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Dormir es mejor por Aminora Thens

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Notas del fanfic:

Los personajes de Yu-Gi-OH no me pertenecen exepto el lindo de Surimi.

 

Notas del capitulo:

Editando la historia me rei mucho, habian demasiados errores, trate de corregirlos son perder la escencia de la historia. 

 

Al señor Seto Kaiba:

 

Enviando cordiales saludos, es un placer para mi confirmar que dentro de poco estaré llegando a la ciudad, esperando que nuestro trato cobre vida al fin.

La unión de nuestras empresas es una gran expectativa para ambos lados del país.

Sin más por el momento me despido.

 

                                                            Atentamente: Surimi Yukiro

 

Seto Kaiba terminaba de leer el correo que había estado esperando con muchas ansias, ya que como lo decía era una gran oportunidad para expandir su ya muy famosa empresa Kaiba Corp.

 

El trato se había estado llevando a cabo desde hacía ya mucho tiempo, pero por azares del destino no podían llegar a un acuerdo concreto, el Ceo sabía que no habría una oportunidad como esta en mucho tiempo, así que no se detendría en nada para poder lograr este acuerdo. Y cuando él decía que algo estaba hecho era porque no habría nada en este mundo que pudiera detenerlo.

 

Claro que algunos actos, tiene consecuencias…

 

¿Verdad Seto Kaiba?

 

 

+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

 

-Señor Yukiro, hemos llegado- susurraba un hombre vestido de negro.

 

-Sí, gracias-

 

Surimi Yukiro, un hombre joven de 22 años dueño de Okina Corp. Una empresa que se especializaba en realidad virtual, llevaba un tiempo en busca de alguien que pudiera igualar su agudeza en los negocios. No había tenido suerte hasta que encontró a Seto Kaiba el famoso magnate diseñador de muchos de los mejores prototipos de animaciones de cartas.

 

Ambos eran hombres de negocios, no habían tenido problemas en cuanto a carácter de trato. Esperaban lo mejor para sus empresas.  

 

+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

 

Días después…

 

 

-Joey, Joey despierta… Joey la clase termino- un pequeño chico de cabello tricolor trataba de despertar a su amigo rubio, que se había quedado dormido en medio de la clase de Matemáticas.

 

-5 minutos más…- decía perezosamente el rubio. Yugi no sabía cómo despertarlo ya que no podía dejarlo en la escuela.

 

-Vamos Joey no puedes quedarte aquí- trataba por todos los medios, Tristán en medio de la desesperación tomo un poco de agua que traía en su botella y la arrojo sobre la cara de él ojimiel.

 

Joey al sentir el agua en medio de sus narices comenzó a toser como si se estuviera ahogando en medio del mar, una escena bastante divertida para los presentes, pero claro no para el rubio.

 

- ¡Tristán acaso querías matarme, estas loco! - exclamaba el rubio aun con un poco de agua en la garganta y con una furia enorme.

 

-Claro que no viejo, es solo que no quería que te quedaras en medio de un aula, solo y encerrado - decía con aparente inocencia el castaño, pero la risa de su rostro no se borraría en mucho tiempo.

 

-Ya tranquilo, mejor vámonos que ya deben de estar por cerrar la escuela- el pequeño Yugi trataba de evitar una riña entre sus “bromistas” amigos por no decirlo de otra forma.

 

- ¡Es verdad! ¿¡Qué hora es!? - decía con aparente apuración el rubio.

 

 – Las 3:30 ¿Por qué? – agrego Tea.

 

- ¡Que! ¡Dios es muy tarde! - mientras tomaba a toda velocidad sus cosas y salía despavorido de la pequeña aula dejando a todos extrañados.

- Como es que estas cosas solo me pasan a mí, no voy a llegar al trabajo – iba a toda velocidad, tanta que al doblar la esquina choco con alguien bastante fuerte, ya que el golpe que recibió realmente le dolió.

 

- ¡¿Jefe está bien?!- con una gran preocupación levantaba al susodicho un hombre de 34 años de cabello y ropa negra.

