablando?!

 

–¡Joder, Yuta, ni yo lo sé! ¡Es una mierda! ¡Nada de lo que hago sale bien!

 

–Shima, estás en una banda de las más populares que nos da bien para vivir, haciendo un trabajo que deseabas, ¡que todo el mundo desea!, y eres bueno ¡joder!, eres muy bueno, y además puedes hacerlo todo con unos amigos.

 

–Sí, ya lo sé. Pero no consigo nada. ¡Mírame! ¡Mírame, Yuta! Hace meses que no consigo terminar una puta canción, hace casi un año que no hago nada decente, ¡mierda! Y todo..., lo de fuera, la compañía, la discográfica, ¿cómo es posible que lleve tanto tiempo trabajando en lo mismo y aún no entienda nada? Me pierdo muchas veces cuando habláis de papeleos, productores y toda esa mierda –Uruha se levantó despacio, se acercó a la pared de enfrente, donde tenían los posters de la banda; se quedó mirando el último, Kai lo vio sonreír de nuevo, con melancolía. Se levantó y se colocó al lado del guitarrista–. Es una mierda, Yuta. Soy un inútil, los demás habéis aprendido y yo no. Han pasado los años y yo sigo igual. Y si no fuera por Akira yo ni si quiera hubiera entrado en The GazettE, hubiera huido a nuestro pueblo hace mucho, hubiera conseguido un trabajo en alguna tienda..., no sé, quizás es lo que tenga que hacer ahora.

 

–No digas gilipolleces.

 

–¡No son gilipolleces! Joder, mírame. Si Gazette se separa o algo así, yo me voy a la mierda, soy un inútil, sin vosotros no sería nada.

 

–Pero nos tienes a nosotros. No vamos a ir a ningún lado, no sin ti.

 

–Mira a Aoi, está con Omi(1). No me interpretes mal, me alegro, es una tía genial, y se entienden bien. Pero Aoi ya no viene a beber con nosotros. Akira lleva miles de años con Mariko, y ni si quiera puedo decir que venga a jugar vídeo juegos desde que se casaron.

 

–Seguro que él no te ha dicho que no si se lo has propuesto.

 

–No, claro, pero no quiero molestar. Ella es buena y el poco tiempo que tiene Akira seguro que lo quieren pasar juntos.

 

–¿El problema entonces es que estás sólo? ¿Que estos tienen pareja?

 

–No, joder, no es eso. Pero mira a Taka. Él va de uno a otro a una a otra, y es feliz, pero yo no soy feliz cuando hago eso, y no soy capaz de mantener una pareja más que unos pocos meses, todos se cansan porque nunca estoy en casa y porque cuando estoy sólo trato con mi guitarra, que no les hago caso, que no hablo... –Uruha bajó la cabeza, cayado. Kai lo observó por unos segundos antes de volver su mirada el poster y hablar tranquilo.

 

–A mi me gustan tus silencios...

 

–¿Uh?

 

–Siempre he pensado que eran algo muy tuyo, muy reflexivo, te hacen ver como un intelectual.

 

–¿Intelectual? Jajajaja mira, esa sí que no la había oído nunca.

 

–Bueno, al menos te he hecho reír. Pero lo digo en serio, nunca te he considerado aburrido, tan sólo reflexivo, siempre, cuando hablas, es para decir justo lo que quería escuchar.

 

–Gracias, Yuta. No sé qué voy a hacer sin ti.

 

–¿Qué vas "a hacer sin mi"?

 

–Dejo la banda –dijo con una triste sonrisa.

 

 

Notas finales:

(1) Guitarrista de Existrance (http://ameblo.jp/exist–omi/ , http://userserve–ak.last.fm/serve/_/41809339/existtrace+omi.jpg) Sí, es una chica; me encanta esta tía, porque hace como el personaje masculino, se la ve una chica de carácter fuerte, no como muchas japonesas :P, me parece que haría una pareja genial con Aoi, se pasarían el tiempo teniendo discusiones tontas y haciéndose bromas ^^. ... Ahora quiero hacer un fic de estos dos >.< pero una pareja hetero es rara, ¿no? Bueno, aquí es rara. Pero quizás meta algo de ellos en este fic. Quedan advertidas.

La otra chica, Mariko, es OC (que me la he inventado yo, vaya). Ya que Reita dijo alguna vez que se quería casar antes de los treinta pues lo puse casadito ^^.

 

 

 


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