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Es mejor no negárselo... por LadyHenry

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Notas del fanfic:

Me va a dar algo editando esto =_= tuve que cambiar los guiones y ahora se me fueron las notas...

En fin para Y.M. gracias por yaoizar con calidad y buen gusto, trabajar contigo es un placer.

Una buena razón para tardar fue contribuir a la yaoización ayudando a ultimar la traducción de novelas yaoi y homoeróticas, si quieren yaoizarse más visiten Charming Boys

Eran las siete y comenzaba a atardecer, negras bandadas de pájaros se dispersaban por el nublado cielo. Gale disfrutaba de las vistas desde el enorme ventanal de su estudio, hasta que apareció él en la calle agitando la mano a modo de saludo.

-Robie está tocando el timbre-anunció Lyn sonriente.

-No le abras.

-Es Robie, no va a marcharse…

-Ya bajo yo, he terminado por hoy.

-Estupendo, yo me quedaré un rato más, tengo que terminar los diseños para el tatuaje de Chris.

-¿Crees que esta vez se lo hará?

-Es mi regalo de cumpleaños, qué menos.

-Llámame cuando venga, no quiero perdérmelo-sonrió Gale antes de darle un beso en la mejilla a Lyn y marcharse.

Cuando salía se encontró con su vecina laboral, el estudio de tatuajes compartía planta con la consulta de una odontóloga, cuyo sentido de la estética distaba mucho del estilo de Gale. Repasó de arriba abajo la vestimenta del tatuador: botas militares, vaqueros ceñidos, camiseta con motivos góticos, pulseras de cuero… Nada bueno, pensó mientras lo miraba reprobadoramente. Gale se limitó a sonreír.

Fuera se encontró con un friolento Robie, llevaba puesto un abrigo tres cuartos y una bufanda que le cubría la mitad del rostro, por la expresión de sus enormes ojos grises sabía que estaba sonriendo.

-Hola-saludó Robie mientras observaba a Gale ponerse una chupa de cuero.

-¿Qué te trae por aquí?

-Por fin he decidido lo que quiero tatuarme.

-Qué rapidez, sólo has tarda unos dos meses-ironizó Gale.

-Es algo para toda la vida, hay que estar seguro, ¿no crees?

-Sí, es mejor saber lo que quieres para no arrepentirte. Las marcas que deja el láser no son muy estéticas.

-Más a mi favor…

-Y dime, ¿con qué vas a marcarte de por vida?

-Con un dragón.

-Interesante-opinó mirándolo de una manera turbadora.

-¿No quieres saber por qué?

-Prefiero averiguarlo por mí mismo-sonrió travieso.- ¿Dónde lo quieres?

-No estoy seguro, depende del diseño.

-OK, tardaré una semana en tener listo los bocetos.

-Estupendo, ¿tomamos un café?

-Tengo que ir a encargar un regalo para Chris.

-¿Puedo acompañarte?

-Como quieras -aceptó Gale, antes de echarse a andar sin esperarlo.

-¿A dónde vamos?

-A una librería especializada en fotografía.

-¿Queda muy lejos?

-Está en las afueras, a una media hora.

-¿Vamos en mi coche?

-No, iremos en mi burra.

-¿En la Harley?

-Sí -afirmó mientras llegaban al aparcamiento y sacaba el casco de su bolsa.

Robie sonrió satisfecho, después de dos meses parecía que Gale comenzaba a darle algo de crédito. No dejaba que cualquiera se subiera en su moto.

La primera vez que se vieron hubo una especie de choque. Robie había acompañado a su amiga Chris al estudio de tatuajes de Lyn, ésta le había prometido hacerle uno por su cumpleaños y quería hablarle del diseño. Mientras ellas charlaban, Robie se dedicó a observar los dibujos colgados en las paredes. Estaban cubiertas con los diseños de tatuajes que habían hecho, y al lado de cada dibujo había una fotografía con el resultado final.

