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-Miedo al vacio- por Aidell

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Notas del capitulo:

Bien, pues, honestamente esta es la primera vez que escribo una historia, las mentiras para sacarme de apuros no cuentan ¿o si? por que si lo hacen enotnces esta seria mi historia 1;456,567 aproximadamente (^.^)U

Hablando seriamente, o algo así, nunca habia escrito una historia y mucho menos yaoi, pero hoy, por alguna extraña razón, me desperte pensado "quiero escribir" y despues de ver el último capitulo del manga de Naruto, la pareja quedo establecida (Sasunaru) no tengo ni idea de si la historia sera buena o mala (eso dejo que lo decidan ustedes) pero espero al menos los logre entrentener un poco (^_^)

 

Mire por la ventana, muy pronto aterrizaríamos, llevaba más de cinco horas de vuelo y aun no sabia si era correcto avisar a mis conocidos mi arribo a la ciudad, quizás lo mejor era pasar lo más desapercibido posible, no tenia ánimos de verme envuelto en un interrogatorio basado en el pasado, sé que es realmente patético, pero pese a tantos años aun no estaba listo para afrontar esa parte de mi vida; en aquel entonces frases como “Es imposible huir del pasado” no habían significado nada, pero al volver aquí se que se volverán mi día a día. Suspiro hastiado por dejarme llevar por mis recuerdos quizás la situación para mi seguía siendo tan complicada que asfixiaba.

Sin lograr sacarme todas esas ideas de mi mente comienzo a moverme intranquilo en mi asiento, pareciera que cada movimiento me incomoda aun más, clavo la vista en la ventana sumergiéndome en la nada, permanezco quien sabe cuántos minutos con la mente en blanco hasta que las voz de la azafata me hizo volver en si.

-          ¿Se encuentra bien? ¿Necesita algo? – la sonrisa de la joven era cálida y amable, quizás visto desde el otro lado, yo no me veía tan bien como me gustaría

-          Me encuentro bien, es solo el vértigo – mentí con una sonrisa.

Cuando la azafata se retiro volví a clavar mi vista en la ventana, realmente hay algo en todo esto que me hace querer coger una paracaídas y lanzarme del avión en ese mismo instante, pero tengo dos muy buenas razones que me impiden hacer una locura de ese calibre. Intentando cambiar mi actitud revuelvo mi mochila en busca de algún libro, pero al agachar la cabeza siento mi cabello colgar, el lazo que lo sujetaba se ha caído.

-          Antes era mucho más corto – solté despistadamente en voz baja, casi inaudible, pero mi suerte no me dejaría que mi comentario pasara inadvertido.

-          ¿Perdona? – dijo quien había sido mi compañero de vuelo por más de cinco horas y con quien creía haber tenido el tácito acuerdo de ignorarnos mutuamente, pues durante todo el vuelo no habíamos sido ni para dirigirnos una verdadera mirada.

-          Lo siento, no es nada – Dije tratando de dar termino a la conversación, pero lo único que obtuve fue una sonrisa de mi interlocutor.

-          Sera que venir aquí te ha causado nostalgia – vaya, nos ignoramos todo el camino y ahora espera tener una conversación sentimentalista conmigo, seguro va de broma, ¿Por qué habría de hablar de mis asuntos con un completo desconocido?

-          Quizás, hace muchos años que no regreso a este lugar y francamente no esperaba volver en muchos años más. – creo que hablar con un completo extraño al que nunca volveré a ver, no es tan mala idea, hablo con él, saco un poco de estrés y mañana que vea a mi familia estaré jodidamente fresco y tranquilo para soportar este lugar nuevamente.

-          No entiendo – no sé porque eso no me sorprende – si no querías volver ¿porqué lo haces? No te ofendas, pero no tiene sentido – en realidad su pregunta tenía mucha lógica.

-          Eso mismo me pregunto yo – creo que mi respuesta es más simple de lo que me gustaría – en realidad mi trabajo me ha hecho volver

-          Y amas tu trabajo ¿cierto?

-          ¿eh?

-          Bueno, si no es así ¿Por qué no cambiar de trabajo en lugar de volver?

