Un minuto más… Solo un minuto más… -Pidió para segundos después volver a caer dormido entre sus cómodas y tibiecitas sabanas. No entendía que debía hacer levantado a las 7:00 am de un bendito sábado, es decir ¡Era sábado, joder! El día no comenzaba hasta después de las 12:00 y eso, si no conservaba un poco de sueño aun, que sí así era, no se levantaba en todo el día.
¡De pie holgazán! ¡Vamooos! –El grito que se escuchó por todo el departamento fue suficiente para despertarlo, sin embargo, lejos de ponerse de pie, como su hermano lo pedía, lo único que hizo fue refugiarse de nuevo, esta vez debajo de la mullida almohada- ¡Yuuki! Limpieza de fin de año, ¿Recuerdas? –Golpeaban fervientemente a su puerta- Prometiste ayudarme~
Normalmente la voz de su pequeño hermano no era molestia alguna, pero debía admitir que está vez se estaba esmerando en fastidiarlo, demasiado tal vez- Está bien, está bien… Aunque no le veo el caso… -Bostezó y dejó sus mantas a un lado, levantándose de una vez por todas y caminando perezosamente a su baño, donde se observó por algunos minutos en su espejo de cuerpo completo. Su cuerpo, pequeño, blanco y sin rastro de imperfección, era un chico bastante vanidoso y le gustaba cuidar cualquier detalle. Caminó hasta el lavabo y solamente lavó su rostro, después de todo, cuando terminara la dichosa “Limpieza de fin de año” de Rito, necesitaría un exhaustivo baño.
Una hora y media después, se encontraban ambos limpiando el primer piso del departamento, del cual solo les faltaba la cocina.
En verdad no entiendo tu afán por limpiar todo este día, de igual todo el año este lugar es un completo desastre –Comentó el rubio, lanzando a sus espaldas uno de los trapos con los que había estado limpiando.
Es simple –Respondió el castaño sin dejar su trabajo, el polvo parecía estar dispuesto a no irse- Es fin de año, deberíamos al menos por una vez empezar un año nuevo con departamento limpio… Y sobrios –Acotó mirando a su hermano, quien ya tenía una enorme sonrisa en el rostro.
Estoy de acuerdo con lo primero, después de todo ya me hiciste limpiar medio edificio –Suspiró cansado, dejándose caer en el inmaculado piso de la cocina- Peero~ -Canturreo, divertido por la cara de pesar de su hermano- Eso de estar sobrios es algo que no podemos permitir, no hoy.
¿No? ¿Por qué no? –Se sentó también, a su lado- No me digas que te irás de fiesta hoy, creí que estaríamos juntos.
Lo estaremos, Rito… Pero no en casa –Sonrió, acomodando un poco su cabello- Satoshi nos invitó a su fiesta ¿Recuerdas? –Pregunto y espero hasta ver la repuesta afirmativa del otro, quien solo cabeceó pensativo- Pues iremos, tampoco tenemos por qué quedarnos aquí metidos en fin de año ¿Verdad?
Umh… Supongo –Suspiró Rito- Satoshi me parece alguien bastante raro –Comentó, escuchando inmediatamente la risa del rubio a su lado.
¿Lo dices en serio? Porque él está que se muere por ti, y lo digo en serio, siempre que nos vemos no deja de preguntar por su “Pequeño Rito” –Sonrió al hacer énfasis en las últimas palabras y ver el efecto que lograba en el menor.
Odio que me llame así –Se levantó, dejando caer todos los utensilios que había estado utilizando- En fin, ya terminamos aquí, es hora de seguir con el segundo piso y recuerda que tu habitación es un verdadero asco –Dijo divertido y salió rápidamente de la cocina.
¡No es un asco! Solo está un poco, solo un poco, desordenada –Bufó y no le quedó más que seguirlo, después de todo no era tan mala idea limpiar junto al otro, eso le daría tiempo de convencerlo de ir a la última fiesta del año, la cual prometía ser la mejor de todas, sobre todo si era el loco de Satoshi quien la organizaba.
