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Menfis: un amor prohibido por zeldenciel shuichi

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Menfis



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Hola! Como están? Bueno, este fic está ambientado en el antiguo Egipto. Todas las palabras con un asterisco son parte de un glosario que daré al final del capítulo, para que puedan entender mejor la historia. Espero que les guste y cualquier duda me la hacen llegar, con gusto se las responderé. La información la he sacado de muchas páginas web y libros para hacerlo lo más completo posible.


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Egipto, una de las civilizaciones más espléndidas de la historia ubicada a orillas del Nilo, en donde, en un inmenso desierto, se levantan monumentales obras arquitectónicas como pirámides y grandiosos templos dedicados a sus dioses.


La vida era muy normal en este lugar, hasta ahora, el faraón había muerto hace dos días y el pueblo entero se hallaba en duelo, pero qué podían hacer? El faraón ya era un hombre bastante viejo y además estaba enfermo. Quién sería su sucesor? Era lo que todos se preguntaban en Egipto, quién sería el nuevo rey; uno de los candidatos era el primogénito del faraón, un joven muchacho de 18 años, de cabellos hermosa y extrañamente rosados y unos cautivadores ojos violetas, su nombre, Shuichi .


El joven Shuichi era muchacho muy alegre, carismático y algo hiperkinético, pero hermoso; era el príncipe más codiciado entre las mujeres del *Harén y las de otros reinos cercanos, como no, si era uno de los pocos príncipes solteros que habían y el mayor sueño de las princesas era ser *La Gran Esposa Real. Para Shuichi, sin embargo, el hecho de convertirse en el nuevo faraón le atormentaba, ya que debería elegir a una princesa para casarse y asumir el puesto, pero lo peor era que le había prometido a su padre hacer de Egipto la mejor nación del mundo conocido; además, aún no terminaba sus estudios en el *Kep y eso complicaría las cosas, puesto que tendría que dividir su tiempo en estudiar, dirigir rituales y fiestas, encargarse del abastecimiento de las aguas y velar por la paz del reino. Por suerte, estaba el *Gran Visir Ryuichi, el cual podría ayudarlo en su difícil tarea de gobernar.


Así, después de los funerales del faraón, el joven príncipe decidió casarse con la princesa de *Nubia, la joven y hermosa Shesepet. Dicha princesa era muy amiga del joven Shuichi, se criaron juntos en el harén y ambos asisten al Kep, incluso era muy común verlos juntos caminando por el pueblo o hablando en las fiestas reales; además de hermosa, Shesepet era una mujer muy inteligente y simpática y demostraba gran afecto por Shuichi. Cuando el joven príncipe le pidió matrimonio, ella acepto encantada y junto a madre y padre comenzaron los preparativos para la boda real, a realizarse en Menfis, la capital del antiguo Egipto. Ese día, Shuichi se proclamaría faraón de Egipto, recibiría las ornamentas y, posteriormente, se casaría.


El joven pelirrosa se hallaba hablando con el Gran Visir en el jardín del palacio; aún no tenía claro lo que debía hacer y por eso le pidió a ayuda a Ryuichi, ya que, él era el consejero de su padre. Para ascender al trono del Faraón, Shuichi debía elegir cinco nombres y especificar el porqué los había elegido, ésta era la razón por la cual había recurrido al Visir. Sin embargo, no le fue de mucha ayuda, puesto que él debía ser quien decidiera el significado de cada nombre para reflejar su personalidad y el tipo de reinado que ejercería.



El día pasó rápidamente, ya estaba anocheciendo y el pueblo de Egipto, los nobles y sacerdotes, se preparaban para ser partícipes del reinado del nuevo Faraón y su casamiento. En el palacio, el príncipe, nervioso por su situación, era vestido y adornado por su inseparable esclavo, el joven Hiroshi. Llevaba puesto en su cintura un Shendut o faldín que le llegaba hasta las rodillas y, sobre él, se extendía un paño triangular tejido en oro; en su pecho colgaba un pectoral de oro adornado con piedras preciosas y vidrios, y, en sus muñecas unos brazaletes; una línea negra y delgada sobre sus párpados resaltaban sus hermosas orbes violetas y en su mentón se extendía una barba postiza; y, por último, en su cabeza traía el *nemes (especie de peluca) y su corona. Mientras se perfumaba, llegó a la habitación real el Gran Visir Ryuichi; acercose al futuro Faraón y haciendo un reverencia dijo.


