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Almost Here por waby

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Notas del fanfic:

Primero que todo, Feliz Cumpleaños Padawan <3!

Ya eres una chica grande *-*

Espero que te guste ^^

Por otra parte.

-se esconde-

Esto debía ser romantico, debía.

Pero el drama vive en mi xD

Y no se si me quedó romantico, o cursi, o que ._. 

Solo les aviso, para que no se asusten por las advertencias, esto tendrá un final feliz ^^ 

Está inspirado (levementeee) en la película de Reese Witherspoon y Mark Ruffalo "Como si fuera cierto"

Y escribí escuchando "Unchained Melody" de Ghost -información no importante-

 

Notas del capitulo:

La idea no era partir esto por la mitad.

Pero soy incapaz de escribir algo corto, conciso y al punto xD

Espero les guste ^^

 

 

El Hospital Universitario de Tokyo.

Uno de los más grandes e importantes de Japón, ese, que se alzaba imponente en medio de la capital, con sus múltiples edificios…

… ese que le ponía los pelos de punta a Yuu.

Acababa de graduarse de la facultad de medicina, y empezaba su internado, había estado en el hospital miles de veces mientras estudiaba, pero era diferente. Ahora se sentía más real.

Respirando profundo entró.

Inmediatamente después de hacerlo vio a un chico. Se veía tan perdido como él y supuso que quizás fuera un nuevo interno por igual.

-          ¡Oye! – lo llamó. El chico volteó a mirarlo frunciendo el ceño antes de mirar hacia atrás como para comprobar que fuera con el. Yuu iba a confirmarle que hablaba con el. Pero de repente la voz de una persona llamándolo por su nombre hizo que viera hacia atrás, encontrándose con Takanori, un compañero de la facultad. Sonrió al ver una cara conocida pero al recordar al chico que acababa de ver, volvió a voltear. Apenas pudo ver un vestigio de la ropa en la que no había reparado antes  de que el chico desapareciera entre una gran cantidad de gente que entraba. Yuu se preguntó como era posible no haber notado antes que el otro cargaba una de los pijamas del hospital, pero pronto todo pensamiento que no tuviera que ver con enfermedades y medicamentos quedo a un lado.

 

Comenzaban las rondas, el médico encargado de enseñarles era tal cual los clichés de las series de la televisión... Un total tirano.

 

Por está razón Yuu, en menos de una semana, ya era un Zombie.

 

Al menos se consolaba viendo que no era el único, el y Takanori habían tenido dos guardias en menos de 5 días, casi 24 horas despierto, mas las constantes rondas en donde tenían que poner su mejor habilidad en contestar las preguntas de los docentes. Pensaba que estaba acostumbrado a la falta de sueño por los estudios pero era muy diferente no dormir por estar corriendo de un lado a otro del enorme hospital que por estar tranquilo en su casa estudiando.

 

Su localizador sonó, sobresaltándolo y sacándolo de la especie de sopor en la que había entrado. Rió sarcásticamente al ver que su destino era prácticamente la otra esquina del hospital y comenzó a correr.

 

De esa manera transcurrieron dos meses. Al menos a este punto ya tenía un par de pacientes propios y había encontrado un mentor en el área de cardiología. Su favorita.

 

En una de sus tantas carreras a través del hospital. Olvidó a que habitación se suponía debía ir por lo que trato de ver su localizador mientras corría.

Grave error.

Terminó chocando aparatosamente con otro hombre y ambos cayeron al suelo.

 

-          Lo siento, lo siento, lo siento – comenzaron a repetir ambos y al darse cuenta de eso rieron. El otro hombre tenía probablemente su misma edad, pero iba vestido como una estrella de rock, sin mencionar el cabello teñido de amarillo y... ¿Era eso una venda en su nariz? La parte médica de él habló primero

 

-          ¿Qué te pasó en la nariz? ¡Oh! ¡Siento si te lastime alguna herida! – exclamó, pero para su sorpresa el rubio abrió mucho los ojos y volvió a reír.

 

-          Esto... – comenzó llevándose una mano a la banda que le cubría el rostro –... Es sólo un adorno, no se preocupe doctor... – alargó un poco la última palabra y Yuu entendió rápidamente.

 

-          ¡Shiroyama! – el rubio asintió.

 

-          No creo haberlo visto antes por acá – murmuró luego de verlo arriba a abajo. Yuu rió.

 

-          ¿Por qué lo dices? Suena como si pasaras mucho tiempo en el hospital – bromeó, pero la expresión del otro se ensombreció de inmediato. Yuu lo miró preocupado– dije algo indebido, ¡como lo siento!

 

-          ¡Está bien! No hay manera de que pudieras saber... Eres un interno ¿no? – Yuu asintió – me llamó Akira y estoy... esperando.... A un amigo... bien! No hay manera de que pudieras saber... Eres un interno

 

-           ¿esperando? – repitió Yuu pero de repente sonó el teléfono de Akira quien palideció un poco y se despidió apresuradamente. Yuu lo siguió con la mirada antes de notar algo brillando en el piso frente a el. Se inclinó hasta que agarró la cadena con un pequeño dije de forma extraña. Extrañado lo guardó en su bolsillo antes de que su localizador volviera a sonar y le tocara olvidar una vez más todo lo no relacionado a sus estudios.

 

Fue exactamente una semana después cuando se llevó el susto de su vida.

 

Estaba sentado disfrutando de los pocos minutos de descanso que tenía en la sala de médicos cuando recordó aquella cadena. La tenía aún en el bolsillo de una de sus batas de médico y llevo una de sus manos al bolsillo de la que cargaba en ese momento encontrándola ahí. Sonrió y la sacó, alzándola para mirarla.

 

Pero tan pronto lo hizo, gritó.

 

El chico que de la nada había aparecido frente a el dio un brinco hacia atrás.

 

-          ¿Q...qué demonios? ¿D...de donde saliste? – balbuceó y cayó en cuenta de la pijama del otro – ¡Eres un paciente! ¡No deberías estar aquí! – comenzó a gritar histérico. El chico parecía tan asustado como el y miró hacia atrás buscando algo.

 

-          ¿M...me ves? – susurró señalándose a si mismo.

 

-          ¡Por supuesto que te veo! ¿Que te crees que eres? Entrando aquí así como así... ¿el área de psiquiatría está cerca? "¿me ves?" – imitó la voz del otro – ¡por favor!

