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Sing with me por Valeria15

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Notas del capitulo:

¡Buenas!, tanto tiempo, ¿cómo están? owo Yo, se podría decir que bien -w- Bueno, me duele la garganta, me enferme en un convención a la que fui el sábado ewe ¡Bueno!, seguramente no les importa eso, así que hablemos del fic.

Este fic.., bueno, he aquí el prólogo, lo escribí ya hace rato (como dos meses xD) y no pensaba subirlo hasta más tarde (enrealidad, no debería estar aquí, tengo que empezar la conti del otro fic.., *piensa en irse* neeeeh, yo se que ustedes quieren esto ewe), pero estoy algo cansada, y con "algo" quiero decir mucho y con "cansada" me refería a estresada xD ¡Bueno!, que se puede hacer, la escuela fastidia y mucho, tengo que subir notas y esta de más decir que ¡no tengo ganas! D: Bueno..., me fui del tema de nuevo ewe

Tengo dos advertencias principales, primero, este fic podrá parecer un cancionero (LOL) xD Si, es que voy a usar varias canciones xD Claro que las cantaran nuestros amados..., ¡Dios, no importa!, están advertidos. Y la segunda es que, posiblemente tarde un poco en actualizar, y con "posiblemente" me refiero a seguramente y con "un poco" me refería a mucho Dx Pero bueno, lo que debo decir, es que yo cambie de opinion a subirlo por el echo de que se me empezaron a venir ideas de este fic a la cabeza de nuevo. Se podría decir, que la posición de Deidara se me aclaro un poco, aunque tal vez no de la manera que yo hubiera preferido. ¡Pero que diablos!, ni siquiera he dicho que parejas estaran metidas aquí y les comento de las posiciones sentimentales en las que se encuentran ^^UU

Verdaderas Advertencias: ItaSaso - DeiSasoDei (No estoy segura de cual dejaré) - Posible KisaIta - KakuHidan - Tal vez incluya toques de SasuDei o DeiSasu (por como se desarrolle esto lo sabré, solo diré que puede pasar, como el KisaIta xD), todo esto, da un igual de MULTIPAIRING YAOI - También habrá toques a medias de PainKonan - PosibleLemmon o Lime (si se da el momento preciso, no lo sé ewe) - OC (no influye prácticamente nada este personaje y es hasta menor de edad, pero bueno).

Supongo que nada más, tal vez olvido algo, no estoy segura xD Bueno, un saludo a todos, este fic tiene como principales a Sasori, Deidara y Hidan, tal vez incluya a Itachi luego, pero no lo sé ewe El ItaSaso esta dedicado a mi Danna, aunque no tendrá tiempo de leer esto TT-TT Dios.., no me hagan recordar eso u.u y el KakuHidan a Hana-chan :3 Oh..., que extraño, no puse ItaDei ewe Bueno, pero yo te quiero Karu-senpai X3 Y Anry-chii ¡También te quiero!, no me voy a olvidar de ti :3

¡Dios!, esto quedo jodidamente largo y seguramente la mitad de los lectores no leerán nada xD Bueno, a los que leyeron, un abrazo psicológico y los veo más abajo donde aclararé un par de cosas xD

Sing with me

Prólogo

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.

.

Llegó a escuchar como su compañero se levantaba y comenzaba a guardar sus cosas en su bolso, al ver como el profesor hacía exactamente lo mismo, suspiró con algo de soñolencia, se había medio dormido la mitad de la clase. Se levantó para comenzar a hacer lo mismo, los alumnos de más al frente ya subían por las largas escaleras para retirarse de allí.

—¿Vamos?— Preguntó el pelirrojo a la hora de voltearse al menor.

—Ya, un.— Dijo el rubio al meter todos sus papeles y libros en forma desprolija, logrando arrugar varios de sus apuntes, en su mochila de Nirvana, el mayor río por lo bajo al ver la forma de guardar de aquel, aunque siempre lo hacía así, no paraba de causarle porqué siempre terminaba por pasar sus apuntes a otra hoja porque no entendía muy bien la letra que usaba apresuradamente en clases para llegar a anotar todo y la hoja arrugada no ayudaba mucho a la estética tampoco.

—Deberías cambiar tu técnica.— Comentó el pelirrojo al salir a las escaleras, seguido por el menor, claro.

—¿Tu crees?— Preguntó a chiste el otro mientras acomodaba su mochila en su espalda. —¿Pasamos por el Uchiha?

Aquella pregunta quedo en el aire solo haciendo que el pelirrojo se debatiera recordando con algo de enojo y remordimiento lo que había ocurrido con el aludido la ultima vez que se habían visto —ósea ayer—, el rubio comenzó reír estrepitosamente, lo que logro irritar aún más al de ojos acaramelados.

—No lo digas, no lo digas— Comenzó a decir aquel chillón chico mientras intentaba calmarse. —… Te peleaste de nuevo con él ¿No, un?

Aquella suposición del de ojos color cielo fue más que acertada y eso fue de más comprobado cuando escucho el gruñido que dejó escapar el otro.

—Ya deberían dejar eso.— Dijo ahora un poco más serio el rubio recordando las innumerables peleas que habían tenido esta semana, ellos no deberían ser de la clase de parejas que se pelean, ¿o si?, la mente del rubio decía que no. —Pero si lo prefieres comamos solo nosotros dos, un.

—Tsk.., vamos por los demás.— Aquel comentario logró desilusionar un poco al rubio, pero este pintó una sonrisa en su cara y asintió energéticamente, bien sabía que su danna estaba conciente de que tenía que arreglar las cosas con el moreno, si no todo caería en la ruina pronto, claro pues, las relaciones amorosas nunca son fáciles, eso lo sabía a la perfección.

Al llegar al patio buscaron a dos personas en especifico; el avaro y el religioso.

—¡Rubia!— Aquel llamado por parte del ultimo de los buscados logró perturbar la paz que llevaba el aludido al ir acompañado de Sasori.

—¿Seguro que no quieres que almorcemos solos?— Preguntó el de los enormes orbes celestinos sacándole una casi imperceptible sonrisa a su compañero, claro que para el rubio esa sonrisa era más que notable, eran contadas las veces que el pelirrojo le sonreía y él lo apreciaba a cien, ¿por qué?, bueno, ese es otro tema.

—¿Por qué mierda tardaron tanto? ¡No era que no te gustaba hacer esperar a la gente, maldito pinocho?!— Les reprendió el albino que había llegado en un trote hasta donde ellos estaban.

