Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Preguntas al aire… por minima

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ok, aquí admito que no estoy segura de que estaba pensando cuando hice esto, tal vez sea porque casi todas las mañanas veía en la TV la serie de los pitufos, o los anuncios de las películas o que simplemente hice una comparación de la piel azul de Mistique y que en la caricatura usa vestido blanco que la llegue a comparar con Pitufos… simplemente se me ocurrió :D

Un día como cualquier otro los pitufos caminaban alegremente, con su alegre existencia, por aquel mágico y misterioso bosque que era su hogar, recogían moritas, cerecitas y pitufresas silvestres, hoy era un día hermoso, cada quien hacia sus cosas, Bromista preparaba sus cajas sorpresa, Vanidoso pulía sus espejos, Filosofo no paraba de hablarle a una Pitufina que ya estaba perdiendo la paciencia con las cosas dichas por su amigo que se creía tan sabio, Granjero miraba con amor sus cultivos, en fin, cada uno estaba en sus cosas, como la pacifica comunidad que era, todo parecía ir en marcha normal y monótona hasta que los gritos de Rastreador alarmaron a toda la aldea.

-¡Papá Pitufo!, ¡Papá Pitufo!- 

-¿Qué es lo que sucede?- un alterado Papá Pitufo salió de su casita en forma de hongo manchado de ceniza y baba de babosa, el grito había hecho que se descuidara y uno de sus tantos experimentos explotara.

-¡Encontré algo sumamente asombroso en el bosque!-

-¿Qué cosa rastreador?, más vale que sea tan importante como para tener alterara a toda la aldea.-

-Hay una mujer en el bosque…-

-No puedo creer que por eso nos hayas espantado Rastreador, docenas de mujeres pasean por los bosques a lo largo del año, ya no tantos como antes, al parecer esos inventos suyos los tienen demasiados entretenidos como apreciar lo bello y majestuoso que es la naturaleza, como le decía a Papá Pitufo el otro día los humanos ya no…-

-Filósofo, deja terminar de hablar a Rastreador-

-Gracias Papá Pitufo, como estaba diciendo, hay una mujer en el bosque, desmayada, y lo más asombroso… de piel azul y cabellos rojos-

Todos, incluso Papá Pitufo se quedaron mudos y asombrados, ¿una mujer azul… humana?, eso era asombroso, después de un momento de discusión se decidió que un grupo iría a verificar si lo dicho por rastreador era verdad.

Los del grupo eran Pitufina, Fortachón, de metiche había decidido ir Filosofo, Genio, Vanidoso, Gruñón, Carpintero y otro montón más liderado por Rastreador.

Llegaron a un pequeño claro, muy alejado de “territorio seguro”, como dirían ellos, y ahí, acostada de lado efectivamente una mujer de piel azul y cabellos rojos, y aparentemente desnuda, ya que no tenía prenda alguna que la cubriera.

-¿Y cómo la encontraste?- pregunto Genio rompiendo el silencio.

-En realidad fue Pitufo Salvaje quien la encontró primero, y me lo conto cuando nos encontramos, él ahora está tranquilizando a los venados que la encontraron antes que él y le avisaron-

-A mí se me hace que Rastreador últimamente pasa mucho tiempo con Salvaje…- comento en susurros Vanidoso a su amiga que le asentía ante este detalle, pero ahora lo más importante, o interesante, esa era mujer de azul.

Con cautela y cuidado inspeccionaron a la extraña mujer, sus facciones eran bellas, de eso no había duda, delgada y tenía un curioso adorno en la frente agarrando sus mechones, una especie de calavera, además de eso, encontraron que la mujer se encontraba herida, una herida en la frente dejaba salir pequeños hilos de sangre, y en la piel azulada pudieron divisar algunos moretones.

Siendo de naturaleza bondadosa no podían dejar a una mujer en ese estado, y después de debatirlo mucho, se llegó a la decisión de que era lo mejor llevarla a su aldea, ahí su patriarca los esperaba, ya se suponía que la traerían si esta estaba mal herida, todos habían creado una camilla con palos, ramas y hojas, y un venado convencido por Salvaje, que había aparecido en el momento justo, tiraba de dicha camilla.

