Naruto Uzumaki un estudiante de universidad, de 20 años de edad, con ojos tan azules como el mismo cielo, piel levemente bronceada, con tres tiernas marquitas en cada mejilla, normalmente alegre ahora se encontraba un poco deprimido la causa es simple, en sus vacaciones había conocido a un hombre 7 años mayor que él, de cabellos negros atado en una coleta baja, ojos negros como el carbón y piel clara, con una ojeras que no le quedaban para nada mal, ese hombre de por sí apuesto era el responsable de su actitud, le había prometido que se iba a contactar con él pero desde hacia ya más de 2 meses que no sabía nada, no se había contactado en ningún instante y eso le provocaba una mezcla de emociones, ira, tristeza, desesperación y más tristeza.
Un día ya harto de esperar sus llamadas, el rubio decide olvidarse de él y junto a sus amigos acuerdan ir a una discoteca a divertirse y pasar el rato como jóvenes normales; el local era grande y una gran pista de baile en el centro, entra junto a su compañeros y se van a sentar a una de las mesas del rededor de la pista, donde rápidamente fueron atendidos y pidieron diversos tragos, los cuales no tardaron en llegar a la mesa. El rubio se encontraba muy cómodo en compañía de los demás cuando siente una penetrante mirada puesta en su persona y rápidamente volteo a ver quien era encontrándose con una mirada negra que el conocía muy bien, tanto que le pareció que lo que veía era un espejismo así que sacudió la cabeza y volvió su atención a sus compañeros con los que siguió conversando. Pero no le sirvió de mucho ya que aun sentía la mirada penetrante de aquel atractivo ojinegro y solo eso bastaba para que en cada instante necesitara más el sentir sus manos rodeando su cintura, necesitaba el sentir como lo besaba, necesitaba sentirlo cerca para calmar sus instintos que en ese momento se hacían cada vez más presente, y necesitaba que le quitara todas esas sensaciones que le estaba provocando con solo su mirada.
Mientras tanto el moreno no desperdiciaba ningún instante el mirar las acciones del rubio que vio llegar, que pensó no volver a verlo pero no, allí estaba él, tan hermoso como siempre, se sintió tan bien al verlo entrar por la puerta de la discoteca y más la ver como lo miraba con esos ojos tan puros como ningún mortal podría tener a excepción de ese chiquillo, aunque el contacto fue pequeño pero vasto para poder comprobar que no era una ilusión que su mente creaba jugándole una cruel broma, lo contempló por un largo rato hasta que uno de sus acompañantes lo sacó de sus recuerdos.
- ¿Itachi, estas bien?- pregunto un tipo raramente de piel azul.
- Si, estoy bien, ¿A qué viene esa pregunta?- lo miró desinteresado.
- Bueno, para ser sincero es normal verte cayado pero esta vez es distinto, como si no estuvieras aquí- comentó el mismo chico.
- Kisame no moleste- volvió su atención al rubio, descubriendo algo le interesó mucho- jeee… me marcho, cuando se vayan no se preocupen por mi vuelvo por mi cuenta- dijo alejándose de la mesa dejando a sus acompañantes con caras interrogativas.
- ¿Qué bicho le pico?- preguntó la única mujer del grupo, a lo que los demás respondieron con levantamiento de hombros.
Itachi caminaba lento hasta la mesa donde se encontraba su rubio solo ya que sus compañeros se fueron a bailar junto a unas chicas que conocieron. Sin perder tiempo enrollo al menor entre sus brazos y lentamente comenzó a besar su cuello; el menor que en un principio se asustó por el contacto al reconocer esa calidez y esos brazos, se impresionó y todo pensamiento de huida se vieron perdidas al sentir aquellos calidos labios en su cuello, dejándose llevar por esa sensación tan agradable.
El moreno sonrió de medio lado al ver las reacciones de su rubio y con suavidad le susurró en el oído un “vamos” que por lo visto fue más que suficiente para que el menor se dejara guiar por él. Después de un rato ambos se encontraban en una habitación de un hotel X, ambos besándose y sintiendo aquel contacto que tanto deseaban y anhelaban desde hacia ya tiempo. Naruto se separó un poco del moreno en busca de preciado oxigeno, logrando que el mayor volviera a unir sus bocas con mayor intensidad y lujuria. Las manos del moreno comenzaron a deshacerse de la polera de Naruto al igual que las del rubio de la camisa del mayor, botón por botón, pero de una manera más torpe y tímida.
