Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Through the darkness, he lights up my world por Deathrider

[Reviews - 42]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Aun teniendo otro fic de UTAPRI comenzando, me he atrevido con esto.

Como dato curioso diré que se me ha ocurrido el argumento mientras esperaba en la cola del paro durante casi 3 horas LOL

Es un pequeño experimento, así que para cualquier duda, sugerencia, declaración de amor o amenaza de muerte rr ^^

 

 

 

Notas del capitulo:

Ante todo, aclararé que en este fic he aportado mi visión sobre el personaje de Tokiya. No es que me lo imagine tan torturado como en el fic XD pero creo que es un personaje bastante oscuro y lleno de miedos e inseguridades que no muestra.

Y lo dicho Uta no prince-sama maji love 1000%, Broccoli©

Tenía miedo a la oscuridad, no lo negaba. Sentía miedo al sentirse inmerso en aquella masa oscura que parecía querer devorarlo, hacerlo desaparecer, como si nunca hubiese existido.

Era la misma sensación una y otra vez, aquella oscuridad no era otra que le que provocaba Hayato, ese idol de falsa sonrisa que él mismo había creado. Lo deshacía, lo destrozaba, lo hacía desaparecer, dejaba de ser Tokiya para ser Hayato. La gente lo miraba y solo veía a su alter ego, estaba convencido de que algún día desaparecería del todo, dejando solo ese cascaron vacía tras de si.

Ese era el motivo de sus noches en vela, dando vueltas y más vueltas, despertando con el cuerpo empapado en sudor frio. Desde hacía tiempo había empezando a tener problemas para dormir en lugares oscuros, y aquella noche no iba a ser una excepción.

Se despertó sobresaltado, respirando agitadamente, sus manos aferrándose a las sabanas como si le fuese la vida en ello. Se incorporó en la cama, su corazón latía rápidamente, resonando en su cabeza como un eco.

Tardó unos instantes más en ser plenamente consciente de dónde se encontraba: en su habitación, en la academia Saotome. Se levantó y caminó hacia la ventana, abrió la cortina, permitiendo que la tenue luz de la noche entrase al cuarto.

Os pálidos rayos que proyectaba la luz de la calle se estiraron tenebrosamente hacia el interior del cuarto, aquello le proporcionó un poco de tranquilidad, pero no la suficiente. Se sentó en el marco de la ventana, aquella parecía ser una de sus muchas noches en vela.

Fijó la vista en la habitación, estaba todo perfectamente en calma, eso le agradaba. Reparó entonces en la cama que había a su derecha, a unos escasos pasos. La luz que entraba por la ventana la iluminaba parcialmente, creando extrañas formas con las sombras de las sabanas.

Su ocupante dormía relajado, tenía una expresión de paz que Tokiya envidió. El siempre alegre pelirrojo, incluso durmiendo conservaba aquella estúpida sonrisa. Le cabreaba, ¿Acaso ese tipo nunca estaba triste? ¿No tenía un mal día en el que estuviese cabreado con el mundo? Eso lo ponía de mal humor, le daban ganas de zarandearle y decirle que dejase de sonreír bobamente sin ninguna razón.

Suspiró, al fin y al cabo el chico no tenía ninguna culpa, posiblemente él debía ser un amargado sin remedio. Observó a su compañero e cuarto dormir durante uso instantes más antes de volver a fijar la vista en el exterior.

Sentía que toda aquella situación lo iba a enloquecer, desde hacia tiempo se sentía fuera de si, no sabía cuando, pero sabía que todo aquello le superaría, y tenia miedo. Sentía un enorme terror ante todo aquello, a no saber que pasaría mas adelante. Había comenzado todo ese estúpido teatro de super idol sonriente por que amaba la música, pero aquello ya no lo llenaba, sentía que el que cantaba no era él, sino otra persona, una persona sin sentimientos que lo único que trataba era de mantener a su público contento. Apretó sus puños con rabia contenida.

-¿Tienes problemas para dormir nuevamente Tokiya-san?

Sorprendido por la abrupta interrupción del silencio, giró la cabeza para mirar en dirección a la cama de su compañero.

El pelirrojo estaba recostado sobre su lado derecho, sus cabellos estaban desordenados y se frotaba el ojo izquierdo, parecía bastante adormilado.

-No te preocupes Otoya, estoy bien, vuelve a dormir.

El otro no se hizo de rogar y se dejó caer pesadamente, cubriéndose con las sabanas de nuevo. A veces envidiaba al pelirrojo por ser tan simple.

