Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The cute and the beasts por Deathrider

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola, me llamo Hell y tengo una enfermedad mental :D cuando tengo una idea para un fic tengo que escribirla, no importa que tenga otros dos fics empezados ya.

¡Perdonadme! tenía la necesidad de escribir esto puesto que ellos son la primera pareja por la que me interesé y me abrió los aojos hacia el magnifico fandub de utapri, se lo debo ;o;

Especial decicación a Yeniffer, por ayudarme tando con mis fics, compañera de perversión XD Muchas gracias.

Ni Uta no prince-sama ni sus personajes me pertenecen, son propiedad de sus respectivos autores, yo solo los uso para divertirme sin animo de lucro.

Notas del capitulo:

¡Corderitas!

Lo único que tengo que añadir antes de que empecéis a leer es que este fic es un poco dramático, bueno, realmente todos mis fics lo son XD pero este un poquito más, así que... Avisadas quedáis :3

 

Leed las notas finales D:!!!

Apenas recordaba desde cuando le pasaba aquello, había pasado demasiado tiempo ya. Si lo pensaba seriamente, en un principio no comprendía que era lo que le ocurría, cuando lo entendió trató de negarlo, pero pasado el tiempo lo había asumido y lo aceptaba.

Aunque hubiese llegado hasta el punto de aceptarlo seguía sin hallar el por qué. Sinceramente y desde su punto de vista más subjetivo no tenía demasiado sentido, es decir, lo tendría si fue una chica, pero era un chico en toda regla, por muy bajito y andrógino que llegase a ser.

Estaba sentado en el marco de la ventana de su habitación, abrazando sus rodillas, apoyando su barbilla sobre ellas. Estaba bastante tranquilo en ese momento, su compañero había ido a la biblioteca y tenía unas horas para relajarse y pensar.

Podría decirse que estaba enamorado… Era una palabra un poco fuerte y asustaba con solo pensar en ella, pero no había otra que definiese mejor lo que sentía. Se sentía nervioso en su presencia, su corazón se aceleraba cuando establecían el más mínimo contacto y no podía sacarse su imagen de la mente.

Se enfadó un poco cuando cayó en la cuenta de que su mente volvía a estar repleta de aquella persona. Era ridículo, era un chico, no una jovencita enamorada.

Suspiró con frustración y se puso de pie, desperezándose. No tenía mucho por hacer aquella tarde y estaba realmente aburrido, no sabía con que ocupar su tiempo. Caminó un poco por la habitación en círculos, tratando de pensar que podía hacer para entretenerse.

Se dio por vencido mas pronto de lo que solía hacer, pero estaba desganado. Caminó hasta su cama y se tumbó en ella boca arriba, entrelazando sus manos tras su cabeza y se concentró en mirar al techo como si fuese la cosa más maravillosa que jamás había visto.

Aún seguía dándole vueltas a la cabeza, sin lograr dejar de pensar sobre el tema que le quitaba el sueño. Sabía que esa persona jamás le iba a corresponder así que ¿Para que molestarse siquiera en decirle algo? Una confesión siempre traía problemas, y más si era una confesión unilateral. Después vendrían situaciones incomodaspara ambas personas. Al fin y al cabo estaban estudiando en la misma academia y coincidirían frecuentemente.

Todo aquello era demasiado molesto, su mente permanecía más tiempo del que le gustaría pensando en ello y lo distraía de cosas más importantes, como concentrarse en sus clases. Hyuuga le había llamado la atención más de una vez por estar en babia durante alguna de sus clases, si eso seguía ocurriendo habría consecuencias.

Se sentía agotado de tanto pensar y pese que no era su intención, los parpados empezaban a pesarle, de manera que le era bastante difícil mantener los ojos abiertos. Quizás dormir no era una mala opción para ocupar su tiempo. Cerró los ojos suavemente y sintió como su cuerpo se sentía cada vez menos pesado. Si, definitivamente dormir sería una buena opción.

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

Maldijo el maldito momento en que se le ocurrió echar una jodida siesta para dejar de pensar.

Se acababa de despertar del sueño más cursi y pasteloso de todos los tiempos, de los que hay prados de flores y corres cogido de la mano con la otra persona. Se levantó de la cama hecho una furia, con los cabellos rubios revueltos y pateó su mesita. Se arrepintió al instante, cuando oyó sus dedos crujir y sintió el dolor.

Se dejó caer al suelo, agarrándose el pie, quejándose y soltando maldiciones al aire. Fue entonces cuando escuchó la puerta abrirse y miró a la persona que acababa de entrar.

Natsuki lo miraba perplejo, pestañeando muy rápido.

