Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Noches de tormenta. por Karin186

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Un relámpago, el era justamente eso, eso y las pocas palabras –y difíciles además- con lo que podría describirlo, su cabello era electricidad pura y rebelde, cada hebra dorada de él brillaba con una extraña luz que jamás se apagaba. Su mirada triste que te ahuyentaba y a la vez te incitaba a quedarte siempre con él, protegiéndolo de todo incluso de su propia torpeza. Aunque claro, ambos sabíamos  que cuando había venido a mi era solo para dejar de sentir, aunque fuera por un corto tiempo, su soledad, aquella vieja amante que decidió aferrarse a él y que se negó a soltarlo.

Recuerdo ese día, es uno de los pocos que recuerdo la perfección, el día estaba oscuro más no pasaban más de las seis, el cielo crepuscular con sus tonos naranjas y amarillos era opacados por nubes grises con tonos más oscuros que estos, hacía calor y las pocas brisas traían consigo aire caliente que te sofocaba en poco tiempo. Lo vi, debajo de un farol parpadeante en un banco del parque, aquél de  la calle del boulevard cerca de la estación de trenes, y, no sólo observaba más allá de lo que tenía en frente, sino, más allá de aquella fuente apagada y vieja, ajeno de sí y de lo que ocurría a su alrededor. Su mirada siempre fue la misma, preocupada y triste como si estuviera a punto de llorar pero fuese incapaz de hacerlo, lloraba, y ,aunque fuera por dentro lo noté porque yo había sido o era como él y sabía que sufría. Me senté, casi a su lado y saqué y fumé un cigarrillo tras otro, y fue cuando quizás y hago énfasis en quizás, se percató por fin de mi presencia y me miró. Terminaba mi tercer cigarrillo.

La noche había caído.

— ¿Qué haces?—, preguntó confundido

Di un vistazo al cielo y a las estrellas que parecían tachonadas una a una en ese tapiz azul rey, le miré un segundo y calé el pitillo dándole fin.

—Estoy haciéndote compañía—.respondí al momento en que exhalaba el humo.

Sonrió irónicamente y no dijo nada más.

Fue entonces que comenzó a llover.

Se levantó y miró el cielo que se encendía sobre nosotros y parecía como si las mismas  gotas que caían sobre su rostro se confundieran con lágrimas camufladas que por fin podían ceder. Me miró de lado y sin decir una sola palabra me hechizó el verlo así, tan frágil y no pude hacer más nada que seguir sus pasos hasta llevarme al que se suponía era su hogar. Un cuarto, ó más bien un refugio improvisado en aquella fortaleza tan vieja como peligrosa e ilimitada

—No es lujoso ni nada pero aquí es donde crecí—. Y estando en toda la comodidad posible se despojó de la camisa oscurecida por la humedad y la exprimió para dejarla sobre un pedazo de escombro. Su piel era blanca, la toqué –no pude contenerme- y era tersa, era como acariciar una manta de seda y que tus manos sean tu guía hasta saciarte de aquél placer. Vi su rostro, sus ojos cerrados y él tratando de sentir un poco más, cerró su mano sobre la mía y ahora mi guía sobre ese lienzo de suave seda era él mismo. Recorrí su abdomen y subí, acaricié su rostro, me acerqué.

—Llevo mucho tiempo queriendo sentir así como lo hago ahora mismo—. Musitó con el poco aliento que tenía.

Era igual a un relámpago, peligroso y cautivador y salvaje y mil veces me repliqué a mi mismo el ser tan estúpido, era un estúpido por ser yo mismo el que elegía esto, Ginji era un relámpago y sabía bien que jamás podría atraparlo ni mantenerlo cerca, que un día estaría conmigo y al siguiente podría desaparecer eso lo sabía bien.

Ese día bajo la tormenta y aquél cielo encendido en flasheos nos sobraron las presentaciones o más bien no fueron necesarias. Nos conocimos de la mejor manera posible, mi piel y su piel parecieron fundirse y el calor afloró desde lo más profundo y nos envolvió como una llamarada, que, como era de esperarse duro tan poco que dejó con ganas de más.

 

Fuimos cómplices de muchas situaciones, fuimos compañeros y amantes, lo de nosotros no era una relación, una relación te ata, y nosotros, nos sentíamos más que libres.

