Bajo a desayunar antes de que todos salgamos, mis hermanas a su escuela, mi papá a su trabajo en un hospital en el centro de la ciudad y yo a mi colegio de mala muerte.
Karin platica del partido que tuvieron el día de ayer. Eso me alegra. Yuzu se ve contenta también y mi padre no se queja y sigue siendo el mismo irresponsable. Yo soy el único que no se adapta al cambio… y puede que tenga la culpa, por no querer ser un gasto fuerte escogí la preparatoria más barata.
No les he dicho nada, para ellos nadie vive por la casa y por eso me voy solo, pero en la escuela tengo muchos amigos… También salgo por las tardes para que no sospechen y para no sentir la soledad. Han pasado dos meses y extraño mucho Karakura. Sin embargo no podemos volver.
-ya me voy-les digo saliendo de mi hogar para ir al metro, después caminar 3 cuadras y llegar a la escuela.
Raspo mi lápiz contra la libreta, ya no tiene punta y no interesa sacarle. Volteo al pizarrón unos momentos con el profesor explicando.
-el trazo es de izquierda a derecha…-sigo gastando mi lápiz para ignorar a Kuchiki Byakuya y su materia de japonés antiguo.
La clase se acaba y antes de salir me detiene una chica de cabello rubio y ojos verdes. La conozco, es un miembro de los espada, Tia Hallibel si no me equivoco.
-ven- me dice con una voz muy suave. La sigo hasta las escaleras, ahí me susurra al oído.
-Grimmjow me pidió que lo vieras en la azotea -me hice para atrás, nada bueno atrae ese-me pidió que por favor fueras y no se lo dijeras a nadie, ni siquiera a los demás-con “los demás” supuse que se refería al resto de sus amigos y concluyo que ella era novia del buscapleitos para confiarse. No entiendo muy bien que sucede pero afirmo con la cabeza, si va a golpearme no será nada que no haga diario.
Soporto como puedo la clase de química, no entiendo nada de ella y no creo ser el único, sólo Nemu comprende al maestro Mayuri Kurotsuchi, y ella es muy callada como para pedirle que me explique.
Me dirijo de al techo, subiendo con cuidado los escalones llenos de piedras, palos, basura, botellas y otras porquerías.
De pie a mitad de todo está el pantera viéndome directamente, esperándome. Me quedo a dos metro de él y le dije.
-¿para qué me querías?
-debemos hablar de lo que escuchaste ayer- me dice cerrando distancias y guiándome de los hombros hasta la orilla del techo-no quiero que nadie sepa que escribí el poema y menos que sepan lo que dijo el idiota de Ichimaru-temo mirar a bajo y los ojos azules ¿acaso me arrojaría para cuidar su reputación?
Y como si me hubiera leído la mente se ríe y me pega más a él.
-no voy a matarte, shinigami-carcajea otra vez apretándome contra su pecho. No puedo creerlo pero me estoy sonrojando-no digas y nada y haré el trato justo de no quitarte tu dinero de nuevo. Soy muy caprichoso y a nadie se le hará raro que deje de joderte- antes de contestar quiero y alejarme de la orilla, trato de empujarlo y aun así no se mueve. Sonríe extasiado-¿tienes miedo de mi?-me pregunta haciendo más grande la risa.
-… obviamente-respondo sin hallar una salida de su “abrazo”.
-eres fuerte ¿lo sabias?
-sí.
-cualquiera que es fuerte aquí se hace de su propia pandilla y listo, pero en ti se nota que tienes moral y eso no encaja… no encajas, shinigami. Eso también lo sabes-no digo nada, me siento mal pues me recuerda algo que tengo clavado en el corazón.
No dejo de analizar el techo para no verlo. De la nada me jala hasta el suelo, poniéndose enfrente mío.
-no me respondiste ¿aceptas mi trato?-trago saliva y evito temblar. Creo que enloquezco, está sobre mí, sin escape y a su merced ¿Por qué me siento bien con eso si puede hacerme daño cuando quera en esta posición?-… no es que tengas muchas opciones-se levanta, sentándose a mi lado-shinigami, puedo decirte que te haré la vida un infierno si dices algo pero opté por darte algo a cambio, estoy siendo muy amable así que acepta rápido-me siento también.
