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Un delirio de primavera por Agnes-San

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Notas del fanfic:

Este Oneshot esta dedicado a Paola Andrea, quein fue la ganadora del concurso que llevo a cabo en el grupo JongKey Shippers.

Paola espero que te guste y muchus felicidades :B lo hice con todo mi cariño y afecto :D

 

Notas del capitulo:

A leer C:

Un delirio de primavera.

 

La primavera se dejaba entrever tímida, como una niña tras las faldas de su madre en su primer día de clases, seguía haciendo frio  por que los rayos del sol aun ni siquiera se dignaban a aparecer con su potencia de mil quilates, solo eran haz de luz débiles, apagados, travesando nubarrones que poco a poco les abrían paso en el denso cielo gris.

En la secundaria todo estaba igual que antes, los chicos seguían igual de inmaduros, las niñas siempre tratando de imitar a sus madres en todo, algunas comportándose de manera correcta y como todas una señoritas mientras que otras simplemente parecía no importarles modales algunos.

—Por favor pongan atención… este día se añade un alumno nuevo a la clase así que espero que sean bueno con él — habló la maestra quien aun los seguía tratando como niños de primaria.

—Genial… otro nuevo. — dijo Jonghyun desde su asiento en la ultima fila pegado a la esquina más distal.

—Gracias Jonghyun, por ofrecerte a buscarle un asiento a Kibum en los demás salones — dijo la maestra al escuchar las protestas de su alumno más travieso.

—Pero yo no me ofrecí a nada — se quejó haciendo una mueca de molestia y levantando la vista del cuaderno donde tenía dibujos de cosas que nadie entendía, solamente él.

Sus ojos se encontraron con un chiquillo muy bajito, con los labios rojos a causa del frio y su nariz y orejas le hacían conjunto a ese par de pétalos rojos, su cabello era totalmente negro y contrastaba perfecto con su piel blanca y mejillas sonrosadas.

—Iré a buscarlo yo — anunció haciendo ademan de salir del salón, parecía un astronauta con esa chaqueta blanca del tamaño de un oso polar.

Jonghyun  pasó por un lado del niño ese y fue en busca del asiento del chico extraño que aun ni se presentaba.

Jamás había visto a nadie como él, estaba muy pequeño y las manitas forradas en guantes rosas solo hacían que le pareciera más extraño, casi como una niña, no… las niñas le parecían feas en comparación con ese chiquillo.

Kibum por su parte solo podía observar la espalda alta de ese chico moreno que acababa de salir en una dirección desconocida. La actitud del muchacho le parecía sumamente linda.

Un rato después Jonghyun llegó con el asiento en brazos, había tenido que recorrer toda la escuela en busca de esa maldita butaca.

La posicionó hasta adelante, frente al pizarrón, ahí tomo asiento el nuevo ¿Cuál era su nombre? Kibum, cierto. A Jonghyun no le parecía nada extraño que niño tras niño solo llegara una temporada y luego se marchaban y ya jamás los volvían a ver.

Durante toda la mañana solo estuvo dibujando cosas sin sentido en la libreta y diciendo uno que otro comentario que a muchos les parecían graciosos, excepto a Kibum, quien ni siquiera lo volteaba a ver, y si se dignaba a hacerlo solo lo veía despectivamente por unos segundos y luego lo ignoraba de manera casi vergonzosa

Los días transcurrieron un poco lentos y el chiquillo de grandes chamarras y coloridos guantes seguía desayunando solo, en cambio Jonghyun trataba de captar su atención a como diera lugar, un día fingió que se había tropezado gracias a Kibum, por supuesto que muchos simplemente ignoraron la acción.

Iba caminando muy ufano pues notaba que Kibum siempre cruzaba los tobillos y los aventaba hacia el frente, constantemente pasaba delante de él para que al menos lo viera por ese pequeño instante, también le sacaba puta a su lápiz muy seguido para usar como pretexto ir a tirar la basura solo con pasar delante de ese niño delgadillo y chiquito que ni siquiera parecía de su edad.

Estaba sentado sin expresión alguna en el rostro, viendo algún punto fijo en la pared o en el pizarrón, y entonces un golpecito piqueteo uno de sus pies, posterior a eso la figura del chico guapo que siempre lo veía estaba tambaleándose.