Robie se quedó prendado de un dibujo, se trataba de una representación del dios griego Apolo, que con el torso desnudo apuntaba tensando el arco, sus músculos se marcaban desvelando un cuerpo esbelto y fuerte. El rostro tenía unas facciones elegantemente delicadas, en su totalidad la figura resultaba una mezcla perfecta de fortaleza y refinamiento, una belleza que no dejaba indiferente. Se preguntaba por qué sólo estaba el dibujo y no la foto del tatuaje.

Le preguntó a Lyn, pero en su lugar le respondió Gale.

-Porque verlo es algo que hay que ganarse, no me expongo ante cualquiera -dijo Gale en un tono algo desafiante.

Robie se giró algo desconcertado, casi se le cortó la respiración, la intensidad con la que le miraban esos ojos tan azules y oscuros le resultaba estremecedora.

-Es una pena, creía que los tatuajes eran para mostrarse-respondió Robie sonriendo.

-¿Quién ha dicho lo contrario? -replicó Gale.

-Sabes a lo que me refiero…

-Qué puedo decir, no me gusta la confusión.

-Procuraré ser más concreto para futuras ocasiones…-Robie hizo una pausa esperando a que alguien le dijera el nombre del tatuador.

-Gale -aclaró Chris sonriendo resignada.

-Encantado Gale -dijo Robie extendiendo su mano.

-Igualmente…

-Robie.

Después de verse en dos ocasiones más, Robie supo que el tatuaje de Apolo estaba en la cadera de Gale, y que tenía mucho carácter. No era el único que pensaba eso, aunque a Lyn y a Chris les resultaba algo exagerado el modo en el que actuaba Gale con Robie, vale que nunca fue alguien muy sociable, y que no le gustaba la gente despistada y muy entusiasta -cosas que cumplía Robie con creces- pero era muy discreto y educado en general, y procuraba apartarse de la gente que no le gustaba. Pero con Robie dejaba a un lado la compostura, y aunque no se acercara, dejaba que Robie sí lo hiciera, aunque fuera para fulminarlo con la mirada. Robie en cambio mostraba abiertamente que estaba interesado en Gale. Eran como la noche y el día.

En ese momento, subido en la Harley agarrando la cintura de Gale no podía evitar sonreír mientras pensaba en sus primeros encuentros. Presentía que las cosas iban por buen camino. Suspiró al llegar a la librería, estaba muy a gusto y no le apetecía despegarse.

Al entrar Robie se sorprendió mucho, un amigo del colegio estaba tras el mostrador atendiendo.

-¡John! -saludó efusivamente, haciendo que Gale pegara un respingo.

-¿Robie? -dijo John estupefacto.

-Obviamente… -bufó Gale.

-Cuánto tiempo, no sabía que habías regresado -sonrió Robie mientras se acercaba.

-Regresé hace dos años, pensaba que también seguías fuera -respondió John.

-Deberían quedar y ponerse al día, pero antes podrías terminar de atender al cliente y darme mi pedido -intervino Gale.

-Alguien ha tenido un mal día -sonrió John.

-Suele ser así de encantador -ironizó Robie.

-No, suele ser muy caballeroso -contradijo John guiñándole un ojo. -¿De qué se conocen?

-Eso mismo me preguntaba yo -dijo Gale enarcando las cejas.

- Nos sentábamos juntos en el colegio -aclaró Robie.

-Suban las escaleras, tu pedido está arriba, ahora voy.

Las escaleras de madera crujieron bajo sus pies provocando una sonrisa en Gale que no pasó desapercibida.

-Bonita sonrisa…

-Oh -Gale se sorprendió de que lo pillara -es que las escaleras crujen igual que las de la casa de mi abuela, cuando queríamos asustar a mis primas las hacíamos rechinar.

-Muy caballeroso sí -sonrió Robie-. ¿Vive en una casa antigua?

-Sí, es preciosa.

-¿Podrías pasarme fotos?

-¿Para qué? -se extrañó Gale.

-Para el estudio de arquitectura, Chris y yo lo estamos decorando con fotos de casas antiguas.

-Puedes acompañarme y sacarlas tú mismo, si quieres.

-Eso sería estupendo, ¿cuándo?

-Mañana al medio día.

-Quedé con Chris a las once para ver el diseño de Lyn.

-Genial, estaré en el estudio.

-¿Vamos en mi coche?