-¿Qué haces Syo-chan? ¿Es algún tipo de nueva coreografía?-. Parecía emocionado con la idea.

-¿Acaso eres idiota? Me he dado un golpe en el pie sin querer-. Mintió, pero prefería no quedar como un tonto.

-Vaya, ¡Pobrecito! Deja que me asegure de que no es nada grave-. Prácticamente dejó caer su cartera y la funda de su violín al suelo.

Natsuki agarró a Syo por la cintura y lo levantó en el aire.

-¿Q-qué haces idiota? No es necesario, ha sido solo un golpe, puedo levantarme por mi mismo.

-No seas cabezota, tenemos que asegurarnos de que no es grave, Syo-chan es un gran bailarín, no podemos dejar que algo como esto afecte a su brillante futuro-. Sonrió ampliamente ladeando la cabeza.

-Como sea…

Natsuki condujo al pequeño hasta su cama y lo sentó en ella, arrodillándose inmediatamente delante de él y tomando su pie entre sus manos.

-Veamos…-. Palpaba la fina piel del Syo, haciendo presión en algunas zonas.

-D-de veras que esto no es necesario… ¡Auch!

-¿Duele cuando toco aquí?-. Volvió a apretar en la zona, sobre sus dedos.

-Si, duele un poco-. Hizo una mueca de dolor al sentir la opresión del rubio sobre sus doloridos dedos.

-No creo que sea nada serio, es solo el golpe, pero si mañana sigue doliendo deberías ir a que te revise la enfermera de la academia-. Le sonrió mientras acariciaba su pie, intentando calmar el dolor.

Sentía como su corazón latía sin control bombeando la sangre que se agolpaba en sus mejillas. Si, la persona que despertaba aquellos sentimientos en él era nada menos que Natsuki, su compañero de cuarto y amigo de la infancia. Sabía que era estúpido, ya que el rubio era un idiota, tenía la cabeza siempre en las nubes y raramente se tomaba algo en serio, pero no podía evitarlo, todo su cuerpo lo proclamaba, estaba enamorado de él.

-¿Te das cuenta Syo-chan? En esta posición parece que te esté pidiendo matrimonio-. Rio como un idiota ante esa observación.

Natsuki era imbécil. Su corazón dio un brinco y se puso totalmente colorado por aquello.

-¿Eh? Syo-chan ¿Qué  te pas…?

Syo lanzó su almohada con toda su fuerza contra la cara de su compañero. Le cabreaba que Natsuki nunca se enterase de nada.  Lo único que hacía era andar por la vida sin preocupaciones, sonriendo por todo y diciendo tonterías. También estaba enfadado consigo mismo por acabar prendado de semejante elemento.

Se puso en pie como pudo, intentando no apoyar demasiado el pie.

-¿Dónde vas? Casi no puedes andar.- Colocó la almohada cuidadosamente sobre la cama del pequeño.

-¡Cállate! Voy a ir a ver a Ren-. Estaba bastante cabreado y eso se notaba en su voz, pero de todas formas había sonado más disgustado de lo que quería.

Miró a su compañero, esperando que le reprochara el tono que había usado con él. Pero Natsuki se limitó a sonreír alegremente como si nada hubiese pasado. Ese tipo era idiota, no tenía otra explicación, nunca se enfadaba por nada, sonreía sin más y lo dejaba pasar. Pues bien, mejor para él.

Se puso las zapatillas con cuidado y se salió de la habitación cojeando. La habitación de su amigo no estaba lejos, pero las estaba pasando canutas.

-Vaya… Lo he hecho de nuevo, he vuelto a hacer enfadar a Syo-chan-. Se golpeó en la cabeza suavemente-. Que idiota eres Natsuki…

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

Ren abrió la puerta cuando oyó unos golpes en ella, encontrándose con su bajito amigo.

-Hola, ¿Te has vuelto a pelear con Natsuki?

Syo dirigió una mirada asesina al más alto y no esperó a que lo invitase a pasar para hacerlo. Cojeó hacia la cama de Ren y se sentó en ella.

-¿Qué te ha pasado? ¿Por fin te has desnucado haciendo una pirueta de las tuyas?

-No, me he dado un golpe con la mesa-. De tanto decirlo estaba empezando a creérselo.

-Ya es mala suerte-. El más alto se sentó a su lado-. ¿Ahora me vas a explicar que ha pasado esta vez?

-¿Por qué tiene que haber pasado algo?

-Por que tu solo vienes a verme cuando te peleas con ese tío.

Syo se sonrojó ante esa afirmación por parte de su amigo.

-B-bueno, es que ese tipo… ¡Es un completo idiota!-. Apretó los puños, agitándolos en el aire.