—¿Podrías recoger las piernas? —Jonghyun fingió molestia.

— Lo lamento — dijo haciendo las piernas hacia atrás sin objetar ni armar desastre.

—Al menos te disculpas — argumentó sarcástico el muchachillo un poco más grande que Kibum, haciendo que este lo volteara a ver. Sus ojos se encontraron y Jong sonrió, la sonrisa más bonita según Kibum, mientras él solo entreabrió un poco los labios sonrosados para deleite total de Jonghyun.

Todos los demás chicos comenzaron adentrarse para sí tomar la clase de ingles, la más odiada por Jonghyun y la más amada por Kibum, Jongla odiaba por que la maldita profesora de lentes horrendos y arrugas tipo momia se la pasaba reprochándole su más funcionamiento de lengua hacia aquel idioma.

Por milésima vez la maestra lo puso a leer en voz alta el mismo texto que ella ya antes había recitado para todo el alumnado.

—Jonghyun ¿Cuántas veces te he dicho que así no se pronuncia? — bufó la mujer de enfado, de desesperación, de cansancio.

Jonghyun no quiso decirle toda la palabrería que amenazaba con salir de un momento a otro, la señora ya era una anciana noventona, quizá un poco mayor a juzgar por las arrugas que surcaban su pintarrajeado rostro horrible.

—pequeñito ¿tu podrías hacerme el favor de ayudar a Jonghyun? — el habló de la manera más dulce que pudo a ese chiquillo sentado al frente, pues al parecer la abuela ya tenía un favorito en el salón

Kibum asintió con la cabeza.

Jonghyun solo agradeció a su lengua y por primera vez sintió que amaba a esa vieja y su clase de jeroglíficos, labras extraterrestres y demás cosas, no pudo evitar sonreír, algo que sin duda enojo por demás a la maestra haciéndolo que se quedara un poco más de tiempo después de la hora de salida.

 

La hora de la salida llegó y Jonghyun espero a que la señora esa apareciera y dictaminara su castigo, no era de extrañar que lo dejaría media hora más, así que tomó asiento sacó su libro de ingles y fingió estar estudiando el texto que estaba descrito ahí, cada cinco minutos chequeaba su reloj de pulsera.

Por fin el tiempo de castigo se había acabado y como la vieja bilingüe esa era muy puntual  no lo dejo salir hasta que el minutero toco al 6 en el reloj.

—Maldita abuela desgraciada… espero que se caiga por las escaleras —masculló entre dientes una vez que salió del salón.

En la banquita que estaba en la salida principal estaba sentado, viendo su celular por el que todo mundo lo criticaba y le decía nena, solo por que era de color rosa pastel pero él no veía nada de malo en que le gustara el rosa o las cosas coloridas, de verdad ¿era malo?

Le había marcado varias veces a su mamá y simplemente contestaba la voz de una señorita que no era su madre indicando que la llamada no había entrado, sabía que cuando su madre se encontraba muy ocupada no contestaba por lo tanto después de la tercera ocasión prefirió esperarla ahí y no volver a llamar.

La pantalla de su móvil solo indicaba que ya era un poco tarde y no había mensajes, tampoco llamadas perdidas, nada.

—¿Qué haces aquí todavía? —preguntó la voz del chico de los chistes y de sonrisa brillante.

—Espero a mi mami —dijo bajando la mirada y con un tono muy infantil, Jonghyun se lleno de ternura al verlo ¿De verdad tenían la misma edad? Se preguntó un poco desubicado a causa de la actitud aniñada de ese chiquillo.

 —¿vienen por ti?

—si mi mamá viene en su carro. ¿Quieres galletas? — sacó un sobrecito ya abierto y se las tendió a Jonghyun para que tomara unas, al final terminaron por comerse el paquete completo en un abrir y cerrar de ojos.

—Sabes, nunca me ha gustado el ingles por lo tanto no lo practico y mi lengua es muy mala para ese idioma… bueno en realidad soy muy malo en todos lo idiomas y casi en todas las clases. —terminó por informar lo que Kibum ya había notado.

El niño pelinegro y que ya no traía la chaqueta blanca por que el sol había aparecido no contesto absolutamente nada y se dedico a engullir la ultima galleta que estaba en la bolsita de aluminio.