-          Tienes razón, amo mi trabajo – aclare con una enorme sonrisa, ciertamente amaba lo que hacía, no se trataba solo de conseguir dinero y subsistir.

Lo vi estirarse en su asiento y quitarse los audífonos del cuello para meterlos en su bolso.

-          ¿A qué te dedicas? – cuestiono volteándose completamente hacia mí.

-          Soy escritor – ya lo veo venir, seguro me dirá algo como “¿en serio? Nunca me paso por la cabeza” desde que tengo memoria he soportado esa clase de comentarios incluso cuando estaba en la universidad tuve que soportar comentarios como “estas fuera de lugar”.

-          Genial y ¿Qué clase de libros? – lo mire un momento, realmente parecía estar interesado, sonreí y me acomode en mi asiento.

-          Terror, misterio, drama, esos son mis géneros – conteste un poco orgulloso, él me miro interesado, aguardo un momento de silencio, como si estuviese tratando de procesar algo.

-          Disculpa que lo pregunte hasta ahora, pero ¿Cuál es tu nombre?

-          No, está bien, yo también olvide presentarme, Soy Uzumaki Naruto, es un gusto conocerte – y en realidad me había alegrado el conocerlo, incluso los nervios habían desaparecido.

-           Kitamura Itachi, pero dime Itachi a secas, es un placer Uzumaki, entonces ¿estás mejor?

Estaba a punto de responder, pero la pequeña discusión que se armaba adelante hizo que ambos posáramos nuestra vista en los asientos delanteros.

-          ¡Quítate Aoki! – decía el pequeño de no más de tres años.

-          ¡No! ¡Este es mi lugar! – contestaba su gemelo aferrándose al asiento – por favor Kazuki, no molestes.

La expresión de Itachi cambio en un instante de una resplandeciente sonrisa a una expresión muy seria, nunca me imagine que le molestasen los niños. Eso ha sido una sorpresa. Por su parte los pequeños seguían una casi insonora discusión y yo no apartaba los ojos de la expresión de él.

-          ¿Todo bien? – pregunte solo para medir sus nervios.

-          Eso creo, por favor espera un momento – pidió poniéndose de pie para sacar una maleta del compartimento, lo siguiente fue sacar un libro algo grueso  y regresar la maleta a su lugar – Niños, si dejan de pelear les prestare esto – ofreció con una cálida sonrisa a la vez que les mostraba el libro lleno de fotografías, no paso mucho para que los niños le regresaran la sonrisa y tomaran ansiosamente el álbum.

Ese acto me sorprendió, quizás era un poco prejuicioso con Itachi, pero él tiene una forma muy confusa de actuar, tan parecida a… bueno, eso es lo de menos.

-          ¿te gustan los niños? – pregunte con la mera intención de seguir una conversación y sacarme a esa persona de la mente.

-          Así es, aunque no suelo convivir mucho con niños, bueno tengo un hermano siete años menor, pero en definitiva ya no cuenta como un niño – comento soltando una risilla apenada – pero me… - decía pero se vio interrumpido al ver a las pequeños de pie a lado suyo.

-          Papá ¿podemos ver el álbum contigo?

-          ¿Papá? ¿Quién? – cuestiono Itachi con una expresión para morirse.

-          Si a Itachi no le molesta – conteste ganándome otra expresión cómica de Itachi 

-          ¿Podemos? – preguntaron con la mejor sonrisa que les fue posible.

-          Claro, entonces ¿son tuyos? ¿Tu esposa no viaja contigo? – preguntaba mientras hacia espacio para los niños, los cuales no tardaron mucho en acomodarse perfectamente.

-          Si, lamento el escándalo, viajamos solos, mi esposa, bueno ella- decía redundantemente, aun no puedo entender como alguien con mi profesión se complique tanto con ciertos temas.

-          Mamá murió – soltó Kazuki con naturalidad

-          Lo lamento, no fue mi intención.

Este tema era algo delicado para mí, aun la extraño, fue ella quien me regreso a la vida, le debo tanto y le di tan poco que no hay día en el que al ver a mis hijos no me arrepienta de no haberle dicho apropiadamente cuanto la amaba.

Guarde silencio un momento, los niños reían plácidamente con las fotografías e Itachi me veía expectante, atento a lo que diga o fuese a decir.

