Capítulo 1
El misterio de Edy.
Ahí estaba con su corazón partido en mil pedazos esperando el amanecer con nuevas esperanzas y una vida mejor entre toda esta porquería de sentimientos y experiencias difíciles de afrontar.
Tomo su celular y marco el número de la única persona que en estos momentos comprendería su situación, el único humano en el planeta que le tomaría por los hombros para abrazarlo y decirle que todo está bien, que contaba con su apoyo…
Emitió algunos sonidos y el buzón de voz apareció… ahora estaba solo.
¿Por qué el amor era tan cruel?
Se preguntó y con dolor recordó que no era la primera ni última persona en recaer en esta pregunta… tampoco podía jurarse jamás volver a enamorarse porque aquello no era parte de su decisión.
¿Esperaría hasta el amanecer para poder salir de este profundo abismo?
No, su actitud no era así, su simple naturaleza de seguir aunque duela y ofrecerse al mundo como el títere de las experiencias le obligaba a salir a experimentar cada gota del dolor engendrado por un ser humano… por un alma que vaga en busca de placer sin medir sentimientos.
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Edy, tan simple e inalcanzable, su silencio era tan normal y su presencia un privilegio que requería mucho más que ser un simpático, más que ser amigable… entre los requisitos la tolerancia a aquellos rostros que confundían era lo más importante .
Caminaba con paso tímido y se alejaba de todo aquel que quisiera saludarlo, intentaba no mirar a nadie a los ojos y siempre sosteniendo un cuaderno se ubicaba en la esquina derecha de la biblioteca.
Observaba por la ventanilla abierta y junto con un libro y su cuaderno escribía sin parar hasta que el timbre para entrar el salón indicaba que era hora de volver y entonces su rostro sereno volvía a ser tímido y sus ojos azules tan pasajeros.
Su banco era sagrado, no gustaba que le tomaran las cosas pues era posesivo, siempre miraba el suelo o el pizarrón, tarareaba un poco la canción que habría de seguro escuchado en la mañana y se dedicaba a poner atención.
Su bolso siempre estaba de un obscuro azul, con una pequeña estrella negra bordada… todo lo que sabía de él era lo que hacía pues nadie había entablado, o mejor logrado, una conversación, solo su voz era escuchada cuando el profesor le obligaba a responder en clases y en voz alta…
Los que han tenido la oportunidad de escuchar su voz dicen que se han enamorado, que es lo más maravilloso del mundo… que es de un tono confundible y suave como el canto de una sirena.
Es popular por su rostro hermoso y su aspecto andrógino provocaba rumores sin consistencia y que no duraban mucho ya que de él nadie podía saber con seguridad que hacia fuera de la escuela o ¿dónde vivía?, ¿cuáles eran sus amigo o su alrededor? ¿Porque se comportaba así?
- ¿Es todo lo que sabes de Edy? – pregunto asombrado un joven de cabellos castaños y ojos dorados.
- Sí, no he podido recopilar más información pues no hay nada más que alguien pueda agregar… creo que es un misterio hasta el más mínimo segundo de su existencia.- el muchacho que respondía parecía estar reflexionando sin embargo su tosca apariencia no daba más que reflejar sus pensamientos en sus expresiones faciales.
- Entonces, gracias Xavier – le entrego unos cuantos pesos y se retiro del baño nº 2, conocido por entregar información detallada a cambio de dinero o algún objeto de interés.
Tal cual como unos investigadores privados esos chicos investigaban a los estudiantes que se habrían ganado fama por misteriosos, populares extraños o simplemente por diversión o paga.
Xavier manejaba el negocio junto con dos chicos los cuales eran gemelos; Dan y Val; su madre habría concentrado su nombre en la sintonía de estos ya que así sería mas fácil llamarlos sin enredarse.
Y así es como Xavier, Dan y Val se ganaban algunos pesos para sus necesidades juveniles y disfrutar la secundaria como nunca, guardando la discreción siempre de quienes preguntaban sin embargo una visita de Damián era demasiado inesperada… aún mas porque preguntaba sobre Edy.
¿Por qué el chico más popular y atractivo de todo el colegio quería saber sobre el misterio andrógeno llamado Edy?
Claro que no tenían respuestas pero era un misterio digno de investigar, después de todo Damián había llegado al colegio este semestre como estudiante trasferido. Una fama de primera.