—¡Maldita sea Hidan, deja de llamarnos así, h'm!— Dijo más que molesto el rubio, el mayor ignoró la escena y movió su vista al azabache que se acercaba a la escena con pasos más que tranquilos.

—¡Los voy a llamar como se me cante el forro de las pelotas!— Siguió el jashinista más divertido que molesto.

—Ya dejen eso ustedes idiotas.— Les dijo a los dos provenientes de la discusión el recién llegado, tardó poco en girarse al pelirrojo. —Buenos días, Sasori.— Lo saludó, como si fuese la única persona sofisticada entre ese grupo.

—Hola.— Le respondió quedamente el pelirrojo mientras tomaba del hombro al rubio y lo miraba amenazadoramente "Si no se callan juro que los mato" llego a leer el menor en la mirada de su maestro, ya más molesto que antes, y automáticamente el chico comenzó a ignorar al albino.

—¡Jódeme! ¿Está de mal humor?— Preguntó sádicamente el de cabellos grisáceos que pronto ligó un sape del azabache.

—Cállate y vamos.

—Mierda, deja de pegarme maldito idiota.— Le reclamó el de ojos lila recordando todas las veces que le había pegado en la mañana.

—Lo siento, es que hoy estas inusualmente más molesto que ayer.— Le respondió con elocuencia el más alto mientras se encogía de hombros.

—Y…, ¿dónde comemos hoy?— Preguntó el menor de los cuatro.

—¡Hoy nos toca comer en el departamento del novio de Pinocho!— Exclamó más que emocionado el albino, bueno, la verdad es que el Uchiha era famoso por su buena mano para la cocina y comer en lo del moreno era más que satisfactorio, pero eso no alegró en lo más mínimo al rubio que se volvió a mirar al pelirrojo casi como un reflejo.

—¿En la casa de Itachi..?

—Oh espera.., ¿Sasori tiene muchos novios a dónde podamos ir a comer?— Cuestionó sarcásticamente el albino, ganándose una mirada hostil del rubio, mientras el mencionado en la pregunta permanecía impasible.

—Ya déjense de idioteces y vamos al auto.— Les cortó el azabache al tiempo que sacaba las llaves de su auto y comenzaba a caminar, seguido por el pelirrojo y últimos los otros dos que parecían haber comenzado una nueva discusión.

La mesa estaba puesta y la comida caliente, pero no lograba tranquilizarse del todo, suspiró, ayer él y el pelirrojo habían comenzado una pelea por su nuevo trabajo; abriría un bar, ¿qué problema había con eso?, era su ultimo año en la universidad y quería abrir un bar en el local que le había regalado su padre el año pasado para su cumpleaños, aún no llegaba a darse cuenta porqué se había enojado el menor, ¿sería por qué lo había planeado todo para que la inauguración fuera el sábado sin decirle ni una sola palabra?, pero…

El timbre de la casa sonó haciendo que este se saliera de sus pensamientos y volteara a ver en dirección a donde estaba la entrada de la casa, ya habían llegado, se apresuró a llegar a la puerta mientras escuchaba como ahora el timbre sonaba repetidas veces haciéndose insoportable y murmullos que debían ser gritos llegaban a sus oídos.

—Buenas.— Saludó al abrir la puerta con una suave sonrisa, al parecer; Konan y Pain habían llegado antes y luego cuando llegaron los demás, Hidan había comenzado a tocar el timbre repetidas veces haciendo que Kakuzu se irritara y comenzaran a discutir.

—Hola, Itachi.— Le saludó la chica del grupo con una sonrisa amistosa mientras le mostraba que había traído un postre, el aludido se hizo a un lado dejándole pasar, seguida del de cabellos anaranjados que lo saludó de la misma manera, luego pasó el rubio que musito un "buenas", Sasori no dijo nada y paso por su lado como si se tratara de una mosca, mientras los otros dos seguían peleando.

Cuando la pareja histérica se decidió a entrar, el moreno finalmente pudo —o pensó que podría— cerrar la puerta, pero un pie se interpuso entre el marco y esta.

—¡No cierres!— Se llegó a escuchar al mismo tiempo que ese pie era golpeado con la puerta, el otro reconoció rápidamente ese tono de voz y abrió de nuevo con una sonrisa.

—Pensé que algo había pasado y no vendrías.— Dijo al ver la cara de su buen amigo, Kisame.

—Siento tardar, me quedé discutiendo unos asuntos para el sábado, pero mira lo que te traigo.— El chico de los cabellos revueltos a tono azul metal levantó un papel que fue tomado por el otro.

—El permiso.., ¡eres un genio, Kisame!— Se alegró el moreno al ver que si quería podía abrir hoy mismo su bar.

—Como quedamos, esta a nombre tuyo y de respaldo esta Pain.— Le indicó.

—Si, si, esta perfecto.

—¿Ya se lo comentaste a los otros?— Preguntó el mayor.

—Ayer se lo dije a Sasori y.., creo que no le agrado mucho la idea…— Soltó algo desanimado el moreno. —Veré que hago para que se le pase y.., espero decirles a todos hoy, necesitaremos la ayuda de todos para poner en marcha a Akatsuki.

—Umh.., entonces solo sabemos Pain, Sasori y yo. Bueno, suerte con lo de hacer cambiar a Sasori de opinión.— Soltó el que aún se encontraba fuera del departamento mientras reía algo nervioso con la idea, Sasori no era muy fácil de convencer que digamos.

—Supongo que..

—¡Hey!, ¿qué tanto hablas allá Comadreja?, ¿llego el cara de pez?, ¡Apúrense, tengo hambre!— Se escuchó gritar a Hidan desde la mesa.

Los aludidos se miraron entre si, el mayor pasó, cerraron la puerta, el moreno guardo el permiso en un cajón de una pequeña mesa que había a un lado del recibidor y se encaminaron al comedor.

El moreno recorrió la mesa con sus orbes rubíes y rápidamente ubicó a su novio sentado en una punta de la mesa con una mueca resignada mientras escuchaba a Deidara hablar de el próximo trabajo que tendrían que hacer para la universidad; era hora de intentar algo.

—¿Me ayudas a traer la comida?— Le preguntó sabiendo que se daría cuenta de que se dirigía a él. El pelirrojo arqueó las cejas.

—¿Y por qué yo?— Preguntó secamente, el mayor no dijo nada, solo le reprochó con la mirada y el otro bufó mientras se levantaba de la mesa con mala gana.

