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JUNJOU REBEL -EN EDICION- por ravenK

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Notas del fanfic:

JUNJOU ROMANTICA NI SUS PERSONAJES (EXCEPTO OC) ME PERTENECEN; SON OBRA Y GRACIA DE SHUNGIKU NAKAMURA.

FIC HECHO SIN FINES DE LUCRO.

Notas del capitulo:

Antes que nada, quiero agradecerle a una personita muy especial Butterflyblue gracias hermanita por darme tu apoyo y opinión sobre este fic, T_T muchas gracias.

 *seeeeeeeee que tengo en abiertos... 2? pero ya no resistí la tentacion XD*

 

U.U Bueno… ya saben cómo trabajo, si el fic no tiene la palabra One-shot en el titulo significa que es largo a morir.

Y este no es la excepción.

 

Así que preparen provisiones, que esto pinta para ser más largo que el camino de la serpiente de Goku… espero.

 

Inicialmente fue inspirado en Simple Plan y Green day ferviente fan a morir del primero *¬*

Capitulo 1: Incomprendido

 

—Hiro-san… por favor, cálmate, mira… ve lo por el lado amable, asi tal vez aprenda a…— Kusama Nowaki, 47 años, doctor residente en el hospital central de Tokio, jefe de la unidad pediátrica, intentaba calmar a su pareja, Kamijou Hiroki, catedrático de la Universidad Mitsuhashi y uno de lo más respetados y temidos profesores, antes de convertirse en un furioso torbellino que arrastraría todo a su paso con tal de tener al responsable entre sus manos.

—Ningún lado amable! – Explotó, caminando a grandes zancadas por el área de la sala, Nowaki lo seguía de cerca para recoger aquello que pudiera tumbar en su rabieta. —Ahora sí me va a escuchar, esta no se la soporto, ¡fue el colmo!— era la sentencia definitiva y Nowaki sabía que se presagiaba una tormenta o desastre, como quisiera llamarle, el caso es que, esta noche habría muchos gritos y objetos volando por todos lados. Reaccionó apenas cuando el castaño colgó el teléfono y tomando su cartera y celular, salió dando un portazo; las personas dentro de la casa mantenían la cabeza gacha, sin saber exactamente que decir.

 

—Este… Kusama—chichi, yo… lo siento, debí decir que…— Suspiró al escuchar una voz conocida a sus espaldas, se giró hacia esta sonriéndole con tranquilidad.

—No te preocupes, Toshi-kun; no es tu culpa… hiciste lo correcto—. Revolvió los cabellos platinados del joven, este asintió cabizbajo, entonces de que un hombre joven de ojos grises diera un suspiro mirando el gran pastel que nadie había tocado:

—¿Hey, Toshi-kun, te gustaría partir tu pastel?— preguntó al joven de cabellos plateados, este asintió sonriendo levemente.

—Esta bien, un poco de dulce no caería mal—. Tomó el cuchillo que le extendía el rubio y en silencio, salvo algunos murmullos pasaron esa pequeña celebración.

 

OooO

 

Mientras el intento frustrado de fiesta seguía en casa de los Kusama el dueño de la misma abordaba el metro tratando de ser cortes con las personas y no desatar su ira; pero el mismo sentía explotar en cualquier momento, ese mocoso ya le había colmado la paciencia desde hace mucho y ahora iba a saber quién era el demonio Kamijou.

Aun si fuera su propio hijo.

 

 

Hace 19 años…

 

—Hiro-san… hnm… no sé cómo decírtelo exactamente— Kamijou estaba aterrado; ¿y cómo no estarlo? Si estaba internado en el hospital bajo observación desde hace dos días y los doctores no habían resuelto su caso; pensaba que iba a morir en cualquier momento, solo que, estos pensamientos se vieron esfumados al ver el intento de Nowaki para controlar su sonrisa torpe.

—¿Qué pasa? ¡Di algo!— Nowaki controló su risita nerviosa antes de contestarle.

 

—Bueno… tu… estas embarazo, Hiro-san… tienes dos meses— dijo entregándole una hoja de resultados, Hiroki la observó totalmente pasmado con la boca abierta.

¡¿Qué demonios dijiste?!— esto era un shock tremendo; sin embargo, trato de serenarse, algo poco habitual en él, pues estaba a punto de explotar; respirando lentamente pidió a Nowaki que le explicara como había sucedido, por supuesto sabía el cómo, mas bien, era el “porque”.