-          Está bien, esas cosas que pasan – concluí el tema – entonces ¿eres fotógrafo? – pregunte viendo de reojo el álbum.

-                   Así es, soy fotógrafo profesional, regularmente trabajo con modelos, pero prefiero fotografiar el mundo al natural, los modelos son simples muñecas y vaya que lo digo sin ánimos de ofender, algunos me han quitado el aliento, pero solo basta pedirles algo y listo, sonreír, llorar, enojarse, lo que sea, lo harán, pero en la realidad, eso es más complicado, se trata de estar en el lugar correcto con el lente indicado, cada momento es único e irrepetible, eso es lo que yo quiero capturar. – las expresiones en su rostro cambiaban conforme hablaba, por un momento me recordó al yo de hace varios años atrás, sonreí y el continuo hablando. - También he trabajado con diseñadores y publicistas – dijo hojeando el álbum - ¿te resulta familiar? – eso era poco, lo conocía perfectamente, se trataba de la imagen de la portada de uno de mis libros, para ser claro, se trataba de las imágenes de todos mis libros.

-          Si, son asombrosas, la primera vez que las vi no supe que decir – confesé mirando detalladamente las fotografías originales – seguro que amas lo que haces ¿cierto?

Itachi sonrió y dijo “Eso puedes jurarlo” había algo en su forma de hablar que lograba dejarme tranquilo, sus sonrisas, expresiones, la forma de hablar e incluso su ademanes, mucho de él me hacia sentir cómodo, pero si algo no me dejaba enteramente tranquilo era su físico, nunca había conocido a alguien tan parecido a él y no esperaba encontrármelo nunca, lo mire por el rabillo del ojo, no había error, en definitiva el parecido era asombroso, sus ojos oscuros eran idénticos, incluso la sonrisa orgullosa era la misma, era atractivo, claro esta, seguro pudo haber sido un modelo, más que un fotógrafo y no dudo que sea muy popular con la chicas, sin embargo su actitud más que ser borde, era agradable.

-          ¿Por qué has viajado aquí Itachi? Tú también eres nativo ¿verdad?

-          Sí, me trajo el trabajo, los amigo, el trabajo, la curiosidad, el trabajo – Asentí ante su énfasis – en realidad no es como si quisiera volver.

Por lo visto yo no era la única persona que le hacia pereza y malestar volver su país de origen, será egoísta, pero me ha alegrado saber que no soy el único con memorias complicadas.

-          ¿tienes donde quedarte? – pregunto tomándome por sorpresa.

-          En realidad no, cuando me fui de aquí no llevaba más que una maleta con cambios de ropa, no creas que hui de casa, solo sabía que era inútil llevar más. – explique revolviendo el cabello de Kazuki, el cual alejaba la mano en señal de incomodidad, de los dos, él es quien más se parece a mí. – tal vez me quede con mis padres, no me va mucho la idea, pero peor es nada.

-          Ya veo, bueno pues, si no tienes más opciones, podrían quedarse conmigo, antes mi departamento es grande y francamente odio la sensación de estar solo, lo compre por el cuarto oscuro, pero el resto resulto venir de sobra. – me miro tranquilamente, no sabía que responder, hasta donde yo esperaba, nuestro contacto terminaría allí, bajaríamos del avión y no nos volveríamos a ver, pero su propuesta de una u otra forma me resultaba tentadora, quizás solo unos días hasta que consiguiera un apartamento para nosotros. – ahora que lo pienso, mi propuesta suena extraña ¿cierto? Eres libre de rechazarla, solo me pareció buena idea y la solté.

-          Es extraña, pero no mala, dime ¿no te preocupa meter a desconocidos a tu departamento?

-          No es una ofrecimiento habitual en mí, pero no me preocupa ¿a ti te preocupa?

-          ¿eres un asesino serial?

-          No, aunque si lo fuera ¿esperabas que te lo dijera? – ese fue un buen punto

-          ¿ladrón o alguna otra clase de criminal?

-          Tampoco, pero insisto, uno no te lo diría.

-          ¿Tienes problemas de control de ira, identidad o tendencia paranoide?

-          No, creo que no y definitivamente no

-          Entonces no, no me preocupa

-          Bueno en ese caso esta dicho.

