Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Esperarte por ounoneko

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este fic esta dedicado a Cutebeast64.

Esto fue lo que mi retorcida mente imagino cuando escuche la canción "White flag" -Dido. No se que tenga que ver con la canción pero, el caso es que te guste!

Tarde un poco lo siento, pero aqui tienes, espero que lo disfrutes!

 

Vamos a la misma escuela, estudiamos la misma carrera, tenemos la misma edad, vivimos en el mismo edificio.

  Hace tres años me mude a este pequeño departamento a tres cuadras de la Universidad. Unos días después de haberme instalado, llegó el chico del apartamento de a lado; como buen vecino toco a mi puerta y se presento, lo invite a pasar y bebimos un rato, ha sido la conversación más larga que he tenido con él.

No estamos en el mismo salón, no tenemos los mismos amigos, no nos gustan las mismas cosas, no tenemos el mismo horario, no hablamos nunca, no dejamos de evitarnos.

Hace dos años, conociendo a la perfección su rutina, sabiendo bastante de él por la que oía en la escuela, o en las noches de borracheras con sus amigos  a través de la pared, sin haber cruzado palabra más que cinco contadas veces en todo el año, me di cuenta de que, me había enamorado de él.

Lo único que compartimos es un secreto.  Pero él quiere callarlo, y yo gritarlo.

Hace un año desperté sobresaltado al oír pasos en mi apartamento, me incorpore algo asustado intentando localizar el ruido, me puse en pie cuando se detuvieron los pasos, que ya había identificado, venían de fuera; en silencio, me dirigí a la puerta, tome lo más cercano a un arma que encontré, un sartén, me acerque con la mayor cautela y… me detuve un momento, alguien estaba tratando de abrir la puerta, lentamente, tome la perilla, respire profundo, apreté el mango del sartén y abrí la puerta, dispuesto a conocer al intruso, después de haberlo noqueado, claro;  el sujeto al otro lado estaba recargado en la puerta y mi repentino abrir lo tumbo, maldijo en voz baja e intentó levantarse, pero estaba completamente ebrio y le fue imposible.

-          ¿Qué haces aquí, estas bien? ¡Estas ebrio!  -mi corazón, acelerado por la adrenalina, casi atraviesa mi pecho cuando descubrí que no era sino mi vecino el ebrio a mis pies.

-          ¿Jim? ¿Qué haces en mi departamento? – Estaba más que ebrio, nunca me había llamado por mi nombre, las contadas ocasiones en que hablábamos me llamaba “vecino”, incluso estaba seguro que había olvidado mi nombre.

-          ¡No es tu departamento es el mío!

-          ¿Enserio? Eso explica porque no habría la maldita puerta. – comenzó a reírse, seguía  balanceándose en el piso intentando levantarse.

-          ¡Por amor de Dios! Levántate, ¿sabes que horas son?  Mañana tengo un examen. –mi naciente irritación al recordar el examen desapareció al instante y no pude volverme a concentrar en nada más, deje el sartén y lo ayude a levantarse, paso un brazo por mi cuello mientras lo tomaba por la cintura. – ¿Donde están tus llaves? te llevare a tu apartamento.

-          No, ¡quiero quedarme aquí! – “Dios, los borrachos son un dolor de cabeza”  no solo se estaba comportando como niño de 6 años, me estaba haciendo plantearme situaciones que no debía; en mi mente me preguntaba muy seriamente si era un sueño o los dioses me estaban poniendo a prueba. Súbitamente pasó su otra mano por mi nuca,  nuestros rostros quedaron a centímetros y susurró:- ¿Te he dicho lo lindo que eres?

-          Deja de decir estupideces, anda, vamos. –Balbuceé nervioso, quise avanzar pero me empujó hacia atrás y cerró la puerta, “genial, no tiene fuerza para ponerse en pie pero sí que tiene para retenerme contra la pared” -¿Qué crees que estás haciendo? ¡Quítate!

-          ¿Quieres casarte con migo? – No pude articular palabra, sabía que su borrachera lo estaba haciendo decir todas esas cosas sin sentido, pero, el tenerlo tan cerca (podía sentir su alcohólico aliento en mis labios) no ayudaba en nada.

