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Las dos caras del amor por yaoiana

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Notas del fanfic:

Hello minna, he regresado por esta hermosa cateogría, es un preambulo a un fic en el cual trabajo, que espero y se les gustará. 

Notas del capitulo:

Para este fic utilice la canción duele el amor de alex syntek y ana torroja. Dejo el link y recomiendo escucharla mientras leen ^^

 

http://www.youtube.com/watch?v=xyFe6TiXm4o

Duele el amor sin ti

Duele hasta matar

 

Siento la humedad en mí

De verte llorar ni hablar

Si es que tú te vas de aquí

Creo que a mi va sufrir

 

 

Miraba atento la puerta que acababa de abrirse, jamás había esperado ver allí al peli plata  y que descubriera lo que estaba haciendo.   Lo vio llevar una mano a su boca y negar con la cabeza… al parecer no creía lo que veía pero sus lágrimas afirmaban que una parte de él lo asimilaba.

 

-       Inuyasha… 

 

 

Con un hilo de voz lo llamó y al parecer logró escucharlo porque sonrió de una manera  melancólica.  ¿Qué podría decirle?  ¿Con que podría justificarse?... con nada, pues Inuyasha había visto con sus propios ojos como el le era infiel.

 

 

-       Gracias por dejarme esperando en el restaurante… y por darme este regalo de aniversario

 

 

Escuchó como tiraba la puerta y la cerraba, perdió el avistamiento de su silueta en aquel acto.   Se sentó al borde de la cama y le dijo a su amante que se marchara, no quería verla, quería estar solo y pensar las cosas; ¿podría ir tras su esposo?... ¿podría recuperarlo?...  ¿porqué lo había engañado?, ¿qué iba mal en su matrimonio?

 

 

 

Hoy quisiera detener el tiempo

La distancia entre los dos

Pero se apago la luz del cielo ya no sale mas el sol

 

 

Había salido de su casa llorando, el amor de su vida, su esposo lo había engañado de la manera mas vil y despreciable que podía considerar.  Lo había llamado para celebrar su sexto aniversario de matrimonio y además, tenía una noticia que sabía que alegraría a Sesshoumaru pero…  por más mensajes y llamadas que le hizo al no verlo llegar, este no contestó.    Afligido y preocupado fue hasta su hogar y al ingresar en este escucho a su esposo gemir; no era tonto para no hacerse a la idea de lo que pasaba, por lo cual abrió la puerta y vio con sus ojos lo que tanto temía… Sesshoumaru le era infiel con una mujer a la que no reconocía… pero la verdad no le importaba, tan solo quería marcharse de ese lugar… no quería sufrir más.

 

Pensó en ir a casa de su madre pero, sería muy obvio, tal vez Sesshoumaru lo buscaría allí, por lo cual se dirigió a casa de su mejor amigo.  Tocó varias veces, mostrando su desesperación y ansiedad, pues sentía que la presencia de su esposo pisarle los talones y eso lo asfixiaba.

 

 

-       Voy… que no pueden esperar   * dijo aquel hombre abriendo la puerta*

 

-       Kou…ga

 

-       Inuyasha?, pero… que te paso?   * mirando el rostro de su amigo cubierto de lagrimas*  mejor, cuéntame todo adentro, pasa

 

 

El peli plata ingresó a la estancia y cuando su amigo cerró la puerta, se fue contra su pecho y lo abrazó con fuerza, comenzando a sollozar con fuerza… intentando mitigar su dolor.    Sintió a su amigo abrazarlo con fuerza y agradeció que no le preguntara nada al respecto, pues solo estaba concentrado en llorar y sacar el malestar de su ser.

 

De tanto llorar se desvaneció en el cuerpo del otro, este lo cargo preocupado y lo recostó en su cama, acariciándole el cabello de forma tierna.  Sabía que su amigo era una persona fuerte y no lloraba así nada más, al parecer le había pasado algo fuerte, pero el era paciente y esperaría a que Inuyasha se lo contara.

 

 

Soy fragilidad sin ti

Como superar el fin

Donde es que dañe no se

Y el recuperar se fue

 

 

Le costó unos cuantos días tomar valor y buscar a su esposo, no quería perderlo por un tonto capricho y… es que ya lo había aceptado, la culpa era solamente de el.   Inuyasha no había hecho nada para dañar su relación, su matrimonio iba de maravillas pero…  la carne es débil y cuando la tentación toca a la puerta todos los días era difícil contenerse y el no pudo hacerlo.    Al otro día de que aquello pasara, hecho a su secretaria, no quería verla, la odiaba pero se odiaba más a si mismo por caer en el pecado.

