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El consorte desterrado por Paz

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Notas del fanfic:

Disclaimer

Este fic está basado en Slam Dunk, los personajes pertenecen a Inoue Takehiko, no saco ningún beneficio utilizando sus nombres, cuyos derechos de autor le pertenecen. Mi propósito es distraerme colocándolos en situaciones inverosímiles o dramáticas, sin faltar un toque romántico.

Personajes:

Los personajes que han salido de la magistral mente de Inoue, los principales Sakuragi, Rukawa y Mito, en cuanto a los secundarios se les  mencionan pero no aparecen. Los que no son reconocidos como de Inoue, me pertenecen por ejemplo Rukawa Kohei e Ichimura-san.

 

 

Notas del capitulo:

Tenéis que disculparme por no terminar de actualizar los fanfics que tengo pendientes, en algunos el motivo principal es que he decidido solo hacerlo los viernes o los lunes por otras causas mayores. Solamente actualizo todos los días aquellos fics que tengo antiguos.


Con este deseaba esperar a terminarlo, pues fue una historia que escribí muy rápido, sin embargo, la he dejado abandonado sin subirla, así que hoy me decidí y aquí la tenéis. Se trata de ocho capítulos, él último lo tengo sin acabar, pero lo haré en unos días, en tanto disfrutar si os es posible de estos capítulos.


Como me es habitual, mis nuevas historias son actualizadas los viernes, excepto este capítulo a modo de adelanto.


Y no digo más, excepto, es un fic fuerte y duro.

El consorte desterrado

By Paz

Capítulo 1: Profecía o promesa

 

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

Nunca se cansa de leer esas cortas frases.

Durante generaciones el Clan Rukawa dominaba territorios y hombres. Esa profecía era muy antigua dada como gratitud por salvar la vida de un niño.

Nunca faltaron herederos. La familia Rukawa estaba a salvo, convencidos siempre que nunca llegaría a faltar un heredero para continuar prolongándose más allá de los tiempos venideros.

Sin embargo, a finales del siglo XX, Rukawa Kohei comprendió que el fin estaba próximo. Su hijo Kaede es el último de su linaje, con él se cumplirá la profecía que recibió uno de sus antepasados.

Solo hay un inconveniente para conseguir ese heredero que la familia necesita con suma urgencia. Kaede es gay y desde hace cuatro años esta casado con su pareja, una unión realizada ante el butsudan, el altar de sus antepasados.

Tuvo un gran disgusto cuando se enteró de la ceremonia llevada a cabo por los jóvenes ante testigos, los amigos de su consorte y los ex compañeros cuando estaban en la secundaria alta. Ritual que tuvo que aceptar a cambio de una condición, vivirían en la casa familiar.

Kaede miró a su pareja, como pidiéndole con la mirara que él decidiera. El pelirrojo asintió.

Con su aceptación los muchachos ignoraban que solo así podía tenerles controlados y estar al tanto de todas sus actividades. Cuando estaban fuera de su entorno, un par de hombres eran los encargados de informarle de todos sus movimientos.

Ni su hijo, ni su consorte saben que la espada de Damocles pende sobre sus cabezas, desde el primer día, más aún desde la primera noche, ha estado observándoles, porque finalmente ha comprendido, que la profecía ha tenido que tener en cuenta esa circunstancia, porque siempre han sido fecundos procreando, no tiene porque ser diferente con Kaede, en ningún momento se plantea pensar que es imposible que un hombre consiga tal hazaña. Confía plenamente en la profecía, por eso, esta atento a cualquier cambio en el consorte de su hijo, los meses pasan y los años también y finalmente tiene la certeza que la pareja de su hijo no es afín a la profecía. Hanamichi-kun no es pareja para Kaede, no son compatibles y él tiene que encargarse de conseguir encontrarle al hombre adecuado. Lo más que lamenta es que Kaede no es bisexual, si así fuera no importaba quien fuera la madre, si no tener el heredero que necesitaba, tenia la certeza que una vez conseguido, el nombre de su familia se prolongaría por generaciones aunque él no lo viera.

Ha tenido tiempo suficiente para tomar una determinación y disponerlo todo.

Ya lo tiene todo preparado, solo hay dos detalles para llevar a cabo su plan, alejar de la mansión a Hanamichi-kun y poner en antecedentes a Kaede para que cumpla con su deber como sucesor suyo, él será el próximo jefe de la familia y tiene la obligación de perpetuar su nombre.