 

-Si estoy bien no te preocupes Rau, no pasa nada- se levantó el hombre y miro al chico rubio que aún seguía en el suelo

 

- ¿Estás bien? - pregunto

 

-Itai, itai duele- decía mientras se sobaba un poco la cabeza, alzo un poco la mirada y pudo ver a un hombre de veintitantos de cabello gris azulado y ojos morados.

 

-Si estoy bien, lamen…- trato de levantarse, pero el golpe había sido bastante duro, el mundo aún se movía.

 

-No lo creo, parece que te golpeaste bastante ¿Puedo llevarte con un médico? - ofreció el peligris.

 

- No enserio estoy bien además… ¡Hay no! No voy a llegar, el señor Fujita me despedirá- con la preocupación encima rápidamente se incorporó.

 

- ¿Tienes que ir a algún lado? - pregunto curioso el hombre.

 

- ¿He? Ah si, es que tengo que llegar a mí trabajo o me despedirán- el rubio estaba a punto de irse, pero el hombre lo detuvo.

 

-Yo te llevo, ya que fue mi culpa que te retrasaras- Joey lo miro extrañado, pero no era momento para pensar así que acepto la oferta, aunque…

 

-Está bien, ¿Pero en que nos iremos? - pregunto al ver que no traían un vehículo. – ¿A dónde tienes que ir? - cuestiono.

 

 – A la esquina entre Moebia y Rakuna- contesto el ojimiel.

 

- ¿A qué hora tienes que estar ahí? -

 

- A las cuatro de la tarde-

 

-Aún faltan 20 minutos no te preocupes llegaremos pronto- Joey aún estaba un poco preocupado, pero esto pronto se convirtió en asombro cuando la limosina más grande que en su vida había visto se estacionaba justo en donde ellos estaban.

 

- ¿Qué esperas? Sube - con el hombre ya adentro de esta, el rubio algo incomodo subió al súper auto como lo había nombrado. Miro y en verdad que era bastante elegante, incluso podría compararlo con una de las limosinas de él engreído de Kaiba, claro que el jamás lo llevaría en una.

 

- Y ¿Cuál es tu nombre? - cuestiono el hombre. –A disculpa mi falta de modales, me llamo Joey Wheeler, mucho gusto ¿Y tú quién eres? - Pregunto con una cortesía inusual el rubio. 

 

-Surimi, SurimiYukiro y el gusto es mío Joey, ¿Puedo llamarte así verdad? -

-Claro que sí ¿Y yo puedo llamarte Surimi? - al rubio le encantaba tener nuevos amigos.

 

La conversación se hizo más amena y de confianza, el rubio en el camino al trabajo le contaba al peligris que era lo que hacía en el café, también le conto donde vivía y en qué escuela estudiaba.

 

- ¿Enserio estudias en la preparatoria Domino? ¿Y en qué grado vas? - Pregunto bastante curioso el empresario ya que gracias a sus fuentes supo que Seto Kaiba estudiaba en el mismo lugar. Era mucha la coincidencia y para él las coincidencias no existían.

 

-En segundo grado, es divertido cuando estoy con mis amigos, pero lo malo es que tengo que soportar al ser más ególatra de todo el universo, el señor todopoderoso Kaiba – si definitivamente no existian, esto sí que era bastante interesante.

 

-Lo dices con un tono bastante molesto, que acaso no te cae bien el tal Kaiba- Hasta la pregunta ofende.

 

 - A mi caerme viene ese gato engreído ¡Ja! solo si el mundo se hiciera de color de rosa, y creo que eso jamás sucederá- esto hizo que el peligris soltara una risita, jamás había conocido a un chico como el rubio, era bastante interesante.

 

- ¿Y por qué no te cae bien? - comento curioso Surimi.

 

- Sera porque es un creído, que cree que con el dinero puede hacer y deshacer a su antojo, ahggg detesto a ese tipo de personas que piensan que por tener un poco de dinero son los reyes del mundo, Kaiba no sabe de sentimientos y menos de amistades o de lazos es por eso que no nos llevamos y siempre terminamos peleando llegando incluso hasta los golpes- termino de decir el rubio con una gran rabia.