-¿Algo que no supieses de hace tiempo?-. Ren apoyó la barbilla sobre su mano, aburrido.

-Pero es que… ¡Me cabrea! ¡Nunca se toma nada en serio, no se enfada, hace las cosas sin pensar como se van a sentir los demás!

-Bueno… Eso no es nada nuevo ¿Verdad? Quiero decir… Cuando lo conociste ya era así.

-Si, tienes razón… ¡Pero aun así me saca de mis casillas!

El más alto rio ante la reacción de su amigo y compañero de clase, por mucha rabia que le diese, era tremendamente infantil.

-Vale, vale… Pero deberías ser más paciente con él, ¿O acaso hay algún otro motivo para que te tomes tan a pecho todo lo relacionado con Natsuki?-. Ren levantó las cejas insinuante-

-¡P-por supuesto que no! Me pone nervioso tener a un idiota de compañero de habitación, tú tienes suerte teniendo a Masato.

El pequeño apuntó con su dedo al peli azul, que pese a estar en su lado de la habitación, estaba enfrascado en la lectura, ajeno a los otros dos chicos.

-Kurusu-san, es de mala educación señalar a la gente-. Masato hablaba sin mirarlos, con la vista fija en su libro.

Syo se sintió avergonzado por eso y bajó rápidamente su mano, escondiéndola tras su espalda.

-Tener a este tío compañero es un completo rollo Syo, se pasa el día entero sin hablar y cuando lo hace es para soltar linduras como esas.

-Yo, a diferencia de otras personas-. Alzando la vista para mirar a Ren.- Si no tengo nada inteligente que decir me quedo callado.

El más pequeño abrió mucho los ojos ante aquél ataque contra Ren, girándose para mirarlo, esperando su reacción.

-Mph, tienes serte de ser una belleza clásica tan seductora, sino ya te habría echado a patadas de la habitación-. Le guiñó un ojo de manera coqueta.- Ya sabes que en mi cama siempre habrá un hueco reservado para ti.

Las caras de Masato y Syo eran dignas de contemplar, sonrojadas al extremo. Los dos miraban fijamente a Ren, Masato con la boca abierta incapaz de reaccionar ante aquello y Syo alucinando por las cosas que su amigo era capad de decir con ese piquito de oro.

-¡Idiota!-. El peli azul le arrojó el libro que estaba leyendo-. ¿Quién querría meterse en la cama de un estúpido donjuán como tú?

Se levantó y andó lo más rápido que pudo hasta la puerta, saliendo de la habitación, dando un portazo al cerrarla.

-E-eiRen… Te has pasado un poco ¿No deberías ir tras él?

-Nah, se le pasará, esta noche le daré todo mi amor para que me perdone.

Syo se tapó la cara con una mano, a veces no sabía distinguir cuando el rubio hablaba en serio y cuando estaba bromeando.

-Volviendo al tema de antes… Creo que deberías ser un poco más suave con Natsuki, no creo que él lo haga a propósito para molestarte-. Alzó su mano y acaricio lo cabello de Syo, despeinándolo.

-Supongo que tienes razón…-. Dijo esto bajito, sin querer admitir que él a veces se tomaba las cosas demasiado en serio.

-Bueno, ya se está haciendo tarde, te acompañaré hasta tu cuarto, con el pie así tiene que ser difícil moverse.

Ren se puso en pie y levantó a Syo en el aire para cargarlo en volandas cual princesa.

-¡Bájame! ¡Puedo andar yo solo hasta mi habitación!

-No seas tonto, si a duras penas te tienes en pie-. Caminó hasta la puerta, saliendo al pasillo con el menor en brazos.- Vaya, ¡Pesas muy poco Syo!

-¡¡Perdón por ser bajito!!-. Pataleó, intentando que Ren lo bajase.

-Para nada, eso te hace más adorable-. Le guiñó un ojo.

Aquello era de lo más humillante que le había pasado en la vista, la gente que había por los pasillos fijaba su vista en ellos. Las chicas seguramente estaban ahogándose en su envidia, deseosas de que Ren las llevase en volandas algún día a ellas. Si no estaba bastante acomplejado ya por su altura, ser cargado como una chica hasta su cuarto no le ayudaba a superarlo.

El más alto se detuvo delante de la puerta del cuarto de su amigo y dio unos golpes en ella con el pie, esperando a que Natsuki abriese. Pasaron un par de segundos hasta que la puerta se abriese, el ojiverde miró con sorpresa a los dos chicos que había fuera, en el pasillo.

-Entrega especial-. Ren sonrió, guiñando un ojo.

-¿Oh? Ah, claro, pasa Ren-.Le devolvió la sonrisa.