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Sus cabellos castaños estaban demasiados largos ¿Cuánto tiempo habría pasado desde que no se cortaba el cabello?
Le dio lo mismo y continuo caminando, su apariencia le habría dado gran importancia en cada pasillo en el cual su paso se asomaba, su amabilidad en conjunto con su consciente atractivo agradaban a las personas chicas y chicos. Y adquiría elite.
Camino otros pasos más y cerro sus ojos para concentrarse un poco en las tareas del día, todo esto se estaba volviendo demasiado difícil.
- Perdón – produjo automático cuando sin querer dio un empujoncito a un compañero mas bajo.
El muchacho asintió con la cabeza e intento recoger los papeles en sus manos con rapidez.
Damián abrió los ojos perplejo y se agacho al instante ayudando al pequeño que coincidentemente era el conocido y maravilloso Edy.
Sus rasgos finos dieron a luz un fuerte miedo en sus ojos que no dejaban de pestañar mientras recogía apresurado los documentos.
- Te esta entrando polvo en los ojos, recoge los papeles lentamente para que no te dañes mas si no después lo lamentaras y tendrás los ojos rojos e hinchados – recomendó amable al notar el pequeño detalle y ver el sucio suelo de la escuela.
- Gracias, pero llegare atrasado si no me apuro – anuncio continuando con su rapidez pero esta vez con mas delicadeza.
- Entre dos es mas rápido – refuto recogiendo ya sin levantar más polvo.
Terminaron en cuestión de segundos y Edy nuevamente se lo agradeció esfumándose por los tantos estudiantes que transitaban por aquellas horas en los pasillos.
¿Había escuchado la voz de Edy sin hechizarse?
Se pregunto para recaer en la risa, los mitos eran realmente cómicos en aquella escuela pero debía considerar que la voz de aquel chico en realidad era bastante seductora y fina como la de una niña/niño.
Su interés por Edy no era mas que superficial ya que quería saber mas sobre un misterio que le molestaba hace algunos días desde que había notado que el obligatorio cambio de puesto, dirigido por el profesor le había asignado estar junto a Edy quien tan mudo y atento ni siquiera una mirada se digno a posar sobre Damián.
- Esta vez tenía papeles y no un cuaderno ¿Qué misterio escondes? – dejo escapar mientras dirigía una suave ojeada al pasillo en el que recientemente se habría perdido el muchacho.
El timbre sonó y todos se dirigían a sus respectivas clases. El día parecía normal sin embargo el castaño noto la total ausencia del foco de atención de su mente.
Noto la antes apresurada caminata del más pequeño y se pregunto a donde se dirigiría ¿A dónde? ¿Con quien?
Fingiendo toser pidió ir a enfermería, si Xavier y los gemelos no podían averiguarlo entonces el mismo se dedicaría a romper todo ese enigma y solo para él, descubrir al muchacho.
Desviándose del camino corrió a la azotea, deseaba que el muchacho estuviera allí o por lo menos verlo desde lo más alto y tal vez averiguar su ubicación.
Con pronta llegada diviso que la azotea estaba desierta y fresca Y en un rápido cambio de idea se quedo en el lugar para reflexionar un poco y observe la ligereza del viento que hacia volar sus cabellos desordenándolos… en definitiva ahora comprendía que en verdad estaban bastante largos.
Con arranque se lanzo al suelo y se mantuvo allí, vagando en la existencia y preguntándose el origen de todo el interés de Edy y ¿Por qué pensaba tantas veces en su nombre y su rostro?
¿Ya había sido hechizado el también?
Una respiración ajena le interrumpió entre su profundo pensamiento y mirando hacia otras partes buscando la raíz de todo no encontró nada mas que desierto…
¿Y tras la ventilación?
Con paso sigiloso se acercó y entonces escuchó el sonido de un celular que pronto fue contestado.
- ¿Hola? – Edy contestaba tras aquel pequeño escondite de la ventilación
- Liz, soy yo. Dante ¿Qué ocurre? Me llamaste esta mañana como 30 veces – la voz del emisor se escuchaba perfectamente debido al profundo silencio del lugar.
- ¡Dante! Te extrañe tanto… tenias razón, el chico del club; Lucas…. Hace poco me dejo ¡estoy destruido! No sé que hacer – Un llanto proveniente del joven y pequeño muchacho.