 

- ¿Enserio has llegado con él hasta los golpes? - Esto era más que interesante, el chico debía ser importante ya que por lo que se sabe Kaiba no reaccionaba en ningún caso a provocaciones de cualquier tipo, pero este chico debía sacarlo de sus casillas lo suficiente como para querer matarlo.

 

-Sí, enserio, una vez me insulto bastante fuerte yo no me contuve me lance encima empezamos a rodar por todo el salón, el termino con el labio roto y yo con uno ojo morado, estuvimos castigados por toda una semana haciendo servicio, fue insoportable porque tuve que pasar la mayoría de mi tiempo con él, no podemos estar ni cinco minutos cerca sin querer matarnos, es algo como rivalidad natural- decía el rubio con toda tranquilidad.

 

 

-Señor ya llegamos- aviso el chofer al empresario. Este se sorprendió por lo rápido que se le hizo el trayecto hasta el café.

 

-Bueno muchas gracias, cuando necesites algo búscame que tu para mí ya eres mi nuevo amigo, y ten esto como pago por traerme- el rubio se despidió con una reverencia y entro al café, Surimi miro el regalo y vio un hermoso colgante de un dragón negro de ojos rojos, en la parte trasera tenía escrito “Propiedad de Joey Wheeler” y un número de celular, dedujo que era por si se perdía. Estuvo mirando por 10 minutos más el café y pudo observar al rubio servir y recoger mesas atendiendo a la gente con una gran sonrisa a lo que el catálogo como hermosa. Pareciera que fuera como un hermanito menor para él, y eso le agradaba investigaría más sobre el después de su cita con Kaiba.

 

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Seto Kaiba esperaba a su gran visita en la sala de juntas, muy pronto cerraría un negocio bastante favorecedor para su compañía y para él claro está. Faltaban solo 10 minutos para la hora prolongada, justo en ese momento el tan esperado empresario apareció en las puertas de la sala de juntas, no era necesaria la rutina de anunciar su llegada ya que ni a él ni a Kaiba les gustaban este tipo de “trivialidades”.

 

El CEO estaba a punto de saludarlo cuando noto que este saco su celular, miro también que saco una pequeña cosa que se le hacía conocida, pero era imposible que él la tuviera. Sin embargo, lo que escucho fue algo que lo desconcertó bastante.

 

-Hola, a Joey perdona que te interrumpa…- ¿Joey? pensó el Ceo pero siguió escuchando.

 

- Solo quería saber a qué hora salías del café, para pasar por ti, me gustaría llevarte a cenar para platicar más, tú sabes para conocernos mejor- El castaño miraba incrédulo la escena que presenciaba, tendría que ser una en un millón eso tendría que ser, pero lo que escucho lo saco de sus conclusiones.

 

-Joey Wheeler aceptas la invitación a cenar o no seré más tu amigo- No se había equivocado era ese apellido no podía ser otro, entonces una gran pregunta se formuló en la cabeza de Kaiba…

 

   ¿¡Cómo rayos alguien como Wheeler conocía al empresario más influyente de China!?

 

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Joey estaba descansando en la cocina del café,  pensaba en el joven que acababa de conocer algunas horas atrás, le había parecido una persona bastante amable y muy amigable se notaba que era de buena posición, siempre había detestado a ese tipo de personas que se crecían demasiado (Kaiba) pero este chico era diferente, fue por eso que no le dolió entregarle su dragón de ojos rojos además tenía la pequeña esperanza de que él lo llamara aunque sabía perfectamente que un tipo así no se andaría preocupando por un chico tan como decirlo común, pero pronto se dio cuenta de que estaba equivocado.

 

Yo no sé mi amor que hago buscándote si te gano pierdo libertad

 

 Miro su celular estaba sonando, pero no reconoció el numero así que decidió contestar.

