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死 の 棘 /shi no toge/ por Arzen

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Notas del capitulo:

Las espinas en la mano

 


A mi querida hija "harulovesringos" por ser siempre me convence de no llorar y maldice a todos junto conmigo. Pro cierto mi nombre es Raita uso la cuenta de Arz de vez en vez por que me da flojera hacer una propia.

Salía de las sombras donde había dormido. Los últimos resquicios del sol hacían brillar las copas de los arboles con un maravilloso color oro. Las sombras antes grises se ocultaban tras la aterradora mancha negra que representa la noche en el bosque. Los terribles sonidos de animales salvajes helaron mi sangre.
 
Por suerte mi embriagador sueño anterior me resguardaba de todo el mal que me rodeaba permitiéndome caminar dentro de la ignorancia a donde seria, dentro de poco, el primer campo de batalla. Todavía recordaba el sueño tan feliz que había tenido, o más bien el sueño recordó aquella feliz declaración que me había hecho Itachi algunos años atrás. Aunque por supuesto que era uno de los secretos más guardados que había en toda la aldea de la Hoja, y cómo no si las únicas cinc personas que lo conocíamos éramos Itachi, por obvias razones, su hermano Sasuke, su nana Hotaru, mi hermano Shin y yo claro está.
 
Fue un maravilloso sueño/recuerdo. Estábamos ambos en su oficina, dentro de las instalaciones de raíz. Me tomó por los brazos atrayendo, me a él. Sus ojos y los míos se miraron con una dulce ternura y la confianza de años. Su mano llegó a mi nuca y llevando mis labios hasta los suyos me beso suavemente. Cerramos los ojos y sus manos se enredaron entre mi negro cabello. Yo petrificado por la sorpresa solo me atreví a estar, con miedo de que si me movía o hablaba esa deseada ilusión desapareciera.
 
Sin darnos cuenta del momento en el que paso Shin abrió la puerta y no notamos su presencia hasta que la sorpresa lo hizo dejar caer los papeles al suelo.
 
-Ehh... disculpen la interrupción, llegó este paquete para usted señor Itachi y necesito su firma.- Itachi firmo sin despegar sus ojos de los míos y saco a Shin en cuanto pudo.
 
Boom el sueño acabo de pronto. Una leve y sincera sonrisa asomo por mis labios en ese momento en que me dispuse a regresar a mi casa... Con Danzo mi tutor y Shin mi hermano, regresar a mi querido y dulce hogar.
 
Pisadas y gritos a la lejanía llamaron mi atención. Un pequeño niño d gafas para el agua y cabello café era golpeado por dos sujetos de la aldea del sonido. Uno de ellos, con el cabello corto y azabache, el otro con cabello gris recogido en una coleta y gafas redondas. Tome un tubo de metal de alguna parte del suelo y sin pensarlo dos veces golpee al chico pelinegro con la suerte o la desgracia de matarlo con el primer golpe en la nuca que le di. Murió rápido y certero, al instante y espero que sin dolor.
 
Fue un error distraerme, me confíe y el peligros me ataco de un segundo a otro con una navaja, rasgando así mi camisa y con ella parte de mi piel. Su cabello y sus ojos brillaron con la luz de la luna, nunca seré capaz de ver la uña celeste sin pensar en esos ojos, llenos de odio y sed de muerte, los causantes de todas mis pesadillas hasta ahora. El terror que me infundo fue suficiente para despertar a toda mi adrenalina lo cual me permitió tumbarlo con un golpe a las rodillas. Con el tubo aseste a su cabeza al menos dos veces.
 
Recordé de momento al niño y fui a su lado. Su cuerpo pequeño estaba lleno de sangre. Los hematomas en su piel y las grandes manchas de sangre revolvieron mi estomago.
 
No había ya nada que hacer, estaba muerto. Y mis manos llenas de sangre pararon en mi rostro. De pronto algo en mi cerebro hizo una conexión que desde antes debía haber hecho, no solo el niño estaba muerto, los otros dos tipos también, y su sangre corría por mis manos y cara, yo los había asesinado. ¡Yo los había matado! Grite con todas mis fuerzas y un instinto sobrehumano me impulso a ponerme de pie y correr en cuanto oí algunas voces que se acercaban.
 
"Kabuto" "Hiroki" eran los nombres que clamaban. "¿Dónde están?" tome la mochila que había dejado caer al suelo minutos atrás y sin poder ver atrás corrí a toda velocidad. Casi sin aire logre ver las murallas que protegerían a la ciudad en caso de guerra. Mi paso desaceleró, trote y así fue como pase las compuertas de la aldea, cosa rara, nadie las cuidaba. Seguí caminando hasta la casa de Danzo.
 
Al fin llegue a lo más cercano a un hogar que conocía. Toqué con terror, no solo por la hora que era, también por mi facha llena de sangre. Shin fue quien abrió y soltó un grito al evaluar mi mal aspecto. Poco tardo Danzo en aparecer, tranquilo a pesar del grito de Shin, vestido con su típica pijama a cuadros y sobre ella una bata color gris. Su piel paso del tono claro que tenia siempre a uno verde y después uno rojo. Son embargo no dijo nada y solo se movió lo justo para que yo pudiera entrar en el departamento, señalando el baño al final del pasillo.
 
Sin sentido entre a la ducha y abrí las llaves que rápidamente permitieron el paso al agua que escaldo mi cuerpo, pero no importaba si era por frío o calor no supe nada, no estaba despierto y no estaba dormido. Estaba y no estaba presente. Todo pasaba a mí alrededor sin tomarme en cuenta. Ni del agua, ni de que todavía tenía la ropa puesta, no me daba cuenta más que pero mi cerebro si, y registraba cada detalle por mínimo que fuera. En algún momento y como es costumbre de Shin apareció dentro del baño sin que me diera cuenta, curo mis heridas y me ayudo a limpiarme en un vano intento, mis manos estarían siempre llenas de sangre a partir de ese momento.
 
Cuando fue el momento Shin cerró la ducha, me seco y vistió. Danzo nos esperaba afuera del baño con una mochila. Tamaño mediano. Me la dio de forma tosca golpeando el lugar de la herida que Shin acababa de tratar.
 
-Ya no eres recibido aquí. Vete y no vuelvas en ningún momento.- Shin rompió a llorar mientras nuestro tutor continuaba con sus duras palabras.- este no es lugar para asesinos, en la mochila hallaras lo último que te daré lárgate y así estés por morir no vuelvas.
 
No sé si fue todo lo que dijo o dijo algo más. Seguí parado por algunos segundos en lo que procesaba lo dicho, no me moví del lugar hasta que pude reaccionar, abrace las mochila y salí caminando sin ninguna prisa, aún no podía llorar. Camine sin rumbo durante algún rato, hasta que un sonido me despertó. Hurgue en mis bolsillos y saqué el teléfono móvil, era Shin quien llamaba. Conteste y oí su suave voz susurrando "Danzo salió hace cinco minutos rumbo al norte, ven". Tarde poco en ubicarme dentro de las calles de la aldea, me encontraba al oeste del departamento y emprendí el regreso Shin me recibió y dejo claras las cosas.

Notas finales:

espero que hayan disfrutado este capitulo es el primero y habra aproximadamente ocho.


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