Y Nowaki, con paciencia y rogando porque un objeto no aterrizara en su cabeza, comenzó a explicarle que tenía esa capacidad.

Luego un tenso silencio se produjo, el cual fue roto a los cinco minutos.

—¿Y tu… que piensas de esto, Nowaki?— Kusama le miró sin entender, notando que Hiroki encrespaba los puños en las blancas sabanas, luego comenzó a decir en voz alta.—¡Mírame! ¡Soy un fenómeno! Es decir… te debo de dar asco, Nowaki y y y… no lo sabía en serio… no…— se echó a llorar, tantas emociones encontradas y una gran preocupación por la opinión de Nowaki, hacían que su corazón estallara y simplemente no soportó más, sin embargo, dos brazos fueron en su auxilio logrando serenarlo y confortarlo.

—¿Nowaki?

 —Nunca, Hiro—san, nunca vuelvas a decirlo…— advirtió con voz profunda— Tu eres lo más importante y hermoso que existe para mi, nunca te repudiaré, Hiro—san además, me hace enteramente feliz el saber que seré padre, un hijo tuyo y mío…— Hiroki se abrazó fuertemente a Nowaki y dejó salir su dolor y alegría entremezcladas; Nowaki era único. Y era suyo.

Platicaron, luego de aquella increíble noticia, y a pesar de la extraña situación, de alguna forma lograron aceptarlo plenamente, y aunque Hiroki no lo admitiría, impacientemente.

Y entonces, alrededor del sexto mes de su embarazo Hiroki recibió la noticia de que sería “tío”.

—Y nada menos que del hijo de Usami Akihiko y su pareja, Takahashi Misaki, alumno suyo, cuando lo supo quedó en shock y luego de gritarle unas cuantas verdades como “aprovechado” “viejo pervertido” “corruptor de menores”, le contó su situación.

Esto sin duda dejó a Akihiko con la sorpresa grabada en su cara; mientras Misaki se preguntaba quién podría ser la pareja de Hiroki –con todo y su mal genio, había que decir.

 

A pesar de las extrañas circunstancias ambos castaños lograron complementarse y apoyarse mutuamente; Misaki perdió el miedo ante el demonio y el castaño empezó a ablandarse un poco, solo un poco, mientras Kusama y Usami lograban llevar su relación un poco más cordial y atenta, no eran los grandes amigos pero, por sus parejas, se habían agradado mutuamente.

Hasta que un buen día, el destino decidió ser un poco caprichoso con ambas parejas.

—Mhm… n-no… demonios— masculló Hiroki mientras se reclinaba sobre el sofá; Misaki intento incorporarse para ayudarlo; pero un agudo dolor le impidió ejecutar tal acción; pues el mismo comenzaba a presentar los mismos síntomas que Hiroki.

 

—Demonios… h—hay que llamar a Nowaki…— Hiroki con un gran esfuerzo logró alcanzar el teléfono, Kusama había salido a conseguir un par de bocadillos para los castaño; pues Misaki había pasado la noche con ellos, debido a que Akihiko tenía una gira de libro y no quería dejarlo solo y en su estado.

 

No tardó ni dos minutos y Kusama ya estaba en el marco de la puerta agitado y a punto de entrar en pánico, pidió auxilio a un vecino que iba de salida y este ayudó a Misaki a bajar, mientras Nowaki tenía a Hiroki. Alcanzaron un taxi que afortunadamente cruzaba la avenida y subieron presurosos, en el camino; Nowaki marcó a Akihiko, quien totalmente sorprendido y en cierta forma furioso por no estar ahí, dejó todo de lado para abordar un taxi que lo llevase a un aeropuerto, a lo mucho sería una hora de vuelo.

 

Las horas pasaron y ambos partos llevaban buen ritmo. Nowaki esperaba ansioso en la sala de espera, pues no había podido ingresar para estar con Hiroki, así que solo estaba más nervioso todavía; en eso, pasos apresurados pero bien conocidos le hicieron detenerse de hacer un surco, Akihiko llegó completamente pálido y con la preocupación a flor de piel.

Sin embargo, antes de que Nowaki dijera nada, ambas luces de los quirófanos se apagaron y segundos después los doctores que habían atendido el parto, salieron con un rostro satisfecho.

Eso significaba buenas noticias.

 

—Felicidades, señores…— comentó uno,— tienen dos saludables varones.