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¡Muy bien, muy bien! Tú ganas –Rito ya no podía más, la insistencia de Yuuki era demasiada cuando quería algo. No había parado de hablar de esa fiesta y de lo maravilloso que era Satoshi en ¡tres malditas horas!- Iré, pero no por él ¿De acuerdo? Solo lo hago para que cierres esa bocota que tienes y que ya me hartó –Dijo el menor para luego abandonar la habitación del rubio, que era la última que habían limpiado.
Misión cumplida –Sonrió satisfecho Yuuki y caminó directo a su armario para buscar la ropa perfecta para esa noche. No tenía pareja, así que podía ir tranquilamente y buscar a alguien con quien pasar esa última noche del año. Sin dudas sería una noche bastante activa y divertida.
¡Vamos, Rito! Ni siquiera yo tardo tanto –Se quejó el mayor, golpeteando con su pie el piso en un gesto de impaciencia. El castaño llevaba casi una hora metido en el baño, cosa realmente sorprendente, dado que quien solía tardar tanto, y quizá más, era Yuuki, quien llevaba poco más de media hora de estar listo y dispuesto para irse a la dichosa fiesta.
¡Ya casi estoy listo! Y no fastidies que yo nunca te molesto a ti para sacarte del baño –Gritó desde adentro, donde aun podía escucharse el ruido del agua de la regadera caer. El rubio tan solo hizo una mueca disconforme y se dio la vuelta, caminando a la sala de estar, donde se dejó caer en uno de los cómodos, y un tanto extravagantes, sofás con estampado de cebra. Miró el techo por algunos minutos, reflexionando sobre su vida.
¿Crees que en verdad soy un despreocupado? –Preguntó a su gatito, mientras este subía al sofá, acomodándose al lado de su amo- Rito siempre lo dice, pero lo que pasa en realidad el es demasiado rígido… -Como respuesta, lo único que recibió fue un maullido y el sonido de la puerta del baño al abrirse. No le molestaba llegar tarde, después de todo, las cosas se ponían mejor pasadas las 11 de la noche- Como propósito de año nuevo… -Miró a su gatito, quien le devolvía la mirada con curiosidad, como tratando de adivinar que decía el rubio frente a él- Intentaré tomas las cosas con más calma…
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Empezando desde mañana… -Rió al ver la cantidad de gente que había dentro de la mansión de Satoshi. Hacía algunos meses que había conocido al chico del cabello alborotado, pero nunca había estado en su casa. Casa que en ese momento era el desorden total. Gente bailando en, literalmente cualquier lugar, bebidas de todos los colores yendo de un lado al otro y si no se equivocaba, y no lo hacía, una que otra pastilla también estaba involucrada.
No tengo nada contra las fiestas, Yuuki, pero esto es demasiado –Gritó en el oído del mayor, debido a la alta música del lugar- No me gusta… -Gritó de nuevo, viendo a parejas que prácticamente estaban teniendo relaciones sexuales sobre los elegantes sofás y a otros tanto que era evidente que ya no estaban en sus cinco sentidos.
No seas aguafiestas, Rito… -Miró a su hermano- Está bien, hagamos esto… -Miró a su alrededor, buscando algo… O más bien a alguien- Si pasas dos horas con Satoshi, nos vamos –Sonrió al encontrar con la mirada al nombrado- ¿Qué dices?
¿Dos horas? –Respondió, mirando en la misma dirección que Yuuki, encontrándose con la mirada de Satoshi, quien le hacía señas para que se acercara. Suspiró- Bien, tú ganas, dos horas con Satoshi no creo que me maten… Y luego nos vamos de aquí ¿Ok? Ni un minuto más, Yuuki –Advirtió.
Ni un minuto más, ni un minuto menos –Sonrió y seguidamente se perdió entre el mar de personas que disfrutaban de la gran y enloquecida fiesta.
Media hora después, Yuuki se divertía como nunca, bailando atrevidamente con cuanto chico o chica se le pusiera enfrente, realmente eso no le molestaba, lo importante era divertirse. Muchos chicos se acercaban, confundiéndolo con una chica, lo cual ya no era ninguna novedad, pues su vestimenta tampoco era muy masculina.
De pronto, pudo sentir como un par de fuertes manos se cerraban en torno a sus caderas y lo apegaban con firmeza a un cuerpo detrás de él- ¿Bailamos? –Susurraron suavemente a su oído.