Natsuki se hizo a un lado y Jinguuji entró en la habitación cargando a Syo, se acercó hasta su cama y lo dejó delicadamente sobre ella.

-Vale, ya has hecho el teatrillo, ahora ya te puedes ir-. El pequeño se cruzó de brazos, mostrando su enfado.

-Syo-chan, no seas malo con Ren-. Natsuki se aproximó a la cama de su compañero, arrodillándose para quedar a su altura.- ¿Aún sigues enfadado conmigo?

-Lo que sea.. Gracias Ren, pero ya te puedes ir.

Junguuji sonrió.

-Entonces me voy a buscar a Masato, a saber dónde se habrá metido-. Se inclinó, posando una mano sobre los cabellos del pequeño.- Ten cuidado, princesa.

Ren depositó un beso en la frete de Syo y salió corriendo antes de que la temible furia del otro le alcanzase.

-Será idiota…-. Refunfuñó sobre la cama.

-Vamos, sabes cómo es Ren-. Natsuki rio afablemente.

Ahora Syo clavó su mirada en su compañero, se sentía muy avergonzado por que lo hubiese visto de esa forma, además se  sentía mal por haberle gritado antes.

-Si… Lo sé…-. Se rascó la cabeza, intentado buscar la manera de pedirle disculpas rubio.-Esto… Natsuki, tengo algo que decirte….

-¿Si?-. El ojiverde apoyó los codos sobre la cama y recostó su barbilla en sus manos, poniendo una expresión adorable.

-L-lo que intento decir es que…

-¿Si?-. Se acercó un poco más, pestañeando rápidamente.

-Lo que estoy tratando de decir es que…

-¿¿Siii??

Syo estaba empezando a cabrearse de nuevo, pero decidió respirar profundamente varias veces. Miró a su compañero, fue una mala idea, puesto que no podía aguantar la intensidad con la que aquellos ojos verde esmeralda lo estaban observando. Su corazón siempre se aceleraba cuando estaba cerca de Natsuki, no podía evitarlo, desde el mismo instante en que se dio cuenta de la fuerte atracción que sentía por él había sido así.

-Yo…-. Alargó las manos y cubrió los ojos de su compañero.- Escúchalo bien por que no voy a volver a repetirlo-. El rubio sonrió, sin hacer nada por apartar las manos que le impedían ver a Syo.- Siento mucho haberte gritado, sé que eres un idiota y nunca te vas a enfadar por eso, pero aun así siento que tengo que disculparme contigo.

-Syo-chan es tan adorable

Natsuki cogió suavemente al menos por sus muñecas, apartándolas de su rostro para poder mirarlo tiernamente. Syo se sonrojó cuando se encontró con la mirada de su amigo y bajó la cabeza. Shinomiya sonrió y besó su frente tiernamente.

-Gracias, ahora que Syo-chan se disculpó me siento mejor, me sentía mal por haberte echo enfadar nuevamente-. Sonrió nuevamente y dejó ir sus muñecas con delicadeza.

¡Idiota, idiota, idiota, idiota! Natsuki era idiota, cada vez dudaba menos de ello. Él hacía todo lo posible por ocultar sus inapropiados sentimientos por su amigo y él se dedicaba a derribar los muros que él alzaba a su alrededor. Odiaba aquello.

-Si bueno….-. Apartó suavemente a su amigo, poniendo su mano sobre sus labios y empujándolo levemente hacia atrás.- Me alegro.

Natsuki miró a su amigo extrañado, no comprendía muy bien por que parecía que el pequeño rubio parecía tan triste.

-¿Syo-chan? ¿He vuelto a hacer algo que no debía? ¿Estas enfadado?-. Buscaba su mirada, intentando descifrar que le pasaba a su amigo.

-N-no…. No te preocupes, no es nada, solo estoy un poco cansado, será mejor que me vaya a dormir temprano hoy.

Syo se tumbó en la cama al instante, dándole la espalda a su compañero.

-Si, yo también creo que es mejor, después de todo con el pie así es mejor que guardes reposo.

Suspiró aliviado, así al menos podría evitar tener que hablar con él hasta mañana, por hoy ya había tenido suficientes emociones fuertes. La tranquilidad le duró más bien poco, por que al cabo de unos pocos segundos de haberse tumbado sintió como unos brazos lo rodeaban.

-¡¿Qué crees qué estás haciendo?!-. Su corazón empezó a latir como un loco, haciendo que notase los latidos en sus oídos.

-Nada, solo es que Syo-chan es tan adorable que solo quiero abrazarlo, además así no sentirás miedo en la oscuridad-. Dijo sonriendo como un tonto.

