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Segundo Tiempo: Inglaterra vs Francia por Yuna Lawliet

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Notas del capitulo:

Los personajes de Hetalia pertenecen a Hidekazu Himaruya pero serìa feliz si me regalara a Francis *w*.

No sè por qué pero este fic fue inspirado por la canción LOVUMBA jejeje la verdad no estoy muy convencida ya que lo escribí rápido. Aun así espero les agrade...

¡¡Disfruten el fic!! <3

La ciudad repleta de gente que buscaba con desesperación la entrada al estadio provocaron una sonrisa triunfante en el rostro de Francis Bonnefoy, el representante del país francés. Gracias a que Francia se convirtió en la sede de la copa mundial su economía creció y de igual forma su popularidad.

            Los gritos de emoción por parte de los fanáticos futbolistas resonaban en el lugar donde se llevaría a cabo el partido; sin embargo, Arthur Kirkland el representante de Inglaterra cubría sus oídos ante el escándalo por parte de la porra inglesa. Él no debía estar ahí, sin embargo por obvias razones la reina no asistía a ese tipo de eventos y el primer ministro le pidió el favor de asistir. Lo pensó varias veces y al final llegó a una conclusión: ¿cómo negarse? A pesar de su incomodidad asistiría sólo para mirar la decepcionada cara de su contrincante al perder la copa mundial frente a Inglaterra. Una gran sonrisa se extendió en el rostro del inglés, no obstante miró con atención hacia la porra francesa y ahí estaba él, ese estúpido francés con su pervertida sonrisa saludando a cada una de las mujeres que aparecían en su camino. Definitivamente era popular entre las francesas, no entendía porque llamaba tanto la atención ¡era un maldito wine bastard! Pero al mirar con un poco más de atención Arthur notó algo diferente en él, no sabía exactamente qué pero tenía algo que ver con su vestimenta. En ese instante cuando estaba por descubrirlo el silbato del árbitro dio comienzo al partido.

            El equipo francés llegaba más allá del medio campo con el balón pero la defensa británica impedía su paso más allá. El portero inglés no recibía ataques por parte de los franceses, al contrario el delantero de Inglaterra obtuvo varias oportunidades para anotar. Francis sonreía ante la furia que mostraba la cara del británico y sabía que la mente de su contrincante sólo repetía la palabra FUCK millones de veces a causa de la estupidez de sus jugadores al no conseguir anotar un gol.

            El oji-verde sintió la mirada penetrante del francés desde el otro lado del estadio. No dejaría que ese estúpido lo intimidara así que lo miró fijamente con las mejillas ruborizadas y logró comprender por qué el francés llamaba tanto la atención. La vestimenta cotidiana del rubio había desaparecido, lo miró aun con más atención y notó el elegante traje blanco que el oji-azul vestía ¿acaso estaba loco? ¿era estúpido o qué? Nadie en su sano juicio llevaría un traje a un partido de fútbol. Estaba por burlarse cuando recordó que él también vestía un elegante traje inglés color negro, se limitó a suspirar y desviar la mirada para ocultar su vergüenza pero seguro el idiota-pervertido notó su apenada cara. Los gritos de la porra inglesa provocaron un sobresalto en Arthur. Su equipo había anotado un gol y él se lo perdió ¡fucking frog! Por mirarlo no presenció aquel gol que marcaba la diferencia de habilidades respecto a fútbol entre Inglaterra  y Francia. A pesar de ello disfrutó mantenerse sobre el francés en algo, no importaba si Francia era mejor que su país en moda, comida o accesorios; Inglaterra ganaría la copa mundial y con ello demostraría a Francis su superioridad, le restregaría en la cara la copa con el fin de humillarlo y obligarlo a reconocer su grandeza.

            El árbitro anunció una falta por parte del equipo francés y mostró la tarjeta de expulsión, el delantero británico había recibido una patada intencional en la cabeza y se vio obligado a salir del campo. Sin duda ya no jugaría, la rabia de Arthur ante tal acción lo hizo levantarse de su lugar y dirigirse con rapidez hacia el lado contrario; hablaría seriamente con ese idiota para que controlara a sus inútiles jugadores. Mientras caminaba por el pasillo, el primer tiempo del partido terminó y los equipos se dirigían a los vestidores.