—¿Por qué casi no hablas? —pregunto Jonghyun de la nada pues el único que había roto el silenció era él.

—Es que tu hablas mucho y me gusta escucharte — Jonghyun sintió que los colores se le subían al rostro después de tremenda confesión. —¿Quieres venir a mi casa Jonghyun? Hay pastel de manzana —trató de chantajearlo con dulces justo como su madre hacía con él.

Jonghyun acepto gustoso y Kibum creyó que era por el pastel y un “nunca falla” se formo en su mente de infante.

—¿Qué edad tienes Kibum? — cuestionó el Kim más grande de la nada.

—doce, cumplo trece en septiembre —notificó ladeando un poco la cabeza al terminar la frase.

El claxon de un carro alertó que la madre de Kibum ya se encontraba ahí para recogerlo.

—oh, ya llegó mamá; ven vamos a comer pastel de manzana — lo tomó de la mano y lo hizo subir al asiento trasero del carro justo a un lado suyo.

—¿Y él es? — pidió la mujer que se encontraba al volante.

—él es Jonghyun viene a comer pastel de manzana conmigo. —dijo completamente emocionado y dándole ligeros golpes al suelo con ambas piernas.

—Hola Jonghyun, ¿seguro que no viene en contra de su voluntad? —se dirigió de nuevo a Kibum pues conocía a su hijo más que así misma.

—No, ¿Verdad que no? —lo miro expectante justo a los ojos.

—No, además él me ayudara en mejorar mi pronunciación del ingles — a Kibum le brillaron sus ojos muy parecidos a los de un leopardo o un puma, había encontrado al amigo que jamás tuvo.

Jonghyun lo vio de reojo y las mejillas altivas de ese niño se encendieron como un fosforo sometido a presión. Que lindo fue lo que pensó su cabecita de niño convirtiéndose en adolescente.

De nuevo por la tarde las nubes oscuras comenzaron a parecer anunciando lluvia, aunque la señorita de pronostico había dicho que estaría soleado todo el día ¡mentirosas! Pensó.

Al final tanto como Kibummie y Jonghyun terminaron por comerse casi todo el pastel de manzana, pero en realidad el que comió más había sido Kibum, le encantaban los dulces y jamás parecía hartarse, muy por el contrario cada día los disfrutaba más.

—¿Quieres quedarte a dormir? — pidió de la manera más linda que pudo a su nuevo amigo al que por cierto ya apodaba puppy, al principio Jonghyun se había sentido molesto por esa acción sin embargo al notar la forma tan bella e inocente en que lo pronunciaba decidió dejar que lo hiciera.

 — Creo que no podrá ser esta vez Kibum, aun no le he dicho a mi padre si me dejan —acarició su cabellera desordenándola por completo, cosa que molesto mucho a Kibum haciendo que sus mejillas se inflaran.

Con ambas manos comenzó a peinarse de nuevo y Jonghyun solo sonrió un poco más cautivado, admirándolo de más y sintiendo un gorgoreo en el estomago, uno que jamás había sentido.

—¿Mañana le pedirías permiso a tus papás para que te dejen quedarte? — Jonghyun asintió con la cabeza arrancándole una sonrisa a esos labios rosados que mordían los lápices cuando el señorito estaba nervioso, por momentos quería ser alguno de esos lápices o plumas.

Jonghyun regreso a su casa más contento que días anteriores, sus padres no le dirían nada ya que la mamá de Kibum  se encargo de hacerles saber donde estaba su único hijo y además que ella lo llevaría de regreso y así lo hizo.

 

*~*~*~*

 

—Kibum, mi mamá si me dejo ir a tu casa a dormir —le aviso al chiquillo a la hora del almuerzo, pues durante todo el día no pudieron cruzar palabra alguna, solo Key le sonreía a la distancia y los demás niños los miraban extrañados en incluso algunos ya comenzaban a bromear.

—Entonces le diré a mi mama, para que haga algo rico de comer y luego la cena también y le llamare — estaba por demás emocionado y sus acciones lo evidenciaban demasiado, comenzó a teclear los dígitos en el celular rosado y su madre recibió la noticia muy gustosa.