-¿Tienes alguna queja de mi manera de conducir? -preguntó Gale irritado.

-No, es sólo que puede que llueva y podríamos pillar un resfriado.

-Está bien, pero conduzco yo.

-Vale.

-¿Qué les parece el marco que elegí? -dijo John al llegar a  la planta alta.

-No está nada mal, creo  que a Chris le va a encantar-respondió Gale satisfecho.

-Adora a Gaudí, además el marco es perfecto para una fotografía de la Casa Batlló -concordó Robie.

-Me alegra que les guste, me volví loco para cumplir con el encargo -dijo John aliviado.

-Quedará muy bien en el estudio.

-No sabes si la va a poner ahí -objetó Gale.

-¿Apuestas algo?

-Entonces ¿el regalo es para tu socia? -preguntó John interrumpiendo la pequeña disputa.

-Sí, cumple años el viernes.

-Intentad portaros bien en la fiesta.

-Pues claro -dijo Robie sonriendo.

-¿Por qué no íbamos a hacerlo? -preguntó Gale.

-Sé de lo que hablo, os conozco a los dos desde hace mucho, pero parece que ustedes no se conocen tan bien -respondió John con un tono un tanto enigmático que los dejó con curiosidad insatisfecha, al ver cómo éste bajaba para atender a otro cliente.

Gale le lanzó una mirada de advertencia a Robie, estaba claro que iba a hacerse de rogar, afortunadamente John no, estaba seguro de que si le preguntaba le contaría todo lo que supiera de Gale sin pestañear.

-Nos vamos ya, John -avisó Gale.

-Bueno chicos un placer verlos, vuelvan cuando quieran -se despidió John.

-Te llamaré para quedar -dijo Robie guiñándole el ojo.

Pararon a tomar un café a mitad del trayecto de vuelta. A Robie le hizo gracia cómo Gale capeó el flirteo de la camarera, su aspecto de chico malo resultaba muy atractivo para las adolescentes, y para él también. Lástima que no tuviera tantos reparos a la hora de frenarlo.

-¿Vas a quedar con John? -preguntó Gale con tono impasible, sin levantar la mirada del periódico que hojeaba.

-Claro, hace años que no nos vemos, tiene que contarme qué es de su vida.

-¿Sólo de la suya? -sonrió malicioso.

-Y de la de su esposa, y de su hermano que también es amigo mío…

-Por supuesto, ¿alguien más?

-¿Lo que surja?

-¿Yo surgiré?

-Estás empezando a asustarme.

-¿Por?

-Porque parece que tú y John se dedicaban a ir por ahí decapitando a gente…

Gale rió con ganas ante la escena imaginada por Robie. No es que John supiera nada comprometedor sobre él o algo parecido, simplemente tenía información común que prefería que Robie descubriera por su cuenta.

-Qué bestia eres.

-Si quieres venir cuando quede con él…

-No gracias, mis castos oídos no están preparados para escuchar lo que van a contar -sonrió Gale.

-Tú te lo pierdes.

El trayecto se le hizo corto a Robie, se lo pasó imaginando cómo conseguir un acercamiento con Gale. Le gustaba desde que se lo presentaron, y debía admitir que el hecho de que no le hiciera demasiado caso no le quitaba las ganas. Se moría por acortar esa distancia que tanto se empeñaba en interponer entre ambos, había conseguido hacer pequeños avances pero ya era hora de arriesgarse en serio, estaba seguro de que el factor sorpresa era una baza a su favor, sólo tenía que hacerle dudar en el momento adecuado o provocarlo hasta que su autocontrol lo abandonara.

Llegado a esa conclusión Robie decidió dejarse llevar cuando el cuerpo se lo pidiera, en el momento en el que decidiera atacar no iba a cohibirse como las otras veces, esta vez llegaría hasta el final.

Le sorprendió no tener que darle a Gale indicaciones para llegar a su casa, sólo había estado allí una vez con Chris, la había llevado a recoger unos planos mientras su coche estaba en el taller.

-Estoy impresionado, sólo has venido una vez y te sabes el camino.

-Tengo buena memoria.

-Hasta mañana -se despidió Robie.

-Buenas noches-respondió Gale mientras se ponía el casco.