 

-          ¡¡Y me escuchas!! – exclamó de repente emocionado sin haberle prestado la mas mínima atención a Yuu. Se abalanzó hacia donde estaba Yuu en ademán de abrazarlo, quien se encogió un poco sin querer ser abrazado, mucho menos de un extraño, posiblemente, loco. Pero cual fue su sorpresa al ver como los brazos de este atravesaban por su cuerpo como si estuvieran hechos de humo.

 

Yuu quedo en shock. Y de repente notó que de hecho, el chico era terriblemente pálido casi transparente, y no sólo el, la ropa que cargaba era igual. Yuu no creía en fantasmas, ni en nada sobrenatural, pero ese chico frente a él, desafiaba todas sus creencias.

 

-          Eres tan cálido – la voz de este sonaba anhelante y un poco de ultratumba. Yuu notó que este parecía haberse refugiado en su pecho y comenzaba a sentir que el calor de su cuerpo se desvanecía poco a poco. Temblando, un poco de frío y bastante de miedo se alejó de un salto del espectro. Quien lo miró algo entristecido. Ambos se alejaron el uno del otro y Yuu salió huyendo del cuarto al tiempo que el otro desaparecía.

 

Yuu estuvo dándole vueltas el extraño encuentro un par de días, pero se obligó a dejar de pensar en eso, ya que le ponía los pelos de punta. También hizo lo que pudo por evitar quedarse sólo en la sala de estar de médicos. O en cualquier lugar del hospital en general.

No fue si no hasta casi un mes después que volvió a verlo.

Estaba acostado en una de las habitaciones de médicos cuando recordó el encuentro. Así como también el collar. Últimamente llevaba el collar a todos lados por lo que buscó en su bolsillo, sacándolo.

Le dio vueltas tratando de descifrar la forma. Cuando vio algo que pasaba rápidamente a su lado. Se sentó de golpe y no vio nada. Por lo que trato de volver a acostarse pero volvió a verlo. Se levanto apresurado y pasó su vista alrededor del cuarto.

Vacío.

 

Respiro un poco entrecortado antes de volver a la cama.

 

Sólo para gritar y dar varios pasos hacia atrás.

 

El chico de la vez anterior estaba sentado cómodamente en la cama. Mirándolo.

 

Yuu jadeó y ambos se miraron por unos segundos.

 

-          ¿Qué haces aquí? – preguntó Yuu alterado. El otro chico parpadeo y miró al médico por un par de segundos antes de hablar.

 

-          No se – dijo simplemente. Yuu incluso pudo jurar que se había encogido levemente de hombros.

 

-           ¿Cómo no vas a saber? ¿Apareces así por así? – el otro se volvió a encoger de hombros, esta vez haciendo el gesto más marcado – ¿qué eres?

 

-          ¿Qué soy? ¿Qué soy? ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿No te enseñaron modales? – en dos segundos el chico se había movido de la cama a estar a centímetros de Yuu mirándolo amenazante.

 

-          ¿Por qué vienes? ¿Por qué apareces? ¿¡Por que a mi?! – preguntó casi desesperado alejándose con precaución.

 

-          Porque eres el único que puede verme... Supongo.... – susurró tristemente. Yuu creyó entenderlo todo en ese momento y casi saltó de la emoción.

 

-          ¡Claro! ¡Eso eres! ¡¡Una alucinación!! Encaja con todos los síntomas – comenzó a murmurar para si – cansancio... Stress... Somnolencia... Ambientes de presión - recitó. El chico ladeo su rostro mientras el otro hablaba - sabía que está carrera no era para mi... Hasta ahora eres tranquilo... Así que sólo te ignoraré... Si, eso. Me pregunt... Si, eso. Me preguntó si debería hablar con un psiquiatra... – hubiera seguido si no sentía una corriente de aire que lo atravesaba y de la nada, Estaba de nuevo sólo en el cuarto.

 

Yuu no quiso darle mucha importancia, a pesar de que su corazón latiera fuertemente y con miedo.

 

Su mente estaba demasiado ocupada con cosas como para darle alguna relación al collar con esa aparición, además de que estaba seguro que era una alucinación.

 

Por otra parte mientras más veía el collar, más le gustaba.

 

Rondó un par de veces por el pasillo donde lo había encontrado, preguntándoles a las enfermeras si alguien lo había reportado como perdido. Pero nadie lo había hecho, por lo que se adueñó del collar.

Lo cargaba todos los días en su cuello debajo de la ropa. Nada raro ocurrió un tiempo, por lo que siguió sin relacionarlo.

 

Pero la tranquilidad no duro mucho, una tarde llego una emergencia. Una mujer acababa de tener un accidente de automóvil, estaba muy mal y a Yuu le correspondió estar en las maniobras de reanimación.

 

En medio del ajetreo, Yuu era el único médico, no estaban disponibles en ese momento ningún médico residente. Por lo que Yuu estaba perdiendo el control.

 

Terminó de perderlo cuando al voltear a buscar el equipo desfibrilador, lo vio.

Se veía terriblemente asustado. Y en cuanto vio que Yuu lo estaba mirando, comenzó a alejarse.

Pero se detuvo justo al momento en que la señora volvía a entrar en paro. Yuu se apresuró a dejar de mirarlo y concentrarse en aplicarle el desfibrilador a la mujer.

 

-          ¡Despejen! – gritó antes de cargas las paletas y acercarse. El cuerpo de la mujer se convulsionó. Sintió frío a su lado

 

-           Yuu... – el chico está junto a el llamándolo suavemente – detente...

 

-          ¡Despejen! – volvió a gritar ignorándolo. ¡No era el momento para tener una alucinación!

 

-          Yuu... Está muerta, Yuu.

 

-          ¡¡Deja de llamarme por mi nombre!! – pensó, si era una alucinación debería poder comunicarse con él mediante su mente, pero nada pasó.

 

-          Sólo la haces sufrir... No puede cruzar si haces eso. Detente... –

 

-          ¿Doctor Shiroyama? – se había quedado congelado. El espectro había colocado una de sus manos sobre las suyas, no llegó a tocarlo, pero durante un par de segundos pudo entender a que se refería con 'cruzar' podía ver a la mujer cuyo cuerpo estaba en ese momento en la camilla, frente a está. Mucho más pálida y transparente que el chico que lo seguía. Lo miraba suplicante – ¿doctor? – lo llamó un enfermera una vez más. El sonido del monitor era un solo pitido sin cambio. Yuu soltó las paletas y al momento no vio más que la escena del hospital frente a él.

 

-          H... Hora de la muerte... S... Seis y veinte – balbuceó y se alejo inmediatamente de la camilla, quitándose la bata descartable. Pudo ver al chico sonriendo complacido antes de desaparecer. Yuu salió del lugar totalmente contrariado.