Una parte de mi trataba a toda velocidad de hacerme reaccionar, me decía que era imposible que estuviera sucediendo esto, que el no sentía lo mismo que yo y que debía salir de esa situación cuanto antes si no quería lamentarlo. Estaba a punto de hacerle caso a esa vocecilla cuando oí dentro de mi  una voz mas convincente, que decía: “¿que no se supone que los borrachos siempre dicen la verdad?”  y ese segundo, mientras oía a esa voz tentadora fue mi perdición.

-          El que calla otorga –me regreso a la realidad el cálido aliento de Carlos al pronunciar esas palabras, al parecer ya había aguardado suficiente por una respuesta, así que sin esperar a que organizara mis pensamientos, me beso.

Sin duda esto no era un sueño, era mejor que cualquiera que hubiera tenido, era mejor que la realidad misma, y a pesar del intenso sabor a alcohol, lo más embriagante era su sabor.

-          No sabes cuanto he soñado con esto – me susurró al oído cuando al fin nos separamos mientras nos abrazábamos y dejábamos a nuestros sentimientos aflorar, lentamente, como si el tiempo no avanzara más, disfrutando de cada segundo tan ansiado.

En silencio entrelazó nuestras manos, muy cerca de mi rostro, me sonrió, como había soñado que lo hiciera, volvimos a besarnos una y otra vez, intoxicándonos con el sabor del otro, sin darnos cuenta, o tal vez sí, avanzábamos, abrazados, un beso y un paso, hacia mi habitación, donde con ternura y deseo nos dijimos sin palabras, una y otra vez cuanto nos amábamos.

.  .  .

-          Perdóname, –Acurrucado sobre mí, con su desnuda piel bañada por la débil luz de un farol cercano, rompió el mágico silencio. Acaricie sus cabellos y espere a que terminara –perdóname  por no ser capaz de decírtelo antes, por haber tenido que emborracharme para poder tocar a tu puerta y robarte un beso.

-          No tocaste a mi puerta, te confundiste de apartamento. – sonrió ante mi comentario, me acerque a él y le robe un último beso antes de quedarnos dormidos en brazos del otro.

 

Y vivieron felices, amándose el resto de sus días.

 

Me gustaría poder decirlo. Me gustaría que ese hubiera sido el final de esta historia, pero, tristemente, esta historia no tendrá un final feliz, por que la vida no es feliz y los dioses disfrutan hacer sufrir a los mortales.

***

 

A la mañana siguiente, cuando desperté, ya se había ido, no tuve tiempo para cuestionármelo  por que era más que tarde y tenía el examen  importante con el profesor más estricto.

 

Desde esa mañana y por los siguientes 312 días hasta hoy mi vida ha sido un completo infierno, empezando por el hecho de que el maldito profesor no me permitió presentar el examen por llegar 43 segundos tarde, terminado en lo que contare a continuación:

 

No lo vi ese día, ni al siguiente, fue hasta una semana después que pude hablar con él, a pesar del hecho de que había reprobado una materia y que mis padres seguro dejaban de darme dinero  cuando se enteraran, dentro de mi sentía la mayor de las alegrías al saber mis sentimientos correspondidos; cuando regresaba a casa después de dar una vuelta por una plaza cercana buscando trabajo. Lo encontré saliendo de su apartamento, me acerque sonriendo a él y muy efusivo lo llame, me miro y note como se ponía nervioso, demasiado. Cuando estuve frente a él me tomo del brazo y me introdujo a su departamento sin mucho cariño.*

-          Oye, cuidado, no me has visto en una semana pero si no me tratas bien no te durare mucho – le dije muy de buena gana, acercándome para rodear un cuello y besarlo, pero me detuvo por las muñecas, con la cabeza baja, mirando al suelo, sin decir nada; lo mire extrañado, esperando una explicación.

-          Perdóname…, -el silencio era incomodo, su rostro tomo un aspecto deplorable, como de dolor desencajado, intentó hablar varias veces pero parecía tener un nudo en la garganta, tragó y dudoso siguió:- Perdóname, Jim, po…por lo de la otra noche.