Sabe que el gran inconveniente es que su hijo esta enamoradísimo de su consorte y que no accederá a su demanda, por ese motivo tiene que forzarle a llevar a efecto su plan, y el único modo es amenazándole con dañar físicamente a su pareja.

A grandes deseos, medidas drásticas. Levantó la mirada y la fijó en Ichimura-san, estaba a su servicio desde que eran niños y le servía con una fidelidad perruna. Se podía afirmar que nada de lo que le pidiera podía extrañarle, por ese motivo, en esa ocasión contaba con su incondicional asistencia. Demasiado tarde comprendió que estaba equivocado en su apreciación.

Ha realizado una selección muy cuidada de todos los que van a participar. Es como un tablero de ajedrez, todas las piezas tienen que estar en sus posiciones. Por de pronto, los peones para ese juego ya están sobre el tablero, solo falta colocar al rey sobre el mismo y el juego comenzara.

Ha dispuesto que sea en el pabellón del oeste donde Kaede va a pasar las siguientes noches, ya esta dispuesto para recibirle, dispondrá de sirvientes que harán agradable su estancia allí durante la noche, será atendido hasta en sus menores deseos, excepto abandonar la propiedad, idea que no pasará por su mente porque lo antepondrá a la seguridad de su consorte. Sabrá que mientras cumpla con su parte, Sakuragi estará a salvo.

También había avisado que estuviera preparada su residencia de invierno para recibir a un invitado, la casa fortificada en las proximidades del Lago Miyagase, bordeándolo hasta la bifurcación por una carretera comarcal que en el monte Bukka, donde un particular ejercito de samuráis modernos a su servicio se ocuparan que Sakuragi este retenido todo el tiempo que sea necesario.

La residencia no queda a la vista, por lo que cualquiera que tome inadvertidamente la bifurcación al adentrarse por esa carretera entre el monte volverá a encontrar un desvío que conduce por un camino de tierra hasta una barrera metálica para que no pasen intrusos más allá. De poder pasar, el camino de tierra es ascendente y tras una primera curva, desaparece toda incomodidad encontrándose ante una carretera asfaltada que conduce directamente a otro de los ancestrales hogares de su familia.

-Ocúpate de sacar de la casa a Sakuragi, ya sabes lo que tienes que hacer.

Ichimura-san se inclinó asintiendo.

********************

Kaede se apersonó en el despacho de su padre a su llamada.

Dio unos golpes al tiempo que abría la doble hoja de madera.

Su padre, por comodidad por sus muchos negocios legales e ilegales, había preferido tener un despacho acorde con el uso occidental, por ese motivo, las paredes aparecían cubiertas de estanterías con libros, una mesa escritorio de madera noble, sillones tapizados, mesas auxiliares donde estaban ubicados, la impresora-scanner, sobre la mesa un par de teléfonos, un cartapacio, un juego de escritorio donde tenía a mano el material de oficina.

-Me has hecho llamar.

-Pasa, cierra y siéntate –dijo al verle parado junto a la puerta, sosteniendo aún los picaportes con un gesto le invitó a sentarse, un par de sillones junto a una mesilla baja, donde reposaba una bandeja de plata con una licorera y copas.

Se acercó a su hijo llevando en su mano un rollo de papel de arroz que le ofreció para que leyera.

-¿Qué es esto? –preguntó sorprendido al ver el tono amarillento del papel.

-Léelo…

Kaede con cuidado lo desenrolló, en su interior, con signos desvaídos por el tiempo consiguió leer las dos cortas frases que contenía.

-“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.” –Desconcertado levantó la mirada fijándola en su padre que permanecía frente a él con una dureza que nunca había visto dirigiéndola a él- ¿Qué es esto? –repitió la pregunta ante la incomprensible texto que sostenía en sus manos.

-Es una profecía o una promesa, como quieras llamarlo.

-¿Hecha a quien? Porque no le veo el sentido.

-A nuestra familia. Hasta el momento nadie de nuestra familia se ha puesto de acuerdo acerca de esta promesa, solo se sabe que sucedió durante la guerra del shogunato, cuando las luchas por el poder se recrudecieron entre diversas familias. Supongo que recuerdas la historia, ***El poder que administró el clan Tokugawa. Los shogun que tuvieron y ostentaron el poder del clan y del país durante 264 años subordinando a los demás clases a cambio de un poder reducido o provincial, fue entonces cuando se intentó unificar y centralizar el país desvastado por las guerras de la antigua era Sengoku, consgiuendo formar un sistema de clases en la sociedad japonesa y la dura postura de aislamiento absoluto frente al resto del mundo, pretendiendo así, no solo prohibir, expulsar sino matar a todos los extranjeros que vivían en nuestro país sino que con esa medida pretendían que no hubiera ninguna influencia externa***.