 

 

No era una alucinación...

 

No sabía porque estaba tan seguro, pero lo estaba.

 

Se aseó justo al momento de llegar a las residencias y salió.

 

Estaba sólo.

 

-          ¡¿Dónde estás?! – gritó – ¡aparece! ¡Vamos! – pero luego de un par de minutos nada pasaba – ¡¡apareces en los momentos menos oportunos y cuando te pido que lo hagas no lo haces!! – estaba realmente molesto. En medio de su rabia había lanzado varias cosas al piso – ¡aparece! ¡demonios! – gritó de nuevo casi desesperado. En ese momento vio hacia detrás de un closet. El chico estaba ahí, parecía asustado. Yuu se acercó a el amenazadoramente y este se encogió como si fuera a hacerle daño. Yuu se enterneció un poco con el gesto y se detuvo – ¿por qué apareciste justo en ese momento? – preguntó con molestia, había intervenido en su trabajo y eso no le gustaba – ¿por qué después de desaparecer por tanto tiempo?

 

-          No desaparecí... Es sólo que tú no querías verme... Hoy... No pude quedarme quieto y no intervenir... Ella sufría... Lo siento, si no quieres verme me esconderé... – susurró.

 

-          ¿Te esconderás? ¿No puedes simplemente desaparecer? – el chico negó.

 

-          No... No puedo desaparecer, normalmente soy invisible para todo el mundo. Eres tú el único que me puede ver... No puedo desaparecer, sólo esconderme de ti...

 

-          Y no has probado... ¿Alejarte de mí? ¿quizás? – su tono era de incredulidad y algo de burla hacia el chico, quien negó.

 

-          No puedo... – Yuu lo miró con los ojos muy abiertos

 

-          ¿¡Cómo no vas a poder?! ¿Dónde estabas antes de que llegara al hospital? –

 

-          Realmente... Sólo merodeaba alrededor del hospital. Cuando tú llegaste... Hay algo... Que me une a ti... Siento que hay algo en ti que me pertenece – Yuu negó en un gesto de no entender nada.

 

-          Aún no descarto que seas una alucinación – dijo a pesar de no creerlo realmente. El chico subió la mirada, retándolo con la expresión. Se acerco a él, traspasándolo y dándole escalofríos al instante – una alucinación no te puede hacer sentir nada. Además... Ven... – toco su mano (o al menos hizo el gesto de tocarlo) antes de atravesar la puerta. Yuu lo siguió. Vio como el chico se quedaba parado viendo a su alrededor antes de fijarse en una persona. Se paro frente a un hombre que iba pasando, volteó a ver a Yuu sin quitar su expresión desafiante, antes de pasar a través de él. El hombre se quedó estático, abrió mucho los ojos y tembló levemente antes de seguir caminando.  A los segundos estaba de nuevo junto a Yuu – tampoco una alucinación puede hacer sentir cosas a los demás – Yuu lo miró fascinado. No podía creer que esto le estuviera pasando a el. Conocer un fantasma amigable... Todo parecía tan de película de Casper.

Rió por lo absurdo de la situación. Y tuvo que volver a entrar a la habitación para no parecer un loco riendo en medio de los pasillos del hospital.

El chico lo miraba curioso pero no dijo nada.

 

-          Lo siento – logró decir en medio de la risa – pero es que... Es que... No hay manera de creer lo irreal que es esto... – volvió a reír. Pero tuvo que detenerse ya que su localizador comenzaba a sonar. Se arregló rápidamente para atender el llamado y cuando volvió a mirar, no vio al otro chico.

 

Pasaron un par de semanas sin volver a ver al otro. No sabía si le gustaba la idea de un fantasma siguiéndolo a pesar de que no lo veía. Pero mientras no volviera a interferir en su vida todo estaría bien.

 

Sin embargo, terminó preguntándose más y más cosas del otro. ¿Cómo habría muerto? ¿Hace cuanto? ¿Cómo se llamaría? ¿Qué edad tendría? Era inevitable pensarlo por más que no quisiera hacerlo. Además del hecho ese del porque él, era el único que podía verlo. ¿Que era eso que los unía?

 

Sin quererlo estaba comenzando a querer verlo.

 

Una noche libre trató de llamarlo mientras estaba en su hogar pero no paso nada. Así que Yuu supuso que sólo aparecía en el hospital.

 

Al día siguiente en un momento de descanso, en la misma habitación de la vez anterior, se acostó en la cama tranquilo por un rato a ver si pasaba algo, pero nada. El chico ni siquiera se había presentado en medio de las emergencias que había tenido que atender.

 

¿Se habría ido?

 

-          Tienes tiempo sin aparecer... – susurró. Algo se movió entre las sombras y Yuu sonrió involuntariamente.

 

-          Tu no quieres verme – susurró la voz del otro desde donde estaba.

 

-          Quiero... Me gustaría verte... Me intrigas... – en un parpadeo estaba junto a el. Muy cerca, y Yuu se permitió observarlo como no lo había hecho. Era extremadamente pálido, eso ya lo había notado, pero no había visto sus ojos, aunque casi transparentes se veía que eran de un marrón claro precioso, su piel se veía suave y delicada, y sus labios eran gruesos y con una forma peculiar. El cabello castaño le caía un poco más arriba de los hombros con un corte moderno, por lo que Yuu asumió que al menos no había muerto hacía 60 años. Reaccionó con este pensamiento, recordando lo que quería saber del otro – ¿Cómo te llamas? – al parecer el otro no se esperaba esa pregunta porque lucía realmente contrariado.

 

-          Yo... – comenzó a hablar. Su expresión empezó a cambiar con cada segundo. Estaba temblando y al momento Yuu pudo ver que unas lágrimas casi invisibles como su dueño aparecían en su rostro. El médico supo que había hecho algo mal, pero no sabía exactamente, que –... Yo... No.... No lo recuerdo... – susurró, su voz ahogada. Al parecer acababa de percatarse de ese hecho. Hizo un sonido de desesperación, y llevó una de sus manos a su cabeza, pero sólo parecía alterarse con cada segundo. Yuu no sabía como sería un fantasma alterado y tampoco quería enterarse, así que trató de resolver lo que había causado.

 

-          ¡Hey! ¡Pero de alguna manera tengo que llamarte! ¡Ya se! Te diré... Uhmm... Un nombre no es algo que se escoja a la ligera... – murmuró mientras el otro lo veía a la expectativa y en medio de hipidos – ka... No... Algo más bonito... Uruha... – el chico abrió mucho los ojos y dejó de temblar.