 

-Bueno-

 

- Hola, a Joey perdona que te interrumpa…- reconocía esa voz era Surimi.

 

-Hola, no te preocupes, ¿que se te ofrece? - le extraño bastante que lo llamara.

 

- Solo quería saber a qué hora salías del café, para pasar por ti, me gustaría llevarte a cenar para platicar más, tú sabes para conocernos mejor- enserio era lo que creía una invitación a cenar.

 

-Pero debes de estar ocupado como para perder tu tiempo conmigo, mejor otro día- no es que no quisiera salir con él, es solo que se sentía avergonzado.

 

- ¡Joey Wheeler aceptas la invitación a cenar o no seré más tu amigo! - Ok lo había convencido.

 

-Está bien, salgo a las ocho- estaba hecho no podía echarse para atrás.

 

-Muy bien entonces espérame afuera del café - y antes de que pudiera decir otra cosa el joven le había cortado la llamada.

 

Fue después de tres segundos que se dio cuenta que había aceptado una invitación a cenar ¡De un hombre! y eso sí que le hacía sentir extraño, sin embargo, los gritos de su jefe diciéndole que el descanso había terminado lo trajeron de vuelta a la realidad. Y a si regreso a su labor extrañado por lo que acababa de suceder.

 

%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

 

La cabeza de Kaiba era un mar de preguntas, en primera…

¿Cómo que el perro conocía a Yukiro?

 

Otra…

 

¿Por qué demonios Surimi lo invito a cenar?

 

 Una última…

 

¿Cómo demonios le había dado su dragón negro de ojos rojos?

 

 

 Se suponía que esa cosa sucia era muy preciada para el perro, lo recordaba bastante bien porque por eso se había ganado un buen puñetazo en la cara por parte de nuestro rubio, eso solo porque Joey por accidente lo dejo caer y el sin accidente lo piso, algo que enfureció al ojimiel, tan distraído estaba que no se dio cuenta de las últimas palabras de su casi socio.

 

-Estás de acuerdo con lo último, me gustaría arreglarlo en el contrato creo que no habrá problema alguno ¿Verdad? - Al no notar respuesta Surimi llamo varias veces a Kaiba.

 

-Kaiba, Kaiba- este reacciono y solo asintió.

 

-Entonces mañana firmaremos el contrato- los dos con una cara de satisfacción cerraron el trato con un apretón de manos.

 

-Que fortuna faltan 20 minutos para las ocho- Surimi sonrió.       

 

–Seto ¿Qué te parece si te invito a cenar? - daba comienzo a un plan muy divertido.

 

Kaiba recordó que el perro y Yukiro tenían una cena, no es que le interesara, pero quería saber cómo es que alguien así se había hecho amigo de un saco pulgoso como Wheeler.

 

Dudo un momento, pero al final decidió aceptar la invitación al fin y al cabo no tenía trabajo atrasado.

 

-Está bien, y ¿a dónde me vas a invitar? - necesitaba saber el lugar, si iba a cenar con un perro esperaba que no fuera en un restaurant muy elegante.    

 

- ¿Te parece bien el restaurant DALÍA? - se molestó,de todos los restaurantes ese, ese tenía que escoger, pero le vería el lado bueno haría que Wheeler pasara la peor de sus vergüenzas eso sí que sería una buena venganza por la costilla fracturada que tenía por la riña de la semana pasada. Si que disfrutaría esa cena.

 

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Después de haber convencido al lindo rubio de su invitación a cenar Surimi colgó rápidamente pues no quería esperar para el tan ansiado trato con Seto Kaiba, cuando por fin iba a saludarlo noto que estaba como en transe mirándolo, pero sin mirarlo, de hecho, miraba una pequeña cosa que el traía en la mano, el Dragón Negro que Joey le había obsequiado, las cosas le comenzaban a resultar divertidas y recordó la charla con el ojimiel.

 

-No podemos estar ni cinco minutos cerca sin querer matarnos, es algo como rivalidad natural-

 

… ¿Y sí? ...