Itachi recostó al chico en la cama y comenzó a besar y morder su cuello haciéndolo suspirar quedo, descendió hasta su pecho y saboreo aquellos botones que resaltaban en los pectorales del menor, se concentro en dejar los pezones bien erectos para seguir descendiendo lamiendo todo a su paso y antes de llegar al borde del pantalón observó como el rubio se encontraba sonrojado, con la respiración irregular y esperando a que Itachi liberara su miembro de su prisión de genero pero no lo hizo y volvió a subir hasta encontrarse nuevamente con el rostro sonrojado y un poco molesto del ojicielo, sonrió ante eso y lo beso casi dejando sin aire pero aun así le fue correspondido con devoción.
- Ah, Ita-chan- gimió al sentir la mano del moreno en su entrepierna, apretando por sobre la tela su erección- por… favor no… me tortures- pidió y el Uchiha desabrocho y saco el pantalón junto a la ropa interior del menor.
- Mejor- sonrió ante la vista que le daba el rubio.
Sin poder controlarse descendió hasta la hombría de Naruto y la metió en su boca, haciendo gritar de la impresión y al poco tiempo el movimiento de caderas del chico hizo que avanzara más, lubricando tres de sus dedos para luego meterlos lentamente para no causarle algún daño al menor, al poco tiempo ya lo vio acostumbrado a la intrusión de los dedos los quitó recibiendo un resoplido gracioso por parte del menor y con rapidez se acomodo entre sus piernas y lo penetró intentando contenerse y no hacerle daño pero realmente le era imposible ya que su rubio era endemoniadamente estrecho y eso lo hacia perder la razón de momento. Con una rápida embestida terminó de adentrarse en el menor, recibiendo un quejido de dolor por parte de su compañero y espero hasta que este empezó a mover lentamente las caderas, lo cual lo tomó como una insinuación y comenzó con el movimiento, veía como Naru se perdía en cada embestida que daba y eso por alguna extraña razón le fascinaba, embistió cada vez más fuerte y más profundo encontrado aquel punto que lo hizo delirar y gritar como loco por más.
- Ah, Naru…- Sintió como el menor le apretaba su hombría y lo hacia a cada embestida estar más cerca del orgasmo- mmm… Naru-chan… apretas muy… fuerte.
- Aaaah… I-Ita-chan… yo voy a…- no termino de hablar cuando se vino entre los vientres de ambos- AAAAH!
- Aaah… Naru- por la presión se vino dentro del rubio.
Sintió como el mayor se vino dentro suyo y como la sustancia tibia lo llenaba, haciéndolo tocar el cielo con la yema de los dedos, se desvaneció completamente por el cansancio intentando regularizar su respiración y sintió como Itachi caía encima suyo pero intentando no cargar todo su peso encima de el, ya con la respiración más regular el mayor se posesionó a su lado y lo atrajo hacia su regazo, apoyando su cabeza en el pecho fuerte de su moreno.
- Ita-chan- habló el rubio.
- ¿Mmm?- lo miró un momento, mostrándole que tenía toda su atención.
- ¿Por qué no me contactaste?- le preguntó mirándolo a los ojos.
- Lo que pasa es que… se me perdió tu número el día en que nos volvíamos a casa- le dijo con una seriedad innecesaria en ese momento- pero lo más probable es que mi ototo-baka me lo halla quitado.
- Aah, ya veo.- se quedaron un largo momento en silencio hasta que Volvió a hablar el menor.- Itachi.
- Dime- le volvió a prestar atención
- No me dejes solo, te necesito a mi lado- lo abrazo pensando que se iba a volver a ir.
- No lo haré, ahora que te eh vuelto a encontrar no te volveré a dejar nunca más- lo besó en los labios.
Así después de descansar por un rato siguieron con la demostración de amor a su manera, demostrándose cuanto se necesitaban el uno al otro, siendo testigo la noche y esas cuatro paredes de aquella habitación.
FIN.
