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Simpatía por el Demonio por Caballero de la Luna

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Notas del fanfic:

Es un One-Shot Navideño.

Notas del capitulo:

Se me había pasado publicar este One-Shot que escribí para un concurso de navidad....increiblemente quedé en tercer lugar... lo sé lo sé...merecía el primero pero ¿qué se le va a hacer? jajaja

Espero que les gusté!!

SIMPATÍA POR EL DEMONIO.


Durante muchos miles de siglos, Abbadon había sido un demonio poderoso en el inframundo, había corrompido y llevado ante el mismo Lucifer centenares de almas que uno pensaría descansarían su vida eterna en el paraíso. En todo el averno su nombre era conocido y por algunos, inclusive hasta temido; la mayor parte de la comunidad demoniaca apostaba que él sería el encargado de liderar las naciones infernales una vez que el supremo satánico llegase a perecer a manos del Señor todo poderoso.

Pero es bien conocido que si hay un ser en exceso sensible y por demás poderoso en los infiernos, ese es el exángel Luzbel, quien al oír que tal vez sería derrocado por este súper demonio, decidió tomar cartas en el asunto y retó a Abbadon a una pelea definitiva para decidir quién sería el regidor del inframundo.

Poseedor de gran soberbia, Abbadon no rechazó la invitación de su gobernante, y gustoso acepto la propuesta, confiado en que él resultaría el vencedor. Miles de millones de hordas demoniacas se reunieron para presenciar el que sería la batalla más importante en generaciones.

El enfrentamiento entre ambos seres de gran poder, duro varios años humanos; ninguno de los dos permitiría que el otro lo humillase; sin embargo, en un descuido, Abbadon fue embestido por la afilada espada de Satanás. El demonio mayor había resultado victorioso, y con la derrota de Abbadon envió un mensaje para aquellos que osaran opacar su grandeza.

Como castigo a su subordinado, Lucifer absorbió todos los poderes de su contrincante, volviéndolo humano y desterrándolo al mundo en el que ellos habitaban, y de esta manera sufriría las mismas penas que ellos están obligados a vivir.

El hasta ahora poderoso Abbadon, había perdido su forma demoniaca y su alma residía en un cuerpo humano, que había sido arrojado al mundo mortal por los lacayos de Satanás.

La noche del 23 de diciembre, el joven de 24 años Nathael  se encontraba conduciendo su auto por la ciudad, cuando justo frente a él, un destelló de luz lastimó sus ojos, lo que provocó que frenara bruscamente cuando la luz se hubo disipado, pudo ver que había un hombre desnudo tirado a mitad de la carretera; contrariado y confundido, decidió bajarse para poder auxiliarlo.

-¿Te encuentras bien? –Pero el hombre no respondía y solo temblaba de frío, por lo que Nathael se quitó la gabardina que traía para colocarla sobre el desnudo cuerpo de aquel extraño hombre. Lo tomó entre sus brazos y lo recostó en la parte trasera de su automóvil y condujo hasta su departamento. Al llegar lo recostó en la cama y fue hasta su baño para buscar dentro de su botiquín medico un poco de alcohol y algodón para ver si al olfatearlo reaccionaba un poco. –Vamos despierta, amigo despierta –Le susurraba mientras pasaba la torunda por enfrente de su nariz, al poco rato el hombre despertó abriendo sus grandes ojos negros al igual que su cabello que hacían contraste con su blanca piel –Que alivio, despertaste. ¿Cómo te encuentras?

-¿Dónde estoy? –Preguntó extrañado el demonio mientras se tocaba por todos lados -¿Qué es este cuerpo? ¿Dónde están mis alas y mis cuernos?

-Amigo, creo que te golpeaste muy fuerte la cabeza. Deberías sentarte, te prepararé un poco de té.

-¡Portales del infierno… -empezó a gritar mientras tiraba la gabardina al suelo volviendo a mostrar su frágil cuerpo desnudo –ábranse a mi voluntad y déjenme ahora cruzar! –Pero nada ocurrió. –Ese maldito…debió haberme quitado todos mis poderes…no puedo regresar.

