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El Hijo del Hombre por Ciel Phantom

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Notas del fanfic:

Bueno como todos saben aqui van los deslindes, pero como eso ya es pan de cada dia no creo que tenga que ponerlos, ¿o si? en fin no me pertnece esta serie, y tampoco sus personajes, que desgracia la mia.

Atte: Ciel Phantomhive.

Notas del capitulo:

No. 6 no me pertenece, nisiquiera sabia que existia hasta hace poco, asi pues esto no lo hago con fines de lucro, para mi desgracia un no nos pagan por esto, deberia haber una ley que....

Olvidenlo, espero podre pasearme por esta catergoría con mas regularidad porque acabo de proclamarla mi nueva favorita.

Atte: Ciel Phantomhive.

Cap.1  La flor y el ratón.

 

Shion miro por la ventana, sus bonitos ojos castaños se cerraban del sueño, pero ahí estaba, intentando no caer en la tentación de Morfeo.

 

Cuando las noches eran como aquella, donde la lluvia golpeaba con fuerza y el viento casi podría arrastrarte, sentía que la vida, la naturaleza era la mayor bendición de todas. Deseaba ser elevado por los cielos y dejar que su cuerpo se fundiera con los elementos  que tanto le fascinaban, no por nada estaba terminando su especialización en Ecología.

 

Suspiro cansado. A pesar de su deseo de permanecer mirando la tormenta, sus parpados se cerraran y no sería conveniente caer dormido junto a la ventana.  Con desgano se levanto del alfeizar en donde hasta entonces se había mantenido, casi suspirando ante la poesía que era tempestad en su poderío, su corazón dio un vuelco, cuando un rayo magnifico cruzo el firmamento iluminando por algunos segundos completamente toda la habitación.

 

—Hermoso. —Exclamo impresionado.

 

No puedo contenerse. Sin pensarlo dos veces corrió  y abrió de par en par la gran ventana, dejando que las agresivas gotas golpearan contra su  rostro.

 

Disfrutaría de ese momento, ya mañana todo volvería a ser como antes, aburrido, lento, tedioso y rutinario.  

 

Un extraño gruñido se abrió paso entre el atronador escándalo de la ventisca.  Shion inclino más la cabeza en busca de ubicar la procedencia de este. Los movimientos en el callejón se hicieron más visibles. Alarmado salió a la escalera de incendios, bajando a toda velocidad logro ver a tres sujetos completamente de negro. Por instinto se oculto detrás de un contenedor de basura.  Espero unos segundos, los pasos de aquellos tipos se alejaban del lugar.

 

Con miedo intento escabullirse hasta el final de aquella callejuela sin salida. Sus ojitos buscaban frenéticos. Estaba seguro de haber visto a una figura más pequeña entrar exactamente a ese lugar.

 

Su boca se abrió para comenzar a llamar a quien que fuese la acorralada víctima. Una mano le impidió su propósito, segundos después su cuerpo impacto contra el vetusto suelo y unos fieros ojos lo miraban desafiantes.

 

—¿Quien eres? —La voz del chico delante de él era gruesa y varonil.

 

—Yo… —Shion trago saliva dificultosamente, no había meditado ninguno de sus actos.

 

Nuevamente pasos acercándose presurosos los alertaron. Parecía que esos tipos no se cansarían hasta dar con su presa.

 

—Ven. —Sin cuidado alguno el castaño tomo la mano del otro, tirando de él para que corriera, salieron del callejón, subieron la escalera de incendios del edificio departamental  y entraron por la ventana que aun se mantenía abierta.

 

Los dos estaban empapados hasta los huesos, respiraban agitados, más por susto que por la carrerilla.

 

—Aquí estaremos a salvo. —Shion sonrió mirando al chico. Sus ojos castaños se perdieron en unos de color gris, además que el cabello negro que caía graciosamente hasta sus hombros lo hacían parecer, ¿adorable? —Debemos cambiarnos o terminaremos enfermos. —Dijo para correr al armario y sacar varias prendas, debía mirar a otro lado. —Creo que eres un poquito más bajo que yo, pero mi ropa te quedara. —Le lanzo un pantalón y un suéter abrigador.

 

—¿Por qué haces esto? Ni siquiera sabes quién soy. —Reclamo el pelinegro poniéndose en pie.

 

—Supongo que por la misma razón que tú me seguiste sin protestar. —Shion sonrió, había ganado.

 

—No es lo mismo, por si no te has percatado no tenía plebiscitos. Además. —Con un rápido movimiento hizo girar al chico para estrellarlo contra la cama boca abajo. —Es más factible someterte a ti que a esos tres de allá abajo. Eres un parvulillo resabiado de comodidades que muy seguramente pensó en tener una aventura, pero creo que tu diminuto lance se ha convertido en una odisea…

 

—¡Oh! Me sorprendes. —El de ojos grises se levanto un poco sin dejar de presionar el cuerpo bajo suyo. —No hay muchos niños de mi edad que usen ese vocabulario. ¿Te gusta leer? ¿Cuáles son tus favoritos? ¿Te gustaría que intercambiáramos algunos?