-          ¿De que estas hablando? Fue maravilloso, por fin pudimos decirnos nuestros sentimientos y ahora estaremos juntos…

-          ¡No!

-          … - algo iba mal, lo sentía, pero no sabía exactamente que era; su voz, en ese grito, me asustó;  aun con la cabeza baja, sin atreverse a mirarme, apretó mis muñecas con fuerza.

-           … Eso fue un error, nunca debió de haber pasado, lo siento, estaba ebrio y te hice esas cosas…

-          No. No hiciste nada malo, yo te amo, desde hace mucho, pero tenia miedo, de que tu no me amaras, estaba seguro de que no lo hacías, si tu no hubieras ido, si no me hubieras dicho que me amabas nunca hubiera sido capaz de decírtelo…

-          Basta. Eso no debió pasar, ya te lo dije, fui un tonto, perdóname, no quise hacer que te sintieras así, perdóname por haberte echo creer que te amaba, yo…

-          ¡No! ¡Deja de decir esas cosas! ¿Por qué te disculpas? Todo está bien, Carlos.

-          …

-          Todo esta bien…

-          Por favor, entiende, yo no te amo, me disculpo por todo lo que hice y dije, estaba ebrio, mi novia acababa de terminar con migo, estaba muy triste y tomé de más, por eso me equivoqué de puerta, tu abriste y pasó eso…

-          Mientes. – Carlos ahora me miraba, en sus ojos se leían desesperación  y amarga tristeza.

-          …pero eso no debió haber pasado, lo que hice fue solo por que estaba desconsolado, perdóname, busque consuelo al acostarme contigo y no pensé en tus sentimientos, no pensaba, en ese momento yo solo…

-          ¡Mientes! – lentamente me llenaba de ira, una lagrima traicionera resbaló por mi mejilla mientras me esforzaba en que Carlos me escuchara, ni siquiera sentía  ya, el dolor causado por su fuerte agarre.

-           ¡No estoy mintiendo! ¡ESCÚCHAME!

-          ¡Mientes! ¡¡Mientes!! ¡¡¡MIENTES!!! – grite cada vez más fuerte, mientras luchaba parara que me soltara- ¡ESTAS MINTIENDO! ¡¡No hay forma de que eso sea verdad!!

-          ¡Por supuesto que lo es!

-          ¡Qué no! Maldito mentiroso ¡TU NO TENÍAS NOVIA! -respire agitadamente varias veces hasta recuperar el aliento.

-          … - Abrió mucho los ojos, por la sorpresa, debilitó su agarre y me solté de un jalón.

-          … ¿Por qué dices esas cosas tan crueles? –logré gemir con voz ahogada antes de que unas lágrimas más salieran. Me recargué contra la pared y cubrí mi rostro.

-          ¿Cómo lo sabes? – preguntó aun sorprendido, en un susurro – que no tengo novia.

-          Por que te amo, maldito, escucho tus conversaciones en la escuela, estoy al tanto de todos los chismes que tengan que ver contigo,- dije entre sollozos tratando de controlarme, respire profundo y agregué:-  y la más obvia de las razones: vivo a lado, jamás en estos dos años has traído una sola chica.

-           …ja, es cierto…-dijo pensativo, más para si que para mi – lo siento, quería darte una razón para no hacerte tanto daño, perdóname, no puedo corresponder a tus sentimientos, yo no soy gay, he estado una semana pensando en que decirte, en que razones darte para disculparme, por que yo mismo sigo sin saber por que hice eso, pero la verdad es que no…

-          ¡Carlos! …deja de mentir, se que me amas, ¡sabes que me amas!, ¿Por qué insistes en negarlo? ¿Por qué insistes en que no podemos estar juntos?

-          Por que es la verdad.

-          No, no es así, se que tu no quieres eso – Me había recuperado y me acerque a él, para abrazarlo.

-           Carlos, todo estará bien, yo estoy aquí, todo estará bien. – nos abrazamos, hundió su rostro en mi cuello, acaricié su cabello y por un momento creí que todo estaba bien.