—Ban las cosas andan mal…—, Ginji me reprochaba, y no era para menos. Ahora en ese momento fumaba mi décimo cigarrillo, era normal sentir tanta tensión después de regresar del ‘trabajo’ y acarrear otra muerte a tu factura, en simple hecho de pensar en qué fue lo que le había arrebatado a ese niñato me hacía estremecer, ahora sería él quien aprendería a vivir por su cuenta y sin ninguna ayuda del que era su padre. Hice pagar a un inocente de las porquerías que el maldito de su padre hacía. Cosas como esa no te dejan dormir por la noche, cada vez al cerrar los ojos me veía a mi mismo repitiendo la escena como el demonio que soy como si estuviera tatuada en mis párpados. Terminé el undécimo y me disponía a encender el siguiente.

— ¡Demonios! ¡Deja ya esa maldita porquería! ¡Acabarte las malditas cajas de cigarrillos  no hará cambiar el hecho de que mataste a ese hombre! —. Gritó alterado. Lo miré por el rabillo del ojo al arrebatarme el pitillo de la mano.

—Aunque no sea así, me tranquilizaba un poco pensar que podía hacerlo— Le sonreí un poco forzado a hacerlo, derrumbándome, dejándome caer de espaldas en el escombro donde me encontraba sentado.

—Odio ver cómo matas a las personas por este maldito trabajo—, se atrevió a decir

—Entonces no lo veas…—musité observando la noche oscura, y adornada.

No era yo, y yo sabía más que nadie lo que me costaba el arrebatar vidas pero, era mi naturaleza, era un demonio cuando lo hacía, y ese demonio no veía razones, sólo era un ser egoísta que hacía lo que le viniera en gana. Esa, sabía bien, sería mi perdición algún día en el que Ginji no estuviese para detenerme.

—Odio ver la muerte. ¡Soy huérfano y es por eso que la odio! ¡Odié el día en que vi morir a todos mis compañeros frente a mí, no quiero que más chicos sufran lo que yo sufrí en esa maldita fortaleza, en donde tienes que sobrevivir a cualquier costo!

Y fue cuando me di cuenta que él estaba cargando con todos los horrores que había cometido, cuando se soltó a llorar como nunca le había visto y se lamentó toda la noche por su pasado trágico y el futuro al que había condenado a aquél chico. Ni siquiera mil disculpas fueron suficientes. Lo hecho, hecho estaba.

Ginji sabía que nunca sería lo que esperara de mi, aún así fui más allá de lo que yo mismo podía ser y todo por él. Y él lo sabía, así como también sabía que si decidía marcharse yo no le detendría. Ginji estuvo conmigo durante más de tres otoños y se marchó al invierno siguiente.

Ginji se marchó un día nublado, en el que una tormenta se avecinaba al igual que el día de nuestro primer encuentro, sin decir nada, sin siquiera verme para despedirse, se marchó el día siguiente de una noche que pareció eterna –o al menos en ese entonces- en la cual me dejó cumplir todas y cada una de mis fantasías, la primera vez que realmente me sentía uno con él, con Ginji, la persona que amé en secreto, porque bien sabia que jamás podría retenerlo, ni yo, ni nadie por más que quisiésemos. Aquélla noche en la que me repitió mil y un veces que me amaba aferrándose a mí, y en donde lloraba en silencio fingiendo agitación.

Y hoy, hoy es el quién sabe cuál aniversario de su partida, y nuevamente el cielo: gris y oscuro. Él me conoce, me conoce un poco más de lo que me conozco yo mismo, inversamente proporcional a lo poco que le conozco yo a él. Y, lo sabe.

El me amaba, no. Me ama, su mirada en todas y cada una de sus facetas me lo decía, y su cuerpo me lo gritaba, me ama, pero también ama su libertad y entre ella y yo, aquí habla el perdedor, y sé que está allá afuera, contemplando como el cielo se enciente una y otra vez detrás de los nubarrones grisáceos, así también como sé que regresará y cómo se irá al día siguiente.

Y el volverá, así con lo hizo hace años, volverá el día en que se canse de ser libre y necesite sentirse amado nuevamente y de ahí solo él sabrá lo que pasará.

Notas finales:

Bueno esta historia nació durante un día completamente soleado ¿Irónico no? 

Simplemente nació al recordar cuando emitían este anime en televisión. Quise plasmar los sentimientos de Ban en especial, el cómo se sentiría impotente si algún día Ginji se marchara de su lado si se hubieran conocido en circunstancias diferentes.

Gracias por leer~

Sus reviews dan ánimos de seguir escribiendo :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).