 

Decir que tenía una cara de incredulidad era poco, luego sin creérselo ni el mismo comenzó a reír a carcajadas. Si que era todo un espécimen ese niño.

 

—Eres raro, eres muy raro. Un completo cabeza hueca. —Seguía destornillándose de la risa.

 

—Sí, tienes razón. —El pelinegro noto el tono triste en su compañero. —Hasta hace unas semanas yo vivía en el distrito de No. 84, tú sabes de baja categoría. Mis padres perdieron credibilidad desde que sucedió un pequeño incidente en el laboratorio en donde trabajaban, pero, gracias a un reciente descubrimiento fueron trasferidos aquí, a No. 18

 

—¿Entonces tus padres son científicos? —El ojigris mostro una leve perturbación.

 

—Bueno, están en vías de volver a hacerlo, pronto nos mudaremos de nuevo, esta vez a No. 6. Me han catalogado como un Elite Pura. —Su voz seguía teniendo ese aire lastimero.

 

—Tu CI debe ser muy alto.

 

—Sí. —Siseo. —No es algo que me enorgullezca. Para mí sería mucho mejor ser como los demás niños, salir a jugar después de la escuela, quebrarme la cabeza con los problemas de matemáticas, y no pasar mis tardes encerrado resolviendo problemas ambientales y actualizando estadísticas de…

 

—¿Ambientales?  ¿Cuál es tu especialización? —Shion sonrió, su compañero de habitación parecía de verdad interesado en su plática.

 

—Mi rama es la Ecología, con especialización en Botánica y Bacteriología micro degenerativa.

 

El chico silbo impresionado.

 

—Todo un cerebrito. —Rio divertido del notable sonrojo del castaño.

 

—No lo digas así. Siento que te estás burlando. —Ladeo la cabeza con pena.

 

—Nada de eso majestad.

 

—¿Majestad?

 

—Bueno de que otra manera se le puede llamar a la creme de la creme.

 

—Pero si serás… —Dijo mientras le miraba reprobatoriamente.

 

—No es bueno insultar a quien no conoce ni su nombre. —Soltó complacido de la indignación y la perturbación que se dibujaban en el rostro de su anfitrión.

 

—Es cierto.

 

—Y bien majestad, ¿Cuál es su nombre? —Pregunto haciendo un gesto galante, cual caballero de la corte real.

 

Una voz femenina gritando. —Shion. —Se dejo escuchar desde el otro lado de la puerta. El castaño se levanto de la cama y haciendo un ademan de volver salió cerrando la puesta con seguro.

 

Un suspiro profundo lleno la habitación en penumbras, había estado en la ciudad casi por un año sin encontrar absolutamente nada, y ahora que estaba al borde de ser atrapado y rendirse, el destino lo conducía, a su parecer, al punto clave.

 

Dentro de la Gota Lunar, principal laboratorio de la Ciudad Cronos, existía un rumor muy gordo. Sus órdenes eran comprobar la veracidad de aquella notica que trascendería el tiempo.

 

La puerta se abrió suavemente, él se coloco a la defensiva.  Luego se relajo al ver al mismo castaño entrar con una bandeja de comida.

 

—Debes tener hambre, te he traído algo de pastel de cereza y leche. Lo siento pero ya es tarde y mi madre vería raro que comiera a esta hora. —Se disculpo al tiempo en que le tendía la charola.

 

—No se preocupe su majestad Shion.  Lo que pueda ofrecerme está bien.

 

—¡Eh! ¿Cómo sabes mi nombre?

 

—Tu madre lo grito.

 

—¡Ah! Es cierto.

 

—Que despistado. —Cerro los ojos mientras degustaba el pay, de verdad estaba sabroso, hacia bastante desde que había ingerido algo tan exquisito.  —Nezumi.

 

—¡Eh!

 

—Nezumi, mi nombre.

 

—Nezumi. —Repitió el castaño casi saboreando cada silaba, el mencionado se sonrojo, jamás en su vida había escuchado decir de manera tan dulce su nombre.

 

—Sí, bien debo irme.

 

—¡Eh! ¿Por qué? —Su vista viajo directamente a la ventana. —Aun está lloviendo a cantaros y puede que aquellos sujetos estén ahí abajo. No, no dejare que salgas de aquí hasta que este seguro que ya no corres peligro. —Nezumi lo miro impresionado, luego sonrió con ternura.

 

—Majestad. Usted es un niño muy dulce. —Con delicadeza  fue acercándose lentamente hasta chocar frente contra frente y mesclar sus alientos. —Por eso le haré una promesa. —Shion sintió el calor invadir su cuerpo, estremecerse ante el contacto y casi suspiro cuando pudo percibir el aroma de su invitado. Nesumi sonrió ante el nerviosismo del otro y con un rápido movimiento golpeo su nuca atrapándolo para evitar callera contra el piso. Lo tomo delicadamente entre sus brazos y lo coloco en la cama. —Le prometo que cuando más me necesite estaré ahí para usted. —Deposito un cálido beso en la frente de su benefactor. —Hasta entonces mi dulce flor. 

 

Continuara…

 

Notas finales:

Gracias por leer y mas por sus comentarios.


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