-¿Acaso no eres tu el que tiene miedo a la oscuridad?

-Parece que me has descubierto-. Rio quitándole importancia al asunto.

-¡Ya esta bien, vete a dormir a tu cama!

Forcejeaba intentando zafarse del agarre de su amigo, pero este solo lo abrazaba mas fuerte mientras reía.

-¡Ya está bien! ¿Eres un koala acaso?

-Eres tan cruel Syo-chaaaaan-. Lloriqueaba mientras se aferraba al pequeño cuerpo de su amigo.

Entre tanta pataleta, puños en el aire y forcejeo, el codo de Syo acabó impactando contra la cara de Natsuki, que se quedó inmóvil tras el golpe.

-¡L-lo siento! ¿Estás bien? ¿Te he hecho daño?-. El pequeño se giró encarando a su amigo.

Abrió los ojos desmesuradamente cuando pudo ver las gafas de Natsuki en el suelo, a unos pasos de la cama. Inmediatamente reaccionó, estirándose por encima de su compañero, intentando alcanzarlas, sabía que si no conseguía ponerle las gafas a su amigo a tiempo algo malo acabaría pasando.

Ya alcanzaba a rozarlas con la punta de los dedos cuando sintió unos brazos rodearlo con fuerza, para luego tirar de él hacia atrás y hacerlo caer de espaldas contra la cama de nuevo.

Se encontró con los ojos verdes de Natsuki, solo que ya no era la cálida mirada de su compañero, sino una más fría y afilada, ahora se encontraba bajo la atenta mirada de Satsuki.

-¿Otra vez tú? ¿Por qué cada vez que consigo salir tengo que encontrarme con este mocoso?

Syo lo miró duramente, aguantándole la mirada.

-A mi tampoco me hace demasiada ilusión volver a verte.

Contemplaba las posibilidades de llegar a coger las gafas antes de que Satsuki arremetiese contra él, no estaban demasiado lejos y él era bastante ágil y escurridizo.

-Ni lo intentes, ha pasado mucho desde que el idiota de Natsuki se descuidó y pude salir, no voy a irme tan fácilmente-.Mierda, aquello iba mal, tenía que conseguir las gafas de alguna forma.- Menuda mierda, alguna vez podría aparecer junto a alguna chica linda, pero siempre tengo que aparecer contigo revoloteando alrededor.

-Perdón por no complacer tus gustos-. Lo dijo irónicamente.

-Mph, qué le vamos a hacer, no entiendo por qué siempre andas alrededor del idiota de Natsuki, ¿Acaso te gusta?-.Syo se sonrojó muchísimo ante esto, apretando los dientes con fuerza.- Te delatas tu solo con esa cara.

-¡Cállate! No es algo que a ti te importe-. Sentía la rabia fluir por sus venas, de verdad odiaba a Satsuki.

-Estás muy equivocado, Natsuki y yo compartimos cuerpo, por lo que SI es de mi incumbencia.

Syo lo miró sin comprender del todo, es decir, entendía lo que decía, pero no sabía a donde quería llegar con todo aquello.

-¿Y? Sigue sin ser de tu incumbencia.

-No, tengo que probar la mercancía antes de darle el visto bueno, de todos modos debes compensarme por estar siempre en el camino cuando intento divertirme un poco.

-¿De que narices estás hablando?

No tardó en darse cuenta de las intenciones de Satsuki cuando vio sus muñecas atrapadas sobre su cabeza por las fuertes manos del otro. Comenzó a dar patadas al aire, pero el rubio se posicionó entre sus piernas, reduciendo su movilidad.

-Cielos, estate quieto de una vez-. Sujetó las muñecas del menor con una sola mano, mientras se quitaba la corbata para atarle las manos a Syo.- Mucho mejor así, eres mas violento de lo que pensaba.

Satsuki parecía divertirse bastante con todo aquello, pero Syo estaba totalmente aterrorizado, no sabía hasta que punto pretendía llegar el mayor, pero no estaba dispuesto a ponerle las cosas fáciles.

-¡Claro que soy violento! ¿Qué se supone que intentas?-. Forcejeó contra sus ataduras, pero estaban firmemente anudadas.

-¿No es obvio?-. Alzó una ceja insinuante, mientras introducía sus manos bajo la camisa del pequeño rubio.

Sitió su bello erizarse y un escalofrió le recorrió la espalda.

-¡Para Satsuki! ¡Ya basta!

-Dios, deja de ser tan escandaloso por tan poco…-. Cubrió la boca de Syo con su mano mientras empezaba a desabotonarle la camisa.

Se sentía impotente ante aquello, Satsuki era demasiado fuerte para él.