 

Visitó a la madre de Inuyasha pero esta le dijo que no sabía el paradero de su hijo,  que se había comunicado con ella para decirle que estaba bien y que no se preocupara pero por más que ella rogó, el no dijo nada de el lugar donde se encontraba.

Supo que esto iniciaba una odisea de sufrimiento para el, pues no saber el paradero de su consorte lo preocupaba y aún más le preocupaba el pensar que Inuyasha pudiera vengarse de la misma manera.      El pensar que otro hombre tocase la piel, el rostro, el cuerpo de su marido, lo llenaban de una ira inmensa, pues consideraba que Inuyasha sería siempre suyo.

 

-       Inuyasha… aparece por favor

 

 

Suspiró y cuando llegó a su casa volvió a llamarlo a su móvil, siempre que lo hacia el celular de Inuyasha sonaba apagado pero hoy quiso ensayar y marco con otro número que Inuyasha no identificara y vaya sorpresa se llevo al escuchar la voz adormilada de su conyugue.

 

 

Ni tu ni yo somos culpables

Pero somos vulnerables

Son las cosas de la vida

Que me queda por vivir

 

 

-       Hola?....

 

-       I…Inuyasha

 

-       Sesshoumaru 

 

-       Inu… donde estas?, necesito hablar contigo, explicarte todo

 

-       No hay nada que explicar Sesshoumaru, con verte pude darme cuenta de cuanto me amas

 

-       No es así¡¡  por favor, hablemos, Inuyasha… por favor

 

-       Yo no tengo nada que hablar, adiós Sesshoumaru

 

 

Escuchó la otra línea ser colgada y un dolor indescriptible embargo su ser; jamás había llorado, ni siquiera cuando sus padres murieron… Inuyasha le decía constantemente que parecía una pared de hielo pero… cuan equivocado estaba pues esta vez, lloró como nunca lo había hecho… como si todos esos años de no llorar cobraran la deuda.

 

 

Ni tú ni yo somos culpables

Pero somos vulnerables

Son las cosas de la vida

Que me queda por vivir

 

 

Luego de aquella llamada, habían pasado 4 meses de infierno para el empresario; Sesshoumaru no sabía que hacer ni a quien recurrir, había buscado a su esposo pero no lograba hallarlo.   Había visitado también a los conocidos y amigos de su pareja, pero todos desconocían su paradero, debido a la desesperación e impotencia comenzó a beber cada fin de semana, y poco a poco este se le hizo un vicio… todos los días se embriagaba pues comenzaba a perder toda esperanza de que Inuyasha regresara a su lado.

 

-       Inuyasha… mi amor regresa….  * decía llorando desconsoladamente mientras ingería la ultima gota de alcohol en su botella*

 

 

Duele el amor

Sin ti llueve hasta mojar

Duele el amor

Sin ti duele hasta matar

Duele el amor

Sin ti todo esta tan gris

 

 

Para Inuyasha tampoco había sido fácil, estos cuatro meses los había pasado en cama y muy enfermo; Kouga le había dicho que su enfermedad era depresión y que tenía que salir de ella… pero Inuyasha terco como siempre, no quería arreglar las cosas con su esposo o por lo menos no aun.

 

 

Hoy quisiera detener el tiempo

La distancia entre los dos

Pero se apago la luz del cielo ya no sale mas el sol

 

 

Kouga demasiado preocupado por su amigo, esperó a que este durmiera y en la noche tomó su móvil y marcó el número de Sesshoumaru.  La otra línea sonó hasta que entró al correo de voz, pero esto no lo desanimo, así que marcó unas dos veces más hasta que escuchó a alguien contestar.

 

 

-       Quién es y que quiere?

 

-       Sesshoumaru?

 

-       Quien habla?

 

-       Soy Kouga… Kouga Wolf, el amigo de Inuyasha

 

-       Sabes algo de mi esposo? * preguntó alterado*

 

-       Si… la verdad llamaba para eso, lo que pasa es que Inuyasha se encuentra algo delicado y no quiere ir al hospital… usted sabe como es de terco, no quiere escucharme entonces pensé en llamarlo a usted.

 

-       Ya mismo iré, deme la dirección

 

Aquella llamada le había hecho recuperar la esperanza y con rapidez tomo las llaves de su auto y se encaminó hasta la dirección dada.   Mientras conducía podía sentir el fuerte latido de su corazón y como la sangre recorría sus venas, estaba en completo éxtasis por saber que volvería ver a su único amor.

 

Cuando llego al lugar no se hizo esperar y toco ansiosamente, sin analizar cuantas veces ya había golpeado aquella puerta.  Vio la puerta abrirse y sin vacilar entro dando un solo paso.

 

 

-       Inuyasha?... donde esta? 

