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Alas egoistas por Adrien Gray

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Notas del fanfic:

Dedicado a mi querida Emily Moonspell, ella es la fuerza que me permite lograr todas mis metas.

Notas del capitulo:

Aquí esta el capitulo 1 de mi fanfic luego de mucho tiempo de inactividad, espero sea de su agrado!

                                                  Capitulo 1
                                           Condenado a amarte

Su respiración se escuchaba agitada, y cada exhalación parecía resonar hasta en el confín más apartado del campo en donde se llevaba a cabo la batalla. Allí, de rodillas en el piso, herido, con sus blancos ropajes ahora teñidos en el rojo de su sangre se encontraba Gabriel, su mirada denotaba frustración, ira y reproche…había celos y enterrado bajo esa capa de sentimientos negativos, también había un infinito amor, no dirigido hacia su creador, sino a su rival.
Frente al malherido y derrotado arcángel se encontraba Miguel, orgulloso, victorioso y con una amplia sonrisa de superioridad y satisfacción. Levantó la espada que enarbolaba con la mano derecha y la agitó con fuerza en un corte horizontal, logrando que la sangre que perlaba la hoja de su arma quedase esparcida por el piso. –Te lo dije Gabriel, yo soy el más cercano a Dios, quien tiene sus favores y su amor, yo por sobre todos los demás– Musitó con firmeza el arcángel, quien envainó su espada y le dio la espalda a su hermano.

Tras los dos arcángeles, el mismo creador se encontraba en silencio observándolos a ambos, en su cara no había expresión alguna, pero sus ojos denotaban una tristeza más allá de toda explicación. Gabriel logró con dificultad ponerse de pie y observó fugazmente a su hermano y luego a su creador, el duelo había acabado con un claro ganador, Miguel era mucho más poderoso y decidido que su hermano, más ese echo no fue la clave que le entregó la victoria. Gabriel simplemente se había contenido, no podía ver ante sus ojos a su hermano como un enemigo, sin importar las rencillas; buscó en su mente la razón que los había llevado a ese momento amargo, ambos hermanos comenzaron a cuestionarse quien era más fiel a dios, quien le amaba más y a cual de los dos él amaría por sobre todos los demás.
Debían reconocerlo ambos, era una pelea ridícula, ambos sabían cual era la respuesta a esas preguntas, todos ellos eran amados por igual ante el creador…entonces, cual era la razón real de la disputa?; algo más profundo, algo que arrastraba a ambos y los consumía por dentro. Si, ellos se amaban profundamente, en cuerpo y alma, los seres más puros de la existencia habían encontrado el amor el uno en el otro, y entre ellos habían encontrado cobijo, consuelo y paz.
Ese amor era conocido y aceptado por los otros arcángeles e incluso por el creador quien no encontró reparo en ello, más sin embargo, el amor que ambos seres se tenían era causante de conflictos, de celos y de peleas sin razón real, pues bastaba con que Gabriel levantase la mirada para ver a alguno de sus hermanos y entregarle una muestra de afecto, para que Miguel estallase en celos.

Miguel era el más poderoso, el más fuerte…y a la vez el más inseguro, el amor de Gabriel era puro y absoluto por su hermano, ante sus ojos ningún otro ser en el mundo podía equiparársele sin importar que aspecto se pusiese en tela de juicio, él era el único. Mas Miguel aun a sabiendas de aquello, temía por la lealtad y cariño de su hermano, llevándole a desconfiar e incluso celar a sus otros hermanos sin causa. Ese comportamiento de Miguel comenzó a ser mal visto por los demás arcángeles e incluso por el creador, volviendo poco a poco el pacifico ambiente del paraíso en una zona inestable y cargada de emociones negativas. Las constantes riñas entre ambos amantes devino en la situación en la que se encontraban, y una vez que el duelo entre los dos estuvo terminado, ambos buscaron las palabras de consuelo y aprobación de su padre y creador, más lo que encontrarían cambiaría sus vidas para siempre y daría inicio a una historia cargada de amor y sufrimiento.