Papá Pitufo examino a su paciente, la herida no era profunda, pero aun así debía ser vendada y limpiada para evitar infección, también utilizo uno de sus ungüentos especiales en cada moretón que veía en el cuerpo de esta, ahora solo quedaba esperar hasta que despertara, fuera buena o mala gente no podían dejarla sola en el bosque sabiendo las posibles bestias que pudieran atacarla, especialmente el hombre.

Mistique abrió sus ojos lentamente, tenía el cuerpo un poco entumecido, ¿Cuánto tiempo habrá dormido?, el cielo se veía oscuro, era claro que era de noche, se incorporó, tenía una especie de sabana sobre ella, ¿Quién la habría puesto sobre ella?, se puso alerta, siempre desconfiada, más lo que vio fue que estaba rodeada de un prado de hongos, eso no se veía todos los días.

Lo último que recordó antes de estar inconsciente es que estaba escapando de esos tontos de la policía anti mutantes, ya ni estaba en E.U., esos aún se tomaban la libertad de cazarlos como animales cuando ni siquiera estaban en suelo americano, se supone que debía ir a visitar a un conocido de Magneto para hacer un pedido especial, escusa también para ella y otros colegas como Dientes de Sable y Pietro, quien la acompañaban, para tomar un pequeño, pequeño descanso, pero esos tontos aparecieron y las cosas se complicaron.

No veía a nadie, ningún humano o mutante en ese pradito de hongos iluminados por la luna y las estrellas, se incorporó, era mejor ponerse en movimiento, que Dios le agradeciera quien fuera quien la hubiera ayudado que ella no lo haría.

Al incorporarse y ponerse en marcha, no noto una pequeña carretilla delante de ella, muy pero muy pequeña y la pisa, no se le clavan astillas pero si es doloroso poner su peso sobre ella logrando romperla, es así que con su pequeño alarido provoca que todos esos honguitos que la rodeaban se iluminaran de repente agarrándola de sorpresa ¿Dónde había ido a parar?

Los pitufos despertaron por el pequeño alboroto, prendiendo cada uno sus lámparas de aceite, no tardaron las cabecitas con gorros blancos salir a asomarse, observando a su invitada al despertarse, miradas de asombro y curiosidad chocaron con una de asombro e incredulidad, Mistique era una mutante, había visto muchas cosas raras, y esto no se le podía esperar, enfrente de ella toda una pequeña comunidad la observaba, como una gigante pisando sus dominios.

-Definitivamente me golpeé muy duro la cabeza-

-Buenas noches mi estimada dama, veo que ya despertaste, ¿Cómo se encuentra?-

Mistique inclino la cabeza, ya varias de esas creaturas habían salido y encabezando esa pequeña muchedumbre resaltaba uno, de ropas rojas y barba blanca, el único que parcia ser diferente a los demás.

-Genial, estoy alucinando-

-Le puedo asegurar que no es así madame si se refiere a que esta frente a más de una docena de pequeños seres azules, nosotros la encontramos en el bosque y le curamos, así que por favor no tenga miedo, no le haremos nada malo-

Miedo, ella no tenía miedo, veía todo con total incredulidad, era absurdo que existieran creaturas así, además estas eran amables, absurdamente amables, nadie en su sano juicio hubiera ayudado a alguien con su aspecto, aunque estos también fueran azules como ella.

-¿Qué te pasa preciosa?, ¿te comió la lengua un ratón jejejeje?- 

-Silencio bromista, tal vez nuestra invitada sea un poco tímida-

-Yo…- 

Todos callaron, expectantes a lo que diría la mujer azul.

-Yo creo que mejor me voy-

-No creo que no sea buena idea jovencita, espera mejor a que salga el sol y cuando ya estés más descansada y con un poco de comida en el estómago te ayudaremos a encontrar la salida del bosque, este lugar puede llegar a ser un laberinto si no lo conoces bien, y más en la noche cuando la visibilidad es tan poco- hablo en su tono paternal el jefe de la aldea, en ese tono que no admitía protesta alguna sabiéndose que estaba en lo cierto.

-“Genial, ¿esto que más raro se puede poner?”- pensó la pelirroja que no creía que en realidad estaba pensando en seguir el consejo de su “alucinación”, si estaba alucinando, lo mejor era descansar un poco más.