-¿Quieres que te llame un taxi o algo? Me gustaría ayudarte –le comentó el humano mientras volvía a colocarle la gabardina.

-Nadie puede ayudarme, he caído en desgracia. –Se sentó decepcionado sobre el sofá.

-Bebe esto, es manzanilla –le ofreció una taza de té, la cual el demonio empezó a beber todavía en estado de shock. –Sé que las cosas durante la noche se ven mal, pero en la mañana le podrás encontrar solución a todo. ¿Quieres que llame a alguien por ti?

-Nadie vendrá, todos me han abandonado –decía mientras le daba otro sorbo a su taza de té.

-A veces parece que así es –el humano tomó la mano del demonio y mientras lo miraba tiernamente con sus claros ojos color miel –pero, debes entender que todo pasa por una razón. Mira, ya es un poco tarde, y no pareces un tipo peligroso, puedes quedarte a dormir aquí, y mañana te llevaré a donde tengas que ir. Por cierto, mi nombre es Nathael ¿y el tuyo?

-Abbadon –dijo sorprendido ante la amabilidad del chico.

-Tus padres debieron ser Hippies; –comentó entre risas –Dormirás en mi habitación. -El chico le prestó al demonio algunas de sus ropas y ambos se acostaron a dormir en la cama del dueño del apartamento –Te prometo que en la mañana te sentirás mucho mejor.

El demonio no sabía por qué, pero al estar con ese humano, se sentía tan tranquilo como nunca jamás en su vida había estado, al poco rato el sueño lo venció y quedó profundamente dormido. Esa noche solo soñó con sus días de demonio, a los hombres que había corrompido, los ángeles que había asesinado y cómo había sido desterrado del que hasta ese día creía su hogar.

A la mañana siguiente despertó y notó que su compañero ya se había levantado, salió de la habitación y lo encontró preparando el desayuno; a pesar de que solo eran huevos estrellados con tocino y un poco de leche de chocolate, el demonio los devoró como si fueran el manjar más exquisito del planeta.

-¿Y a dónde quieres que te lleve? –Le preguntó Nathael mientras lo observaba comer.

-Me quedaré aquí –le respondió con el bocado en la boca, a lo que el anfitrión sólo pudo escupir su café como símbolo de sorpresa –no se mucho de los humanos, pero no tienes fotos de nadie en tu casa, sólo de dos señores que supongo son tus padres; además ayer en la noche rápidamente me trajiste hasta aquí e incluso me ofreciste pasar la noche; eso significa que no tienes a nadie más y eres una persona solitaria, y quizá un poco sodomita por la forma en que mirabas mi desnudo cuerpo masculino.

-Ahora entiendo por qué te dejaron desnudo y sin nada en la calle –respondió en forma sarcástica y se dirigió hacía el baño para ocultar las lagrimas que habían salido a causa de los insensibles comentarios de su compañero. El demonio por primera vez sintió algo raro dentro de su pecho, una sensación que lo molestaba, pudo notar que lo que había dicho había lastimado a la persona que lo había ayudado cuando nadie más lo hizo.

-Amigo ¿Estás bien? –Preguntó casi por inercia, como si algo dentro de él lo forzara a hacerlo –No fue mi intención…

-Descuida… -lo detuvo –lo que dijiste es verdad, sí estoy muy solo, no tengo amigos, y sí soy “sodomita” como dices, pero no te miré raro, eso fue invento tuyo –Le rezongó mientras lo mojaba con una regadera de mano que tenía mientras sonreía.

-Con que esas tenemos –El demonio intentó quitarle la regadera mientras forcejaba contra él, pero sólo hacía que se empaparan más, y entre risas cayeron a la bañera, quedando Abbadon encima de Nathael. –Parece que te gané –dijo con la respiración entre cortada y la cara sonrojada.

-Eso parece, –contestó Nathael de la misma forma –será mejor que nos bañemos, no podemos estar así, nos podemos enfermar.