-está bien, igual no planeaba decir algo-es la primera vez que lo observo calmado. Su cabello tiene un color muy peculiar y su piel es mas blanca de lo que esperaba… es más, es bastante guapo.
-ah, bueno…-se estira para levantarse-es un trato-se aleja hasta la puerta despidiéndose con la mano, sin voltear hasta desaparecer escaleras abajo.
No es tan malo después de todo.
Las clases acaban, la mayoría se retira porque no es obligatoria en este lugar tener actividades extracurriculares. Voy la canche de basquetbol que sirve además de volibol, futbol y a veces de americano.
Recojo un balón. Está ponchado. Tomo el segundo y es lo mismo. No encuentro el bueno y lo descubro en manos del que menos esperaba. Grimmjow está haciendo lanzamientos solo.
No hago nada, simplemente empiezo a jugar en el otro lado de la cancha con la bola menos desinflada.
Él hace una cesta y después yo, él una y yo otra, es un ritmo gracioso hasta que no lo escucho. Al voltearme viene hacia a mí, corriendo. No me da tiempo de pensar cuando me tumba al suelo.
-vete que estoy utilizando la cancha-me espeta pateándome el balón lejos.
-no te molesto en nada-reclamo poniéndome de pie.
-me molestas como sea-lo ignoro para ir por la pelota pero se me adelanta y la patea más lejos-¿no entendiste quiero que te largues?
-no lo haré-digo seguro y bastante enojado.
-no has ni de servir para este juego, eres un microbio-me insulta por la obvia diferencia de estaturas.
-podría ganarte fácilmente-lo reto muy seguro. Él se sonríe y corre a la cancha, directo a mi cesta y metiendo la pelota.
-voy ganando- comienzo a jugar sin quejarme de la trampa.
Sorprendentemente juega limpio… y para colmo muy bien. Seguimos uno y uno, llevamos 12 anotaciones cada uno y el sol empieza a bajar. Estoy cansado y Jaegerjaquez parece estar igual.
-el que anote gana-me informa pasándome por un lado. Lo sigo, corriendo, impidiéndole el paso y robando el balón, tiro pero lo bloquea, lo rebota dos veces, se estira, brinca y lo lanza, no soy tan alto como para taparla y encesta.
Ambos recuperamos el aliento, me seco el sudor de la frente.
-te dije que no servías-se burla antes de irse.
Regreso ya muy tarde a casa, esa derrota no me vino muy bien por lo que ceno temprano y me duermo, es el único momento en el que olvido mi situación actual.
En la mañana vuelvo a la rutina, despertar, desayunar, el metro, las 3 cuadras y dejar mis zapatos para ir a clases. Así por toda la semana en que no hablo ni veo a Grimmjow, es indiferente conmigo. Ahora le quita el dinero a un chico de segundo grado como yo, pero del grupo 2, llamado Hanataro que le da lo que pide apenas se le acerca.
El maestro de historia, un viejo senil, Yamamoto Genryuusai me obliga a limpiar el pizarrón por quedarme dormido en su clase. Sé que no fui el único pero seguramente el que más fácil identificó. Nuestro pizarrón es de gis, difícil de limpiar al igual que los borradores. No lo hago muy detalladamente, simplemente que parezca.
Recojo mis zapatos y salgo por el camino de tierra que conduce a la salida, escuchando los automóviles y unos golpes en madera. Eso último llama mi atención y el impulso me hace regresar a descubrir qué es.
Nuevamente en la cancha juega Grimmjow, corriendo de un lado a otro y encestando de un brinco. No digo nada.
-hey, shinigami…-se detiene y rebota la pelota un par de veces-…¿vienes a ser destrozado nuevamente?
-…claro que no-contesto dejando mi mochila de lado y dispuesto a jugar y ganar.
Fueron 30 minutos de juego veloz, lleno de adrenalina y… derrota. Se ríe en mi cara y se va, pavoneándose de su victoria.
No deseo ir a la escuela, salir de la cama, bajar a desayunar, moverme, pensar, respirar…
Hoy es el aniversario de la muerte de mi madre, también el primero que no vamos a verla. Quisiera quejarme pero no debo, toda mi familia no lo hace mientras desayunamos porque escuchamos a mi padre quejar y sufrir porque no le permitieron salir de la ciudad o lo despedirían. Estoy seguro que es el que más le duele, a cambio yo y mis hermanas actuamos como un día cualquiera.