El otro palmeó el hombro de Nowaki y Akihiko preguntó:

—¿Podemos…?

—En un momento llevan a sus parejas a piso, ahora están preparando a sus bebés, el niño de Usami nació con… dos segundos de anticipación, pueden pasar a verlos en los cuneros—. Akihiko y Nowaki salieron presurosos y pronto estaban frente al gran ventanal; sus bebés estaban en la segunda fila, ambos lado a lado.

 

El primero era el que tenía “Usami” en su cuna, era un niño bastante grande y se podía distinguir una pelusa de pelo grisácea; Akihiko deseaba que pudiera abrir sus ojos y ver de qué color eran, un verde esmeralda es lo que soñaba.

El otro niño, era un poco más pequeño, y con el cabello castaño; Nowaki se sentía orgulloso “será idéntico a Hiro—san”— es lo único que podía desear; tener un hijo era su mayor ilusión y ahora estaba ahí; muy pronto lo tendría en sus brazos.

 

OooO

 

Y en sus brazos estaba ahora; Hiroki estaba dormido pues el parto fue muy laborioso; Nowaki miraba a sus dos amores con profunda alegría y devoción. El pequeño lo miraba curioso y con la pureza de un recién nacido, tenía dos profundas mares azules. Hiroki no cabía en si de dicha, por ese rasgo, y Kusama, sentía su corazón hincharse de felicidad.

—Bueno, al parecer, tu padre se quedo dormido, campeón— suspiró Nowaki meciendo al pequeño.

—¿Qué nombre te pondremos?— ni Nowaki ni Hiroki habían decidido el nombre de su hijo; ellos esperarían hasta el momento que naciera antes de proponer nombres, por supuesto cada uno tenía su lista particular, pero ninguno había decidido por uno.

 

Nowaki miraba alrededor a través de la ventana de la habitación con su niño en brazos, meciéndolo, cuando un estanque llamó su atención, usualmente los pacientes internos daban paseos acompañados de las enfermeras y ese lugar era tan apacible que era un poco difícil lograr meterlos de nuevo.

Nowaki sonrió al ver que las flores de loto habían abierto por fin, pues estaban cerradas desde la helada de hace unas semanas; entonces una idea cruzó por su mente.

 Quizás fuese obra del destino o una fuerza mayor, o quizás casualidad, pero no parecía tan mala idea.

—¿Qué te parece, Ren, hijo? Esas flores abrieron este día, cuando tu naciste, supongo que… es un poco vago pero… me gusta… es una buena señal— el bebé parecía entenderle, porque movió sus pequeñas manitas buscando tocar la cara de su padre. 

—Te gusta, ¿verdad? Kusama Ren, suena bien.

 

  

En otra habitación Akihiko mecía suavemente a su pequeño; Misaki le miraba divertido y extrañado desde la cama, a pesar de que habia tenido a su hijo hace un par de horas, se veía radiante, cansado, pero un reconofrtante brillo lo rodeaba y Akihiko creyó que podría enamorarse aún más de él.

—Te ves raro.

¿A que te refieres?

No es usual en ti, verte con niños… es todo.

—Es mi hijo, Misaki… por el— una sonrisa orgullosa se plasmó en su rostro— yo sería capaz de vestirme de conejo para no hacerlo llorar.

—Conseguirías todo lo contrario— comento con cierto temor; pero se alegro de que Akihiko no le respondiera y solo meciera a su bebé.

—Entonces, ¿Cómo se llamará?— preguntó el escritor; Misaki sonrió divertido.

—¿Tan fácil aceptas tu derrota?

—No es derrota, es aceptación, además, siempre queda intentarlo de nuevo, ¿no crees?— el sonrojo acudió directo a su rostro y con molestia le reprendió:

—¡No digas barbaridades! Como tu no eres el que tiene que lidiar con todo…— Akihiko besó la frente de Misaki, sonriendo con ternura; el castaño suspiró ameno.

—Toshizo… Usami Toshizo…— el escritor le miró extrañado, pues ese nombre no estaba entre las opciones que Misaki había dado en caso de que fuese un niño; el joven inmediatamente le explicó:

—Bueno… es por, Hijikata Toshizo, tú sabes que… me gusta la época de los Shinsengumis, fueron valientes héroes, y pues… en realidad me gusto el nombre, ¿te gusta?— Akihiko no podía decir que sí, pero tampoco que no, así que lo resolvió:

—Mientras te guste, estaré feliz, Misaki— ciertamente, esto calmó al de ojos verdes; mientras Akihiko se resignaba a que su hijo no se llamara Susuki; hizo nota mental de no dejar que Misaki viera demasiados doramas de esa época, no quería tener más hijos con el nombre de cada miembro del Shogunato.