Jonghyun solo lo miraba sorprendido, sabía por boca de la señora Kim que Kibum no era bueno haciendo amigos, y generalmente los arrastraba a su casa a la fuerza pero los niños simplemente le huían, y nunca lograba consolidar una amistad, era algo realmente extraño ya que ese niño era realmente muy lindo y algo infantil para su edad.

 

La madre de Kibum era una gran cocinera, y no solo eso también repostera, pues en muy poco tiempo preparo otro pastel de manzana, aun recordaba la cara de Kibum cuando la señora Kim saco ese pedazo de pan del horno, era todo un poema, un hermoso y encantador poema.

Finalmente y con la panza llena fueron  dormir, Kibum solía dormir a muy tempranas horas, ese era el horario establecido por sus padres, a veces aunque no tenía sueño aun así obedecía, todos lo aclamaban como el niño más obediente y bien portado de la familia y él quería seguir manteniendo ese rango así que hacía todo lo posible con portarse bien y ser recompensado con todo lo que se le antojaba, aun si eso no era lo que de verdad deseaba.

 — ¿Tienes sueño? —preguntó Jonghyun al verlo con los ojos abiertos y mirándolo de una manera casi indescifrable.

—no mucho —contestó enseguida.

— ¿quieres que juguemos a algo? — Jonghyun de verdad que no tenía una pizca de sueño, después de todo lo niños normales a esa hora seguramente estarían en el Xbox o viendo televisión, quizá en el computador.

— ¿a que? — susurro sin dejar la emoción de lado.

Kibum se paro de golpe dejando ver el pijama que ya antes Jonghyun había apreciado y la cual casi le saca una risotada, sus shortcillos rosas dejaban ver las piernas huesudas y la polera del mismo tono y sin mangas también dejaban ver sus clavículas prominentes y eso sin mencionar las calcetas de tortugas que modelaba.

—a hacernos cosquillas — sin previo aviso se lanzó sobre Kibum y comenzó a acariciar su vientre arrancando muchas risas del niño, logrando que se retorciera y soltara uno que otro gritillo.

Los toques a la puerta y la voz de una mujer los alertaron.

—Niños ya deberían estar dormidos —habló la señora Kim, ambos se situaron a un lado de la cama matrimonial de Kibum.

—si mamá —dijo Kibum con voz chillona aun sentado en la cama.

—Voy un rato con tu tía así que pórtate bien —advirtió la mujer muy parecida a Kibum y con cabello rubio.

Estuvieron un rato más en silencio y cuando Kibum escucho el ronroneo del motor del carro supuso que su madre ya se había marchado

—Vamos a ver la tele un ratito —propuso el chico rosita saltando de la cama y poniéndose en marcha, Jonghyun siguió sus acciones y bajaron hasta la sala.

Kibum puso en un canal algo “señorita” según Jong, pues todo lo que estaba anunciado eran películas románticas occidentales, estuvo tentado a pedir que le cambiara a la sección de deportas sin embargo al verlo ahí pegado al televisor no fue capaz de hacerlo y prefirió tomar a siento a un lado de su figura delgadilla.

Kibum se sentía totalmente feliz a pesar de que estaba rompiendo las reglas, pero intuía que Jonghyun su único y nuevo amigo valía la pena así que no le interesaba mucho que digamos.

A Jong no le gustaba tanto la película por que era demasiado cursi y empalagosa, sin embargo Kibum estaba fascinado en exceso y la película termino con un beso apasionado, aunque de apasionado no tenía nada.

—Cuando de mi primer beso, va a ser así —señaló a la pareja de amantes falsos que estaba en el televisor.

—Solo están actuando Kibum

—Yo quiero que así sea —insistió abrazándose las rodillas huesudas.

Kibum comenzaba a bostezar letárgicamente y muy temprano se quedo dormido, apenas había empezado la otra película cuando su compañero ya estaba totalmente dormido.

—Kibum, Bummie…Bummie vamos a dormirnos a la cama —lo movió ligeramente ocasionando que se despertara a medias, caminó hasta su cuarto y de nuevo se acostó en la cama quedando de frente al  lugar que ocuparía Jonghyun.

Jong se recostó de la misma manera que Kibum quedando frente a frente.