Quien diría que terminaría de esta forma, ni siquiera yo me lo esperaba, regrese mi vista a la ventana y luego a Itachi, él jugueteaba con los niños, si algo en parte me había hecho considerar su oferta, era ver a Kazuki y Aoki tan tranquilos en su regazo, ellos siempre habían sido muy cerrados con las personas nuevas, incluso le consto a mis padres y abuelos ganarse su cariño, sin embargo ahora estaban colgados a Itachi y él sonreía naturalmente, tal vez esa aura que despida tranquilidad y seguridad también ha afectado a mis hijos.

Se escucha las voz del piloto notificándonos la llagada a nuestro destino, pronto comenzara el aterrizaje.

Aoki y Kazuki regresan a sus asientos, miran ansiosamente por la ventana, los imito. La ciudad no había cambiado en lo absoluto, vista  desde aquí se veía tan pequeña, pero aun así podía reconocer todo, hasta el más pequeño e insignificante lugar, después de todo aquí había pasado la mayor parte de mi vida y aquí es donde mi mundo cambio completamente.

Al  salir del aeropuerto tomamos un taxi, los niños miraban emocionados por la ventana,  yo hablaba con Itachi de trivialidades que terminaban por sacarnos una risilla. El auto se estaciono frente a un elegante mas no ostentoso edificio, Mientras el chofer sacaba las maletas del auto Itachi se inclino a la altura de los niños y les señalo el camino, ellos sonrieron y apenas vieron sus maletas libres fuera las tomaron y emprendieron camino.

-          Les entusiasma llegar a un lugar nuevo – dije mientras caminábamos detrás de ellos con las maletas restantes.

-          Solo espero no les desilusione, no solía pasar mucho tiempo en casa y cuando lo hacía era básicamente para dormir, por lo que no habrá mucho. – esa explicación solo termino por hacerme desear llegar más rápido, quería saber como era ese lugar.

-          ¡Vamos ita! ¡Tardan demasiado! – gritaban mis niños frente a una puerta - ¡Vamos! ¡Aoki quiere ir al baño!

-          ¿Ita? ¿y eso? – pregunte caminando lo más rápido que podía, porque cuando Aoki necesitaba el baño, realmente lo necesitaba

-          ¿Qué puedo decir? Los niños me adoran – dijo orgulloso el que era una completo desconocido para ellos hace 2 horas – bien, llegamos – al abrir la puerta mis ojos no lograron distinguir claramente nada, pero aun así podía ver como Itachi se movía diestramente en la oscuridad hasta dar con el interruptor, las luces hicieron presencia y con ellas mi sorpresa, la habitación era realmente sencilla, como si hubiese sido decorada detalladamente para evitar algún exceso, deje las maletas en el piso e Itachi comenzó a abrir las ventanas.

-          Papi, de verdad, de verdad necesito usar el baño – la expresión de Aoki más que parecer un recordatorio parecía una súplica.

Voltee a ver a mi anfitrión y este me señalo una habitación.

-          ¿puedes hacerlo solo? – pregunte más por costumbre que por necesidad, cosa que Aoki sabia, solo negó con la cabeza y entro al cuarto. Por mi parte comencé a dar un recorrido por el departamento.

El lugar estaba lleno de fotografías, no eran de un tema en particular, pero era buenas, obviamente lo único que se de arte era por algunas materias que llevaba cuando estudiaba en la universidad, pero aun así podía distinguir claramente que se trataba del trabajo de un profesional, comencé a quitar las sabanas de los muebles, imitando a Itachi.

-          No esta tan polvoriento como esperaba – comento satisfecho mientas echaba las sabanas en una cesta de ropa sucia. – ¿crees que los niños tengan hambre? – pregunto y en automático retumbo un “Sí” en el departamento, había ocasiones en las que mis hijos eran más directos que yo, Itachi soltó una carcajada  - Es bueno saber que no soy el único, ¿te molesta continuar con esto? – pregunto dirigiéndose hacia su chaqueta y tomar la billetera – saldré a comprar algo para la cena, tu habitación esta junto a la de los niños, Kazuki te la mostrara ¿de acuerdo? – pregunto esto último dirigiéndose a mi hijo.