 

-Lo habitual en aquella época.  –le interrumpió.

-… al parecer uno de los nuestros salvó la vida del ultimo hijo del shogun, un niño que aún estaba sin destetar. En agradecimiento le entregó tierras y poder y le dio su confianza, llegando al punto de dejarse aconsejar. A partir de entonces nuestra familia prosperó hasta límites insospechados.

-Entonces se puede decir que hemos ido a menos –dijo con sorna.

-No te lo tomes a guasa…, esto es muy serio. Piensa en ello, por que te afecta a ti.

-¿A mi? –le miró serio preguntándose si bromeaba, aún sabiendo que su sentido del humor era nulo.

-En su lecho de muerte, el shogun le entregó a nuestro antecesor esa nota. Antes de morir le escucharon pronunciarla en alto y creyeron que desvariaba, pero luego la encontraron también escrita y supieron que era una promesa. En ningún momento había olvidado que su hijo vivía gracias a él, aquel cuya vida había salvado.

-Sigo sin comprender en que me afecta.

-Tú eres el último de nuestra estirpe.

Su mirada se posó en su padre imperturbable.

-A menos que adoptes un par de hijos… si lo seré. O podría adoptarlos yo.

-Seria una solución –admitió- Sin embargo, no necesitamos llegar a esos extremos, tú me darás el heredero del que habla la promesa.

-¿¿¿Yoooo??? –sus palabras consiguieron perturbarlo, al momento se dio cuenta de la incongruencia que decía su padre- Imposible.

-Para que nuestra familia sobreviva a esta generación y las siguientes deberás hacerlo.

-No me acostaré con ninguna mujer. –se levantó agitado.

-Tampoco te lo pediría.

-Entonces como quieres que yo…

-Según la promesa es "vida por vida", no aclara esa circunstancia, por lo que he interpretado, tienes en ti el poder para engendrar sea hombre o mujer.

-¡¡¡Estas loco!! –dijo faltándole el respeto que merecía su padre y que él paso por alto su nuevo desplante- Si así fuera Hanamichi… -abrió muchos los ojos al pensar en esa posibilidad.

-Justamente… lleváis juntos mucho tiempo, por eso he decidido que ha llegado el momento para tomar las riendas de vuestro futuro.

-¿Qué quieres decir?

-No volverás a ver a tu consorte hasta que me des el heredero que necesitamos. –dijo levantándose y quedando a su altura al decírselo, dando por hecho que no podía negarse.

-No podrás impedírmelo.

-Ya lo he hecho.

Por primera vez en su vida Kaede perdió la calma y corrió hacia sus aposentos, llamando a Hanamichi a los gritos, tras confirmar que allí no estaba continuó su búsqueda por toda la propiedad sin encontrarle, ni acudiera a sus angustiosos llamados. Finalmente, se dejo caer arrodillado junto al lecho que tantas veces les había cobijado. No iba a llorar, no iba a derrumbar más aún. No iba darle el gusto a su padre de verle angustiado. Permaneció allí durante muchas horas, impasible, intentando recuperarse del golpe que su padre le había asestado con total impunidad, haciendo cábalas acerca de cómo pretendía su padre conseguir ese heredero. Una y otra vez recordó las cortas frases. 

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-Le habían arrebatado a Hanamichi.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-En un instante habían destruido su felicidad.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-Destrozando dos vidas.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-Un heredero.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-¿Cómo era posible?

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-Iban a jugar con ellos, aferrándose a un papel que no significaba nada.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-Si no vuelvo a verle, me moriré.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-Teníamos que habernos ido a vivir lejos de él.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-¿Qué es exactamente lo que quiere de mí?

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-Si intento escapar…

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-Olvídalo… -se reprendió a si mismo.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-Le matará… se que es capaz de ordenar que lo hagan.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-¿Cómo…

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-… quiere…

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-… que…

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-…haga?

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

La respuesta estaba ahí, en su mente.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-Me niego… no puedo traicionar las promesas que nos hicimos.