El mayor acabó de desabrochar su camisa y ahora su torso quedaba totalmente expuesto. Syo lo miró con furia.

-Me gusta esa mirada tuya-. Se acercó a su oído y le susurró.- Me excita, ¿Sabes?

Se estremeció ante aquello, era demasiado. Sabía que no era él, pero era su voz, eran sus ojos, era el cuerpo de Natsuki.

Satsuki no perdía el tiempo, se dedicaba a pellizcar sus pezones, jugando con ellos sin parar. Se sentía muy extraño, primero le molestó bastante aquél contacto, pero enseguida comenzó a sentir un pequeño cosquilleo en su vientre, que se fue extendiendo por todo su cuerpo, concentrándose en su entrepierna.

El mayor en darse cuenta de eso hizo presión sobre la entrepierna de Syo con su rodilla, mientras se agachaba un poco para lamer uno de sus pezones.

-Vaya, para estar protestando hace apenas un rato parece que estás sintiéndolo muy intensamente.

El pequeño se enfadó ante tal comentario y mordió la mano que el otro mantenía sobre su boca para hacerlo callar. Satsuki retiró la mano instintivamente al sentir el mordisco y la sacudió en el aire.

-Muy bien, no me importa, grita todo lo que quieras.

-¡Bastardo! Como consiga liberarme…

Aprovechando que ahora tenía las manos libres, el mayor comenzó a frotar la entrepierna de Syo, que para su sorpresa se encontraba totalmente erecta, mientras que con su otra mano se dedicaba a frotar uno de sus pezones.

Se sentía muy extraño, su respiración estaba tan  agitada y desacompasada que le costaba no ahogarse, su corazón latía rápidamente, oprimiéndole el pecho sobrecogedoramente. Jamás en su vida se había sentido así y, aunque jamás lo admitiría, se sentía increíblemente genial.

Satsuki decidió que era el momento de pasar a palabras mayores y bajó la cremallera de los pantalones de Syo para así poder bajarlos y quitárselos.

-¡No! ¡Detente! ¡N-no quiero esto!-. Sentía mucho miedo, pues las cosas estaban tomando un matiz que no le gustaba nada.

-Deja de gritar, si te escuchan en las otras habitaciones y vienen, ¿Qué pasará si nos ven así? ¿Estás dispuesto a arriesgarte?-. Lo miró con superioridad.

Syo se mordió el labio con fuerza, odiaba a ese tipo.

El más alto acarició un poco su erección a través de la tela y el pequeño cuerpo de Syo se estremeció, aquello era demasiado intenso.

-T-te mataré por esto…-. Luchaba contra aquél sentimiento, pero era difícil cuando se sentía tan condenadamente bien.

-Para quejarte tanto la tienes bien dura, menudo cuerpo más pervertido tienes.

Introdujo su mano bajo la ropa interior del otro, acariciando su miembro directamente. Syo no pudo reprimir un gemido, pero al segundo apretó sus labios, completamente sonrojado por aquello.

Satsuki no dijo nada, se limitó a sonreír de medio lado mientras bajaba los boxers negros del pequeño, dejando su miembro erecto totalmente al descubierto.

Syo se quería morir de vergüenza, aquello no podía estar pasándole a él, estaba completamente desudo delante de otro hombre, de nadie menos que Satsuki.

El mayor se movía hábilmente de arriba abajo de su erección, provocándole un placer indescriptible. Era una sensación tan intensa que hacía que se agolpasen lagrimas en sus ojos, que acababan cayendo, resbalando por sus mejillas.

De la punta de su pene estaba empezando a emerger un líquido transparente que resbalaba hacia abajo, mojando la mano de Satsuki y haciendo que la fricción provocase un sonido húmedo muy erótico.

-Puede que este pequeño cuerpo tuyo no esté tan mal, respondes muy bien-. La voz de Satsuki estaba completamente ronca.

Quería contestarle y mandarlo a la mierda, pero si abría su boca sabía que gemiría, y una vez empezase le iba a ser difícil parar, así que se limitó a cerrar los ojos.

Dio un respingo cuando notó una intrusión en su trasero. Abrió los ojos rápidamente para encontrarse con que el rubio había introducido un dedo en su interior.

-¡Ei! ¡Para! ¡¡No hagas eso!!-. Su voz era temblorosa.

-Que valiente ¿Prefieres que lo haga sin prepararte?-. Rio, a Syo le sonó como las carcajadas de los villanos de la TV.

-¿H-hacer el qué?-. Sintió miedo al preguntar esto.

-¿Acaso no es obvio? Voy a metértela-. Se agarró la entrepierna, mostrando su evidente erección bajo la tela.

