Descleimer: Sé que ya lo saben, los personajes de KHR no me pertenecen u.u, son de Akira-san, pero eso no quita que me quede con las ganas de hacer otra historia 8059 XD.
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Insanos Pensamientos
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By RiSaNa_Ho
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…oooO*Oooo…
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-. Oye, Gokudera, ¿Arriba o abajo?-
Hayato se quedó con la boca abierta al oír semejante cuestión. No podía creer lo que sus oídos escuchaban. Parecía pez, queriendo soltar una palabra pero simplemente no lo hacía.
¿Cómo era posible que Yamamoto le preguntara esas cosas apenas llegaran a la habitación? Sobre todo de esa manera tan despreocupada.
Definitivamente no se consideraba una persona recatada, modosita o mojigata. Pero tampoco podía soltar ese tipo de preguntas a los cuatro vientos.
Ambos tenían muchas noches para pensarlo. Después de toda, se pasarían una semana en esa cabaña debido al dichoso campamento que los habían “obligado” a tomar el Décimo. Alegando junto con Reborn, que tenían que aprovechara las vacaciones. Esa patética excusa nadie se la creía, lo que en verdad tramaban eran deshacerse de él por esa semana, para hacer quien sabe que cosas.
Negó con la cabeza, no era tiempo de omitir el tema.
¡Ese no era el punto!
Gokudera trató de mantenerse calmado y callado (cosa rara en él).
Por su parte, Yamamoto sólo lo veía con una ceja alzada, tenía su maleta en el hombro y esperaba una respuesta de su ruidoso compañero de habitación, cosa que no obtuvo.
-. Apresúrate a decidir.- apuró un tanto divertido el azabache, le gustaba la cara contrariada del peliplata.
Ante la apuración, Hayato se despabiló un poco. ¡¿Tan urgido estaba el bastardo beisbolista?!
Se estaba poniendo nervioso hasta para contestar.-. Bueno, yo, creo que, que…-
Takeshi volvió a reír ante la cara roja del más bajo, tiró su maleta al suelo, para comenzar a quitarse la camisa que vestía. Dicha prenda fue a dar a la cama, seguida por la incrédula mirada del peliplata. Por alguna razón no pudo evitar tragar grueso al quitar su mirada de la camisa negra del beisbolista y posarla sobre el pálido pecho de Takeshi.
¡Vaya que estaba bueno el condenado!
Sin embargo, sus insanos pensamientos fueron cortados al escuchar nuevamente la voz de su delirio.
-. Está bien, si tú no te decides, entonces yo escogeré.- se quedó un momento pensativo.-. Tú arriba y yo abajo.-
Ante semejantes palabras, Gokudera casi tuvo una hemorragia nasal. ¿Cómo era posible que el deportista quisiera ir abajo? Tal vez estaba soñando y estaba en el cielo. Su “orgullo” como hombre le aplaudía que ese lugar le quedaba mejor. Si el moreno lo quería de esa manera, no le llevaría la contraria (por primera vez).
-. ¿Estás seguro?- preguntó un tanto ansioso.
-. Claro, a mí nunca me ha gustado ir arriba.-
Yamamoto le dio una última mirada y se recostó en la cama. Colocó sus brazos tras su cabeza ocupándolos de almohada. Cerró sus oscuros ojos para descansar. Para Gokudera esa fue la invitación suficiente. Se lanzó contra el cuerpo del moreno, quedando sobre él a horacadas.
Cuando Takeshi sintió el peso extra, abrió los ojos con sorpresa.
-. ¿Qué haces?-
-. Tú lo acabas de decir, quieres que yo este arriba de ti.- le respondió con una sonrisa ladeada.
La cual desconcertó a la persona que permanecía debajo.
-. Yo estaba hablando de la litera.- señaló la cama de arriba.- Te pregunte cual lugar querías, la cama de arriba o la de abajo.- no pudo evitar sonreír, por la malinterpretación de sus palabras.
-. Ah, era eso.- soltó como si nada. Ocultando su cara roja.
-. Nada de ah, bájate.-
-. No.- dijo aumentando su sonrisa.
Yamamoto entrecerró los ojos y lo miró con advertencia. Podía ser serio cuando se lo proponía, aunque en realidad disfrutaba de esa situación.-. ¿Cómo que no?-
-. Ya que estamos aquí, podemos aprovecharlo. ¿No crees?- lo abrazó con fuerza, hundiendo su nariz en el cuello del guardián de la lluvia.- Además, tú me provocaste al quitarte la camisa.- susurró bajito en el oído del otro. Nadie conocía esa forma de ser de Hayato, sólo Yamamoto era el único que se podía jactar de contemplar. Ante los ojos de los demás eran diferentes.
Pasó sus manos por el pálido pecho del moreno, recorriendo cada centímetro de éste. Mientras el beisbolista posaba las suyas sobre el trasero del italiano (tampoco se estaba haciendo mucho del rogar). Eso sí, sin despegar sus labios.
Si, Yamamoto era el único causante de esos raros pensamientos, pero no le importaba. Después de todo tenía entre sus brazos al responsable y no lo dejaría escapar tan fácilmente.
Al final, terminaría agradeciéndoles al Décimo y a su inseparable maestro esa semana de vacaciones…
Ahora la cuestión era… ¿Quien iría arriba?
Y esta vez no hablarían de la litera.