-          No, no, no, no, ya basta, por favor, deja de insistir, solo vete, por favor, yo no quería que nada de lo que pasó pasara, yo no quería hacer eso, no te amo, yo no soy gay. –se soltó de mi abrazo y me dio la espalda.

-          ¿Por qué? ¿Por qué sigues con eso? –me sentía débil y cansado, esa discusión me estaba fatigando emocionalmente.-    Si realmente nunca hubieras querido no me pedirías disculpas, no serias tan amable, si realmente no eres gay, me culparías de todo, por que fui yo quien permitió que todo pasara, así que basta de mentiras, por favor, solo detén esto.

-          Tienes razón,… solo estaba tratando de ser amable. Así que hazme un favor y lárgate ya.

-          ¡No!

-          ¡¡Sal de mi departamento y no vuelvas a mostrarme tu cara maldita marica!! –

-          … -palabras, simples palabras, mas dulces que la miel cuando son dichas en susurros y con pasión, el arma más mortal cuando no se miden ni se dicen con cuidado.

Con ese dardo envenenado clavado en mi corazón, mis miembros entumecidos de repente, mis oídos zumbando por la fuerza de su grito, mis ojos fijos en los suyos que emanaban ira y desconsuelo, las lágrimas brotaron sin misericordia mientras el nudo en mi garganta no hacía más que crecer e impedirme articular palabra alguna.  Ya no podía pensar, absolutamente en nada, le sostuve la mirada lo más que pude, hasta que mis ojos se nublaron completamente, pero no dijo nada. Fue demasiado para mi, arrastrando los pies salí de allí, la puerta se cerró de golpe tras de mí, entre a mi departamento y logre llegar hasta mi cuarto, tropecé con un cuaderno y caí al suelo, sin siquiera moverme llore, durante horas, cuestionándome una y otra vez “¿Por qué?”.

 

Pero eso no sería todo. Lo peor llegaría unos meses después, en los cuales deje más de cien mensajes en su buzón, ya que no había vuelto a hablar con él, pues me evitaba más que nunca.

Regresaba tarde a casa del trabajo, y me tope con la casera y una joven pareja fuera del departamento de Carlos.

-          Buenos tardes – salude a la casera con una creciente intriga.

-          ¡Oh! Jim, muchacho, ¿cómo estás? Deja que te presente al señor y la señora Pedrosa, ellos serán tus nuevos vecinos –con un balde de agua helada fue contestadas mi curiosidad acerca de quiénes eran y que hacían allí.

-          ¿Qué? –pregunté con incredulidad, mi estomago se revolvió, y casi pierdo el equilibrio.

-          Como Carlos se mudara el fin de semana puse un anuncio sobre el departamento vacante y los señores…

-          ¿Cuándo… cuando se mudara? –los oídos me zumbaban por la terrible noticia.

-          El fin de semana. Me lo dijo hace un mes, cuando pago la renta.- contesto preocupada por mi reacción y mi repentina palidez.

Sin nada mas entre a mi departamento, luchando por tragar el inmenso nudo que se había formado en mi garganta, sentía que no podía respirar, estaba mareado y todo era confuso.

Sé que llore, no sé como llegue al bar en  el que recuerdo haber bebido de mas, tampoco recuerdo cómo fue que volví a casa, pero a mitad de la noche me encontraba desquitando mi furia contra la puerta de Carlos, mientras le lanzaba a este injurias y maldiciones, hasta que abrió la puerta y me miro a los ojos. Me pidió que me calmara y fuera a dormir, lo abofeteé por eso.

-          ¡Maldito idiota! ¿¡Por qué vas a mudarte!? ¿Que necesitas para abrir los ojos y aceptar la realidad?, ¡creí que en estos meses reflexionarías, me limite a dejarte breves cartas cuando la desesperación me invadía!

-          Jim, por favor, estas ebrio…

-          ¡¡Claro que estoy ebrio!! ¿Cómo se supone que lo afronte? ¡Te amo!, ¡Idiota! ¡Eres todo para mí! ¡Cómo podría estar calmado cuando me rechazas a pesar de corresponderme y luego planeas huir!¡Mudándote sin decir nada, quizás esperando que te olvide y ambos podamos ser felices, cada uno por su lado!¡¡Pero te equivocas, maldito masoquista!! Yo nunca te olvidaré, nunca dejaré de amarte, no importa que te mudes, ni cuantas veces lo hagas, te encentraré y te repetiré hasta que lo entiendas y lo aceptes ¡¡¡TE AMO!!!