Esa noche a Robie le costó conciliar el sueño, no podía dejar de pensar en que el día siguiente iba a pasarlo con Gale y suponía que con su abuela, se preguntaba cómo sería la señora, si Gale se parecía a ella iba a tenerlo complicado. Mientras tanto Gale tampoco podía conciliar el sueño, y ponerse a ver  Torchwood no ayudaba demasiado, el Capitán Jack Harkness era un gran entretenimiento pero esas escenas apasionadas llevaban sus pensamientos a rememorar cosas que prefería mantener alejadas de su mente, como la manera en que Robie se aferraba a su cintura en la Harley. Una pena que mañana fueran en coche, o tal vez no, porque en un trayecto tan largo podría ser algo peligroso. La noche se hizo muy larga, tanto que le dio tiempo a ver tres capítulos hasta caer dormido a las cinco de la mañana.

Cuando Chris vio lo que sería el regalo de cumpleaños que Lyn iba a hacerle, palmeó entusiasmada, le encantaba el dibujo de una estrella que señala los puntos cardinales con unas estilizadas flechas.

-Es precioso.

-Así que de esta no pasa-sonrió Lyn.

-Lo prometo-asintió Chris.

-Genial, avísame cuando vengas, eso tengo que presenciarlo-sonrió Gale.

-Pasado mañana, quiero tenerlo hecho para la fiesta.

-Voy a por la agenda-dijo Lyn satisfecha de que su trabajo hubiera gustado tanto.

-Bueno Robie ¿y el tuyo para cuando?

-Ya me dijo lo que quería, ahora sólo tengo que inspirarme para el diseño-respondió Gale.

-Podrías pasar algo de tiempo con él, a ver si las musas te visitan-sonrió Chris.

-De hecho pasaremos la tarde juntos.

-¿Y qué harán?-preguntó Lyn de vuelta con la agenda.

-Vamos a ver la casa de mi abuela, Robie está interesado en fotografiarla-respondió Gale.

Lyn y Chris intercambiaron una mirada divertida al conocer los planes de los chicos.

-¿Irán en la Harley?-indagó Lyn.

-No, iremos en mi coche, pero conducirá Gale –aclaró Robie.

-Una lástima-rió Chris.

Ante la expresión confusa de Robie, Chris cambió de tema.

-¿A qué hora vengo para hacerme el tatuaje Lyn?

-¿Sobre las cuatro te viene bien?

-Sí, salgo a las dos, me da tiempo de comer y ducharme.

-Confirmado-dijo Lyn anotando la cita.

-Hasta pasado mañana, divertiros chicos, pórtense mal-se despidió Chris guiñándoles un ojo.

-Igualmente Chris-dijo Robie algo incómodo.

-¿Igualmente?-remedó Gale en tono interrogativo.

-Yo qué sé…-dijo Robie encogiéndose de hombros.

-Saluda a tu abuela de mi parte-dijo Lyn antes de volver al estudio, con una sonrisa socarrona dibujada en los labios.

Al quedarse a solas Gale tomó su chaqueta, sus gafas de sol y se dirigió a la salida, haciéndole un gesto con la cabeza a Robie para que lo siguiera.

Mientras se dirigían al coche Robie podía sentir la tensión que se había instalado entre Gale y él, puede que fuera culpa suya por sentirse tan ansioso,  aunque notaba a Gale más taciturno de lo habitual.

-¿Te molesta si pongo música?-preguntó Gale.

-Al contrario.

-Es que anoche no dormí hasta tarde y necesito espabilarme.

-Entonces te vendrá bien algo heavy, pon Master of Puppets.

-Te gusta Metallica

Durante el trayecto descubrieron que tenían algunas cosas en común, como el gusto por el género de misterio, la comida asiática y los animales. A Gale no le sorprendió que Robie tuviera un labrador ni a Robie que Gale tuviese un gato cartujo. Lo que si le sorprendió es verse pensando en qué tal se llevarían sus mascotas si viviesen juntos. Si Gale pudiera leerle el pensamiento estaba seguro de que abriría la puerta del coche y lo largaría de un empujón. Afortunadamente estaba demasiado ensimismado coreando Battery  para darse cuenta de la expresión embelesada que tenía.

