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Muñeca Rota por Fai_in_Slumberland

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Notas del capitulo:

Bien, los que me conozcan saben que soy originalmente escritora de fanfics de beyblade pero eso es una mala fachada porque lo mío son las historias originales pero nunca me las apaño para recopilar alguna. Esto es lo que pude comenzar sobre esta.

La verdad espero que les guste aún tengo que pulir muchas cosas y no sé nada sobre temas de asesinos o policiales así que espero escribirlo bien  jajjaja  es más que todo un reto personal n_n espero lo disfruten. 

Sobre el universo, es un poco como sex pistols :D (love pistols) porque esa serie es genialosisima. en el manga de sex pistols se habla de mpreg con "huevos" pero la idea no la entiendo asi que vino esto de betas y alfas con mi compañera noda. 

recuerden ¡que no me lucro con esta historia! ¡¡lo mio es mero ocio y por noda! Eso es Noda mi musa del yaoi. Tralala~ 

 

Disfruten! 

Una mansión solitaria era cubierta por una densa niebla apenas y dejando visible la estructura de tres pisos de altos y altos ventanales modernistas. Detrás de esta, viñedos y jardines se extendían infinitivamente y ocultaban a una figura juvenil que corría entre los arbustos con la mayor velocidad que le permitían sus piernas y aunque al mirar atrás no encontraba nada salvo la silueta de la mansión lejana, sabía que le seguían muy de cerca. Su paranoia se extendía a tal punto que casi podía escuchar la respiración de su agresor en su oído.

Al cruzar el jardín de rosales de la residencia dio con una reja hierro que tenía tres veces su tamaño y un candado con cadenas imposible de romper o quitar, intentó saltarla apoyando su pie entre las rejillas para subir pero una voz le desconcentró por completo “Kielo~ ¿a dónde vas? La cena no ha terminado”

Su miedo le hizo resbalar cayendo al suelo de bruces para luego arrastrarse por el empedrado hasta los arbustos de rosas blancas, desde donde podía escuchar pasos en el pasto buscándole insistente mientras continuaban repitiendo su nombre “kielo” como un cantico. Se arrastró de rodillas detrás de las plantas manchando de lodo su traje de botones cruzado, el cual no tardo en enredarse en uno de los matorrales así que optó por quitárselo con prisa pero el movimiento de las hojas delató su posición.

-“¡bu!”

Unos ojos negros frente a él le hicieron dar un grito de terror buscando alejarse pero su pierna fue sostenida, impidiéndole su huída y en cuanto menos se dio cuenta tenía el cuerpo de su agresor sobre él, con sus ojos negros mirándole fijamente acompañados de hilillos de sangre que iban desde su frente hasta el cuello de su impecable camisa blanca y haciendo perfecta combinación su corbata color vino. Apenas estuvo sobre él le sostuvo las muñecas contra el suelo -“¿qué pensará mi hermano si huyes de esa forma?  No es educado…ni propio de ti, Kielo”

Kielo intentó forcejar de cuenta nueva pero volvieron a inmovilizarle en especial ahora con la amenaza de un cuchillo colocado justo en frente de sus ojos “ya estas roto…”- musitó con cuidado su atacante paseando el cuchillo por sus labios de su víctima, haciendo sangrar una cicatriz ya vieja que el chico tenía –“no me hagas romperte más…no quiero romperle más el corazón a mi hermano…”

Finalmente el miedo fue más fuerte que todo y dejo de moverse aunque el tacto del cuchillo sobre su piel abriendo su camisa de botones le hacía estremecerse. Al ver que había dejado de forcejar el agresor llevó su mano de la muñeca de Kielo hasta su pálido pecho “si…eres hermoso…por eso mi hermano te quiere”

Kielo quiso replicar sobre eso pero el cuchillo volvió a posicionarse cerca de su cuello. Calló. Un segundo después estaba siendo cargado en brazos del de ojos negros como un animalillo asustado hasta lo que parecía ser una cabaña para guardar herramientas de jardín. Con una fuerza que consideraba sobrehumana el de ojos negros no solo le llevó hasta el lugar si no que se las manejó para abrir una puertecilla en el centro de la habitación y bajar unas escaleras.

El aroma a sangre y muerte le hizo querer vomitar pero no sabía qué era lo que causaba pues la oscuridad le envolvía por completo, quiso gritar pero ningún sonido podía salir de su boca. Le dejaron sobre una mesa de metal húmeda, demasiado, podía sentir un líquido extraño manchando su espalda.

¿Sería sangre?

