CAPITULO I
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- Uchiha Itachi… - la voz del sacerdote se escuchaba grave y sonora en aquella iglesia bellamente adornada – ¿aceptas a este doncel como tu esposo… para amarlo y respetarlo… hasta que la muerte los separe…?
- Acepto – la voz clara y determinada de Itachi
- Uzumaki Naruto… - se dirigió al doncel rubio que estaba a un lado del novio, bellamente vestido, parecía un dios, sus rubio cabellos solamente algunos caían en su nuca, mientras todo estaba peinado en una coleta baja, – ¿aceptas a este hombre para amarlo y respetarlo, en las buenas y en las malas… hasta que la muerte los separe…?
Pareció transcurrir toda una eternidad para todos los presentes, ya que Naruto no contestó de inmediato, su rostro estaba parcialmente escondido detrás de un velo bellamente bordado, ni Itachi podía ver lo que aquellos zafiros ojos reflejaban, sus mirada parecía reproducir toda una vida que había quedado atrás, hasta detenerse en otros ojos que no eran negros como la noche, sino más bien como el ónice, ónices como un toque de rojo embravecido.
Tres años habían pasado desde aquel día en que Naruto había terminado con Sasuke ya que el menor de los Uchihas había comenzado un viaje en donde el rubio de sus sueños no podía ser participe, aquel había sido un día de sorpresas, al descubrir que Itachi, el hermano mayor de Sasuke había regresado de la universidad y tomaría su lugar en las empresas de su familia, desde que Naruto había sido abandonado en aquel hogar después de la muerte de sus padres, Itachi lo adoptó y le dio un gran apoyo, al principio no podía verlo de la misma manera como lo veía como el hermano mayor del hombre que amaba nada más, era imponente verlo ya como todo un adulto recién graduado y comenzar con los negocios de las empresas Uchiha.
Un año después y con muchos trabajos, detalles, regalos, Itachi le propuso matrimonio a Naruto.
- Sé que poco a poco me llegarás a amar pequeño… - le dijo
- Itachi… yo…
- Shhh, no digas nada – le tomó su mano - piénsalo, yo siempre te he amado… pero me hice a un lado porque veía lo que había entre… él y tú… me he dado cuenta que ha sido difícil para ti tratar de olvidarlo, pero, él quizás ya tiene una vida hecha allá donde en Nueva York… y tú no puedes… no debes estar solo… no te lo mereces
- Es que… no sé Itachi… no creo estar listo aún… no creo que mi corazón esté listo para amar a alguien más…
- Yo sé que lograré hacer que me ames y lo mucho que tu puedes amar…
- ¿Y si no puedo? ¿Y si no puedo amarte como mereces que te amen?
- Me haré a un lado… te lo prometo
- De acuerdo…
Aquel día quedaron comprometidos en matrimonio, se casarían en seis meses, durante los cuales harían miles de preparativos, iglesia, flores, vestidos, etc.
Hinata y Sakura, las únicas mejores amigas de Naruto, serían sus damas, a opinión de Hinata, los mejores diseños de vestidos los encontrarían en Nueva York, ya que por la guerra, muchos diseñadores habían venido a establecer sus tiendas en aquella gran ciudad, todo estaba casi listo, pero faltaba el atuendo de Naruto, a un mes de casarse ya, no lo tenía aún, parecía que no encontraba el adecuado, por lo que tuvieron que ir a escogerlo a Nueva York.
El rubio tenía aún una fobia en cuanto ir a la Gran Manzana, porque a pesar de que la ciudad estaba creciendo a una velocidad enorme, sabía que en esa ciudad, estaba el hombre que tanto había amado y que lo seguía, a pesar del tiempo y la distancia, poniéndolo nervioso, además de que no quería ni siquiera saber algo de él, porque sabía que le causaría a pesar de todo heridas en su corazón. Ya que no era lo mismo saberlo o enterarse, a verlo acompañado de él.