Llegaron a la hora de comer, mientras Robie buscaba su cámara fotográfica, entusiasmado por la arquitectura del pueblo, Gale esperaba a que su abuela bajara.

-¡Gale! Creí que venías mañana, ¿no te acompañaba un amigo?

-Tuve que adelantar la visita ¿pensabas salir?

-Por la tarde.

-No hay problema, le dejaré las llaves a Berna cuando nos vayamos. Mi amigo es el que está sacando fotos como loco.

-Bueno, hice lasaña, llámalo antes de que se enfríe.

Diez minutos después Gale era testigo de cómo congeniaban su abuela y Robie, cosa que le resultaba un tanto predecible y molesta. Fue testigo de numerosos elogios, a Robie le encantaba la lasaña y a su abuela que por fin llevara a un chico tan simpático, según ella le hacía falta tener cerca a una de esas personas irritantes que están de buen humor por las mañanas.

Cuando estaban tomando el café, la vecina tocó, interrumpiendo unas de las anécdotas más vergonzosas de la infancia de Gale, que suspiró aliviado, no había reparado en la posibilidad de que a su abuela le diera por contar esas cosas, normalmente esperaba a que fuera la tercera visita.

-¡Gale! Creía que no podías venir a la cena benéfica.

Gale parpadeó, no recordaba que fuera esa noche.

-La verdad es que…

-¡Y has traído a un amigo!-le interrumpió Berna-Oh qué maleducada, yo soy Berna.

-Él es Robie-dijo Gale dándose por vencido.

-Pues no sabes lo bien que me vendrían un par de voluntarios, lo chicos del equipo de natación están en un atasco y no llegan a tiempo, así que…

-Pero Berna, Robie ha venido para sacar unas fotografías y…

-Solo serán unas horas, les dará tiempo a arreglarse antes de la cena.

La abuela de Gale sonrió mientras éste suspiraba y Robie se levantaba para seguir a Berna.

Media hora después estaban trasladando cajas al salón de actos del edificio de usos múltiples donde iba a celebrarse la cena.

Gale había tenido que parar varias veces para saludar, mientras Robie iba como loco de un lado para otro siguiendo las indicaciones de Berna y Jack, su sobrino, un chico que parecía hiperactivo y casualmente cursaba su primer año de arquitectura en la universidad, por lo que lo estaba friendo a preguntas. Su idea de intentar llegar más lejos con Gale parecía estarse yendo al traste, o eso pensaba, ya que era una pena que no pudiera ver las miradas asesinas que Gale le lanzaba cada vez que Jack se acercaba demasiado, violando su idea de espacio vital.

Cuando Gale consiguió terminar de saludar sacó un par de cafés de una máquina y arrastró a Robie al jardín para tomar un descanso.

-Perdona este… ¿caos? Creía que la cena era la próxima semana, y cuando a Berna se le mete algo en la cabeza no hay manera de hacerla parar…

-Siempre está bien colaborar con causas nobles, además el menú tiene buena pinta, ¿hay que vestir de etiqueta?

-No, bueno no es que vaya a venir con una camiseta…

-Pues espero que puedas prestarme algo, porque después de terminar con esas cajas no creo estar presentable.

-Casualmente la mayor parte de mi ropa “formal” está en casa de mi abuela, y no creo que haya mucho problema con la talla.

-Esperemos que no, no creo que me quedara bien alguno de los vestidos de tu abuela.

Gale escupió el café mientras Robie le sonreía divertido. Una vez recuperado negó con la cabeza mientras reprimía la sonrisa y volvía dentro.

-Voy  a ignorar eso que has dicho, pero antes te hago saber que esa imagen no es precisamente… alentadora.

Pasaron el resto de la tarde ultimando detalles, acabaron con el tiempo justo de arreglarse y volver. Normalmente estarían exhaustos entre el viaje y los preparativos, pero la perspectiva de compartir dormitorio los mantenía en guardia, ya tendrían tiempo de sentirse agotados al día siguiente.