- Ya está todo listo, joven. Lo están esperando.


- Y Shesepet?


-Se encuentra en el templo con su familia, como le dije, lo están esperando.


- Aaahh!!...-suspira- Estoy demasiado nervioso, Ryu-chan!!


-No tiene por qué ponerse nervioso- le dice en tono infantil- Ten- le tiende un conejo de peluche color rosa.- Es Kumagoro, lo conseguí en un mercado en Arabia, puedes tenerlo por mientras pero después me lo devuelves!- le dice con una sonrisa.


Una vez en el templo adjunto al palacio, el sacerdote real dio inicio a la coronación del nuevo rey. El templo, era un lugar bastante extenso o en realidad lo suficientemente grande como para que caiga la gran mayoría de los egipcios. Junto al sacerdote se hallaba sentado un joven frente a un papiro y con una especie de pincel en la mano, se trataba del joven *escriba Suguru, un muchacho muy inteligente, de cabellos verdes y gran amigo del príncipe. El sacerdote bendijo al futuro Rey en nombre de los dioses y le pidió que se dirigiera al pueblo para dar a conocer sus expectativas y lo más importante: su *titulatura.


- Desde hoy, yo seré El Rey de Egipto!!! Es por ello que me deberán respeto y obediencia!!! Soy la reencarnación de Horus, Hijo de Ra!!! Gobernador absoluto de Egipto. Es por eso que elijo:


El Nombre de Horus: " El toro es amado por Maat"


El de Las Dos Damas: "Dinámico de leyes, que calma las dos tierras, que aplaca a los dioses"


El de Horus de Oro: "Maat guía a Ra, Ra es el único"


Tut: "El Rey del Alto y Bajo Egipto, Señor de las manifestaciones de Ra, el rey absoluto"


Shuichi: "El Hijo de Ra, imagen viva de Amón, soberano de Menfis"


El silencio se mantuvo en la sala, a pesar de lo nervioso que se encontraba habló con voz fuerte e imponente. La multitud escuchaba ansiosa a su nuevo soberano; el joven Shuichi era muy querido por todo su pueblo y para ellos era una gran alegría que se convirtiera en Faraón. Cuando dio por terminado su discurso y el joven Suguru terminó de escribir la titulatura, una fuerte ovación se escuchó por todo el templo. Shuichi les dedicó una sonrisa y, luego el sacerdote se arregló para dar inicio al casamiento. La princesa Shesepet, subió sonriente a donde se hallaba su futuro esposo y se acomodó a su lado frente al sacerdote. La ceremonia dio comienzo, después de unas breves palabras por parte del sabio sacerdote y un simple " me doy a ti" dicho por Shesepet a Shuichi, se firmó el contrato matrimonial y se convirtieron en esposos.


Después de la ceremonia, hubo en el palacio, un gran banquete en el que estuvieron presentes muchísimos nobles y varios príncipes. La noche se hizo larga y agotadora, Shuichi lo único que quería era dormir pero mientras no terminara la fiesta no podría hacerlo. Un grupo de mujeres con muy poca ropa danzaban al ritmo de laúd, liras, tambores y un sitar, haciendo babear a cualquiera que las mirara. Ryuichi, con su siempre infantilismo, se acercó al joven faraón para hacerle compañía.


- Nyo... Qué sucede, na no da ? Por qué tan callado?


- Tengo mucho sueño y cansancio.


- Quieres jugar? Así no estarás tan aburrido, na no da!


- Cómo se te ocurre algo así?- hace una pausa- Olvídalo, debo empezar a acostumbrarme a estas cosas -Ryuichi lo mira con ojos llorosos- No es que no quiera- se apresura a decir antes que llore- Sólo que no es el momento para jugar, de todas maneras, gracias por intentar animarme.- concluye sonriéndole.


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El viento jugaba majestuoso con sus hermosos cabellos dorados, sus antebrazos apoyados en el barandal del balcón y sus ojos miraban sonrientes el inmenso pueblo que se extendía a sus pies. Era un hombre alto y buen mozo, llevaba puesta una toga algo ajustada y sobre ella una paño púrpura, una sandalias y en su cabeza una corona. Frente a él se extendía un inmenso jardín limitado por un muro tras el cual se hallaba el pueblo y los campos. Era increíble que en tan poco tiempo haya podido someter a todos los bárbaros que rodeaban el imperio, pensaba para sí, ahora estaban bajo su gobierno y no permitiría ningún tipo de rebelión.