 

 La idea se le formulo en la cabeza, quería ver eso, sería bastante interesante ver la cara que Kaiba y el rubio tendrían estando sentados uno cerca del otro sin poder ahorcarse.

-Muy bien Seto comencemos la reunión- eso saco al CEO de sus pequeño trance y la junta se hizo sin más retrasos, hablaron de sus diferentes prototipos, de cómo funcionaban y como podrían mejorarlos con la combinación de sus mentes, Seto estaba emocionado con lo que venía no podía estar más concentrado sin embargo Surimi en un acto “inconsciente” saco de su bolsa del pantalón el pequeño dragón, acto que distrajo al Ceo, la junta estaba por terminar cuando menciono algo que al parecer Seto no escucho.

 

El ojimorado solo sonrió, miro su reloj y le pareció perfecto, faltaban solo 20 minutos para la cena con Joey, miro al castaño y muy “cortésmente” le pregunto.

 

- Seto ¿qué te parece si te invito a cenar? - miro que el dudo, pero después sonrió un poco. Por lo que había escuchado del rubio ellos eran rivales naturales y estaba más que seguro que el castaño planeaba alguna maldad para hacer quedar en ridículo a Joey, claro que no dudaba que el rubio se defendería sin embargo el no permitiría ningún acto así.

 

-Muy bien entonces vamos, que es un poco tarde-

 

- ¿Tarde? - pregunto aparentando inocencia, más el castaño sabía que aun tendrían que pasar por el rubio a su trabajo, se imaginaba que sería alguna tienducha en alguna parte pobre de la ciudad sin embargo…

 

- ¡O si! se me olvido comentarte llevaremos compañía espero no te moleste- con igual tono aparente de inocencia contesto el ojimorado.

 

-No te preocupes además no creo que sea tan malo siempre es bueno conocer “gente nueva”-.

 

Sin más salieron los dos de Kaiba Corp. Seto quiso ir en su limosina, pero Surimi lo evito por si planeaba decirle algo a Joey, convenció al CEO de ir en la suya con el pretexto de que se sentiría más cómodo, se dirigieron a la esquina entre Moebia y Rakuna. Donde el rubio lo estaba esperando.

 

Cuando llegaron Kaiba con molestia pudo notar que esa parte de la ciudad era muy popular y más le molesto al ver de cual café salía el rubio, se notaba que le iba muy bien, le había fallado molestarlo con lo de su trabajo, pero ya habría otras oportunidades.

 

%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

 

Miro su reloj, marcaban las ocho exactamente Joey salía del café un poco nervioso, tanto que se imaginaba que todo era una broma y que lo dejarían plantado, estaba pensando en marcharse cuando de pronto escucho el claxon de un automóvil, temió voltear y creer que no era él, pero se equivocó si era él, Surimi había sacado la cabeza por la ventanilla y le gritaba un “Hola” como saludo, el solo sonrío y levanto la mano también en acto de saludo.

 

- ¿Pensabas ir a alguna parte? - dijo con un tono divertido algo que hizo que al rubio se le subiera la vergüenza hasta la cabeza.

 

- ¡No como crees! - se disculpaba torpemente.

 

Kaiba escuchaba incrédulo, el perro incluso le hablaba de tu, que se creía debería de saber cómo respetar a su amo. 

 

- Bien, anda sube que quiero llevarte a algunos lados- el rubio entro un poco nervioso y rojo pero su cara se transformó enormemente al ver a su peor enemigo sentado justo enfrente de él.

 

Kaiba lo miro y no pudo evitar comenzar con los insultos.

 

-Mira nada más, ¿Te perdiste Perro? La basura esta al final del callejón- mientras señalaba el local del que Joey había salido.

 

-Es cierto deberías apartar tu bote, los de tu compañía están bastante llenos de algo más que basura-

 

Un gran saludo por parte de ambos.

 

- ¡Repite eso perro! - estaban a punto de matarse cuando un “ujum” los trajo a la realidad. 

