Camus, un chico de 17 años, guapo, inteligente, culto, tranquilo, buen alumno, inteligente, responsable, cariñoso, amoroso y muy apasionado. Estudiaba en la universidad “Shanghái”, la más cara de todas las universidades en Japón. Estudiaba la carrera de medicina pues quería llegar a ser un buen doctor para curar a todos los enfermos que necesitaran su ayuda. Como él era el mejor alumno en la materia, todos sus compañeros y compañeras le tenían envidia y hasta un poco de odio y rencor.
Era un día como cualquiera en el que Camus había asistido a clases, por supuesto con todos sus trabajos hechos. Cuando el acuariano llego a su salón no habían muchos alumnos aun y por eso sin tener nada mejor que hacer se puso a repasar para el examen de química. Para su tan mala suerte el director aviso a los de medicina que el examen se les iba a tomar otro día ya que en este preciso momento los profesores tenían capacitación con los del ministerio de educación.
Al haber recibido aquella noticia y sin saber qué hacer para no aburrirse, pues no quería leer ni mucho menos estudiar se quedó sentado en su sitio, en silencio, tan solo observando el comportamiento tan salvaje e infantil de sus compañeros, que realmente parecían unos niñitos de primaria, ya que sin duda tenían un comportamiento terriblemente inmaduro.
El joven universitario veía como sus compañeros (varones) peleaban entre ellos, rompían los vidrios de las ventanas, ETC. No entendía que gusto tenían sus compañeros por hacer desorden porque en su opinión eso era una falta de respeto y muy mala educación.
Mientras él estaba muy aburrido, sus amigas conversaban entre si sobre que chicos les gustaba, mientras los otros seguían haciendo un reverendo caos en la clase y convirtiéndola en un verdadero chiquero. De repente se escuchó unos pasos por el pasillo, a pesar de la bulla, por lo que todos supusieron que se trataba del profesor así que rápidamente se sentaron en sus respectivas carpetas. Y efectivamente no se equivocaron ya que cuando el profesor Saga de Gemeos entro y vio los vidrios rotos, con voz militar dijo:
-¿QUIEN A SIDO EL RESPONSABLE O LOS RESPONSABLES?
Absolutamente nadie se atrevió a decir la verdad y reconocer su falta por lo que el profe sin más remedios tuvo que preguntarle al mejor alumno de su clase ósea Camus. Como todos los profes sabían que el peli aguamarina nunca mentía y que siempre decía la verdad le creyeron cuando este dijo:
-Han sido todos mis compañeros varones.
- Muy bien, ahora todos ustedes vayan rápidamente a la dirección que ahí recibirán su merecido castigo.
- Y me alegra mucho que aun hayan alumnos honestos como usted joven Camus.
El acuariano lo escucho pero no dijo ni una sola palabra, tal parecía que un ratón se había comido su lengua.
Paso media hora y por fin los once alumnos que habían sido enviados a la dirección regresaron pero con muy malas noticias, ya que al instante les hicieron coger sus mochilas o maletines y les dijeron que no regresaran dentro de una semana pues esa había sido la orden del director, habían quedado suspendidos por una semana y todo por culpa del soplón de Camus, pero ya se las cobrarían, de eso no había duda.
Los días fueron pasando rápidamente y justo dos días antes de que acabar la semana de suspensión, el peli aguamarina regresaba de la U y por cosas del desino Camus tenía que pasar por una calle deshabitada ya que ahí solo habían casas abandonadas de las cuales la gran mayoría estaban en venta, a él no le gustaba pasar por ahí pero no tenía otra opción era la única calle donde podía pasar para llegar al humilde cuartito en donde vivía.
Caminaba con rapidez pero por alguna extraña razón tenía un mal presentimiento, fue que al pasar por una de las casas salieron de aquel lugar sus once compañeros de la universidad y lo rodearon no permitiéndole seguir con su camino, le empezaron a escupir y empujar y aunque él quería defenderse pero no podía ya que sus agresores eran muchos y el solo contra todos ellos no podía.
-Ahora si nos vas a pagar todas ya que por tu culpa maldita zorra nos suspendieron.
Lo cogieron del cabello y lo arrastraron al interior de la misma casa de la que habían salido y ahí humillaron al pobre Camus como nadie nunca podía imaginarse, aparte de haberlo insultado, golpeado, humillado lo habían violado entre todos hasta saciarse.
Le habían arrancado de una sola toda la ropa que cubría su hermoso cuerpo, lo habían volteado boca abajo con tanta brutalidad que casi se desmaya, lo cogían de sus extremidades para que no se moviera mientras uno de ellos sin preparación ni nada lo penetro de una sola estocada haciéndole gritar y botar algunas lágrimas, era obvio que le dolía pues era virgen pero aparte de llorar por los golpes y la humillación, lloraba porque esos malditos le acababan de quitar su más preciado tesoro, su virginidad la cual él siempre había soñado entregarle al dueño de su corazón, pero ahora ya no tenía nada ni eso por último, se sentía tan miserable.
Luego de que sus once agresores lo violaran sin piedad se fueron y lo dejaron inconsciente, tirado y desnudo en aquella casa abandonada.
Pronto anocheció y Camus seguía ahí inconsciente, fue para su suerte que un joven de clase intermedia llamado Milo de Antares había ido a esa calle para ver una casa que iba a comprar y posteriormente arreglar y hacer construir a su gusto.
Precisamente la casa que quería ver era donde se encontraba Camus, cuando el llego entro con pasos lentos a la casa y al entrar encontró a un joven de hermoso cuerpo y deslumbrante belleza al parecer de Milo pero esos pensamientos se esfumaron al ver a aquel joven en esa condiciones, herido, golpeado , sangrando y muy lastimado.
SE acerco a él, se sacó su saco y cubrió su cuerpo desnudo con eso, luego lo cargo y sin saber a dónde llevarlo lo llevo a su departamento para cuidarlo y ayudarlo.
Continuara…