 

-          ¿Qué...qué significa? – Yuu se sonrojó de inmediato. No había pensado que tendría que explicárselo.

 

-          Significa... Belleza y... P... Perfección – balbuceó. El chico sonrió.

 

-          Me gusta. Gracias... – susurró.

 

Estuvieron en silencio unos minutos hasta que Yuu se decidió a romperlo.

 

-          Entonces... ¿no recuerdas nada de...antes? – el ahora llamado Uruha se sentó frente a él en el suelo. Lo pensó por un rato, incluso cerró los ojos para concentrarse más. Pero cuando volvió a abrirlos la frustración se podía leer en su mirada. Negó lentamente ¿y... no recuerdas como pasó?

 

-          ¿Qué cosa? – Yuu no quería ser tan directo... Suponía que sería un tema sensible, pero su curiosidad lo sobrepasaba.

 

-          Tu... Tu muerte... – susurró. Uruha jadeó. Volvió a negar lentamente a negar lentamente – ¿y por qué...Por qué sigues aquí? ¿Por qué no has cruzado? – Uruha se encogió de hombros.

 

-          He visto  "la luz"… – hizo el gesto de comillas con sus manos –…miles de veces. Pero nunca es para mí. Nunca puedo pasar

 

-          ¿¡Por qué?!

 

-          Ni idea...

 

-          ¿Y si es como en las películas? ¿Qué tienes qué completar algo para poder hacerlo? ¿Una misión o algo? – Yuu sonaba emocionado, pero la expresión de Uruha era de desesperanza. Yuu cayó en cuenta – claro... Si no recuerdas nada. Lo siento... - Uruha sonrió.

 

-          Está bien... – susurró.

 

-          ¿Y hay otros como tu? ¿Qué no hayan podido cruzar?

 

-          Normalmente si no pueden cruzar se van a los sitios qué conocían cuando vivían... La mayoría cruza inmediatamente cuando muere, aquí en el hospital no he visto ninguno qué merodee como yo. Aunque... Allá abajo... – su voz se fue apagando y tembló levemente – hay unos qué... – pero no pudo seguir hablando. Se puso incluso más pálido de lo qué era y en ese momento sonó el localizador de Yuu. El médico lo miró algo preocupado. Pero tenía que irse.

 

-          ¡Nos vemos luego! – exclamó y salió del cuarto de inmediato. Uruha sonrió antes de salir por igual. Como siempre, tratando de que no lo viera.

 

En dos meses Yuu pasó, de ser un interno más, a uno de los más apreciados en el hospital. No precisamente por sus habilidades, no, aunque era un excelente médico, habían mejores, pero, ninguno tan dedicado como el.

O al menos eso era lo que veía todo el personal del hospital.

Yuu comenzó a trabajar mas guardias, de manera casi seguida, incluso pasaba 3 días en el hospital sin irse a su hogar, trabajando. Cuando realmente, el trabajo era la excusa. El hospital era el único sitio donde podía ver a Uruha, por lo que trataba lo mejor que podía en pasar la mayor cantidad de tiempo posible en este lugar.

Gracias a esto tenía varios reconocimientos por parte de sus superiores, mientras que a Yuu lentamente dejaron de importarles todos los halagos por su dedicación, solo le importaba el momento en el que pudiera estar a solas y reírse con Uruha de la ironía de la situación.

 

Yuu pensaba que no tendría ningún problema en que la situación siguiera así, sin importar el tiempo que pasara. Era como un amigo muy intimo, solo para él, a su naturaleza egoísta le gustaba esto. Le hubiera gustado ayudarlo, pero Uruha parecía muy bien como estaba, y si no recordaba quien era, tampoco había manera de hacerlo.

 

Y permaneció con ese pensamiento hasta que las cosas dejaron de salir como quería. Yuu no pudo dejar de notar como Uruha palidecía (mas aun) cada vez que pasaban frente a la puerta que conducía al sótano, y por lo tanto, el lugar a donde llevaban los cuerpos sin vida, además de otras cosas, pero Yuu sabía que era la morgue lo que lo ponía así.

 

-          ¿A que le tienes tanto miedo? – susurró, apenas separando los labios para que no lo vieran. Uruha dio un respingo y volteó a verlo. Normalmente no le hablaba si estaban en público. Yuu pudo ver como se incomodaba un poco antes de responder.

 

-          No se de que hablas…Yo…Yu… – leyó la insignia del médico  y parpadeó un par de veces – ¿Yuu? – susurró. El pelinegro lo miró incrédulo. Le hizo una seña casi imperceptible y ambos entraron en un cuarto que parecía un depósito. Uruha se veía realmente turbado.

 

-          ¿Te acabas de olvidar de mi nombre, Uruha?

 

-          ¿Uruha? – preguntó extrañado. Yuu no podía estar mas sorprendido – ¡oh! ¡Uruha! ¡yo! Si… ¡No! No me olvidé de tu nombre es solo… es solo que… – estaba realmente nervioso, y su voz sonaba realmente quebrada.

 

-          ¿Uru… qué está pasando? – el castaño negó varias veces y trató de calmarse, pero no pudo. Se dejó caer al piso y tapó su rostro con sus manos.

 

-          ¡Estoy olvidándolo todo! ¡no quiero ser como ellos! ¡no! ¡no! – estaba gritando con desespero. Poniendo a Yuu nervioso a pesar de saber que nadie oiría los gritos del otro hombre.

 

-          ¿Cómo quienes? ¿Uruha qué pasa? – Uruha hizo el ademan de respirar profundamente para calmarse por un rato hasta que finalmente lo logró.

 

-          Los del sótano… – murmuró.

 

-          ¿Los del sótano? ¿Qué son los del sótano?

 

-          Son… son como yo… n-no han cruzado… p-pero… ellos… ellos, lo olvidan todo… todo…solo son unos… espectros… que… que… están ahí, y se alimentan de la vida… de la cordura… de los recuerdos… – su voz se iba apagando cada vez más. Sus ojos se unieron con los de Yuu, quien pudo ver la total desesperación en la mirada del otro – t-tengo tanto miedo Y-Yuu… – estaba temblando. Yuu olvidó todo por un momento y se arrodilló junto a él para abrazarlo, irremediablemente traspasándolo. Pero a Uruha no pareció importarle ya que se acercó más al otro. Yuu se sentó apoyado en una de las paredes con Uruha entre sus brazos. Podía ver como el otro temblaba, como estaba apoyado en el, pero no podía sentir nada mas que frío envolviéndolo…

 

… Su único deseo en ese momento no fue éxito, no fue dinero, no fue salud,  no fue más, que poder sentir la piel y el calor del chico que tenia entre sus brazos.