Robie estaba algo exaltado con tanto movimiento, cuando fantaseaba con Gale saliendo de la ducha no lo imaginaba gritando para que “se quitara la maldita ropa y entrara a ducharse de una vez” porque “vamos a llegar tarde, joder”.

-Gale, verte farfullar con sólo una toalla puesta y  a medio secar es una grata distracción-sonrió Robie.

-Date prisa o te distraeré persiguiéndote con la escopeta de Berna-amenazó Gale con un tono de voz que resultó escalofriante.

Después de unos cuantos roces accidentales y muchas miradas furtivas, consiguieron salir a tiempo. La abuela de Gale estaba encantada de tener dos acompañantes.

-Qué guapos están, es un apena que tenga que esperar a que tengamos algún acto social para ver a mi nieto vestido con algo formal, ¿tú eres más normalito?

-¿Eh?

-Vistiendo, quiero decir…

-Oh, sí, supongo… tengo que usar traje a menudo.

-Cuando trabaja se pasa el día con pantalón de pinzas y camisa Oxford-aclaró Gale.

-La verdad es que la ropa de Gale te queda algo larga…

-Es lo que tiene que sea algo más bajo y… ¿pequeño?

-Tampoco es para tanto-se defendió Robie-. Hablas como si fuera un enano.

-Chicos ahora sonrían y dejen las bromas para después-pidió la abuela antes de entrar en el salón de actos.

La cena transcurrió de forma agradable, Gale pudo disfrutar de cómo interrogaban a Robie, las amigas de su abuela tenían unas nietas muy curiosas que no se cortaban en preguntar, mientras Robie se sonrojaba de vez en cuando ante ciertas indiscreciones. A la hora del postre volvieron a la carga, pero Gale se apiadó de él, y con la excusa de ir a buscar los regalos, que se sortearían después de las actuaciones, lo sacó del salón y lo llevó a la tercera planta, donde estaba la oficina de Berna, que era la encargada del sorteo.

-Madre mía esas chicas son unas cotorras-se quejó Robie.

-Están en edad de merecer, ya sabes…-sonrió Gale.

-Muy gracioso, tal vez debería aclararles mis preferencias.

-Eso sería interesante, ¿cuáles son?-preguntó Gale mientras abría la puerta de la oficina.

-Para empezar me gusta que tengan pene, cosa que las descarta…

-Buen punto-dijo Gale mientras buscaba en el escritorio de Berna, inclinándose hasta ofrecerle a Robie una buena perspectiva de su trasero.

-Me gustan altos, con mirada penetrante, carácter fuerte…

-Qué sutil-dijo Gale girándose con los vales canjeables por regalos en la mano.

-A estas alturas la sutileza no es muy útil, ¿no te parece?

Gale alzó las cejas ante el tono de Robie, le resultó especialmente decidido y al ver su expresión anhelante supo que las cosas iban a pasar a mayores.

No tuvo más que unos segundos para despejar su duda, ya que en dos zancadas Robie lo había arrinconado contra  la cristalera situada detrás del escritorio, bajándolo hasta su altura para atrapar sus labios en un beso que lo tomó por sorpresa.

Le había dado tiempo, pero ya no pensaba echarse atrás, ya no había cabida para dudas, sabía que Gale estaba convencido de dar el paso, pero sospechaba que nunca lo daría, así que no quedaba nada más que intentarlo con decisión. “Que me quiten lo bailado”, pensó antes de arriesgarse a desabotonar la camisa y dejar claro sus nada decentes intenciones.

A Gale le gustaba sentir los suaves labios de Robie sobre los suyos, se movían con lentitud al igual que su lengua, que se paseaba por el interior de su boca con cierta languidez, dejándole sentir el húmedo tacto que iba despertando sus sentidos. Para luego sentir como los dientes presionaban juguetones su labio inferior tironeando levemente mientras tomaban aliento para seguir. Nunca nadie se le  había acoplado tan bien en el primer beso, con esa placidez que le encendía lentamente. Tanto que casi pasó por alto el hecho de que intentaba desvestirlo.

-Robie qué demonios haces –atinó a decir.

-Creí que estaba claro-respondió mientras comenzaba a bajar la cremallera del pantalón.