-¡¡¡¿Qué?!!! ¡NO! ¡De ninguna manera!-. Empezó a removerse un poco, tratando de deshacer el nudo de la corbata que aprisionaba sus muñecas.

-Estate quieto de una vez, cuanto más te resistas peor va a ser para ti-. Introdujo otro dedo en su interior, con fuerza, estaba húmedo.- Relájate, te va a gustar, ¿Acaso crees que tu querido Natsuki haría lo mismo? Te podrá decir las veces que quieras que te quiere y que eres lindo, pero ¿De veras crees que él te follaría? ¿Te lo imaginas follándote? Yo no, acepta esto, es el mismo cuerpo y es lo más próximo de acostarte con él que vas a estar.

Cuando acabó de hablar introdujo un tercer dedo en su ano, empujándolos con fuerza hacia dentro para después moverlos en círculos.

Syo no podía dejar de llorar, no sabía del todo cierto por el miedo, la impotencia, el dolor o por las palabras que Satsuki acababa de decirle.

El mayor decidió que no esperaría más y sacó sus dedos, provocando que Syo dejase ir un quejido de dolor por la brusquedad.

-Ahora viene lo bueno-. Satsuki se desabrocho el pantalón, sacando a relucir su miembro erecto.

Miró a Syo y se relamió como alguien que está a punto de degustar un banquete exquisito.

-N-no te atrevas a ¡Aaaah!

Todo su cuerpo se tensó al sentir el dolor del miembro del mayor intentando introducirse en su interior. Satsuki empujaba hacia dentro, pero Syo no dejaba de moverse, dificultando la tarea.

-¡Deja de moverte, así no puedo metértela!

-¡De eso se trata gilipollas!

El mayor pareció enfadarse al escuchar aquello. Cogió al menor por los muslos, haciendo que se abriese de piernas todo lo que podía.

Dirigió su miembro a la entrada de Syo, empujando con fuerza. Consiguió que la punta entrase lentamente, haciendo gritar de dolor al otro.

-¡No! ¡Satsuki estate quieto! ¡No lo metas!

-Demasiado tarde…

El ojiverde  siguió empujando. Era desesperante lo lento que conseguía abrirse paso hacia el interior de aquella estrecha cavidad, pero también era delicioso como lo apretaba.

Las lágrimas no cesaban, junto con los espasmos de dolor y los sollozos del pequeño.

-Deja de llorar… Dios en serio, eres un debilucho-. Acabó de entrar en la cavidad del otro con un gemido ronco.- Si tienes un poco de paciencia te haré sentir muy bien.

-Vete a la mierda capullo.

Satsuki solo sonrió de medio lado y sacó un poco su miembro del interior del pequeño, volviendo a embestirlo fuertemente. No era nada delicado, penetraba sin compasión a Syo, sin siquiera esperar a que se acostumbrase a aquella intrusión.

Todo su cuerpo temblaba y el dolor era intenso, no podía creer que su primera experiencia estuviese resultando así, era deprimente.

Contenía su voz tanto como podía, pero las violentas embestidas del otro le arrancaban gritos de dolor y quejidos sin parar.

-S-Satsu… ki… Detente, duele mucho…-. Intentó tragar saliva.

-Relájate, estas apretándome con mucha fuerza.

Por mucho que lo intentase era imposible, podía notar todos sus músculos contraídos con fuerza.

-N-no… ¡Ah! No puedo… Ngh…Déjame ir.

-¡Oh demonios!

Satsuki agarró el miembro de Syo y comenzó a masturbarlo mientras comenzó a penetrarlo más lentamente, intentando llegar todo lo profundo que podía.

Poco a poco los quejidos y gritos de dolor fueron dando paso a los gemidos de placer por parte del pequeño. El mayor sonrió complacido y agarró firmemente a Syo de las caderas, aumentando notablemente el ritmo de las estocadas.

Aquello era raro, era muy raro. Todo su cuerpo se sentía caliente, como ardiendo y su entrepierna cosquilleaba agradablemente.  El lugar por donde él y Satsuki estaban unidos era donde mejor se sentía, notaba el gran miembro del otro penetrarlo una y otra vez, sin descanso, arrancándole gemidos.

-Parece que tú también estas disfrutándolo… Buen chico…

-Ah… Bastardo…Mmmnnh.

Satsuki se cargó sus piernas sobre los hombros, profundizando más. Era enloquecedor, jamás en su vida se había sentido así, notaba como el mayor alcanzaba a rozarle en algún lugar de su interior que lo hizo estremecerse de pies a cabezas.

-¿Es ahí? ¿Te sientes bien cuando golpeo ahí?-.Satsuki jadeaba seductoramente mientras hablaba.