 

Joey se dio cuenta de donde estaba y con quien, si antes estaba rojo ahora estallaba en vergüenza al darse cuenta de su comportamiento enfrente de una persona tan refinada como Surimi.

 

En cambio, el lo miraba divertido, ya que su comportamiento cambio radicalmente, pudo notar que no pasaron ni 30 segundos desde que entro sin que empezara la pelea entre él y su nuevo socio, si había dudado de lo dicho por el rubio ahora estaba seguro de sus palabras.

 

-Lo siento, me disculpo por mi comportamiento- dijo con la vergüenza hasta los pies.

 

-No te preocupes, todo está bien- cambiando totalmente de tema –Espero que te guste el filete, porque es la especialidad del restaurant a donde vamos- Joey al escuchar eso se dio cuenta de que no iba vestido para la ocasión, llevaba jeans, una camisa y zapatos deportivos.

 

Surimi lo noto de inmediato –No te apresures primero vamos a otro lado, te lo dije cuando llegué ¿no? -

 

El ambiente se sentía pesado, el rubio y el castaño se mandaban miradas asesinas, estaban listos para el ataque cuando…

                                                 

Yo no quería quererte y no lo pude evitar…

Creí poder defenderme ¡pero a mi corazón no lo puedes atar!…

 

  

-Me encanta esa canción - comento Surimi cuando encendió la radio para calmar el ambiente.

 

- ¡¿De verdad?! ¡A mí también me encanta! Es mi tono de celular- mostrando una hermosa sonrisa algo que hizo que el alma de Surimi se sintiera muy a gusto como nunca lo había estado.

 

-Cursilerías- agrego el CEO

 

Y yo no sé mi amor que hago buscándote, si te gano pierdo libertad…

Y yo no sé mi amor que hago besándote… si yo no me quiero enamorar

 

-Típico de un amargado como tu- agrego algo molesto el rubio –Además no recuerdo haberte invitado a la conversación- algo que molesto al CEO que estaba a punto de responder cuando Surimi intervino.

 

-Jajaja, creo que tus gustos son un poco más estrictos mi querido socio- sonrió.

 

- ¿Socio, tu y el gato engreído son socios? - Ahora recordaba que no sabía qué era lo que hacía el CEO con su amigo, ni siquiera sabía porque venía en la limosina, se le había olvidado preguntar, es que con solo ver al ególatra se le olvidaba todo.

 

Guardo en silencio mis besos, despídete sin voltear…

Porque al besarte me pierdo, ¡Pero a mi corazón! ¿Quién le puede explicar?...

 

Y yo no sé mi amor que hago buscándote, si te gano pierdo libertad…

Y yo no sé mi amor que hago besándote… si yo no me quiero enamorar

 

-Sí, hace unos minutos cerramos un trato y el contrato se firmará mañana, es por eso que vamos a celebrar con la cena, y me pareció bueno invitarte-

 

-Claro un perro siempre es de buena compañía, aunque en este caso la raza deja mucho que desear…- remarcando la última frase.

 

-Tienes razón, Surimi lo sabe, ya que no le importo a la hora de reunirse contigo- rio aún más el rubio.

 

Si yo no me quiero enamorar…

 

Y cuando iban a comenzar de nuevo, el chofer se detuvo.

 

-Señor llegamos- escucho por teléfono.

 

-Muy bien gracias- colgó el teléfono y comenzó a salir del auto

 

“THENMSS”

ROPA Y CALZADO

 

 

-Oye disculpa, ¿Que no se supone que íbamos a un restaurant? - pregunto el rubio, - Si vamos a uno, solo que no se permite la entrada con zapatos deportivos, algo de etiqueta, ya sabes cosas de los lugares así-

 

Mintió, solo un poco…

 

-Espera un momento no creerás que yo…- el rubio no pudo terminar de hablar pues ya se encontraba dentro de la tienda.

 

-Buenas noches, ¿Cómo puedo ayudarlos? - atendió un anciano elegante.