— ¿Por qué tienes una cama tan grande? —preguntó Jonghyun a un Kibum por lo más sedado.

—Por que era la habitación de mi abuela —dijo en susurros.

Había tristeza en su voz por lo tanto Jonghyun prefirió no seguir con su entrevista.

—Jong me gustan tus ojos, son tiernos — nunca nadie le había dicho algo por el estilo. —Como los de un perrito —valla comparación.

—Me gusto mucho la comparación —ironizó.

—Puppy bonito —dijo Kibum antes de pasar una mano por los cabellos de Jonghyun.

A Key Jonghyun le parecía un chico algo extraño, payaso, un poco desobligado algo estúpido en ocasiones pero sin embargo era muy lindo, le gustaba ese lunar en donde empieza la clavícula, sus chistes que no le figuraban ninguna gracia, su mala pronunciación del ingles, la manera bastante rápida de decir las cosas, que a veces lo mirar de manera algo extraña y de verdad que Jonghyun le gustaba mucho, sabía que era algo raro que le gustara un chico y no una chica, por que las parejas generalmente suelen ser de hombre y mujer, no hombre y hombre o mujer y mujer, no era bien visto por la sociedad. 

 

*~*~*~*

Jonghyun y Kibum parecían estar cada vez más cerca e incluso el primero decidió dejar a su grupo de amigos para poder almorzar junto a Kibum y los chicos más grandes se la pasaban molestándolo.

— Jonghyun, te habla tu novia —señalaron a Kibum quien saludó muy ufano y con una gran sonrisa en los labios, de todo el uniforme que traía siempre sobresalían de más sus pies y tobillos por que iban adornados con calcetines de todos colores y con muchas figuras, ya le había visto un montón, que si de los Simpson, de tortugas, de aviones, de Hello Kitty; rosas, azules, negros, morados, verdes; de todos colores y de todas la figuras.

Al principio si se molestaba por que dijeran eso, sin embargo comenzó a observar que entre más se enojaba más personas se lo decían, así que después ya no le importo y a Kibum tampoco le interesaba mucho, muy por el contrario de alguna manera se alegraba que lo reconocieran como tal, aunque esa relación era inexistente.

—Están celosos por que a ti se te traigo pastel, —dijo Kibum metiéndose un gran pedazo de pastel de mango a la boca, manchándose las comisuras.

—Debe ser eso — vociferó Jonghyun completamente empalagado por la rebanada que Kibum le había llevado.

—Pero es que tu siempre vas a se mi puppy bonito —abrazo a Jonghyun haciendo que el pedazo de pastel chocara contra el piso, cosa que Jong agradeció por que de verdad esa vez Kibum se había pasado de betún.

—Se callo —anunció fingiendo desilusión.

—Y este lo había hecho especial para ti — parecía que iba a llorar y Jonghyun se sintió la peor persona del mundo por no haber sabido apreciar su regalo —No importa, aquí tengo otro —de su lonchera sacó otro pedazo de pastel aun más grande y ya todo batido por el movimiento, ya ni parecía pastel.

Jonghyun le dio el primer bocado ante los ojos de ilusión de Kibum.

— ¿Está rico? — preguntó entusiasmado, Jonghyun asintió con la cabeza esperando a que no le diera diabetes por tan azucarado que estaba el pedazo de pan. —Yo lo hice… mi mamá me ayudó con la preparación pero yo le puse el mango y el betún. — presumió orgulloso su hazaña.

—Le guardare un poco a mamá para presumir que mi amigo sabe cocinar de maravilla — a Kibum le brillaron los ojos después de que Jonghyun lo alagara.

—Te amo puppy —grito al viento al momento de abrazarlo de nueva cuanta ante la mirada inquisitiva de dos niñas.

—Te dije que si eran novios —susurró una niña  a la otra y Kibum solo sonrió y soltó a Jonghyun a quien no le hubiese importado estar más tiempo con esos brazos delgados alrededor.

—Puppy hoy ¿quieres venir a mi casa?— interrogó de la manera más convincente que pudo.

—Si —Jonghyun por más que lo intentaba jamás se negaba  a cualquier cosa que le pidiera ese niño un poco más chiquito que él, además ya tenía permiso de sus padres siempre y cuando les llamara para decirles que estaba en casa de Kibum.