Nadie, además del rubio y el ultimo llegado se dieron cuenta de aquellas acciones, tal vez era que estaban muy pendientes de esos dos, o porque eran los únicos que sabían que Sasori estaba enojado con Itachi, quién sabe, aquellos dos desaparecieron tras el marco de la puerta que daba a la cocina cerrando por detrás de sí. El rubio bufó mientras apoyaba su mentón sobre la palma de su mano resignado.

Sasori, tomó unas cervezas de la heladera y tomó también una jarra de jugo para los que no les gustaba beber alcohol en el almuerzo, cómo a él.

—¿Aún estás enojado por lo de ayer?— Preguntó el mayor mientras se acercaba por detrás de este para abrir el freezer y sacar los hielos.

—Tsk.— Fue la única repuesta que obtuvo y estaba seguro que el menor no le diría más.

—¿Se puede saber por qué te enojaste?— Preguntó acercando sus labios a la oreja del pelirrojo haciendo que aquel oyera su respiración.

El pelirrojo no dijo absolutamente nada, no tenía porqué hacerlo, como buen novio debería haberse dado cuenta hace rato, pero Itachi no pensaba así, él no era adivino y necesitaba que el pelirrojo le digiera lo que pensaba, cosa que comenzaba a molestar al menor, sabía que no era un adivino, pero ¿al menos no podía suponerlo?

—¿No puedes pensarlo tu solo?— Contestó el otro haciendo que el moreno le tomara algo de hostilidad, como odiaba cuando le respondía con otra pregunta.

—No, aún no me enseñaron el arte de leer mentes, señor Akasuna.— Soltó esperando despertar un poco de humor en el otro.

El pelirrojo giró su rostro para quedar mirando a aquellos ojos a tono carmín.

—Simplemente no quiero que abras un bar.

—¿Por qué?

—Porque— empezó a contestar el menor, mientras sus mejillas se teñían de un inusual carmesí que rara vez alguien más que el Uchiha podía sacar.—.., no deberías descuidar tus estudios este año, además ¿no tienes suficiente dinero con el que te manda tu familia desde Estados Unidos?

—Buen punto.., pero— ahí estaba con sus peros, odiaba los peros, él tenía razón y punto. —quiero trabajar.— El pelirrojo no pudo evitar arquear las cejas a ese comentario.

—Nunca has trabajado en tu vida, ¿verdad?— Preguntó el menor logrando —aunque ese no fuera su objetivo— hacer reír al otro, pero vale decirse que la risa del mayor nunca estaba de más, esa que lo llevaba a las nubes con su bella melodía, bueno no nos salgamos del tema, el moreno terminó de reír.

—No, es cierto.., pero— otra vez, ¿no podía seguir la oración sin esa maldita palabra?, ¿tan feliz era fastidiándole?, bueno, él sabía que no, pero tal vez comenzaría a dudarlo. —este no es solo un trabajo para mi— el pelirrojo levantó una de sus cejas y el moreno le sonrío suavemente, haciendo que sintiera el calor en su rostro nuevamente. —. Si me dejas podrás descubrir de que hablo.— Le indicó haciendo que el menor lo mirara expectante por unos segundos, casi exigiendo que le dijera de que rayos hablaba ahí mismo, pero terminó por suspirar resignado para luego encogerse de hombros.

—Como quieras.— Soltó mientras acomodaba las dos botellas de cerveza en sus brazos que comenzaban a helarse por el contacto con estas.

—Déjame ayudarte con eso— Dijo el moreno que se acercó a este y le sacó una de las botellas robándole un tierno beso en el proceso. —. Ve a dejar eso en la mesa, ahora llevo la comida.

Los acaramelados ojos del menor no se despegaban del rostro del Uchiha, casi acusándolo por haberle hurtado ambas cosas.

—Bien, pero dame esa botella.

—Yo la llevo.— El pelirrojo se volteó a ver la enorme cacerola que debía llevar su novio.

—No vas a poder con eso y la comida, dámela.— Exigió al tiempo que se la sacaba de las manos y se retiraba al comedor, provocando gran emoción —más que en nadie, en Hidan— al ver que ya venían sus adoradas bebidas.

Justo luego de que Sasori se sentara, como si el Uchiha tuviera los segundos contados, atravesó la puerta recibiendo las aclamaciones de sus amigos al ver que traía el almuerzo consigo.

Luego de servirse la charla no cesó ni por un minuto, hablaban de la universidad, otros ya de sus trabajos, hasta que el Uchiha finalmente se decidió a integrar el tema, solo Kisame y Hidan estaban terminando de comer, así que era un buen momento.

—Oigan.., he estado pensando— aquel comentario del Uchiha, que recién empezaba, hizo que todos volcaran su atención a él. —.., abriré un bar en el viejo local de mi padre.

El silencio se estableció en la habitación y no parecía querer moverse de allí, todos estaban sorprendidos, ¿un bar?, no parecía ser siquiera una idea del Uchiha.

—Lo hará este sábado.— Comentó el de cabellos azulados en un intento porqué alguien le tomara el hilo a aquel tema.

—Quiero que todos me ayuden a hacerlo.— Terminó por decir el moreno al ver que nadie decía absolutamente nada, ninguno parecía totalmente convencido de la idea, y era de esperarse, ¿un bar?, la mayoría iba a la universidad y no era una buena ocasión para hacerse de más deberes, pero de algo estaba seguro, todos estaban cortos de efectivo, bueno, menos Kisame y Pain que ya tenían un buen trabajo, pero ellos siempre se quejaban de el, ni se sentían cómodos allí, era una buena idea él estaba seguro de eso, aunque los demás no parecieran pensar lo mismo.

—Creo que es una buena idea— la voz del rubio pareció impresionar a todos, algunos menos que otros y cada uno lo mostró a su estilo, por ejemplo, Sasori, solo giró sus ojos hasta el rubio sin que nadie lo notase. —. Piénsenlo— comenzó a decir este al sentir las miradas sobre él. —.., la mayoría de nosotros estamos cortos de dinero, además, creo que cobre, plata y oro podrían tener su primera presentación oficial ahí.— Aquel comentario encendió las llamas del albino que hasta ahora había permanecido callado.

—¡Cierto!— Exclamó aquel. —, podemos sacar provecho de esto.— Dijo volviéndose al pelirrojo —extrañamente— en busca de su aprobación.

—Supongo que tienes razón— dijo el de ojos color miel encogiéndose de hombros al verse obligado a responder algo. —, pero creo que más importante, deberías preguntarle al dueño.

—Oh, Itachi ya había pensado en eso y arreglamos el escenario para ustedes.— Se apresuró a comentar el de ojos casi tan negros que parecían los de un tiburón.