 

 Ese día, marcó el inicio de una nueva vida y nuevas responsabilidades; ambas parejas se habían comprometido a cumplir sus obligaciones para con su familia, a pesar de algunas riñas y uno que otro libro lanzado al aire, todos se habían llevado bastante bien; y muy pronto la vida les tenía deparada otra sorpresa a esa familia compuesta; pues cierto rubio no tardó mucho en quedar encinta por un guapo profesor universitario…

—Es el destino— dijo el con los resultados en sus manos; Miyagi tragó hondo ¿en que lío se había metido?

A pesar de las protestas de Shinobu el profesor había insistido en por fin develarse ante la familia, para sorpresa de todos, sin embargo, era su deber, tanto como amante y padre.

Cierto, no lo aceptaron del todo bien y Shinobu pasó semanas sin hablarle, mas por culpa que por otra cosa; pero Miyagi se había prometido cuidarlos, por la simple razón de que ambos eran su vida.

Y sin que nadie se lo esperara ni mucho menos, ambos habían ido a América, para casarse oficialmente.

 

Esto causó revuelto a las otras parejas, en las cuales tanto Usami como Kusama sentían ese impulso por hacer lo mismo, pero por alguna que otra razón, no lo habían hecho en su momento.

 

Entonces cuando Shinobu por fin tuvo al bebé en sus brazos, luego de arduas y laboriosas horas de parto Miyagi estuvo a su lado, mirándole con profundo amor y devoción:

Muchas gracias, Shinobu…me haces tan feliz, en verdad… no creo merecerte.

—N—no digas tonterías— murmuró enrojecido y con los nervios a flor de piel; pues su bebé era tan pequeño y delicado; con cabello negro y hermosos ojos grises— T—te amo Miyagi, muchas gracias en verdad por… por ser tu, por estar conmigo y con nuestro bebe…

—Siempre, Shinobu… siempre estaré contigo.

Llamaron a su hijo Yuusei, pues era el nombre favorito de Shinobu; tanto asi que, si resultaba ser niña, le pondrían igual; Miyagi agradeció de que resultara un varón.

 

Y tal como las estaciones van cambiando también la vida de nuestros protagonistas y sus tres retoños, cada uno creciendo a su propio ritmo y variante en carácter; cierto, los tres eran muy inteligentes, pero cada uno enfocado en un área específica, muchas veces siendo el orgullo de un padre, pues mientras el joven Usami Toshizo, apodado Toshi, era un virtuoso en la cocina y hábil en la oratoria, con buenos promedios y un carácter un poco tímido pero muy amable, el hijo de los Yoh, era hábil en las ciencias exactas y con un futuro científico por delante, bastante tranquilo, dándose cuenta de que su nombre en verdad había sido atinado; pero, con un pequeño secreto que no podía develar a nadie y aunque no lo supiera, ni sus padres lo sospecharan, era un rasgo de familia.

Mientras ambos jóvenes se inclinaban por el estudio, había un pequeño –a comparación con los otros— muchacho que era el desvelo de sus padres, un joven rebelde y vivaz, pero con un gran corazón y un profundo dolor, al no saber se comprendido por nadie, más que con el que fuera su mejor amigo: Kusama Ren, quien era la viva imagen de Kamijou Hiroki, a diferencia de sus ojos azules, lo único apacible en su persona.

Era un joven talentoso para la música, aunque no del tipo que Hiroki hubiera deseado, era bueno en las clases, tenía el segundo puesto, solo por debajo de Usami; pero aún y con todo eso, la pasión de este mozo era la música, vivir su vida como el quisiera, disfrutar cada instante, sentirse libre.

Pero debido al rígido comportamiento de Kamijou, sus personalidades no pudieron estar más distantes y eso ocasionaba disputas.

Desde que el joven Ren iniciara su adolescencia y ahora… en la primavera de sus 19 años…

Comenzara su juventud.

Por supuesto, siempre y cuando logre salir vivo de la furia de Kamijou Hiroki; quien ya había llegado a la delegación.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado el inicio, nos vemos!! >.<


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