 

En la tarde la madre de Kibum comenzó a hacer movedero de cosas,  Jonghyun no sabía  lo que sucedía sin embargo cuanto más se lo preguntaba a Kibum este solo decía cosas sin sentido y a veces le daba la ligera impresión de que quería llorar, algunas maletas ya estaba listas en la sala reposando.

Kibum y Jonghyun estaban en el cuarto donde el primero dormía.

—Me voy a mudar puppy —avisó mientras las lagrimas le caían de los ojos, él no quería irse, le había suplicado infinitas veces a su mamá que se quedaran pero ella solo decía que estarían más cerca de papá si cruzaban el mar hacia los estados unidos de América, Kibum comenzaba a odiar ese continente pues lo separaría de su puppy.

—Es mentira, ¿es una broma?

—Eres un tonto, claro que no es una broma, no me quiero ir… no te quiero dejar — se abrazo al mayor y se refugió en su hombro.

Jonghyun acarició su cabello negro y lo miro durante largo rato sin decir palabra alguna, él tampoco quería apartarse de Kibum, le parecía extraño puesto que solo convivio con Kibum por unos meses y sentía que lo conocía de toda la vida.

—Me gustas Kibum, no te vallas— pidió mientras tomaba su rostro tal como lo había hecho el chico de aquella película con la mujer, Kibum entendió enseguida lo que Jonghyun se proponía a hacer.

—Tú también me gustas. — balbuceo antes de pegar sus labios con los de Jonghyun, una descarga eléctrica los invadió, era el primer beso de ambos y estaban imitando a una pareja hollywoodense  que en la vida real apenas y se dirigían la palabra.

Ninguno de los dos quería que ese momento terminara, ambos deseaban fundirse con el otro, pertenecer a un mismo cuerpo, no importaba si de esa mescla salía un ser extraño con dos cabezas o tres brazos, solo ninguno de los dos querían separarse.

 

Al día siguiente tanto Kibum como su madre se marcharon del país, tomaron el vuelo que los llevaría  aun nuevo destino.

—Yo no quería irme mamá —dijo mientras lagrimeaba.

—Kibum, entiéndelo, no nos podíamos quedar, tu papá ya nos está esperando. —abrazo el cuerpo de su hijo y lo mantuvo un rato así hasta que le pareció que se había calmado.

 

Jonghyun por su parte ese día no fue a la escuela, no deseaba ver a nadie que no fuera Kibum, y menos por que la maestra de ingles estaba de vuelta y de seguro seguiría jodiendole la existencia con la pronunciación, Kibum le había ayudado un poco pero aun estaba muy tonto para pronunciar bien, y no estaba de humor para aguantar a ancianos decrépitos.

La primavera estaba llegando a su fin dándole paso a un caluroso verano extrovertido, totalmente opuesto a la primavera.

Kibum solo había sido un delirio de primavera, pero jamás lo olvidaría.

 

*~*~*~*~*

 

 

Los chico causaban mucho revuelo con el nuevo maestro de danza, al principio creyó que se trataba de una mujer muy guapa, sin embargo cuando los demás maestros le anunciaron que en realidad se trataba de un joven que provenía de E.U.A, se imaginó a un hombre alto, con músculos mucho más grandes que los suyos, tanto chicas como chicos acudían a la clase de danza solo para mirarlo aunque ellos no la llevaran y cada vez empezaba  a odiar más a esa persona por que le robaba sus alumnos,  cada día asistían menos a su clase de canto y más a la de danza, incluso Jinki el otro profesor de canto estaba ya perdiendo los estribos por que ya solo le quedaban dos alumnos. Jonghyun corría con más suerte pues aun le quedaban diez de veinticinco.

—¿Qué tiene ese sujeto? —le preguntó al aire y para su sorpresa encontró la respuesta.

—El trasero más bueno que he visto —contestó un alumno muy irrespetuoso para su gusto.

Jonghyun se molesto un poco con ese muchacho que no conocía, aun que ese nuevo maestro no le caía del todo bien (a pesar de que ni lo conociera) nadie tenía derecho a faltarle al respeto.