 

-       Acompáñeme  * entendiendo la ansiedad del otro*

 

 

Dirigió al peli luna hasta una de las habitaciones donde se encontraba Inuyasha recostado en la mullida cama con su tez pálida y labios color armiño.  Vio como aquel hombre se acercaba y le tomaba la mano y con un gesto tierno que jamás espero ver, besaba a su amigo fugazmente.

 

-       Inuyasha… mi amor, soy yo Sesshoumaru

 

-       Se… sshoumaru  * abriendo sus ojos con dificultad*

 

-       Si… como te sientes? Quieres que te lleve a un médico?

 

-       No… no quiero verte… vete

 

-       Se que no quieres verme y… que me odias pero no puedo dejarte, no en este estado… déjame ayudarte y prometo que cuando te recuperes mi iré de tu vida si es lo que quieres.

 

Inuyasha con agotamiento tan solo lo miró y asintió, no tenia fuerzas para discutir o pelear con el mayor.  Sintió luego ser cargado estilo princesa y asustado tomo el borde inferior de su camisa y lo bajo para que Sesshoumaru no viese su vientre pero olvidaba lo perceptivo y ávido que era su marido, no por algo era empresario.

 

 

-       Inuyasha… estas…   * mordiéndose el labio pues sabia que la pregunta sobraba*  - cuanto tienes?

 

-       Cuatro meses

 

-       Es… es mío

 

-       Dijiste que viniste a ayudarme… no a hacerme interrogatorios

 

 

El mayor sintió su corazón desquebrajarse con aquel comentario, al parecer aquel hijo que esperaba su marido no era del puesto que de ser así, no habría vacilado en su respuesta.    Con un nudo en la garganta y su vista un poco nublada, cargó a Inuyasha hasta el auto y con delicadeza lo acomodo en el asiento del copiloto, subiéndose luego en el puesto de dirigente.

 

Apretó uno de los botones del auto he hizo que el sillín de Inuyasha se inclinara un poco hacia atrás, intentando ponerlo más cómodo.  Cuando vio que su pareja esta mejor, prendió el auto arrancó en el directo al hospital.

 

-       Inuyasha estas bien asi?

 

-       Ten… go frío

 

El mayor se quito su abrigo y cubrió con el a su oji ámbar y luego subió las ventanas para prender la calefacción del auto.   

Por su parte Inuyasha pudo sentir la indumentaria sobre el, aquella prenda destilaba el aroma varonil de su amor…  sentía mariposas en su estomago y es que a pesar de su infidelidad, aún amaba a Sesshoumaru con locura.

 

-       Porque lo hiciste? 

 

El empresario escuchó aquella pregunta y guardo silencio por un rato, quería hablar del tema y ya que Inuyasha lo daba a colar, aprovecharía la situación.   Suspiró hondo y sin mirarlo comenzó a hablar.

 

-       Inuyasha, debes saber que haya lo que haya hecho, jamás he dejado de amarte

 

-       No mientas, si me hubieras amado como me dices no me hubieras engañado

 

-       Te equivocas, se que cometí un error y uno grande, pero no por eso se deja de amar a la persona más importante de tu vida

 

-       Entonces porque no pensaste en mí antes de hacerlo?

 

-       Lo siento, estaba ebrio y me deje llevar… fue un momento de estupidez… pensé con la cabeza de abajo

 

 

El menor miró hacia la parte baja del pantalón de su marido  y cuando se dio cuenta se sonrojo y giró su vista hacia la ventana; sentía un calor subir por todo su cuerpo hasta su rostro y es que… porque Sesshoumaru tenía que ser endemoniadamente sexy.

Sesshoumaru notó aquello y sonrió complacido, amaba causar aquellos efectos en su ojimiel.

 

-       No se porque te sonrojas, todo mi cuerpo te pertenece Inuyasha, ahora y siempre.

 

-       To… tonto  * sonrojado*

 

-       Inuyasha… aun no has dicho lo que quiero escuchar

 

-       Y que es eso que quieres escuchar?

 

-       Que me perdonas y regresarás conmigo

 

-       Sesshoumaru, no es tan fácil… aun me siento dolido por todo esto

 

-       También a mi me ha dolido que no estés a mi lado

 

 

Inuyasha guardó silencio, sabia que para su esposo también estaba siendo doloroso o eso escucho de su suegra cuando le contó que su hijo se estaba perdiendo en el alcohol debido a aquel problema.   Cerró sus ojos y sintió la mano de su marido posarse en su mejilla y acariciarlo con cariño… las manos de Sesshoumaru eran tan grandes, reconfortantes y protectoras…  las amaba.