-¿Juntos? –Sin saber por qué, el chico de cabello azabache se puso más rojo que un tomate y sintió una rara y cálida sensación en su pecho.

-No seas ridículo –el humano se separó de su nuevo compañero y se dirigió a la su habitación –te dejaré algo de ropa en la cama cuando termines. Y ya que estarás aquí, me tendrás que acompañar a ver a mis papás, no puedo dejarte solo en la casa.

Una vez que ambos estuvieron listos, subieron al coche de Nathael, y llegaron al lugar donde vivían sus padres.

-¿Sabes? –Le comentó el chico de cabello castaño –Eres a la primera persona que traigo aquí.

-¿Y tus novios? ¿No conocieron a tus padres? –Le cuestionó mientras caminaban por el lugar que Abbadon conocía muy bien.

-Les parecen tonterías, algunos hasta me dijeron loco cuando intenté traerlos aquí. En parte los entiendo, a mucha gente le disgustan los cementerios. Llegamos –se detuvieron frente a una tumba que decía “Descansen en paz Nathael y Mariana Tapia; estimados amigos y amados padres” –Mamá, papá, -el joven comenzó a hablarle a la tumba –él es mi nuevo amigo Abbadon…

-¿Puedes hablar con los muertos? –Le preguntó el demonio maravillado –Sabía que no eras un humano normal.

-¿Tú no los escuchas? –Le cuestionó para luego volver a dirigirse a sus padres –Mi mamá dice que eres bienvenido a venir todas las veces que quieras.

-Gracias señora –agradeció el demonio, un tanto confundido.

-Mi papá pregunta si te gusta el futbol.

-No mucho.

-Basta papá –comentó el chico entre risas.

-¿Qué fue lo que te dijo?

-Dice que eres muy gay. Y serías perfecto para mí. –Esta vez ambos rieron. Pero de repente un semblante de tristeza apareció sobre el rostro del joven.

-¿Qué pasa?

-Nada, sólo, me siento tonto….será mejor que nos vallamos de aquí. –Pero cuando Nathael estaba listo para irse.

-Lo sé señora –El castaño volteó a ver a su amigo –es muy descortés irse cuando apenas llega uno.

-¿Qué dijiste?

-Tú mamá no quiere que te vallas todavía. –Volteó a ver a la tumba –Tú papá dice que no importa si hay estúpidos que no ven lo lindo que eres, que algún día llegará él hombre indicado para ti, y mientras tanto ellos siempre estarán contigo.

Luego de estar un buen rato sentados y platicando entre ellos y con los padres de Nathael, decidieron que era momento de irse. El humano comentó que siempre iba a la misa de navidad que se celebraba en la catedral de la ciudad, Abbadon aceptó no muy de acuerdo.

-¿Para qué venimos aquí? –Le susurró el demonio a su amigo una vez que la misa hubo comenzado.

-Es el aniversario del nacimiento del hijo de Dios, y estar aquí es una manera de agradecer lo bueno que él ha sido con nosotros.

-Pero él no ha hecho nada, las cosas buenas las hace uno mismo.

-Puede ser, pero…luego del accidente en el que murieron mis padres, yo estaba confundido perdido, no podía dormir, apenas comía, y una noche caminé y caminé hasta que llegué a esta iglesia, no había nadie dentro, sólo yo; miré la imagen de Jesús en la cruz y la de la Virgen, y no sé como explicarlo pero en mi alma sentí un sensación de paz y de alivio y sólo me acosté a dormir en una de las bancas y aunque me seguía sintiendo mal por la perdida de mis padres, creo que él me ayudó a superarla.

-Pero es él también el que decide cuándo muere la gente ¿no deberías de odiarlo?

-No lo sé, creo que todo pasa por una razón, además yo no soy nadie para interferir entre sus planes. Creo que más bien es una cuestión de fe.

