Luego de unos momentos de indecisión y duda, al fin logro sacar coraje para tomar entre sus toscas manos el pomo y abrir de una vez por todas la dichosa puerta, topándose con una de las escenas mas desoladoras que había visto en su vida.
Junto valor y entro en la habitación en penumbras, caminando lentamente hacia un bulto escondido detrás de uno de los muebles. Lo contemplo durante unos instantes antes de agacharse y ponerse a su altura, abrazándole fuertemente mientras sentía que los temblores y el llanto de la persona entre sus brazos aumentaban paulatinamente; a la vez que se aferraba con fuerza a su espalda, formulando una muda petición para que no se fuera y le dejara nuevamente sumido en la soledad.
Le respondió el gesto acariciándole la cabeza y la espalda, intentando calmarle y brindarle su total apoyo… transmitiéndole mediante gestos todo aquello que no se atrevía a comunicar a través de palabras… después de todo, nunca había sido bueno para expresarse.
-Zoro… Zo… ro…- sollozaba- due…le… duele…tanto…Zoro…-
El peli verde le aferro con mas fuerza entre sus fornidos brazos, tratando de controlar de igual modo las furtivas lágrimas que luchaban por escapar de sus ojos, sintiendo su corazón tan o inclusive mas dolido que el del chico que se desahogaba en su pecho. No sabia que era peor, sentirse de ese modo porque había estado apoyando en secreto a su amigo o que esa misma tarde le hubiesen roto su corazón tan cruelmente… verlo tan destrozado le dolía hasta el alma… ver al amor de su vida caer en pedazos frente a sus ojos y no haber podido actuar a tiempo para evitarlo.
Se sentía impotente y furioso consigo mismo y con aquellos que habían osado hacerle es al pobre chico, aprovechándose de sus sentimientos y usándolo a su antojo. No lo pudo evitar, las lágrimas finalmente escaparon de sus oscuros orbes mientras su mente se inundaba en los recuerdos de esa misma tarde…
Flash Back:
Esa misma tarde habían anclado en una isla, la tripulación mugiwara se había dispersado a excepción de la navegante que se había quedado a bordo del barco.
Pasado un par de horas, el espadachín se encontraba caminando en dirección del Sunny Go algo abatido luego de haber pasado perdido gran parte del día en la cuidad de la isla. Pero su molestia y falta de orientación no tenían nada que ver con su nula falta de orientación, si no en cierto rubio cocinero que poblaba todos sus pensamientos.
Hace un par de meses se había dado cuenta de sus sentimientos y había intentado acercarse al cocinero con esperanzas de que, luego de un tiempo, pudiera lograr algo con el. Para su dicha, luego de algunas semanas logro entablar una ‘‘amistad’’ con Sanji, pero todas sus esperanzas se vinieron abajo luego de una noche en la que el cocinero había bebido mas de lo normal.
Durante su eventual borrachera, Sanji le había confesado sus sentimientos hacia la pelirroja de a bordo y su plan para declararse de una vez por todas a la chica que le había robado su corazón. Contra todo pronostico, y a pesar de sus sentimientos, Zoro le había prometido a ayudarle a que Nami le aceptara, ganándose un abrazo de parte del rubio debido a su alegría momentánea a la vez que sentía su corazón rompiéndose en miles de pedazos.
Y de eso ya habían pasado seis meses.
Seis meses desde que el rubio había empezado su relación, seis meses desde que Zoro había estado ayudando a su amado, seis meses desde que Sanji estaba mas feliz que nunca… seis meses desde que la tortura de Zoro había iniciado… hundiéndole día a día cada vez mas.
A su misma vez, a los ojos de todos, el espadachín actuaba normalmente sin dar muestras de todo lo que le afectaba ese asunto. También la relación que tenía el rubio con la navegante la mantenían en secreto y así evitar posibles altercados. El peli verde subió a cubierta y, al pasar junto a la cocina, sintió ruidos en ella. Si mal no recordaba hoy era el aniversario de ‘‘noviazgo’’ de Sanji, por lo que seguramente estaría aprovechando la ausencia de sus demás nakama y así pasar tiempo con su amada pelirroja
Ignorando la punzada de dolor que sintió ante sus pensamientos, se dirigió hacia su camarote para no arruinarle la velada al rubio cuando se topo con una escena que lo dejo mudo. Vio a su capitán acorralando a Nami en cubierta y, aunque pretendió ignorarles y seguir su camino, la curiosidad le pudo. Se acercó lentamente para evitar ser visto *eso me da mala espina-pensó el chico-no es normal en Luffy. Solo espero que no sea nada malo*
-Lu-Luffy ¿Qué te ocurre? ¿Por qué te comportas así?- pregunto la chica seria pero nerviosa
-Nami, ya no lo aguanto mas… tengo que ser sincero contigo- comenzó el capitán, temblando ligeramente- desde hace algún tiempo me he dado cuenta de que eres la persona mas maravillosa y especial que he conocido en mi vida… ¡me gustas! Me gustas mucho Nami… ¿querrías ser mi novia y mi futura reina pirata?-
Zoro se sorprendió enormemente, no había esperado que el capitán sintiese eso hacia la pelirroja. Pero su sorpresa fue aun mayor cuando vio a la navegante lanzarse a los brazos del chico mientras lo besaba furiosamente.
En ese instante fue cuando Zoro entendió todo de sopetón: la actitud de Nami, la facilidad con la que había aceptado a Sanji, su insistencia por mantener su relación en secreto… había utilizado al rubio como un sustituto ya que sus verdaderos sentimientos iban dirigidos hacia la peli negro… y estos ahora se veían correspondidos. De pronto, sintió un fuerte ruido cerca suyo, y al voltear para ver el origen de este su mundo se vino abajo: el rubio estaba parado a unos metros suyo, con los ojos llenos de lágrimas mientras temblaba fuertemente. Antes de poder actuar siquiera, Sanji había salido corriendo a, según su trayectoria, los camarotes del barco.
Al bajar la vista vio lo que habían sido los restos de un pastel de mandarinas, en el cual aun se podía leer: ‘‘Feliz Aniversario’’. Zoro, acongojado, siguió el camino que había recorrido el cocinero sin importarle el desastre que había quedado en cubierta o las gana de matar a la navegante por ser tan cruel y jugar con los sentimientos de Sanji, hasta llegar frente a la puerta de su habitación con el corazón encogido en un puño…
Fin Flash Back