            El marcador mostraba el número de goles por equipo y Francis suspiraba resignado ante el cero junto al nombre de su país. Repentinamente sus pensamientos fueron invadidos por lo gritos aquel inglés que había observado durante todo el partido.

 

- ¡Oye tú! - gritó Arthur mientras subía las gradas - ¡Dile a tus jugadores que no sean tan sucios!

- ¿Uh? ¿pero qué dices chéri? - sonrió ampliamente – no fue intencional.

- ¡¿Qué dices?! - reclamó enojado el británico - ¡¿estás ciego o qué?! - cruzó sus brazos y dio la espalda al oji-azul – si vuelven a lastimar a un jugador de mi equipo... - miró desafiante a Francis – te mataré...

- Eso es algo que deberías hablar con mis jugadores directamente – lo miró con seriedad – puedo llevarte con ellos si quieres.

- ¡Bien! - caminó apresurado hacia los vestidores.

 

            Francis sólo suspiró y siguió al inglés con pasos tranquilos con su sonrisa habitual, se preguntaba si Arthur notó la apariencia que adquirió ese día, a decir verdad el hecho de llevar un traje tan elegante fue una excelente idea para llamar la atención de todos; sin embargo no logró obtener la mirada de cierto inglés bi-polar. En fin, ya no importaba. En definitiva se daría por vencido si después del término del partido el británico lo ignoraba.

            Llegaron a los vestidores de Francia y Arthur entró convertido en un demonio, los jugadores lo miraron asustados mientras el inglés los amenazaba a todo pulmón casi durante todo el descanso. La mirada del oji-verde se fijó en el defensa que había dañado gravemente al delantero de Inglaterra.

 

- ¡Tu maldito mini-frog! - lo señaló al tiempo que se acercaba - ¡si vuelves a lastimar a mis jugadores en algún otro partido me desharé de ti!

- Anglaterre...- Francis cerró los ojos y lo abrazó por detrás – ya lo han entendido...

- ¿Qué...? ¡¿qué crees que haces?! - se alejó del francés con rapidez – no  vuelvas a tocarme...- susurró Arthur sonrojado.

- Si-si... - respondió el oji-azul sin prestarle mucha atención.

 

            El segundo tiempo daría comienzo, el equipo de Francia salió luego de ser motivados por Francis. Los vestidores quedaron vacíos y Arthur tomó asiento en una de las bancas.

 

- Ahora mi equipo tiene menos jugadores – suspiró el británico – todo por culpa de tus jugadores – miró a Francis quien apretaba con fuerza sus puños - ¿uh? ¿qué pasa?

- Es lo único que te importa ahora ¿no es así? - se acercó al inglés – no puedo creer que seas tan distraído – acercó su rostro al de Arthur.

- A... aléjate – desvió la mirada el británico.

- Eres realmente desesperante mon ami- se alejó del oji-verde – ni siquiera has notado lo que hice por ti...- caminó hacia la salida – deberías irte, el segundo tiempo comenzará pronto...

- Por supuesto que lo noté... - dijo Arthur manteniendo la mirada fija en el suelo – quien no lo ha notado eres tú estúpido frog – apretó con fuerza sus puños.

 

            Francis lo miró sorprendido, no podía creer las palabras que el oji- verde había pronunciado. Sonrió y se acercó de nuevo al inglés para abrazarlo con fuerza. Obviamente se dio cuenta de lo que Arthur hizo para llamar su atención, nadie iría vestido con traje a un partido de fútbol para sentarse con la porra, era insensato, y a pesar de ello el británico lucía un extravagante traje inglés. Debía decirle que logró su objetivo, después de todo esa era la razón por la cual no dejó de observarlo durante la primer parte del partido.

 

- Lo noté – rozó los labios de Arthur – te ves muy bien mon amour.