-Disculpe madame, aquí las noches son algo frías, y tal vez las cobijas no sean suficiente, aquí tienes un vestido hecho por mí, ya que tu ejem…- ese había sido Sastre, que no había terminado de decir su frase por la pena, la mujer aún estaba desnuda y al mismo tiempo no parecía estarlo por completo, aun así era mejor que llevara algo puesto, no mentía cuando decía que las noches eran frescas, más en esa época del año, y ella solo tenía su sabana y la camilla que le servía como cama. 

¿Aceptar o no aceptar el vestido?, lo tomo, era blanco, como todas las ropas ahí, si hacia algo de frio, ya que, alucinación o no, no tenía ganas de transformarse y esa cosa aunque ligera parecía lo suficiente para mantenerla abrigada un poco.

Se puso el dichoso vestido, le quedaba bien, ¿Qué tela era esa?, no la reconocía, era suave y cálida, pero estaba segura que en tiempo de calor podría ser fresca, se acostó en su improvisado lecho, y se cubrió sin decir una palabra, ahora tenía una almohada, se la había dado la única fémina que había visto en ese grupo, y cerró los ojos, a ver si cuando los habría de nuevo la alucinación acababa.

Los pitufos también se fueron a dormir, dejando a su invitada descansar pensando que ese comportamiento era debido al cansancio, distraídos todos, no se dieron cuenta que algunos en pareja se iban a sus respectivas casas, por ejemplo Poeta con Pintor, o Salvaje que había decidido dormir ese día ahí fue con Rastreador de lo más alegre.


Abrió los ojos, esperando no encontrarse con esos honguitos, esos azulitos saliendo de ellos, eso significaría que su rato de psicosis había concluido, pero no, ahí estaban los honguitos, que en realidad eran casitas viéndolas con la luz del día, y había esas creaturas caminando de ahí para haya, alrededor de ella con cuidado de no despertarla.

-“Ok… tal vez esto pueda ser de verdad”-

-Buenos días, veo que ya despertarte, si no es mucha molestia quisiera hablar un poco contigo antes de desayunar-

Ahí estaba el único azulito que vestía de rojo.

Lo siguió un rato hasta salir de la pequeña aldea, cosa que no tardo mucho y sentarse junto a él en un tronco muerto, esto era tan extraño.

-¿Qué son ustedes, una especie de mutantes?-

-¿Mutantes?, ¿Qué es eso?, no, nosotros somos una especie pacifica llamada pitufos jovencita, hemos vivido en estos bosques por cientos de años teniendo poco contactó con los humanos-

-Eso es imposible-

-Claro que no querida, si te preguntaras porque entre los humanos no hay datos de nosotros es que para ellos como muchas cosas mágicas somos cuentos olvidados, mitos que muchas veces adornan con una que otra mentira-

-Magia… eso podría explicar un poco las cosas-

-Y tu querida, háblame un poco de ti, lo único que sabemos es que te encontramos en el bosque-

La mujer lo miro con desconfianza, pero siendo un ser que no mantenía contacto con humanos no representaba algún peligro, además si representaban amenaza fácilmente los podía patear o pisotear.

-Pues señor, soy una mutante, y mi nombre es Mistique, como supongo que no ha tenido mucho contacto con los humanos fuera de estos bosques, antes de que me lo pregunte, un mutante es lo siguiente en la escala evolutivo de la humanidad, pero muchos humanos no lo ven así, esa sería una razón por la que termine aquí, no soy muy “buena” y termine perseguida-

-Oh creo entender, los humanos suelen reaccionar de manera no tan buena cuando ven algo que es diferente, por eso muchas creaturas mágicas ya no se acerca a ellos-

-Y… ¿Aquí todos son hombres?-

-Pues sí, a excepción de Pitufina, aunque ella fue creada, aun así la quiero como una más de mis Pitufos-

La de ojos amarillos se le quedo mirando como si fuera la más extraña creatura que hubiera visto, y eso era lo que era.

-¿Tú eres el papá de todos ellos?-

-Por algo me dicen Papá Pitufo-

-¿Y la mamá?-

-Bueno, aquí entre nos, nuestra especie está más inclinada a tener varones que mujeres, así que… la mamá no es precisamente mamá, era mi pareja, nos conocimos de jóvenes en otra aldea Pitufo, y bueno, una cosa dio a la otra y empezamos a formar esta gran familia-

-O sea, tú y otro pitufo tuvieron todos estos… ¿Cuántos son?-

-99 más Pitufina-

-Y… ¿Qué paso con el otro “Papá Pitufo”?-

-A pesar de que tenemos una vida muy larga no somos inmortales, murió hace siglos, pero aun lo tengo en mi corazón como si fuera ayer la última vez que paseamos juntos por los bosques, al menos me dejo a estos pequeños-

-“Creo que cualquiera se moriría después de tener tantos hijos… ¡espera!, ¿dijo siglos?”, Disculpe ¿Cuántos años tiene?-

-Más de 600 años y aún me siento joven como un pitufo de 350-

-¡A DESAYUNAR!- grito uno de los azulados con un sombrero de chef y un pañuelo atado en el cuello.