Dios mismo se puso de pie y los cielos del paraíso se tornaron negros, alzando la mano para señalar a sus “hijos” en un gesto acusatorio antes de emitir su juicio –Ustedes dos, Miguel y Gabriel…mis adorados hijos, no se dan cuenta de lo que han logrado?, han destruido la armonía de nuestro santuario, pusieron en tela de juicio mi amor y peor aún…el suyo propio.- El creador bajó la mirada con solemnidad y negó suavemente con la cabeza  –Se han lastimado una y otra vez en rencillas sin sentido solo por no aceptar con convicción y entrega el amor que se tienen el uno al otro…y ante lo que he visto hoy…no tengo más opción que , con todo el dolor del mundo…castigarlos. –

El creador abrió una de sus manos, y de inmediato los cuerpos de ambos  arcángeles brillaron como dos soles, tomándoles por sorpresa y haciéndoles flotar varios centímetros por sobre el suelo –Yo los sentencio a vivir en la tierra, sus identidades serán borradas…ninguno de los dos recordará nada de éste triste día ni de ningún otro, sus cuerpos serán mortales y en el mundo humano, aprenderán a valorar aquello por lo que han renegado durante sus vidas, ya no se recordarán y no se amarán, el amor que los unió, será aquel que los condene–  El creador hiso una breve pausa y entonces apartó su mano hacia un lado, en ese mismo momento, los cuerpos envueltos en luz de ambos seres salieron disparados con dirección a la tierra, mientras la voz de su padre seguía resonando en las mentes de los dos. –Por que si un día se encuentran y vuelven a amarse, serán puestos a prueba…el fin del mundo se encuentra cerca, y la llave para evitarlo reside en los corazones de los dos…si aprenden a amarse de manera pura y total…entonces serán los salvadores del mundo mismo, pero si fallan y caen en la oscuridad, tal como éste día…entonces habrán condenado a la extinción a aquellos seres que durante eones han protegido, y uno de ustedes morirá a manos del otro antes de regresar a mi….ahora vayan…y recuerden los nombres que marcarán sus nuevas existencias….Miguel, tu serás conocido como Caín….y tu Gabriel, tu te llamaras Abel…–

La visión de ambos arcángeles se tiñó completamente de blanco mientras las ultimas palabras de su padre sonaban como un susurro, fueron sumidos en un largo sueño mientras caían a la tierra, separándose, más con el peso de la condena sobre los hombros de los dos. Ambas esferas de luz cayeron a la tierra, sobre el mismo continente, sobre la misma ciudad… el Tokio actual sería el lugar que daría comienzo a la historia de los dos arcángeles caídos de la gloria del señor, Caín y Abel serían puestos a prueba desde ese día en adelante…y sin saberlo, el destino de la humanidad se encontraba pendiendo de sus manos…y sus corazones.

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El joven que dormía plácidamente en su cama se despertó sobresaltado, sus ojos violáceos se movieron rápidamente escudriñando la habitación, no había nadie allí. Su cuerpo se encontraba perlado de sudor, haciendo  que los rayos de luna que entraban por la ventana, dieran un toque brillante a su perfecto y bien formada figura. Suspiró calmándose y llevó una mano a su negra y corta cabellera, agitándola suavemente  –que fue eso?...un sueño? – Se preguntó en voz alta mientras se levantaba de la cama y caminaba hasta el ventanal abierto, dejando que la brisa nocturna refrescara su cuerpo y su agitado corazón. De nuevo ese sueño, se encontraba batallando con un enemigo desconocido, el aire se encontraba perlado de plumas blancas y negras…él era el ganador pero, tan pronto veía a su rival caer, su corazón se llenaba de pena y de un temor indescriptible…entonces despertaba, Aquello se repetía noche tras noche, más Caín no podía encontrarle respuesta al porque de esas visiones. Abatido por  ese echo, se arqueó de hombros y sus ojos se perdieron en las luces de Tokio  –Ya no puedo seguir pensando en eso, mañana es mi primer día en la universidad…necesito descansar– Se dijo a si mismo y sonrió débilmente antes de regresar a la cama, un gran día esperaba al joven de cabello azabache, un día que sin saberlo, cambiaria por completo el sentido de su existencia.


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