De repente, la puerta de su habitación es abierta y un hombre igualmente vestido pero sin corona, se acerca hasta el balcón; un sujeto de cabellos claros y cortos, un poco más alto que el anterior, de ojos verdes y una sonrisa eterna en sus labios. Se apoyo suavemente sobre el marco del ventanal y quedose mirando fijamente al otro hombre, luego, de una pausa, se decidió a hablar.


- Eiri! Nos llegaron noticias del lejano Egipto. Al parecer se encuentran en plena sucesión del Faraón, el anterior murió hace poco y ahora hay un nuevo Rey.


- Perfecto para invadirlo y salir victoriosos - dijo en tono sarcástico - Eso pensabas, no?-pausa- Pues, yo pienso lo mismo. Egipto es un lugar fascinante, el sueño de cualquiera. Sería lo más grandioso que Roma sometiera a Egipto. Tendríamos esclavos y sabios de primera.- sonrió para sí y luego volteó.- Vamos a Egipto, entonces.


- Demo, Eiri, no podemos ir así como así.


- Sólo será una visita para investigar sobre el nuevo Faraón. Encárgate de todo mientras yo no estoy.


- Pero no puedes ir solo, que tal si esos egipcios te atacan o algo parecido.


- No tienes que preocuparte, iré con Tatsuha. Así aprovechamos para conocer un poco. Puedes decirles a los soldados que preparen un barco rumbo a Egipto? Te lo agradecería mucho, Segushi.


El rubio asiente algo preocupado por el viaje que el gobernador quería realizar. Sería la primera vez que un romano se aventuraba a esas tierras lejanas y algo desconocidas, de costumbres y creencias distintas, en donde lo más probable era que odiaran a Roma debido a la mala fama que algunos pueblos le daban. Como no, si los soldados romanos se caracterizaban por ser fríos y crueles y a la hora de matar lo hacían sin remordimientos.


El joven gobernador salió de su habitación y se encaminó al jardín en donde probablemente se hallaba su hermano menor. Sin embargo, esta vez supuso mal, Tatsuha no se encontraba en ninguna parte del jardín, ni siquiera junto al lago. Se paseó durante mucho rato por el jardín, sin resultado. Volvió al palacio y preguntó a uno de los esclavos por el muchacho. …ste le dijo que el joven se hallaba en su habitación y si no había salido al jardín como todos los días era porque no se sentía bien. Preocupado por su hermano, caminó rápidamente a su habitación, la puerta estaba abierta, por lo que no tuvo que golpear. Un muchacho muy parecido a él, de cabellos negros, ojos grises y contextura delgada; se hallaba frente a la ventana mirando al jardín abrazando un conejo rosa de peluche.


- Piensas quedarte ahí todo el día!!!-dijo el rubio con tono cortante- Qué te sucede? Estás enfermo hermanito?


- No...Sólo pienso...- dijo sin mirar al rubio- Por qué? Te importa lo que me pase?


- Eres patético


-Gracias


-No, en serio. Realmente eres patético. Cambiando de tema, venía para invitarte a un viaje.


- Un viaje? A dónde? A Grecia?- dijo sin ánimos.


- No!! Esta vez nos aventuraremos en un reino lejano y completamente desconocido para los romanos- dijo sarcásticamente- Iremos a Egipto! A la extravagante civilización Egipcia.


- Egipto!!!- dijo el moreno exaltado y emocionado, acercándose inmediatamente a su hermano- Iremos a Egipto, aniki?!!!!!!- el rubio asiente- Genial!!! Podré conocer a mi lindo Ryuichi!!!!- dice abrazando aún más al conejo.


-Ryuichi? Quién es ese?- pregunta con cara de interrogación.


- Nunca te he hablado de Ryuichi, aniki?- niega- Pues... es un egipcio que conocí en Arabia, en donde compré a mi conejo- le dice mostrándole el conejo- …l también estaba de paso en Arabia esos días que estuvimos allí.


- Y qué sabes de él?


- Pues, no mucho. Sólo que está al servicio del Faraón. Creo que es un noble.