Aun algo choqueada por lo dicho por ese dichoso pitufo se dejó guiar hasta la mesa, se sentó al estilo indio y gracias a la vista panorámica que le ofrecía su estatura pudo ver a todos los pitufitos, sí que eran muchos, a simple vista a ella todos eran iguales, pero ya dando una segunda revisada noto que cada uno tenían pequeñas diferencias, no por el rostro, todos eran iguales en eso, era como ver gemelos pero elevados a la décima o centésima potencia, sino en sus ropas y actitudes, el color predominante era el blanco, ninguno tenía cabello, excepto la única fémina rubia, y el viejito que decía ser el padre de todos ellos, cada uno traía algo que lo diferenciaba solo un poco de los demás, una pluma, flores, babero, etc, realmente alucinante.

Las vocecitas de todos al hablar al mismo tiempo era como estar en medio de un estadio lleno de gente, pero no era gente sino pitufos, aun se debatía mentalmente si se había golpeado fuertemente la cabeza y ahora estaba sufriendo una alucinación severa o era verdad, aunque, si había mutantes con habilidades increíblemente asombrosas y cosas extrañas en la tierra como en el espacio, ¿Por qué no un grupo de azulitos miniatura que vivían en… hongos?

Eso en su mente se escuchaba absurdo, y seguramente se escucharía mucho más absurdo si lo decía en voz alta.

Dejando su debate mental de alucinación o no, se dedicó a observar al grupo nuevamente, notando que se hacían grupitos, o más bien parejitas entre todo el barullo para hablar, intercambiar miradas y… ¿esos dos no tenían entrelazando sus manos debajo de la mesa o algo por el estilo?

-“Guau… a parte de gays incestuosos”- si esto era una alusión, definitivamente tenía la mente más cochambrosa de lo que se hubiera puesto a pensar.

Un pitufo con una pluma en el gorrito hablaba, o más bien, monologaba con otro vestido con una especie de taparrabos, y esas miradas no eran de compañerismo o fraternidad, no, claro que no, ya había vivido tantos años con sus compañeros como para identificar esa miradita entre hombres que tratan de simular pero con el ojo experto se sabía que había algo más.

Y esos dos no eran los únicos, había varias parejitas repartidas en la mesa, por ejemplo uno con un tatuaje de corazón junto a uno con un overol, otra de uno con un espejo y la única hembra de la especie, o al menos la única que había visto, aunque esos dos parecían más un par de comadres que algo más, era una escena un poco bizarra, pero también entretenida.

Después del desayuno, el día pasó rápido, y pudo convivir y ver varias escenas interesantes, junto a las dos comadres, como bautizo a pitufo vanidoso y pitufina, desde sus hombros, pudieron ver una escena de besos entre Salvaje y Rastreador, una escena de celos de Fortachón e Inventor, y como Pintor se le declaraba a Poeta, esa aldea tenía mucho drama, muy bueno.

Pero debía irse, alucinación divertida o no, tenia responsabilidades.

Ocho horas después, Mistique salió del bosque, encontró a dientes de sable y se retiraron a un café donde un viejo cascarrabias y lunático decía en una banca algo de hacer oro con hombrecitos.

-Mistique ¿dónde conseguiste estos deliciosos pastelillos?-

-Por ahí-

Mistique estaba aún vestida con ese vestido blanco con una apariencia de una rubia deslumbrante, los pastelillos que le había dado goloso eran deliciosos, y ese vestido se notaba mucho más útil de lo que parecía, ya que al transformarse este también cambiaba, mágico, definitivamente nunca olvidaría a esa aldea loca de Pitufos.

Notas finales:

Sip, muy sencillo pero divertido, por cierto, estoy pensando hacer uno de Scooby-Doo, seria interesante, ¿ustedes que opinan?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).