Algo le apretaba después la cintura y las muñecas, con una precisión increíble a pesar de estar en la oscuridad, debían tratarse de correas de cuerpo puesto que este lastimaba su piel. Al encenderse la luz lo único que podía divisar era la lámpara del techo y el rostro sonriente con dos ojos negros mirándole.  

-“jamás debiste haberte juntado con él…”- susurró sobre su oído y sosteniendo un pequeñísimo bisturí que no era menos alentador que el cuchillo de cocina de antes –“y jamás debiste haber intervenido…”- continuó –“pero no importa…porque yo te haré aún más hermoso…” –hizo una pausa- “¡¿o quizás debería cortarte en pedazos por ser un entrometido?!”- estalló colérico. 

Kielo cerró sus ojos y llenó su rostro de lágrimas, rezando porque todo fuese un sueño mientras intentaba no llorar, de haber sabido cómo terminarían los hechos ciertamente jamás habría hecho caso a su curiosidad.

Después de todo,
Esta es una historia acerca de la curiosidad humana.
Esta es una historia sobre instinto animal.

Muñeca Rota

I. Kielo Nykanen
.

 


Ya que nos encaminaremos a desentrañar esta historia es importante que ustedes, lectores, entiendan que el mundo donde se desenvolverán los hechos no es cómo el que ya conocen: donde los humanos descienden de monos y hay hombres y mujeres, no, al referirnos a un término más “primitivo” si se le quiere usaremos “alfas” y “betas” pues considero en este caso el sexo irrelevante, deben saber además que los betas masculinos, aunque raros, son capaces tener descendencia.

¿Qué porqué el sexo es irrelevante? ¿Cómo los betas pueden tener descendencia? vaya que son un público difícil. El ser beta no tiene nada que ver con el sexo, simplemente es una cualidad “genética” vamos a llamarle. Esta cualidad resulta más común en las “mujeres”, pero no se descarta la posibilidad de que los hombres puedan ser betas (en especial los caballitos de mar) así que si la idea de un “hombre” con un abultado vientre les resulta repugnante es mejor que no sigamos hablando, no me gustaría causar problemas innecesarios.

Al punto, los humanos aquí descienden de todas las especies animales: vertebrados o invertebrados, mamíferos u ovíparos, realmente espero que hayan dedicado algo de tiempo a sus clases de la escuela pues, ¿Qué pasa si combinamos la ya de por sí destructiva naturaleza del humano con las leyes animales? Exacto, un mundo bastante jerarquizado y quizás algo violento ¿pero no hace eso todo más divertido?

 Aunque no sean cerrados de mente, algunas especies pueden mezclarse si es que logran llevarse bien. Lo importante es que exista un alfa adecuado y un beta dispuesto.

Me parece que me he extendido demasiado y quieren saber a dónde nos llevará esta historia, bien, nos trasladaremos a una comunidad un tanto sombría, llamada “Midwich”. Un pueblo prácticamente fantasma ubicado a las faldas de la montaña cubierta de árboles frondosos y un lago al extremo oeste. Lleno de mansiones con jardines tres veces más grandes que cualquier departamento lujoso de ciudad y poquísimos edificios de oficinas,  ese lugar donde suele irse de vacaciones pero que nadie quiere vivir allí. De acuerdo, no seré tan aburrido y me enfocaré en la escuela secundaria privada de ese lugar, no me juzguen aún pues prometo que es un buen lugar para comenzar.

Los pasillos siempre están atestados de alumnos, jóvenes prometedores para volverse alfas de sus familias, betas esperando a ser domados por el que despierte sus instintos ¿a quién le interesan los libros? El lugar es un campo abierto para conseguir pareja. Siempre han dicho que la escuela secundaria es una jungla después de todo.

Claro que hay casos raros a los que podría llamársele: Un omega.

Un joven solitario camina en el pasillo principal del edificio en la atestada fila de casilleros y cotilleos absurdos de las demás especies, haciéndole pensar que quizás en el fondo todos son una bandada de cotorras escalándolas. Su presencia pasa desapercibida pues el aroma que emite es prácticamente inexistente, sin mencionar que no es necesariamente alto y aunque sea bien parecido nadie se dedica a prestarle atención. El chico tras llegar a su casillero abrió la puertecilla y miró el espejo que tenía pegado en esta:

El es Kielo Nykanen.