-¿Puedes acercarte un momento?-. Otoya le hacía señas con la mano desde la cama al peli azul.

-¿Qué es lo que quieres ahora?-. Se levantó y dio un par de pasos hasta quedar en frente de la cama.

-Acércate más.

Tokiya enarcó una ceja desconfiado, pero accedió, inclinándose sobre la cama, para quedar más a su altura.

-¡Te pille!-. El pelirrojo agarró a su compañero por la camisa del pijama y lo hizo caer de bruces sobre la cama.

-¡¿Qué diablos te pasa?!

-No grites Tokiya-san, vas a despertar a todos-. Sonaba como un niño regañando a un adulto.-Llevas días sin dormir apropiadamente, debes estar cansado. ¡Si dormimos juntos seguro que te será más fácil!

El pelirrojo lo cubrió con las sabanas, arropándolo bajo ellas con el. Ese sujeto de verdad que nunca pensaba nada.

-No seas ridículo, ya tenemos una edad para este tipo de cosas.

El pelirrojo se limitó a  encararlo y sonreír despreocupadamente.

-No debes temer a la oscuridad Tokiya, yo te vigilaré mientras duermes.

-¿Quién tiene miedo a la oscuridad aquí, grandísimo idiota?-. Sonó realmente infantil, por muy maduro que creyese ser Tokiya seguía siendo un niño grande con miedo a la oscuridad.

-Vamos, no te enfades Tokiya-san.

El peli azul suspiró, rindiéndose ante la insistencia del otro. Qué ridiculez, como si aquello fuese a cambiar algo, todo fuese por que el pelirrojo se callase de una vez por todas.

Aquellos ojos rubí lo escrutaban minuciosamente. ¿Por qué tenía que tener unos ojos tan grandes y vivos? No podía evitar perderse en ellos, de alguna forma le transmitían tranquilidad.

Sus párpados se sentían bastante pesados, al igual que todo su cuerpo. L pelirrojo tenía razón, llevaba días sin descansar apropiadamente y estaba empezando a sentir los efectos por la falta de sueño. Se comenzaba a sentir somnoliento, sus ojos se cerraban contra su voluntad por mucho que intentase mantenerlos abiertos. Lo último que pudo notar antes de caer totalmente rendido fue una mano enredándose con la suya, por lo visto había estado sujetando con fuerza las sabanas sin darse cuenta, ahora su mano se sentía relajada y cálida.

Todo aquello debía ser la falta de sueño, definitivamente sería eso, el pelirrojo no tenía nada que ver con aquello, no señor… para nada.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

Sentía una sensación cálida y suave por todo el cuerpo. Por mas que buscaba no podía encontrar rastros de cansancio en su cuerpo, se sentía como flotando una nube, o algo por el estilo. No se trataba de una nube, ni mucho menos, cuando abrió los ojos pudo ver su cuarto, ligeramente iluminado por la luz del día. Algo estaba diferente, algo se sentía fuera de lo habitual, aquella no era su cama.

Se dio la vuelta lentamente, allí estaba el pelirrojo. Estaba sentado a su lado, apoyando su espalda contra la pared, parecía tararear alguna canción y lo más curioso, aún sujetaba su mano.

Otoya reparó en su presencia.

-¿Dormiste bien Tokiya-san? Esta noche no tuviste pesadillas.

Otra vez aquella maldita sonrisa, esa estúpida y feliz sonrisa, ¿Es qué nunca le dolía la cara de tanto sonreír? Por otra parte, tenía que darle la razón, aquella noche ninguna pesadilla lo había perturbado, ni rastro de ellas.

Había dormido como nunca en su vida lo había echo, tranquilo y en paz, claro está que no iba a admitir aquello ante su compañero.

-No estaría mal si no te removieses tanto en la cama mientras duermes.

-¿Ehhh? ¿Cómo puedes ser tan cruel Tokiya? Con lo buen chicho que fui esperando callado hasta que te despertases.

-¿Buen chico? ¿Acaso tienes complejo de perro?-. A veces no sabía de donde sacaba esas ideas el pelirrojo.

Aquello si que había sido raro, normalmente Otoya era un torbellino al despertarse, saltando y gritando por toda la habitación. Seguro que estar quieto tanto tiempo le había costado lo suyo.

El peli azul hundió sus dedos en aquella melena rojiza, despeinándolo.

-Basta de hacer el tonto, si no nos damos prisa llegaremos tarde a clase.- Sonriendo cálidamente.

