Un año, si, un año ha pasado desde la última vez que te vi, desde que me botaste de aquella manera, pero sabes que, me alegro de que lo hayas hecho, me alegro de que me hayas dejado. Porque yo ya no te necesito, no te amo más, soy mucho más feliz ahora.
Yo hice todo lo querías que hiciera, todo lo que me pedias, por que habías sido mi primer amor, mi amor infantil, era joven y tú el galán de la escuela, me acerque a ti con timidez y me recibiste con gran calidez, pero así de rápido que comenzamos a salir, comenzaste a dejar de ser tierno y detallista y te descubriste como realmente eres el animal deseoso de sexo. El cual yo te daba siempre que lo querías y donde querías, porque yo te quería, te creía cuando me decías que me amabas mientras me seducías. Pero después de unas semanas más, ya ni siquiera me lo decías, solo venias a verme cuando necesitabas sexo y me dejabas exhausto en la cama sin una palabra. Me sentía triste pero trataba de convencerme que esa era tu forma de amar, que en la cama me demostrabas tu cariño, por más rudo que fuere.
Era iluso aun, joven y estúpido, quizás fue por eso que tuve que lidiar con la más cruda realidad. Un día fui a tu casa, como hacia todos los fines de semana por que tus padres salían, me pareció un poco extraño que no me hubieras llamado, pero había ido todos los días desde que comenzamos a salir, que supuse que no habías necesitado decírmelo; llegue a la puesta y toque, espere, pero no apareciste, sonriente, como todos los días así que me dirigí a la puerta trasera, esa puerta por la que habías salido a hurtadillas numerosas veces, cuando tu noviecita te visitaba. Si, es cruel recordar que a pesar de decirme que me amabas y de follarme sin descanso tenias una novia, cuando los celos me dominaban tu decías que era solo una fachada, que me amabas a mi, ¡oh¡ que sínico eras pero aun así yo te creía, claro, y era bastante doloroso verla restregándosete en todo momento, ver que a ella la tomabas de la mano, la abrazabas, la besabas frente a todos, pero ni siquiera el verla junto a ti cada día de los dos meses que me usaste fueron tan dolorosos como ese día.
Entre y te llame, pero no obtuve respuesta, subí hasta tu cuarto, la puerta estaba cerrada pero escuchaban claramente los gemidos de placer, aterrado ante las innumerables posibilidades que en un segundo bombardearon mi mente, giré el plomo de súbito y me adelante unos pasos, lo suficiente para comprobar aterrado mis temores; tu, en la cama con esa mirada loca de lujuria que conocía tan bien, penetrando con rudeza y desesperación a un chico apenas mayor que yo.
Te detuviste un momento de tus rudos movimientos y miraste a la puerta buscando a quien interrumpía tu placer, me miraste con desprecio unos segundos.
- Ha eres tú, ¿qué quieres?- dijiste sin el más mínimo tacto.- no ves que estoy ocupado.
Sin más volviste a tu tarea, penetraste aun más fuerte al chico que había aprovechado los segundos que paraste para recobrar el aliento y ahora volvía a gemir enloquecido, mientras recorrías su miembro palpitante con la mano. Sus gemidos cada vez más fuertes martillaban mi cabeza mientras contemplaba horrorizado la escena.
- ¿sigues aquí?- su voz seca y jadeante (esta vez ni siquiera se había detenido) me trajeron un poco a la realidad- ¿Tanto quieres que te folle, no puedes esperar hasta mañana?
Clavaste tu crueldad e indiferencia muy profundo en mi corazón, no pude soportar un solo segundo mas y salí corriendo aun en shock, no me detuve hasta estar bien lejos de ti. No sabia donde estaba, pero era lo que menos importaba, me senté bajo un árbol cercano y abrazando mis rodillas comencé a llorar.
El chico de quien me enamore, con quien perdí mi virginidad, a quien me entregué completamente cada vez que me lo pedía, porque lo amaba y quería hacerlo feliz, serle útil, darle placer y que me amara solo me había usado como muñeco sexual y ahora que se había cansado y aburrido de mí, me tiraba sin el mas mínimo deje de culpa, mientras como haba hecho con migo se divertía exprimiendo todo el placer de su nuevo juguete.
Pero por más que intentaba convencerme de que solo me habías usado, seguía amándote y preguntándome que había hecho mal, porque me habías dejado de amar, acaso no había sido lo suficientemente bueno, acaso no te había complacido lo suficiente. Intente hablarte y decirte lo que sentía, pero cuando estuve frente a ti me pasaste de largo, sin siquiera mirarme, cuando fui a tu casa el temor de volver a verte con alguien mas fue demasiado y salí corriendo de nuevo.
Pase un mes totalmente recluido en mi cuarto, sin comer, sin ver a nadie, soñando con tus manos sobre mi cuerpo, con tus labios sobre los míos, soñando contigo. Pero un día cansado ya de tener lastima de mi mismo, me levante de la cama, me bañe, me arregle y salí de mi casa, camine sin rumbo, llegue hasta un parque y me senté bajo un árbol, el mismo árbol que había sido el único testigo de mis lagrimas seria ahora el testigo de mis sonrisas.
Contemple a las personas felices que caminaban por allí, era un día cálido, los pájaros cantaban, los niños jugaban, los enamorados se tomaban de la mano, el mundo entero reía y entonces pensé, que sería maravilloso poder ser feliz, poder sonreír y reírme de mi estupidez pasada. Y como respuesta el universo me golpeo en la cabeza y me hizo caer.
- Lo lamento mucho, ¿estás bien?
Abrí los ojos, los tenia cerrados por el dolor, y contemple unos hermosos ojos cafés, que en el momento en que hicieron contacto con los míos me empujaron con vertiginosa velocidad fuera del abismo en que me encontraba e incluso más alto, hasta las estrellas.
* * *
Hoy te vi mientras esperaba recargado en el árbol, que una vez más será testigo, paseas por el parque abrazado de una chica, tu nueva novia, no sé cuantas has tenido ni me interesa saberlo pero estoy seguro que han sido tantas como los chicos que han desfilado por tu cama; acabo de mirarte y recordar lo que pasamos, lo que me hiciste pasar. Pero te doy las gracias porque a pesar de todo lo que fui en el pasado ya no soy lo que era hace un año, ya no te amo, ya no te necesito y ahora sé que por cada bastardo como tú en la tierra hay alguien amable, tierno, especial y digno de amar.
Por un momento tu mirada repara en mi, primero dudosa pero luego me sonríes con lujuria, ¡Vaya te has acordado de mí, y parece que has agotado a todos los chicos de la ciudad y buscas iniciar de nuevo con la lista!
Siento una presencia a mi lado y de reojo compruebo quien es, entrelazo mis dedos con los del chico de ojos cafés que besa mi mejilla te devuelvo una sonrisa burlona y sigo mi camino.