Pero como siempre el destino se empeña en hacer jugarretas, Naruto una mañana salió a caminar, su hotel donde estaba hospedado junto a Hinata y Sakura, se encontraba cerca del Central Park, donde una mañana él aprovechó para caminar un poco, la mañana era fresca ya que estaban en época de verano, traía un vaporoso kimono azul pálido con unas cuantas florecillas a las orillas, su cabello había dejado que creciera un poco, ahora se hacía una trenza y algunos mechones rebeldes salían de ésta, dándole un aspecto muy infantil, sus mejillas estaban rosadas por el sol sin dejar su piel acanelada y esas tiernas marquitas que le daban un parecido a un kitsune… kitsune era uno de los motes como le hacía llamar él…
Con un gran deleite miró la parte del parque donde estaban un gran conjunto de árboles, y como si le cosquillearan las manos, subió a uno de ellos, de ahí tenía una buena vista del parque, se adentró entre los árboles, no resistió la tentación de pasar de rama en rama hasta que se cansó, es demasiado temprano para que alguien pase por aquí, se dijo, anduvo en ellos hasta que se quedó parado en la rama de uno, mientras trataba de calmar su respiración.
- Sabía que no era un mono que se había escapado del zoológico…
Naruto se tambaleó, aquella voz lo había sorprendido sobremanera, lo que hizo que trastabillara uno de sus pies haciendo que perdiera el equilibrio y cayera.
Pero… no cayó en el suelo… cayó en los brazos de un hombre, con los ojos más bellos que jamás pensó en volver a ver…
- Vaya… no hay duda que siempre volverás a mis brazos – dijo Sasuke mientras sonreía de medio lado.
El Uzumaki no sabía que hacer, lo único que hizo sin hablar fue soltarse de sus brazos.
- ¿Te han comido acaso la lengua los ratones?
- No…
No dijo más, Sasuke tampoco habló, parecían innecesarias las palabras, solamente eran ellos dos en aquel lugar, las vibraciones que despedían eran suficiente para ellos.
- Naruto yo… - iba a decir el moreno.
- Sasuke… me voy a casar… - le dijo sin mirarlo
- ¿Qué?
- Me voy a casar…
- ¿Pero con quién? ¿por qué? – en la voz de Sasuke había un matiz de angustia, Naruto no lo miraba
- Con Itachi…
- No puede ser… ¿lo amas? – Naruto no contestó – dime por favor… - el doncel no lo miraba ni tampoco decía nada – Naruto… - Sasuke rogó
- Si, Sasuke – sin mirarlo, los ojos del rubio miraban a otro lado – lo amo…
Fue todo, el ojiazul no dijo más, tampoco lo miró, solamente se volteó dándole la espalda y comenzó a alejarse, dejando a un Sasuke completamente confundido sin saber cómo reaccionar ante esta confesión, lo vio marcharse, mientras en su rostro había una completa desolación, en sus ojos se cristalizó una lágrima que no dejó salir, mientras veía alejarse a aquel doncel que no había podido dejar de amar.
Naruto caminó sin voltear, en los ojos de él las lágrimas no pudieron detenerse, no podía dejar que él las viera, ni tampoco quería mirarlo, porque si lo hacía, se perdería de nuevo en sus ojos que parecían arrastrarlo, no podía abandonar lo que estaba haciendo, no podía dejar a Itachi, no ahora, después de lo que él había hecho, le demostraba con creces lo mucho que lo amaba y no iba a pagarle así, además era también cierto, un cariño había comenzado a crecer dentro de él, no se sentía tampoco capaz de abandonarlo.
- Adiós… amor… - susurró como si sus palabras quisiera que se las llevara el viento.
- Si… acepto – contestó Naruto al fin…
- Los declaro marido y esposo… - fueron las palabras del sacerdote – puede besar al doncel.
La bendición fue dada en aquel matrimonio, Naruto era ahora el esposo de Uchiha Itachi.
Cuando todo terminó y antes de que comenzaran a salir los novios e invitados de la iglesia, un hombre enfundado en una gabardina y una gorra que le tapaba una gran parte de su rostro, solitario comenzó a alejarse de ahí, cabizbajo, parecía cargar sobre su espalda un gran peso…
Continuará…