 

-Disculpe busco ropa para el joven- miraron entonces al rubio que ya estaba llegando a la puerta tratando de escapar, sin embargo, uno de los hombres de Surimi lo detuvo.

 

- ¿Ibas a algún lado? - pregunto Surimi divertido

 

El rubio solo sonrió avergonzado y sin más remedio tuvo que dejar que el anciano le tomara sus delgadas medidas.

 

- ¡Vamos Joey, entra en el vestidor! - Surimi empujaba al terco rubio hacia los probadores a los que se negaba entrar alegando que no tenía dinero para pagar una ropa tan costosa.

 

-No te preocupes esta va por mi cuenta- dijo el empresario.

 

- ¡No! ¿Cómo crees que voy a dejar que pagues esto? mira mejor lo dejamos para otra ocasión, así me voy a mi casa y tú cenas con Kaiba- el ojimorado lo miro serio algo que asusto a Joey.

 

–Está bien, pero te los voy a pagar no importa como…- la cara del empresario se tornó feliz pues el rubio era muy recto.

 

Kaiba miraba aburrido y un poco molesto la escena que a su punto de vista era patética, tsk como odiaba al rubio y también como odiaba su forma de ser, que no podía aceptar un poco de ropa, miro que el anciano llamo a su socio, este a su vez lo llamo a él.

 

 -Seto podrías darle esto a Joey, está en el segundo cambiador- valla colmo, ahora era el mayordomo del saco de pulgas.

 

Se dirigió a los vestidores y cuando iba a darle la ropa al ojimiel, sus ojos miraron algo que jamás creyó ver… el rubio estaba de espaldas solo con una camisa blanca que ya le había dado su socio para que se la probara, sus blancos muslos eran finos sus piernas largas y delineadas, la camisa era tan grande que dejaba ver un poco aquellos hombros tan delicados, su piel como si fuera de porcelana y esa mirada tan limpia e inocente… en eso el rubio volteo un momento y por una milésima de segundo sus ojos chocaron, la miel se derretía entre sus zafiros y algo dentro comenzaba a arder, Seto sentía quemarse, la mirada tan penetrante que le lanzaba al rubio hacían que sintiera que estaba a punto de ser comido por el pequeño cubículo… se le erizo la piel.

 

Surimi había sido llamado por el anciano que muy apenas pudo encontrar una talla así de pequeña para Joey, le pidió a Seto de favor llevar la ropa para que el rubio se la probara, sin embargo recordó que esos dos juntos eran como el agua y el aceite rápidamente corrió a ver si aun seguían vivos o si ya se habían matado, sin embargo lo que encontró fue aún más sorprendente, el castaño mandaba una mirada penetrante al rubio pareciera que nunca lo había visto como ahora, los dos estaban sin habla, quietos, Joey tenia un leve sonrojo, sus brazos trataban de cubrir su desnudes sin mucho éxito.

 

¿Qué es esto? Entonces de alguna manera Surimi lo comprendido. Había algo mas que odio entre estos dos.

 

 

 

El instinto de Seto estaba confundido, lo estaba llamando a adentrarse en el cambiador sin embargo… - ¿Seto que tal le quedo la ropa a Joey? - la voz de su socio lo saco del trance, miro a los lados y después a Joey… -Toma pruébatelo, y date prisa que no tenemos todo tu tiempo- el otro solo pudo dar un sí y tan rápido como le entrego la ropa cerro la cortina del pequeño cubículo.

 

… ¡Pero qué demonios me paso! 

¿Por qué me dieron estas enormes ganas de encerrarlo en el vestidor?...

 

... ¿Pero que rayos?  ¡A mí no me gusta el perro ¡…

 

 

Salió hecho una furia de la tienda, pues sus pantalones le avisaban que tenía un apretado problema ahí abajo.

 

En el probador no iban mejor las cosas, Joey trataba sin mucho éxito de calmar su manos frías y pecho palpitante. ¿Cómo había pasado? ¿Por qué lo había visto? Lo peor de todo es que no había podido hacer nada para cerrar la cortina. El miro su cuerpo, de una manera que nunca nadie. Se sentía como una pequeña colegiala frente a su novio.