 

Yuu no perdió el tiempo.

Intercalaba entre los pocos momentos libres que le dejaba el hospital, y pequeños recesos para las comidas, revisando todos los archivos de defunciones en el hospital desde hacía más o menos 5 años. Por la apariencia de Uruha, no creía que pasara más de ese tiempo.

Takanori, el más cercano de todos sus compañeros, se dio cuenta del stress en el que se encontraba el mayor. Ni siquiera comía, se pasaba los días entre el área de urgencias, los archivos, las rondas, los archivos, las consultas, y los archivos. Ni siquiera estaba seguro de si estaba durmiendo.

Uruha por su parte no soportaba verlo así, todos los días trataba de disuadirlo de su investigación, alegando que estaba bien, pero, aunque no había vuelto a olvidar los nombres de ambos, si olvidaba el de los objetos a su alrededor, lo que solo hacia que Yuu se concentrara mas en su investigación.

Takanori no pudo mas con la curiosidad de lo que hacia el otro médico, pero cuando trató de preguntarle solo logró que Yuu le lanzara una montaña de carpetas para que lo ayudara.

-          Ahí tienes… busca un chico… más o menos 22 años…

 

-          ¡Hey! Estoy seguro de que tengo más… quizás 24… – la voz de Uruha lo interrumpió pero este no volteó a mirarlo.

 

-          Quizás 24 – dijo ignorando la mirada de desconcierto del médico mas bajito – mide como 1.74…

 

-          ¡1.78! – exclamó Uruha ofendido.

 

-          1.76 cuando mucho – dijo entre dientes. Takanori lo miraba ya con un poco de miedo – tiene cabello castaño y cara de niña…

 

-          ¡Hey! – Uruha otra vez, pero lo ignoró por completo.

 

-          Yuu, pero… estos archivos son de personas… muertas – el mas alto asintió sin encontrar el problema – hablas de ese chico como si estuviera vivo. ¿Quién es? Digo… era.

 

-          Solo ayúdame ¿si? – Takanori resopló pero se sentó y comenzó a revisar las carpetas.

 

A pesar de que ahora contaba con la ayuda de Takanori, aún no había encontrado nada. Eran cientos y cientos de carpetas que revisar, además de que en realidad no confiaba en lo que pudiera hacer el otro médico, ya que este nunca había visto a Uruha.

 

Se estaba cayendo del sueño, de verdad que aunque fueran 5 minutos quería tirarse en una cama, pero estaba compensando a Takanori por su ayuda, por lo que estaba aparentando que escuchaba al otro medico hablar sin parar sobre uno de sus pacientes, mientras caminaban por el área de neurología. A Takanori le apasionaba esta área y Yuu poco a poco comenzaba a entenderlo.

 

Yuu recordó que ese era el lugar por donde había encontrado el collar e inconscientemente llevó una de sus manos a su cuello. Uruha lo siguió con la mirada y se quedó mirando el collar, extrañado. Yuu iba a preguntar el porque de esa mirada, pero algo lo entretuvo.

 

-          ¡Eres un idiota! ¡Tú no lo amas! ¡Solo estas aquí por que te sientes culpable! ¡Ya han pasado dos años! ¡Dos! – un chico gritaba frente a una puerta, en medio de unos sonoros sollozos. Takanori se acercó a él preguntando que pasaba mientras que Yuu prefirió quedarse alejado. Uruha se quedó junto a él, aunque Yuu pudo notar que estaba inquieto. El pelinegro que gritaba se disculpó con Takanori antes de secarse las lagrimas y volver a voltear a la puerta, hablando mas calmado – también era mi amigo… pero tienes que aceptarlo… te amo… te amo muchísimo, pero no te voy a esperar por siempre – dicho esto se alejó de donde estaba. Al voltear vio a Yuu, quien aun tenía el collar entre sus manos, sus ojos se abrieron con sorpresa, pero luego negó levemente antes de dirigirse a la salida del hospital. Para su asombro, Uruha lo siguió, pero Yuu no pudo seguirlos ya que Takanori le pidió que lo cubriera en una emergencia en otro piso, a lo cual no pudo negarse.

 

No volvió a ver a Uruha sino hasta la noche.

 

Este estaba sentado en la parte de arriba de la litera, y cuando Yuu entró, no dijo nada.

 

-          ¿Qué pasó?

 

-          Había algo raro en ese chico. Creo, que lo había visto antes – Yuu lo miró anonadado.

 

-          ¿¡En serio?! – no entendía le emoción que sentía. Pero Uruha no se inmuto. Se dejo caer hasta el suelo para quedar frente a Yuu y ver el collar que cargaba el medico.

 

-          ¿De donde sacaste ese collar? – preguntó ignorando la pregunta de Yuu. Este parpadeó un par de veces antes de responder.

 

-          Eh… lo encontré en uno de los pisos… hace mucho tiempo, como… – en ese momento dio un respingo. Como dándose cuenta de algo – ¡¿Por qué!? – exclamó, ahora fue el turno de Uruha de sobresaltarse.

 

-          No, no se. Es solo que… es como si… quisiera el collar

 

-          ¡es que es tuyo! – exclamó Yuu. Uruha lo miró confundido – ¡claro! Comenzaste a aparecer justo después que encontré el collar, y dices que sientes la necesidad de seguirme. ¡Es por eso! Seguro que era tuyo cuando estabas vivo y por eso te sientes atraído a el,  por eso… me sigues… – la verdadera razón de porque Uruha lo seguía, no le agradaba… realmente se esperaba otra cosa, algo mas mágico, mas sentimental… no un collar.

 

-          Pero, no lo recuerdo…

 

-          ¡No recuerdas nada! – estaba siendo mas brusco de lo que debía, pero no podía evitarlo. Uruha pareció ofendido por un momento, pero no dijo mas nada – ese chico… el que seguiste, también se quedo viendo el collar, quizás lo conocías cuando vivías, Takanori debe saber algo… – comenzó a divagar. Uruha trato de interrumpirlo.

 

-          Yuu…

 

-          Si, Takanori debe saber algo de él. Ahorita lo llamó y le pregunto como se llama. Quizás podamos salir de esto rápido, ver quien eras y todo eso y…

 

-          ¡Yuu…!

 

-          Y… que finalmente te vayas… – murmuró finalmente, ignorando los llamados de Uruha. No sabía que estaba sintiendo, pero la expresión dolida de Uruha en ese momento, seguramente le dolía mas a el que al mismo castaño.