-Entonces él morirá. –la voz de su padre se escuchó tan clara en su mente que creyó que estaba ahí mismo.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

-Lo siento, Hanamichi. Ahora se que es el único modo para que regreses.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

En ningún momento se negó a admitir que su padre podía estar equivocado y que esa nota no tenía ningún sentido, porque de ser así, nunca más vería a su pelirrojo.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

Se incorporó. Tenia la certeza que lo que su padre tenía preparado para él no iba a ser de su agrado. Cumpliría con su parte, solo para salvar a Hanamichi de las garras de los esbirros de su padre.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

O Hanamichi consiguiera escapar para salvarle a él.

“El último de la estirpe será y un heredero dará. Vida por vida.”

Se desnudo por completo, dejando caer al piso sus prendas, consciente que eso era algo que nunca hizo, solo que entonces estaba demasiado perturbado para pensar en cualquier otra cosa que no fuera lo que su padre pretendía de él.

Ni siquiera durante su aseo, fue capaz de dejar de pensar en esa frase que martilleaba en su mente una y otra vez.

-Joven señor… anoche no bajo a comer –le dijo a modo de reproche- Su padre pidió que le dejáramos descansar.

-No tengo apetito…, quiero ver a mi padre.

-No es posible, joven señor. Anoche mismo salió tras recibir una llamada.

Kaede se volvió al oír la voz de Ichimura-san.

-Te ha dejado instrucciones respecto a… al asunto que se trae entre manos. –dijo para no dar pistas a la anciana que le había cuidado desde que su madre murió.

-Si, joven señor. Me pidió que le dijera que no había ningún inconveniente en que ocupara el pabellón del oeste. Me he tomado la libertad de ordenar que hagan el traslado de sus cosas apenas saliera de su habitación.

-¿Dijo mi padre cuando volvería?

-No, joven señor.

Kaede salió al engawa donde amplias galerías techadas comunicaban los diferentes edificios que conformaban lo que en algún momento de su vida lo consideró su hogar, ahora ya no pensaba así, aquel lugar iba a convertirse en su prisión.

Su padre había elegido para él el pabellón del oeste, el más alejado de la vivienda principal formado por cuatro edificios unidos en forma de cruz. Allí no iba a tener con quien relacionarse, porque le constaba que su padre no iba a permitirle abandonar aquel entorno.

Sacó su móvil e hizo una llamada.

-Ayako-san quedas a cargo de todo. –Tenía una autorización firmada ante notario para alguna emergencia y aquella lo era- No…, no… -respondía a sus preguntas- No se por cuanto tiempo. Hanamichi ha tenido que salir de viaje…, dijo algo referente a ampliar miras. Si, puedes hablar con él si consigues comunicar. –ya lo había intentando antes de salir de su dormitorio sin conseguirlo. –Dio un manotazo cuando de refilón vió que Ichimura-san pretendía quitarle el móvil- Voy a colgar, seguiremos hablando en otra ocasión.

-No vuelvas a intentarlo... –la fría mirada del joven se posó en el hombre que retrocedió un paso.

-Tengo órdenes, no puede comunicarse con el exterior.

-Puedes decirle a mi padre que haré lo que me pide, pero no podrá impedir que me ocupe de mis propios asuntos. Ahora fuera de mi presencia.

-Le aconsejo que haga caso a su sirvienta, esta noche necesitará todas sus fuerzas para lo que su padre espera de usted, joven señor –murmuró inclinándose antes de retirarse.

Kaede se fijó en su mirada, había un brillo de regocijo en ella. No quiso ni imaginar lo que su padre había planeado para esa noche, en ningún momento se le ocurrió pensar que Ichimura-san actuaría por propia iniciativa.

Continúa en el próximo capítulo…

Notas finales:

***…….***

(Datos extraídos de Wikipedia, el párrafo literal es así “Quince shōgun administraron el poder del clan Tokugawa y del país durante 264 años, subordinando a los demás clanes a cambio de un poder secundario o provincial. En este período el clan es conocido por adoptar una política que centralizó y unificó al país devastado por las guerras de la antigua era Sengoku, y logró establecer un sistema de clases en la sociedad japonesa. También es conocido por adoptar una postura de aislamiento absoluto frente al resto del mundo (sakoku), que desembocó en la prohibición y expulsión de extranjeros y en la eliminación de influencias externas por cualquier medio.”

 

Como podéis ver ha sido adaptado a mi gusto

 


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