No dedicaré a darles una exhaustiva descripción puesto que ustedes le descubrirán por sí mismos, me limitaré a decirles que Nykanen es una especie de hurón, un animal domesticable parecido a un roedor alargado. Por favor no se imaginen a un ratón gigante mirándose al espejo: Kielo es un chico como cualquier otro salvo por el detalle de que nació albino, su piel es pálida y brillante como la escarcha y su cabello da la impresión de una cúspide nevada, acompañado de pestañas largas y blancas que cubren sus ojos, grises con pupila apagada y algo rojiza que daban la impresión de que nuestro protagonista estaba ciego. Sus rasgos además eran delicados, como esculpidos en hielo, con labios finos deformados por una cicatriz vertical que cruzaba el lado derecho. Su figura era delgada y  procuraba siempre mantenerse elegante y erguido pues no le gustaba sentirse inferior y para él la postura siempre es el primer paso para denotar seguridad. 

Es una buena pregunta el porqué Nykanen es un omega. El chico tras terminar de quitar mechones blancos sobre su rostro se giró a ver a las personas en el pasillo: osos, serpientes, leones, lobos, águilas, buitres, cocodrilos, entre otros muchos ya que no necesito decir que realmente un hurón parecía ser lo más bajo de la cadena, bueno a excepción de algún hámster o ratón.  Así que toda la elegancia de Nykanen era opacada por la presencia animal de sus compañeros.

Sumado a eso Kielo estaba en ese lugar por algo que podría llamársele “un golpe de suerte” pues su familia no era exactamente adinerada para costearle una academia como esa pero al quedar seleccionado como alguien digno de una beca que reducía los costos a más de la mitad la historia era totalmente diferente. Nada daba más prestigio a una familia pobre decir que tenían un hijo que se esforzaba intensamente por pertenecer a una escuela de tal alcurnia.

Aunque ser el alumno becado no era para nada agradable sea porque despertaba burlas entre los populares o condescendencia de sus profesores e invisibilidad absoluta para el resto;  No que le importara pero a veces anhelaba una pareja alfa que le protegiera o admirara, es normal para cualquier ser humano querer ser especial y es normal para un animal querer procrearse. Simple.

Kielo cerró su casillero de mala gana y continuó su camino por los pasillos invisible y solitario hasta su salón de clase donde tomó asiento y comenzó a escribir en sus apuntes;  Las clases en la  secundaria  privada de Midwich eran bastante completas y absorbentes; desde matemáticas, física, filosofía, psicología, música, artes domésticas y deportes, con un ambiente de semi internado procuraban que los jóvenes aprendiesen la mayor cantidad de información posible o, para el pensamiento de Kielo: que pasaran la mayor parte del tiempo fuera de sus casas.

Aquello no resultaba problema alguno puesto que odiaba pisar su residencia actual, tanto que a pesar de ver casi diez horas de clase diariamente permanecía hasta el último minuto dentro de las instalaciones. Además al estar la secundaria vacía  podía practicar en el salón de música con un enorme piano forte y hasta cantar un poco, pues a pesar de sus buenas calificaciones la pasión de Kielo era la música y tenía una buena voz de mezzo-soprano.


No solía tener público pero sus afición por el piano le llevo a conocer a los que convertirían en sus únicos amigos, aunque de clases diferentes: Aurel Steinmeier y Vered Dupont, dos chicos, betas como él que compartían su misma pasión por las artes; Aurel tocaba el violin y Vered era entusiasta de las artes escénicas y el ballet.

Como verán, a pesar de la insociabilidad de nuestro protagonista tenía personas con quien hablar y llenar su lista de excusas para permanecer en la escuela hasta que cayese el sol por detrás de las montañas.

La razón era simple y finalmente sabrán el porqué huye: Muchos nacen en familias amorosas con padres cariñosos y comprensivos pero ese no era el caso de este hurón, que vivía en una madriguera de ratas, literalmente. La residencia tenía una fachada sencilla en madera gris con vetas blancas mal pintadas y un jardín minúsculo con el césped cortado y sin una sola planta, a veces imaginaba aquel espacio de tierra lleno de flores pero cuidarlo sería demasiado problemático y no se lo permitirían.  Como fuese entrar en su residencia en silencio era el mejor regalo que podía recibir:

-“¿ya llegaste? ¡tráeme una cerveza!”


Claro que ese no sería uno de esos días, el chico se encaminó a la cocina y buscó la bebida dejándola en manos de su padre y lo que para Kielo representaba el peor ejemplo de alfa de la historia, apenas llegaba del trabajo ni terminaba de quitarse el saco y ya se plantaba a ver televisión y quejarse de su trabajo. Kielo hizo ademan de irse pero le detuvieron –“¿a dónde vas? ¡Tienes que hacer la cena! ¡No pienses que estás aquí de gratis! ¡Nunca haces nada! ¡y ya de por sí tu escuela nos sale bastante cara!”