 

-          Si no me quieres ver mas solo pídemelo… no tienes porque tomarte tanto trabajo en descubrir quien era, cuando fácilmente puedo volver como al principio y permanecer sin que me veas – le espetó – si no me quieres ver más, me iré… o si es verdad lo del collar déjalo en cualquier lugar y me quedaré ahí… déjalo en un closet… o un deposito… lánzalo al mar ¡Haz lo que quieras! – la voz del castaño se estaba quebrando. Yuu no podía dejar de mirarlo, hubiera dado todo, todo lo que tenía por abrazarlo – si no me quieres ver… solo…

 

-          ¡¡Ese no es el maldito problema!! – exclamó sin poder soportarlo más. De un solo movimiento se quitó el collar y lo lanzó al otro lado de la habitación. Tan solo pudo ver los ojos de Uruha mirándolo con sorpresa y dolor antes de salir del lugar.

 

Sus ojos se habían llenado de lágrimas y sentía una terrible opresión en su pecho. No quería sentir todo lo que estaba sintiendo. Esa gama de sensaciones, de sentimientos, esa incertidumbre de no saber que hacer.

Ese egoísmo de querer tener a Uruha siempre a su lado y saber que no iba a poder ser.

Saber que no podría tocarlo, no podría sentirlo nunca.

 

Esa terrible frustración de haberse enamorado de un fantasma…

 

_

 

No supo lo que hacia, fue un arranque que decidió aprovechar, y en menos de lo que pudo notar ya había subido a la azotea del hospital.

Quería estar para siempre con Uruha, y esa era la única forma que había podido imaginar.

 

No había dado siquiera un par de pasos para acercarse al borde cuando lo escuchó.

 

-          Yuu… – fue solo un susurró, pero aun así el medico se volteó inmediatamente – no es el collar… no es el collar, eres tu… – pudo decir el castaño antes de sollozar con fuerza – no estoy unido al collar… es a ti… no quiero dejarte… no quiero irme… no quiero desaparecer, no quiero – Yuu dio media vuelta y se acercó al otro. Quedándose parado un par de centímetros antes. No podía abrazarlo.

 

-          Si estoy muerto… ¿Podría tocarte? – Uruha abrió los ojos exageradamente y asintió levemente sin pensarlo demasiado. Yuu sonrió triunfante – yo tampoco quiero dejarte… – susurró antes de dar media vuelta y seguir con lo que había empezado, pero el grito de Uruha lo detuvo.

 

-          ¡NO! ¡Yuu no! Si saltas… si saltas será un suicidio Yuu… – murmuró. El medico asintió sin encontrarle lo malo – ¡si te suicidas lo perderás todo! No podremos estar juntos… no te darás cuenta de lo que hiciste… y volverás a subir, y volverás a saltar… toda la eternidad Yuu… no me veras, y me condenaras a mi también a ver como mueres una y otra y otra vez – dijo en medio de sollozos, parecían que ambos compartían la misma desesperación, Yuu lo miró desesperanzado.

 

-          Entonces no hay manera… – Uruha negó. Yuu se llevó las manos a su rostro y gruñó con frustración – ¡no sabes lo difícil que es esto para mi Uruha! quiero tocarte… quiero… sentirte… quiero, quiero besarte Uru. Es horrible no poder besar a la persona, de la cual te estas enamorando – susurró. Uruha parpadeó y Yuu pudo ver unas cuentas lágrimas rodando por su rostro – no saber si hacerle caso a tu egoísmo y quedarme junto a ti hasta que pierdas toda clase de conciencia, o hacer lo correcto y ayudarte a descubrir quien eres y que puedas cruzar.

 

-          No decidas por mi… no quiero cruzar, no quiero saber quien era, no quiero mas nada que seguir como estamos Yuu, estar contigo, seguirte a todos lados, no me importa mas…

 

-          ¡Pero eso no es vida! – trató de rebatirle

 

-          Yuu… si no te has dado cuenta, no estoy vivo – dijo el castaño sonriendo. Yuu no pudo mas que sonreír por igual – no quiero que te agotes mas por mi culpa, ve a dormir ¿ok? Seguiré aquí cuando despiertes… – susurró. Yuu quien de repente se sentía terriblemente cansado, asintió. Apagó su localizador y se dirigió a una de las habitaciones, donde se durmió tan pronto su cabeza tocó la almohada.

 

_

 

Los gritos de Takanori lo despertaron, se sentó en la cama inmediatamente tratando de darle sentido a lo que le estaba diciendo el otro, pero no pudo. Vio alrededor del cuarto buscando a Uruha y no se quedo tranquilo hasta que este apareció detrás del otro médico.

 

-          Taka necesito que me cubras hoy – dijo de la nada.

 

-          ¿¡Es que no oíste nada de lo que te acabo de decir?!

 

-          No… realmente… no – murmuró algo apenado – ¡pero realmente lo necesito! ¡haré lo que quieras!

 

-          … – Takanori lo dudo por unos segundos antes de acceder – ¡Pero mañana me ayudas en Neuro! – Yuu asintió enérgicamente antes de agarrar todas sus cosas y salir de la habitación. Uruha lo siguió.

 

-          ¿Qué harás? ¿Saldrás hoy del hospital? ¿Cuándo volverás? ¿A qué hora? – Uruha se oía realmente angustiado, Yuu no pudo evitar compararlo con una novia celosa y sonrió con la idea. Se aseguro de que nadie estuviera viéndolo antes de murmurar.

 

-          Saldremos. Tú y yo.

 

-          ¿¡Qué!? ¡Pero yo no puedo salir!

 

-          ¿No dices que estas unido a mi? Si yo salgo, tú también – dijo Yuu antes de seguir su camino. Uruha lo siguió algo nervioso, y cuando este salió del hospital y siguió de largo, Uruha no se movió. Yuu se volteó unos cuantos metros mas adelante y le hizo una seña. Cerró los ojos con fuerza y pasó.

 

Cuando los volvió a abrir estaba frente a Yuu y ambos sonrieron emocionados. Uruha se acercó al otro como si quisiera abrazarlo, sin ningún resultado. Al menos pudo sentir un poco el calor del otro y suspiró al hacerlo.

 

Yuu montó en un carro cercano y Uruha lo miró.

 

-          ¡Está modificado! – exclamó el castaño con emoción.

 

-          Si – dijo el otro sin mucho interés. Uruha se sentó junto a el en el puesto de copiloto mientras miraba el interior maravillado.