—¡Genial!— Volvió a festejar el albino.

—Yo me apunto— Dijo el azabache levantando su mano al ver la emoción de su pareja. —. Cómo representante de la banda, supongo que debo ayudar y asegurarme de que todo salga bien.

—Necesito un contador que me ayude un poco, ¿qué dices?— Le invitó el moreno.

—Aún estoy estudiando, pero solo me falta un año así que se como manejar esta clase de negocios.— Respondió con simpleza el de ojos color esmeralda.

—Kisame y yo seremos de seguridad.— Informó el de cabellos anaranjados con una blanca sonrisa.

—Genial, dudo que con ustedes dos lleguemos a tener algún problema.— Dijo el rubio. Y así siguieron por largo rato, la emoción crecía en cada uno y al ver eso, Sasori terminó por abandonar aquella posición de desacuerdo y se unió al rubio y al que parecía canoso a comentar la entrada de su banda a escena, aunque claro que no fue con tanta emoción como los otros dos.

—Maldito sadomasoquista, debí haber dicho que no cuando me pediste esto.— Se quejó el mayor mientras le salpicaba de sangre la cara al albino.

—¡Hey!, ¡esa sangre tiene pus!.— Le reclamó el ensuciado mientras entrecerraba uno de sus ojos intentando combatir el dolor sin soltar una sola lagrima.

—¡Jodete!, las orejas siempre tardan en acostumbrarse a unos expansores, por más que sean unos medianos— dijo el otro mientras cerraba uno de sus ojos al sentir que el también era salpicado mientras empujaba aquel redondel metálico dentro del agujero de la oreja del menor. —. ¿Este es el ultimo verdad?— el albino asintió levemente mientras sentía que una lagrimilla se posaba en el rabillo de su ojo, el azabache ejerció más presión. —.., ¡Listo!.

—Mierda, eso dolió.— Se quejó el otro mientras se levantaba para ir al baño a limpiarse, sentía como pequeños hilos de sangre bajaban por su hombro y seguían por su torso desnudo.

El otro le siguió.

—Amy está dormida, ¿verdad?.— Preguntó desde el marco de la puerta el mayor, cuestionando que el de ojos lila se quedara quieto un segundo, mientras observaba su rostro mojado en el reflejo que le daba aquel viejo espejo.

—Si.., estaba acostada cuando llegue del trabajo— terminó por decir, mientras tomaba la toalla a un lado de él y comenzaba a secarse la cara, al terminar volvió a mirarse al espejo y está vez se sonrío con algo de tristeza. —. Kakuzu— le llamó al azabache, no esperó que contestara, sabía que estaba escuchando. —, ¿crees que soy un mal hermano?— tampoco esperó una respuesta. —.., creo que solo la he visto dormir esta ultima semana, cada vez que despierto, ella esta en mi cama, acurrucada a un lado mío.., creo que se siente sola.

—Hidan…

—Lo sé, lo sé— Se adelantó el aludido volviendo a sonreír como siempre lo hacía, mientras se giraba a mirar al azabache. —.., Es solo que a veces pienso…

—No pienses.— Le cortó el mayor.

—¿Eh?

—Ella sabe lo que haces por ella y entiende que tienes muchos deberes, mucho menos cree que le debas algo.— El menor sonrío a lo que el otro decía, tal vez tenía razón, ella iba a la escuela de nueve a tres, el iba a la universidad de siete a una y trabajaba de dos a ocho, cuando volvía por la noche, a las nueve pasadas, estaba acostada; la extrañaba.

—¿Crees que nos valla bien con el negocio del Uchiha?.— Preguntó de repente mientras se colgaba la toalla en sus hombros.

—Supongo, su banda podría tener éxito como para atraer alguna productora.— Respondió con simpleza el otro.

—¿Tú crees?.— Preguntó algo emocionado por la idea el menor.

—Si va todo bien podrías dejar ese maldito trabajo que te quita tanto tiempo.—Sugirió mientras le quitaba la toalla del cuello al otro y se limpiaba un poco la cara y daba medía vuelta para volver al living-comedor de aquel departamento. —Bien.., es tarde, creo que pasaré a retirarme.— Dijo mientras le arrojaba la toalla que justamente fue a para a la cara del menor.

—¿No te quedaras?— Preguntó el albino mientras se sacaba la toalla mojada del rostro.

—No.., mira; el sueño ya empieza afectarte y te pones amable, mejor me voy antes de que seas educado.— Bromeó el mayor al cabo de que abría la puerta.

—Idiota, mañana es viernes, no tendremos clases.— Le reprochó, claramente invitándole a cerrar la puerta y quedarse a pasar la noche con él.

—Creo que podrías hacer algo productivo por la mañana, nos vemos tonto.— Y luego de eso el azabache le beso la frente para cerrar la puerta detrás de si.

—A ti también te afecta el sueño, maldito avaro...— Masculló el de cabellos grisáceos que ahora tenía un tenue tono carmesí en sus mejillas, dio medía vuelta y comenzó a dirigirse a su cama, eran las once de la noche y estaba cansado.

Al acostarse en aquella enorme cama de dos plazas, que alguna vez había sido de sus difuntos padres, comenzó a pensar que podía llegar a ser aquella cosa productiva de la que hablaba el azabache y sin darse cuenta se quedó completamente dormido.

Escuchó como la alarma se encendió y tardó menos de dos segundos en apagarla, procurando que si alguien se había colado a su cama, no despertara, abrió sus ojos sintiendo que estaban pegados por las lagañas, frunció el ceño, pero este se ablando al momento de ver aquella niña de largos cabellos color plata dormir tan tranquilamente, acurrucada a su lado por el frío. Sin hacer ningún ruido, como todas las mañanas, se levantó y caminó hasta el baño con una muda de ropa y una toalla, luego de tomar un baño rápido con agua extremadamente caliente, se vistió a todo vapor y fue a la cocina a empezar con su trabajo productivo del día.

Sintió unos ruidos provenir desde su habitación y se sonrío, terminó de servir lo que había cocinado en aquella pequeña cajita de madera lacada color negro, la cerro y se volteó a ver si había rastros de la progenitora de los ruidos, pero no estaba. Dio un par de pasos, con sus pies descalzos, que parecían hacer un enorme estruendo sobre aquel piso de madera, estaba a punto de asomar a la habitación a ver que pasaba, pero…

—¡La puta madre que los re mil putas parió a todos!— Fue lo que siguió luego del alarido que pegó el albino al sentir aquel bat de béisbol sobre su pie.