-          Gracias, por cierto, ¿Qué cenaremos? ¿puede ser ramen?

-          ¿Ramen? ¿a estas horas? Bromeas ¿cierto? Sería mejor algo más ligero

-          Yo quiero Ramen – apoyo Kazuki, ese es mi hijo, ahora es momento de que utilice esa mirada irresistible.

-          No, no es bueno para ustedes.

-          Por favor, yo quiero Ramen Ita ¿podemos? Por favor – La expresión de Aoki al pedir algo siempre me había parecido irresistible, razón por la cual desde que tengo memoria nunca he podido negarme a una petición suya.

-          He dicho que no, aun están muy pequeños – solté una carcajada, cosa que hizo a todos voltear a verme.

-          Lo siento – dije de una forma apenas entendible – es solo que me has sorprendido, no pensé que fueras tan estricto – decía tocándome el estomago por la risa- Dime Itachi ¿No podrías hacer una excepción? Solo esta vez.

Itachi se mantuvo en silencio unos segundos y luego clavo su vista en nosotros, sonreí lo más que pude intentando remover algo en  él.

-          De acuerdo, pero hoy – concluyo saliendo de la casa, esta vez habíamos ganado, pero seguramente la próxima seria todo un reto.

Una vez solos Kazuki me llevo a la que seria mi habitación, no era enorme, pero si tenia el espacio suficiente para tener en ella una cama, escritorio, librero y un sillón tamaño medio, nada mal si me lo preguntan, me tomo un tiempo retirar el polvo de los muebles, pero una vez hecho eso el resto fue sencillo.

Una vez terminado salí de la habitación, Aoki y Kazuki tenían animo de un baño y como supuse que a Itachi no le molestaría –después de todo él dijo “siéntanse en casa” – les prepare el baño, en realidad para ser el departamento de una sola persona era enorme, podía entender claramente la soledad de Itachi.

 El viaje había sido largo, demasiado y francamente en ese preciso instante me sentía desgastado tanto física como psicológicamente, las nubes de lo que se avecinaría el día siguiente no me dejaban en paz, amaba a mi familia, pero su interés e mi sobre todo su preocupación, más allá de hacerme sentir afortunado me terminaban agobiando, pero para eso aún faltaban horas, así que decidí dejarme de ideas y tratar de limpiar aún más ese interesante lugar, la sala estaba lista, pero la cocina seguía un poco empolvada, animadamente abrí cajón por cajo en busca de cosas que me hablaran más sobre su dueño, pero no había nada, en realidad todo en ese lugar estaba decorado de tal forma que no permitía saber nada sobre el dueño, ni siquiera se podría jurar a ciencia cierta si allí vivía un hombre o una mujer.

-          Estoy de regreso – dijo Itachi entrando con una sorprendente cantidad de bolsas de supermercado en los brazos. – algo de  ayuda no me caería de sobra – ciertamente, la cantidad era algo considerable – Hablo de que me ayudes Uzumaki – concreto al ver que no había hecho nada para ayudarle.

-          Deberías ser más claro – argumente tomando la mitad de las bolsas.

-          Cierto, la próxima vez que vea a alguien desmayado en el suelo no hare nada hasta saber si necesita mi ayuda, uno no sabe si solo esta desmayándose por gusto – decía con la boca llena de sarcasmo – por cierto – hablaba mientras ponía agua a calentar para el tan rogado ramen instantáneo. - ¿ingresaran los niños al parvulario en estos días? Escuche a una mujer en el supermercado hablando sobre la temporada de inscripciones, cerraran pasado mañana.

Me quede un momento pensando en la información, era cierto que los niños iniciarían este año, pero no pensé que aún hubiese tiempo para ese papeleo

-          Gracias, mañana iré a arreglar eso – gracias a Itachi ahora tenia una buena razón para evadir a mis padres unos días más, en serio que este sujeto no hacia más que traerme suerte. - ¿esta muy…? – estaba a punto de preguntar la distancia a recorrer, cuando su celular sonó, guarde silencio y con una sonrisa Itachi me pidió un minutos.