 

 

-       Descansa cariño, pronto llegaremos

 

 

Esa voz grave, el tacto de sus manos, el calor de su cuerpo, sus detalles y su aura protectora… poco a poco caía ante su esposo, sabia que esto pasaría si lo veía; es que su conyugue era un fuego calcinador que todo lo incendiaba a su paso y desafortunadamente el no tenia el instinto de huida de los animales… no… por el contrario, se quedaba perpetuo a  que ese fuego lo quemase, a que lo abrasara y no dejara ceniza de el.

 

 

-       Inu… mi amor, despierta… ya llegamos

 

 

Abrió sus orbes y luego sintió su cuerpo ser levantando por los varoniles brazos del mayor, el por su parte tan solo se abrazó de su cuello, buscando el confort de ese amplio y cálido pecho.   Su cuerpo rato después estuvo en una cama, sentía varios piquetes en su brazo… supuso que serian muestras de sangre que le hacían, pero de lo que estaba seguro era de que Sesshoumaru jamás se había apartado de su lado, sintiéndose realmente querido y apoyado.

 

 

-       Inu, tenemos que esperar a las muestras de sangre, por el momento de pondrán suero

 

-       Sessho…

 

-       Que sucede?, te sientes mal?

 

-       No es eso…

 

 

Al no hallar la forma de explicar a su esposo, le tomó la mano y la situó en su notorio vientre; con ella comenzó a subir y bajar por aquella zona, pretendiendo acariciar a su bebe pero con la mano de su pareja.

 

 

-       Inuyasha… no entiendo  * dejándose hacer*

 

-       Es… tu hijo, pensaba decírtelo en nuestro aniversario pero… no fue posible

 

 

Pudo ver un hermoso destello en los felinos ojos de su marido… a pesar de que se lo recriminaran, el perdonaría a Sesshoumaru, lo amaba, lo amaba sobre todas las cosas y el pequeño que llevaba en su vientre era una muestra de aquello.   Amaba a su esposo por lo que era y no por sus actos y aunque tenía miedo sabía que todos merecían una segunda oportunidad…  lo perdonaría a sabiendas de comentarios como  “después de una, vienen dos”,  “árbol que nace torcido nunca se endereza”;  pero el no caería en eso… se dejaría llevar por sus sentidos y emociones, no por los rumores tontos de los demás.

 

-       Sessho yo… * siendo interrumpido*

 

-       Inuyasha… yo… quiero que me perdones, te juro por mi vida que jamás cometeré una tontería como esa; quiero recuperarte, a ti y a mi hijo… en este tiempo de soledad me di cuenta que mi felicidad esta a tu lado, lo estuvo y lo estará siempre.

 

 

Sonrió cálidamente, veía el infinito arrepentimiento en su amado por lo cual posó una de sus manos en su mejilla y la acarició con ternura.  Vio a Sesshoumaru recostarse en su mano y mirarlo fijamente con esa penetrante mirada que hacia erizar su piel.

 

 

-       Esta bien amor, te perdono… no vuelvas a defraudarme

 

-       Te lo prometo Inuyasha… te haré… los haré muy felices mi amor  * besándolo con delicadeza*

 

Acompañó  a su esposo durante todo el proceso de parto, desde que entró a urgencias hasta que tuvo finalmente a su pequeño.  Cuando lo tuvo en brazos no pudo evitar besar a Inuyasha…  estaba realmente feliz de que le hubiera dado una nueva oportunidad, de poder vivir aquel bello momento.

 

-       Seshho amor… como lo llamaremos

 

-       Kaibou

 

-       ¿esperanza?

 

-       Si, porque si tu no me hubieras dado una oportunidad realmente me hubiese perdido

 

**************************  TRES AÑOS DESPUÉS *********************************

 

-       Papi… mami… despierten, vamos al parque

 

-       Mhg… Sessho… ve y atiende a tu hijo  * envolviéndose en las sábanas*

 

-       También es tu hijo…

 

-       Pero tu le prometiste llevarlo al parque

 

-       Mhmg… esta bien

 

 

El empresario se levantó pero antes, beso a su esposo; Inuyasha estaba tomando la tendencia de dormir más, pero no se lo recriminaba, pues tener una vida en su interior le gastaba más energía.  Desde que su conyugue lo perdonó, comenzó hacer las cosas bien, por eso no se perdería nada de su hijo ni del que venía en camino y mucho menos de su Inuyasha.

 

Sabía en su interior que el amor es un sentimiento ambivalente, puede sufrirse y gozarse o gozarse y sufrirse, pero eso no impedía amar en desmedida a su pareja, lo haría durante toda su existencia… sin límites.  Ahora amaba más a Inuyasha y era porque había aprendido la lección de que existen las dos caras del amor.

 

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado, sus mensajes son mi recompensa 


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