—¿Hidan?— La tenue voz de la niña asomándose por el marco de la habitación para ver como el otro saltaba sobre un pie tomándose el otro cómicamente fue lo único que volvió a resonar en la habitación, además del ruido de los saltos del mayor.

—¡Qué rayos haces con ese bat!— Exclamó el golpeado más que molesto, confundido por la acción de la menor.

—¡Onii-san! Perdón, es que, escuche ruidos y pensé que habían entrado a robar— empezó a explicar la niña algo aterrada por haberlo lastimado. —.., ¿y vos qué haces acá?— Preguntó ahora extrañada.

—¡Es viernes!— Dijo el otro mientras lograba sentarse en una de las sillas de la mesa —donde un desayuno estaba servido— para contemplar si su pie había sufrió daños mayores.

—Mierda— Masculló la otra. —, hubiera jurado que era jueves.

—Ya, ya, no importa, desayunas, ¿no?— Le ofreció el mayor ahora un poco más calmado.

La pequeña camino hasta la heladera en busca de algo para calmar el dolor del otro.

—Normalmente no lo hago— comenzó a decir la niña mientras sacaba una bolsa de hielo del freezer. —.., solo los viernes.— Terminó de decir mientras se sentaba y le pasaba la bolsa de hielo al otro que ahora estaba con un tenue tono carmín en sus mejillas por el comentario de la menor.

El ruido de los palillos golpear el plato de porcelana era lo único que llegaba a oírse en la habitación, Hidan; con una de sus piernas pegada al pecho, para poner su pie en la silla y dejar el hielo sobre este, observaba a la menor, de largos cabellos casi lacios, color plata, y aquellos hermosos ojos color celeste, un poco más claros que los de Deidara, que había heredado de su madre, era la viva imagen de aquella.

No era como todos decían, para él no era una carga "cuidar" de ella, era un placer tener aquel regalo aún haciéndole compañía, lograba tranquilizarlo varías veces, hasta tal punto que la niña parecía ser quien cuidaba de él y pensar que aquella solo tenía once años.

—Gracias por el desayuno, onii-san.— Dijo la niña con una sonrisa.

—Si, si, como digas, ya vete que llegaras tarde a clase.— Dijo el otro haciendo una seña con la mano como quien quiere que desaparezcan de su vista, pero la menor se acerco a él y retiró el hielo de su pie unos momentos.

—No te hice daño, ¿verdad?— Preguntó algo preocupada mirando aquel miembro de su cuerpo.

—No es nada— Dijo el otro sintiendo que el dolor comenzaba a dispersarse. —. Como mucho quedara un moretón, tonta.

—Esta bien.— Terminó por decir la otra mientras se encaminaba a la mesada a agarrar el bento que sabía que le había preparado el mayor. —Ya me voy.

—Ve con cuidado.

—Claro.— Y dicho eso la niña dejó plantado un beso en el cachete del mayor para irse a clases, tomo su mochila de camino a la puerta y desapareció tras de esta.

La paz en la casa duró menos de segundos ya que su celular comenzó a sonar en su pieza y rengueando —tal vez si dolía un poco, demasiado— fue hasta esta.

—¿Hola?.— Preguntó el albino mientras se sentaba en su cama.

—¡Hidan, sabía que estarías despierto!— Dijo la voz del rubio desde el otro lado de la línea.—, ¡Ven a el local de Itachi, ya trajimos tus cosas vamos a ensayar, un!

—¡Para de gritarme en el oído, maldita sea!— Le gritó más que molesto el mayor. —Llamaré al avaro así me lleva.— Y dicho eso cortó.

El rubio miro su teléfono extrañado.

—¿Qué pasa?.— Preguntó el pelirrojo mientras terminaba de acomodar un par de cosas en el escenario.

—Dice que le dirá a Kakuzu que lo traiga, un.— Comentó algo extrañado.

El albino no era de los que le gustaban los transportes, más bien era de los chicos que les gustaba salir a correr y hacer mucho ejercicio, por ende Hidan tenía un muy buen físico.

El rubio se encogió de hombros sabiendo que el pelirrojo no respondería nada y volvió a guardar su celular en su bolsillo.

—No falta bajar nada, ¿verdad?— Preguntó el de cabellos azulados mientras dejaba un enorme componente en el piso.

—Ehh.., no.., muchas gracias por ayudarnos, Kisame, un.— Dijo el rubio mientras se volvía a este a sonreírle amistosamente.

—No es nada.— Dijo el aludido sonriéndole de la misma manera.

—¿Quieren tomar algo?— preguntó en broma el moreno mientras se sentaba en la barra, observando como había quedado el muestrario de bebidas. —.., ¿Qué les parece?

—Oh si, definitivamente ordenar bebidas es tu vocación, Uchiha, un.— Dijo sarcásticamente el rubio al ver la "obra de arte" del mayor.

—Debes admitir que quedó de lujo.— Dijo el de cabellos anaranjados que llegaba con una caja, que emitía un tintineo de vidrios chocar, desde afuera. —Acá dejo los vasos y copas que me pediste que vaya a retirar, Itachi.

—Deidara, ¿me ayudas con esto?— Pregunto la chica del grupo que se encontraba ordenando las mesas y demás muebles.

—Voy— se apresuró a contestar el llamado, mientras iba en auxilio de la chica que intentaba mover uno de los sillones.—.., Danna, estaba pensando.., ¿qué diablos cantaremos?— Consultó el menor mientras movía aquel mueble.

—Traje el cuaderno, así elegimos algo, pero no estoy seguro.— Contesto el otro mientras se fijaba si había armado bien la batería del albino, que por cierto se encontraba entrando al lugar, seguido del azabache.

—Buenas.— Saludaron casi a unísono al entrar los dos.

—Buenas.— Saludó la mayoría de los presentes.

—¡Kakuzu!— Chilló el rubio en forma de reproche. —, ¡mañana tenemos que tocar y tú nos lo dejas rengo!.

La gran mayoría se río a tal comentario del menor, bueno, todos menos Hidan.

—Ja, ja, muy gracioso, idiota.— Contestó el religioso mientras tomaba asiento en una de las banquetas a un lado de la barra.

—Ya enserio, ¿qué te paso?.— Preguntó intrigado el rubio mientras se acercaba a su amigo de bromas.

—Que mierda te importa.— Le contestó el otro, no porqué estuviera ofendido, si no porqué le parecía muy estúpido porqué había quedado rengo.

—Amy le pego en el pie con un bat de béisbol.— Explicó el azabache mientras cerraba los ojos con algo de pesadez.