Salí de la cocina para darle algo de privacidad. Durante mi espera me quede en la sala observando todas aquellas fotografías, cada una tan o más impresionante que la anterior, pero hubo una en particular que logro captar mi atención completa, se trataba de una hermosa mujer de cabellos negros azulados, la fotografía no era muy llamativa, pero estaba impregnada de un sentimiento, un sentimiento que bien podría ser cariño o amor, había escuchado que se sabe mas de los fotógrafos por su trabajo que por sus palabras y ahora podría aportar a que era cierto, pues pese a no saber nada podía asegurar que ella era alguien importante para Itachi, movido por la curiosidad levante el pequeño marco y lo gire, Mikoto U. decía en la parte trasera.

-          Es mi madre – dijo Itachi colocándose detrás de mí – falleció hace algunos años, ella era la única que aprobaba mi profesión, mi padre ni siquiera lo considera una trabajo, por eso perdí contacto con él, yo no sería el gran empresario que él buscaba y él no reconocería nunca mi trabajo. – explico colocando la fotografía en su lugar. – por cierto, quizás sea un poco incomodo para ti, pero mañana vendrá de visita mi hermano menor, de una u otra forma se entero de mi regreso y sin esperar invitación me dijo que vendría, aunque no es como si Sasuke esperara una invitación, siempre hace lo que le viene en gana.

Al escuchar aquel nombre mi piel se eriza y me recorre un horrible escalofrió por toda la espina dorsal, por lo que con ánimos de no sonar paranoico disimulo mi reacción, el nombre puede ser igual, solo eso, no es como si fuera un nombre destinado a una sola persona, además el era Sasuke Kitamura, no había relación alguna, solo un nombre compartido.

Le regale una de mis mejores sonrisas, no quería ponerlo nervios y le dije estaba bien, además mañana saldría para los tramites del parvulario, seguramente ni siquiera tendría la oportunidad de verlo, Itachi dijo que sería una pena y llamo a los niños a comer.

La cena paso entre risas y temas simple, Aoki y Kazuki se veían entusiasmados con la idea de asistir a la escuela e Itachi se veía interesado en la sensación de llevarlos a clases el primer día.

Sin embargo mi mente no lograba quedarse en este lugar, todo en mi se había descontrolado solo por haber escuchado un nombre, ese maldito nombre cuyo dueño me había quitado meses incluso años de sueño. – Uchiha Sasuke – solté inesperadamente en un suspiro mientras lavaba los platos restantes.

-          ¿lo conoces? – pregunto Itachi apareciendo en la cocina – lamento asustarte – dijo al ver como salte y por poco grito – los niños ya están en la cama – asentí en forma de agradecimiento – entonces Naruto – esa era la primera vez que me llamaba por mi nombre, voltee a verlo para que supiera que no me había incomodado en lo absoluto, el sonrió - ¿conoces a mi hermano? – soltó de golpe y yo con él el plato que traía en mano, me moví torpemente tratando de recoger los trozos de suelo.

-          ¿hermano? – dije nervioso mientras acercaba el cesto de la basura.

-          Sí, se que suena un poco dramático, pero yo desde la universidad uso el apellido de mi madre – no sabía si sorprenderme por tener enfrente al hermano de la única persona que no quería volver a ver en la vida, o concentrarme en la expresión melancólica que tenía en su rostro – mi padre decidió que no era digno de llevar su nombre, si no llevaría su empresa, entonces tampoco su apellido, pero eso ya es pasado, Kitamura ha funcionado bien – aclaro echando los últimos vidrios a la basura, y con ellos la probabilidad de permitirme preguntar algo – entonces, ¿de dónde conoces a Sasuke?

Guarde silencio, no sabía cómo comenzar el tema, si siquiera sabía si era apropiado mencionarlo, pero de algo sí estaba seguro, me tenía que marchar de ese lugar lo antes posible, antes de volver a verlo y quedar envuelto en el pasado.

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por haber leido, espero le haya gustado y si no es asi, pues ni que hacerle, intentare hacerlo mejor a la otra.

Uhmm.. sé que quizás tenga un inicio algo confuso, pero eso se ira aclarando poquito a poquito, pero si las dudas son enormes y no terminan de enterarse de nada, solo pregunten y con gusto aclarare o al menos lo intentare.

Hasta la proxima


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