-Te recuerdo que estamos en la oficina de una de las amigas de mi abuela, y que abajo se está celebrando una fiesta, por no mentar que la cristalera en la que nos apoyamos da a unos jardines públicos…

-Meros detalles-dijo Robie mientras colaba su mando por el bóxer, comprobando que Gale parecía disfrutar a pesar de quejarse tanto.

-Quieres parar de una vez.

-La verdad es que no, quiero seguir y parece que tu cuerpo también aunque no pares de poner pegas.

-Podemos irnos, bajaremos le daremos los vales a Berna, nos despediremos con una excusa y…

-En lo que hacemos todo eso nos da tiempo de un polvo exprés.

-No crees que ya estamos mayorcitos, es preferible aguantarnos un poco y hacerlo en condiciones.

-La urgencia no conoce edades, es cierto que para lo que llevo esperando podría ser algo más elaborado, pero creo que no importa cómo siempre que sea con la persona adecuada.

-¿Y yo soy la persona adecuada para echar un casquete rápido en un lugar público?

-Tú eres mi persona adecuada para todo, sólo tienes que darte cuenta y colaborar un poco…

Gale suspiró mientras dejaba que Robie continuase, si lo acababa de hacerle hubiera sucedido con otro le hubiese partido la cara, pero Robie era tan… Puede que tuviera razón y fuera su persona adecuada, la ocasión merecía ser excepcional, por una vez se dejaría llevar. Sólo esperaba que no los pillaran.

Ya sin camisa, el ritmo había pasado de ser pausado e intenso, a pasional y algo brusco. No estaba mal, pero Gale esperaba poder disfrutar más las sensaciones, además estaba alerta por si alguien subía a buscarlos, esperaba que Robie lo estuviera también por si alguien aparecía en el jardín.

Le había bajado los pantalones, al principio se había detenido para observar el famoso tatuaje de Apolo, por fin lo podía ver, y era genial, los colores resaltaban en la pálida piel de Gale, el dibujo era impecable, parecía que en cualquier momento dispararía la flecha.

-Vaya, es fantástico, mereció la pena la espera.

-Conmigo siempre merece la pena. Ya verás cuando te haga los bocetos para el tuyo, ya he pensado en los colores y…

Entonces esos labios suaves y atentos emitieron un “shhh” antes de bajar y rodear su hinchado miembro, para succionarlo con presteza y agilidad.

Definitivamente Robie era muy hábil con la boca, pensaba Gale mientras lo tomaba por el cabello marcándole un ritmo exigente. De repente escucharon cómo se abría el ascensor, Robie siguió como si nada mientras Gale contenía la respiración y los tácitos que tanto gustaban al rubio.

Lo miró desde abajo, Gale podría jurar que le resultaba divertida la situación, probó a tirarle del cabello un poco más fuerte. Robie pareció captar el mensaje porque paró hasta que el sonido de los tacones se perdió en el pasillo.

-Eso podría haber estado cerca…

-Bueno, estamos en la moqueta, a primera vista ¿pasamos desapercibidos?

-Por si acaso… vamos a acelerar.

-Creí que te gustaba tomarte las cosas con calma.

-Sí, pero ahora no es momento, aunque te prometo que cuando tenga oportunidad de hacer que te lo tomes con calma te va a gustar mucho…

-Estoy deseando que cumplas esa amenaza.

-¿Lubricante?

-Incorporado al condón.

-Buen chico-dijo Gale palmeándole la cabeza con sorna mientras se ponía en pie.

Robie no tardó en seguirle, tomó el condón del bolsillo del pantalón que dejó resbalar junto al calzoncillo, rajó el envoltorio con la boca mientras miraba a Gale.

-Voltéate.

-Vaya y yo que esperaba verte la cara…

-Pues mira a la cristalera, el reflejo es bastante bueno.

Nunca había reparado en que esos cristales ofrecieran unas vistas tan nítidas, claro que tampoco había ido de noche. Tenía que reconocer que era bastante morboso ver a Robie arrodillado entra sus piernas mientras sentía cómo lo lubricaba, cuando estuvo preparado se inclinó dándole total acceso.