 

-          ¿Te gustan los carros? – el castaño asintió. Yuu sonrió – eso es sexy…

 

-          ¿Qué? ¡A todos los hombres le gustan los carros!

 

-          ¿A todos? A mi no me llaman mucho la atención. Que a ti te gusten me parece sexy – Uruha rodó los ojos. Sin darse cuenta ya Yuu había arrancado e iban en rumbo desconocido.

 

-          Entonces, ¿Por qué tienes un carro modificado?

 

-          Es de mi hermano – dijo encogiéndose de hombros. Uruha se le quedó mirando.

 

-          Me gustaría conocer mas cosas de ti – susurró. El medico asintió.

 

Ese día sería inolvidable para ambos, hablaron todo el día, de cosas triviales y sin importancia, los lugares a los que fueron tampoco fueron importantes, ese día, solo importaron ellos, en el mundo no había mas nadie.

A Yuu no le importó en lo mas mínimo que la gente pensara que estaba loco hablando solo. Mientras pudiera ver a Uruha feliz, fuera de ese hospital tan triste, y aprovechar el poco tiempo que pudiera tener con el, todo lo valía.

 

-          Eres cruel Yuu… muy cruel – dijo el castaño fingiendo tristeza, viendo como el otro disfrutaba de su almuerzo, mientras que el solo podía mirar. Yuu rió y comenzó a hacer sonidos muy parecidos a gemidos mientras comía. Uruha rio con ganas.

 

-          ¿Cuál es tu comida favorita? – preguntó por inercia. Solo después se dio cuenta de su error, pero Uruha al parecer no lo hizo.

 

-          Me encanta el espagueti, y ¡los bento! Amo los bento…  y odio, ¡odio las aceitunas! – exclamó sin notar que Yuu lo miraba anonadado. Cuando miró la expresión del otro, reaccionó y también puso la misma expresión de incredulidad.

 

-          ¡recordaste!

 

-          ¡recordé! – ambos hablaron al mismo tiempo. Y Uruha comenzó a reír, con verdadera emoción y alegría.

 

-          Quizás recuerdes mas cosas, ¿probamos? – el castaño asintió.

 

-          ¿Tu color favorito?

 

-          Eh… el morado… – dijo, no muy seguro – parece que antes me gustaba el morado y después ya no – se encogió de hombros.

 

-          ¿Futbol o beisbol?

 

-          Futbol… definitivamente.

 

-          ¿Café o Té?

 

-          ¡Café!

 

-          ¿Calor o frío?

 

-          …calor… – murmuró con añoranza. Yuu aprovechó que el otro estaba concentrado para preguntar lo siguiente.

 

-          ¿Cuál es tu nombre?

 

-          … – Uruha lo miró a los ojos sorprendido antes de responder – Uruha, me llamo Uruha. ese es el único nombre que importa – dijo. Yuu pudo ver la decisión en sus ojos, así que dejo el tema. Suspiró antes de intentar con otra cosa.

 

-          ¿Estudiabas o trabajabas?

 

-           Estudiaba, estudiaba ingeniería mecánica en la universidad de Tokyo – recitó, como si se lo supiera de memoria.

 

-          ¡Wow! Eso explica porqué la emoción con el carro. ¡¡Pero estas recordando más cosas!! ¡Eso es genial! Si sigues así pronto sabrás más cosas de ti y podremos...

 

-          No, Yuu... Sólo se que lo hacía, me llegó a la mente de repente, no recuerdo nada de mientras estudiaba...

 

-          ¡Pero es algo! – Uruha resopló y se levanto de donde estaban. Yuu lo siguió algo decaído, Uruha definitivamente no quería que lo ayudara. Afortunadamente el ambiente tenso entre ambos desapareció de inmediato.

 

Tan pronto llegaron al hospital Takanori estaba en su hora de descanso y no pudo impedir que Yuu lo arrastrará de nuevo a los archivos.

 

-          ¡Tengo una nueva pista! Era estudiante. Ingeniería Mecánica.

 

-          ¿Ingeniería mecánica? ¿en serio? – Yuu asintió – y era, alto, joven, cabello castaño… – pareció pensar algo por un rato – ¿y de que murió?

 

-          No lo sé.

 

-          Yuu… ¿De dónde lo sacaste? ¿Por qué quieres saber algo de alguien que nunca has visto y del que solo sabes datos tan básicos y tan… nulos?

 

-          Solo ayúdame ¿ok? – Takanori se quedó callado un par de minutos antes de hablar. Había algo que venia dándole vueltas en la cabeza desde que escuchó lo que estudiaba el personaje al que buscaban.

 

-          ¿sabes Yuu?… en Neuro hay un paciente que…

 

-          Taka, mañana hablamos lo que quieras de Neuro pero, necesito seguir buscando.

 

-          No lo necesitas, eres un necio que no me escucha, y hace cosas que no quiero a pesar de que me afectan directamente – Uruha habló muy cerca de él. Sobresaltándolo, ya que había estado callado todo el rato. Yuu no hizo nada para demostrarle al otro que lo había escuchado y permanecieron en silencio por un buen rato – ¡un niño! – exclamó Uruha de repente.

 

-          ¿Un niño? – preguntó Yuu antes de darse cuenta que había hablado en voz alta. Uruha salió casi disparado a través de una de las paredes, sin importarle que Takanori estaba recostado a esta. El menor de los médicos abrió mucho los ojos y se sentó de golpe.

 

-          ¿¡Qué demonios fue eso?! – exclamó. No se hubiera asustado tanto, si no hubiera visto a Yuu seguir algo con la mirada al instante que ese frio lo atravesaba. Pero el otro no le respondió nada sino que salió del archivo sin decir ni una palabra.

 

Yuu estuvo varios minutos dando vueltas alrededor del hospital antes de poder encontrar al castaño. Uruha volteó a mirarlo de inmediato, se veía preocupado.

 

-          Murió un niño – susurró – ¡pero en lugar de cruzar comenzó a correr por todo el hospital! ¡Es peligroso! ¡si baja no podrá salvarse!

 

-          ¡Yuu! ¡de verdad necesito tu ayuda en Neuro! Ya son las 12, ahora comienza mi turno y…  – Takanori había aparecido detrás de ellos – aunque estas actuando muy raro, creo que necesitas dormir, acompáñame un momento y después te vas a dormir ¿ok? – Yuu volteó a ver a Uruha sin saber que hacer.