Una vez dejaron de conversar, Abbadon escuchó atentamente las palabras del sacerdote, hablaba de amor, de esperanza, de perdón y de fe; volteó a su alrededor y pudo reconocer a muchacho que hasta hace poco había enviciado con las drogas, los observó abrazando a sus familias completamente arrepentidos y agradecidos por la segunda oportunidad; pudo ver a unos padres arrodillados dando gracias por haber aliviado a su pequeña hija enferma; y así como ellos, toda la iglesia estaba llena de personas que de manera humilde habían llegado a agradecer a Dios por lo mucho o poco que habían recibido. Abbadon volteó a verme con una sonrisa, agachó su cabeza y humildemente agradeció por el día que estaba viviendo.

-¿Y la cena? –Preguntó curioso el demonio -¿Hay una cena?

-Como normalmente estoy solo, pues no cocino nada… pero no te preocupes, que tengo una gran idea. –Ambos se dirigieron a un puesto de Hot Dogs que había cerca, el señor los atendió rápidamente y le sirvió a cada uno 2 Hot Dogs de salchicha de pavo. –A esto llamo cena navideña.

-Señor… -Cuestionó Abbadon al hombre que cocinaba las salchichas -¿No le molesta trabajar durante navidad?

-La verdad sí es muy molesto, pero ni modo, es la vida que nos toco vivir. Y si no trabajara mi hija no hubiera podido estudiar, se acaba de recibir de licenciada, está con mi esposo cocinando la cena navideña y llegaré con ellas más tarde primero Dios. –Cuando Nathael le pagó el señor dio gracias y se persignó, media hora más tarde cerró su local y se marchó a su casa para cenar con su esposa e hija.

-¿Qué planes tienes para el próximo año? –Cuestionó el chico castaño a su amigo.

-No lo sé, tenía pensado encontrar la manera de volver a mi hogar, pero…estar aquí contigo, no me parece tan mala idea.

-Suena divertido.

-¿Y tú?

-No lo sé, estoy bien en la empresa donde trabajo, pero me gustaría ser maestro y enseñar a niños. Supongo que también me gustaría encontrar a un buen chico, casarme y formar una familia. Sé que suena tonto, pero es mi sueño. –Los chicos sonrieron y siguieron caminando.

-Mira Nathael –Emocionado, el chico de cabello negro encontró un billete en el suelo. –Debe ser mi día de suerte, te compraré lo que tu quieras.

-Ya somos millonarios… -en ese momento fueron interrumpidos por una señora de humildes vestiduras que traía a un bebé recién nacido entre brazos.

-Perdone que los venga a molestar señores –empezó a hablar la mujer –pero ni mi bebé ni yo hemos podido comprar alimentos y…

-Tome señora –el demonio le regaló el billete que había encontrado.

-Gracias señor, -la señora le agradeció entre lagrimas y le besó la mano –que Dios se lo pague joven. -la mujer agradecida fue a comprar un poco de pan y leche para que ella y su hijo comieran.

-Voy a extrañarte cuando te vallas –Comentó Nathael.

-¿Y por qué debo de irme?

Es el ciclo natural de las cosas, cuando alguien bueno entra en mi vida, por una razón inexplicable termina alejándose de mí. –Por impulso, Abbadon puso sus labios sobre la mejilla de Nathael, dándole un tierno beso. ¿Y eso por qué fue?

-Por qué no me quiero ir.

Esta vez caminando tomados de las manos, fueron detenidos por un hombre que los apuntó con una pistola.

-¡Denme todo su dinero! –les ordenó el hombre, que en  ningún momento dejaba de apuntarles. Nathael le entregó su billetera y su reloj.

-Es todo lo que tenemos. –Le informó el chico castaño.

-¿Y tú? –Le preguntó enojado al demonio.

-Él no tiene nada, por favor ya váyase –le suplicó el humano.

Pero cuando estaba a punto de irse, Abbadon lo persiguió para recuperar las cosas que se había robado; lo alcanzó tirándolo al suelo y comenzó a darle golpes en la cara. El ladrón intentó tomar su arma pero el demonio forcejó contra él, un solo disparo salió del arma, y cuando Abbadon pudo confirmar que estaba bien, le dio un golpe más fuerte al ladrón, dejándolo inconsciente.