—¡Mierda, Kakuzu!— Le reclamó el albino al ver que el otro rebelaba lo que solo a él le había dicho, aunque no era un secreto muy impórtate que digamos.

—Ouch...— Musitó el rubio poniendo una mueca dolorosa mientras se lo imaginaba y comenzó a caminar nuevamente al sillón que acababa de mover.

—¿Y por qué fue eso?.— Preguntó intrigado el moreno que observa al de ojos a tono lila tirarle una mirada filosa al azabache.

—Pensó que había entrado un puto ladrón.— Explicó el albino aún conciente de que había sido una suposición bastante estúpida, pero ahora al menos sabía que la niña podía defenderse sin su ayuda.

—¿No sabe que los viernes no tenemos clases?.— Preguntó el pelirrojo arqueando las cejas mientras se sentaba en el mismo sillón que el rubio para husmear en su cuaderno de canciones.

—Pensó que era jueves.— Indicó el de ojos esmeralda.

—Oh.., hey, rengo— Le llamó el de ojos miel sintiendo tomar venganza por todos los apodos estúpidos que siempre les ponía el albino.—, ¿tienes alguna canción en mente para mañana?

—Se refieren a una para abrir, ¿no?— Preguntó, haciendo que sus dos compañeros de banda asintieran. —¿Qué dicen de Anthem*..? Tiene potencial ¿No creen? Aunque sea algo vieja.

Las luces se habían apagado, murmullos de asombro se escuchaban entre los presentes, el lugar se había llenado justo como el avaro del grupo lo había predicho.

—Deidara, pásame tu maldito bajo.— Se escuchó reclamar en la oscuridad; los que conocían aquella voz, se habían dado cuenta que era la del pelirrojo.

—Toma.., solo estas molesto porqué no puedes tocar tu piano.— Dijo entre risas el rubio mientras le entregaba lo que le había pedido.

Los pasos en el escenario de madera se oían perfectamente, la gente estaba divertida por la pequeña discusión e intrigada por lo que parecía ser la atracción de la noche.

—Ya cállense ustedes dos, idiotas.— Se escuchó decir y luego el sonido de unos platillos ser golpeados —sin querer— retumbo en la habitación. —Maldición Uchiha, prende las luces.— Le reclamó la voz molesta del albino y se hizo lo que él quiso, dejando a la vista como el rubio terminaba de colgarse su guitarra eléctrica en el hombro y con largos pasos se acercaba al micrófono central; llevaba un jean gris roto, su cinturón colgaba de un lado, tenia el cabello —como siempre— atado a una media coleta con el resto bajando a sus hombros, un jopo tapándole su ojo izquierdo, se relamió los labios y pocas afortunadas llegaron a ver el pirsing que tenía en su lengua, sus ojos estaban finamente delineados —también igual que siempre— y entonces dibujo una media sonrisa en su rostro. El pelirrojo se colgaba el bajo del anterior mientras se sentaba a un lado de su teclado; tenia una chaqueta de cuero negro, abierta, dejando ver su camiseta blanca, con unos jeans negros también, acompañado de sus zapatillas del mismo tono, no se había puesto muy diferente para la ocasión, llevaba un pirsing en su oreja pero de todas formas lo carmín de sus cabellos no os permitían verlo. Y por ultimo, el mayor de los tres, ya se había ubicado atrás de su batería, con una musculosa blanca, a la que parecían haberle arrancado las mangas un par de perros rabiosos, dejando ver sus fuertes brazos, tatuados por donde los miraras, tenía sus grises cabellos peinados hacia atrás, como siempre, dejando ver un expansor mediano en su oreja derecha —igual que los dos que tenía el rubio en cada una de las suyas—, un pirsing en su ceja izquierda para "equilibrar" y bueno, de la cintura para bajo no se podía verle aunque llevaba unos jeans celeste gastado, rotos, y unas zapatillas rojas.

—¡Buenas noches gente, un!— exclamó el rubio para comenzar a encender el publico. —, nosotros somos cobre, plata y oro, y venimos a sacarles el aburrimiento esta noche— un par de exclamaciones se escucharon en el publico, la mayoría de voces femeninas. —. Bueno.., empecemos con nuestro viejo himno para que nos conozcan un poco.— Terminó por decir el rubio mientras le hacía una seña a Hidan de espaldas.

La batería comenzó marcar ritmo, pronto el bajo se largó, la batería comenzó a subir tanto de volumen como de velocidad y por ultimo la guitarra del rubio se encendió; haciendo una pequeña introducción frente a aquellos enormes reflectores blancos que los iluminaban.

Todo ha caído en pedazos.— Resonó la animada voz del menor de los tres, provocando varías exclamaciones nuevamente.

La tierra está muriendo, ayúdame Jesús.— Volvió a cantar. —Necesitamos una guía, nos dejaron sin rumbo. Jóvenes hostiles, pero no estúpidos.— El ritmo volvió a bajar, las largas uñas negras del pelirrojo se pasearon por el bajo lentamente y pronto la guitarra y la batería volvieron a estallar. —Lideres de corporaciones, políticos. Los chicos no pueden votar, los adultos los eligen. Leyes que gobiernan los colegios y el lugar de trabajo. Signos que advierten que la edad de dieciséis no es segura.

Ah, ah, ah…—Hicieron un coro los otros dos que aún no habían cantado mientras el ritmo volvía a bajar.

Realmente necesitamos ver a través de esto.—Cantó al voz del rubio mientras se largaba a saltar a compás de la batería, su guitarra y el bajo que habían vuelto a estallar. —Nunca quisimos ser abusados. Nunca nos rendiremos, no tiene sentido.—Siguió, comenzaban a disfrutarlo tanto ellos como el publico, esa canción la habían escrito cuando Hidan tenía diecisiete, Sasori dieciséis y Deidara quince, era vieja y por más que habían crecido y el albino ya era mayor de edad incluso, seguían sintiéndose conectados con aquella letra que tanto se habían divertido escribiendo entre los tres, recordaban las maldiciones de Hidan y las risas de los tres cuando comenzaban a cantar las partes una y otra vez para ver como quedaban, es cierto, Deidara era el vocalista principal, pero los tres tenían una voz fantástica, se dividían las canciones como mejor quedaba el tono y el rubio era muy animado, lo suficiente como para ser la cabeza, la voz de Sasori siempre había sido mejor para lo triste y nostálgico, y la del albino para algo más informal como el rap que tanto adoraba. —Si estamos jodidos, es por su culpa. Cobre, plata y oro; habían sido los colores que habían elegido para identificarse cada uno y hay que decirlo; quedaban muy bien juntos, les gustaba todo lo que se pudiera cantar, lo que entrara en la definición de "música" que ellos habían aprendido; rock, rap y metal, el ultimo nunca lo habían podido cantar, les encantaba ese genero, pero no tenían voz para aquel.