- Bien! Tatsuha, arregla tus cosas, no lleves mucho equipaje, sólo lo que necesites. Nos vamos al atardecer.


El moreno asiente y ve como su hermano sale de su habitación. En seguida, como un loco, comienza a arreglar su equipaje mientras cantaba alegremente una canción que le había enseñado un griego y, que por cierto, le gustaba mucho.


Hace un tiempo atrás, hará ya cuatro meses, Eiri y Tatsuha habían realizado un viaje a las tierras de Arabia, por recomendación de los nobles griegos. Uno de los días en que estuvieron, Tatsuha había ido al mercado a comprar algún recuerdo, cuando por casualidad, ve a un muchacho muy guapo, vestido tan sólo con una falda y muchas joyas en su cuello y brazos, unos cabellos entre verdes y cafés y unos ojos hermosamente verdes y expresivos. …ste se hallaba peleando con un mercader por el precio de un peluche con forma de conejo y de color rosa. Tatsuha se acercó a la tienda y tomó uno de los otros conejos que habían sobre la mesa. "Cuánto cuesta?", preguntó sin obtener respuesta, puesto que tanto el joven como el mercader no se habían percatado de su presencia.



Cuando terminaron de discutir, el joven, que por cierto de cerca se veía mucho más mayor, lo miró fijamente y le dijo con tono infantil. "Hola! Tu también quieres uno, na no da?" El moreno asintió casi inconscientemente y, luego de dirigirse al mercader para pagarle por el peluche, ambos jóvenes caminaron por el mercado hablando entretenidos sobre sus vidas. Esa fue la primera y única vez que se vieron, sin embargo, le causó mucha impresión al moreno: por primera vez en su corta vida, sentía una fuerte atracción, tanto física como sicológica, por alguien. Desde ese día, Tatsuha no pudo sacarse de la cabeza al peliverde, soñaba con aquel día noche tras noche y deseaba poder ir algún día a Egipto y decirle todo lo que sentía por él. Sonrió tras recordar la manera en como se habían conocido y continuó alucinando con su Ryuichi hasta que en la puerta apareció su esclavo con una bandeja llena de comida.


-Me preguntaba si tendría hambre, amo. Por eso le traje ésto.-dijo el muchacho tímidamente.


-Mmm... Gracias!!! Tenía mucha hambre-dice avalanzándose hacia la bandeja- Mmm... …sto se ve muy rico. Lo preparaste tú?


- Sí, amo.


- Mmmm... Sabe muy bien, gracias. Puedes retirarte. Y una cosa más, llámame Tatsuha.-el muchacho asiente y se retira dejando a su amo comiendo fascinadamente.


**********


Los días pasaron rápidos, el viaje por mar se hizo largo y, después de tres semanas llegaron al Delta de Nilo, al Puerto de *Alejandría. Desembarcaron sin ningún problema, hablaron con algunas personas para saber como llegar a la capital, recibiendo por respuesta "seguir la corriente de Nilo". Así, montados en sus caballos anduvieron a orillas del Nilo siguiendo el consejo de aquellos campesinos.


Desde Alejandría, la noticia de los extranjeros llegó rápidamente a oídos del Faraón. Unos hombres romanos se dirigían a Menfis con la intención de hablar con su majestad para poder quedarse en tierras egipcias. El joven Shuichi se sorprendió muchísimo, era la primera vez que escuchaba que llegaran romanos a Egipto, lo que le asustó bastante, puesto que podría tratarse de un aviso de invasión o algo parecido. Por éste miedo, el faraón mandó a reunir unos cuantos soldados para que detuvieran a los intrusos en la entrada a Menfis. Así, para cuando el gobernador y su hermano asomaron sus narices en la entrada a Menfis, se encontraron con la no muy agradable sorpresa de que unos soldados egipcios los esperaban para llevarlos ante el faraón. Fueron conducidos a través de las calles de la ciudad, bajo las curiosas y algo asustadas miradas de la gente, hasta el palacio del faraón.


-Eiri! Cómo se habrán enterado de nuestra visita?


-No sé. Pero se lo preguntaremos al Rey...