Hasta la clase de Yuruichi en que me desmorono.
-¿puedo ir al baño?-pido poniéndome de pie, ocultando mi rostro.
-adelante-me dice y salgo corriendo a fuera.
Debajo de las bancas donde siempre como me pongo a llorar como un niño, ensuciándome los pantalones negros de tierra, cal y mugre.
Delante de mí, a unos 10 centímetros, cae un pañuelo azul claro. Dejo de llorar unos segundos para mirar arriba y ver a un peliazul muy serio.
-creo que necesitas eso-no desvié la cara. Recojo el pedazo de tela y limpio mi rostro, no por eso me detengo.
Baja y se sienta a mi lado, muy callado.
-¿puedo saber por qué lloras?-me pregunta después de un rato, siento un tacto especial en la duda.
No se lo digo, me duele.
-¿has escuchado el rumor de mí y Aizen?-me dice con voz baja pero entendible-todo el mundo cree que yo no me entero de mis rumores pero… bueno, vaya pendejos.
Las lágrimas siguen bajando por mi cara y eso me avergüenza. Increíblemente no tiene una sonrisa en su cara y no ve mi pesar como si supiera que no me gustaría que me observe. En vez de eso sigue:
-no es mi padre en realidad… es mi padrastro. No recuerdo a mis padres. Mi más antiguo recuerdo es de estár jaja destrozando un bote de basura… el fin, era un niño cuando en invierno me metí a una casa en busca de refugio, subí hasta un cuarto, me recargue en una orilla y dormí; lo siguiente que pasó fue que estaba recostado en una cama, cobijado y con una mesa enfrente con leche tibia y galletas de chispas de chocolate…-hace una pausa y me parece que lo recuerda como si lo viviera en ese mismo instante-me preguntó con una voz que se usa para chiquillos “¿Cómo te llamas, pequeño?”-imita agudizando la voz-no lo recordaba y además no quería hablarle, entonces regresó con unos muñecos de felpa: una pantera azul y un cocodrilo… era un niño, obviamente me llamó la atención un juguete así que tomé la pantera. Me confié supongo. Entonces él, que es arquitecto por si no lo sabías, me puso un nombre parecido a uno que admiraba “Grimmshaw” y Jaegerjaquez…- mi cara expresa la duda- ah, él pensaba que era un jaguar el peluche. Me adoptó y me educó, entrando a ser directo de la primaria en la que ingresé, luego la secundaria y… lo quería mucho-dijo radicalmente.
-entonces el rumor no es…
-sí, lo es-suspira, viéndome-… quería que estuviera orgulloso, esto que vez a hora no fue siempre así. En la preparatoria únicamente consiguió hacerse director de esta jodida escuela y cuando entré fue una revelación la destrucción y el desastre, me encantó, me dejé llevar y… decepcioné a Aizen. Por eso me golpea.
Entiendo que se abrió conmigo, sin mostrar dolor a algo tan crudo así que correspondo.
-hoy es el aniversario luctuoso de mi madre… siempre íbamos a verla excepto… ésta vez -se me vuelve a intensificar la tristeza al recordar la falla.
-¿y por qué no?- pregunta y me parece que quiere tocarme el hombro pero se arrepiente.
-no dejaron que mi padre faltara a su trabajo… extraño Karakura-digo sin pensar, deseando no sólo estár con mi madre sino que mis amigos y mi lugar.
-¿Por qué se mudaron?-continúa sin expresar sentimiento.
-porque el padre de un amigo extendió su hospital, poniendo uno muy cerca de nuestra casa y…-respiro para seguir charlando sin interrumpirme por el llanto-… la clínica quebró. Tuvimos que irnos.
-… tu madre-por primera vez su tono cambia a pesar-¿Qué le pasó?
Me silencio, no lo diré. Y lloro otra vez.
-está bien. No me lo digas… sólo…- se pone frente a mi posiblemente para irse. No lo tolero más y me derrumbo, pegando mi frente en su pecho. No me toca, hasta creo que está incomodo y aun así no se mueve, me conmuevo más y lloró más fuerte, ahora me abraza fuertemente, poniendo sus manos en mi nuca y sus brazos en mi espalda, con su boca en mi cabeza-yo te cuido-me susurra, no entendería que significaba eso hasta esa misma noche.
Supongo que pasé una hora con él hasta calmarme.