 

            El representante inglés intentó separarse de Francis pero fue inútil, las fuerzas del oji-azul sobrepasaban las suyas de forma ridícula. En otras ocasiones la situación cambiaba cuando el británico lo golpeaba pero en esos momentos sus fuerzas se desvanecieron por completo ante las palabras y atenciones del francés.

 

- Than... thank you – pronunció Arthur tenuemente sin mirar al francés.

 

            El segundo tiempo comenzó con el sonido del silbato, ambos se miraron por un momento hasta que el inglés se levantó dispuesto a volver con su porra. Agradecía que Francis notara las intenciones ocultas detrás de ese traje porque a pesar de odiarlo deseaba llamar su atención. Al obtener su primer meta del oji-azul giró la perilla de la puerta e intentó abrir pero el francés lo impidió.

 

- ¿Qué haces? - miró confundido Arthur a Francis.

- Lo siento chéri – sonrió con lujuria – no puedo dejarte ir...

- ¿eh...? - pronunció asustado el británico.

 

            Francis lo aprisionó contra la puerta recargando su peso sobre la espalda de Arthur y besó con suavidad el cuello del inglés. Sostenía con una de sus manos las del británico mientras la otra se encargaba de acariciar el cuerpo del oji-verde.

 

- De... detente... - jadeó el inglés al sentir las manos de Francis acariciar su pecho al tiempo que besaba su nuca – maldito wine bastard... detente...

 

            Las súplicas del británico fueron ignoradas y pronto el oji-azul comenzó a despojar las ropas de Arthur mientras agregaba besos a lo largo de su espalda. Francis marcó la piel blanca del inglés succionando con sus labios espacios pequeños por toda su espalda para robar gemidos de la boca inglesa. En poco tiempo el cuerpo del oji-verde se encontraba desnudo ante la mirada lujuriosa del francés. El británico se giró para mirar a su acosador de frente.

 

- Maldito frog – lo miró jadeante el inglés – deja de mirarme así...

- Mon amour... - juntó su frente con la de Arthur – siempre te he mirado así...

 

            Dicho esto sellaron sus labios con un apasionado beso que duró lo suficiente para vaciar sus pulmones. Los jadeos del representante inglés eran constantes con cada toque regalado por Francis a su cuerpo. Las manos del británico se deslizaron por la camisa del oji-azul quien miraba confundido las acciones de Arthur, pues cuando lo acosaba sexualmente el inglés lo golpeaba, maldecía y en ocasiones  humillaba hasta que lo dejara en paz o se fuera de Inglaterra. Su mente se adaptó a la idea de vivir eso como un sueño erótico, unos de esos en los que el británico accedía a toda petición francesa e incluso cooperaba. Pensó en ello hasta que su mente fue invadida por la voz de Arthur...

 

- Hey idiot – lo miró con desafío – el tiempo se acaba...

 

            Al decir esto último Arthur sintió sus mejillas arder, nunca había dicho algo tan vergonzoso frente al oji-azul. Sin embargo, todo aquello desapareció cuando el francés lo guió hacia una de las bancas y lo recostó. El británico sintió el frío metal en su espalda lo cual provocó arqueara la espalda y pronunciara maldiciones hacia Francis.

 

- ¡Fucking idiot! - gritó disgustado el inglés.

 

            Francis sólo le regaló una sonrisa llena de burla pues sabía que el contraste del cuerpo caliente con el metal frío excitaban aun más al británico. Las reacciones que la cara de Arthur expresaban ante el roce de sus cuerpos satisfacían al francés de modo que sentía su sangre hervir. El representante de Francia decidió satisfacer aun más su pervertida mente al recorrer con su lengua el cuello sin detenerse hasta llegar al vientre del inglés. Observó cada reacción con detenimiento y escuchó atentamente los gemidos que el británico dejaba escapar de sus labios.