Dejaron sus caballos en la entrada al palacio comenzando a caminar, luego, al salón. Un hombre salió a su encuentro, llevaba un faldín, traía joyas en sus brazos, pies y cuello, y sobre su cuerpo caía una especie de capucha con gorro la cual tenía puesta, unos cuantos cabellos verdes asomaban pero con la poco luz que había se hacía difícil ver su rostro. Los condujo a través de un pasillo camino al gran salón del trono en donde hablarían con el Rey. Al llegar, les dijo que el Faraón los iba a atender y que por favor esperaran.


- Quiénes son ustedes? Qué desean?-Preguntó curioso el hombre de la capucha.


-Eso no te importa, metiche!-le respondió el rubio con tono cortante.


El hombre calló y esperó junto a ellos que apareciera el Faraón, el cual, después de un rato, se hizo presente en la sala. Su cabellera rosa era ocultada por el nemes y su corona, la típica línea negra sobre sus párpados, un pectoral sobre su hermoso pecho, brazaletes, sus sandalias, la barba falsa, el faldín con el paño triangular y en sus manos los cetros *Nejej y *Heka.


Sus hermosos ojos violetas y su cuerpo perfecto cautivaron inmediatamente al joven gobernador de Roma provocándole un aumento incontrolable de hormonas que con muchísima dificultad pudo controlar. En aquello ojos había realizado el descubrimiento más grande de su corta vida, esos ojos llenos de serenidad, tan expresivos, sinceros, vírgenes y llenos de ingenuidad, eran para él, una mina repleta de oro. Quedose mirando atónito la figura del muchacho. Los egipcios debían estar locos al elegir como rey a un niño, pensaba. Pero luego, sus pensamientos se vieron interrumpidos súbitamente por la voz imponente del muchacho.


-Qué es lo que desean, extranjeros?!!!! O mejor dicho, romanos?!!...-dijo con voz fuerte y cortante, dando a entender que él mandaba.


- Su majestad -se apresuró a decir el rubio- Hemos venido hasta sus tierras con la única intención de quedarnos por unos días para conocer. Es cierto que somos romanos pero eso nos hace crueles como mis soldados -pausa- Usted nos permite quedarnos?!


- Quienes son ustedes?-preguntó el Faraón por la falta de veracidad en las palabras del rubio y su forma de actuar.


- Disculpe, por no presentarnos. …l es mi hermano menor, Tatsuha-dijo señalando al moreno- Y yo soy Yuki Eiri...El gobernador de Roma...-dijo finalizando con un tono sarcástico. El joven faraón se aterrorizó al escuchar las últimas palabras del rubio.- Pero no se asuste, no estamos aquí para causar daño. Nosotros admiramos muchísimo su civilización como para tratar de destruirla -continuo con sarcasmo y una leve sonrisa en sus labios.


-Si trata de intimidarme, no lo logrará. No le tengo miedo a TU imperio!!! De todas maneras, si lo que desean es quedarse...Podrán hacerlo sin ningún problema. Egipto es un lugar libre y abierto para los extranjeros turistas y, como se trata de un noble, permítame ofrecerle algún lugar lujoso para su estancia. -Ryuichi, quien obviamente era el hombre de la capucha, se acercó hasta el rey.


- Será mejor que los deje quedarse en el palacio, Faraón. Así estarán vigilados -susurró en el oído de Shuichi.


- De acuerdo! Mejor los invito a quedarse en mi palacio. Les ofrezco las mejores habitación y un buen servicio. Les parece?


- Sí, no hay problema -respondieron los hermanos en conjunto.


- Ryuichi!!


- Sí, Señor!


- Manda a la servidumbre a preparar una habitación a los señores. Y acompáñalos hasta ella a dejar sus cosas para que el servicio las ordenes.


- Como ordene, Faraón Shuichi.


Una vez dejado su equipaje en la habitación, Eiri salió a caminar por los alrededores del palacio. Era un lugar muy grande, más grande que el suyo, muchas de las paredes estaban pintadas con dibujos, más bien eran jeroglíficos pero para el joven gobernador eran unos simples dibujos. Sin darse cuenta, llegó al harén, las mujeres realizaban sus tareas diarias: algunas fabricaban pelucas, aceites aromáticos y pinturas para el rostro, otras terminaban tapices o cuidaban a sus niños. Al ver al muchacho, las más jóvenes se abalanzaron sobre él provocando el caos total, puesto que el faraón era el único hombre que podía entrar al harén, pero muchas veces le estaba prohibido. Shesepet, la Gran Esposa Real, dio cuenta de lo que sucedía e intento calmar a las muchachas, mas sus esfuerzos no resultaron; llamó a su sirvienta y le pidió que trajera al faraón, el cual se encargaría de la situación.