 

 ¿Qué…?

 

La cara le ardía de tanta ridiculez que estaba pensando ¡Vamos por dios! Él era Joey Wheeler némesis del engreído, ególatra, presumido y fastidioso sabelotodo de Seto Kaiba. Hablaba para si mismo sin mucho éxito.

 

%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

El silencio dentro del coche era incomodo, por un lado, el rubio de ojos miel apenado hasta la medula de solo recordar lo sucedido hacia un rato, por el otro estaba el ojiazul enfadado y confundido, pero lo que más le irritaba era que su mente no podía sacar la imagen del perro desnudo, bueno no completamente pero aun así, aunque él quisiera olvidar la escena al parecer su cabeza y sus pantalones se lo impedirían. Realmente pensaba que esta velada seria divertida y humillante para el rubio, pero todo se había complicado y ahora se sentía bastante frustrado, la noche seria larga.

 

Por su parte Surimi podía notar la incomodidad de su nuevo socio y el rubio que había conocido apenas unas horas atrás, al principio se mandaban miradas asesinas y ahora no se podían ni ver, era como una comedia romántica lo que esos dos vivían, sonrío, nunca había tenido tiempo para convivir tanto con alguien más que no fuera la gente de su empresa,  Joey era un tipo simple, divertido y agradable más transparente que el agua, Seto por el contrario era frio, calculador un buen socio pero carente de emociones.

 

Volteo a su derecha viendo la montaña de bolsas que había en el largo sillón en el que estaba sentado, aunque le dijo al rubio que solo le compraría un traje, no pudo evitar comprar prácticamente toda la tienda pues cada modelo que se ponía el rubio le quedaba a la perfección que no se decidía por uno, Joey trataba de convencerlo de que no era necesario, que tal vez no era el mejor momento para que cenaran ya que él estaba celebrando su trato con Kaiba Corp. Y no tenía nada que ver en ese asunto, aunque más que nada lo hacía por lo ocurrido en el cambiador, claro que Surimi lo ignoro completamente y como no se decidió opto por comprar todo. Joey se quedó blanco cuando vio el ticket de la tienda era más dinero del que podría ganar en tres vidas.

 

Te encontré de madrugada

Cuando menos lo esperaba

Cuando no buscaba nada

Te encontré…

 

Como en un principio antes de llegar a la tienda el ojimorado encendió la radio, no conocía la canción, pero el ritmo le pareció muy bueno así que la dejo seguir.

 

Pregunte con una mirada

Tu sonrisa me invitaba

¿Para qué tantas palabras?

¿Para qué…?

 

Joey y Kaiba notaron la letra de la canción y no pudieron evitar sentirse como unos idiotas frente a tal situación.

 

Y yo que me pasaba noches días

Entre amores de mentiras

Entre besos de papel

 

Eso realmente le calo al rubio, pues a pesar de que había tenido una que otra novia siempre terminaba con ellas pues no encontraba eso que le hacía sentir las mariposas que ahora sentía.

 

Y yo que no creía en cuentos de hadas

Ni en princesas encantadas

No me pude defender…

 

Esa parte sin duda era la vida completa del CEO y lo noto rápidamente, su código era “solo pasión, nada de amor” y sí que le había funcionado los sentimientos no iban con él.

 

Y eres TÚ solo TÚ

La que me lleva a la luna

La que calma mi locura

La que me quema la piel

 

Y eres TÚ siempre TÚ

Ángel de la madrugada

El tatuaje de mi alma

Para siempre te encontré…

 

-Señor estaremos en el restaurant en 20 minutos- aviso él guarura por el intercomunicador.

 

-Si gracias Rau, bien parece que falta poco para llegar, Joey será mejor que te cambies-.

 

- ¿¡Como, aquí!? – respondieron ambos chicos al mismo tiempo.

 

 

Sí, una larga noche...

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Las amo y a Surimi tambien. Besos.


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