Le gritó y Kielo  resignado se dirigió a la cocina revisando las alacenas, optó por realizar pasta cuatro quesos, ya que al ser un nido de ratas al menos nunca faltaba una gran variedad de este alimento. El porqué él era un hurón era bastante claro: ya explique que todas las especies podían relacionarse pero es más que obvio saber en este universo si alguien ha sido “adúltero” solo con  ver que la cría en cuestión es diferente a los progenitores. El padre verdadero de Kielo habría de ser un hurón y el ser criado por una rata resentía no creaba una situación alentadora.

Su padrastro le detestaba y su madre era indiferente, ya de por sí le agradecía a su esposo de que no la hubiese echado a la calle por traer un mocoso albino con ella tras su “pequeña aventura”.  Sumado a eso no tenían hijos, nunca pudieron así que quizás eso alimentaba más el odio de su “padre” al estar atascado con un hijo hurón falso.

Kielo continuaba con la cena y suspiró feliz al encontrar champiñones que pudo agregar a la salsa de queso; a veces tenía la idea de que terminaría siendo intolerante a la lactosa de tanto consumir aquello y anhelaba siempre comer cosas diferentes, claro, pero no tenía dinero para algo así, por lo que todo quedaba en sueños.  Mientras revolvía la salsa  intentaba ignorar los comentarios de su padre provenientes de la sala sobre lo inútil que era y que nunca conseguiría un alfa decente y que tendrían que cuidar de él durante toda su vida.

 El albino no pudo evitar esbozar una mueca parecida a una sonrisa, lo que menos quería era permanecer en ese lugar así que la idea era ridícula, apenas se graduara de la secundaria huiría de ese pueblucho y esa madriguera. Encendió la radio para desviar sus pensamientos y opacar las griterías, las noticias estaban al aire:

-“es la segunda víctima en estos seis meses…La investigación policial esta siendo llevada conjuntamente con la guardia civil…Se estima que los crímenes ocurrieron entre el 12 y 17 de marzo y el pasado 6 de septiembre…Los asesinatos son presuntamente realizados con arma blanca…El asesino deforma el rostro de las víctimas y esconde los cadáveres arrojándolos al agua o desmembrándolos por lo que el reconocimiento de las victimas es difícil…la policía está realizando una investigación pero aconsejan a las personas no abandonar sus hogares en la noche…”

-“quizás nos saldría mejor si el asesino te mata”- habló su padre a sus espaldas mirándole receloso y luego escudriñando con sus ojos oscuros la cena y empujando al chico lejos de la hornilla y consiguiendo que cayese al suelo –“¡¡esto huele a mierda!! ¡Piensas envenenarnos! ¡¿eh?! ¡no creas que no me doy cuenta!” –tomó el contenido del recipiente y arrojó al suelo cerca de los pies de Kielo –“¡¡si tú te lo quieres comer! ¡Cómelo del piso! ¡y si no limpia este desastre!”

Kielo permanecía en silencio mirándole frio y con genuino odio mas no dijo nada, por supuesto aquello saco de quicio al mayor de los Nykanen que extendió su mano hasta las hebras blancas–“¡contesta cuando te hablo! ¡No te creas la gran cosa!”- le haló consiguiendo que se levantara del suelo –“¡¡eres un inútil!! ¡Asqueroso hurón! ¡no te das cuenta de lo bueno que soy al dejar que nos atiendas!”- le empujó de cuenta nueva contra la mesa de la cocina –“¡deberías agradecerme todos los días que te dejo vivir aquí!”

Pasos se escucharon en el marco de la puerta de la cocina, la esposa de Nykanen se asomaba ojerosa con una bata gris cubriéndole el cuerpo, se podía decir que los rasgos agradables de Kielo venían en gran parte por ella, un ratoncillo blanco. –“querido…”- habló desde la puerta y vio la salsa blanca esparcida por la baldosa de la cocina –“¡oh por dios! ¡Kielo que has hecho! ¡Me tomó toda la tarde limpiar la cocina!” – la mujer clavó sus ojos rojos en el chico –“¡no puedes ser más considerado! ¡sabes de mi condición y aún así haces este desas--”- no pudo terminar de hablar pues un ataque de tos había aparecido y la mujer se vio forzada a alejarse de la cocina  para buscar asiento, su esposo fue tras ella no sin antes dedicarle una mirada furtiva al húron.

-“¡ahora alteras a tu madre! ¡Qué esperas! ¡limpia esto!”- dijo desapareciendo tras la puerta. Kielo se incorporó con pesadez desde el suelo y miró el piso manchado suspirando con resignación, pronto se iría de allí o al menos eso pensaba: no iba a negar que la educación que le pagaban era costosa y debía aprovecharla pues tampoco quería salir de la madriguera para terminar bajo un puente.