Apenas llegada la noticia a sus oídos, el faraón corrió hasta el harén para controlar a las jovencitas, las cuales muchas de ellas eran sus hermanas. Eiri, por su lado, intentaba escapar de las manos de las muchachas egipcias pero estaba rodeado de ellas y lo tironeaban de un lado para otro e incluso lo manosearon y le pidieron matrimonio. Shuichi no tardó en llegar y dando un fuerte grito logró el silencio de las muchachas y que se alejaran del joven romano. Posteriormente, Shuichi llevó a Eiri a otra habitación, un lugar agradable, con músicos, bailarinas y pocos adornos entre los cuales habían un pequeño mueble, una especie de cama, muchos cojines, cortinas de seda y unos cuantos jarrones. El joven rubio miraba sorprendido el lugar, al parecer, la intención del faraón, según él, era hablar algo privado o quizás pedirle un favor. Tomaron asiento sobre la cama y después de pedirle a los músicos y bailarinas que los dejaron solos, Shuichi se decidió a hablar.


- Primero, quiero pedirte que no vuelvas a aparecer por el harén. Todas mis hermanas son solteras y desean casarse pronto, además es muy extraño que un hombre entre allí y las mujeres mayores se enojan mucho. Yo tampoco puedo entrar! Bueno, a veces.


- No me quedaron ganas para volver. Discúlpeme, no me di cuenta como llegué allí, este lugar es tan grande que me perdí. – dice sonriendo.


- Pues sí! Cuando niño también me perdía. Por suerte siempre encontraba a alguien que me acompañara hasta el lugar al cual quería ir...


- Te han dicho que eres hermoso?!...- le preguntó con voz seductora e insinuante- Te lo han dicho?


 -Pero, qué estás diciendo?!! - dijo el faraón sorojándose y bajando la cabeza- No me digas esas cosas que me emociono...


- Te emocionas?... Qué quisiste decir con eso? Acaso te gusto?


- No me gustas!!! Sólo que me molesta que me hablen así...


- No creo que sea eso...- El rubio se le acercó amenazante y lo tumbó sobre la cama. El hecho de estar tan cerca provocó que el joven Shuichi se ruborizara aún más. " Qué intentaba el rubio?" . Su respiración aumento y de un momento a otro sintió los labios del rubio sobre los suyos, sin saber por qué, comenzó a corresponder y dejó que invadiera su boca con su lengua. Eiri movió sus manos sobre el pecho de Shuichi jugando con sus pezones, más no pudo continuar debido a que el faraón lo empujó y se levanto rápidamente de la cama.


- QU… TE CREES?!!!!!! TE VOLVISTE LOCO???!!!!! NO ME VUELVAS A TOCAR!!!!!! ERES UN ENFERMO!!!!!! C”MO SE TE OCURRE BESARME?!!!!


- Cálmate! Sólo fue un beso! No te hecho nada que pudiera dolerte... No puedes negar que te gustó... Yo sólo hice lo que me pareció correcto


- QU… DICES?!!!!!!!! NO DIGAS ESO OTRA VEZ!!!! NO ME GUST” NI EN LO MÁS MÍNIMO!!!!!! BESAS HORRIBLE!!! Y ADEMÁS ESTOY CASADO!!!!!


- Cállate!! – dice con tono cortante- Qué beso horrible?!! Es la primera vez que me dicen eso, criajo!! Para tu información, en Roma, todas las mujeres se mueren por mí y darían cualquier cosa con estar conmigo por una noche! Qué tiene que estés casado? Los reyes egipcios se caracterizan por tener muchas esposas. Qué hay de malo en tener un amante?!


- AMANTE??!!!! ENTRE TÚ Y YO NO HAY NADA!!!! YO NO SOY TU AMANTE!!!! DATE CUENTA, SOMOS HOMBRES!!! ESO VA CONTRA LAS REGLAS!


- Reglas? Las reglas se hicieron para romperlas... Quién las cumple? – hizo una pausa y, luego dijo – Mi querido Faraón voy a hacer todo lo que pueda para estar contigo, te tendré en mi cama como sea.