- Tranquila Liz, pero también tu tuviste la culpa ¡te hiciste ilusiones muy rápido! Y odio decirlo pero, te lo dije – las severas palabras consolaban de alguna extraña manera.
- Lo se! Pero soñé un poco y ahora… ahora nuevamente tengo que ir esta noche al club ¿Qué hace en soledad? No quiero lidiar con todos esos horribles hombres ¡Dante ayúdame! – sus suplicas parecían descontroladas y enérgicas en aquella voz tan fina y dulce.
- Me quedare contigo pero no puedes evitar a todos los chicos que se te acerquen por alguna vez ¡ten una conversación digna y no te hagas ilusiones! – El menor sonrió y despidiéndose corto.
Damián ahora buscaba donde esconderse y corriendo a hurtadillas a la orilla mas lejana entre medio de algunos botes de limpieza espero a que Edy saliera.
La nueva información revelaba mucho del enigma en su cabeza y le costaba procesar todo aquello ¿Por qué le llamaban Liz? ¿Quién era el desgraciado de Lucas? ¿Por qué Dante le trataba de forma femenina?
Había una y mil preguntas más pero ahora tenía que concentrarse en llegar a la enfermería antes de que Edy volviera a clases.
Mientras esos elegantes pasos salían de la azotea un papelillo delgado se escapo de sus bolsillos y ni mera cuenta se dio. El joven misterio se había ido y Damián recogía el papel leyendo claramente lo que seria su golpe de suerte.
“Club Destello”
Sonrió y guardo el anuncio en el bolsillo de su camisa para mayor seguridad y entonces con la rapidez en la cual llego a la azotea esta vez bajo a la enfermería reportándose con una severa toz.
Largándose a casa para preparar un plan perfecto y averiguar mas sobre su punto de atención. La excusa de la toz ya había sido la primera y la última vez recordó no volver a utilizarla y busco su cuaderno y papel.
Entraría en el club ¿Cómo?
De seguro como un cliente… pero ¿con que ropas? ¿Con que identificación?
Se valió de maquillaje y atuendos diferentes a los que casualmente usaba, modifico con gran esfuerzo su carnet de identidad y por ultimo cambio su peinado; su voz… simplemente el tal chico le había escuchado muy pocas veces como para recordarlo y entonces cuando estuvo listo.
Ya eran las 10 de la noche.
Salió de su departamento, era una suerte vivir solo sino tendría más problemas para salir de noche pero agradeciendo no tener que lidiar con ello por tener a sus padres en otro país muy lejano. Se retiro al club… buscándolo según la dirección indicada en el papel.
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- Quédate conmigo, tranquila Liz ya pasara – Dante cargaba con el pesar de su amiga mientras conversaban en la barra del bar de el club.
- ¡tranquila! Siempre me dices lo mismo no es como si fuera a conocer un chico de un día para otro – Derramo otro par de lagrimas y miro con un profundo vacío a su amigo.
- Voy al baño, quédate aquí tranquilo y no hagas ninguna tontería ¿si? – sus suaves palabras como si fuera un padre siempre eran bien recibidas.
- Si – asintió y se quedo tomado cerveza mirando a la gente observar su presencia.
Se levanto un poco y mareado se volvió a sentar… el alcohol le había afectado demasiado pronto y parecía no querer recibir una borrachera siendo recién las 10 de la noche.
- Maldita sea – musito y miro a todos lados en busca de que volviera Dante del baño.
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Damián entro con aspecto triunfante; al entrar ni carnet le pedían. Tan solo ver su imponente imagen y vestuario le dejaban y con cumplidos.
Todos voltearon a verlo mientras el dirigía su paso… el club le recordaba un poco a la escuela simplemente que… acaba a de darse cuenta que era un club bastante particular.
Con su chaqueta de cuero negra retirándosela por el calor del lugar decidió sentarse en la barra y tomarse un trago antes de comenzar su exhaustiva búsqueda para entrar a Edy… o Liz.
Pidió una típica cerveza y miro alrededor en busca de aquella mirada o algún indicio de su chico misterio. Ya le tenía un apodo personal.
- Llegue Liz – dijo Dante mientras se acercaba a una joven media borracha.
- Te demoraste mucho ¿Estas seguro que no te follaste a nadie por el camino? – El mas alto rio un poco y luego se sentó a su lado.
El nombre de Liz llamo la atención de Damián y al mirar, se concentro en la delicada apariencia femenina… pero sus ojos, sus brillantes y centellantes luceros de ¿vacío o tristeza?