La primavera ya tenía dos semanas que había comenzado, no era la mejor época del año para Jonghyun, nunca le había gustado mucho, no , mentira antes de conocer a Kibum era la época que más disfrutaba sin embargo hacia ya doce primaveras que las cosas habían cambiado.

Regreso a su casa, las clases había terminado y otro alumno había desertado de su clase para unirse al resto e ir a la de danza, las chicas eran las primeras que se habían marchado y luego comenzaron a hacerlo los hombres.

Suspiro cansado y una música algo extraña para él comenzó a colarse por sus tímpanos, era diferente de la que la maestra de danza anterior ponía, a la fémina cuarentona le gustaba lo lento, estilo vals o cosas así, a veces cuando andaba de buenas ponía cosas un poco más movidas como ritmos latinos o tango, Jonghyun siempre había admirado su cuerpo a pesar de que la señora ya tenía bastante edad.

 Se subió a su camioneta y encendió la radio tratando de que la canción que salía del salón de baile no se le quedara en la cabeza, debía admitirlo era una canción bastante pegajosa, tal vez un poco juvenil, tal vez muy americana, no sabía, pero sus intento de que no se le metiera a la cabeza la melodía simplemente fueron inútiles por que un poco después ya estaba tarareándola.

Hecho su maletín a un lado del sofá y se recostó cerrando los ojos y luego viendo el techo blanco, pintaría la casa de un color más alegre, uno menos monocromo, se tomaría unas cuantas fotos, las mandaría a ampliar y las colgaría en las paredes, si ese era su plan, pues todo lucía muy aburrido, incluso las flores falsas le daban una apariencia apagada.

La misma rutina lo embargaba día con día, todo era levantarse, tomar un baño, desayunar a medias, conducir hasta el trabajo, pasar unas cuantas horas de salón en salón, le gustaba ir a los primeros por la simple razón de que aun eran pequeños y lo obedecían más que lo más grandes además de que ellos si eran un número compuesto por dos digitos, no como los del cuarto ano que ya solo le quedaba un número impar de alumnos; en la tarde regresaba a su casa y hacía los labores del hogar o salía a tomar algo con amigos como Minho o Donghae, quienes eran unos bebedores de primera. Él en cambio solo prefería tomar unas cuantas solo para des aburrirse dela rutina, flirteaba con alguna compañera de Minho o de Hae a veces un polvo no estaba de más, claro siempre y cuando evitando los compromisos.

 Se sobo las sienes, no estaba cansado pero no quería llegar al salón impar, nueve alumnos era un completa mierda, trato de verle el lado positivo sin embargo todo le pareció más que negativo, pronto los demás maestros estarían discutiendo su incompetencia tal como le sucedía a Jinki. Jonghyun sabía que Jinki era un gran maestro, algo despistado y a veces los propios alumnos le jugaban bromas y por si eso fuera poco también era un adicto al pollo frito, cada que tenía oportunidad se escapaba para ir y darle un probadita a su comida.

De nuevo esa misma música escandalosa le atacó los oídos, le hizo el menor caso posible y entro al salón, como siempre impartió la clase lo más rápido que pudo, antes se le hacía difícil por la cantidad de personas sin embargo al ser pocas, también se reducían las platicas en clase, los murmullos, las preguntas, las dudas, todo. Ese día termino muy, muy temprano.

Durante las próximas horas se refugio en la oficina de maestros a estudiar la próxima clase que le impartiría a lo niños del primero, con ellos era más difíciles las cosas por que no dejaban de ser unos niños, por lo tanto tenía que hacer las clases más entretenidas.

Ya eran cerca de las tres de la tarde y para esa hora ya casi todos los maestros habían concluido sus labores, por lo tanto los alumnos también ya se había marchado a sus hogares, siempre por alguna razón era el ultimo en irse antes del director claro, siempre se había preguntado si acaso vivía ahí.

Una canción de tonada diferente comenzó a sonar,  sus oídos lo resintieron y captaron de donde provenía, el salón de danza, jamás había visto al supuesto maestro (si es que existía) y la curiosidad comenzó  invadirlo, azotándole los sentidos.

Se sentía un acosador después de caminar en puntillas hasta la puerta y abrirla de la manera menos ruidosa  que pudo.