Le dieron un pequeño descanso a la voz del rubio y volvió.

Dejemos que esta cadena se queme lentamenteLos niños son las victimas en esta historia. Ahogan a los jóvenes con inútiles advertencias. Las reglas para los adolescentes son jodidas y aburridas.

Ah, ah, ah…—De nuevo había sido el coro de los mayores y de nuevo aquel estribillo.

Realmente necesitamos ver a través de esto. Nunca quisimos ser abusados. Nunca nos rendiremos, no tiene sentido… Si estamos jodidos es por tu culpa.—Luego de eso el bajo quedo tocando solo. —Todo ha caído en pedazosTodo ha caído en pedazos. Todo ha caído en pedazos.—Hidan volvió a unirse con su batería y la guitarra del rubio atrás de esta. —Realmente necesitamos ver a través de esto. Nunca quisimos ser abusados. Nunca nos rendiremos, no tiene sentido… Si estamos jodidos es por tu culpa.—Aquella ultima palabra mencionada por el menor se repitió con la ayuda de Kakuzu y los efectos de sonido a un lado del escenario, el albino se desquito por completo con su batería sintiendo que estaba sudando como un loco, el rubio hizo lo mismo con su guitarra, el pelirrojo no podía destacar mucho en la canción, pues el papel del bajo era un poco más tranquilo, y al fin y al cabo a él no le interesaba, eso iba consigo, aunque siempre le había gustado más su teclado.

Los aplausos y exclamaciones en el publico no se hicieron esperar, lo que provoco una sonrisa en cada uno de los miembros que se dirigieron una mirada triple para seguir por otra canción, la noche apenas empezaba y su banda por más que estuviera en solo un bar, que se asemejaba un poco a un club medio chico, en fin, era su bar, el de los ocho y tenían que dar una buena impresión en la inauguración.

—Me arde la garganta…— Se quejó el rubio ya sin energías mientras se sentaba en uno de los pequeños bancos de la barra apoyando su frente en esta.

—Toma.— Le dijo el Uchiha mientras le pasaba una cerveza, aunque no era el Uchiha que él creía., el rubio levantó la vista para ver si había sido su imaginación o qué rayos, y lamentablemente no.

—¡Qué! ¡Y tú qué diablos haces aquí, un!

—Llegué por la mañana de visita.— Respondió con ánimos de molestar el moreno que tanto se parecía al Uchiha que esperaba el rubio.

—Maldita sea.., ¿y cuando te vas, querido Sasuke?— Preguntó cínicamente el mayor.

—En dos semanas.— Respondió en forma seca el aludido, ahora desviando su mirada a otro rubio que comenzaba a acercarse allá.

—Genial, viniste con tu molesto novio, un— Soltó el de ojos color cielo al momento de voltearse a ver que tanto miraba el menor. —. Mejor paso a retirarme— Dijo por lo bajo mientras se llevaba su cerveza a otro lado, como la mesa donde se encontraban sentados la gran mayoría de sus amigos. —. ¿Me puedes decir por qué diablos esta tu hermano en la barra?— Rezongó cuando se sentó a un lado del pelirrojo, y ahora le hablo a este, su dolor de garganta aumentaba con cada palabra y no le importaba. —¡Danna!, ¿y tú por qué rayos no me avisaste?, tengo que prepararme psicológicamente para ver a cualquier Uchiha al que no este acostumbrado, como ese idiota, un.

—¿No te lo dije?— Preguntó sádicamente el pelirrojo.

—Maldición, ahora tú también estas contra mi, ¡traición..!— Y justo al momento de gritar eso ultimo hizo una mueca de dolor.

—¿Qué pasa, Deidara…? ¿Te comió la lengua Sasuke?— El rubio frunció el ceño al escuchar aquel sádico comentario de su Danna, intentó responderle, pero solo salían molestos murmullos.

—Maldita sea.., creo que me quede sin voz..— Dijo la tenue voz del menor al oído del pelirrojo, había usado sus manos alrededor de la oreja de este para que le escuchara y estaba seguro que no lo había escuchado bien, pero también estaba seguro de que le entendería.

—Tsk.., te dije que no debías forzarte tanto— Le reprochó el mayor, el rubio solo le dedico una blanca sonrisa haciendo que aquel también sonriera aunque aún mirándole en forma de reproche. —. Te llevaré a tu departamento, vamos.— Le dijo mientras se levantaba, el otro asintió enérgicamente, el mayor se volvió a su pareja que asintió quedamente, entendiendo que había ocurrido.

Se escucho el cerrar de las dos puertas del auto, arrancaron y emprendieron su camino hacía el departamento del menor, en completo silencio, algo que odiaba profundamente el rubio, pero no podía hacer nada. Al llegar el pelirrojo también es bajo del auto lo que sorprendió —y alegro— al otro que entro al edificio seguido que aquel.

—Te haré un té para que te deje de doler, yo tampoco tengo ningún interés en encontrarme con Sasuke y Naruto.— Aclaró el mayor mientras entraban al elevador para llegar al sexto piso.

El rubio sonrío, sabía que su Danna también odiaba con ganas a los Uchiha, incluso antes también odiaban juntos a Itachi, pero poco a poco formaron un laso de amistad con aquel y bueno, lamentablemente antes de que el menor pudiese darse cuenta, el pelirrojo se puso de novio con aquel, lo que solo hizo que tomara más odio a los Uchiha, pues Itachi se le había adelantado, incluso antes de que terminara de entender sus propios sentimientos. Y ahora que lo había logrado, tenía que callarlos, era su mejor amigo y no era nada egoísta, sabía que el pelirrojo prefería al moreno, no podía hacer nada.., aunque últimamente aquella relación no iba del todo bien y lo peor, por lo qué se había estado maldiciendo toda la semana; no sabía si sentirse feliz o triste por aquel echo, es cierto que si aquellos rompían, él tendría una oportunidad, pero sabía que Sasori no era un chico fuerte, aunque aparentara todo lo contrario con su manto de dureza, el pelirrojo siempre había intentado sacar sus sentimientos de su vida, recordaba cuando los padres de este murieron de pequeño y le había dicho que eran un estorbo, que eran molestos, pero todos saben que las personas que quieren dejar de lado sus sentimientos, son los más sensibles y débiles.