 

-          Yo buscaré al niño. Te encontraré en donde estés – le sonrió, antes de alejarse. Y Yuu siguió a Takanori hasta el 3er piso. Lo ayudo en su guardia por un rato, antes que el más bajo lo mandara a dormir.

 

-          Te haré saber con el localizador si te necesito – le dijo y Yuu salió del lugar, pero en lugar de lo que el otro médico creía, comenzó a buscar a Uruha. no le costó mucho encontrarlo. Al parecer el otro no era el único que sentía la conexión.

 

-          Tienes que irte de aquí, no puedes quedarte… ¿Por favor? En el otro lugar hay muchos lugares bonitos donde jugar… y hay dulces, y galletas… ¿Te gustan las hamburguesas? ¿Si? – Yuu no podía ver al niño, pero sabía que Uruha estaba hablando con el – ¡oh! ¿Él? – volteó a ver al médico y le sonrió – el es mi amigo Yuu. Yuu, dile hola a Takashi – le ordenó.

 

-          H-hola Takashi – balbuceó sin saber hacia donde mirar. Uruha volteó de nuevo a donde Yuu suponía que estaba el niño.

 

-          Si, él está vivo – de repente Uruha abrió los ojos casi exageradamente y se alejó un poco del niño – no, yo no estoy vivo… es en serio, ¿Por qué dices que no…? ¡HEY! – Uruha volteó de repente, y siguió con la mirada al niño que al parecer había salido corriendo. Corrió detrás de él y Yuu detrás de Uruha – ¡NO! – exclamó el castaño de repente. Yuu no entendía nada, cuando este se quedó parado al frente de la puerta que daba al sótano, mirando hacia adentro con aprehensión.

 

-          No… no, no ¡Uruha no! – gritó Yuu, al ver como este volteaba a verlo con una expresión indescifrable. Alargó una de sus manos para tratar de detenerlo, pero el aire se escapó entre sus dedos, al tiempo que Uruha comenzaba a bajar las escaleras.

 

Lo siguió tratando de disuadirlo, desesperándose con cada paso que daba, pero Uruha se negaba a cada momento.

 

De repente un frío, diez veces mas terrible que cuando Uruha lo abrazaba, comenzó a envolverlo. Uruha parecía congelado, comenzó a murmurar cosas sin sentido, y de un momento a otro comenzó a alejarse, pero después se arrepintió y siguió avanzando.

 

-          ¡T-Takashi! – exclamó, su voz temblaba demasiado y seguía ignorando las suplicas de Yuu para que saliera. Dio un par de pasos más, lentamente, como haciendo un gran esfuerzo, antes de caer al suelo – ¡Yuu! – gritó, y de sus labios escapó un sollozo – ¡Yuu ayúdame! ¡Están en todos lados! ¡Yuu! – el médico se acercó a él, viendo con impotencia, como sus manos traspasaban una y otra vez el cuerpo del otro, quien ahora había comenzado a retorcerse en el suelo. Yuu gritaba el nombre del otro una y otra vez, desesperado y con las lágrimas cayendo sin parar de sus ojos, y para completar el momento, su localizador comenzó a sonar insistentemente. Decidió ignorarlo y colocó su cuerpo sobre la forma fantasmal del otro, que Yuu quería creer que eran ideas suyas, pero comenzaba a verse más pálida.

 

Solo bastó que su cuerpo lo rodeara por completo para verlo.

 

Cientos y cientos de formas fantasmales, oscuras, harapientas, y sin formas definidas se estaban arremolinando a su alrededor. Yuu trató a proteger más al otro, pero cual fue su terror al ver como estas formas, seguían atacando a Uruha, pasando a través de él con facilidad.

 

-          Vete… – susurró Uruha, su voz totalmente ahogada, y Yuu quería seguir convenciéndose que no estaba mas transparente, a pesar de que podía ver perfectamente a través de él – vete  Yuu… aún no te afectan, pero p-pronto lo… lo harán… ¡vete! – pero este solo se apegó más a él, llorando y negando una y otra vez – Yuu… esa persona te necesita, te están llamando porque alguien te necesita – su voz sonaba cada vez más apagada – te amo… – susurró, colocó sus manos en el rostro del otro hombre, acariciándolo – te amo – repitió – por favor…

 

Casi como un autómata, Yuu se levantó de donde estaba, temblando de miedo a pesar de que ya no veía las sombras. Se dio medio vuelta, y salió corriendo del lugar. Mientras subía al lugar desde donde Takanori lo estaba llamando, no podía evitar preguntarse, ¿Por qué no se había quedado? Moriría con Uruha, así fuera como horribles espantos, estarían juntos toda la eternidad. ¿Por qué no se había quedado?

 

Ya se estaba planteando, devolverse, pero había llegado al tercer piso, donde había un gran revuelo.

 

-          ¡Doctor! ¿¡Qué le pasó?! – una enfermera lo interceptó. Yuu supuso que no debía verse muy bien, aún estaba temblando, seguía en una especie de shock, y sabía que las lágrimas no habían dejado de salir de sus ojos – ¡Lo necesitamos! ¡El paciente de la habitación 305 entró en paro cardio-respiratorio!  El doctor Matsumoto está teniendo problemas y… – Yuu no necesitó oír más, corrió hasta el lugar, su instinto como médico actuando primero que él.

 

La primera pista para saber que había algo más en lo que sucedía, fue ver en la entrada, totalmente pálido, al chico que había estado llorando y gritando en medio del pasillo hacia un tiempo.

 

Su corazón latía con fuerza cuando entró a la habitación.

 

Takanori estaba casi encima del paciente dándole masajes cardiacos, cuando vio a Yuu, sus ojos se abrieron esperanzados.

 

-          ¡Yuu! ¡E-él estaba en coma y… y de repente sufrió un paro! ¡Yuu acércate y ayúdame demonios!

 

Pero Yuu no se podía mover.

 

Sintió como si toda su alma se le escapara al verlo.

 

Era Uruha.

 

Uruha estaba ahí, acostado en la camilla, tan pálido como siempre, tan hermoso como siempre… pero era de carne y hueso, era real,

 

Como siempre había deseado.

 

Y lo estaba perdiendo.

 

 

 

 

Notas finales:

 Aclaración: Por si acaso en algunos paises es diferente. Los internos son los médicos que acaban de dsalir de la facultad y estan empezando a trabajar un par de años antes de hacer un post-grado.

Los Residentes son los médicos que estan estudiando su postgrado.

Y los especialistas y adjuntos son, bueno, aquellos que ya terminaron el postgrado.

 -Tomé estas denominaciones de Grey's anatomy que supongo que está doblado de manera internacional-


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