-          …

-          Podemos ser felices juntos, no sé qué es lo que tanto temes, no sé por qué huyes de esta manera, ¿Qué nos impide estar juntos? ¿Qué es lo que te atormenta y te obliga a ser infeliz? Dímelo, yo te protegeré, ¡Si estamos juntos nada más importa! –Suplicaba desconsolado.

-          …

-          …

-          P…per...dona…me.

Lágrimas caían sin que pudiera evitarlo, había dicho todo lo que podía decir, había gritado todo lo que mi corazón sentía y quería que supieras, pero, no fue suficiente, mis palabras no fueron lo bastante fuertes, o tu muralla lo era demasiado.

Con mis ojos nublados por el llanto, en la penumbra, vi como una lágrima surcaba su rostro, nadie es tan fuerte. Lo bese, buscando acallar nuestro dolor. Sin una  palabra más, de ninguno, y con el rostro bañado de lágrimas, de ambos; nos entregamos una vez más al amor, llenando lentamente el melancólico espacio, de pureza. Entre caricias y besos me decía adiós, mientras yo colmaba mi mente con cada finito segundo a su lado, tatuando centímetro a centímetro de mi cuerpo con sus besos, que serán lo único que me quedara cuando amanezca.

Ambos sabemos que se ira, es irremediable. Ambos sabemos que hay algo que nos impide estar juntos, es tan doloroso que solo uno sepa que es. Ambos sabemos que nos amamos, es inevitable.

 

Los siguientes dos días permanecí en mi piso, durmiendo o mirando un punto indefinido en el espacio. Había hecho todo lo que podía para retenerlo, pero nada dio resultado, solo quedaba, esperar.

No todos pueden ser felices, la tristeza y la agonía son parte de este mundo, y hay quienes debemos cargar con ella. Pero esto no significa que debamos sucumbir ante ellas.

 

***

El camión de mudanza se ha ido ya. Él no tardara en hacerlo. He salido de mi encierro para decirle una última cosa. Se ha detenido a escucharme, y me mira a los ojos.

-          Solo tú conoces la terrible razón que te lleva a esto, no puedo hacerte cambiar de opinión, esto es lo que has decidido. Pero yo también he hecho ya mi elección; nunca me daré por vencido, no levantare los brazos para rendirme, no me veras ondear una bandera blanca, porque no me importa cuán doloroso sea, no dejare de amarte, esperare hasta que podamos estar juntos.

Se da media vuelta, y se marcha.

 

Pasaran los años, lo único que me quedara será la vieja y arrugada foto que tome de una caja de mudanza en nuestra última noche.

Perderé su pista unos años, pero no me rendiré y lo volveré a encontrar; cada cumpleaños, San Valentín y Navidad le enviare un regalo que atesorara pero esconderá. Le escribiré una carta cada vez que lo extrañe, recordándole lo mucho que lo amo y que nunca dejare de hacerlo, renovando mi promesa de esperarlo; esas cartas que guardara en un lugar seguro y especial, quizás junto a los regalos, quizás junto a mi foto, que tomo en nuestra primera noche, mientras yo aun dormía. Cuando se sienta triste, releerá mis cartas, contemplara durante horas mi fotografía, y llorara hasta quedarse dormido, para soñar conmigo y mi promesa de amor. Mientras que yo, estudiare mucho, me volveré el mejor, para que, cuando llegue el momento, cuando me de la mas mínima señal de que puedo ir a su lado, se sienta orgulloso de mi.

    

 

 

 

Notas finales:

Si te gusto, deja un comentario.

Si te hizo llorar, deja un comentario.

Si quieres saber cual es su trauma que les impide estar juntos, deja un comentario.

Si no te gusto, deja un comentario.

Si no lo terminaste de leer... no estaras leyendo esto!!!

 

=D

 

Que viva el yaoi!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).