Sin dudar ni un segundo en que aquella joven era Edy, espero algunos minutos para dirigirse a ellos.
- Liz ¿viste al guapo de al lado? … esta mas deseable que todos los chicos juntos aquí – Liz miro al dante y luego poso su mirada en aquel supuesto atractivo que para su sorpresa lo encontró bastante guapo.
- Si… recién lo note esta bastante lindo ¿eh? – tenia la ebriedad de por cima que no le dejaba lograr las palabras que quería.
- ¿y si le hablamos? Quiero hablarle... no se tu – indiscretamente Dante se dirijo a Damián con una suavidad y una tractivo arrasador.
Bajo esa chaqueta de cuero estaba su camisa negra con los tres primeros botones abiertos dejando expuesta su pálida y tersa piel. Tomo un trago y observo las dos presencias que le rodeaban con una atmosfera cargada de hormonas.
- ¡Hola! Mi nombre es Dante y ella es Liz y ¿vienes solo? – Damián quería reír al darse cuenta del estado de Edy pero aguantando todo y con cortesía sostuvo primero la mano de dante y la beso.
- Mi nombre es – dudo un instante ¿diría el verdadero? ¿demasiada presión? – Alexander jeck – tomo la mano de Liz repitiendo el mismo acto de cortes caballería y agrego – y para su gusto vengo solo.
Un verdadero príncipe dio la impresión y para Dante y Liz fue todo lo que pudieron desear sin embargo el joven acompañante se retiro rápidamente dejando a Liz con Damián.
Prefería ver a su amiga triunfar después de una ruptura que quedarse con ese chico tan seductor… tal vez luego lo lamentaría pero por el momento le gustaba ser un cupido.
- ¿Y te llamas Liz o es tu nombre de pila? – El joven mas bajo se sentó al lado de Damián y la borrachera le gano.
- ¿te digo algo señor caballero? ¡me da igual! … te lo digo, vengo saliendo de una ruptura y lo tengo ganas para conquistas ni nada ¿te apetece escucharme o te largas? – El supuesto Alexander se sorprendió un poco por el comportamiento radical pero acepto con una sonrisa de mil dioses.
Entonces acomodando al joven entre sus brazos y llevándolo a un sillón de alguna esquina y sin ninguna mala intención suspiro para escucharlo, a fin de cuentas a eso había venido.
- Todo empezó hace mucho tiempo pero primero… te cuento que conocí a un chico muy lindo ¡si lo conocieras ale! ¿te puedo llamar así?… me da igual… bueno este chico se llamaba Lucas, y era todo un galante aunque obviamente nada comprado contigo – rio un poco y dio un sorbo a la cerveza – este famoso joven se le ocurrió que podía resultar algo entre yo y el… valla que chiste era aunque ¿sabes? Me ilusione, pensé en todo un cuento de hadas… ¡todo! … pero ayer el tipo me pidió ¿adivina que? ¡Sexo! Lo que todos los hombres quieren… claro yo no se lo hubiera negado si en verdad fuera una – entonces callo al ver la profunda mirada de Dante acercarse.
- ¿perra? – suspiro – ya estas hablando demasiado, disculpa a mi amiga – recogiendo al endeble se lo llevo lejos de Damián…
El mayor se levanto se despidió cordial y se retiro del club para volver a su departamento.
Era bastante interesante toda aquella información recopilada en solo una noche ¿Edy se disfrazaba de mujer?
Aunque se veía demasiado bien… pero era como otra personalidad ¿Por qué cambiaba tanto? ¿Cuál era la importancia de ser chica?...
El misterio estaba resuelto pero las dudas no…
Camino por la calle distraído mirando a todas partes…
El Edy del club le era gracioso y atractivo, el Edy del colegio le era misterioso, hermoso y tímido.
Le hubiera gustado haber podido seguir escuchando al joven pero sabía muy bien que tenia que esconder su identidad después de todo “es un desconocido”… pero mañana en la escuela tendría que reaccionar normal.
Tal vez en algunos días se delatase a si mismo contando la verdad a Edy pero ahora no tenia ni la menor intención de revelarse y ser odiado por siempre.
Llego a su cama y se relajo. Las cosas podrían cambiar en un solo paso decidido y si todo seguía marchando bien tal vez esa curiosidad terminaría en unas semanas y su foco de atención podría cambiar por fin.