 


Dicho esto, el rubio gobernador salió de la habitación y caminó hasta la suya. Shuichi se quedó atónito tocándose los labios y repitiendo en su mente lo sucedido. Cómo osaba ese hombre a besarle? Con suerte besaba a Shesepet y habían estado juntos sólo dos veces. Pero este sujeto... Shuichi maldijo a los dioses por ponerlo en su camino y, luego también se fue a su habitación. El rubio, mientras caminaba, pensaba en lo dicho por el joven faraón:" No me gustó ni en lo mínimo!! Besas horrible!!!". Sinceramente era la primera vez que alguien, ya sea hombre o mujer, había rechazado un beso suyo, ese criajo osó decirle que besaba horrible. Entonces, por qué le correspondió?


Se había dejado llevar por la circunstancia y ahora su plan de conquistar a tan bella persona se había ido a las pailas. Debió haberse resistido, calmar sus hormonas para el momento preciso, pero ahora, el faraón no volvería a acercársele.


Continuará....


 


Hola de nuevo!!!!!!!!!!!!


Aquí esta el primer capítulo de esta apasionante historia espero que os halla gustado. Dejen reviews, opiniones, muchas ideas y demases. A continuación los dejo con el glosario.


 


Harén: Especie de habitación en el palacio, cuya función era acoger a las princesas que el faraón tomaba como esposas, las cuales se instalaban con sus séquitos. Las mujeres aprendían distintas actividades manuales, fabricaban aceites y pelucas y pasaban allí la mayor parte del día. En el Harén muchas veces habían guerras debido a la gran envidia que había entre las mujeres.


La Gran Esposa Real: Era por lo general, la primera esposa que el faraón tomaba, mandaba por sobre todas la mujeres y era la reina absoluta del Harén.


Kep: Escuela donde los jóvenes nobles y príncipes aprendían de escribas y sabios todo tipo de materias (matemáticas, leer y escribir, etc.)


Gran Visir: Asesor del Faraón, a quien se llamaba "el hombre", en contraposición al Faraón que era llamado "el dios". El Gran Visir era primer ministro, magistrado supremo, arquitecto, etc.


Nubia: Antiguo reino ubicado en una zona desértica al sur del alto Egipto. Allí, los faraones realizaron muchos templos ( como Abu Simbel). Muchos príncipes de Nubia se casaron con princesas egipcias y varios faraones tomaron por esposas a princesas de Nubia. Actualmente, es un gran desierto entre el Alto Egipto y el norte de Sudán.


Nemes: Era una cubrepeluca confeccionado en tela con el que se adornaban los faraones.Consistía en una pieza que cubría la cabeza cayendo a ambos lados del rostro y anudado en la parte de atrás.


Escriba: Eran jóvenes sabios que ayudaban a cumplir las funciones de los nobles. Sabían leer, escribir, dibujar, literatura, historia, administración, matemáticas, leyes, etc.


Titulatura: Los Faraones al subir al trono, debían elegir cinco nombres, constituyendo la Titulatura Real. Estas titulaturas enunciaban una especie de programa sobre lo que sería el nuevo reinado. Estos nombres eran: El Nombre de Horus, El de Nebty o las Dos Damas, El de Horus de Oro, El de Nesut Bity o Rey de las dos Tierras y El de Sa Ra o Hijo de Ra. En el caso de Shuichi: El nombre de Horus " El toro es amado por Maat" se refería a que él amaba la verdad; el de Las Dos Damas "dinámico de leyes, que calma las dos tierras y aplaca a los dioses" se refería a él como el protector y rey absoluto de Egipto; el de Horus de Oro "Maat guía a Ra, Ra es el único", se refería a que es guiado por la verdad y Ra es el gran dios de Egipto; Tut es el nombre que él eligió para ser el rey de las dos tierras; y, por último, Shuichi es su nombre de nacimiento lo que le convierte en hijo de Ra y la reencarnación de Horus.


Alejandría: Ciudad de Egipto, en el delta del Nilo. Primer puerto comercial del país. Fue fundada por Alejandro Magno y se distinguió por su famosa biblioteca y por su faro, considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo.


Cetro Nejej: Cetro que solía llevar el faraón en rituales o actos funerarios para simbolizar su derecho a ser el Rey de Egipto y su identificación funeraria con Osiris. Se trata de un símbolo de autoridad cuya función era la de conducir. También se conoce como Flagelo.


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