-¿D-de que hablas? Yo no… ¡Ahh!¡Mmh!

Satsuki sonrió con satisfacción al volver a dar con el punto correcto y empezó a atacarlo sin cesar.

Iba a perder la cordura, sentía su entrada derretirse de placer cada vez que él rubio daba con ese punto.

-B-basta… Es suficiente Satsuki… ¡Ahhh!-. Se estremeció, arqueando su espalda un poco.

-Vaya… Así que te vas a correr, ¿No?

-¡No! Yo… ¡Ahh! No… ¡Satsuki! Ahh…

El mayor empezó a penetrarlo rápidamente, sin control, haciendo que unos escalofríos empezasen a recorrer el cuerpo del menor.

Syo cerró los ojos con fuerza sintiendo una oleada de placer subir desde su entrepierna hasta su garganta, emitiendo un sonoro gemido. Todo su cuerpo se tensó unos instantes con fuerza, y un chorro de semen salió disparado de su miembro, salpicando todo su torso y vientre, algunas gotas alcanzaron su rostro. Después su cuerpo se volvió pesado y se dejó caer contra el colchón, tratando de recuperar la respiración.

-Eso ha estado muy bien, pero es mi turno…

Satsuki  se recostó sobre su pequeño cuerpo, penetrándolo a un ritmo frenético. Respiraba rápidamente contra el cuello del otro y alguna que otra vez Syo podía escuchar un gemido reprimido salir de su garganta.

-Mnh… Me corro… Voy a correrme dentro de ti…

-N-no… No hagas eso…-. Quería luchar y protestar, pero apenas tenía fuerzas para hablar.

Satsuki se aferró a él, sujetándolo por la nuca y hundiendo su rostro en el hueco de su cuello. Syo pudo notar el miembro del otro estremecerse en su interior. El cuerpo se Satsuki se puso rígido, apretándose contra el pequeño y Syo sintió algo cálido llenarlo, supuso que debía ser el semen del otro. El mayor gimió roncamente abrazándolo con fuerza, para después dejarse caer.

Todo el peso del cuerpo de Satsuki reposaba sobre el pequeño Syo, aplastándolo.

-Ey tu... Aparta…-. Lo removió un poco, pero no obtuvo respuesta.- No puedo creerlo… Se ha dormido…

La respiración del rubio era pausada y calmada, no había duda de que estaba completamente dormido.

Syo lo apartó como pudo, haciendo que el miembro de su compañero saliera de su interior, una punzada de dolor lo hizo quejarse un poco.

Satsuki quedó tendido a su lado, boca arriba.

Acercó sus muñecas a su boca, intentando deshacer el nudo. Una vez libre se frotó con las manos, estaban rojas y seguro iba a dejar marca.

Se quedó unos instantes tumbado sin hacer nada, mirando al techo, después se giró y alargó la mano hasta las gafas que seguían en el suelo. Volvió a tumbarse en la cama, estrechando las gafas entre sus manos contra su pecho.

Esa noche lloró, lloró como nunca lo había echo por ser un cobarde y un hipócrita. Había traicionado sus sentimientos de una manera fría y sin corazón.

Sabía que ese hombre a su lado no era Natsuki y aun así se había entregado a él por tener el mismo cuerpo, por soledad…

¿Con quien había dormido realmente?

Era el cuerpo de Natsuki, pero la mente había sido la de Satsuki, ¿Había hecho el amor con Natsuki o con Satsuki? No llegaba a entender sus propios pensamientos y acciones.

Le colocó las gafas al rubio, peinando sus cabellos con delicadeza para después levantarse con suma dificultad, desapareciendo por la puerta que daba al baño.

Tenía miedo de muchas cosas, tenía miedo de las alturas y de la soledad, pero lo que más miedo le daba era tratar de entenderle. Cada vez que trataba de pensar sobre ello acababa con dolor de cabeza y sin nada claro.

-¿Quién eres realmente, Natsuki?

Notas finales:

¿Qué tal ha estado?

Esto es un poco en plan experimento XD por que es difícil escribir sobre estos dos, ¡al menos para mí!

Solo espero que lo hayáis disfrutado, según vea las reacciones de la gente lo continuaré o no XD por que no estoy demasiado segura sobre esto...

Igualmente, para que me perdonéis por estar tardado en actualizar el fic de Tokiya y Otoya aquí os trago un regalito, espero que os guste, lo he echo con todo mi amor ^^

http://i732.photobucket.com/albums/ww322/die_die_mydarling/wallpaper2.jpg

Sentiros libres de usarlo *_*

¡Nos leemos corderitas!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).