-Tengo tus cosas Nathael –pero cuando el chico volteó, pudo ver a su amigo desangrándose tirado en el suelo. -¡Nathael! –El joven corrió hasta donde se encontraba su amigo y levantó su cabeza. -¡Nathael resiste, pronto estarás bien!

-¿Sabes una cosa? –Le hablaba entre jadeos –Creo que esta vez si me enamoré del indicado. –Nathael cerró los ojos y murió entre los brazos de Abbadon, quien lloraba desconsolado junto a él.

Una brillante luz blanca comenzó a brotar del cuerpo de Abbadon y de su espalda salieron una enormes alas del más puro color blanco.

-¿Qué me pasa? –Se preguntó observándose por completo.

-Eres un ángel –Frente a él apareció otro ser envuelto en luz blanca que descendía del cielo.

-¡Gabriel!

-Sí, soy yo. Vengo de parte de nuestro señor para informarte que gracias a la pureza de tu corazón se te ha dado la oportunidad de convertirte en uno de nosotros.

-Pero… ¿Qué pasará con Nathael? _preguntó con lágrimas sin dejar de abrazar en ningún momento al joven castaño.

-Ha cumplido su propósito, ayudó a limpiar tu alma, ten por seguro que estará feliz en el paraíso.

-Pero, él todavía quería hacer muchas cosas, no puede morir. Tienen que hacer algo, yo sé que ustedes tienen el poder.

-Debes venir con nosotros.

-Me quedaré con Nathael para siempre, no pienso separarme de él.

-¿Estás rechazando el don que se te está ofreciendo?

-Lo agradezco, y agradezco la oportunidad que se me dio al estar en el mundo mortal, pero no estoy listo para irme todavía.

-Tú conoces muy bien la forma para traer a la vida a un mortal. –Gabriel empezó a mover sus alas y se levó hasta lo más alto del cielo –Te estaremos esperando.

Abbadon, tomó el cuerpo de Nathael y lo envolvió entre sus brazos y su cuerpo desprendió una luz blanca más brillante que la de antes, envolviendo ambos cuerpos, y las alas del ahora ángel comenzaron a caer una por una sobre el pecho del chico de ojos miel.

Entre sueños, el demonio oyó que alguien llamaba su nombre. -¿Qué pasa? –Dijo levantando su cabeza, alzó la mirada y pudo ver a Nathael en pijama justo frente a él, y se lanzó a darle a un abrazo -¡Nathael aquí estás!

-Pues claro, sí aquí vivo. ¿Sabes? –Comentó sentándose al lado de él –Tuve un sueño muy raro, soñé que moría y luego tú eras un ángel, debió haberme hecho mal ese Hot Dog que me comí.

-Pero sólo fue un sueño y estás vivo –Abbadon no podía dejar de sonreír ni de abrazar a su compañero.

-Por cierto, alguien ha devuelto mi billetera, y tengo un reclamo que hacerte ¿Por qué no me dijiste tu primer nombre?

-¿De qué hablas? –preguntó rascando su cabeza.

-Alguien dejó tu billetera y ahí viene tu identificación, te llamas Ángel Abbadon, ¿Por qué no me lo habías dicho?

-No lo sabía. Pero hay algo que sí se. –Tomó a Nathael entre sus brazos y le dio y un tierno y apasionado beso en los labios –Estoy enamorado de ti y nunca me separaré de ti. ¡Feliz Navidad, mi amor!

-¡Feliz Navidad, mi Ángel!

 

FIN.
Notas finales:

Y bueno...me veo legalmente obligado a promocionar el foro donde concursé [?] ya lo he hecho varias veces, así que...

http://fanfictionyaoi.foroperu.org/

Entren y curioseen un rato...

Y Espero sus comentarios que serán muy bien recibidos...hasta la próxima!!


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