-gracias-digo secándome los rastros de la escena.
Se da la vuelta y con la mano se despide-adiós.
-gracias, Grimmjow-vuelvo a decir con la voz más alta. Me siento mucho mejor, mucho, mucho mejor.
Regreso a clases como nuevo, incluso soporte a Mayuri y sus inentendibles formulas.
Al concluir las clases veo en el pasillo a quien mejoró mi humor, platicando con Starck y Ulquiorra. Quise agradecerle nuevamente pero empieza a caminar y, de repente, se le rompe la mochila que llevaba en la espalda, de la parte de abajo; por el suelo se riegan varios colores y plumas y solo tres libretas y un libro. Nadie ríe, nadie nunca debe reírse del rey pantera. Junta sus cosas solo. Deseo ir a ayudarle pero el silencio del pasillo me devora.
-dame tus lápices-le dice Ciffer dejándole guardarlas en su portafolio negro. Accede.
Ese será pronto otro rumor del cual creerán que Grimmjow no se entera.
Ya en la calle sigo pensando en él, no lo imaginaba de esa manera tan amable… me gusta… bueno, que sea así, quiero decir, puede que sea el único amigo que tengo aquí.
Y con eso en mente entro a una tienda y con el dinero de la semana compro una mochila negra de puma que, buscando aquello, no tiene escrito esa palabra y únicamente se muestra el puma en azul junto con los bordes, pareciendo una pantera. Espero le guste.
Regreso corriendo a la escuela que sigue abierta. Veo a unos chicos jugar futbol en la tierra con el balón casi desecho y, como esperaba, Grimmjow en la de básquet solo.
Me ignora al entrar y yo finjo lo mismo al verle correr de un lado a otro, brincando y encestando.
Dejo la bolsa de papel a un lado de sus libretas. Por un momento quiero decirle o dejarle una nota que diga que es mi obsequio, pero desisto.
-¿Qué es?-me grita haciéndome pegar un brinco. Sigue en la cancha mirándome detenidamente.
-es… un regalo por lo que hiciste… vi… que tu mochila.
-¿acaso te reíste?-me amenaza caminando hacia mí.
-¡no, de ninguna manera!-apuro a decir para que se tranquilice-solo… un agradecimiento-repito.
Llega hasta mí y la saca. Sus ojos se iluminan y yo creo sentir más emoción que él.
-¡wow!—exclama demasiado exagerado-mejor que cualquiera que yo hubiera tenido-bajé la cabeza sin darme cuenta, al igual que mi rostro acalorado.
Nuevamente casi brinco cuando pune su mano en mi cabello. Subo la cara y doy con su sonrisa.
Me derrito, me desmayo, me quiero entender. Grimmjow es tan atractivo de cerca.
-gracias-dice secamente, exclusivamente él podría oírse tan bien diciendo falsamente esa frase-¡Ulquiorra, mira, mira!-presume sin que yo notase al pálido en la puerta.
El murciélago, como le dicen a Ulquiorra, no expresa nada en la cara al verla.
-que bien. Vámonos, Aporro nos espera.
Se va sin más, guardando sus cosas en mi regalo.
Por la noche le diré a mi madre que por fin me sentí bien en este día… y que no me arrepiento de ello.
Los días siguientes son iguales, por fin entiendo que juega básquet los martes, miércoles y jueves. Algo muy despistado pero común de mi parte no darme cuenta. Es el momento donde estoy con él, siendo derrotado pero con él. Se ha vuelto parte de mi rutina diaria.
El rito comienza pero la diferencia es que cuando planeaba dejar mis zapatillas encuentro un sobre azul. Lo guardo veloz en mi bolsillo y sigo como si nada.
Dejo mi mochila en el salón y voy al baño, cierro bien y ahora si veo el sobre. No tiene nada escrito excepto mi nombre con una letra no muy buena pero legible. Lo abro para hallar una hoja blanca que sin ninguna decoración dice:
“No planeo decirte quién soy pues ni siquiera yo me la termino de tragar. Así que te diré en esta carta sin más rollos y quizá luego te escriba otra para decirte quién soy o mínimo explicarme mejor. Bien, aquí está: ME GUSTAS”
Y en el borde de la hoja un seis gótico. Nada más. No comprendo ¿no hago amigos pero si se enamoran de mi…? o bueno, deberías estarme preguntando ¿Quién podrá ser?