La puerta se abrió permitiendo a ambos pasar a aquel mugroso departamento, que dejaba mucho que desear, bueno, el rubio era un niño sin familia, y nunca había tenido apoyo alguno, todo lo que tenía lo había juntado con esfuerzo, se recordaba participando en cada concurso de canto para sacarle potencial a su voz y por ende dinero al ganar, pero estos últimos años no había tenido mucha suerte y había ido a parar a aquel departamento de cuarta.

Se sentó sobre la mesada mientras miraba como el pelirrojo sacaba el té, las tasas, miel, conocía el hogar del rubio como la palma de su mano y ¿por qué no?, al rubio también, sabía todo de él.., o eso pensaba, pero los secretos del rubio estaban guardados bajo llave en su corazón y nunca podrían ser descubiertos, ni siquiera por él, no hasta que estuviera en planes del propietario de estos.

—Deidara.— Le llamó el mayor, el rubio pronto comprendió a que se refería y de la alacena que estaba detrás de él, sacó unos dulces y se los entregó aún sonriéndole de esa forma tan peculiar que el menor tenía.

Eran las cinco de la mañana y ahí se encontraban; tomando té y comiendo unos dulces que el rubio siempre tenía de reserva, solo para esas ocasiones en las que el mayor iba allí con él, o cuando se quedaban haciendo algún trabajo para la universidad. El menor llegó a notar como el otro había quedado mirando lo verde del té con una cara no muy alegre que digamos, quién sabe que pensaba, claro que él lo sabía, Sasori llevaba toda la semana preocupado por lo mismo; Itachi y él parecían haber dejado de estar conectados, nunca estaban de acuerdo y comenzaban a discutir por cualquier cosa, como lo del bar, si el pelirrojo reparaba en ello, no tenía sentido, simplemente había tenido ganas de paliar con él y seguía preguntándoselo; ¿Por qué?

Los dedos del rubio le golpearon la frente al pelirrojo haciendo que este soltara un basto gemido mientras se volvía a mirarle, el proveniente del golpe puso cada unos de sus dedos índice en la comisura de sus labios y sonrío, el pelirrojo no pudo evitar hacer lo mismo al ver aquel gesto del menor, que ensanchó su sonrisa al ver que seguía su consejo mudo.

—Deberías volver al bar.., Itachi debe estar preocupado…— Dijo la tenue voz del rubio que parecía comenzar a recuperarse con ayuda del té y la miel disuelta en este.

—Tsk.., ya se debe haber dado cuenta de que no voy a volver para allá— dijo el pelirrojo. —. Y ya deja de forzar tu voz.

El rubio negó con la cabeza.

—No.., no debió darse cuenta— él no es como yo. Le hubiera gustado decir también eso, pero solo hubiera logrado deshacerse de aquel clima tan tranquilo que había y confundir más a su amigo. —… Deberías dejar de suponer.., que sabe lo que tu piensas….— Le sugirió sin darse cuenta, no estaba seguro de si quería hacer que aquella relación que llevaba el pelirrojo con el Uchiha perdurará, pero estaba seguro de algo; quería ayudarlo.

El melancólico sonido del piano bajo sus dedos era lo único que resonaba en toda la casa, vivía solo hace mucho tiempo ya y estaba acostumbrado, pero en ese momento llegaba a sentirse más solo que nunca.

Tomaba nota en su libreta con una mueca que dejaba ver algo de tristeza, volvía su mano izquierda al piano para buscar bien las notas, anotarlas, arriba escribía la letra, o debía hacerlo, aún no tenía nada. Se le hacía todo tan nostálgico; como si aquello realmente estuviera terminando, parecía y aquella canción era signo de su disconformidad e inquietud frente a la situación, le dolía y quería llorar, pero ¿por qué ahora?, aún no había echo nada, aunque sabía que debía hacerlo, terminar con aquel sufrimiento, ser la persona que diría lo que nadie había podido, ninguno había querido.

Escucho los pasos en al casa, sabía quién era el que había llegado, suspiró y miró sus maletas como si quisiera esconderlas con el contacto de su mirar a ellas.

—Danna— Le llamó la melodiosa voz del rubio desde el pasillo. —, ¿qué tocas?

—Nada en especial…— Respondió quedamente el pelirrojo al tiempo de cerrar su cuaderno para evitar que el rubio llegara siquiera a intentar husmear.

—¿Y eso?— Preguntó el rubio algo sorprendido al ver dos grandes maletas a un lado de la puerta del pequeño estudio del mayor.

—Iré a Estados Unidos con Itachi.— Le informó secamente.

—¿Y la escuela?— El pelirrojo se sorprendió a la reacción tranquila del rubio, ¿realmente solo eso iba a preguntar?, bueno, ¿y qué esperaba?, ¿qué le rogara que no se fuera?, por alguna razón; si lo hacía.

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Notas finales:

¡HO-HOLA!, de nuevo ewe

Bueno, primero que nada, lo que explicare es el OC (osea Amy), puse mi alma entera en la vida de mi querido Hidan, es que, no sé, cada vez comienzo a enamorarme más de este personaje estilo Tsunadere x3 Y bueno, se habrán dado cuenta que Amy es su hermanita menor :3 ¿Les agrado?, ¿quieren que la mate? xD

Luego..., ¡La banda!, bueno, como para que se hagan una idea, es algo parecido a Likin Park (como los amo *w*), el nombre —cobre, plata y oro— salio de sus cabellos y ojos (soy tan original (? xD) y.., la canción que cantaron es Anthem part 2, que significa "Himno", ignoren lo de "part 2" ewe de Blink 182 (es la letra traducida al español, claro, no quería que se aburrieran leyendo ingles xD). Su estilo es algo Punk, ¡bueno!, amo a los punks, que puedo decir *w*

Amh.. enserio le tengo muchas esperanzas a este fic, ayer por la noche se me vino una banda de ideas y bueno, por más que este estresada, usaré los comentarios de ustedes para calmarme y tendré buenas notas =w= Les rogo que me tengan paciencia uwu

Y..., yo sé que tenía que aclarar algo más, pero se me olvido D: etto... etto... bueno, no lo se -w- xD Díganme que les parece la trama y.. ¡Ya recordé! Este fic, planeo que sea bastante largo, aunque quién sabe xD Por el echo de que tiene muchas cosas llevándose acabo además de las relaciones amorosas, esta la banda y me gustaría que progrese en lo que va del fic, tengo algunas pequeñas cosillas preparadas y nada, espero les haya gustado y les guste lo que seguirá :3

Nos vemos pronto =w=)/


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