DESEO
Lo veía dormir tranquilamente, siempre lo hacía cuando acababa de llegar para reponer fuerzas y él lo observaba sin dejarse notar. El pequeño y delicado cuerpo se hallaba sobre una gran cama protegido con sabanas de seda negras y rojas, su respiración tranquila era lo único que decía que estaba vivo. Jamás le gusto verlo dormir así, le daba la impresión de que estaba muerto; tomo sus brazos suavemente y los descruzó de su pecho poniéndolos a los lados, ladeo la cabeza a la ventana a su derecha y pasó sus dedos por la pálida y fina piel que estaba cubierta por el cabello negro como la noche, no podía dejar que fuera de alguien más, pero, ¿Cómo?
Abrió los ojos lentamente y se hayo solo en su gran habitación, ya era de noche así que se arreglo para la cena, siempre era lo mismo, tenían una gran cena digna de ellos, no era para menos después de todo eran Dioses, se merecían ser tratados así. Camino por los pasillos de ese gran templo de blanco mármol, tan blanco que podía ser comparado con su piel, se preguntaba porque tenía que ser tan diferente a sus hermanos, ni siquiera parecían de la misma familia, pero se querían.
-Al fin te dignaste a aparecer, pensábamos dejarte sin cenar.
-Y crees que eso me habría hecho algo, para mí no tiene tanta importancia.
-Ignora a nuestro hermano, lo que él quería era hacerte una broma pero no se lo permitimos, pensaba entrar y lanzarte agua fría de la fuente, sino es que te sacaba y te lanzaba en ella.
-¿Cuándo aprenderás a no hacerme bromas? Soy el mayor y no me respetas, acaso crees que es divertido.
-Yo no tengo la culpa de que seas el mayor y te veas como un niño, pero solo es mera convivencia nada que te dañe.
-Eso dijiste de los caballos, de la planta que estaba en el jardín y tu más reciente el foso. ¿Cuándo será que me dejaras tranquilo?
El reventaba de risa al escuchar a su hermano, cada broma que le hiso, cada intento de llamar su atención. –Aun recuerdo la Venus que puse en el jardín, te dejo de cabeza por 5 horas y no te soltaba, jajaja, más que pensar en cenarte se enamoro de ti Hades.
-Te recuerdo que la mala puntería de Eros fue la que lo provoco, hubiera preferido que me tragara, habría sido más fácil librarme de eso.
Le encantaba jugar con la cordura de su hermano mayor, pero detrás de todo se hallaba su verdadero deseo, lo guardaba con recelo y no permitía que nadie lo supiera, era solo de él y si alguien lo cuestionaba se enfurecía pero no lo demostraba. Quería que fuera realidad pero no sabía aun como cumplirlo.
Se hallaba encerrado en su habitación hablando consigo mismo sentado mirando a la puerta, en su mente seguía la misma imagen, no la soltaba ni un minuto, echaba a volar su imaginación con esa imagen, deseaba ver hecho realidad su deseo y era momento de que sucediera, aunque fuera a la fuerza.
-Todo me vuelve loco de ti, no eres más que un arrogante y dulce deseo que volveré realidad. Pero si supiera la forma de que fuera realidad no me importaría que fuera a la fuerza, eso es lo que más quiero, verte a mis pies, rogando y suplicando, pidiéndome que no te deje escapar.
Hades se devolvió a su habitación sin pensar en lo que ocurría a su alrededor, solo quería escapar de los rayos del sol del amanecer, no los toleraba, tanto tiempo en las profundidades rodeado de noche eterna lo volvieron un ser nocturno, el no podía diferenciar ahí en su hogar el día y la noche, tanto que al volver a los cielos de visita después de la guerra que les dio el control descubrió que no podía estar bajo el brillante sol.
Su habitación estaba cubierta con cortinas negras evitando la entrada de algún rayo, se despojo de su ropa y antes de dormir entro a una habitación donde el vapor del agua caliente no dejaba ver, había candelabros con velas por doquier para no lastimar sus sensibles ojos; se sumerio por un largo momento en la cálidas aguas y se puso a pensar.
-¿Que estarán haciendo en mi ausencia?, espero que no pase nada, mis espectros no pueden pasar un minuto sin que me pregunten algo, o simplemente me saquen de mis monótonas tareas, de no ser por ellos no tendría como escaparme de mis deberes un momento.
-MIENTRASTANTO EN EL INFRAMUNDO-
-¿Qué es lo que hacen? Nuestro señor ordeno que mantuviéramos el orden y la compostura.
-Pandora no te preocupes… hip… que no se va a enterar, ya era hora de que nos divirtiéramos… hip… un poco nosotros, acaso crees… hip… que solo él tiene derecho a divertirse….
-Si se entera de que están bebiendo los matara a todos y a mi junto con ustedes Radamantys. –Radamantys no la escuchaba, el vino que había bebido ya no lo dejaba razonar y gritaba como loco, igual que un político en campaña alebrestando a los demás que se reían de sus tonterías.
-¡NO MAS… hip… DESIGUALDA… hip… TENEMOS EL DEVER DE DIVERTIRNOS HASTA NO PODER… hip… ES MAS TENEMOS EL DERECHO DIVINO DE DIVERTIRNOS… hip!
-¡Ya bájenlo que parece mitin y esto es una fiesta!
-¡TU CALLATE… hip… INTENTO DE POLLO CRUSADO… hip… con, con… AIACOS CON QUE ESTA CRUZADO ESTE WEY… hip…!
Nadie le respondió, solo lo veían y se reían.
-¡QUE DE AQUÍ TU ERES EL MAS ABURRIDO… hip!... a pero donde quedo… hip… el piso que se me acaba de perder… -En ese momento lo que bebió lo tiro de la mesa donde se subió sin darse cuenta.
-Hasta que se quedo callado, que siga la fiesta y déjenlo ahí para que aprenda a no beber de mas.
-No crees que debemos moverlo, para que no estorbe al menos, Minos.
-Haz lo que quieras Aiacos, yo no lo moveré.
-DE VUELTA EN EL OLIMPO-
Hades volvió a su cama, debía pensar en cómo cambiar un poco el comportamiento de su hermano, si seguía con sus bromas se volvería loco. La seda le hiso sentir un escalofrió al tocar su cuerpo, la recorrió con su mano una y otra vez, pensó que tal vez pasar tiempo con él arreglaría todo. Las suaves cobijas de seda lo hundieron en el sueño.
Mientras él en su habitación estaba armando su plan, jamás se pensó que quien se veía con el corazón más amable y justo tuviera tan oscuros y malvados pensamientos.
-Solo necesito acercarme más a ti, encontrando la manera de pasar tiempo contigo lograre el resto de mi cometido. Lo quieras o no serás mío.