Robie respiró hondo, estaba demasiado excitado y no quería perder el control, había esperado mucho ese momento y necesitaba disfrutarlo. Se fue introduciendo poco a poco, sintiendo cómo se amoldaban el uno al otro, cómo se propagaba el calor que parecía extenderse a todos los rincones de su cuerpo. No se imaginaba que Gale fuera tan prieto, ni que su expresión pudiera tornarse en algo tan sensual y provocador, lo miraba desafiante a través del cristal y eso le encantaba. Era todo un hombre, había que serlo para resultar una fiera desde esa posición aparentemente sumisa, desde la que exigía más y lo doblegaba a seguir sus impulsos.

Intensificó el ritmo arrancándole a Gale unos comprometedores gemidos, estaban cerca, sentía la temperatura aumentar, la presión era cada vez más fuerte y martilleaba sobre ese punto tan placentero y masculino. Aferró las caderas de Gale para rematar, unas cuantas embestidas y ambos acabaron con un potente orgasmo.

Tardaron unos minutos en recomponer sus ropas, Gale intentó peinar a Robie, ya que su aspecto entre la ropa holgada y el cabello desordenado no daba muy buena impresión, aunque según Lyn no había mejor aspecto que el de recién follado.

-Ya vale, creo que estamos presentables -rió Robie.

-Si tú lo dices… en fin reaparezcamos con dignidad.

Cuando llegaron al salón aún estaban preparando la mesa, cosa que Gale agradeció. Le entregó los vales a Berna, y cuando iba a volver a su sitio, satisfecho, Berna lo llamó.

-Sólo espero que no haya sido sobre mi mesa -dijo sonriendo con guasa.

-Ignoraré eso que has dicho y volveré a mi sitio sonriendo –respondió en tono mordaz.

Berna se echó a reír escandalosamente haciendo que Robie se girara, al ver la cara de pocos amigos de Gale, se sintió descubierto y acabó sonrojándose furiosamente.

Una hora después había acabado el tormento de la subasta. Tuvieron que quedarse para ayudar a recoger, llegaron a la casa a las dos de la mañana, estaban agotados, así que no tuvieron problema en conciliar el sueño.

Por la mañana el desayuno fue delicioso, a pesar de las numerosas indirectas que la abuela de Gale lanzaba, divirtiéndose ante la vergüenza de Robie y la incomodidad de su nieto.

El viaje de vuelta fue muy silencioso, seguían demasiado cansados como para hablar de algo que no fuera trivial,  se turnaron para conducir. Pararon para comer algo, y al llegar se despidieron con un pequeño pico, quedaron para desayunar al día siguiente, antes de que Chris fuera a hacerse el tatuaje.

Tenían que discutir cuál sería su estrategia ante sus amigas cuando reclamaran información sobre su incipiente relación, a Robie le daba igual, estaba demasiado contento como para que le afectaran comentarios socarrones. Pero a Gale no le gustaba la idea de que Lyn se pasara el día cachondeándose, rematando con “te lo dije”, “era obvio”, “¿ves cómo era inútil negarlo?” y demás formas de recordarle lo absurdo de su resistencia ante los avances de Robie.

Sólo esperaba que Robie empezara a cooperar un poco, el hecho de que se pasara el rato en las nubes, y que cuando le reclamara atención lo mirase embobado no ayudaba mucho, de hecho le daban ganas de patearlo para que reaccionara. Por cosas como esa había tardado tanto en darle bola, pero bueno, puede que estuviera exagerando… vale que a él no le gustaban las cursiladas, que se agobiaba con facilidad, que evitaba momentos incómodos como presentaciones oficiales. Pero esta vez había empezado presentándole a su abuela y al resto del vecindario, transgrediendo límites como montárselo en un lugar público, y ya estaba en su grupo de amigos, aunque fuera por Chris. Así que esta vez estaba predispuesto a intentar que funcionara… ¿Cómo si no iba a explicarse el hecho de que hubiera aguantado tantos momentos absurdos?

Tenía que parar de divagar así o acabaría como Robie, y alguien tenía que frenarlo. No era para tanto, las chicas se cachondearían un poco y acabarían por cansarse, después de todo no eran una pareja que diera tanto juego… ¿o no?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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