            Afuera el partido parecía cada vez más emocionante, los espectadores gritaban con mayor entusiasmo para apoyar a sus equipos. Al final, Arthur agradeció no encontrarse en medio del escándalo aunque el lugar donde se encontraba actualmente tampoco lo enorgullecía. La idea de entregarse a su contrincante en territorio enemigo era totalmente disparatada. No podía imaginar algo peor, se sentía humillado, su orgullo desapareció al momento de soltar el primer gemido por ese idiota; sin embargo, sentirse de esa forma aliviaron al inglés. Ahora se entregaría por completo al oji-azul sin prejuicios, sin impedimentos, sin vergüenza. La palabra “demonios” apareció en su mente al analizar sus últimos pensamientos ¿cuando se volvió tan cursi? Sin duda todo era culpa de ese idiota-pervertido. Al sentir como Francis invadía con su boca sus muslos internos dejando ligeras manchas rojas a su paso, el británico jaló del cabello al francés para detenerlo pero fue inútil no tenía fuerzas suficientes. Sus gemidos, jadeos y suspiros se volvían aún más ruidosos cuando el miembro ya excitado de Arthur fue cubierto por la boca francesa. La lengua experta del representante de Francia recorría de arriba a abajo, de un lado a otro y en ocasiones el oji-azul cerraba sus labios herméticamente en la punta de aquella parte tan íntima.

 

- Ah... Francis... basta... - suplicaba el británico.

 

            El francés continuó su trabajo sin prestar atención a las súplicas de Arthur mientras sentía el calor de su cuerpo aumentar. Un gemido avisó al oji-azul que el británico llegaría a su límite pero Francis impidió con uno de sus dedos que la esencia del inglés escapara.

 

- ¡Duele maldito frog! - miró con odio Arthur al francés.

- No pienso dejar que termines – se acercó al oído del británico y susurró – lo haremos juntos.

 

            La cara de Arthur se tornó totalmente roja y su mirada se fijó en uno de los casilleros para evitar el contacto con la mirada del francés. Era demasiado sexy pero no estaba dispuesto a decírselo; si lo hacía corría el riesgo de ser el culpable por levantar más el orgullo del representante de Francia. Pensó en ello y se limitó a evadir los ojos azules del francés; sin embargo, sus caderas fueron sujetadas por Francis para obligarlo a sentarse sobre él. Esta vez fue el oji-azul quien suspiró al recostarse en la banca ante la mirada confundida de Arthur.

 

- Siempre has deseado estar sobre mí en algo mon ami – sonrió ampliamente el francés– te daré el privilegio de ser tú quien abuse de mi.

- ¿Pe... pero qué dices? - preguntó nervioso Arthur – maldito wine bastard deja de burlarte – le reprochó.

- No lo hago.

 

            Francis se levantó un poco y besó al inglés de forma apasionada, bajó por su cuello y se detuvo el pecho de Arthur. La boca del francés invadió de nueva cuenta uno de los puntos débiles en el cuerpo del británico. El oji-azul escuchaba satisfecho los gemidos del inglés cada vez que sus dientes mordían con suavidad los botones rosas que adornaban el pecho de Arthur.

            El representante de Inglaterra sintió pequeñas corrientes eléctricas recorrer su espina dorsal, jamás lo admitiría en voz alta pero el francés era bastante bueno para seducir y excitar. Sus uñas comenzaban a lastimar la espalda de Francis cuando sintió un dedo dentro de sí. Era definitivo, el oji-azul no resistía más.

            El francés había lubricado tres de sus dedos con saliva para preparar la intromisión en el cuerpo de Arthur; uno de ellos entró para relajar la entrada del inglés, el segundo entró para extender la estrecha cavidad de su futuro amante y por último introdujo el tercero que provocaría placer en lugar de incomodidad y dolor. Movía con lentitud sus dedos para acostumbrar al inglés simulando una penetración pero ya no aguantaba, el tiempo se agotaría pronto, así que nuevamente tomó al británico de las caderas y lo sentó sobre su miembro con cuidado.

            Sintió el palpitar de Francis poseer su cuerpo de forma cuidadosa pero demandante y al intentar acomodarse Arthur obligó al francés a recostarse en la banca de nuevo. Esta vez fue el británico quien disfrutó observar las reacciones del oji-azul cuando comenzó a moverse de arriba a abajo despacio pero  sensual.

 

- Chéri... eres muy estrecho... - gimió Francis mientras enterraba sus uñas en las caderas de su ahora amante.