Aunque mientras restregaba el piso para sacar las manchas pensaba que el puente debía ser más cómodo que ese lugar ¿Ustedes que opinan? Como fuese el trabajo debió tomarle unas dos horas tiempo en el cual su familia optó por ordenar comida china y sentarse en la mesa comedor cercana a la cocina, donde el olor a tallarines calaba en el estomago del chico como taladros.

-“si no desperdiciaras comida, Kielo”- habló su madre al terminar su cena –“te hubiésemos comprado un cubo…”- dijo arrojando los empaques de comida ahora vacíos a la basura–“¡pero debes dejar de ser tan malcriado! ¡Por hoy no cenas!”- alegó la mujer acomodándose su bata y dirigiéndose a su habitación nuevamente–“y recuerda sacar la basura luego…”

Kielo había corrido con la suerte de que lo único que se desperdició fue la salsa de queso y no el agua hirviendo con la pasta, que ya había vertido, así que al terminar su labor de limpieza comió pasta con salsa de tomate: hubiese dedicado su tiempo en preparar otra salsa pero era costumbre de su padrastro arruinarle la cena, todos los días.  Si le encontraba cocinando algo más de seguro también lo arrojaría al suelo.

Y en un estomago vacío cualquier comida es deliciosa, pueden probarlo ustedes mismos si no creen mis palabras.

Al terminar sacó la basura como se le indicó y miró las calles del poblado donde vivía: Desoladas,  sin un alma transitando por estas y con las farolas intentando en vano iluminar el asfaltado y los jardines sin decoración. Era más que obvio descifrar en sus ojos que pensaba en el asesino haciendo que un escalofrío le recorriese la espina dorsal. Aunque la residencia Nykanen se encontraba muy a las afueras del pueblo como para preocuparse: los asesinatos habían sido en la parte céntrica, en el área de las tiendas y la escuela secundaria, no podía evitar sentir una especie de miedo.  

Entornó sus ojos grises hasta la ventana de la residencia donde su padre veía televisión aún, hasta que no se levantara no podría dormir (adivinaron bien al pensar que su cómodo lecho es el sofá)  por lo que suspiró y decidió dar un paseo envuelto en la deliciosa oscuridad. Era preferible su miedo a un asesino que más griterías por esa noche.
 
Era mediado de otoño y hacía un frío que calaba los huesos. Refugiarse en una chaqueta era la mejor idea que podía hacerse pero  Kielo había preferido algo menos grueso, el frío le ayudaba a distraerse y además la soledad a las faldas de la montaña resultaba consoladora. Era en esos momentos que podía dedicarse a derramar una sola lágrima y mostrar su debilidad, era demasiado orgulloso como para permitir que alguien le viese y odiaba toda la idea de dar lástima.

Así que si no quieren tener el odio de nuestro protagonista, no sientan lástima por él a pesar de estar llorando dentro de su abrigo mientras camina al bosque que rodeaba la montaña.  Su cuerpo parecía moverse por inercia y fue hasta escuchar el crujir de las hojas secas bajo sus pies que se dio cuenta que se había adentrado demasiado en la vegetación, suspiró mirando las copas de los árboles y en su mente volvió la idea del asesino.  Apoyó su espalda en un árbol y sopló sus manos enguantadas para darles algo de calor antes de cerrar los ojos y contener su respiración, no quería regresar hasta dejar sus cursilerías y las lágrimas.

Sin embargo su meditación se vio interrumpida por un ruido en la distancia y un destello metálico entre los árboles del bosque, su corazón dio un vuelco y se vio forzado a esconderse tras el ancho tronco, deslizando su cuerpo lentamente hasta quedar de cuchillas en el suelo. Otro ruido se escuchó, una especie de respingo o grito ahogado que no duró más de unos segundos y luego una respiración pesada rebuscando entre su ropa un maletín: el sonido de un cierre abriéndose fue lo siguiente. 

Una mueca de emoción y miedo deformó el rostro del albino ¿estaba presenciando un asesinato? Imposible, aunque considerando que su barrio estaba lleno de ratas quizás una menos haría mejor al mundo o ¿es que acaso había caminado tanto? Con su cuerpo tembloroso se asomó lentamente fuera de los árboles hasta enfocar su vista en los eventos frente a él: efectivamente una silueta estaba inclinada al lado de un cuerpo en el suelo sosteniendo en sus manos algo que en definitiva estaba hecho de metal.

Quiso alejarse pero sus piernas no se movían y para su sorpresa la persona ahora se estaba desplazando en su dirección…


Notas finales:

Si les gusto y quieren que continue :) favorcito de dejar review! recibirán una galleta!


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