El pelirrojo había quedado sorprendido ante aquello, era la primera vez que veía la sonrisa de su compañero desde que lo conocía.

-¡Así que hasta Tokiya-san puede sonreír!

-¿Te burlas de mí?

Tokiya se abalanzó sobre Otoya, atrapándolo para despeinar su cabellera nuevamente. Parecían dos críos en aquél momento. Cualquiera que pudiese observar aquella escena se quedaría alucinado de ver al peli azul sonriendo y bromeando de aquella manera.

Fue el mayor el que puso fin al juego, recuperado la compostura. Si no se daban prisa iban a llegar tarde a clase. Una vez listos se despidieron fuera del dormitorio para dirigirse a sus respectivas clases.

Tokiya realmente se sentía renovado, ahora mismo el mundo le parecía un poquito menos oscuro y horrible.

Las clases transcurrieron con total normalidad, sin nada digno de mención, un día más en la academia Saotome.

Pensó nuevamente en la cálida sonrisa del pelirrojo. Ese chico, de verdad parecía emanar una luz propia, contagiando su estado de ánimo a todo el que le rodeaba.

Una vez sonó la campana que indicaba la hora del almuerzo, se levantó y caminó tranquilamente hacia el comedor dónde compartiría el rato con sus compañeros. No era algo que él hubiese decidido, era una costumbre que le habían impuesto a la fuerza, pero tampoco le desagradaba, así que la mantenía. Comer en compañía tampoco era tan malo.

La gran mayoría ya se encontraban allí, disfrutando de su merecida comida. Reparó en el rubio, sentado en el centro junto a aquella chica, Nanami.

Se sentó frente a ellos con aire relajado, dejando la bandeja con su almuerzo. Se sintió un poco decepcionado cuando el pelirrojo no advirtió su presencia. Mantenía aquellas orbes rojizas posadas sobre la chica, hablaban sobre algo, una canción podría ser; Tokiya no estaba escuchando realmente. Se descubrió a si mismo con la mirada fija en Otoya, que miraba a Nanami con los ojos iluminados, era la primera vez que se fijaba en aquello, la forma en que la miraba. Le sonreía ampliamente, justo como había echo antes con el, como hacia con todos.

En un momento su burbuja había explotado, dentro del cuarto había llegado a sentir que eso había sido un momento ¿especial? Que habían compartido, que el pelirrojo le había regalado aquella sonrisa únicamente a él, para espantar sus pesadillas. Siempre había sido así, Otoya se dedicaba a repartir felicidad por el mundo a diestro y siniestro, sentirse especial por recibir una sonrisa proveniente de él era la mayor tontería que había echo en su vida.

La intensidad con la que miraba a aquella chica era mucho más especial que cualquier sonrisa que pudiese formarse en aquellos labios, ¿Qué tenía ella de bueno? No era nada más que una de las fans de Hayato, como tantas otras.

Le enfurecía, le hacía odiarlo. Quería levantarse y gritarle a la cara que dejase de poner esa estúpida sonrisa a todo el mundo, que no había nada bueno por lo que sonreír de esa manera.

Fue entonces cuando decidió que si no podía tener la exclusiva de aquella sonrisa, haría que desapareciese, que no le sonriese a nadie. Quería torturar aquel rostro, borrando cualquier rastro de sonrisa que pudiese haber habido en él.

-¿No vas a comer Tokiya?-. Ren se había sentado junto a él, mirándolo curioso.- Llevas un buen rato aquí sentado y ni siquiera has tocado la comida.

Salió de su ensimismamiento y giró para ver al rubio.

-No, se me ha pasado el hambre.

Se levantó con la bandeja, arrojando todo lo que había en ella a la basura, para después desaparecer por el pasillo.

-¡Vaya! Eso si que ha sido raro.- el pequeño Syo se apoyó en el hombro de Ren, mirando en la dirección en la que había desaparecido el peli azul.

Otoya también miró en esa dirección frotándose la cabeza, le resultaba muy extraño, aquella mañana al despedirse, el peli azul parecía de buen humor.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

Tokiya se concentraba en las anotaciones de la libreta que tenía delante, mientras que Otoya permanecía sentado en la cama, tocando la guitarra.

El peli azul se desperezó en su asiento y se dejó caer un poco hacia atrás, dejando ir un suspiro.

-¿Ya te cansaste de estudiar? Toma un descanso, tanto estudiar te va a matar.

Volteó a mirar a su compañero, que había dejado de tocar la guitarra.

-Tienes razón, se ha echo bastante tarde-. Agarró el reloj que había sobre su escritorio para confirmar la hora.- Creo que me iré a dormir.