- Shut up frog...- respingó Arthur – no digas cosas tan vergonzosas – desvió la mirada.

           

            Francis se movió un poco para motivar al inglés a moverse de nuevo y como respuesta recibió una mirada desafiante. No pudo evitar gemir cuando Arthur comenzó a moverse con brusquedad sobre su hombría. Buscó la forma de cubrir sus labios pero los movimientos del británico impedían que el representante de Francia desenterrara sus uñas de las caderas del oji-verde. Las caderas del inglés bajaron la velocidad por el cansancio para descansar un momento pero Francis consiguió levantar y bajar con sus brazos el cuerpo de su amante. Pronto llegaría al clímax así que utilizó todas sus fuerzas para satisfacer su cuerpo y el de Arthur.

            Sus labios soltaron un último gemido al derramarse junto con el francés y logró escuchar el grito de la porra francesa en el estadio pronunciando la palabra “gol”. Sorprendido miró Francis quien no paraba de reír lo cual intrigó bastante al británico.

 

- ¿Por qué te ríes? - lo miró aun sin separarse del oji-azul.

- Es gracioso mon amour ¿sabes? - sujetó al inglés de las muñecas – estuve a punto de gritar “gol” cuando terminé.

- ¡Stupid frog! - intentó golpearlo pero Francis lo sostenía con fuerza – ¡te mataré...!

 

            Arthur no pudo terminar la frase ya que el francés lo había besado. No entendía aun por qué el representante de Francia le parecía tan sexy; quizá, sólo quizá, valía la pena permanecer al lado de un idiota-pervertido como él. No podía negarlo, Francis era el único que podía consolar el dolor de su corazón por la pérdida de América.

            El oji-azul separó su cuerpo del inglés para vestirse. Faltaban cinco minutos para que el partido terminara y no deseaba exponer a su amante frente al equipo francés. De este modo se acercó al británico para regalarle un beso fugaz antes de escuchar la celebración de otro gol.

            Los cuarenta y cinco minutos de la segunda parte llegaron a su fin. Ambos salieron de los vestidores y se dirigieron a sus respectivas porras; uno de ellos decepcionado miraba el suelo y se sentaba entre la multitud entristecida por la pérdida de la Copa Mundial, mientras el otro mantenía una sonrisa de triunfo por ganar el partido más importante.

            Los espectadores ingleses miraban al equipo contrario recorrer el campo con la copa en la mano celebrando entusiasmados su victoria. Por otro lado, Francis buscaba preocupado al representante de Inglaterra sin éxito, Arthur no apareció. Decepcionado volvió a su casa para descansar rechazando la invitación de sus jugadores para celebrar y entregó la copa al capitán del equipo francés. Caminó desde el estadio a su casa admirando el paisaje y recordando aquellos intensos momentos con Arthur, sus gestos y la entrega total por parte del británico.

            Esperaba con desesperación la llegada del francés hacía ya una hora, no tenía idea del por qué estaba ahí y mucho menos del por qué había comprado una botella de vino para celebrar con el idiota-pervertido el triunfo de Francia sobre Inglaterra. Analizó mejor la situación y decidió huir del lugar con el poco orgullo que le quedaba, después felicitaría al francés sin necesidad de humillarse aun más. Miró por un instante la cara botella que había comprado y optó por regalarla a cualquier francés que celebrara. Caminó a la estación del tren para volver a casa pero antes de cruzar la calle miró aquel traje blanco que llamó tanto la atención entre la porra francesa. El corazón del británico se precipitó al ritmo de los apresurados pasos que Francis hacía resonar en el pavimento.

            En definitiva ese día fue especial, un sueño, el deseo hecho realidad para el representante francés. El inglés jamás se mostró amable con él hasta ese día. Al final decidió disfrutar el resto de la noche con su nuevo amante quien a pesar de lo ocurrido nunca dejó de maldecirlo frente a los demás países aunque ya eran amantes.

Notas finales:

Eso es todo nos veremos pronto ¡¡Por favor opinen!! ^w^ Adios.


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