No podía ver mucho, así que entreabrió otro poquito; y ahí se encontraba el cuerpo de un chico alto sin un mínimo de musculo, no como él lo imaginó, vestía de manera bastante llamativa e imagino que era un estudiante, solo podía observar su cabellera rubia subir y bajar, moviéndose agraciadamente de un lado al otro, las calcetas que portaba le recordaron a cierta personita que tenía el mismo gusto por ese tipo de prendas, eran anaranjadas con un montón de naves espaciales.

Sonrió la ver esas figuras y recordar el rostro pequeño de Kibum, entusiasmado cuando comía pastel o algún otro postre.

—No se quien te dejo estar aquí pero ya todos los alumnos se marcharon, deberías hacer lo mismo — sugirió Jonghyun a esa figura que le daba la espalda, el chico detuvo bruscamente todo movimiento y apago la grabadora.

—Se equivoca, no soy un alumno soy el profesor de… — las palabras se le atoraron en la boca al vislumbrar  esos ojos que antes lo habían conmovido, eran los mismo ojos del cachorrito que había dejado atrás.

Jonghyun estaba que no se lo creía, ese chico alto y colorido se parecía en mucho a su Kibum, su cara era igual de bonita, quizá un poco más grande y de rasgos más acentuados con el cabello rubio pero no tenía duda era él, ese gorgoreo en sus intestinos se lo advirtieron, su vista al ver que el gusto por las calcetas no había cambiado se lo confirmo.

—¿Puppy eres tú?— preguntó como si esa aparición le fuera a contestar.

—¿Kibummie? —realmente estaba algo confundido.

—Si eres tú. — afirmo lanzándose a sus brazos, esos que durante muchas veces ansió tener con él, con los que soñaba diariamente y por lo que no dejaba de llorar.

Jonghyun lo recibió y rodeo su cintura con ambas asas, sentía que si lo apretaba un poco más lo rompería, pero no le importaba, solo quería que el tiempo dejara de circular y los mantuviera así por siempre.

—No sabes lo mucho que te eche de menos — avisó Kibum cerrando los ojos y dejando que algunas lagrimas se cayeran de sus causes.

—Yo también te extrañe mucho, creciste bastante Kibummie — le hizo saber lo evidente y por primera vez Key (como lo habían llamado en EUA) se avergonzó de su altura. —ya no llores o pensare que no has madurado nada.

—Si madure ¿Quieres comer pastel de manzana? — ofreció igual que la primera vez. Jonghyun asintió contento.

—¿Cuánto tiempo te quedaras?

—Yo me mude a vivir aquí, le hare arreglos a la casa de la abuela, y ahí estaré viviendo pero mientras estoy en un departamento.

—¿Ya no te iras?

—No, ahora si me quedare a vivir aquí, quería regresar antes pero aun estaba estudiando. Jong nunca te di las gracias por ser tu el que me regalara mi primer beso.

—Sigue siendo un niño — vociferó Jonghyun por que de todas maneras ¿Quién daba las gracias por que le robaran su primer beso? Si, Kibum era la única persona que conocía.

 

 La rutina diaria comenzó a menguar, también las salidas con Minho y los polvos con desconocidas, ya tenía a alguien un poco loco, excéntrico, caprichoso que lo hacía salir de la rutina, su Kibum había cambiado algunas actitudes pero seguía siendo su mismo niño enfermo de diabetes por comer muchas cosas dulces y tratar de chantajearlo con pasteles o dulces. Se había re enamorado de Kibum (Key como algunos lo llamaban) y este de él.

Los pasteles ya no eran tan empalagosos como antes y ahora los hacia solo, sin la ayuda de nadie, seguía utilizando del mismo tipo de calcetas y estaba loco por siempre lucir bien,  a veces su locura se la contagiaba a Jonghyun y muy seguido la sala se convertía en la pista de baile de ambos. A Kibum le encantaba bailar.

Los alumnos de Jonghyun regresaron y los de Jinki también, todo gracias Key quien los sobornaba igual que a niños pequeños.

Su delirio de primavera se había convertido en una relación estable y feliz. 

 

 

 

 

 

 

 

FIN

Notas finales:

¿Te gusto?

espero que si :B

Kisses *3*


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