Se levantó, volviendo a colocar la silla y caminó hasta su cama, descubriéndola y metiéndose en el interior.

-Tienes razón, debería dejar de tocar la guitarra o nuestros compañeros vendrán a por mi cabeza.- Sacó la lengua haciendo una mueca graciosa e infantil.

-¿entonces hoy también dormirás conmigo?-. Formulo la pregunta mientras miraba fijamente al pelirrojo.

Por alguna razón, la mirada fija de Tokiya hizo que se sonrojara.

-¡Claro!, si tú quieres-. Sonrió, parecía que le agradaba la idea.

Se bajó de la cama y se dirigió a la de su compañero dando un par de zancadas. L peli azul abrió las sabanas, dejándole espacio para que se metiera bajo ellas.

Otoya se coló entre ellas con agilidad, parecía un niño pequeño feliz por que su hermano mayor había accedido a dormir con el. Se acomodó en la cama, suspirando relajado. Tokiya lo imitó y se acomodó en la cama.

-¿No vas a apagar la luz?

No había caído en aquello, estaba tan concentrado en traerlo a su cama que había olvidad por completo de que aún estaban las luces encendidas.

-Claro, descuida.

Se inclinó sobre el pelirrojo para alcanzar el interruptor. Pudo deslumbrar aquellos enormes ojos escarlata mirándolo. Le atraían como la luz atrae a las polillas, no podía dejar de mirarlos, de buscar en ellos, no sabía l qué, pero estaba seguro de que si seguía mirando lo encontraría.

Sus dedos encontraron el interruptor de la luz y lo presionaron, sin embargo se quedó en esa posición, observando esos grandes orbes.

-¿Tokiya?

Fue como si su voz desencadenase algo en su interior, como si hubiese cortado una cuerda que había estado en tensión durante largo tiempo.

El peli azúl dejó caer su peso sobre el sorprendido pelirrojo.

-¿Q-qué haces?

Se apoderó de sus labios sin compasión. El pobre Otoya, que no comprendía nada, trataba de resistirse, pero el otro era más fuerte y pesado que él.

Tokiya besaba pasionalmente los labios de su compañero, pro rápidamente los abandonó para dirigirse a su cuello, mordiéndolo lo suficientemente fuerte como  para que el pelirrojo lo sintiera intensamente.

Otoya dejó escapar un jadeo de sorpresa, eso avivó aún más el fuego del interior del peli azul, que lamió todo su cuello, llegando hasta la barbilla, que atrapó entre sus dientes.

-T-Tokiya-kun no... ¿Qué es lo que…? ¡Aaah!

Todo su cuerpo se tensó ante aquella intrusión bajo sus pantalones. Podía sentir la mano ansiosa del peli azul rozar insistentemente su entrepierna sobre la ropa interior, que por alguna razón estaba erecta.

Tokiya volvió a apoderarse de sus labios, esta vez forzando la entrada de su legua en el interior de su boca. Esto hizo que el gemido que dejó ir el pelirrojo cuando sintió la mano de Tokiya cerrarse sobre su miembro, quedase sofocado entre sus bocas.

-N-no… Ahh… Toki… ya-san… para…

El peli azul, haciendo caso omiso a las suplicas del pelirrojo que se retorcía sensualmente bajo su cuerpo, aumentó el ritmo en la masturbación de su miembro.

-Vamos, deja de preocuparte tanto y déjate llevar por la situación, Otoya…-. Hablaba muy cerca de su oído, prácticamente le susurraba.

El pelirrojo miró directamente a los ojos de su compañero. No entendía el porqué de aquella situación, había sido todo tan rápido… Aún no acababa de asimilar que fuese la mano de Tokiya la que masajeaba su miembro. Tampoco entendía por qué su cuerpo se sentía tan caliente ante aquél toque.

-¿Otoya…? No… No es necesario que tú… hagas esto…-. Su voz prácticamente salía entre gemidos.

La mano del pelirrojo se había colado entre los pantalones de l peli azul, no sabía muy bien que le había impulsado a hacerlo, pero el ver la expresión de Tokiya en aquellos momentos le pareció razón más que suficiente.

Notas finales:

Bueno, hasta aquí el capi de prueba ¿Qué tal ha estado? Si sale bien la cosa tengo intención de hacer un fic mas o menos larguito (MAS O MENOS XDD).

Ya sabéis, soy una "escritora" de fics que se emociona ridículamente por los rr XD

¡Nos leemos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).